domingo, mayo 11, 2025
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María Cano: Pionera y agitadora social de los años 20

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María Cano sobre una tarima rodeada de seguidores en un acto público. Fotografía publicada en “María Cano. El amanecer de la clase obrera” (Bogotá: Librería Sindical Colombiana, 1985).

En mayo de 1925 la proclamaron Flor del Trabajo, una de las formas pintorescas de la época a través de las cuales se exaltaba a las mujeres de clase media y alta para entrar como reinas a espacios para ellas negados: el mundo del trabajo asalariado, o el mundo universitario en el caso de las reinas de los estudiantes


Texto extraído del Banco de la República – cultural
Autor: Velásquez Toro, Magdala

 

Con un recuadro ilustrado por un numeroso grupo de beatas hincadas de rodillas, arropadas de la cabeza a los pies y de camándula en mano, Ricardo Rendón, en una de sus famosas caricaturas, presentaba a un niño preguntando a su abuelo: “¿Es cierto abuelito que María Cano es una gran oradora?” y él le respondía: “Debe ser cierto mijito, porque en este país todas las mujeres son unas grandes oradoras”.

Esta pincelada sobre la mentalidad de la época en torno de las mujeres permite vislumbrar no sólo los desafíos y las rupturas que asumió María de los Angeles Cano Márquez, sino el impacto que sobre una sociedad pacata y moralista tuvo su opción pionera por la agitación de las ideas socialistas y la organización del movimiento de los trabajadores en los años veinte en Colombia.

Nacida en Medellín en 1887, provenía de una familia culta y humanista de educadores, periodistas, artistas, músicos y poetas de raigambre radical, tanto por parte de su padre don Rodolfo, como de su madre doña Amelia. María se educó en los colegios laicos, independientes del confesionalismo imperante, que regentaba su padre.

 

María Cano. Imagen extraída de la Red Cultural del Banco de la República en Colombia

 

Sus primeras incursiones públicas empiezan con su vinculación al movimiento literario de principios de los años 20 en Medellín. Junto a destacados intelectuales librepensadores integra la tertulia Cyrano, que posteriormente publica una revista con el mismo nombre y de la cual es la única columnista femenina.

Recibe influencia del movimiento literario de mujeres de fines de la década de los años 10, gestado principalmente en países del sur del continente (Agustini, Storni, Ibarbourou y Mistral). Colaboró en El Correo Liberal (1923) y junto con las escritoras María Eastman y Fita Uribe iniciaron el camino de la actividad literaria femenina de aquella época, que pronto se imitó en varias regiones del país.

Fue en “las montañas antioqueñas donde nació el canto nuevo, donde la mujer es más oprimida, rompió primero la red de convencionalismos” (Luis Tejada, El Correo Liberal, 12-02-24).

Salvo lo publicado durante esta época, realmente muy pocos son los textos que testimonian su pensamiento en el período posterior de su vida dedicado a la agitación política, ya que la prensa registraba principalmente su impacto sobre las masas.

 

María Cano sobre una tarima rodeada de seguidores en un acto público. Fotografía publicada en “María Cano. El amanecer de la clase obrera” (Bogotá: Librería Sindical Colombiana, 1985).

 

Su transición del romanticismo intimista a la proyección social de sus inquietudes vitales se aprecia a partir de su interés por lograr que los obreros accedieran a la lectura. En marzo de 1924 expresó su anhelo de abrir una biblioteca popular gratuita, convocó a periódicos y librerías a donar materiales, y en mayo ya tenía organizado este servicio en la Biblioteca Municipal e invitaba a los obreros a que “…gustéis conmigo el placer exquisito de leer” (El Correo Liberal, 05-05-24) y se ofrecía a leer para aquellos que no pudieran hacerlo.

Así comenzó su acercamiento a la vida de los artesanos y pobres de la ciudad, que en mayo de 1925 la proclamaron Flor del Trabajo, una de las formas pintorescas de la época a través de las cuales se exaltaba a las mujeres de clase media y alta para entrar como reinas a espacios para ellas negados: el mundo del trabajo asalariado, o el mundo universitario en el caso de las reinas de los estudiantes.

Así inicia el ciclo de su vida pública, caracterizada por una intensa actividad en favor de los trabajadores y en cuya primera etapa incluye desde visitas a los centros fabriles hasta labores en comités y comandos populares. Con el traslado de un grupo de obreros de la Tropical Oil Co. de Barrancabermeja a la cárcel de Medellín, realiza su primera intervención pública, en una manifestación que reclamaba justicia para los presos sociales.

Posteriormente, junto con el ex presidente de la República Carlos E. Restrepo, llevó la palabra en una multitudinaria movilización contra la pena de muerte y en defensa de las libertades públicas; con su aguerrida intervención irrumpe ante la opinión pública nacional.

 

María Cano 1867-1967. Imagen extraída de Coomeva

 

En una pequeña ciudad en la que la defensa de la moral provocaba plebiscitos para hacer retirar de una vitrina a la Venus de Milo, aparece esta ágil y menuda mujer de 38 años, que se toma las calles y plazas en nombre de la libertad y la igualdad, dispuesta a enfrentar al régimen conservador, a luchar contra la ignorancia y la explotación de los asalariados y contra la voracidad de las compañías yanquis.

Comienza en 1925 las giras que la hicieron famosa en todo el país. Las gentes se lanzaban a la calle, primero para apreciar a esa curiosa mujer que hablaba en público sobre asuntos de hombres, y cuando se la escuchaba provocaba la adhesión de los pobres y la indignación de las élites.

Su primera gira fue a la zona minera de Segovia y Remedios, después de la cual su lenguaje adquirió un carácter claro y directo:

…Compañeros en pie. Listos a defendernos. Seamos un solo corazón, un solo brazo. Cerremos filas y adelante, Un momento de vacilación, de indolencia, dará cabida a una opresión más a nuevos yugos. Valientes soldados de la Revolución Social, ¡en marcha! ¡Oid mi voz que os convoca! (La Humanidad, Cali, 22-12-25).

En 1926 trabajó en la preparación del III Congreso Nacional Obrero, para lo cual realizó una extensa gira por la carretera desde Medellín hasta Ibagué en compañía de su pariente el dirigente socialista Tomás Uribe Márquez.

En Bogotá, el Congreso Obrero la elige directiva del mismo, así como a quienes continuarían siendo sus compañeros de lucha: Ignacio Torres Giraldo, Raúl E. Mahecha, Tomás Uribe M. y Alfonso Romero. Preside una delegación ante el gobierno nacional para pedir la liberación de los presos políticos y sociales. El Congreso la proclama Flor del Trabajo de Colombia y ella asume el compromiso de laborar por el Partido Socialista Revolucionario.

 

María Cano nombrada como La Flor del Trabajo. Imagen extraída del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín.

 

En los años 27 y 28 realizó una intensa actividad propagandística en amplias zonas del país. Se movilizaba en carro, mula, caballo, ferrocarril; navegaba por nuestros ríos y en ocasiones se trasladó por vía aérea. Recorrió a Boyacá, las riberas del río Magdalena, Caldas, Valle, Antioquia, Cauca, Santander y la Costa atlántica.

En estas giras era recibida por multitudes que se agolpaban en las terminales ferroviarias para saludarla y acompañarla en sus concentraciones. En varias ocasiones fue detenida, en otras obligada a caminar kilómetros bajo vigilancia policiva hasta dejarla en predios de un departamento vecino, en veces fue recibida con fusilería para dispersar a sus manifestantes.

Hostigaba a los ricos por la injusticia social, al gobierno por la represión a la oposición, confrontaba y denunciaba a las compañías norteamericanas bananeras, petroleras y mineras y al gobierno nacional por no garantizar el respeto a la integridad de los trabajadores y a la soberanía nacional.

Al regresar a Medellín en marzo de 1928 participó activamente en las campañas de solidaridad con Nicaragua, invadida por tropas estadounidenses, así como en el Comité de Lucha por los Derechos Civiles contra la Ley Heroica y para lograr garantías para la oposición.

 

Imagen extraída de Revista Arcadia

 

La huelga de las bananeras fue reprimida violentamente en noviembre de 1928, produciéndose una masacre de obreros; la represión desatada llevó a María a prisión junto con sus compañeros en Medellín. Estos hechos, así como la recesión de 1930, incidieron en la extinción de labores el Congreso Obrero Nacional y al fraccionamiento del PSR.

Las confrontaciones internas en el socialismo y el trato de que fue objeto, la marginaron de la lucha social y a partir de 1930 se vinculó como obrera a la Imprenta Departamental de Antioquia y luego pasó a servir a la Biblioteca Departamental.

Sin embargo, en 1934 apoyó activamente la huelga del Ferrocarril de Antioquia. Posteriormente se hunde en el absoluto silencio, mientras en su ciudad se cuida con rigor a las hijas para que no acaben convertidas en temidas Maríacanos, término acuñado para denominar a las jóvenes rebeldes.

En 1945 las mujeres sufragistas le ofrecen un homenaje en Medellín. Recién derrotado el nacismo, dice:

Un mundo nuevo surge hoy de la epopeya de la libertad, nutrida con sangre y con llanto y con tortura. Es un deber responder al llamado de la Historia. Tenemos que hacer que Colombia responda. Cada vez son más amplios los horizontes de libertad, de justicia y de paz. Hoy como ayer soy un soldado del mundo” (Diario Popular 07-26-45).

Murió en su ciudad natal en 1967.

 

Texto extraído del Banco de la República – cultural
Autor: Velásquez Toro, Magdala

 

Día Internacional de la Mujer Trabajadora: ¿Qué ocurrió el 8 de marzo de 1857?

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Trabajadoras textiles de Nueva York, durante una huelga en 1910.

El incendio de una fábrica de camisas de Nueva York en el que murieron 146 personas marcó la lucha por los derechos de la mujer


Texto e imágenes extraídos de El Periódico de España

 

EDía Internacional de la Mujer del 8 de marzo fue declarado por la ONU en 1975. Dos años más tarde se convirtió en el Día Internacional de la Mujer y la Paz Internacional. En Estados Unidos se celebra oficialmente tan solo desde 1994, a pesar de que es en aquel país donde se encuentran los orígenes de la conmemoración.

¿Por qué se eligió ese día?

Dos integrantes de un piquete durante la huelga de las camiseras de Nueva York de 1909, precedente del Día Internacional de la Mujer. / ARCHIVO

La explicación más verosímil se remonta a mediados del siglo XIX, en plena revolución industrial. El 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras textiles decidieron salir a las calles de Nueva York con el lema ‘Pan y rosas’ para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil.

Fue una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos, y distintos movimientos, sucesos y movilizaciones (como la huelga de las camiseras de 1909) se sucedieron a partir de entonces. El episodio también sirvió de referencia para fijar la fecha del Día Internacional de la Mujer en el 8 de marzo.

‘Doodle’ de Google dedicado al Día Internacional de la Mujer.

El capítulo más cruento de la lucha por los derechos de la mujer se produjo, sin embargo, el 25 de marzo de 1911, cuando se incendió la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Un total de 123 mujeres y 23 hombres murieron. La mayoría eran jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.

Según el informe de los bomberos, una colilla mal apagada tirada en un cubo de restos de tela que no se había vaciado en dos meses fue el origen del incendio. Las trabajadoras y sus compañeros no pudieron escapar porque los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de escaleras y de las salidas, una práctica habitual entonces para evitar robos.

 

Trabajadoras textiles de Nueva York, durante una huelga en 1910.

El desastre industrial, el más mortífero de la historia de la ciudad, supuso la introducción de nuevas normas de seguridad y salud laboral en EEUU.

 

Precedentes del Día Internacional de la Mujer

Antes de esta fecha, en EEUU, Nueva York y Chicago ya habían acogido el 28 de febrero de 1909 un acto que bautizaron con el nombre de ‘Día de la Mujer’, organizado por destacadas mujeres socialistas como Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt.

En Europa, fue en 1910 cuando durante la 2ª Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague (Dinamarca) con la asistencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, se decidió proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

 

 

Detrás de esta iniciativa estaban defensoras de los derechos de las mujeres como Clara Zetkin Rosa Luxemburgo. No fijaron una fecha concreta, pero sí el mes: marzo.

Derecho a votar

Como consecuencia de esa cumbre de Copenhague, el mes de marzo de 1911 se celebró por primera vez el Día de la Mujer en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Se organizaron mítines en los que las mujeres reclamaron el derecho a votar, a ocupar cargos públicos, a trabajar, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

Coincidiendo con la primera guerra mundial, la fecha se aprovechó en toda Europa para protestar por las consecuencias de la guerra.

 

El color morado

La celebración se fue ampliando progresivamente a más países. Rusia adoptó el Día de la Mujer tras la Revolución comunista de 1917. Le siguieron muchos países. En China se conmemora desde 1922, mientras que en España se celebró por primera vez en 1936.

El color morado es el color representativo del Día de la Mujer, y el que adoptan las mujeres o los edificios como signo de la reivindicación. Fue el color que en 1908 utilizaban las sufragistas inglesas. En los 60 y los 70 las mujeres socialistas escogieron este color como símbolo de la lucha feminista y posteriormente se le asoció a la jornada que se celebra cada 8 de marzo.

Texto e imágenes extraídos de El Periódico de España

 

Carne para caníbales: Entre las palabras y una ciudad

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Una historia fragmentada en cinco personajes (incluyendo a Pereira como uno de ellos) que deja entre párrafos diferentes perspectivas de mundo con la excusa de los mismos personajes


 

Información Bibliográfica del libro

Título: Carne para caníbales

Autor: Wilmar Ospina Mondragón

Editorial: Libros de la vorágine inédita

Año: 2018

Páginas: 184

 

Por Miguelángel Cardona Hernández

Esta novela, la primera del escritor pereirano Wilmar Ospina Mondragón, nos narra una historia situada en su ciudad natal, Pereira.

En ella se vale de su narrativa para contarnos lo que sucede con los personajes allí plasmados: un portero de edificio con profundas preocupaciones existenciales; un profesor universitario de literatura con rasgos muy determinantes; una gerente editorial con un fatal devenir, entre otros elementos que hacen de este texto muy llamativo.

Y no solo nos habla de esto, sino que nos cuenta la historia de Pereira, desde datos mínimos ya prácticamente olvidados del banco de datos colectivo de sus habitantes, hasta casi una reconstrucción ‘mítica’ de la ciudad y algunos de sus sectores.

En su novela, Wilmar Ospina Mondragón ha dejado en su obra las formas que ha decidido –por voluntad intelectual- para construir su texto. Un escrito sin lugar a duda: pulcro, con una narrativa bien cuidada según parámetros que es probable, se ha impuesto en la realización de su carrera.

El pereirano ha realizado lo que en el mundo de las apuestas conocemos como “all in”.

Un escritor con el talante académico y literario como el de él, es sin duda consciente del deslinde que intenta realizar con su obra de la novela como la conocemos. Una historia fragmentada en cinco personajes (incluyendo a Pereira como uno de ellos) que deja entre párrafos diferentes perspectivas de mundo con la excusa de los mismos personajes.

Los nombres de las figuras de la historia generan ciertas intrigas; nombres no muy comunes en la región. Genaro Estepa, Karina Lagos, por ejemplo, resultan llamativos para una novela que quiere ser también llamativa en su totalidad para el público.

Resulta sólida la forma en la que Wilmar realiza la transición narrativa en cuanto a la historia de los personajes, materializando la fatídica confluencia del final. Y es que hasta ese momento no nos había permitido ver mucho más que simples relaciones -quizás en forma de indicios- aparentemente sin mucha significación.

En la primera parte de la novela, con el personaje que se desempeña como portero de un edificio, Eusebio, pareciera que el autor nos quiere poner sobre la mesa las reglas del juego, cuál será el tinte de su novela, y como bien dice la tapa trasera del libro: Esta novela no es querendona, puede ser trasnochadora; no es morena, es novela negra, aunque hasta mucho después no podamos sospechar lo que sobrevendrá.

En estos primeros momentos de la narración podemos ver preocupaciones bastante existenciales que rodean al personaje, primero, aunque los soliloquios que este realice difícilmente los situemos de manera verosímil en personajes de estas características, aunque así ocurre en casi todos los roles de la novela, rasgo que mencionaré más adelante.

Posteriormente tendremos a Genaro Estepa, un académico con una personalidad arrolladora, tanto en su salón de clase como en sus diálogos personales, resulta mordaz y con un actuar avasallador. Un sujeto seductor a pesar de la edad, que a las mujeres les resulta casi siempre atractivo y encantador. Un amante, obviamente, de la literatura, que la pone por encima de todo. Este personaje creado por Wilmar reconoce el poder de los libros al punto de determinar por ellos su actuar temerario.

Luego Karina Lagos, una despampanante gerente editorial, con un -según se mire-reprochable actuar pasional, que se verá inmiscuida en un suceso atroz que dejará al lector sorprendido.

Por último, tendremos a la secretaria de la gerente, Edith Salinas, que ha sido en realidad más una excusa para realizar la conjugación de la historia en donde cobran sentido las relaciones establecidas por el autor a lo largo de los sucesos. Como también lo son los funcionarios del CTI que cobran vida en la novela, que son quienes materializan el esclarecimiento de la narración y sus intrigas.

Es aquí donde quiero resaltar que Wilmar ha realizado unos detalles de relojería, creando relaciones intertextuales explícitas con otras grandes novelas. Artilugios narrativos que le imprimen unos rasgos muy finos a la estructura que, sin duda gustará al lector, como también lo invitará a esas lecturas con que se referencia la novela.

Aunque después el público se encuentre con una jugarreta borgiana, al darse cuenta de que solo El Túnel de Ernesto Sábato es referencia literaria real, las otras dos son producción novelística del autor de Carne para caníbales.

Pero a través de toda la historia, Pereira juega un papel importante. Es un personaje más, como lo mencioné antes. Es aquí donde quisiera abordar ciertos rasgos de Carne para caníbales, que a ojos de los lectores juiciosos pueden generar suspicacias.

Pereira es la geografía de esta novela, un lugar que no es elegido producto del azar. La ciudad aquí es un eje fundamental, casi otro personaje, que el autor desarrolla en su ambiciosa apuesta, con cuidado y meticulosidad en el detalle, de un modo -creería yo-virtuoso.

Entre sucesos, Pereira se convierte en el tema por el cual se valdrá de la historia para darle dinamismo y ritmo a la narración. Como mencionamos en el primer párrafo, desde detalles mínimos casi olvidados, que alguna vez tuvieron lugar en esta ciudad –que al igual que nosotros se reconstruye a cada instante– hasta el relato casi “mítico” del levantamiento de esta urbe que tiene poco más de siglo y medio de vida.

Quien ha vivido en Pereira sentirá esa correspondencia con este texto. Es muy interesante que autores de la ciudad tengan esa preocupación por hacer de Pereira un elemento clave de sus obras, me remito a Rigoberto Gil con Plop o a Alan González con Máquina triste.

Autores que entre líneas nos ponen a deambular por las calles de Pereira, y esto, quizás, como una manera de llamar a los lectores de una vez por todas.

Y es que es no menos que interesante, que autores comprometidos con su producción literaria y con su papel en el ámbito cultural en la ciudad, lleven a los ciudadanos a reconocerse en sus obras y se vean reflejados allí.

De acuerdo con lo anterior, debo decir que es quizá el logro más representativo de esta obra, que, aunque no es el único, me conduce entonces de manera ineludible a la forma en sí como Wilmar construyó su novela.

Quizá en su pretensión por apartarse de la contemporaneidad novelística que lo atañe, se ha volcado con obstinación –aunque con voluntad– en una construcción lingüística que me traslada posiblemente a una tradición literaria un poco más clásica, esa donde la exuberancia en la dicción era una característica imprescindible.

Wilmar en su condición de académico (Magister en lingüística), deja vislumbrar los vestigios de su carrera y de sus publicaciones anteriores: ensayos en su mayoría.

Y según se juzgue, lo anterior puede resultar cuestionable, puesto que el escritor no nos deja dudas de su capacidad lingüística y escritural, pero es probable que se haya excedido, puesto que es difícil encontrar una diferencia entre los rasgos del narrador y los personajes, es decir, entre narración y diálogos se maneja casi un mismo estilo: exuberante, concienzudo, escrupuloso.

Les ha quitado identidad los personajes, los ha dejado huérfanos de ideología, de forma de ser, de eso que no se dice que lo tienen, pero el lector lo puede descubrir por la manera en que los mismos personajes se expresan.

Aquí se puede generar una dicotomía al momento de juicio sobre este asunto, porque lingüísticamente esta obra ha requerido el cuidado y la maestría del escritor, y ha tenido como resultado un lenguaje metafórico bien construido, un léxico que denota virtud, una narrativa bien calculada que alternada entre historia de personajes y de la ciudad, le imprime un ritmo atractivo; pero, el imponderable ‘pero’ que no se puede eludir, ¿esta obra va dirigida al público general?

Aunque no sea yo quien vaya a responder la pregunta con que cierro el párrafo anterior, debo decir que el equívoco o acierto en las decisiones a la hora de construir la novela, es algo que no tendría mucha trascendencia, pues es esta la primera publicación novelística de Wilmar Ospina Mondragón, y no debe ser su aspiración, ni mucho menos obligación tener un debut exitoso.

Lo que sí es evidente es un trabajo de fondo, tanto en lo intelectual como lo material en cuanto a la obra, que no dejará indiferente a quien la lea, y que sin duda estará en el radar literario de la región y el país, con esta y con sus obras venideras.

 

Por Miguelángel Cardona Hernández

 

La Cuadra se despide, homenaje al pintor Carlos Enrique Hoyos

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Celebración del 19 aniversario de La Cuadra, Talleres Abiertos y final del proyecto cultural

Durante 19 años que lleva el proyecto se han realizado 190 Cuadras, más de 500 conciertos con artistas locales, nacionales e internacionales; 1.055 exposiciones de dibujo, pintura, fotografía, video, performance y otras manifestaciones; 60  proyectos de conservación de memoria histórica; 95 cursos de formación, 57 talleres prácticos y un total de 2.595 artistas implicados en los proyectos desarrollados hasta hoy.

 

Programación La Cuadra jueves 7 de marzo

Exposiciones en: 

  • Colombo Americano
  • Taller Javier García
  • Taller de Jesús Calle: La memoria como creación – Tributo a la vida y obra del artista Carlos Enrique Hoyos, cofundador de La Cuadra
  • Galería MAGA: Ronald Pardo – Agua-cero
  • Muro líquido Centro Comercial Pereira Plaza – Piso 2: Carlos Enrique Hoyos – La memoria como creación – 5:00 p.m. Exposición abierta hasta el 29 de marzo de 2019

Concierto 8:00 p.m.:

  • The HooligansRock
  • Carlos Elliot & Gente EspírituBlues

En la calle:

  • Muestra de productos artísticos, artesanales, decorativos y gastronómicos

 

 

La Cuadra, Talleres Abiertos

La Cuadra Talleres Abiertos es una organización sin ánimo de lucro, integrada por artistas cuya ocupación se enfoca en crear, promover y difundir el arte local y nacional, facilitar la participación en sus proyectos de personas y agentes vinculados o no al sector cultural, para generar un espacio de diálogo y encuentro que ayude a cualificar el contexto y las ciudadanías en formación.

Nuestra razón de ser, entre otras, obedeció a intereses afectivos, favorecidos por la vecindad y la convergencia geográfica: los gestores, amigos todos, residíamos a menos de 100 metros unos de otros.

Este proyecto lo quisieron replicar en otros barrios de Pereira y en otras ciudades del país: En el centro, en Dosquebradas, Armenia, Manizales y Cali. Incluso, gestores de Bucaramanga se interesaron por conocer la iniciativa para replicar la experiencia e implementarla en esa ciudad.

Sin embargo, solo La Cuadra gestora ha logrado sobrevivir 19 años, sin interrupción.

Desde muy joven La Cuadra mostró sus fortalezas como iniciativa independiente y colectiva. Fue invitada a exponer su experiencia en Argentina con una empresa cultural llamada Trama, viaje que no se realizó porque la organización no contaba con recursos para hacerlo y la entidad que administraba la cultura en su momento argumentó no tener presupuesto para apoyar la movilidad de uno de los gestores.

El 7 de marzo de 2019, cuando nos reuniremos para hacer un tributo a la memoria del artista Carlos Enrique Hoyos, uno de los entusiastas fundadores de La Cuadra Talleres Abiertos, apagamos la antorcha de este proyecto y declaramos públicamente su muerte, tal vez de forma prematura, por falta de motivación, de estímulo y de acompañamiento.

La Cuadra, Talleres Abiertos

Duraznos con sabor a valle

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Foto por José Crespo Arteaga

El valle es sinónimo de durazno. Y Cochabamba es sinónimo de valle. Por algo, los del interior llaman a su capital, la Ciudad del Valle. Los durazneros se cultivan en todo el país, en cualquier sitio de clima templado


 

Yo como niño en juguetería. Así me sentí hace un par de semanas cuando visité la Feria del Productor al Consumidor.

Toldillos protegían las interminables cajas de madera rebosantes de fruta. Todas las variedades que podía reconocer y mucho más. En cuanto me asomaba a un puesto, las cholitas amables me ofrecían uno como anzuelo: probá, caserito.

 

Forma en que es comercializado al mayoreo, en cajas de madera. Foto por José Crespo Arteaga

 

Y comenzaba mi ritual de acariciar su fina piel (color melocotón, dicen) y comprobar su aterciopelada redondez.

Luego, tal cual movido por impulsos primitivos, me los acercaba a la nariz para perderme en su fragancia. Respirar hondo y sentir el olor de las huertas que visitábamos a escondidas siendo críos. Naturalmente, el durazno era nuestro principal botín, que aun sin madurar del todo, colmaba los bolsillos de nuestros raídos pantalones, raídos por tantas aventuras.

Si Dios me diera a elegir con qué fruta quedarme como única concesión, sería el durazno. No creo que haya fruta más atractiva en medio del follaje: uno ve los durazneros en fila, de copas tupidas y verdeando como esmeraldas a la luz del sol, y en medio de todo ese verdor sobresalen sus frutos de oro, de rojos jaspes, incitando a comérselos con la vista.

 

Durazno. Foto por José Crespo Arteaga

 

Todo el árbol es en sí una joya, una obra maestra de la naturaleza, una perfecta sincronía de colores que rompe la monotonía de la tierra. Cuando nos llevamos el fruto a la boca y sentimos ese pequeño chasquido no hay instante que se le compare. De un mordisco arrancamos esa pulpa jugosa y es como si la savia de la vida corriera por nuestras entrañas.

La mayor cosecha de duraznos coincide habitualmente con los carnavales. Todo el país se ve inundado de parafernalia carnavalera y, cómo no, de abundante fruta de temporada. El puchero es la comida tradicional de estas festividades y el durazno es como la guinda del pastel, corona con todo su misk’i  (dulzor) un buen plato de puchero.

Desde luego, que estos días no paro de comer duraznos. En la mañana, picados con yogur; después del almuerzo a modo de postre, tanto es mi vicio que formo verdaderas montañas de cáscaras en el platillo. Por si fuera poco, en las noches nunca falta una compota (con canela y clavo de olor) refrigerada para combatir el calor.

Y con qué deleite voy probando las distintas variedades, cada cual con su toque de sabor.

El valle es sinónimo de durazno. Y Cochabamba es sinónimo de valle. Por algo, los del interior llaman a su capital, la Ciudad del Valle. Los durazneros se cultivan en todo el país, en cualquier sitio de clima templado.

En el valle florido de Tarija, en las tierras rojizas de Tupiza (Potosí), en los valles chuquisaqueños, en las tierras de Vallegrande y otros municipios cruceños, en las huertas paceñas de Luribay, en fin. Sin embargo, el valle cochabambino se ha ganado a pulso como el paraíso del durazno, por razones topográficas y culturales.

 

Afiches de las distintas ferias, desde luego no puede faltar la cholita cochabambina. Foto por José Crespo Arteaga

 

Como buenos cochabambinos –grandes cultores del buen comer y de la envidia malsana-, todos los pueblos vallunos reclaman para sí la cuna del mejor durazno. De entre estos, el municipio de San Benito es el más famoso de todos, porque, aseguran sus promotores, produce el mejor durazno del continente y quizá del mundo.

Mientras los sambeniteños se miran el ombligo, el resto se ha puesto a trabajar con ahínco para pisarle los talones. Municipios como Arbieto, Tarata, Capinota, Mizque, Cliza, Pocona, etc., paulatinamente empiezan a llegar a los mercados de la ciudad con sus cosechas respectivas.

Entretanto, solacémonos con esas variedades que indiscutiblemente tienen sabor a valle.

Comienzo por los más dulces y jugosos, cierto los de San Benito; pero también hay para degustar los harinosos blancos de partir, los gigantes amarillos con toque ligeramente ácido, los de pulpa rojiza, los inmaculados “almendras” de sazón delicada, los “criollitos” de pinta fea pero sabrosos en compota.

 

Foto por José Crespo Arteaga

 

Pero entre todos estos manjares sazonados por el sol, hace mucha falta aquella variedad que en mi niñez era mi favorita: más que fraganciosos duraznos de piel blanquecina, con jaspes rojizos, y cuya pulpa de color crema era terriblemente adictiva. ¿Qué fue de los “ulincates”, que ya no los veo?

P.S. Naturalmente, no puede faltar el trasfondo musical para alegrar la ocasión, mientras prosigue el carnaval.

 

 

Edumedia-3 de la UTP en la lista de organizaciones de la UNESCO

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Deseamos compartir un artículo relacionado con la inclusión del grupo y semillero de investigación Edumedia-3 de la Universidad Tecnológica de Pereira en la Alianza GAPMIL de la UNESCO


Por Diego Leandro Marín Ossa

 

Edumedia-3 de la UTP en la lista de organizaciones de la UNESCO dedicadas a la Educación Mediática a nivel mundial

La inclusión del grupo de investigación Edumedia-3 de la Universidad Tecnológica de Pereira en la lista de organizaciones de la UNESCO dedicadas a la Educación Mediática a nivel mundial, se dio el 29 de agosto del año 2018 a partir de la invitación que recibí desde París por parte del Codirector de Acciones Globales en Alfabetización Mediática e Informacional, señor Alton Grizzle.

 

¿Qué es y qué hace Edumedia-3?

Edumedia-3 es un grupo y semillero de investigación inscrito en COLCIENCIAS y avalado por la Universidad Tecnológica de Pereira, cuyos aportes benefician a los programas de Licenciatura en Tecnología con énfasis en Comunicación e Informática Educativa y Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana, que hacen parte de la Escuela de Español y Comunicación Audiovisual de la Facultad de Ciencias de la Educación.

El grupo y semillero está integrado por docentes de planta, catedráticos, estudiantes de pregrado, maestría y doctorado, que indagan las relaciones entre medios y educación, los avances mundiales que se dan en este sentido y las metodologías para usar los medios en contextos de enseñanza y aprendizaje, en la elaboración de recursos educativos, y en la formación de opinión pública y ciudadanías mediáticas.

 

Alianza Global para la Alfabetización Mediática e Informacional

La Alianza Global para la Alfabetización Mediática e Informacional, (Global Alliance for Partnerships on Media and Information Literacy GAPMIL), es un proyecto de la UNESCO que surgió en el año 2013 y hoy en día reúne más de 400 organizaciones de Europa, Estados Unidos, Asia, África, Oceanía y Latinoamérica entre las cuales están dos de Colombia, una de ellas es Edumedia-3.

Por medio de la Alianza los miembros coordinan acciones académicas e investigativas que incluyen encuentros, congresos, publicaciones, difusión científica, elaboración de políticas en materia de Alfabetización y Educación Mediática e Informacional, desarrollo de proyectos de investigación e intervención en instituciones educativas, en medios de comunicación comunitarios, educativos y culturales, con educadores, comunicadores, padres de familia y comunidades que requieran atención en este sentido.

 

 

¿Para qué se crea la alianza GAPMIL de la UNESCO?

En el más reciente documento elaborado por los miembros de GAPMIL la Alianza se propone desarrollar en los ciudadanos competencias en medios e información, dado el avance tecnológico, la importancia de los medios de comunicación y otros proveedores de información incluidos los de Internet en las actividades y la vida diaria de personas y sociedades, pues las mujeres, los hombres, los niños, los jóvenes y en general todos los ciudadanos, requieren habilidades para navegar en medio de la avalancha de información.

La gente necesita formación para descifrar de manera crítica y propositiva los mensajes mediáticos, para crear y participar en los medios e interactuar en línea sin discriminar a otros por su raza, género, edad, creencias, habilidades o por su ubicación en el planeta.

De allí que Edumedia-3 fuera invitado para aportar su experiencia y articular el trabajo tanto del grupo como del semillero de investigación, con el plan de acción concebido con la Alianza y la UNESCO por medio de varias estrategias globales entre las que está MIL CLICKS.

 

Valor e importancia de estar en la lista de la UNESCO

La UNESCO promueve diversas iniciativas a nivel global, entre ellas una de las que más se habla y que más se conoce es la lista de patrimonio mundial.

En ella se encuentran ciudades, paisajes, tradiciones y un número amplio de creaciones de la humanidad, que se preservan gracias a que las sociedades y los gobiernos locales y nacionales destinan recursos y esfuerzos para que el acervo material e inmaterial se cuide y se mantenga, y para que las presentes y futuras generaciones se beneficien de ello.

En ese sentido la Alianza Global para la Alfabetización Mediática e Informacional en la que se encuentra el grupo y semillero de investigación Edumedia-3, es otra iniciativa de la UNESCO que se debe apreciar como parte del acervo académico e investigativo de Pereira, el Eje Cafetero y en general de Colombia, más aún si se tiene en cuenta la importancia de estar en la lista, y el alcance de los proyectos y procesos que se emprendan para la Educación Mediática de la región y del país, sobre todo en coyunturas como la sociedad del conocimiento y de la información, los fenómenos como el populismo de izquierda y de derecha, la propaganda negra, las noticias falsas, los delitos informáticos, la manipulación de la información, el uso y abuso de las redes sociales, y otros asuntos derivados de lo anterior.

 

¿Cómo participar y beneficiarse?

A lo largo del 2019 Edumedia-3 organizará actividades coordinadas con la Alianza GAPMIL de la UNESCO, en las que podrán participar ciudadanos en general, organizaciones de la sociedad civil, organizaciones no-gubernamentales, instituciones de educación básica, media y superior, medios de comunicación comunitarios, públicos y privados, afrodescendientes, indígenas, víctimas de la violencia, padres de familia, jóvenes, niños y tercera edad o adultos mayores.

También las personas que estén interesadas en conocer más sobre la Educación Mediática y los procesos y proyectos de Edumedia-3 y de la Alianza GAPMIL de la UNESCO, pueden escribir al correo [email protected] para organizar charlas de manera gratuita en sus instituciones, grupos o comunidades.

Para conocer sobre nuestro grupo y semillero pueden visitar la página http://edumedia3.co también allí encontrarán materiales educativos de acceso libre como videos, artículos de investigación y PDF de nuestras ponencias en eventos nacionales e internacionales.

 


Diego Leandro Marín Ossa

Docente titular e investigador de medios y educación en la Escuela de Español y Comunicación Audiovisual de la Universidad Tecnológica de Pereira, director del grupo y semillero de investigación Edumedia-3, Miembro de la Alianza Global para la Alfabetización Mediática e Informacional GAPMIL – UNESCO, Investigador predoctoral de Comunicación y Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona España.

 

 

El camino de arena

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Pero luego de llegar al final, el lector descubre, entre dichoso y perplejo, que la historia es apenas la metáfora de algo más hondo, el dato que pone en marcha a los viajeros


 

Información Bibliográfica del libro

Título: Resplandor

Autor: Gustavo Arango

Editorial: Ediciones B

Año: 2016

Páginas: 334

 

Un viajero del siglo XXI baja del avión en Sri Lanka, “La isla resplandeciente” en la que, según la leyenda, estuvo ubicado el Paraíso Terrenal.

Buda, El iluminado emprende un largo y tortuoso camino en busca de la gracia.

A finales del siglo IV después de Cristo el monje chino Fa Hsien, hastiado de la degradación de su mundo, parte con el propósito de encontrar los manuscritos originales que guardan las disciplinas, el código ético del budismo.

Los tres, el viajero, El iluminado y el monje tendrán que atravesar desiertos, surcar océanos y escalar montañas en una tarea que puede tomarles muchas vidas antes de encontrar el esquivo objeto de sus desvelos.

El lugar común diría que partieron en busca de sí mismos. O que escapan de sí mismos: en el fondo da igual. Pero a veces- algunas veces- la vida elude el tópico: nunca sabremos qué buscaban. Apenas podemos sospecharlo a través de las trescientas treinta y cuatro páginas de Resplandor, el libro del escritor colombiano- colombio, diría él- Gustavo Arango, publicado por Ediciones B en marzo de 2016.

Podríamos simplificar y decir que se trata de un libro sobre un viaje de iniciación, pero estaríamos redundando: en el fondo, todo viaje que no tenga intenciones turísticas participa de esa condición.

En realidad el autor nos devuelve a las viejas metáforas sobre la búsqueda de la sabiduría, esa ardua tarea en la que el camino mismo, sea de agua, de arena o de piedra, es la fuente de todo conocimiento.

Lo intuía el Buda cuando escapó de la prisión paterna y de los límites del mundo conocido, para adentrarse en unos territorios inhóspitos en los que, paso a paso, aprendió a despojarse de las ataduras hasta alcanzar la ingravidez donde todas las fronteras se diluyen en la luz.

Lo aguardaban el monje Fa Hsien y su grupo de peregrinos cuando seguían el camino de arena hasta el lugar donde alienta el Vinaya Pitaka, el libro de las disciplinas.

Lo creía también el viajero, obsesionado con esa isla desde los tiempos de su juventud. Así lo revelan sus referencias constantes a quienes una vez pasaron por allí empujados por sus propios demonios: Marco Polo, Tamerlán, Gengis Kan y, entre los más recientes, los escritores Thomas Merton y Artthur C. Clarke, autor de 2001 Odisea del Espacio, que incluso murió en la isla en el año 2008.

Después de una rigurosa investigación de documentos y de un viaje previo al lugar, Gustavo Arango emprendió la escritura de Resplandor, en un esfuerzo equiparable al ascenso a Sri Prada, el monte donde Buda dejó marcada en la roca la huella de uno de sus pies, visitada cada año por miles de peregrinos de todo el mundo.

A través de un impecable manejo del lenguaje el libro conduce, a quienes tengan la paciencia budista de perderse y volverse a encontrar en sus meandros hechos de poesía, hacia una sucesión de revelaciones que van todo el tiempo de los estados interiores de los protagonistas a los prodigios de un paisaje que es, a su vez, un relato de las aventuras de que quienes lo recorren.

En ese cruce de caminos asistimos a los pasos que conducen a la perfección del Buda, contados por las piedras y los árboles donde El iluminado se detuvo a meditar, desatando de paso infinidad de prodigios a su alrededor.

En otro punto de la madeja el viajero nos remite a su propia infancia y, a partir de allí, al extenso periplo que lo llevó a la isla de sus dichas y terrores, desde “El valle de la muerte” hasta “El país del sueño”, pasando por “La Ciudad de los crepúsculos”.

Entretejidos en esas dos líneas de tiempo, el monje Fa Hsien y sus peregrinos siguen en la arena el rastro de los libros: los diminutos granos de polvo petrificado son letras del gran texto de la sabiduría.

En su recorrido algunos dejan sus propios huesos a manera de grafía destinada a futuros caminantes.

El sello editorial la define en la categoría de Novela Histórica. Pero luego de llegar al final, el lector descubre, entre dichoso y perplejo, que la historia es apenas la metáfora de algo más hondo, el dato que pone en marcha a los viajeros.

Incluso, como corresponde a toda mente lúcida, hay espacio para el humor negro, como aquel momento en que el narrador pone en labios de El iluminado unos versos del compositor colombiano Jorge Villamill, que podría, en efecto, haber sido tomado de un texto budista:

Ya nunca volverán/ las espumas viajeras/como las ilusiones/ que me depararon/dichas pasajeras.

 

La falda escolar y el demonio

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Entonces pensé que tal vez sería acertado reconocer en las niñas, desde pequeñas, el derecho a la libertad de escoger, y preguntarles primero qué preferirían vestir


 

Hace unos años me encontraba realizando el proceso de búsqueda de colegio para mis hijos. Mientras recorríamos las instalaciones de uno de los centros educativos que visité, una mamá que también formaba parte de la visita le preguntó a la profesora que nos guiaba, no sin evidente desilusión:

“¿Por qué las niñas ya no llevan falda como uniforme?”.

No recuerdo exactamente cuál fue la razón que indicó la profesora, pero sí recuerdo comentar que a mí me parecía estupendo, dado que yo tuve que llevar falda a lo largo de toda mi vida escolar y siempre me pareció, por decir lo menos, un suplicio.

Hace unas semanas, se inició en el Perú un debate en torno al uso obligatorio de la falda en el uniforme escolar. La reciente investigación “El uso de la falda escolar y su relación con las desigualdades de género en el sistema educativo”, desarrollada por la especialista en educación y protección de la infancia Lizeth Yllanes, reveló la incomodidad que sienten la mayor parte de las niñas y adolescentes al usar esta prenda, debido a que, como ellas mismas señalan, la falda les impide saltar, correr y participar con comodidad en ciertos juegos; en suma, les dificulta el hecho de poder moverse con libertad.

 

 

Si bien existe en el Perú una resolución ministerial donde se establece que el uniforme en los colegios públicos no es obligatorio, muchas veces las instituciones educativas hacen oídos sordos a esta medida.

La difusión de los resultados del estudio señalado motivó a que un congresista solicitara al ministro de Educación que se tomaran acciones concretas para que el uso de la falda escolar sea voluntario. En otras palabras, que la decisión de llevar falda o no dependiera de las niñas y adolescentes.

No faltaron las voces que calificaron a este asunto de superficial, y sugirieron enfocar la atención hacia aquellos problemas que “verdaderamente” afectaban al sector educativo –la precaria infraestructura de muchos colegios públicos, por ejemplo–.

Sin embargo, tampoco faltaron las voces de aquellas mujeres que recordaban haberse visto directamente afectadas por el uso de la falda escolar.

 

 

La periodista Nora Sugobono aún recuerda el mandato que profirió una monja al verla, con falda, sentada en el suelo: “¡Levántate! Por ahí entran el frío y el demonio”; y la escritora Gabriela Wiener no sólo menciona las dificultades que implicaba llevar falda para jugar a la liga o a los jaxes, sino las veces en que los niños les levantaban la falda a las niñas a modo de chiste, o se  ubicaban debajo de las escaleras para mirarlas subir las gradas desde ese ángulo.

Las cosas no han cambiado mucho por lo visto. Las niñas y adolescentes que participaron en la investigación reciente declararon sentirse muy vulnerables frente a las mismas molestias que a Wiener aquejaban hace dos décadas. E incluso señalaron otras: hoy en día, los muchachos suelen colocar espejos en el piso durante la formación.

En mi caso, no recuerdo en qué momento la enagua fue reemplazada por la licra como prenda a utilizar debajo de mi falda escolar –la cual además debía cubrir la totalidad de mis rodillas, puesto que en caso contrario, la madre superiora contaba con la autoridad de romper despiadadamente el ruedo–.

Sí recuerdo, ya en la adolescencia, los rumores que se gestaban entre los muchachos sobre las chicas que al parecer no llevaban licra, y el círculo que formaban alrededor de aquellas que, debido a alguna actividad escolar, se subían en una silla para decorar el salón. Tampoco recuerdo que las chicas realizáramos deporte alguno durante la hora del recreo: la vestimenta deportiva se restringía a las escasas dos horas de educación física que recibíamos a la semana.

 

 

Hace unos días, una mujer recogía un vestido de niña en la lavandería. El vestido era excepcionalmente pomposo. Una de las señoras que atendía no podía ocultar en el rostro la fascinación que despertaba en ella el atuendo. “¡Así es como se debe vestir a las niñas!”, exclamó conmovida.

Entonces pensé que tal vez sería acertado reconocer en las niñas, desde pequeñas, el derecho a la libertad de escoger, y preguntarles primero qué preferirían vestir.

 

Día Mundial de la Vida Silvestre

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“En este Día Mundial de la Vida Silvestre, promovamos la concienciación sobre la extraordinaria diversidad de la vida marina y la importancia crucial de las especies marinas para el desarrollo sostenible. De esta manera, podremos asegurar esos servicios para las generaciones futuras”. —António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas


El incalculable valor de la vida silvestre

Los animales salvajes y las plantas silvestres, además de su valor intrínseco, contribuyen a los aspectos ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos del bienestar humano y el desarrollo sostenible.

El Día Mundial de la Vida Silvestre nos brinda la ocasión de celebrar la belleza y la variedad de la flora y la fauna salvajes, así como de crear conciencia acerca de la multitud de beneficios que la conservación de estas formas de vida tiene para la humanidad.

La celebración de este día también nos recuerda la necesidad urgente de combatir los delitos contra el medio ambiente y la disminución de especies causada por la actividad humana, que acarrean consecuencias negativas de gran alcance en el ámbito económico, medioambiental y social.

Este es el motivo por el cual el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 15 se centra en detener la pérdida de biodiversidad.

 

 

Vida subacuática: para las personas y el planeta

La campaña de este 2019, “Vida subacuática: para las personas y el planeta”, se alinea estrechamente con el objetivo 14 de Desarrollo Sostenible (“conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible”) con una atención especial en la conservación y el uso sostenible de la vida silvestre marina.

El océano contiene casi 200.000 especies identificadas, pero en realidad existen millones de especies. Más de tres mil millones de personas dependen de la diversidad biológica marina y costera para su sustento.

 

 

La fauna marina ha sido el medio de vida para la civilización y el desarrollo durante milenios, nos ha suministrado alimentos y materiales para la artesanía y la construcción, además de enriquecer nuestras vidas desde un punto de vista cultural, espiritual y de ocio.

La capacidad de la vida marina para seguir proporcionando a la humanidad todo esto se complica cada vez más, ya que nuestros océanos y las especies que viven en ellos se están viendo amenazados por diversos peligros.

Entre otros, la sobreexplotación, especialmente, la pesca no sostenible y otras prácticas de extracción de especies marinas, pero también otras grandes amenazas como los efectos del cambio climático, la contaminación marina y la destrucción del hábitat.

Esto tiene un fuerte impacto no solo bajo el mar, sino en las vidas y el sustento de quienes dependen de los servicios de los ecosistemas marinos, en particular de mujeres y hombres en las comunidades costeras.

 

 

Participa

Descubre más cosas sobre las especies marinas, sus características y hábitats, las amenazas a las que se enfrentan y averigua cómo puedes contribuir a su conservación.

Comparte lo que aprendas, especialmente con niños y jóvenes. Ellos serán los futuros líderes en la conservación de la vida silvestre y merecen un futuro en el que la humanidad comparta el planeta y viva en armonía con las especies salvajes.

Festival de cine

La Secretaría de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y el Festival de Cine de Jackson Hole colaboran de nuevo para organizar un festival de cine, esta vez sobre de las especies marinas.

Los vídeos ganadores ayudarán a crear conciencia mundial sobre la importancia de la vida subacuática.


 

 

Caminando por la Défense entre Joan Miró y Alexander Calder, de repente, Colombia

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Aquella tarde, la imponencia de la capital francesa y todo su poderío, representados en el moderno conjunto urbanístico de La Defensa, cobraron la capacidad de producirme un profundo cuestionamiento


 

La Défense es la continuación urbanística de una larga avenida que, partiendo del Museo del Louvre, se conecta al Arco del Triunfo a través de los jardines de Las Tullerías con la Plaza de La Concordia y Los Campos Elíseos.

Inaugurada en 1989, esta estructura de mármol y granito, recubierta con placas de vidrio, se eleva hasta alcanzar los 110 metros.

 

El Grande Arche de la Défense tiene 110 metros de alto, 106 de ancho y cuenta con 35 pisos. La cubierta, fabricada en acero y vidrio, es uno de sus elementos más significativos, confiriendo al edificio un aspecto limpio y elegante. Foto por Martha Alzate

 

Había estado allí anteriormente, pero esta vez decidí descender del metro una parada antes, en La Esplanade de La Défense. Así, tuve la oportunidad de culminar el itinerario hasta el armazón monumental caminando por la moderna zona que le antecede.

Todo un distrito de espigados edificios, cada uno con una arquitectura particular, se abrió a mis pasos.

Al inicio Le Bassin Takis, cuyo campo de aguas se ha sembrado de esculturas. El estanque se encuentra custodiado por una silla gigante de tonalidad verde, diseñada por Lilian Bourgeat, desde donde es posible divisar el horizonte y verificar el alineamiento perfecto de esta ruta con el Arco del Triunfo.

Un vigor emana del sector en pleno desarrollo, en donde se asientan las oficinas de las principales empresas francesas, y de muchas otras importantes compañías de todo el mundo.

En la marcha se encuentran espacios concebidos para la contemplación y el esparcimiento, como La Fuente de Agam, un elemento de transición entre La Esplande y La Place de la Défense. Esta última, frecuentemente es habilitada para exhibiciones comerciales y culturales.

A su costado se puede observar el centro comercial Les Quatre Temps. A manera de complemento diferentes obras de arte, desperdigadas por el camino, dentro de las cuales resaltan las de Joan Miró y Alexander Calder.

Una vez enfrente del monumento, el espectador es absorbido por el blanco, tonalidad característica que define de alguna manera la experiencia de la visita.

El juego es estético: entre la distribución de los paneles de vidrio que recubren los perímetros, los cables adosados a las paredes -como aquellos que soportan el elevador-, y la carpa arquitectónica que sirve para dar forma a la sede del museo, ubicada en el nivel inferior.

 

Dentro del arco se encuentra la nube, una estructura suspendida con forma de nube obra del arquitecto Paul Andreu cuya ligereza contrasta con la estructura del “Grande Arche de la Défense”. Foto por Martha Alzate

 

Todo ello precedido por una gran escalinata, que aporta la sensación de peregrinación hacia lugar sagrado.

En general, los colores claros se imponen, garantizando llamativos contrastes con las fachadas de los bloques, algunas de ellas recubiertas de espejos azulados, y generando una impresión de pureza que refuerza el carácter de grandiosidad del conglomerado.

Explanada y plaza, con el arco como telón de fondo, parecen conformar una corriente, fluido que encuentra su fin en el vacío central de la bóveda ortogonal. Apacible discurre, acotado entre las construcciones dispuestas a manera de afluentes, hasta que llega a su desembocadura, explotando para dar forma al rectángulo blanco.

 

La Défense, el moderno barrio de negocios situado al oeste de París. Al fondo el Arco de la Défense. Foto por Martha Alzate

 

Para ascender al nivel superior, es preciso tomar una especie de cápsula, que transporta a los ocupantes rápidamente hasta la sala de exposiciones y la terraza.

El recorrido a cielo abierto sobre la cubierta del edificio da acceso a una panorámica inédita de la capital francesa.

Puede contemplarse desde allí la magnitud del Gran París, en cuyo centro se ubican los veinte distritos, representantes de la ciudad del periodo de Haussmann. Igualmente, se puede comprobar que este sector es el único de toda la aglomeración urbana en donde se han permitido grandes alturas.

 

Recorrido a cielo abierto por la terraza del Arco de la Défense

 

Aquel mediodía de agosto de 2018, en la sala estaba expuesto el trabajo del reportero gráfico francés Pascal Maitre, denominado “Seulement Humains” (Simplemente Humanos).

En ciento cincuenta fotografías de gran formato el artista plasmó los rostros de las personas que habitan regiones afectadas por graves conflictos armados o por difíciles condiciones socioeconómicas, agrupadas en diez grandes zonas geográficas, acudiendo al material producido durante su extensa experiencia profesional.

Me sorprendí al encontrar que Colombia ocupaba un sitio en esta exposición. El título escogido por el artista para esa serie de fotografías era “ELN, la última guerrilla colombiana”.

 

Galería de la exposición de Pascal Maitre “Seulement Humains” (Simplemente Humanos)

 

Adosadas a los muros, podían verse las imágenes de hombres con sus cuerpos totalmente barnizados, alineados y sosteniendo fusiles; otras instantáneas mostraban campesinos armados en trance de cruzar un pequeño río, entre varias escenas alusivas al grupo armado ilegal.

Los registros sobre Colombia correspondían a una investigación periodística que hizo Maitre en 1991, situación que le permitió una estadía de seis semanas en los campamentos guerrilleros.

 

Foto por Martha Alzate

 

Aquella tarde, la imponencia de la capital francesa y todo su poderío, representados en el moderno conjunto urbanístico de La Defensa, cobraron la capacidad de producirme un profundo cuestionamiento.

¿Qué significación atribuir a las imágenes de mi nación, suspendidas en una galería junto a la miseria y la desesperanza de estados fallidos como El Congo, aquel al que la BBC llegó a llamar, en un reportaje publicado en octubre de 2013, “País maldito por su riqueza”?

¿Qué distancia infinita separaba el conjunto urbanístico de La Defensa, donde deambulaban sin aparentes perturbaciones, aquel día soleado, todo tipo de seres humanos desprevenidamente, con los hombres tiznados, armados de fusiles, rodeados por las selvas de Colombia?

¿Qué imagen se llevarían de nosotros los cientos de miles de personas que a diario pasan por La Défense? ¿Sería ésta la única idea que ellos llegarían a tener de lo que somos o podemos ser?

 

Foto por Martha Alzate

 

Entonces, volvieron a mi mente los temas recurrentes para un colombiano en Europa: guerrilla y coca. La pregunta obligada del momento fue: ¿Es mi terruño otro territorio maldito? A lo que siguió la confusión, que procede de la dificultad constante de explicar que, a pesar de esta realidad innegable, habitamos un territorio como los otros, incluso como la orgullosa Francia de los Arcos del Triunfo y la Defensa.

¿Es una palabra, francés o colombiano, la que constituye toda diferencia entre ellos y nosotros? ¿O pertenecemos a mundos irreconciliables?

En medio del desconcierto, del impacto visual que aquella exposición me produjo, preferí volver a los aburridos planos extendidos en el área contigua, que daban cuenta de la estructura sobre la que se posaban mis pies el pasado verano.

Tal vez, el único trozo de suelo firme que me restaba en medio de la conciencia de que, aunque temporalmente instalada en el centro del mundo, e indiferente al destino que pudiera alcanzar, la aldea en la que nací y crecí y que me conforma, podría presentarse súbitamente para recordarme de donde provengo y, por tanto, lo que soy a los ojos del resto del mundo.