lunes, diciembre 15, 2025
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Microhistoria de un Pavo: de la señora que reparte besos

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El mito es en ella lo que ella a El Pavo, un algo inexorable, una sonrisa inefable que los hombres aceptan con cierta alegría.


 

Cuando la noche avanza en su manto de tristeza, viejas amistades se van encontrando en la confidencia de los tragos, amores envejecidos que se desencuentran en la rancia taberna de amores estudiantiles, y oxidadas compañías que se encuentran en la naturalidad de la vida que acaece, en suerte, por suerte, con ellos, o a pesar de ellos.

El Pavo ha sido testimonio de la misma noche, que se repite noche tras noche, hace más de 30 años, en el que sus clientes, por una suerte de devenir maldito, sus viejos clientes, aburguesados, con vidas armadas hasta los dientes: mujeres trofeo, hombres papeleta, carros a cuesta con sus gasolinas, varadas y miserias…  vuelven a los viejos sitios en donde se puede uno dar el alegre gusto de perder el tiempo y  la noción del espacio. 

Ese es un derecho que sólo se permite cierta finura, de esa despreocupada por la realidad del mundo, incapaz de absorberse a la lógica del mercado, los pañales, los arriendos y las obligaciones sociales.

Puede estar en todo el centro de la ciudad, pero El Pavo permite desembarazarse de la realidad.

Ayuda a profundizar su esencia la curiosa fauna humana que uno se encuentra allí: mujeres tatuadas encantadoras, viejos abogados que cobran fortunas afuera y allí dan cátedra gratis a sus eventuales contertulios; brillantes maestros ensimismados en la cobardía de sus mesas, con un pavo guerrillero que debe ser liberal, porque le cuida las espaldas a todos los que se encuentran allí: libertinos, librepensadores, o simplemente libres.

La noche cabildea.

Entre tangos de inmarcesible comprensión y rubias despatarradas, los alegres asistentes sientan posturas políticas, filosóficas,  éticas y cívicas que acurrucan la noche con su dejo de azar. 

Llegan vendedores de todos los colores y sabores, personajes atípicos, esperados, memorables,  jocosos, con una sonrisa en la boca, con dientes flojos, partidos, o en su defecto ausentes.

Vistas alegres, bigotes enchochados, ropas peculiares, curiosos ademanes, cuerpos especiales, cabellos despeinados… llega el negro de las cucas, el joven de las empanadas, de las papas sonrientes, alegre muchacho que llena de alegría, grasa y empanada los estómagos de los caballeros desesperados, y de las damas, que, pese a los tragos encima, se niegan a perder el dejo mujeril de los buenos gestos y de las servilletas bien dispuestas.

Pero hace falta el humo que engalanaba la sutil decadencia del espacio de hace años. La noche avanza en su bocanada salvaje.

Aparece ella, con la fuerza vital que inspira su pequeño entorno.

Es dueña en suerte de una chaza a las afueras del local donde los embriagados de la noche se suspenden al suspirar de cigarrillos. Tiene los dientes que le quedan en sitios precisos, una gorra querida que la identifica en la distancia con sus colores escandalosos, se acomoda entre las piernas de los asistentes, está llena de miradas pícaras a los notables caballeros que desangran su existencia en alcohol, sucumbe al soplo del cigarrillo que toma con descarada finura, cada noche tiene una ropa precisa, rigurosa, insistente.

La gorra de dos colores, azul y rosado, el saco rosado, el blue jean y los tenis.

Los hombres salen en fila para comprar una menta o el cigarrillo, espacio precioso que ella aprovecha para apalabrar el mundo al calor de la candela. Habla de todo, pero no habla de nada, nunca cuenta de sí misma más que lo requerido para pasar a temas diversos. En sí misma es un mito, una mitología: a su alrededor  se cuenta la historia de un marido al que maltrataba y finalmente mató, aunque otra versión cuenta que murió de un pálido y simple tumor cerebral.

No importa.

El mito es en ella lo que ella a El Pavo, un algo inexorable, una sonrisa inefable que los hombres aceptan con cierta alegría. Coquetea con cada uno a su manera, con las palabras, los eufemismos, con la sonrisa pícara, con el cabello y sus gestos, con el cuerpo que se acerca, mientras los hombres, sutilmente, le alejan a su modo, con una sonrisa que se aleja, con un cuerpo que se retira, con un abrazo amistoso que anuncia la amigable partida.

Ella no sucumbe a la batalla, cada borracho representa una guerra distinta, una forma de amor diferente, un entramado de seducciones diferenciables. El pavo sigue, no muere, la imagen guerrillera del fondo sigue cuidando a los asistentes al aquelarre de la noche diaria, los asistentes siguen llegando y yendo, volviendo pese a los años, regresando pese a la alcurnia.

La mujer seguirá allí, siendo mito, escalofrío y consuelo de los que apenas descansan en el sueño etílico después de las seis.

 

Disfrutando de un ají familiar

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Comida típica de Bolivia. Imagen extraída de Comidasfast

El Uchu, es el plato identitario del pueblo de Independencia, la tierra natal de los antepasados.


 

No hay mejor manera de arrancar el año nuevo a todo vapor (literalmente), a todo fuego, a todo furor, que zamparse el plato que a uno le gusta.  Así lo hicimos el primero de enero, participando de un picante abundante, evocador y quemalenguas. Saborear un Uchu familiar, con todo ese ambiente peculiar de charla, anécdotas y chascarrillos, es lo más auspicioso y saludable en esta vida.

Lo más grato de una reunión como estas es el reencuentro con familiares que no veías hace mucho y que gracias al poder de convocatoria de una comida especial, los tienes otras vez a la vista. Por lo menos así funciona en nuestra extensa y desparramada familia.

Basta que se pronuncie la palabra mágica “uchu” y la noticia corre como reguero de pólvora. Si hubiera la posibilidad de atravesar medio mundo en pocas horas, seguro que ningún pariente se perdería un manjar como este. De hecho, el día del festín, no pocos resacosos despertaron de su letargo y al mediodía se los vio puntuales, frescos como una lechuga, dispuestos a sumarse al almuerzo con muchas ganas.

De dónde habrán sacado energías, no se sabe, pero no iban a faltar al acontecimiento, de ningún modo.

 

Fideos Uchu. Imagen extraída de Bolivia.com

 

El Uchu, es el plato identitario del pueblo de Independencia, la tierra natal de los antepasados. Es más propiamente una comida de la festividad de Todos Santos, que los deudos suelen enviar a las amistades y parientes a modo de conmemorar a los difuntos.

Pero, andando el tiempo, ha resultado que gusta más a los vivos, y se ha hecho muy popular en muchas familias, incluyendo la nuestra, de tal manera que ahora se la elabora en distintas ocasiones, sobre todo cuando hay algo que celebrar:  un cumpleaños, un aniversario, una visita especial, entre otros eventos de marcada importancia.

Porque el plato es tan laborioso de elaborar  y conlleva muchas horas, por tanto exige una suficiente planeación, que no se puede decidir sobre la marcha y ya. De ahí su connotancia, sólo se lo puede degustar pocas veces al año, y eso es un privilegio al alcance de pocos.

En la familia solemos decir, a modo de broma, que a quien no le guste el Uchu, no pertenece a la familia. Son tantos los nexos que nos unen a esta comida tradicional, cuyo mayor significado reside en reafirmar los lazos familiares, aunque sea a retazos o por partes. Deliciosa forma de ser partícipes de una receta ancestral que se remonta hasta muchas generaciones y que, gracias a algunas mujeres, se conserva todavía, como auténtica herencia inmaterial e invaluable.

 

Comida típica de Bolivia. Imagen extraída de Comidasfast

 

Pero mejor vayámonos a la génesis de este guiso maravilloso, rojo como las llamas del infierno pero tan suculento que lo comerían hasta en el cielo. Mientras el resto de nosotros todavía conciliábamos el sueño, tia Lilian muy temprano ponía en marcha su cocina con la cocción del ají colorado, finamente molido el día anterior.

No iba a ser fácil poner a hervir una olla lo suficientemente grande como para medio batallón. Elaborar un Uchu para una sola familia tampoco tiene sentido,  no vale la pena todo el afán que implicaría. Y los que saben de picantes, aseguran que la sazón sería distinta y hasta reducida. El espíritu plural es la esencia del Uchu, tanto su preparación como degustación exigen muchas manos.

En otra olla, se pusieron a cocer piezas cortadas de carne de res y de pollo. En Independencia, suelen añadir costillas de cordero para conformar una suerte de trilogía de sabor animal que reafirmará el caldo a plenitud. No obstante, con dos variedades de carne se salva el asunto y los comensales tampoco se decepcionarán.

Otras manos, rápidas y habilidosas, mondan las papas girándolas como si mondaran el mundo entero; no vale cualquier tubérculo, sino la de piel roja y pulpa harinosa, que al contacto con el ají caliente tendrán una textura sedosa que se deshacerán fácilmente en la boca.

 

Ajís utilizados en la preparación del Uchu. Imagen extraída de taninos.tripod

 

Otra persona se encarga de preparar los bocadillos fritos, que son como las guindas que rematan una torta, pues se sirven al final coronando el plato;  flotando en el espeso caldo, poco a poco irán absorbiendo su sabor.

Cuando se puede, los bocadillos se elaboran con flor de ceibo que, desde luego, implica un laborioso proceso de recolección de las flores, luego el desecado correspondiente hasta el momento de su utilización cuando es hervido concienzudamente, hasta adquirir un color marrón oscuro, que cuando es rebozado en harina con huevo, el bocadillo parecerá estar rellenado con carne de vaca.

Para la ocasión, se utilizó cebolla verde picada que es buena como reemplazante, y casi igual de sabrosa.

Únicamente unas manos expertas pueden determinar el espesado del caldo. Así que es necesario remover constantemente la mezcla con un cucharón de palo, durante horas y horas, mientras el ají se va domesticando y calmando su furor para hacerlo apto a todos los gustos.

A esa prodigiosa mezcla de ají, especias y otros condimentos, se van añadiendo puñados de un preparado especial conocido como “phala” (elaborada con días de anticipación a base de harina integral y gruesa de trigo, mezclada con huevo y sutilmente retostada) que a intervalos riega el caldo cuidando de que no se formen grumos, hasta alcanzar la consistencia deseada.

Un último hervor y a servir que los invitados aguardan con inquietud, pues el apetitoso aroma se ha apoderado de todo el comedor.

Si hay silencio o acaso unos vagos rumores en el salón es que el Uchu ha cumplido su función. Sosiego en la sala y satisfacción. Las loas y cumplidos no cesan durante un rato. El perfume del perejil esparcido sobre mi plato me transporta hasta sitios y momentos insospechados mientras asomo la nariz como rito iniciático. Es hora de hundir la cuchara en el guiso mágico. ¡Por todos los santos, qué sabrosura! ¡Como para creer en Dios!

 

Matarás a tu padre

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Todos estábamos advertidos: la primera frase del libro se desliza en los pensamientos del lector como un puñal de hielo: “La vida es sencilla para el corazón: late mientras puede. Luego se para”.


 

La muerte real o simbólica del padre, como paso indispensable para construir la propia identidad, es un anhelo que atraviesa todas las culturas.

Y, por lo tanto, todas las literaturas.

En la tradición judeocristiana ese anhelo choca de frente con el precepto bíblico de Honrarás a tu padre y a tu madre. Por esa razón, produce una desgarradura que deviene culpa cuando se instala en los pliegues de la conciencia.

En ese sentido, La carta al padre, de Franz Kafka, es uno de los textos más célebres, aunque no el único.

El escritor noruego Karl Ove Knausgard decidió transitar ese camino en la novela La muerte del padre, primera de una saga de seis, titulada Mi lucha.

 

 

Su padre es el típico pequeño burgués, sólo en apariencia satisfecho con su lugar en el mundo. Profesor de instituto, casado, padre de familia, instalado a comodidad en medio de una sociedad próspera.

Hasta que las fisuras de su vida interior y exterior se vuelven grietas y se hacen visibles.

En ese momento empezará a deslizarse por los desbarrancaderos del alcohol.

El desplome total lo sorprende un su tránsito por los círculos del infierno: en una vivienda de los suburbios, en la que se dedica a beber en compañía de su anciana madre, que un día lo encuentra muerto.

Ese es el escenario adonde llegan sus hijos Yngve y Karl, que a su vez llevan a cuestas una vida marcada- como todas- por las sombras de muchos desencuentros.

Luego de conocer la noticia de la muerte del padre, los hermanos abren la puerta de su casa y se adentran en un reino de mugre, basura y descomposición, en el que las botellas vacías se acumulan por todas partes, hasta desbordar los límites de la vivienda: cerveza, vodka, vino, Whisky, marcas de bebidas que en la mente del padre se arremolinaban a modo de conjuros contra una desesperación sin remedio.

Porque no hay consuelo para quien ha apurado hasta las heces el cáliz de la derrota.

Todos estábamos advertidos: la primera frase del libro se desliza en los pensamientos del lector como un puñal de hielo: “La vida es sencilla para el corazón: late mientras puede. Luego se para”.

 

Imagen extraída de Pinterest

 

Así de simple. Y de inapelable.

El lenguaje soso y bobalicón de los libros de auto ayuda privilegia lo que sus autores llaman “Adultos con corazón de niños”. Algo así como una legión de idiotas grandes que llegan a la vejez sin haber sido alcanzados por las corrientes devastadoras de la vida.

En la novela de Karl Ove Knausgard sucede a la inversa: hasta los más jóvenes se las arreglan para tener el corazón abatido por la lucidez.

Empezando por el propio Karl Ove, que a lo largo de las casi quinientas páginas de un libro marcado por la ferocidad despliega en toda su dimensión lo que un heterónimo de Fernando Pessoa resume en un verso: “Somos cuentos que cuentan cuentos. Es decir: nada”.

La nada no sólo nos rodea, sino que nos habita. Nuestros más heroicos actos son intentos fallidos de refutar esa certeza. Poco importan los mitos forjados alrededor de esa nada. Para una muestra, en la página 272 encontramos este monólogo:

“Tal vez sea verdad que el día del Juicio llegará. Que todos esos esqueletos y calaveras enterrados en el transcurso de los miles de años que ha estado viviendo gente en la tierra recogerán sus huesos, se levantarán sonrientes hacia el sol, y Dios, omnipotente e inmenso, los juzgará arriba en su cielo, con una pared de ángeles encima y otra debajo de él. Sobre la tierra, tan verde y maravillosa, retumbarán las trompetas, y de todos los prados y valles, playas y llanuras, mares y lagos, se levantarán los muertos caminando hacia el Señor su Dios, siendo elevados hasta él, pesados y lanzados a las llamas del infierno o pesados y elevados hasta la luz del cielo”.

Es posible pero poco probable, nos responde la errática parábola vital de estos personajes abrumados bajo el peso de sus propias decisiones.

Ni la vida familiar ni los logros profesionales les brindan una estructura lo suficientemente sólida para concederse una ración de dicha terrenal. Es lo que siente Karl Ove cuando contempla por última vez el cadáver de su padre:

“Esta vez estaba preparado para lo que me esperaba, y su cuerpo, cuya piel había oscurecido aún más en el transcurso de las últimas veinticuatro horas, no despertó ninguno de esos sentimientos que el día anterior me habían desgarrado. Ahora lo que vi fue lo inánime. Vi que ya no había diferencia entre lo que mi padre había sido y la mesa sobre la que yacía, el suelo sobre el que ésta descansaba, el enchufe de la pared debajo de la ventana, o el cable que iba al aplique de al lado.

“Porque los seres humanos no son más que una forma entre otras formas, expresadas una y otra vez por el mundo, no sólo en lo que vive, sino también en lo que no vive, dibujado en arena, piedra y agua”.

Por eso no hay nada ni nadie en el mundo que nos ayude a cruzar esa densa noche de tinieblas: sólo la misma muerte que intentamos aplazar con los más inusitados juguetes puede prodigarnos algo parecido al sosiego.

 

Meditar sobre la simplicidad: Vicente Jaime Ramírez

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Aclarar es el intento de poner un orden en lo que ha sido confuso, quizás en lo que nos ha causado dolor sin que lo supiéramos, en lo que nos tentó a ser en otras formas sin que decidiéramos hacerlo.


 

Recuerdo que cuando en España apareció en 1962 “Sobre la esencia” de Xavier de Zubiri cayeron sobre él rayos y centellas de los comentaristas metidos a filósofos, de los profesores de filosofía disfrazados de redentores sociales ya que después de la Segunda Guerra Mundial los conflictos de clase, la lucha contra el capitalismo, la guerra de Argelia habían colocado en un lugar indiscutible el concepto de “hombre histórico”, de pensadores engagee.

Por lo tanto hablar sobre la esencia constituía un verdadero despropósito que nadie de estos materialistas históricos iba a perdonar. Ya sabemos a qué grados de infelicidad, de violencia llevó este concepto en manos del totalitarismo y cómo volver la vista sobre ese ser apenas entrevisto, apenas llegado a considerar por las preocupaciones del pensamiento, señalaba la tarea impostergable de recuperar de las ruinas ese ser pensante gracias al cual se han fundamentado nociones como la esperanza, la piedad, la poesía y lo sagrado.

 

Imagen extraída de Wikipedia

 

Pensar desde los simples objetos, desde las calladas situaciones de la vida común que nos permiten rumiar sobre la suerte del cuerpo o la fragilidad de la palabra reducidas a comunicación por los científicos de la lengua. Primero pues meditar o sea entrar en sí mirándose con los ojos del alma para reflexionar sobre todo aquello que ha salido a nuestro paso y ha dejado su huella.

Aclarar es el intento de poner un orden en lo que ha sido confuso, quizás en lo que nos ha causado dolor sin que lo supiéramos, en lo que nos tentó a ser en otras formas sin que decidiéramos hacerlo.

Pero ¿Quién quiere verse si puede estar escondido detrás de nuestro conformismo lo que se llama la lógica de lo peor? Autor de un único libro de poemas Vicente es, lo afirmo, poeta, aquel capaz de ver las cosas desde una luz auroral y de escapar por lo tanto a la jerga de las academias donde el lenguaje es forzado a esconder su vacío, para el poeta fluye el pensamiento en busca de certezas íntimas no de supuestas “verdades históricas”.

Desde luego Montaigne y desde luego Pascal o sea desde la modestia y la sobriedad el canto en voz baja, el susurro pero no la sentencia que es siempre una imposición y no una sugerencia. Pero a la vez desde esta discreción la luminosidad de Jesús niño entre los sabios, la arrogancia del joven que advierte que para contar con la experiencia necesaria para pensar no se necesita de largos años de academia, ni de una vejez arrogante.

 

 

Lo hizo de manera magnífica Fernando González en “Pensamientos de un viejo” escrito a los dieciséis años cuando reclamó la compañía de Epicuro, Spinoza, Lucrecio, Anaximandro y reclamó el hecho de que el pensamiento carece de fronteras y nacionalidades y es el pensar-mirándose lo que conduce a la imagen primordial.

La genealogía del pensar en Vicente es muy amplia y diversa pero afortunadamente se manifiesta sin las opacidades que arrojan las jergas profesorales de los falsos filósofos. “Si la verdad pudiera ser dicha, no tendría palabras suficientes, o tal vez demasiadas le sobrarían. Se diría, sin que, de cansancio, pereciera el lenguaje” Este enunciado como colofón final del texto lo abre en realidad a los distintos hitos con que Vicente nos ha embarcado en una conversación en la cual no sabemos aún si tendremos la capacidad de responderle.

“El imperio de la banalidad encubre el absolutismo de la razón. Pero la noche perdura como una calma sabia a pesar de las momentáneas iras del alba” La simplicidad no se da por reducción sino como el momento culminante del equilibrio nacido de un desnudamiento ante la noche marchando serenamente hacia el alba”.

Pero como nos advierte Leonardo da Vinci. “La simplicidad es la máxima sofisticación” Huir de las falsas liturgias, de la impudicia moderna y como Goethe volver a escuchar el vasto universo de la noche consiste en lograr estar ausente y desde esta ausencia del yo posesivo encontrar en la serenidad la oportunidad de reconciliarnos con el universo perdido. “El errante detiene su paso: la imagen es el fondo y contempla la constancia del fondo iluminado” Aquel errante que Caspar David Friedicht detiene en un alto risco para contemplar el fondo de celajes entre el confín soñado.

 

Imagen extraída de PxHere

 

¿Cómo puede meditar aquel que acepta una verdad revelada, una profecía política, un diagnóstico sociológico si ya para él no puede haber sorpresa? “La omisión fomenta el olvido, por esto la meditación es una práctica del recuerdo” Secretamente a través de esta conversación Vicente va recuperando la medida de lo que significa existir existiendo y desvelando con la virtud desconocida para nosotros de la pudicia ese fondo iluminado donde el silencio se afina en el hálito que sienten cruzar los árboles del bosque.

“¿Qué dignidad tiene la palabra que se presenta al mundo cuando no ha sabido cambiar la soledad donde ha nacido? Silencio obrante, mutismo hacedor: recoge la vergüenza, alza el respeto y no pronuncies la palabra que no te haya, previamente, transformado” Es el pensar recogido de las voces de Holderlïn lo que secretamente llama a establecer el diálogo que Vicente ofrece a través de algo inusual entre nuestra academia: la presencia de un gran estilo literario lo cual implica la perdurabilidad de sus sugerentes meditaciones compartidas precisamente porque no es verdad impuesta sino verdad que se desvela desde el centro de la llama y desde lo que Blanchot denomina el profundo rumor original.

Obra abierta fiscalizada por la inteligencia que procura mantener un orden que impida la tentación de caer en la falsa confesión y en los falsos desgarramientos existenciales. Obra por esto mismo, insular en un medio dominado por el conformismo moral y la ignorancia.

 


“Meditación sobre la simplicidad”
Vicente Jaime Ramírez Giraldo
Fondo Editorial EAFIT 2016

Colombia 2019: Un proyecto a medias

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En 2004, el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe presentó a los colombianos su proyecto de país para el bicentenario  en 2019.

Por considerarlo de sumo interés, compartimos con nuestros lectores la introducción general al texto.


 

INTRODUCCIÓN Y RESUMEN

El 7 de agosto de 2019 Colombia celebrará dos siglos de vida política independiente. Ésta es una fecha histórica y simbólicamente muy importante que invita a una reflexión profunda sobre nuestro pasado y nuestro presente; sobre nuestros logros y debilidades; sobre nuestros aciertos y nuestros errores; pero, ante todo, sobre nuestras potencialidades y nuestro futuro.

Con Visión Colombia II Centenario: 2019, el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez quiere proponer una amplia discusión entre los partidos y movimientos políticos, la academia, los gremios, la dirigencia regional, los sectores sociales y los ciudadanos, sobre cómo deberá ser Colombia cuando conmemore dos siglos de vida política independiente.

Por eso, aunque ésta es una propuesta que se origina en el gobierno, el objetivo es que después de esta amplia discusión sea posible construir una propuesta, no de gobierno, sino de Estado. Más allá de las diferencias políticas e ideológicas –consustanciales a una sociedad abierta y democrática, como la nuestra–, los colombianos debemos y podemos ponernos de acuerdo en unas metas fundamentales y en unas políticas para lograrlas.

Este documento propone una visión de mediano y largo plazo, por lo que explícitamente evita entrar en el análisis de la coyuntura y en la discusión sobre los resultados de las políticas del actual o de los anteriores gobiernos.

Este libro es un punto de partida y no de llegada, un punto de referencia y un instrumento útil para ordenar una discusión que lleve a los colombianos a construir propuestas y plantear soluciones para el país que queremos en el segundo centenario.

 

DOS PRINCIPIOS RECTORES Y CUATRO GRANDES OBJETIVOS

La visión del segundo centenario se sustenta en unos principios que deben orientarnos –dentro del marco del Estado Social de Derecho establecido en la Constitución– hacia el tipo de sociedad que planteamos para 2019. Estos ideales éticos que deben guiar la propuesta de país hacia la conmemoración de los dos siglos de vida política independiente son dos:

  • Consolidar un modelo político profundamente democrático, sustentado en los principios de libertad, tolerancia y fraternidad.
  • Afianzar un modelo socioeconómico sin exclusiones, basado en la igualdad de oportunidades y con un Estado garante de la equidad social.

Estos dos principios son deseables y alcanzables y se desarrollan en cuatro grandes objetivos:

  • Una economía que garantice mayor nivel de bienestar.
  • Una sociedad más igualitaria y solidaria.
  • Una sociedad de ciudadanos libres y responsables.
  • Un Estado al servicio de los ciudadanos.

Para el logro de estos cuatro objetivos se han propuesto estrategias, en las cuales se incluyen breves diagnósticos y se plantean metas específicas y acciones para lograrlas. Para el desarrollo de cada meta se definieron líneas de base –la situación actual– de cada variable con la información disponible más reciente.

Además, se tuvieron en cuenta las condiciones sectoriales, las proyecciones de crecimiento de la población y los cambios esperados en su estructura; las proyecciones de necesidades futuras de recursos para cada estrategia y las restricciones generales fiscales, de balanza de pagos y financieras.

De esta forma, se llegó a una propuesta que puede ser considerada ambiciosa, pero que es realizable bajo un escenario de crecimiento que Colombia debe y puede lograr.

Sin pretender creer que es posible inventar un nuevo país, para el segundo centenario Colombia deberá haber avanzado significativamente en todos los campos. Mucho antes de 2019, Colombia habrá consolidado la paz y deberá ser una realidad, a lo largo y ancho del territorio el deseo de Darío Echandía de “un país en el que sea posible pescar de noche”.

Este derecho de los colombianos a vivir en paz se deberá plasmar en una tasa de homicidios de 8 por 100.000 habitantes, inferior al promedio que hoy tiene América Latina y muy cercana al de los países desarrollados.

Con un país seguro y con una economía dinámica –creciendo a 6% por año– el objetivo primordial de la política gubernamental deberá estar orientado a una reducción drástica de la pobreza, la eliminación de la indigencia y la ampliación de la igualdad de oportunidades. La pobreza, medida con subsidios, que hoy se sitúa en 45%, deberá caer a 15%, y la indigencia deberá reducirse a 6%.

Igualmente, las coberturas en educación –el instrumento fundamental para lograr la igualdad de oportunidades– deberán ser universales, prestando un especial cuidado al logro de 100% de cobertura en la educación preescolar, que hoy en día tiene una tasa muy baja, 44%. La igualdad de oportunidades deberá también plasmarse en el acceso a los bienes y servicios públicos que las personas utilizan en su tiempo de trabajo o en su tiempo libre, como, por ejemplo, el espacio público.

El logro de estas metas no será posible si no se continúa y profundiza la reforma del Estado para que éste sea verdaderamente eficiente y al servicio de los ciudadanos. En 2019, el Estado deberá estar funcionando completamente por resultados y el proceso de descentralización habrá madurado con una completa definición de competencias entre la Nación y los entes territoriales.

La eficiencia del Estado deberá reflejarse también en una política exterior con la cual Colombia aproveche plenamente su localización estratégica para convertirse en un país articulador de bloques en el hemisferio y para estrechar sus relaciones con Europa y con Asia.

El Estado eficiente será también un papel crucial para que Colombia consiga estándares adecuados de generación, difusión y uso de información por parte de sus ciudadanos.

El logro de las metas sociales, de seguridad y de eficiencia del Estado, requiere que Colombia alcance una economía dinámica como base material para hacerlas realidad. Por ello, hacia 2019, el tamaño del PIB deberá ser dos veces más grande que el de hoy; la economía deberá estar creciendo a 4,5% a partir de 2008, 5% a partir de 2010 y 6% después de 2013, para lo cual la inversión deberá elevarse gradualmente a 25% y el ahorro a 24% del PIB. Hacia esa fecha, el país deberá estar comercialmente vinculado al mundo y con su infraestructura de transporte, energía y comunicaciones, físicamente integrado a Centro y Suramérica.

Cuando se conmemore el segundo centenario habrá más de once millones de empleos nuevos y la tasa de desempleo deberá haber caído a 5%; se deberán haber sembrado dos millones de hectáreas adicionales entre cultivos temporales y de tardío rendimiento y la producción agropecuaria pasará de 30 a 57 millones de toneladas, con aumentos significativos de productividad en todos los productos.

El crecimiento de la economía se sustentará con base en el descubrimiento, innovación y diferenciación de bienes y servicios, para lo cual es imprescindible no sólo la ampliación de la cobertura y el mejoramiento de la calidad de la educación, sino un incremento muy grande de la inversión en ciencia y tecnología, que deberá llegar a 1,5% del PIB en 2019, la mitad de la cual debe corresponder al esfuerzo del sector privado.

Para el planteamiento de las metas, las estrategias y las políticas para lograrlas, este ejercicio tuvo en cuenta una serie de consideraciones metodológicas y unos criterios de política gubernamental, particularmente en los sectores sociales. En cuanto a las consideraciones metodológicas, en primer lugar, este documento se elaboró teniendo en cuenta tanto teorías –económicas, políticas, sociales– como la historia de Colombia.

En este sentido, las afirmaciones que se realizan y las conclusiones a las que se llegan y proponen se alimentan tanto de marcos teóricos como históricos y de la experiencia concreta de muchas personas en el ejercicio de gobierno.

Así, las conclusiones están, en la medida de lo posible, sustentadas con cifras que comparan el presente con el pasado y la situación actual de Colombia con la de otros países. En segundo lugar, el análisis y las conclusiones de este documento no son ni pretenden ser neutrales.

No es un documento que llega a unas metas teniendo en cuenta unas supuestas condiciones “objetivas” de comportamiento de las personas, las empresas o el gobierno.

Este ejercicio no hace parte de la llamada “prospectiva,” porque sus autores no creen que el futuro se pueda predecir o que existan leyes que determinan el curso de la historia de Colombia o de cualquier otra sociedad, e incluso de algún aspecto de la realidad. Por el contrario, aquí se proponen unas metas por convicción política –como una drástica reducción de la pobreza– y se analizan las estrategias y acciones necesarias para obtenerlas, se hace una invitación a los colombianos a que nos pongamos de acuerdo para lograrlas y, por supuesto, se tiene la convicción de que es posible alcanzarlas.

La visión del segundo centenario también se construyó teniendo en cuenta unos criterios de política que deberán guiar las acciones para el logro de las metas planteadas, particularmente en los sectores sociales.

En primer lugar, aprendiendo de la experiencia de varios países y tras años de implementación de las políticas del llamado Consenso de Washington –con diferente grado de intensidad, en cada país–, hoy es claro que la economía de mercado y la democracia son condiciones necesarias mas no suficientes para lograr resultados sociales. La política gubernamental debe entonces considerar no sólo la parte cuantitativa del crecimiento, sino también su componente cualitativo y plantear estrategias explícitas para alcanzar las metas sociales.

En segundo lugar, y relacionado con el anterior, el crecimiento no debe considerarse como un objetivo en sí mismo, sino como un medio para alcanzar las metas de calidad de vida y bienestar de la población.

En tercer lugar, la solución a los problemas sociales no es exclusivamente técnica o de recursos; es sobre todo política e institucional. Tanto o más importante que el monto de los recursos destinados a lograr las metas es adecuar la normatividad, los marcos regulatorios, los arreglos institucionales y obtener los consensos necesarios para implementar las políticas con efectividad.

En cuarto lugar, el éxito de las políticas públicas depende de la existencia permanente de programas de evaluación del gasto que aseguren la eficiencia, eficacia y mayor impacto de las inversiones públicas. Las decisiones para crear, ampliar, suspender o modificar programas y asignaciones presupuestales deben tomarse con suficiente información.

Ésta debe ser de calidad, no sólo para poder evaluar la efectividad del gasto, sino sobre todo para eliminar las grandes brechas y asimetrías de información que existen entre la opinión pública, el gobierno y los grupos de interés organizados.

 

DE DÓNDE VENIMOS

Para plantear la visión del segundo centenario este documento analiza el punto de partida: define unas líneas de base a partir de las cuales propone las metas, estrategias, programas y políticas para 2010 y para 2019. Pero el documento hace algo más, comienza por resaltar los logros históricos del país en términos institucionales, económicos y sociales porque, pese a todas las dificultades que hemos enfrentado, la de Colombia no es una historia de fracasos y desastres.

Las instituciones republicanas y la democracia, destacables a nivel internacional, deben ser un motivo de orgullo para los colombianos.

Aunque el país carece de una buena tradición de estudios de historia política –por razones que es difícil precisar, los departamentos de ciencia política y de historia de las universidades colombianas han reemplazado, erróneamente, la historia política por la historia de la violencia– es posible resaltar que Colombia tiene una de las tradiciones electorales más largas del continente y del mundo; que el país ha sido gobernado por civiles y que esos civiles han hecho un uso limitado del poder.

Mientras en muchos países del continente predominaron durante largos períodos los dictadores, los regímenes militares y, en general, los gobiernos por la fuerza, en Colombia ha sido tan fuerte la tradición civilista de nuestras instituciones que el poder ha llegado incluso a caracterizarse, para algunos períodos, como el poder de la gramática.

A estas características positivas de Colombia se debe agregar otra que sorprende aún más en tiempos tan políticamente volátiles en la región, y que constituye la prueba ácida de la democracia: en Colombia las fechas electorales son predecibles pero los resultados no lo son.

Estas características de las instituciones republicanas, presentes desde los inicios de nuestra historia independiente, se ampliaron de manera considerable en las últimas décadas del siglo XX, a través del establecimiento de la elección popular de alcaldes en 1986 y de gobernadores en 1991.

A esto se sumó la reforma constitucional que, en ese mismo año, incorporó otros mecanismos de participación popular como el referendo, el cabildo abierto y la tutela, amén de otras instituciones que profundizaron la descentralización y la autonomía.

En el campo social, cuando el análisis se amplía más allá de unos pocos años o acaso una década, y se miran las tendencias del largo plazo, se pueden constatar los enormes avances respecto al país que vivieron nuestros abuelos y bisabuelos.

Aunque no contamos con información confiable para la época de la Independencia, sabemos que al despuntar el siglo XX la esperanza de vida al nacer de los colombianos era tan sólo 37 años; hoy es 72. Hace 50 años, los colombianos mayores de 15 años apenas habían cursado en promedio 2,2 años de estudios; hoy estudian 7,6 años.

A comienzos del siglo pasado, la mortalidad infantil alcanzaba 204 por mil niños nacidos vivos; hoy es 24,4. Reflejando el progreso material del país, es sorprendente conocer que la estatura de los colombianos aumentó, entre 1910 y 2000, más que la de los japoneses, pasando de 1,63 m a 1,71 m para el caso de los hombres y de 1,50 a 1,58 m para el de las mujeres. Esta estadística es especialmente significativa si se tiene en cuenta que cada centímetro adicional es equiparable a diez años de desarrollo.

La pobreza medida a través de índices como el de calidad de vida o el de necesidades básicas insatisfechas ha mejorado continuamente. Incluso la pobreza calculada a través de los ingresos ha disminuido, pese al elevado deterioro que experimentó a finales de los años noventa. Hacia 1900 la pobreza se estima en 92%, en 1950 había bajado a 85% y para 2004 el nivel de pobreza en el país es de 52,6%, pero aún con amplias diferencias regionales.

El significativo mejoramiento en los niveles de vida de los colombianos fue en parte posible gracias al avance en las condiciones materiales que propició la economía nacional. El desarrollo económico mejoró la situación en la que vivía una importante proporción de la población colombiana, que pasó de 4,7 millones al comenzar el siglo XX a unos 45,3 millones en 2004.

Desde comienzos de siglo, el producto interno bruto se multiplicó por cien y el ingreso per cápita por nueve. Desde mediados de la década de 1930, la economía sólo se contrajo en un año, 1999. Además, el país se ha caracterizado por tener un crecimiento que, sin ser excepcionalmente alto a nivel internacional, ha sido muy estable.

Como otros países que dependen de la exportación de bienes primarios, Colombia recibió considerables choques externos y, aun así, mantuvo su estabilidad. El país evitó contracciones económicas súbitas, hiperinflaciones y crisis de la deuda externa que, en general, golpearon duramente muchas economías en desarrollo a lo largo del siglo XX.

Colombia no perdió, por el contrario, ganó la década de los ochenta: junto con Kenya fue el único entre todos los países del mundo en desarrollo que en los ochenta continuó honrando sus obligaciones externas, sin siquiera reestructurar su servicio de la deuda.

En muchas otras áreas el país tiene logros para mostrar. Por solo mencionar algunos, vale decir que Colombia se ha distinguido en la Sociedad de Naciones por haber consolidado una prensa libre e independiente y por ser uno de los países –incluyendo los industrializados– donde la mujer ha alcanzado las más altas posiciones en cargos públicos y privados. Hombres y mujeres del país se han distinguido y han logrado honores a nivel mundial en las artes, las ciencias, el deporte y la música.

Es claro entonces que, en una visión de largo plazo, los avances de Colombia han sido importantes, especialmente si se tiene en cuenta que en las últimas décadas éstos se obtuvieron en un contexto de inseguridad y violencia, propiciado por la expansión de los cultivos ilícitos y el narcotráfico.

El que las instituciones republicanas y la democracia hayan sobrevivido a los carteles de la droga y al crecimiento de los grupos alzados en armas, financiados por actividades ilícitas; que los indicadores sociales hayan experimentado una continua mejoría; y que la economía haya podido expandirse en condiciones tan difíciles, son una muestra de las fortalezas y el potencial del país y sus instituciones.

 

DÓNDE ESTAMOS

Pese a todos los avances, existen aún grandes brechas dentro del país. Son preocupantes las enormes desigualdades en los servicios sociales, en el acceso a servicios públicos y en el desarrollo de la infraestructura de las zonas urbanas y rurales. Para dar algunos ejemplos, se pueden mencionar las diferencias educativas existentes entre el campo y la ciudad.

En 2003 los colombianos de 15 años y más estudiaron en promedio 7,6 años; sin embargo, los habitantes de las zonas rurales sólo alcanzaron niveles de 4,9 años, frente a 8,5 años promedio en las zonas urbanas. Asimismo, mientras la cobertura de agua potable alcanzó 99% en Bogotá, en los municipios del Pacífico sólo fue de 45%.

Las brechas entre hombres y mujeres son igualmente preocupantes: mientras la tasa de desempleo de los primeros es de 10,6%, la de las segundas alcanza 17,7%, con el agravante de que, para igual capacitación, los hombres reciben remuneraciones salariales significativamente mayores que las mujeres.

Nuestro país se ha quedado además rezagado en muchas áreas respecto a otros países, incluso en el contexto latinoamericano. En niveles de ingreso per cápita Colombia está por debajo de los llamados países de ingresos medios: según datos del Banco Mundial, para el período 1990-2002 el PIB per cápita del país fue, en promedio, de US$2.288, frente a la media de US$4.655 para dicho grupo de países.

El promedio de los países de ingresos altos, por su parte, fue de US$30.450 para el mismo período. Además de contar con menores ingresos, la distribución en el país es muy desigual. De hecho, junto con Brasil y Chile, Colombia presenta uno de los niveles más altos de desigualdad en los ingresos entre los países en desarrollo medidos a través del coeficiente de Gini.

Asimismo, las tasas de escolaridad del país presentan importantes rezagos: mientras los países avanzados tuvieron una tasa de escolaridad para el nivel preescolar de 90,4% entre 1990 y 2002, en Colombia sólo alcanzamos 44,9%. Entre otros indicadores representativos, según la UIT, mientras en los países avanzados existen más de 50 teléfonos móviles por cada 100 habitantes, en Colombia sólo hay 33.

Nuestra infraestructura de carreteras y de puertos, pese a los avances de los años recientes, dejan aún mucho que desear. Lo mismo sucede con nuestras estadísticas institucionales, en términos del cumplimento de la ley y de la estabilidad de los contratos que, pese a la recuperación de los últimos años, explican por qué las tasas de inversión privada y extranjera no han sido más altas.

 

TRES CONDICIONES DETERMINANTES

Para el logro de los cuatro objetivos antes mencionados, Colombia deberá asimilar tres condiciones que, inexorablemente, determinarán su desarrollo:

  • Un mundo en transformación.
  • Un territorio privilegiado.
  • Una población en transición.

En primer lugar, Colombia debe entender y adaptarse a los cambios dramáticos que tienen lugar en la economía mundial. Desde finales del siglo XIX, cuando dos grandes áreas económicas nuevas –los Estados Unidos y Australia– se incorporaron a la economía mundial, el planeta no había experimentado un proceso semejante al fenómeno que se observa desde hace ya algunos años con China, India y Rusia.

China es ya la segunda economía del mundo e India la cuarta (medidas en paridad del poder adquisitivo); dentro de 15 años China será la primera. Hoy en día, el ingreso per cápita de China es una octava parte del de los Estados Unidos y, si dentro de 50 años esa brecha se reduce a la mitad, China estará generando un ingreso anual equivalente a 40 trillones de dólares, cuatro veces el tamaño del PIB de los Estados Unidos en la actualidad.

Como consecuencia de estos procesos, los precios de los bienes básicos continuarán subiendo, al igual que los de los bienes de capital. Por su parte, los precios relativos de los bienes intensivos en mano de obra bajarán debido a su abundancia en esos países.

La inversión de China, India y los otros países asiáticos aumentará –ya lo está haciendo–, no sólo dentro de sus países sino en el resto del mundo. Esto como respuesta a la necesidad de abastecerse de insumos y materias primas, pero también para competir en grandes mercados externos.

En este contexto, las oportunidades para la economía colombiana serán enormes y no estarán restringidas a la existencia de relaciones directas con el mercado chino, indio o ruso. Por ejemplo, a causa de la bonanza en la construcción que experimenta China, el precio del cemento ha subido considerablemente y, gracias a ello, Colombia está exportando a Estados Unidos dos millones de toneladas, que representan 10% de las importaciones totales de cemento de ese país.

Un proceso semejante sucederá con muchos otros bienes básicos, minerales y productos agrícolas, cuya demanda está creciendo y, en consecuencia, también lo están haciendo sus precios. La importancia de estos procesos de transformación no se limita a lo que sucede en los mercados de China o India; sus efectos se verán –ya se están viendo– sobre la economía mundial en su conjunto.

El reto para Colombia es entonces apropiarse de las oportunidades que se están generando. En segundo lugar, es importante tener claro que Colombia sólo se beneficiará de las oportunidades de esta expansión de la economía mundial si aprovecha plenamente las condiciones, variedad y situación geográfica de su territorio, a la vez que asimila los costos que éste le genera para proveer ciertos bienes públicos como gobernabilidad y seguridad.

El territorio de Colombia genera beneficios, pero también costos. El modelo económico debe ser consistente con la extraordinaria localización de Colombia, con sus dos océanos, sus fronteras, su carácter de país ecuatorial intertropical, sus minerales, sus ríos y su diversidad climática.

La economía deberá incorporar plenamente y emplear eficientemente todos los recursos con que cuenta el país; además de capital físico y trabajo, Colombia dispone de recursos naturales como la tierra, los minerales, la localización, el paisaje y el talento humano.

La integración a una economía mundial en expansión requiere utilizar recursos que históricamente jamás se aprovecharon y emplear de forma eficiente otros, inadecuadamente utilizados, a causa de la tendencia de la economía nacional a volcarse sobre el pequeñísimo mercado interno.

El incremento en la productividad es una de las consecuencias más benéficas del comercio internacional para países que, como Colombia, han estado históricamente aislados de la economía mundial. Por esa razón, este documento le presta una atención especial a la importancia de consolidar el mercado externo colombiano con base en el desarrollo de sectores con gran potencial.

El sector agropecuario es uno de ellos. Su desarrollo se deberá basar en el aumento del área sembrada, la recomposición del uso de la tierra de acuerdo con su verdadera vocación, el aumento de la productividad y en la agregación de valor. Por razones económicas, de progreso social y de seguridad, el desarrollo de Colombia pasa necesariamente por el campo.

En el sector agropecuario, como en otros, Colombia tiene ventajas comparativas que debe utilizar productivamente, agregando valor a los productos y servicios de exportación, a través de la innovación tecnológica, la diferenciación de los productos y los llamados encadenamientos “hacia adelante” y “hacia atrás”, generando por esta vía ventajas competitivas que le permitirán una inserción exitosa en los mercados externos.

Aprovechadas adecuadamente, las características del territorio son un gran activo que Colombia debe aprovechar a plenitud. Pero el territorio que tenemos, con una de las geografías más abruptas del planeta y con unas fronteras interiores, en gran medida determinadas por el hecho de que casi 50% del territorio está aún cubierto de bosques, genera dificultades enormes para la provisión de bienes y servicios públicos como seguridad y justicia.

Este documento presta por tanto particular atención a las implicaciones del territorio en la gobernabilidad, en el medio ambiente y, por supuesto, en la economía y la infraestructura.

Finalmente, Colombia debe asumir una tercera condición que determinará sus posibilidades de desarrollo para el futuro: los cambios demográficos. En 2019 el país tendrá diez millones de habitantes más, una población que en promedio será más vieja y que vivirá, en una mayor proporción, en las áreas urbanas.

Los habitantes del país demandarán un número creciente de cupos escolares, servicios de salud, viviendas, zonas verdes en las ciudades y pagos de pensiones, dentro de una larga lista de servicios. Esa población adicional ejercerá también más presiones sobre los recursos públicos y, por lo tanto, la llegada de nuevos ciudadanos será un motivo más para que el sector público propenda por mejorar la calidad el gasto y por unas cuentas fiscales equilibradas y sostenibles durante los próximos años.

Teniendo en cuenta entonces las tres condiciones determinantes aquí expuestas, los criterios señalados anteriormente y los principios fundamentales que orientarán el logro de la visión, cuando se conmemoren dos siglos de vida independiente Colombia deberá haber transformado sus propuestas en metas tangibles, a través del cumplimiento de los cuatro objetivos que se describen a continuación.

 

UNA ECONOMÍA QUE GARANTICE UN MAYOR NIVEL DE BIENESTAR

Este objetivo tiene como propósito generar una base material que haga posible el cumplimiento de las metas propuestas, al incrementar el ingreso por habitante y poner a disposición del sector público los recursos necesarios para contribuir al logro de una distribución equitativa de los frutos del crecimiento.

Hay que tener presente que los recursos del sector público provienen de la economía, fundamentalmente de las empresas del sector privado, de los impuestos que gravan las utilidades que éstas generan y los salarios que pagan a sus trabajadores.

Así, cuantas más empresas existan –grandes y pequeñas– y cuanto más crezcan y se desarrollen, mayores serán los recursos para la provisión de bienes públicos y para la inversión social.

Para 2019 Colombia deberá contar con una estructura productiva que incorpore y aproveche plenamente –además del capital y el trabajo– recursos como la tierra, los mares, la biodiversidad, el paisaje y la localización geográfica. Para hacer esto posible, el país deberá estar integrado al mundo, pues el mercado interno es demasiado pequeño para absorber el potencial de producción agropecuaria, minera, manufacturera, de servicios y de talento humano.

Para dar tan solo un ejemplo, el área sembrada agrícola de Colombia es 4,2 millones de hectáreas con un potencial de más de diez millones de hectáreas y, aun así, ya es un exportador neto de productos agrícolas.

Lo anterior pone en evidencia que un incremento de la producción tiene que realizarse especialmente para los mercados externos. Además, el pleno empleo de los recursos productivos requiere una economía interconectada eficientemente a su interior, con sus vecinos y con el mundo, y un desarrollo fundamentado en la ciencia, la tecnología y la innovación. Mucho antes de 2019 se habrá resuelto el problema fiscal y este tema ya no deberá ocupar energía y tiempo de la agenda pública.

Hacia 2010 la economía debe estar creciendo a 5% por año y, a partir de 2014, lo hará a 6%. De esta forma, el PIB se duplicará y el ingreso per cápita deberá elevarse a US$3.811 hacia 2019.

Este objetivo se desarrollará a través de ocho estrategias: a) consolidar una estrategia de crecimiento; b) afianzar la consistencia macroeconómica; c) desarrollar un modelo empresarial competitivo; d) aprovechar las potencialidades del campo; e) aprovechar los recursos marítimos; f) generar una infraestructura adecuada para el desarrollo; g) asegurar una estrategia de desarrollo sostenible; y h) fundamentar el crecimiento en el desarrollo científico y tecnológico.

 

Consolidar una estrategia de crecimiento

Para el logro de las metas anteriormente planteadas, Colombia deberá crecer en 2008 a 4,5%, a partir de 2010 a más del 5% y de 2014 a una tasa de 6% por año. Con este crecimiento la economía será, en 2019, 2,1 veces más grande y con una estructura diferente a la actual.

Parte de esta expansión podrá hacerse con base en las empresas, los sectores y los inversionistas que existen hoy en día; pero será imprescindible atraer empresas e inversionistas a nuevos sectores y regiones que hoy no están incorporados a la economía nacional. Si no se logra involucrar a esos nuevos actores, Colombia difícilmente podrá crecer a las tasas esperadas ni lograr las metas sociales que aquí se proponen.

Teniendo en cuenta esos nuevos actores económicos, la estrategia de crecimiento requiere políticas en dos dimensiones: a) cambios tanto en la oferta como en la demanda de la estructura productiva; y b) asegurar la apropiación de los retornos esperados de la inversión. Con relación a lo primero, por el lado de la demanda el crecimiento deberá estar jalonado por la inversión, que deberá subir a un 25% del PIB hacia 2019 (hoy se encuentra en 17,1%), y por las exportaciones.

El crecimiento de la inversión se materializará principalmente en el aumento de la demanda por maquinaria y equipo en la industria manufacturera y la agricultura; en la construcción de 3,9 millones de viviendas y en obras de infraestructura; y en una drástica ampliación de las siembras de cultivos de tardío rendimiento.

El crecimiento de las exportaciones es fundamental para aprovechar los inmensos recursos que el país posee, incluyendo los recursos naturales, cuya explotación no es factible ni rentable si se realiza para el mercado interno. Así, por el lado de la oferta, Colombia requiere, como ya se ha dicho, aprovechar los recursos naturales como los minerales, las tierras, la localización, las aguas y el paisaje, en donde tiene claras ventajas comparativas.

A estos recursos deberá progresivamente agregárseles valor, transformando estas ventajas comparativas en ventajas competitivas, para lo cual será crucial ampliar la cobertura y elevar la calidad de la educación en todos los niveles, y mejorar drásticamente su infraestructura.

Para atraer la inversión requerida, Colombia deberá minimizar los riesgos de apropiación de los retornos de ésta, en especial para las empresas, inversionistas y sectores que nunca han estado en el país. Esto implica consolidar la política de seguridad, racionalizar el sistema tributario –considerado el más serio problema regulatorio de Colombia–, continuar y profundizar el ajuste fiscal e incrementar el ahorro nacional.

La literatura más reciente del desarrollo señala que con este tipo de medidas es posible lograr una irrupción del crecimiento, pero señala también que para poder convertir una irrupción temporal en permanente es necesario actuar finalmente sobre todas las variables que actúan sobre la oferta y la demanda: la infraestructura, el sistema educativo, la inversión en ciencia y tecnología y la capacidad para innovar.

Afianzar la consistencia macroeconómica

El escenario macroeconómico para el período 2006-2019 tiene como premisa que la inversión alcance el nivel de 25% del PIB al final del período y el ahorro doméstico aumente hasta 23,9%, con un déficit de la cuenta corriente de 2,2% entre 2006 y 2010; y a partir de ahí reducirlo a 1,0% del PIB.

La cuenta de capitales está basada principalmente en los flujos de inversión extranjera directa, cerca de 2,5% del PIB (lo cual implica montos entre US$2.500 y $4.500 millones por año), los flujos de crédito externo neto del gobierno son negativos a partir de 2010, y el financiamiento externo neto del sector privado es apenas de 0,2% del PIB en los primeros años e inferior a 0,2% después de 2010.

De esta forma, la cuenta de capital se estima en 2,8% del PIB hasta 2010, y al final del período es del orden de 1,3% del PIB, dando lugar a una acumulación de reservas de 0,4% del PIB por año, con lo que el saldo al final de 2019 ascenderá a US$23.000 millones.

El sector privado será protagonista en la ejecución de proyectos de inversión, pues su participación aumentará de 10,1% en 2005 a 18,3% en 2019. Del mismo modo, el ahorro privado crecerá en forma progresiva de 11,2% a 18% en el mismo período. La inversión pública se duplicará en términos reales durante el período y será del orden de 6,8% del PIB.

El ahorro público aumentará de 5,0% a 6,0% del PIB, lo cual refleja mejoras en el balance fiscal; sin embargo, el ajuste de los próximos años estará orientado más a mejorar la calidad de lo realizado en años recientes, y no a grandes reducciones del déficit, teniendo en cuenta que hay grandes contingencias en el frente de pensiones y petróleo que afectarán los ingresos y los gastos del sector público no financiero (SPNF).

En términos de balances, el sector público disminuirá durante todo el período hasta situarse en un déficit de 0,6%. Por su parte, el sector privado presentará un déficit que en promedio oscila entre 0,2% y 0,4%. La gradualidad del ajuste del exceso de gasto que subsiste en el sector público se financiará con el ahorro externo. Sin embargo, esta situación es sostenible, teniendo en cuenta que el déficit del sector público es muy bajo, y consistente con una reducción de la deuda pública a niveles inferiores a 38%, gracias al mayor crecimiento económico.

De cualquier manera, la credibilidad del ajuste en el sector público dependerá de la sostenibilidad del mismo en el largo plazo. La meta de inflación para el período se reducirá gradualmente de 5,0% a 3,0%, y el índice de tasa de cambio al final del período será de 125, producto de una devaluación real promedio anual de 0,6%. La meta de 3,0% de inflación es considerada de largo plazo por el Banco de la República.

Más allá de contribuir a la consolidación del ajuste fiscal, Colombia requiere un sistema tributario más equitativo y racional que el actual.

Dependiendo de las circunstancias, en los próximos años se deberá rediseñar progresivamente el sistema impositivo de acuerdo con un portafolio de opciones que incluye modificaciones a pensiones; a los impuestos nacionales –IVA, renta, hidrocarburos, comercio exterior–; a los impuestos territoriales; al régimen de transferencias; y a las rentas parafiscales.

En general, el nuevo sistema impositivo que debe ir construyéndose requiere tres condiciones: a) eliminar la transitoriedad de los impuestos; b) simplificar el sistema; y c) hacerlo predecible.

Colombia no debe continuar introduciendo reformas tributarias o pensionales anuales. En el sistema pensional se debe continuar reduciendo el costo del pasivo pensional sobre el balance fiscal; tomar medidas para lograr un mayor equilibrio entre cotizaciones y beneficios; y profundizar el componente de solidaridad.

En IVA, debe ampliarse la base tributaria y reducirse el número de tarifas, inicialmente a un máximo de tres y eventualmente a sólo una; hoy existen diez tarifas. En renta, deberá reducirse la tarifa a un nivel alrededor de 30%; marchitar las exenciones que hoy tienen algunas regiones y sectores; y ampliar gradualmente la base para incluir a más personas naturales y, eventualmente, los ingresos de pensiones.

En cuanto a los impuestos a los hidrocarburos, se deberá lograr recaudos como porcentaje del PIB similares a los de países como Perú, Chile o Argentina. En relación con los tributos territoriales, deberá continuarse con la actualización y conservación de los catastros, generalizar el procedimiento del autoavalúo y tomar medidas para la adopción de un marco sancionatorio y procedimental propio para las regiones.

En el régimen de transferencias –cuya fórmula actual expira a finales de 2008– se requiere garantizar la estabilidad de los recursos para los entes territoriales y, simultáneamente, hacerlos sostenibles para el gobierno central, para lo cual se puede considerar la posible indexación de las transferencias con el índice de precios al consumidor.

 

Desarrollar un modelo empresarial competitivo

Para 2019, el sector productivo deberá estar en capacidad de aprovechar las ventajas comparativas y generar ventajas competitivas, innovando y generando valor agregado, adaptándose a los mercados internacionales y aprovechando y creando nuevas oportunidades.

Para lograrlo será fundamental implementar medidas –como la racionalización del sistema tributario antes planteado– para asegurar la estabilidad jurídica de la inversión, que se manifiesta hoy como uno de los mayores retos a abordar; se espera que contribuya a este propósito la ley de la inversionista aprobada en el Congreso (Ley 963 de 2005). Con estas y otras medidas las exportaciones como porcentaje del PIB deberán situarse en 25% (hoy están en 17%) y el acervo de la inversión extranjera en 30% del PIB (hoy de 22,8%).

En los años venideros, las empresas colombianas deberán desarrollar la cultura de la calidad, la certificación y la normalización técnica, tal que, en 2019, 80% de las empresas exportadoras estén certificadas (hoy están 8,5%).

Colombia debe proponerse incrementar gradualmente la inversión total en investigación y desarrollo hasta llegar a 1,5% del PIB en 2019 (hoy es 0,21% sólo la pública) y ampliar el financiamiento a las empresas de modo que la relación de la oferta monetaria ampliada (M3) al PIB llegue a 80% (hoy está en 40%).

 

Aprovechar las potencialidades del campo

El sector agropecuario deberá ser un motor del crecimiento, de la generación de empleo y de la modernización del aparato productivo en los próximos años. Para ello, el país deberá aprovechar las ventajas que ofrece su geografía, representadas en unos ciclos climáticos más continuos, una variedad muy alta de ecosistemas, una oferta excepcional de biodiversidad y recursos genéticos, además de abundantes fuentes de agua y una gran dotación de suelos productivos.

A 2019 será posible ampliar el área sembrada en más de dos millones de hectáreas, incrementar la producción en 27,3 millones de toneladas y generar casi tres millones de nuevos empleos derivados directamente de la producción primaria.

Para lograr estas metas será necesario reconvertir la ganadería con sistemas pecuarios semi-intensivos, incrementando la capacidad de carga de 0,6 a 1,5 reses por hectárea; introducir sistemas productivos de acuerdo con la vocación del suelo; estimular el desarrollo del mercado de tierras; y redistribuir la tierra resultante de la extinción de dominio. Además, se deberá aumentar la cobertura de los distritos de riego en unas 300.000 hectáreas.

La transformación del campo requerirá también el desarrollo de una oferta de servicios financieros para el sector rural y el aprovechamiento de los recursos genéticos, que deberá incluir el desarrollo de producción de semillas y materiales reproductivos y un impulso a la bioprospección: la caracterización y evaluación de los recursos genéticos.

Finalmente, será fundamental que para 2019, 100% de las cadenas agropecuarias y alimentarias cuenten con estatus sanitario, para lo cual se requerirá un adecuado sistema de información con cobertura nacional.

 

Aprovechar los recursos marítimos

En 2019, Colombia habrá replanteado su visión de los océanos, a los cuales históricamente les ha dado la espalda. Para esto, deberá incorporar los 928.660 km2 de territorio marítimo –44,8% de la extensión total del territorio– al desarrollo del país, aprovechando las potencialidades, no sólo del mar, sino de las zonas continentales a través del biocomercio y el turismo.

El país deberá potenciar la función de enlace a través del mar entre los países de las cuencas del Caribe y el Pacífico, Suramérica y el mundo.

Será esencial para este propósito promocionar la cultura marítima desde las instituciones educativas y generar conocimientos científicos y tecnológicos sobre los espacios oceánicos, las zonas costeras e insulares. Para que todo esto sea posible, se requerirá una nueva institucionalidad para el manejo de estos temas, que eventualmente podría ser un departamento administrativo o un nuevo ministerio.

A partir de 2006, los planes de desarrollo deberán incluir un capítulo sobre los océanos y hacia 2019 deberá existir una Ley de Océanos como marco legal específico e integrador de esta temática.

 

Generar una infraestructura adecuada para el desarrollo

Pese a los avances de la última década –resultado de mantener los niveles de inversión pública y elevar la participación privada–, Colombia requiere una infraestructura eficiente para el crecimiento económico y el desarrollo social del país: con cobertura universal, que esté al alcance de toda la población y las empresas; que permita aprovechar las oportunidades de la globalización e integre al país con el mundo, en general, y con el eje Panamá-Puebla y con Suramérica, en particular; con esquemas empresariales eficientes; con creciente participación del sector privado; y con un marco institucional y normativo que fomente la inversión, la eficiencia y la innovación.

 

Transporte

Dadas las complejidades geográficas, Colombia deberá promover el uso de los diferentes modos e incentivar el transporte multimodal con centros de transferencia en lugares estratégicos, incluyendo los pasos de frontera.

En carreteras, el país deberá consolidar los grandes corredores de velocidad: a) en sentido norte-sur: la nueva Troncal de Occidente, Troncal del Magdalena, Troncal Central del Norte y Marginal de la Selva; y b) en sentido oriente-occidente: el corredor Tumaco-Río Putumayo, que incluye la Transversal Tumaco-Puerto Asís; la Transversal del Pacífico; el corredor Buenaventura-Puerto Carreño, que incluye la Transversal Buenaventura-Bogotá-Puerto Gaitán; la Transversal Media Luna de los Valles Fértiles; y la Marginal del Caribe.

Como parte de este proceso y de la pavimentación de la red arterial, hacia 2010 Colombia deberá tener 1.250 km adicionales de carreteras con capacidad vial ampliada (ancho de carril y ancho de berma, terceros carriles y dobles calzadas) y hacia 2019 otros 2.550 km en estas condiciones. Además, hacia 2019 deberán existir 21.000 km de vías arteriales pavimentadas (hoy están 16.600 km).

En cuanto a la infraestructura aérea, deberá aprovecharse la situación estratégica de Colombia para convertirse en proveedor regional de servicios aeronáuticos y desarrollar hubs de servicios, para lo cual se deberá vincular capital privado a los aeropuertos de Bogotá y San Andrés y Providencia, e integrar los aeropuertos Olaya Herrera y Rionegro. En 2019, el 100% de los principales aeropuertos deberá estar en óptimo nivel de servicio (hoy sólo lo está un 15%).

Para el desarrollo portuario, Colombia deberá aprovechar su situación estratégica sobre el principal corredor de tráfico mundial de comercio marítimo, para ampliar hacia el 2019 a 285 millones de toneladas por año la capacidad portuaria de uso público (hoy son 150 millones de ton/año).

Para el cumplimiento de este propósito se deberán consolidar las nueve regiones portuarias, modernizar la infraestructura portuaria de Buenaventura y emprender un desarrollo portuario alternativo en el Pacífico.

Colombia debe seguir corrigiendo el error histórico de haber abandonado la navegación fluvial. Ante la extensión territorial y los costos del transporte, Colombia cuenta con muchas posibilidades para aprovechar el modo fluvial para carga y pasajeros. Así, para el 2019 el país deberá tener 80% de navegación mayor permanente en la red arterial fluvial (hoy sólo tiene 39%) y movilizar 10% de la carga (hoy sólo moviliza 3%).

Finalmente, también será necesario continuar articulando la red férrea de forma tal que hacia 2019 movilice unos 90 millones de toneladas de carga (hoy moviliza unos 46 millones).

 

Telecomunicaciones

Este sector deberá contribuir a consolidar una sociedad informada, conectada e integrada al entorno global, para lo cual deberá incorporar continuamente los últimos desarrollos tecnológicos, particularmente adecuarse a la convergencia de redes, terminales y servicios. Además, el sector deberá propender por una cobertura adecuada y acceso universal para toda la población. Todo esto requiere el desarrollo del marco institucional y normativo que fomente la competencia, incentive la innovación y reconozca la convergencia de los mercados.

Así, hacia 2019 Colombia deberá tener una penetración de telefonía móvil de 60% (hoy es 33%); y en Internet de 60% en banda ancha (hoy es 7,9%, sin banda ancha). Se espera, también, que el 100% de la televisión sea digital (hoy la transmisión es de tecnología análoga).

 

Minas y energía

El potencial en estos recursos es gigantesco. Colombia debe posicionarse como un clúster regional energético, garantizando el abastecimiento en el largo plazo con señales claras de formación de precios; utilizando las posibilidades en los biocombustibles; armonizando los marcos regulatorios e identificando las señales económicas para la expansión de la oferta del sector eléctrico y de las actividades de distribución y comercialización.

En el área de hidrocarburos y sus derivados, se deberá continuar con la vinculación de capital privado a los proyectos de inversión de Ecopetrol; y en gas natural, consolidar la política de libertad de exportaciones.

Tanto o más importante, Colombia deberá hacer un enorme esfuerzo en el conocimiento del subsuelo. Hoy en día sólo se conoce alrededor de una cuarta parte del subsuelo, razón por la cual una de las prioridades en los próximos años será llegar a un cubrimiento de 75% del territorio con exploración geológica.

Por otra parte, Colombia deberá aumentar a 99,4% su cobertura de servicio de energía en zonas interconectadas (hoy es 90%); incrementar la capacidad de generación a 16.017 MW (hoy es 13.398 MW); adicionar nuevas reservas de petróleo en 3.500 millones de barriles al año 2019 y llegar a exportar 100 millones de toneladas de carbón (hoy exporta 50,9 millones).

Por último, en el sector de la minería, Colombia deberá mantenerse durante los próximos años entre los cinco países de Latinoamérica destino de las inversiones del mundo y duplicar la producción minera.

 

Asegurar una estrategia de desarrollo sostenible

En 2019 Colombia deberá alcanzar sus metas de desarrollo económico y social con fundamento en el aprovechamiento sostenible del medio ambiente, los recursos naturales y la biodiversidad.

Deberá para esto enfatizarse en la inclusión de criterios ambientales en los procesos de planificación sectorial y territorial, y definir un marco regulatorio moderno y eficaz. Con esto, en 2019 los procesos de pérdida o degradación de los recursos naturales y los ecosistemas estratégicos deberán haber disminuido o revertido, y los problemas de contaminación de los centros urbanos e industriales deberán haber caído a niveles tolerables hacia el 2019.

Como resultado de esta estrategia, Colombia debe llegar a reforestar 40.000 hectáreas anuales (hoy reforesta unas 16.000) y haber disminuido a este mismo nivel la tasa de deforestación; además de esto, deberá alcanzar una oferta forestal productiva de 1,2 millones de hectáreas (hoy hay unas 145.000).

En 2019, el 100% de las cuencas, páramos y ecosistemas acuáticos que abastecen poblaciones de más de 50.000 habitantes deberán tener planes de manejo implementados (hoy sólo lo tienen 5%).

Hacia esa fecha, todas las ciudades y corredores industriales deberán cumplir con las normas que aseguran concentraciones máximas de partículas en la atmósfera (hoy superan los límites Bogotá, Cali y Medellín). Por último, será esencial ajustar la estructura del sistema nacional ambiental para que éste garantice el alcance del modelo de desarrollo sostenible.

 

Fundamentar el crecimiento en el desarrollo científico y tecnológico

Para aprovechar plenamente las ventajas comparativas de Colombia y poder transformarlas en ventajas competitivas, la ciencia, la tecnología y la innovación serán claves. Pese al avance de los últimos años, existen aún impedimentos al desarrollo de estas actividades, incluyendo las fuentes de financiación pública, insuficiente apoyo y apropiación del sector privado y la escasa relación entre universidad y empresa.

Por estas razones, hacia el 2019 la economía deberá estar fundamentada en la producción, difusión y uso del conocimiento para el pleno aprovechamiento de los recursos humanos y naturales del país.

Para el logro de estos propósitos, se deberá crear y fortalecer un nuevo marco institucional, con el fin de que los recursos y esfuerzos se utilicen en forma armónica. Éste deberá consolidar un sistema nacional de información e indicadores en ciencia, tecnología e innovación, que no existe en la actualidad.

En 2019, Colombia deberá cumplir con el indicador internacional que señala que al menos 0,1% de la población esté consagrada a estas actividades (unas 55.000 personas) y, en esa fecha, deberá contar con 20 centros de investigación de excelencia y de desarrollo tecnológico consolidados. Dos resultados significativos para esa fecha serán ubicar a cinco universidades colombianas entre las 400 mejores del mundo –hoy sólo existe una, Los Andes, de acuerdo con “The Times Higher Education Supplement”– y –producto de un gran esfuerzo– elevar la inversión en ciencia y tecnología a 1,5% del PIB, con una participación privada de 50%.

 

UNA SOCIEDAD MÁS IGUALITARIA Y SOLIDARIA

Este objetivo, junto con el de ciudadanos libres y responsables, propone maximizar dos valores fundamentales de la Constitución Política: la igualdad y la libertad. Estos dos valores son igualmente deseables y no se puede ni se debe sacrificar uno a costa del otro: la libertad llevada al extremo es la del zorro en el gallinero; es la del fuerte a costa de los débiles. Por su parte, la igualdad llevada al extremo –particularmente la de resultados, no la de oportunidades– lleva necesariamente a sacrificar la libertad, incluyendo la libertad de empresa, de creación y de expresión.

El objetivo de “una sociedad más igualitaria y solidaria” plantea que Colombia en 2019 deberá haber logrado una drástica reducción de la pobreza y un avance decisivo en términos de equidad, entendida ésta fundamentalmente como igualdad de oportunidades.

Se parte del principio de que para lograr este objetivo el Estado debe actuar: el mercado no sólo no opera en muchas áreas, sino que en otras donde lo hace tiene fallas. Se supone además que, bajo la dirección del Estado, la sociedad debe ser activamente solidaria con los más pobres y con quienes son víctimas de diferentes tipos de discriminación.

Este objetivo pretende una sociedad más igualitaria, no sólo en términos de la distribución del ingreso y los activos que los individuos obtienen con su trabajo, sino de los bienes y servicios públicos que ellos utilizan –o deberían utilizar– en su tiempo libre, como el espacio público. Este objetivo se desarrolla con tres estrategias: a) cerrar las brechas sociales y regionales; b) construir ciudades amables; y c) forjar una cultura para la convivencia.

 

Cerrar las brechas sociales

Con esta estrategia se aspira que para 2019 todos los colombianos tengan igualdad de oportunidades en el acceso y en la calidad a un conjunto básico de servicios: educación, una seguridad social equitativa y solidaria, y mecanismos de asistencia social efectivos. Así, se pretende que todo colombiano pueda generar y proteger los activos necesarios para su desarrollo personal y social.

Las metas más destacables por lograr con esta estrategia a 2019 son: aumentar la esperanza de vida al nacer de los colombianos a 76,5 años (hoy 72,2); afiliar a la seguridad social en salud (régimen subsidiado y contributivo) al 100% de los colombianos (hoy 66% en el subsidiado); equiparar el plan de beneficios de los dos regímenes (hoy brecha de 44%); reducir la mortalidad infantil a 14 por mil niños nacidos vivos (hoy 24,4); lograr y mantener coberturas universales en educación preescolar (hoy 44,9%), básica primaria (hoy 114,6%) y básica secundaria (hoy 75,5%); llegar a 11,3 años en promedio de educación para personas entre 15 y 24 años (hoy 8,7 años); lograr una tasa de cobertura bruta de 40% en educación superior (hoy 25,7%); reducir la tasa de desempleo a 5,0% (el promedio anual de 2004 fue 13,6%); reducir el índice de pobreza medido con subsidios a 15% (hoy en 45,1%) y el de indigencia a 6% (hoy 17%).

El logro de estas metas requiere, entre otras acciones, un incremento permanente de la eficiencia del gasto social y una mejora continua en su focalización. Se debe generar la información que permita focalizar el gasto hacia los más pobres y realizar evaluaciones periódicas a los programas.

Para que la información sea pertinente deberá ser pública y en tiempo real. Asimismo, es necesario consolidar el Sistema de Protección Social (SPS), a través del cual se busca proteger a la población más pobre y vulnerable, mediante el desarrollo de instrumentos de prevención y asistencia social.

 

Construir ciudades amables

Construir ciudades amables requiere construir vivienda digna, espacios públicos adecuados, acceso a servicios públicos y sistemas de movilidad para 77% de los colombianos que vivirán en los centros urbanos en 2019.

Esto sólo será posible aplicando un modelo de desarrollo urbano planificado, que genere espacios en los cuales los ciudadanos puedan hacer buen uso de su tiempo libre y relacionarse unos con otros; sin restricciones en la cobertura de servicios públicos, como agua potable y saneamiento básico, y con sistemas de transporte público que integren todas las actividades urbanas y que estén al alcance de todos.

En 2019 el espacio público de las ciudades de más de 100.000 habitantes deberá aumentar a 10 m2 por habitante (hoy es 4 m2). Para evitar la conformación de nuevos asentamientos precarios se deberán construir 3,9 millones de viviendas nuevas y se deberán mejorar cerca de 804.000 viviendas, con lo que se logrará reducir el déficit total de vivienda a 12% (hoy 30%).

Para hacer esto posible se requiere mayor intermediación del sistema de financiación de vivienda y que éste atienda a hogares de bajos ingresos y vinculados a la economía informal, de forma tal que la relación de cartera hipotecaria a PIB llegue a ser mínimo de 12,5% en 2019 (hoy 5,9%).

Las coberturas urbanas de acueducto y alcantarillado deberán ser de 100% (hoy son 97,4% y 90,2%, respectivamente) y las rurales de 82,2% en acueducto (hoy es de 68,6%) y en alcantarillado de 75,2% (hoy es 57,9%). No hay que olvidar que el logro de estas metas también requiere el uso eficiente de los recursos públicos: si se hubiese invertido adecuadamente Colombia ya debería tener cobertura total en acueducto (hoy en promedio urbano y rural es sólo 88%) y en alcantarillado de 96% (hoy es de 74%).

Como se mencionó anteriormente, esto prueba que, en gran medida, el problema de lograr las metas sociales no es tanto de recursos como de cambios institucionales y decisión política.

Forjar una cultura para la convivencia

Además de la creación artística, la cultura será un medio para aumentar la cohesión social, la participación, la cooperación, el pluralismo y la convivencia pacífica, siguiendo la Constitución como carta de navegación, que reconoce a Colombia como un país multicultural.

Esta estrategia deberá llevar a que, en 2019, 96% de los municipios cuenten con infraestructura cultural y deportiva acorde con sus necesidades (hoy sólo la tienen 46%); aumentar a 764 el número de estímulos culturales y deportivos (hoy hay 251, entre premios, pasantías y becas); incrementar a 16.097 el número de personas que participa en procesos de formación en las distintas áreas culturales y artísticas.

Como en la política de salud y educación, este sector requiere con urgencia consolidar un sistema de información articulado, conformado por las entidades culturales de la Nación y de los entes territoriales, para diseñar y evaluar las políticas y asignar eficientemente los recursos.

 

UNA SOCIEDAD DE CIUDADANOS LIBRES Y RESPONSABLES

Este objetivo plantea que en 2019 Colombia habrá consolidado la paz y presentará indicadores de violencia similares a los de los países hoy desarrollados. Para esa fecha, todos los colombianos accederán plenamente a la justicia y contarán con los medios adecuados para participar más activamente en los asuntos públicos.

Hacer de Colombia un país tranquilo, donde la paz sea una realidad sentida por todos, es la única manera de asegurar las bases para una sociedad donde la libertad, la igualdad y la justicia sean no sólo derechos, sino además responsabilidades que todos los ciudadanos asuman como propias.

Durante los próximos 14 años se generarán las condiciones para asegurar, por la vía del fortalecimiento y mejoramiento del Estado, una presencia efectiva y real sobre el territorio y la población. Esto incluirá la protección de las áreas de conservación ambiental, para que éstas –que abarcan casi la mitad del territorio– no sean escenario de cultivos ilícitos, terrorismo y procesos de colonización caóticos y destructores del bosque húmedo tropical y de los páramos.

Una sociedad de ciudadanos libres y responsables requiere también consolidar, fortalecer y profundizar la democracia. De esta forma se tramitarán más ágilmente las demandas y requerimientos de la sociedad y serán más fluidas las instancias de representación y los mecanismos de participación.

En 2019, Colombia habrá consolidado un servicio de justicia que brinde igualdad de acceso y trato a todos los ciudadanos para resolver en forma ágil y confiable sus diferencias y disminuir así los índices de criminalidad.

El monopolio de la fuerza pública por parte del Estado, un sistema político eficiente y una justicia que resuelva de forma expedita las diferencias entre los colombianos no serán suficientes. Colombia también requiere que sus ciudadanos con plena conciencia, libre albedrío y responsabilidad actúen en la construcción de ciudadanía, en el cumplimiento de las normas y en la creación y consolidación de relaciones sociales, basados en la confianza, la tolerancia y el respeto a los demás.

Es decir, se debe avanzar en la consolidación de una cultura ciudadana para fortalecer la democracia que, en últimas, no es otra cosa que la capacidad de aceptar reglas independientemente de los resultados.

El logro de este objetivo supone cuatro estrategias: a) lograr un país en paz; b) profundizar el modelo democrático; c) garantizar una justicia eficiente; y d) forjar una cultura ciudadana.

 

Lograr un país en paz

Para 2019 Colombia habrá consolidado la paz con la eliminación de las organizaciones del narcotráfico, la neutralización del terrorismo y la desmovilización y reincorporación de los alzados en armas. Para ello, deberá fortalecerse la capacidad institucional del Estado para prevenir, con presencia en todo el territorio, las posibles amenazas.

Las principales metas de esta estrategia son: lograr que, desde 2010, el 100% del territorio quede libre de cultivos ilícitos, de la producción de estupefacientes y que no haya familias dedicadas a estos cultivos. Para 2019, se habrán desmovilizado 100% de los grupos armados al margen de la ley, y se habrá reducido la tasa de homicidios a ocho por cada 100.000 habitantes (en 2004 estaba en 44), situándose en un nivel comparable al de los países desarrollados. Igualmente, el número de secuestros extorsivos deberá ser inferior a 50 por año (la última cifra se encuentra en 746).

 

Profundizar el modelo democrático

En 2019 Colombia habrá profundizado su institucionalidad a través de un sistema político que logre un adecuado equilibrio entre la apertura a todos los actores y matices de la sociedad y la gobernabilidad, entendida ésta como la capacidad para una gestión eficaz de las demandas y preferencias de los ciudadanos.

Para la profundización del modelo democrático, Colombia deberá contar con una ley de estímulos al voto; con voto electrónico en 100% de las cabeceras municipales y con un sistema permanente de depuración del censo electoral.

Deberá ser un propósito nacional lograr una participación electoral promedio no inferior a 58% (hoy es de 45%). En cuanto al sistema de partidos, Colombia deberá haber consolidado un multipartidismo moderado con tendencia a tres o cuatro grandes partidos nacionales que cuenten con procesos definidos de democracia interna.

 

Garantizar una justicia eficiente

En 2010 Colombia habrá eliminado las barreras remanentes de acceso a la administración de justicia y estará dando plena garantía a la efectividad de los derechos, libertades y obligaciones dentro del marco del Estado social y democrático de derecho.

Antes, en 2010, Colombia habrá avanzado significativamente en la organización y coordinación de la oferta de justicia y, con base en ello, habrá reducido el indicador de congestión, que hoy se encuentra en 62,6%, a 52,2% en 2010 y a 32,5% en 2019.

En relación con la justicia penal, la implantación del sistema acusatorio deberá disminuir los tiempos de respuesta. Para consolidar este sistema se deberá aumentar el número de defensores públicos, fortalecer el programa de protección de testigos, crear y aplicar el índice integral de impunidad penal y evaluar en forma permanente la reforma penal, entre otras medidas.

En materia carcelaria, en 2010 Colombia deberá haber reducido la tasa de hacinamiento a la cifra no crítica de 20%, para lo cual se deberán generar 25.000 cupos hacia 2006 y otros 25.000 adicionales mediante la concesión de la construcción y operación de centros de reclusión.

Finalmente, el mejoramiento del sector de justicia también depende en grado crítico de los sistemas de información, por lo que para 2019 el sector justicia deberá contar con sistemas interconectados e interoperables.

 

Forjar una cultura ciudadana

Para que una sociedad progrese y logre elevados niveles de bienestar, los ciudadanos no deben actuar exclusivamente por temor a la represión o al castigo de la ley. Los ciudadanos en una sociedad adulta deben actuar por la vía positiva, en la construcción de ciudadanía, confianza, tolerancia y respeto hacia los demás.

Así, para 2019 Colombia necesita que sus ciudadanos hayan avanzado significativamente en su capacidad de concertar y cumplir acuerdos, mejorar sus niveles de tolerancia y solidaridad y aumentar la confianza interpersonal y en las instituciones públicas.

Respecto a la ley y a las normas de convivencia, para 2019 las encuestas de opinión deberán mostrar que por lo menos 75% de las personas consideran que la ley es garantía de derechos (hoy es 60,7%); y 95% deberá rechazar el uso de la violencia con fines políticos (hoy sólo la rechazan un 73,5%). En seguridad ciudadana, se espera que para 2019 70% de los ciudadanos denuncie el último delito del que fueron víctimas (hoy sólo denuncia un 6%).

Con los programas de cultura ciudadana se conseguirá que 70% de las personas puedan esperar ayuda de sus vecinos (hoy sólo 41,4% de las personas lo hacen) y que máximo 20% de la población no acepte la homosexualidad (hoy 71,8% no la acepta).

La experiencia de Bogotá y otras ciudades ha mostrado que es posible avanzar en cultura ciudadana con acciones pedagógicas para aumentar el conocimiento, comprensión y valoración de los derechos humanos y a través de acciones que promuevan la solidaridad, por ejemplo, el pago voluntario de 10% de impuestos distritales para inversiones sociales.

 

UN ESTADO EFICIENTE AL SERVICIO DE LOS CIUDADANOS

La Constitución de 1991 definió a Colombia como un Estado Social de Derecho y por eso la visión y las metas que se plantean en este documento se refieren a los medios y a los sistemas de gestión para lograr los fines establecidos por la Carta Magna.

Para 2019, el Estado deberá haber consolidado un modelo óptimo de intervención en la economía en sus funciones de planeador, regulador, controlador y promotor; deberá ser un Estado eficiente y transparente, en el que las decisiones de inversión estarán basadas en evaluación de resultados y donde el insumo fundamental de dicha evaluación será la existencia de información en tiempo real, y pública.

Han existido abundantes recursos para el sector social y no se han logrado los resultados esperados por falta de gestión, evaluación y transparencia. Las reformas al Estado deberán incorporar el aprendizaje del proceso de descentralización y de construcción del ordenamiento territorial. En 2019 las competencias entre la Nación y los entes territoriales deberán estar definidas y los departamentos y municipios habrán consolidado su viabilidad fiscal.

Un Estado eficiente en 2019 deberá asimilar las transformaciones del escenario internacional, en el que se ha acentuado la interdependencia entre los países y han aparecido nuevos bloques y actores sociales y políticos.

El mundo de hoy se articula crecientemente en torno a la consolidación de la democracia, la observancia de los derechos humanos y el combate contra las drogas y el terrorismo.

Uno de los grandes desafíos globales del nuevo milenio será también construir una sociedad informada. La información es un derecho y un fundamento de toda organización social y, dado que es un bien público que el mercado no provee adecuadamente, el Estado tiene la obligación de intervenir para asegurar la libertad de crear, consultar, utilizar y compartir información y conocimiento.

El desarrollo de este objetivo se sustenta en cuatro estrategias: a) consolidar un Estado eficiente y transparente y un modelo de intervención económica óptimo; b) fortalecer la descentralización y adecuar el ordenamiento territorial; c) diseñar una política exterior acorde con un mundo en transformación; y d) avanzar hacia una sociedad informada.

 

Consolidar un Estado eficiente y transparente y un modelo de intervención económica óptimo

La Constitución Política define un marco democrático, descentralizado y participativo que orienta la organización y la administración del Estado hacia el servicio a los ciudadanos. En este contexto, para el año 2019 se consolidará la intervención económica del Estado a través de las funciones de planeación, promoción, regulación y control.

Así, la Nación se concentrará en la definición de políticas, la promoción y la asignación de recursos, en tanto que los entes territoriales y el sector privado serán los ejecutores.

El Estado actuará como empresario en actividades definidas como estratégicas, cuando ello sea indispensable o sea la mejor alternativa, y siempre que la viabilidad de su intervención esté asegurada. Para 2010, se habrá avanzado en la consolidación de un marco institucional estable y transparente para la participación de los agentes económicos en el mercado.

En los sectores en que se justifique la intervención del Estado a través de las funciones de regulación y control se habrá alcanzado, en primer lugar, la autonomía de los organismos de regulación a cambio del fortalecimiento de los mecanismos de rendición de cuentas, de control político y de una mayor interacción entre los reguladores, los agentes regulados y los usuarios.

En segundo lugar, las entidades de control habrán adoptado un régimen jurídico propio y común, y se habrá profundizado la descentralización de los procesos de control, fortaleciendo la presencia regional indirecta mediante convenios con cámaras de comercio, alcaldías, personerías y universidades.

Corregir las fallas del Estado y optimizar la intervención estatal en la economía implica el rediseño del modelo burocrático de gestión pública.

Para el año 2019 se prevé que en Colombia dicho modelo se caracterizará por el gobierno de la información, la innovación administrativa, la prestación de servicios hechos a la medida, la gestión pública por resultados, el manejo gerencial del recurso humano y la ejecución de políticas de mejoramiento continuo.

Para incrementar la confianza y mejorar las condiciones de relación cotidiana de los ciudadanos con la administración pública, en el año 2019 se habrán mejorado los mecanismos para hacer efectiva la participación ciudadana, a través de la simplificación y flexibilización de los procedimientos.

De igual forma, se habrán organizado y se incentivará el uso de los espacios de participación ciudadana para la definición, ejecución, seguimiento y evaluación de las funciones del Estado.

 

Fortalecer la descentralización y adecuar el ordenamiento territorial

Las entidades territoriales son ya los principales responsables de la atención de los servicios sociales en todo el territorio y deberán asumir funciones adicionales en la ejecución de las políticas públicas.

En 2019, el país habrá consolidado la descentralización clarificando la distribución de competencias y asignación de recursos, reconociendo la heterogeneidad regional y promoviendo dinámicas territoriales que trasciendan los límites político-administrativos. En la actualidad, salvo en los sectores de salud, educación y agua potable, persisten duplicidades de competencias y recursos entre la Nación y los entes territoriales.

Antes de 2010, Colombia deberá tener un sistema de financiación sostenible para las entidades territoriales y deberá haber superado los problemas del actual sistema de compensación, tanto en el sistema general de participaciones como en la asignación de regalías.

Hacia 2019, la tributación territorial deberá haber alcanzado 25% de la tributación total (hoy es 18,2%). Antes de 2010 se habrán reformado los códigos de régimen departamental y municipal y para 2019 los entes territoriales tendrán un marco legal que garantice una gestión orientada a resultados y con mecanismos de rendición de cuentas.

En el tema de ordenamiento territorial, hacia 2010 el país deberá haber ajustado el marco constitucional y aprobado la ley orgánica de ordenamiento territorial, dándole mayor flexibilidad a las posibilidades de asociación, con nuevas formas de organización e integración más allá de la división político-administrativa.

 

Diseñar una política exterior acorde con un mundo en transformación

Colombia deberá continuar ajustando su política exterior a un mundo en transformación, sin abandonar su tradicional apego al derecho internacional; en particular, el país deberá continuar sujeto a los principios y normas de la Carta de las Naciones Unidas y a su vocación multilateral.

Igualmente deberá continuar fortaleciendo sus relaciones con los países del hemisferio, con especial énfasis en los países vecinos y conservar la relación estratégica con los Estados Unidos.

En 2019 Colombia deberá estar integrada al contexto internacional, aprovechando estratégicamente sus potencialidades con capacidad para generar diferenciación política del país desde lo positivo y para interactuar en un mundo de bloques múltiples y superpuestos.

Colombia deberá cambiar su imagen de país asociado al narcotráfico y a sus efectos nocivos sobre las instituciones democráticas y la economía. En ese sentido, deberá desarrollar nuevos imaginarios sobre la base de su extraordinaria localización geográfica, su tradición democrática, la riqueza de su biodiversidad, su capital humano y el potencial de su economía, entre otros.

Por su localización geográfica y el hecho de pertenecer a diferentes grupos regionales, Colombia debe convertirse en punto de articulación –bisagra– del continente americano; esto sin descuidar el fortalecimiento y la ampliación de las relaciones con otros países y regiones como Europa y Asia.

Consolidar la asociación estratégica con la Unión Europea será primordial, en particular lograr un acuerdo de libre comercio y un marco de cooperación que trascienda el actual esquema de preferencias comerciales unilaterales.

En cuanto a Asia, será crucial el ingreso a la APEC para profundizar una presencia activa y productiva del país en la Cuenca del Pacífico que permita aprovechar las dinámicas comerciales y de inversión de esa región.

 

Avanzar hacia una sociedad informada

En 2019 la información deberá ser un derecho efectivo y un instrumento de difusión y apropiación del conocimiento, que promueva el desarrollo económico, la equidad social y la democracia. En ese contexto, Colombia deberá alcanzar estándares adecuados de generación de información confiable y oportuna, y de uso colectivo.

El Estado promoverá su diseminación, aprovechando el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Esto requiere que, para entonces, los ciudadanos cuenten con las competencias básicas que les permitan utilizar efectivamente la información y así materializar sus derechos a la información y a aprovechar las oportunidades que brinda el conocimiento.

En 2019 Colombia deberá tener un gobierno con rendición de cuentas en todos sus niveles, con 100% de sus trámites en línea (hoy sólo 611 trámites lo están) y con presupuestos por resultados en la Nación y en todos los departamentos y municipios.

De la misma forma, deberá crearse un sistema estadístico nacional en 2010, para lo cual la Nación deberá haber completado el mapa y la caracterización de la información por usuarios con los mínimos requeridos y, en 2019, extender esta política a los departamentos y municipios. En ese año, además, el país deberá contar ya con un sistema único de estándares nacionales de información.

Hacia 2010 el país deberá tener 25% de penetración de la banda ancha y en 2019 se deberá haber alcanzado 60% mediante la plena utilización de la capacidad instalada de las redes de telecomunicaciones de fibra óptica y de las operadoras de televisión por cable e igualmente a través de la promoción de tecnologías inalámbricas de tercera generación.

 

CONCLUSIONES

Teniendo en cuenta los grandes progresos, las restricciones, las transformaciones, las ventajas y desventajas que caracterizan al país, este documento propone una visión de Colombia para 2019.

Incluye metas sociales y económicas, plantea estrategias, programas y proyectos para lograrlas. Es una visión ambiciosa pero alcanzable, parte de lo que es Colombia actualmente y tiene en cuenta su historia.

No pretende reinventar ni al país ni a los colombianos. El pasado ha dejado un legado importante de logros y fortalezas, además de penurias y zozobras. No se puede negar que se han cometido muchos errores, que existen numerosos y apremiantes problemas y que son muchas las cosas por cambiar, corregir y enmendar. También es cierto que, mirando hacia atrás, es muy fácil señalar qué se hizo mal y proponer qué ha debido hacerse. Pero un país es fundamentalmente su historia, de ella se aprende: de sus logros y sus errores.

Así como no hay razones para creer en el fin de la historia y de las ideologías, como argumentaron en los años noventa los apologistas del libre mercado, tampoco hay por qué creer en su contrario: en que es posible el comienzo de la historia, refundar el país. Con toda razón el presidente Alberto Lleras argumentó que “no se puede inventar una nación nueva como si no tuviera cimientos y ruinas, y como si los padres no hubiesen existido, trabajado y sufrido sobre ella”.

Sobre esos cimientos y ruinas es necesario analizar el presente, proyectar el futuro y construir un país mejor para nuestros hijos y los que vendrán después.

 

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Apariencias

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La noción de la oposición parece ser natural en nuestra manera de percibir el mundo. Estamos acostumbrados a definir contrarios desde conceptos tangibles, como el blanco y el negro, a intangibles, como el amor y el odio.


Texto por: Gustavo Adolfo Osorio López

 

Lo más curioso de la fachada de cualquier construcción es que nunca se parece a sus adentros. La relación que existe entre los objetos que decoran los interiores con esa de los que adornan los exteriores es difícil de distinguir. La única conexión entre la apariencia externa y la interna yace en las puertas y las ventanas, espacios mínimos que tras un solo paso o una sola mirada nos proyectan a otro lugar; y sin embargo, siempre guardamos  expectativas frente a lo que podríamos o no encontrar dentro de ellos.

Hemos aprendido a crear relaciones implícitas entre lo externo y lo interno, muchas de estas desarrolladas a la par con nuestro sentido estético. Nos fiamos de un sentido primario, un juicio que no es otro que el de relacionar lo bueno a lo bello y lo malo a lo feo. Idea heredada en gran medida de la lógica griega y después alimentada por la religión descendiente de Cristo.

El legado transmitido por Platón aún es evidente, aunque guarda las dimensiones del cambio. Las ideas de la proporción y la armonía como características de lo bello, y en su contraparte como características de lo feo, habitan todas las esferas de nuestra vida. Son parte de un herencia social que nos ayuda a ejercer criterios sobre cada uno de nuestros sentidos, y la literatura como expresión de estos se ha acercado también a estás concepciones.

En Dr. Jekyll y Mr. Hyde como en Memorias de subsuelo hay dos claros ejemplos de las relaciones entre apariencia y ser. La noción de la oposición parece ser natural en nuestra manera de percibir el mundo. Estamos acostumbrados a definir contrarios desde conceptos tangibles, como el blanco y el negro, a intangibles, como el amor y el odio.

Quiero encaminar, entonces, esta idea que ya nos es familiar y llevarla hasta el Doppelgangers o “el doble que camina a tu lado”, lo  que significa primero reconocer un mundo por fuera de la persona, y segundo uno que constituye a la persona misma. Por eso son importantes las obras mencionadas con anterioridad, porque permiten ahondar sobre ambas nociones. Se trata de reconocer las dualidades presentes por fuera de la persona misma y las dualidades de la personalidad para en concreto llegar a comprender que lo externo es gran medida metáfora de lo interno.

El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde es un libro conocido, pero vale la pena hacer énfasis en ciertos aspectos, recordar además que es esencialmente la historia un burgués con conocimientos en química que ejecuta un proceso de alquimia que deriva en dos seres que viven en oposición tanto por su físico como por su actuar. Jekyll es un hombre alto y de rostro impecable, de ánimo alegre y la mayoría de las veces festivo; mientras que Hyde es bajo, de piel rugosa, callado y poco sociable.

En cuanto Memorias de subsuelo su personaje principal es un ser en camino a ser huraño, aunque no osa admitirlo en totalidad, sufre de una gran decadencia por su condición económica y sus odios reprimidos derivados de las etiquetas sociales. Las relaciones entre los personajes de ambas obras por sí mismos no son dicientes, y muchas veces poco fáciles de discernir. Sin embargo, una vez se hace una apertura sobre los espacios que habitan, si es posible hablar de similitudes marcadas.

Ya había mencionado antes que los juicios estéticos son heredados, y corresponden a nociones culturales. En el caso de estas dos obras hay una influencia marcada de lo gótico y del realismo, así como del advenimiento industrial y las nuevas visiones de ciudad. La construcción de los entornos no olvida a la de los individuos.

La plenitud de las relaciones de la ciudad y los personajes está en las correspondencias de sentido entre las descripciones de un hogar y la actitud de una mucama, el color de la fachada de un edificio y la apariencia de un dueño, las paredes mohosas y las ropas desgarradas, cada espacio habitable es también una expresión de un ser que le habita.

A pesar de que mi parecer no sea el de poner ideas en la mente de los autores, estas formas de asociación entre el desarrollo estructural de la ciudad y el de los personajes tiene obediencia con el sentido estético y moral de lo feo y lo bello. Por ejemplo, uno de los momentos célebres de Memorias del Subsuelo es el discurso sobre la decadencia humana al que se entrega una mujer por prostituirse.

En este, el personaje principal hace una asociación de la decadencia de la mujer y los lugares en los cuales se prostituye, entre más agotado y desgastado sea su semblante, peor serán las camas, las paredes y los clientes. Le explica a Lisa, prostituta con la cual se ha acostado, que la belleza irá cediendo con el tiempo, así también llegarán las enfermedades, y la decadencia del cuerpo significará la de los lugares, pasará de casa en casa, todas peor que la anterior hasta llegar a la Plaza de Heno, lugar donde el día anterior han sacado una prostituta muerta por la sífilis y los golpes de los hombres.

Otro monólogo importante es el de Jekyll al final del libro de Robert Louis Stevenson, en este confiesa varias de las razones que le llevaron a la creación de Hyde y los sucesos subsecuentes a esto, uno de los cuales es la escogencia de un lugar para que su contraparte pudiera habitar la ciudad sin crear revuelo en su propio hogar. Soho fue el lugar seleccionado, una zona de la ciudad de Londres de no más de 2 kilómetros cuadrados que para la época era lugar para prostitutas y juegos de azar.

No hace falta decir que la inmediaciones eran por tanto poco gratas, y la mayoría de las veces en el libro se describen como oscuras y poco agradables. Pero este no es el único lugar en que Hyde es relegado a un espacio cuestionable. Al inicio del libro Utterson y Enfield tienen una discusión sobre la naturaleza de Hyde, entre las cuales resalta el hecho de que las únicas veces que lo han visto entrar o salir de un lugar haya sido por la puerta de la bodega (Cellar door) en el callejón.

La contraparte de estas percepciones está, por ejemplo, en la casa de Jekyll, única de la cuadra que todavía conserva aires de gran lugar, mientras que las demás demuestran rasgos evidentes de decadencia. Por otra parte, en el libro de Dostoievski se puede notar que las vestimentas de los hombres están relacionadas de igual manera con los lugares que habitan. Uno de los ejemplos más claros es la cena en honor a Zverkov, la preocupación principal del narrador no está en el precio de su participación, sino en que su ropa no devele la condición económica de la cual sufre.

La etiqueta social nace a raíz de las nociones estéticas. Es claro que las relaciones de bien y mal no corresponden a la naturaleza del ser sino a la apariencia del mismo. Un crimen por tanto, sólo puede ser cometido por un arrabalero o por alguien que en su semblante tenga “la firma del diablo” como le dice Utterson a Jekyll al hablar de Hyde. Quizá no de manera explícita se pueda hablar de estas influencias como un Doppelganger, pero es mi parecer que son esas herencias culturales las que permiten deformar la realidad de esta manera y no de otra.

En un sentido literal no son muestra del concepto alemán, hay que acudir a un sentido metafórico para hacer una asociación, pero esto no quiere decir que el concepto en su definición explícita no exista. Es decir, hay un “otro” que nos habita en la medida de que estamos permeados por la cultura de la cual hacemos parte, pero también lo hay cuando existe una presencia diferente a la nuestra que habita espacios y nos reconocemos de alguna manera en ellos, aún sin nuestra presencia.

Esta idea de que hay algo o alguien que siempre nos está acechando, no es única del libro de Stevenson, se puede encontrar en muchos otros como Frankenstein, El Vizconde Demediado, El hombre duplicado, William Wilson, El hombre que perdió su sombra, El inquilino y en otros libros de autores y épocas variadas. En todos, además, se puede hacer perceptible la idea de un ser físico que angustia la presencia y la existencia de otro.

Para Jekyll es Hyde, para el personaje de principal de Memorias del subsuelo son los muchos seres que pueden develar su condición de miseria, como lo hizo Liza al visitarlo. Su Doppelganger es diferente al de los demás, para él no es una sola persona la que le intranquiliza, son todos aquellos que pueden dotarse de superioridad ante él.

Lo cierto es que todo lector puede encontrar mucho más de lo aquí dicho, la estética del crimen, podría ser otro de los argumentos a explorar, y uno que también me ha llamado la atención en el caso de Hyde, puesto que no solo se trata de un asesinato sino de uno de especial brutalidad, comparado con el de un simio, quizá un intertexto con Asesinato en la Calle Morgue de Edgar Allan Poe, texto que se publicó 40 años antes; o podría ser una manera de justificar la naturaleza desenfrenada de la contraparte de Jekyll, algo que solo un ser de aspecto apócrifo pudiera hacer.

También sería posible hablar del desarrollo industrial y como la ausencia de luz eléctrica deviene condiciones de terror. Son muchos los caminos que se pueden tomar para analizar o comentar una obra, a mi por el momento, me han interesado las relaciones estéticas que hay entre la arquitectura y los personajes, como lo bello y bueno está marcado por el progreso económico, y como lo feo y malo tiene una asociación directa con las condiciones de pobreza.

Es posible que este rasgo no pertenezca esencialmente a la industrialización, y que estas relaciones se den solo en estos dos libros, aunque es dudoso y arriesgado asumirlo así. Sin embargo otros libros de la época no asocian de manera tan directa estos aspectos, ni Los miserables, Madame Bovary, Anna Karenina, Guerra y Paz o El monje hacen este tipo de asociaciones estéticas, a lo sumo hacen lo contrario, exaltan el alma noble por sobre el dinero, o demuestran cómo el dinero no es condición de pureza.

Son demasiadas páginas por explorar, y muchos los encuentros y desencuentros con esta idea, pero siempre hay un ser habitado por una angustia, y siempre hay lugares que son metáfora del cuerpo que los habita.

Quizá en estos dos libros las relaciones entre la fachada y el interior de un hogar sean perceptibles, cumplan con las expectativas de quien los mira, que la puerta y la ventana solo sirvan como extensión de una condición ya anunciada; o suceda que, por el contrario, el lector se enfrente al libro de una manera diferente, y no pueda encontrar las relaciones que he hecho, lo que estaría además muy bien, pero me dejaría en un gran problema, puesto a los ojos del otro mis argumentos no serían válidos, por eso, este ejercicio es a lo sumo mi lectura, mi puerta y ventana, mi lugar de encuentro con el libro.

Texto por: Gustavo Adolfo Osorio López

Dos kilómetros

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Foto extraída del blog de nuestra colaboradora Juliana González

¿Qué son dos kilómetros?
Dos kilómetros pueden ser la diferencia entre la tranquilidad y el miedo.
En varios lugares desérticos puede ser la distancia mínima diaria entre una fuente de agua y la casa.
En una ciudad como la que vivo puede ser una franja llena de museos y edificios históricos


 

Dos kilómetros es el espacio que debe existir entre los hinchas del Boca Juniors y del River Plate en el estadio Santiago Bernabéu, después de la brutalidad en Buenos Aires. Dos kilómetros (más 10.039 km entre ambas ciudades).

Dos kilómetros es la diferencia entre 500 km y 498 km. Parece poco, pero hoy en este mundo que nos sacude los recuerdos de la Guerra Fría con mayor frecuencia, puede ser la diferencia que genere la ruptura del “tratado para la eliminación de armas nucleares de medio y corto alcance” (INF) entre Estados Unidos y Rusia.

Estos dos kilómetros pueden significar un deterioro en la seguridad de Europa. Un retroceso a ese tiempo entre finales de la década de los 70 y mediados de los 80 cuando cada desarrollo armamentista amenazaba con la precisión de sus misiles en destruir vastas áreas del continente europeo en un lapso de 5 a 15 minutos.

 

Foto extraída del blog de nuestra colaboradora Juliana González

 

498 kilómetros es el alcance de los nuevos misiles de crucero, SSC-8, orgullo del nuevo programa militar ruso.

500 kilómetros es el límite inferior de las armas nucleares de construcción prohibida. De ahí que Rusia se defienda de que no viola el acuerdo, mientras que su contraparte, Estados Unidos, respaldado por los socios de la OTAN lo acusan de incumplir el acuerdo.

El 2018 tuvo muchos fantasmas de la década de los ochenta: carreras nucleares, proteccionismo, contaminación ambiental. Y 2 kilómetros que separan a la cordura del fanatismo.

 

4 de enero: Día mundial del Braille

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La Asamblea General de Las Naciones Unidas decretó el 4 de enero como el Día Mundial del braille


 

El 4 de enero se ha proclamado el Día Mundial del Braille y se celebrará todos los años a partir de 2019. Como lo dicen en la resolución emitida por las Naciones Unidas:

“Reconociendo que promover los derechos humanos y las libertades fundamentales en el contexto del acceso al lenguaje escrito es un requisito previo fundamental para la plena realización de los derechos humanos de las personas ciegas y con deficiencia visual, decide proclamar el 4 de enero el Día Mundial del Braille, que se celebrará todos los años a partir de 2019, a fin de crear mayor conciencia sobre la importancia del braille como medio de comunicación para la plena realización de los derechos humanos para las personas ciegas y con deficiencia visual;…”

Por motivo de esta celebración, presentamos a continuación un texto de M.V. Barbero G. publicado en el portal web de Discapnet. Adjuntamos el enlace original: https://www.discapnet.es/areas-tematicas/salud/guias-y-articulos-de-salud/dias-mundiales-2017/4-de-enero-dia-mundial-del

 

4 de enero “Día mundial del braille”

Día que se celebra como conmemoración del año en que Luis Braille adaptó el sistema de Charles Barbier quien en el 1808 propuso la utilización de puntos en relieve para la escritura, Luis Braille adaptó este sistema, pero con grupos de 1 a 6 puntos con el fin de poder acceder a la lectura como los demás ya que el perdió la vista a los tres años a consecuencia de una lesión en un ojo, esta modificación cambió la manera de leer de las personas ciegas.

Un hombre leyendo un libro en braille

En realidad el origen de la escritura en relieve se conoce desde mediados del siglo XIII cuando un librero llamado Al-Amadi, empezó a utilizar caracteres táctiles para reconocer los títulos y el precio de los libros de su tienda.

El sistema Braille también es reconocido por la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en la que se menciona en algunos de sus artículos, no solo como un medio de comunicación para las personas ciegas sino también como camino a la inclusión social.

En la actualidad ya se han incorporado nuevas herramientas, creado nuevas ayudas técnicas, programas informáticos, aplicaciones y otros apoyos que ayudan a las personas ciegas para que puedan acceder a la información ya sea a través de libros, televisión, revistas digitales o Internet, para ello pueden usar ordenadores, tabletas o teléfonos móviles.

Pero no podemos olvidar que aún hoy algunos programas informáticos y proyectos web no son todo lo accesibles que debieran ser, pero cada día se ven más empresas que cuidan la accesibilidad a la hora de crear sus proyectos web.

Por ello la celebración de este día ayuda a recordar que son importantes estos temas:

  • Que se refuerce la promoción del Braille en la educación desde la más tierna infancia, ya sea en guarderías o cualquier centro de educación.
  • Que se promuevan proyectos con acceso a braille tanto en la vida social, cultural y comunitaria u otros aspectos de la vida de una persona ciega o sordociega.
  • Que se adapten materiales y publicaciones ya existentes y transcribirlos a braille.
  • Que se formen a profesionales que enseñen el sistema braille.

 

Qué es alfabeto braille

Es el medio de comunicación principal que utilizan para leer y escribir las personas ciegas. Es un sistema por puntos por el que le llega la información de la escritura, basado en un símbolo formado por 6 puntos y algunos en relieve que juntos representan letras o signos. Estos puntos permiten 64 combinaciones.

Signos de los puntos de braille

Otros sistemas de comunicación

Sistemas alfabéticos, es aquel que se apoya en deletrear lo que se habla, suele usarlo las personas sordociegas.

A su vez dentro de este sistema de comunicación, se divide en otros sistemas como es el Dactilológico que consiste en usar las manos con movimientos ligeros mientras se habla o utilizar mayúsculas sobre la palma de la mano o usar el dedo como si fuera un lápiz y escribir en lo que se quiera decir encima de una base, papel o en el aire.

Sistemas NO alfabéticos, lo más importante de este sistema es transmitir el mensaje a través de un signo, gesto o palabra que ayude a que la persona que es receptora. Pueden ser mediante gestos naturales, por lengua de signos, por lengua oral, o por biomodal que es el que se expresa en dos modalidades al mismo tiempo.

Códigos de escritura. Es otra forma de comunicación que se hace a través de la escritura, también entra dentro de este sistema unas pequeñas tablas que contienen letras y números que pueden formar frases para comunicarse.

No queremos olvidarnos en este apartado de otros sistemas usados en otros países y que por su idioma existen variaciones en la manera de comunicarse entre personas que usan alguno de estos sistemas de comunicación.

 

Un fantasma azota a Europa, y no es el del comunismo

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Un fantasma azota a Europa, y no es el del comunismo… y no saben cómo dejar de asustarse con él. Demócratas de todo el mundo ¿os vais a unir, u os dejaréis asustar?


 

Coca – cola demoró 110 años para darse cuenta de que una botella familiar podía ser tan rentable como una personal… así de lenta es la historia, sus configuraciones se logran en tiempos lentos, y hay que saber percibirlos en la complejidad de su devenir, y en las variaciones de sus fenómenos.

La crisis de la democracia occidental no sucede de repente con Trump, no es que de pronto en dos años se dio un caldo de cultivo que cambió el eje atlántico de la democracia de los últimos 60 años. Era algo que ya se veía venir, desde la caída del muro de Berlín, que vio una oportunidad desde la caída de las torres gemelas, y que ha empezado a tener rostro propio desde la victoria de Trump en EEUU.

Otros visos se pueden encontrar en la historia, pero como hechos anecdotarios, y muchos de ellos enclavados en discusiones preelectorales o partidistas, como en el caso de Reagan, o del asesinato televisivo del presidente de Egipto Anwar el Sadat en 1981.

Pero todos éstos son precedentes que sólo intentan demostrar la compleja trama histórica que existe detrás de cualquier fenómeno.

 

Foto extraída de Wikipedia, tomada por Monserrat Boix

 

Aquí también hay que llamar la atención sobre estos acontecimientos y la manera como han sido abordados, eventualmente desde una perspectiva de hiperrealidad, de configuración televisiva, mediática y de masas. Pero también ha llegado la hora de poner todas estas interpretaciones entre paréntesis, discutirlas severamente, y analizar si su eje teórico sigue sosteniendo con fuerza la gravedad de los hechos que nos conciernen.

Curiosamente para lo anterior, es necesario regresar la política y la filosofía política, pero quitándole todo el entramado liberal que parecía comprometerlo y enredarlo de cabo a rabo.

Ni estamos en la era de las teleologías políticas, ni en la de reconfiguraciones parciales, ni en la de movimientos aislados. Hay un “algo” radical que está sucediendo, y es preciso analizar cada una de sus partes, aun cuando se trate de los cuerpos del análisis post-mortem.

En tal sentido, es necesario desasociar la idea según la cual los movimientos sociales son semejantes al desarrollo democrático de una sociedad, y otras según las cuales los movimientos de los de abajo son en nombre de una sociedad más incluyente.

 

Demostración del movimiento “Chalecos Amarillos” en Francia. Foto extraída de Wikipedia, tomada por Thomas Bresson

 

Los “Chalecos amarillos” en Francia son un buen ejemplo de lo anterior. Son un movimiento de clase media baja, semi-rural, semi-campesina que se ha agolpado en las calles contra uno de los presidentes más demócratas en la Francia de los últimos 15 años. Un demócrata “independiente” que ha roto una lamentable tradición en la que el panorama de los partidos de izquierda y centro-izquierda se habían perdido del horizonte electoral francés.

Macron llega con una política de la desilusión: en campaña dijo querer subir la edad de pensión, y permitir una competencia económica con menor intervención estatal, al tiempo que adquirió responsabilidades con las clases populares y el cambio climático, y fue este último, precisamente, el que le ha costado las protestas que hoy tienen acorralado a su gobierno.

Una medida ambiental que sube 3 céntimos de Euro al Diesel para desincentivar su uso, y jalonar políticas ambientales. Con el paso de las semanas (cada sábado) los chalecos amarillos han pasado de ser una curiosa burla, a un movimiento que desestabiliza un gobierno que no sabe cómo responder a sus exigencias (ya ni ellos saben qué desean) pero aunque formalmente esta lógica parezca regresar a las ideas del 68, de miles de jóvenes que salían a marchar a las calles contra un estado de bienestar al que, por otro lado, no estaban dispuestos a renunciar, en este caso sólo hay coincidencias formales: se encuentran en que de un lado no se sabe qué quieren, y del otro no se sabe qué responder… (el gobierno ha subido el salario mínimo, ha suspendido el impuesto al diésel, pero nada de eso ha menguado la furia popular).

 

Emmanuel Macron. Foto extraída de Wikipedia, fuente: www.kremlin.ru

 

Aun se niegan a tener líderes formales, pero es fácilmente predecible que la sinergia de sus integrantes es antisistema, y ese discurso es fácilmente potenciable por la derecha extrema, representada por el clan Le Pen.

Fue el discurso que llevó a Trump a la casa blanca, el mismo que llevó al atolladero del Brexit en Inglaterra, y el mismo que está llevando a los ciudadanos suizos, de los países bajos, eslovenos, alemanes y austriacos a considerar a los partidos xenófobos como verdaderas opciones electorales.

El banderín de estos no es, como lo considera la ciencia política, la xenofobia,; el odio al extranjero es sólo una de sus componentes discursivos. La verdadera fuerza está en el discurso antisistema, en el que curiosamente se ha encontrado con argumentos de la izquierda radical, pero en cuyo caso esta última no ha sabido aprovechar electoralmente (con evidentes excepcionalidades como en el caso de Dresde o algunas ciudades de la antigua Alemania oriental. Marx hablaba de una revolución urbana, pero esto se trata de una re-evolución rural. No miran hacia adelante, su horizonte está atrás; peligrosamente atrás.

La mirada de los más avezados demócratas se ha quedado corta para expurgar su fuerza vital, como lo demostraron al infortunadas aseveraciones de Angela Merkel a propósito del movimiento de extrema derecha “Alternativa por Alemania”, a propósito del desarrollo urbano y de la educación universal: “Son cada vez menos”, como si pasara de largo que los principales líderes son justamente los profesores (también se le llama el “movimiento de los profesores”) con los que piensa eliminar el fantasma del extremismo.

Un fantasma azota a Europa, y no es el del comunismo… y no saben cómo dejar de asustarse con él. Demócratas de todo el mundo ¿os vais a unir, u os dejaréis asustar?

 

¿Ha llegado un rey?

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La pregunta que se plantea el encabezado de esta reseña es sencilla ¿estamos frente a un verdadero punto de quiebre en la inacabada rivalidad de Marvel y DC?


 

¿Ha llegado un verdadero contendiente? La nueva Aquaman capitaneada por James Wan (Saw, Insidious, Furious 7), estelarizada por Jason Momoa, Nicole Kidman, y producida por Zack Snyder (300, Watchmen, Superman: Man of Steel), ha llegado a salvar los muebles del naufragio de DC Comics en la competitiva tempestad que se cierne en el mundillo del cine live action. Veamos, pues, las luces y sombras de este acontecimiento fílmico, ya que no nuevo por tanto la exploración de la veta de los superhéroes es cosa de salir a comprar merluzas. Sencillo.

 

Marvel vs DC. Foto extraída de Flickr

 

Pero empecemos por ofrendar un categórico NO. No es un Caballero de la noche, ni más faltaba. Y para no ser aguafiestas ofrezcamos un categórico SÍ. Sí, es un producto diseñado para entretener y cumple con creces (afrontémoslo: no se puede abordar una manifestación cultural de tal estirpe esperanzados en agenciarnos de una catarsis griega), visualmente es una cosa espectacular ―los más desparpajados y prácticos dirán que es un intenso híbrido entre Titanes del Pacífico, Avatar y Jurassic World…, ¡pero bajo el agua!—, porque al pan pan y al vino vino…, el CGI de esta producción alcanza unas cotas de calidad inenarrables, sinestesia en su estado más puro: hay que verlo para paladearlo.

Claro está, el juego narrativo también hace aguas, es predecible, cargado de deux ex machina, y  de las famosas sentencias hollywoodenses a renglón seguido de las explosiones,  ¿y sus personajes? Han sido malogrados en muchos aspectos (no se termina de entender cómo se despilfarra  la oportunidad de instalar la villanía de Black Manta en este pequeño cosmos iridiscente…. Queda como tarea pendiente y ya anunciada en los imprescindibles post-créditos); en esa línea, la configuración geopolítica del underground marino no es precisamente un faro en ese mar picado, no da para entender el conflicto y los intereses de los poetas en agón: ese ejercicio seguramente lo desglosará bien facilito el fandom de DC Comics.

Ya entrados en gastos, cabe mencionar que es una pena el que aún subsista la clásica retórica de las narrativas de superhéroes trasuntada en un acusado interés por defender el status quo, es decir, ¿Aquaman, en el entendido de una conflagración mundial, nos ofrece alguna salida más razonable y sensata que la de sus enemigos?

 

Estatua de Aquaman. Foto extraída de Flickr

 

Así pues, no es nada extraordinario que algunas veces nos seduzcan más los villanos con complejo mesiánico; bien lo decía  Umberto Eco al afirmar que el comic es un aparato ideológico y cultural ordenado desde arriba, esto es, al servicio de clases e ideologías dominantes, por inocuas que nos parezcan algunas viñetas.

Para culminar, debemos señalar que los correlatos sobreabundan; es consabido que si haces cine de superhéroes debes dejar una moraleja palomitera: salva los delfines, no arrojes basuras, y deja que los que asesinan inocentes sean enjuiciados por el océano… etcétera, etcétera… ah, momento, momento, no tomes partido a no ser que una exuberante pelirroja te lo pida ¿quién puede negarse  a este bello facsímil de Hiedra Venenosa?

Lo bueno:

  • Una pasada visual decembrina.
  • Dolph Lundgren reciclado ¡Qué nostalgia!
  • Pistoletazo de salida para hacerle cara a las edulcoradas producciones de Marvel; puede que el contrapunteo, como en las leyes de mercado, nos ofrezca, algún día, un producto más refinado.
  • Correcta banda sonora a cargo de Rupert Gregson-Williams (Hotel Ruanda, Bedtime Stories, Veep, The Crown) hermano del aclamado compositor Harry… (The Equalizer, Crónicas de Narnia, Metal Gear Solid).
  • Guiño al universo de H.P. Lovercraft: apenas calentando motores un encuadre nos permite visualizar la obra El horror de Dunwich; este tipo de atrezos narrativos por lo menos nos llevan, al que le plazca, a conocer textos mucho más formidables. (Para no pasar por mentiroso, el que tenga a bien que se dirija a este enlace: https://www.esquire.com/es/actualidad/cine/a25633639/aquaman-james-wan-lovecraft/
  • La diegesis del film imbrica correctamente los socorridos flashback complementados con una estructura in media res (historias a mitad de camino), en cuyo caso la narración goza de mayor fluidez e inteligibilidad siempre que no está sometida a constantes incisos.

Lo malo

  • No se evidencia esa valentía ya observada en Watchmen que procura desmarcarse de las narrativas de legitimización.
  • Algunos villanos, no trabajados con CGI, parecen VR TROOPERS o Power Rangers. Pero aguarden, que llega Shazam, y este hombre mágico tiene la estampa de las cabezotas de Lazy Town o un extraño cruce de Seth MacFarlane y Elvis Presley víctima de las bondades del botox.
  • El cine de superhéroes en ocasiones nos recuerda la muy mala ciencia ficción; no hay una coherencia en la magnitud de fuerzas en tensión: no entiendes cómo un Aquaman sacando del agua, a brazo desnudo, un submarino nuclear, luego se ve en calzas prietas al enfrentarse a dos simples mortales.
  • El maligno Willem Dafoe rebajado a bufón de sainete.