miércoles, abril 30, 2025
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Jorge Henao y la música de los días

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Foto: Andrés Yaya

Las impresiones que nos produce Jorge Henao son curiosas: moldea las piezas con una facilidad que parece que escondiera la música con música.

Sala de conciertos Siente la Música


 

Una música constante acompaña los días del maestro Jorge Henao, organista en todos sus aires. Él encontró en una disputa de teclas negras y blancas, una forma de revelar el mundo que se abría a sus ojos, y así recrea al momento de interpretar una pluralidad de sentidos, una naturaleza que habla el lenguaje de los pájaros. Con cada dedo palpa la música como una silueta que se desintegra dejando apenas una humedad, una proximidad al silencio.

La música, en efecto, es cifra de su condición humana. En cada compás funda una atmósfera de sonidos que permanece y se expande en nosotros como un paisaje imborrable. El maestro entrega con una técnica precisa, quieta, una infinidad de contrastes que embelesan como los pasajes pianísticos de Béla Bartók, es decir, un encuentro entre lo natural y lo tradicional, bajo una armonía que conmueve.

Proveniente de Concordia, Antioquia, a los siete años, su padre Buenaventura Henao, organista cantor, lo introduce al estudio de la música. Inició la enseñanza en el piano: el conocimiento del teclado, el pentagrama y todo el lenguaje musical. Dividía, por esos días, las horas de escuela con las horas de enseñanza de la música. Aprendió de su padre que el arte no es para competir ni para hacer comparaciones.

 

Foto: Andrés Yaya

 

Dueño de una técnica versátil en los dedos, de un oído absoluto, le manifestó que quería aprender a interpretar el órgano. De forma natural, con el acompañamiento del maestro Buenaventura, comenzó a interpretar el órgano: primero jugaba con la tonalidad del vals y luego fue introduciendo el pasillo hasta contener el silencio y la música tradicional Colombiana.

A los 14 años mientras escuchaba en los pueblos la emisora Radio Santa Fé y sus antologías musicales, tomaba apuntes con una curiosidad y un asombro persistente. Escribía el nombre de los interpretes y canciones colombianas, para luego interpretarlas a oído en su casa. Allí escuchó, en las tardes, al maestro del órgano Jaime Llanos González con un repertorio puramente nacional. Nació, entonces, un arraigo por la música colombiana que sigue intacto.

Seguramente que, a causa de ello, adquirió una sonoridad expresiva que llena de emociones y comunica cuando interpreta el órgano. La impresiones que nos produce Jorge Henao son curiosas: moldea las piezas con una facilidad que parece que escondiera la música con música. Trata la música como palabras que permanecen después del sueño.

 

Foto: Andrés Yaya

Shangri-La, el paraíso perdido de los dioses

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Shangri-La es mi amor. Shangri-la es mi hobbie. Shangri-La  me da vida, no es un trabajo para mi, no es un negocio, es una familia.


 

Información del lugar: Dirección, Horario y Atención al público

Lugar: Shangri-La
¿Qué es?: Salón de té y Cocina Cruda_ Alimentación Viva
¿Dónde?: Centro Comercial Pereira Plaza

¿Cuándo?: De Lunes a Lunes de 8 am a 8 pm
¿Por qué ir?: Es un Shangri-La es un espacio para aprender a quererse, te ofrece paz y quietud, además de una dieta alternativa que te aporta múltiples beneficios en tu cuerpo y mente.

Té estrella El Chai de té negro es el más clásico y tradicional, y aunque hay muchas recetas para la mezcla de especias, Masala.  Sabroso. Aromático. Ideal para el desayuno. Ese té que con cada sorbo te da energía y te deja nuevo.

 

Luisa Fernanda Román Moncada es Contadora Pública, aunque siempre le ha gustado la psicología como medio de ayudar a la sociedad. Sin embargo, a través de la alimentación ha encontrado esa misma posibilidad como fuente de conocimiento, sabiduría y brindar bienestar a la ciudadanía.

Hace más de un año Luisa conoció a Juliana Jiménez, la creadora de La Rana Raw Food. Ella asistió a unos talleres de comida viva: Cocina Cruda; a partir de ahí su perspectiva de la alimentación cambió completamente.

Me di cuenta que tenía mucha conexión con el alimento vivo, ya que es medicina ancestral, sabiduría para el cuerpo y el alma. El Alimento vivo ayuda a recuperarlo todo.

 

Foto: Stefanny Rodríguez

 

Al mismo tiempo, a su esposo Luis Fernando Castrillón,  le ofrecieron la posibilidad de administrar Shangri-La. Su antigua encargada Janeth Serna le enseñó todo el proceso del té a Luisa, así que decidieron tomar el negocio y emprender como un viaje este nuevo proyecto.

Luisa y su esposo decidieron que Shangri-La no sólo fuese una casa de té, sino un espacio donde se recupere el respeto por la vida, la salud y el cuerpo. Luisa cursó un taller intensivo con Juliana durante 15 días, donde pudo conocer todos los beneficios de la Comida Viva, recetas,  beneficios y procesos.

Ofrecemos Comida Viva y tés importados de Oriente: batidos, germinados, pan esenio, hamburguesas de pringamosa, ya que creemos que cuando uno tiene una alimentación balanceada está equilibrado no sólo físicamente, sino psíquica y espiritualmente. 

 

Foto: Stefanny Rodríguez

 

El té que se puede tomar en Shangri-La procede de diferentes lugares donde es una tradición ancestral: la India, Japón, China. Estos tés son en hebra, la hoja pura del té, y se pueden tomar cuatro tazas de té de una sola jarra, y sigue manteniendo sus propiedades.

Nos gusta ofrecer un lugar abierto a todo público, donde exista la pausa, el silencio, la tranquilidad, y ante todo el respeto por el cuerpo y el cuidado de uno mismo y el medio ambiente.

La carta de Shangri-La nos acerca a la historia del té, y por medio de una leyenda nos transmite su importancia histórica. Además de los diferentes platos de Comida Viva donde se especifica cada ingrediente.

 

Foto: Stefanny Rodríguez

 

He aprendido que nosotros tenemos todo. Realmente la tierra nos ofrece diversas posibilidades para alimentarnos bien. Debemos aprender a utilizar bien los alimentos, a saber consumir y conocer los beneficios de lo que consumimos.

El alimento vivo evita enfermedades, ayuda  a mantener una dieta balanceada que  refuerza  el sistema inmunológico; el té  también aporta múltiples beneficios. La nueva administración de Shangri-La empezó desde agosto del 2017, Luisa y su esposo adquirieron el local transformando el concepto, ya que no sólo querían ofrecer una casa de té y postres, sino que partieron del concepto de  vida saludable y alimentos elegidos con plena conciencia de bienestar.

En el taller de Juliana pude ver un vídeo donde la fundadora de la escuela de Comida Viva explicaba que ella como médica se cansó de curar, y prefirió dedicarse a evitar las enfermedades desde lo más básico: la alimentación. Entonces pensé: Amarse es cuidarse, la vida es tan sencilla, a veces perdemos el tiempo buscando la felicidad y el cuidado en otros, todo parte de uno mismo.

 

Foto: Stefanny Rodríguez

 

Shangri-La es un espacio para aprender a quererse, un lugar que ofrece cuidados desde el interior, un lugar de paz. El cliente siempre tendrá la información necesaria sobre cada té y alimento. Todos los ingredientes que utiliza Shangri-La son productos orgánicos, proceden de huertas y medianas empresas como Natural Love, La Rana y Orgánico, además de huertas familiares.

Yo ya tengo mi propio terreno donde pretendo sembrar, así los clientes tendrán plena seguridad que los alimentos que consumen no han tenido ningún tratamiento transgénico.

Shangri-La está abierto desde las 8 am hasta las 8 pm todos los días de la semana. La carta es diversa, la gente puede pedir desayunos poco convencionales que igualmente aportan energía y sacian el apetito: una tostada de pan integral con tomate o granola con yogurt griego. Además los almuerzos pueden ser desde un sándwich con pan esenio o hamburguesas de pringamosa o un batido de clorofila.

 

Foto: Stefanny Rodríguez

 

Este lugar es una propuesta alternativa especializada en tés de Oriente, donde cada elemento tiene su razón de ser y aporta miles de beneficios  al cuerpo y a la mente. 

Conversación sobre el suicidio en nuestra región

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El suicidio es un bostezo eterno


 

Foto: Diego Val.

El cronista Gustavo Colorado Grisales, en el programa  de Ecos 13.60 “Juntos pero no revueltos”, conversó con el psicólogo Guillermo Valencia sobre el suicidio en el departamento. Un tema que tiene muchas aristas, por cuanto en Pereira este tipo de hechos son noticia común y la sociedad, con su dosis de nerviosismo, siempre está presta a inclinarse hacia este tipo de desiciones. Los índices locales registran que son los hombres los que más se suicidan, seguido de mujeres  y por último otro tipo de población como edad adulta o menores. Lá gráfica lo registra de mejor forma.

Así entonces dejamos la entrevista con el psicólogo Guillermo Valencia, retransmitida desde la emisora local Ecos 13.60. Frases célebres, videos y más. Porque la vida, siempre será prioridad, y hay más razones para continuarla que para interrumpirla.

 

Indice estadístico

Foto extraída de: Scielo

 

Entrevista al Psicólogo Guillermo Valencia

 

 

 

Foto: Diego Val.

 

Frases celebres sobre el suicidio

“Si decidí que no tengo nada por qué vivir ¿Quién demonios eres tú para contradecirme?”
LAURIE HOLDEN – Andrea

 

“- ¿Cuál es su emergencia?
– Ha ocurrido un suicidio.
– ¿Quién es la víctima?
– Soy yo.”

 WILL SMITH – Ben Thomas

“¿Usted entiende que una niña quiera matarse por no tener el cuerpo de una modelo?”

De la película: HASTA EL VIENTO TIENE MIEDO

 

“Abandonarse al dolor sin resistir, suicidarse para sustraerse de él, es abandonar el campo de batalla sin haber luchado.”

NAPOLEÓN I

 

“Es preferible consolarse que ahorcarse.”

DIÓGENES EL CÍNICO

 

“Majestad, si me consideras vuestro enemigo, dígamelo y con gusto me quitaré la vida.”

TOM CRUISE – Nathan Algren

 

“El suicidio varía en proporción inversa al grado de integración de los grupos sociales a los que pertenece el individuo.”

EMILE DURKHEIM

 

“Hay gente que se suicida saltando por la ventana. Me parece una locura. A mí me horrorizaría el dolor.”

De la película: LA ELEGANCIA DEL ERIZO 

 

“¿Cómo juzgar en un mundo donde se intenta sobrevivir a cualquier precio, a aquellas personas que deciden morir? Nadie puede juzgar. Sólo uno sabe la dimensión de su propio sufrimiento, o de la ausencia total de sentido de su vida.”

PAULO COELHO

 

“Me hubiera gustado considerar una opción mejor la vida que la muerte.”

AARON PAUL – JJ

 

“- Eso hay que reconocérselo a papá y mamá, ¿cuánta gente aguanta tanto tiempo casados?
– Karen, él se suicidó.”

JULIETTE LEWIS – Karen Weston

 

“Aquel Dios que manda en nuestro íntimo ser, nos prohíbe partir de este mundo sin su consentimiento.”

CICERÓN

 

“—Antes eran más divertidos —decía Vyns—. La tecnología les ha idiotizado más de lo que creía posible. Deberías ver cuántos suicidios cometen.”
FERNANDO TRUJILLO SANZ

 

“Soy una ñiña bien de la zona residencial de la ciudad y aun así hay días que tengo ganas de suicidarme.”

De la película: CRUELES INTENCIONES

 

“El Acto más importante que realizamos cada día es tomar la decisión de no suicidarnos.”
ALBERT CAMUS

 

“El suicidio es la peor especie de asesinato, porque no deja lugar al arrepentimiento.”
JOHN CHURTON COLLINS

 

Allí donde existe un amor inmenso y honestísimo, algunas veces vale más unirse en la muerte que verse separados por la vida.”
VALERIO MÁXIMO

 

“Tengo ganas de suicidarme, pero tengo tantos problemas que esa no sería la solución.”
JASON BIGGS – Jerry Falk

 

“La última vez intentó suicidarse respirando cerca de un queso podrido.”
DIANE KEATON – Sonja

 

Videos relacionados

Frank Sinatra : my way

https://www.youtube.com/watch?v=ljrFQyE1hAg

Johnny Cash – Hurt

https://www.youtube.com/watch?v=vt1Pwfnh5pc

 

CARLOS GARDEL YIRA YIRA

Sal, casi no nos dejan entrar

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William Vega es el realizador de esta inquietante película colombiana que se destaca por su cinematografía y por su particular historia. Foto extraída de: Noticias.uao

Entonces la mezcla de varios hechos fragmentados, da lugar a una película de exploración, que no hace ni una sola concesión al espectador y por el contrario, también lo postra en ese delirio


 

Foto extraída de: El Reloj Cultural.

Ficha técnica

Año, país, duración 2018, Colombia, 72 minutos
Dirección y producción William Vega, Óscar Ruiz Navia
Guion William Vega
Fotografía David Gallego
Sonido directo César Salazar
Actores Heraldo Romero, Salomón Gómez, Diana Pérez, Elibardo Celis.
Productora Contravía Films
Género Drama experimental

 

La película Sal, de William Vega, una exploración cinematográfica desde la imagen y el sonido, la construcción del relato, la propuesta de recorrido por el desierto, es todo un gusto para los sentidos, y nos conmueve con la fallida relación de un hijo en busca de su padre. La dupla que lleva a cabo esta película son dos cinéfilos (Óscar Ruiz y Vega), que, desde niños, se encontraron y ahora llevan más de siete películas, todas ellas con un sello de eso que se denominan cine de autor. Sal se permite invocar el derecho de allanar una geografía cuyas marcas en el cine son de ese otro sello de cine región, dado que escogieron el fastuoso desierto de La Tatacoa.

Ver Sal, es un juego entre el símbolo de la resequedad de la propia sal, del intento, de la perdida, del desvanecerse. Lo que nos cuenta es la historia de un hombre ya mayor, ex mensajero, que se va en su moto por el desierto, después de que le aseguraran que su papá había muerto; aunque lo que el hombre quiere es ir tras las búsquedas de un ser mítico, de una sombra, de un sueño que de alguna manera lo aterra: su raíz, su propia columna. Y es allá entre las montañas puede obtener algún rastro. Como todo héroe que quiere buscar el tesoro, en este caso, Heraldo, como se podría llamar el primer hombre, tiene un percance en el camino y se queda anclado en el desierto.

 

Foto extraída de: Contraviafilms

 

Ese otro símbolo, el de la desolación, del resquebrajamiento, de un mundo distópico, lo deja postrado, ya que un accidente lo inmoviliza; y es ahí cuando la película, toma un rumbo de anclaje. Porque las escenas nos invita a sumergimos en las entrañas de Heraldo, quien vivirá un encuentro con una pareja de esposos, con quienes comparte su diario vivir en una caseta también detenida en la inmensidad de ese territorio donde una gota de agua es el premio para un beduino. Allí, no queda otra cosa que esperar, mientras el contexto, va delatando el contexto real: en ese pedazo de universo de tierra, gobiernan las mafias que se han apoderado del corredor y la ley la imponen ellos. No sabemos quiénes son ni qué es lo qué defienden, salvo que allá están y tienen el control.

Heraldo nos hará vivir otro viaje: el onírico. Quien evocará su trabajo en una especie de celda: la cocina de un restaurante chino. Allí una mujer local habla en su idioma, quien le cuenta de la fábula de un hombre atravesando el desierto y lo que eso significa e implica. Luego, se alterna, en ese viaje-sueño, con imágenes del mar, donde Heraldo, vive un momento de fuga, de sanación, o por el contrario de mayor ahogo. Entonces la mezcla de varios hechos fragmentados, da lugar a una película de exploración, que no hace ni una sola concesión al espectador y por el contrario, también lo postra en ese delirio, en ese escape, en ese acecho de no tener un polo a tierra, como si ya el mundo fuera el derecho al enclaustramiento.

 

William Vega es el realizador de esta inquietante película colombiana que se destaca por su cinematografía y por su particular historia. Foto extraída de: Noticias.uao

 

Es allí donde la película Sal cobra un duro ascenso para poder entrar, para dimensionarse. También nos deja al margen, ya que nos sugiere un espectáculo de encierro, del que nos cuesta trabajo desatar y huir. La Sal puede entenderse como la sanación y al tiempo como el desastre, es esa ambigüedad la que nos deja atrapados. La película sirve para la contemplación del paisaje, cuando la Sirga nos generó todas las emotividades por los estragos del posconflicto, es decir, por tratar un tema de la realidad colombiana, en Sal, no hay tal realidad, de hecho, no encontramos una situación en contexto, nada más la fabulación.

La dupla entre Carlos y William nos ha permitido vivir uno de los mejores regalos: se adentraron en la geografía que no es común reconocer y nosotros, los espectadores, hemos viajado complacidos a presenciar desde la pantalla esos territorios: La Barra en el Pacífico, La Cocha en Nariño y ahora el desierto de La Tatacoa en el Huila. Los viajes eso sí más reveladores son los de los personajes, y en eso se han caracterizado más, y en nuestro ideario se han quedado muchos de ellos, difusos, o desde sus dimensiones de angustia o escape.

 

El Desierto de la Tatacoa es la segunda zona árida más extensa de Colombia después de la península de la Guajira, es uno de los escenarios naturales más atractivos de Colombia que ocupa 330 kilómetros cuadrados de tierra de color ocre y gris con pincelazos del verde de los cactus. Foto extraída de: Elpais

Sal, entonces, es una película que experimenta, sus riesgos, no solo notorios, sino desafiantes. Estos dos muchachos del Caliwood, son promesa, y su capacidad productiva y creativa no se detiene por ahora. Habrá relatos para rato. Se les suele escuchar a ellos que tienen varios guiones y que el cine experimental y de autor seguirá siendo el que abanderan.

Crecer en la memoria familiar de Susana Henao

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Foto: Diego Val.

Ese rigor de quien investiga y acude a las fuentes, de quien coteja relatos y comprende las versiones de la historia como un malentendido, siempre ha acompañado la labor de Susana como narradora.


 

Quisiera saber, y tal vez ella en algún momento pueda responder, cuándo Susana Henao cambió las pipetas de laboratorio y los reactivos por la literatura. Alguien podría decir que cambió de química, que ante el exceso de realidad que producen los laboratorios experimentales con los cultivos in vitro y con la creación bonsái de microorganismos belicosos y mutables, ella optó por otras composiciones. O quizá la opción fue la de fundir en un solo laboratorio dos formas de agregarle al mundo la poesía de los cuatro elementos.

Por eso no debe extrañarnos que le confesara al incisivo Camilo Alzate en Crónica del Quindío esta declaración de principios alquímicos: “Siempre quiero indagar en los lenguajes diferentes. Tengo un libro inédito sobre una niña que intenta construir un idioma para comunicarse con los vegetales”. Nada que sea sorprendente para nosotros, si tenemos en cuenta que en 2010 publicó el libro Me subo al barco y viajo en él, donde recoge su experiencia personal en torno a los misterios del lenguaje en ese otro misterio silencioso que es el universo señalizado de los sordos.

Expuestos a los enigmas de la fórmula de la proteína, por ejemplo, los químicos de oficio lo apuestan todo al arte de la combinación. Quién quita que de una combinación experimental se derive, digamos, una proteína, cuya función, como todos aquí lo sabemos, es la de servir de catalizadora biológica de las reacciones que se generan a cabo en la célula. Fácil. Para Susana, sobre todo. Por eso prefirió cambiar un tris de bando e inclinó sus aminoácidos hacia el exceso de ficción, es decir, al surgimiento de microorganismos alimentados por las amebas del lenguaje,  que se producen en los buenos libros.

 

Foto: Diego Val.

 

Y sobre todo en los buenos libros que ella ha escrito, con el rigor de quien se ha educado en las aulas universitarias y en el mundo privado de su casa, donde igual se habla de Newton, de Hermes, de la enfermedad degenerativa de Stephen Hawking, pero también de la varita mágica de Harry Potter, de la sensualidad de Genoveva Alcocer y del paisaje desolado de la Media Luna en Pedro Páramo.

En su primera novela doblemente premiada Los hijos del agua (Planeta, 1995), Susana desplegó un hondo conocimiento sobre el mundo indígena prehispánico chibcha, con base en un riguroso estudio de los cronistas de Indias y desde unas convicciones éticas y políticas sobre lo que significa, para la historia latinoamericana, potenciar en los mitos ancestrales interpretaciones nuevas, que permitan revaluar la historia, comprender sus metáforas, ahondar en sus nudos silenciosos.

Ese rigor de quien investiga y acude a las fuentes, de quien coteja relatos y comprende las versiones de la historia como un malentendido, siempre ha acompañado la labor de Susana como narradora. Por eso no fue sorpresa para nosotros enterarnos de las diversas pesquisas y viajes que hizo a Tunja, para intentar asimilar el contexto y la sensibilidad mística de la  madre Josefa del Castillo, una monja clarisa que le permite a la autora explorar en su libro Crónica satánica (2004), el tema de los ritos urbanos satánicos entre jóvenes.

 

Foto: Diego Val.

 

Un tema que no deja de lado la presencia simbólica del poeta, hoy convertido en leyenda negra, Héctor Escobar Gutiérrez. Vuelve y aparece aquí la mujer alquímica educada en los C12H22O11 (vulgarmente conocida como «azúcar común») y en los NaHCO3 (vulgarmente llamado por los farmaceutas «bicarbonato de sodio»), cuando asegura: En esa novela yo quería que el narrador fuera Dios, pero me pareció imposible imaginarme cómo hablaba, entonces imaginé a su segundo, que es el Diablo”.

Es claro que para Susana Henao la creación literaria toca lo intangible, lo divino, es decir, lo que se teme y admira, sobre todo cuando esa creación se comprende espejismo o virtualidad en terrenos difusos. De ahí que ella suela pasar con cierta facilidad del campo del ensayo, a los linderos espinosos del cuento, o a las extrañas plantaciones de la novela. Hablamos aquí de una escritora que entiende su oficio en términos de exploración y por eso resulta natural que haya desembocado en la escritura de una breve novela que a mí me conmueve, tanto por la naturaleza del personaje principal, en su voz poética, como por la forma en que ese personaje se relaciona con los miembros de su familia, para crear un puente delgado entre inocencia y baño de realidad.

Se titula Memorias de un niño que no creció, cuya segunda edición se presentó bajo el sello editorial Abril de neón. La primera fue editada en Ecuador, donde esta obra ha sido best seller. En Colombia ha circulado como un rumor y en su condición de producto clandestino, cada nuevo lector mejora su calidad con el asombro.

 

Foto: Diego Val.

 

Si intentara resumir Memorias de un niño que no creció podría aventurarme a decir lo siguiente:

Esteban, un niño que se da cuenta que no crece como los demás y que su edad mental no coincide con su edad física, narra su propia historia de emociones complejas y su relación entrañable con una familia que lo ama y lo comprende. Su vida no está exenta de aventuras y situaciones de riesgo, como eso de atreverse a abandonar su casa para respirar el aire seco de una ciudad sospechosa. A través de su mirada aguda y su honda sensibilidad, llena de preguntas inquietantes y risas de alegría permanente, el lector será invitado a formar parte de un mundo singular, profundo en el modo en que Esteban lo construye y lo siente, heroico en la forma en que afronta lo adverso con risas tan honestas como su manera de amar.

Pero Memorias de un niño que no creció es mucho más que esa sinopsis, como lo descubrirá el lector. Me es difícil hablar de esa obra sin que me sienta usurpador del lugar que cada lector escogerá para enfrentar su contenido. Y no por su complejidad estructural, pues su linealidad y claridad son dos de sus virtudes. Y no por la solidaridad de los personajes, pues toda ella resulta ejemplar. Y no por el drama del personaje principal, pues la crisis está en los otros que sienten la necesidad de protegerlo.

 

Foto: Diego Val.

 

Esteban es un chico inolvidable que tiene la capacidad de crear su propio mundo y de vincularse al mundo de los otros por vía de los afectos, de la dulzura de su mirada expectante, de su sorpresa al saber que nacerá su hermano Nico, ahora que sentirá el temor natural de competir por los afectos. Pero también es la historia de una familia que vive en su cotidianidad riesgos y tensiones, en medio de algunos sucesos inesperados. Es allí donde reclama su lugar la memoria de Esteban y donde él enfrentará la realidad de su crecimiento, la realidad de su estar en el mundo.

¿Puede un niño como Esteban ser un niño con barba? ¿Puede decidir entre ser panadero o salir a la calle para extraviarse por las calles de una ciudad donde encuentra que los niños trabajan en los semáforos? ¿Puede la música, con sus instrumentos de feria, mostrarle a Esteban lo más solidario de un entorno donde los amigos más sinceros te llaman en navidad desde otro país para decirte que te quieren? No puedo seguir enumerando las virtudes de esta novela de Esteban, porque sé que el lector no me lo perdonará.

Susana Henao practica la alquimia de la escritura; sabe mezclar azúcar común y bicarbonato de sodio para alimentar la imaginación de sus lectores. Supo encontrar la poesía en la historia honesta de Esteban y una muestra de ternura en la solidaridad ejemplar de su familia. Cuando pienso en esta historia, me pregunto cómo hizo Susana para dejar de lado su propia realidad de mujer novelista y profesora de humanidades; cómo se desprendió de su complejidad de estudiante de química para dejar hablar, a través de su escritura, a ese niño hombre que enreda Esteban en su barba. Sé que están pensando lo más obvio: porque es una madre y es la madre de Esteban.

 

Foto: Diego Val.

 

Pero esa filiación quizá sea la más difícil de sortear para la artista, pues ello implica tomar distancia, ver a Esteban como si se tratara de un niño que pertenece a otra familia vecina. Lo de ser madre es, sin duda, una virtud para narrar las memorias de Esteban.

Pero hay algo más, en esto de construir la voz de Esteban y lo diré con esta palabras: porque Susana es una escritora arriesgada; porque ella piensa el mundo en la musicalidad de las palabras, en el ritmo que ellas imponen, en los implícitos que ellas siembran en una memoria compartida. Porque, además, ella no piensa en ella sino en sus personajes; porque cada mañana, antes de empezar a escribir y recordar con nostalgia el día que decidió que lo suyo no sería el oficio de la química, levanta sus ojos y lee una sentencia de  Horacio Quiroga que ilumina sus sospechas: “Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver”.

Quiroga no sabrá jamás que el punto ocho de su decálogo lo lee cada cierto tiempo, como mandamiento, una madre de familia, mientras Esteban, en algún lugar de la casa, le pide a su padre Jaime dinero para comprar dulces y a su hermano Nico tiempo para jugar. He aquí una memoria que nos hace crecer.

 

Foto: Diego Val.

El limbo de los libros

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Los tres tipos de libros, tan disímiles  en apariencia, comparten un sino común : el de haber sido desdeñados por quienes una vez se cruzaron en su camino cuando, con una pizca de imaginación, pudieron haberlos rescatado del limbo  para devolverles  su condición de impagable


 

Es un ejemplar de Robinson Crusoe, publicado en 1963 en una de esas bellas ediciones  de editorial Losada que hoy son una reliquia en medio del reinado de las impresiones desechables.

En la primera página, un ex libris que exhibe  una flor de Lis coronada por los símbolos de la masonería nos dice que su poseedor fue un Gabriel Roldán, Medical Doctor, residenciado para entonces en la calurosa Barranquilla, según  una  amarillenta tarjeta de presentación que hace las veces de separador.

Lo compré por dos mil pesos en un “Agáchese” de la calle  diecinueve con carrera diez, en el centro de Pereira, y regresé a casa   hojeando el recién adquirido tesoro y pensando en el curioso destino de los libros viejos, que van por el mundo siguiendo un derrotero  acaso más incierto que el de quienes los escribieron.

 

Foto: Diego Val.

 

Unos- los libros de elite, digamos- vivieron una existencia de lujo en los estantes de la biblioteca de  uno de esos hombres de profesiones liberales que entendieron   y asumieron la cultura no como una sumatoria de datos para presumir ante las visitas, sino como una manera de estar en el mundo.

Cuando los patriarcas  que los atesoraron se fueron arrugando como  un pergamino hasta desaparecer de la faz de la tierra, sus descendientes- ágrafos casi todos aunque ostenten títulos profesionales– se deshicieron  de ellos vendiéndolos pesados por kilos a una de esas librerías de viejo que más parecen  una fosa  común que un santuario de la palabra escrita.

Estas, a su vez, cuando la rotación del inventario no satisface las expectativas del dueño, los venden  descuartizados a  alguno de los intermediarios  que  integran la cadena del reciclaje. De modo que, en  mi caso, me siento una especie de héroe anónimo por haber salvado al pobre Viernes ¿lo recuerdan? de una mutilación inexorable perpetrada por un mercader del papel.

 

Foto: Diego Val.

 

Otros pertenecen a una estirpe  maldita: la de los textos de obligatoria lectura en el bachillerato, que los padres de familia compran en ediciones piratas para que sus hijos mal cumplan con sus responsabilidades escolares.

En esa lista están, cómo no, el Elogio de la Locura o Así hablaba  Zaratustra viviendo en público concubinato con esas historias truculentas escritas por   Cuauhtémoc Sánchez para llevar mensajes intimidatorios y edificantes a las  aulas donde los adolescentes  luchan contra los demonios de los estrógenos y la testosterona. 

Una vez despachados y entregado el trabajo al profesor, los libros vuelan en masa  como un ejército expatriado hacia  los mostradores improvisados  por quienes se  ganan la vida revendiéndolos a una nueva promoción de escolares, hasta que empiezan a perder las hojas  al tiempo que las palabras se desvanecen y lo que una  vez fue la historia de una amargo coronel de las guerras civiles se  convierte en un  rompecabezas imposible de descifrar.

 

Foto: Diego Val.

 

Y los últimos, pero no menos importantes, son  esos libros autografiados  por los autores, que en algunos casos incluyen dedicatorias amorosas a inolvidables mujeres ya olvidadas.

Cuando  uno se detiene a contemplarlos formados en fila sobre un papel  desenrollado a la vera de una calle, no puede evitar la comparación con esos calvarios que las madres devotas alimentan a la orilla de nuestros  caminos como una desesperada manera de honrar la memoria de sus muertos.

Los tres tipos de libros, tan disímiles  en apariencia, comparten un sino común : el de haber sido desdeñados por quienes una vez se cruzaron en su camino cuando, con una pizca de imaginación, pudieron haberlos rescatado del limbo  para devolverles  su condición de impagable puente entre los universos presentidos por los autores y los anhelos y temores de esos lectores devotos  que van por el mundo convencidos de que la clave de su destino se encuentra en las páginas de un libro que  ya no alcanzarán a leer.

Bolas, carambolas y tacos en guardia

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Foto Diego Val

La  Cebra que Habla corre, recorre y anda esta ciudad para descubrirla en toda su bella perspectiva.


Bienvenidos

Ahora por los billares y lugares lúdicos de nuestra ciudad. Lugares tan ricos, complejos, diversos, con públicos de todas las edades. Seleccione cualquier foto y comience a moverse entre bolas y carambolas, entre imágenes y lugares emblemáticos de Pereira como el Club Quirama, Billar San Diego, Anarkos 2, Chevillote Club y otros.

 

Saice tarijeño, una delicia del sur

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Foto: José Crespo Arteaga.

Pero Tarija, en el apartado de las comidas, es casi una incógnita para quienes no hemos tenido la fortuna de llegar hasta sus valles apacibles y pueblitos de pictórica estampa.


 

El domingo pasado coincidió con el aniversario del departamento de Tarija, el más pequeño de Bolivia y el más entrañable por lo que a mí respecta. Los tarijeños o chapacos han conquistado el país con su música alegre y vibrante y sus prodigiosos vinos. Y como añadido, la perenne sonrisa de sus mujeres con gracia andaluza. Tarija vive en nosotros en cada guitarreada, en cada grato sonido de botella que es descorchada, en cada cueca que suena pícara a nuestros oídos.

Pero Tarija, en el apartado de las comidas, es casi una incógnita para quienes no hemos tenido la fortuna de llegar hasta sus valles apacibles y pueblitos de pictórica estampa. En nuestra pantagruélica Cochabamba cada fin de semana hay alguna feria gastronómica, ya sea en sus numerosos barrios o en los municipios adyacentes. Era de esperar que por estas fechas, residentes tarijeños hagan una exhibición de su gastronomía para querer impresionar a los cochabambinos. Nunca he ido a festivales que, más allá de las buenas intenciones, siempre semejan comilonas poco apetecibles. Es como evocar los ranchos del cuartel y sus ollas inmensas. En lo masivo se dispersa el sabor y la sazón criolla tiende a desaparecer.

 

Foto: José Crespo Arteaga.

 

Visto así, nada mejor que acudir a un evento reservado, de índole familiar, donde todos nos sintamos a gusto, característica esencial en cada reunión donde se ha de compartir un almuerzo especial. Por fin, íbamos a degustar el plato más característico de esa región, el Saice a la Tarijeña, elaborado por manos tarijeñas para darle relumbrón de autenticidad. No basta con aplicar la receta y ya. La tía Anita, se había afanado más que de costumbre, pues estaba en juego su sapiencia en la cocina y su condición de tarijeña, en el preciso día de Tarija, nada menos. Y bien que le salió, para deleite de todos los invitados.

Llamamos saice en Bolivia a todo guiso, con carne desmenuzada o molida, condimentado con ají seco molido y otras especias, más o menos picante según cada familia acostumbra. De acuerdo a las regiones, varían las hortalizas que acompañan el caldo y, por supuesto, las guarniciones son también diversas. A primera vista, lo más llamativo del saice tarijeño es ver una fresquísima ensalada de lechuga coronando todo el plato. Un raro y extraño maridaje entre un guiso y una hortaliza que se suele servir con platos secos o sin jugo.

 

Foto: José Crespo Arteaga.

 

La segunda sorpresa no podía ser menos al observar esa insólita pareja entre el arroz graneado y el fideo. En nuestro país, se acostumbra servir uno de los dos como guarnición, nunca juntos. Así que ante tal situación, era propicio soltar en la mesa el chiste aquel de ¡qué bien te ha salido tu arroz con venado!  Y, si el interlocutor pusiera cara de ingenuidad, así mismo soltarle la respuesta: el “arroz combenado con fedeo”, pues.

Bromas aparte, qué regia sensación dejaba en la boca la suavidad de la carne, de pura pulpa picada, como diría alguien; con ese ají muy bien tratado horas antes, tanto que su picante era sutil y apto hasta para los niños. Irrepetible guiso (miento, al poco rato estaba repitiendo otra ración), muy bien acompasado con dados de papa harinosa y tiernas arvejas que me despertaban esperanza en la humanidad, descreído como soy.  Y el sabor acidoso, tenuemente agrio de la tunta (chuño blanco) era la joya de todas las sensaciones, el colmo de la delicia aunque no deseable para todos los paladares.

 

Foto: José Crespo Arteaga.

 

La anfitriona se adornó con un postre que ya demasiado tiempo no había yo vuelto a probar. La casi desaparecida gelatina de pata que, menos mal, en Tarija sigue siendo tradición. Porque hay ver, mejor dicho, sentir ese imborrable regusto de la leche y la canela en un punto de solidez que tiembla pero que sabe endemoniadamente sabroso.

Naturalmente, rematamos la faena con gallardía y soltura al son de los vinos y a nuestras espaldas sonaban viejas canciones del terruño tarijeño que hacían emocionar a tía Anita y al resto nos abrigaba el sentimiento de hacernos chapacos de una maldita vez.

 

Foto: José Crespo Arteaga.

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P.S. He aquí algunas de esas canciones por las que muchos envidiamos a los tarijeños:

Los Montoneros de Méndez: “Tantas idas y venidas

Enriqueta Ulloa – “La Bandeñita”

Enriqueta Ulloa: “Volviendo al valle

Los Cantores del Valle – “No pasa nada”

Los Canarios del Chaco: “La llorona Abajeña”

Obras ganadoras de literatura convocatoria Estímulos 2017 Pereira

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Bellos diseños de las portadas y un trabajo de diagramación impecable.

 


CONVOCATORIA ESTÍMULOS 2017


 

La Cebra que Habla presenta los resultados de la convocatoria Estímulos 2017 de la Secretaría de Cultura de Pereira.  En esta entrega encontrará fotos de la promoción del evento, fotos del público y la premiación y por supuesto, los libros de los autores seleccionados. Enhorabuena.

 

 

Libros Seleccionados y Premiados 2017

Fotos Fuente: Secretaría de Cultura de la Ciudad de Pereira

 

 

Escuche una entrevista a unos de los autores seleccionados en esta premiacion: Luis Alfonso Salazar. Obra: Loveland.

 

 

Fotos del Evento

La Pastora, una experiencia verde, natural y única

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¿Sabías que muy cerca del casco urbano de Pereira puedes encontrar un lugar en medio de la naturaleza para alejarte del ruido, la rutina, el afán de la ciudad, y vivir una experiencia única?


Se trata del Centro de Visitantes La Pastora, ubicado en el Parque Regional Natural Ucumarí, uno de los cinco parques naturales regionales protegidos de Risaralda que se pueden visitar. Descubre a continuación cómo llegar, conocer y disfrutar de este paraíso natural.

TARDEANDO: INFORMACIÓN Y DATOS TURÍSTICOS DEL LUGAR

Lugar: Centro de visitantes La Pastora

Altura: 2.600 m.s.n.m.

Clima: Frío

Ubicación: PRN Ucumarí – Pereira.

Foto: Felipe Ospina.

Pero conozcamos algo más de este lugar

La Pastora, un refugio en medio del bosque, está ubicado en el corregimiento de la Florida, en Pereira, a 23 km del casco urbano de la ciudad. El camino al Centro de Visitantes se compone de varios trayectos (carretera, carretera destapada y camino de herradura) que harán vivir una experiencia completa a todos los visitantes. Para el primer trayecto (vía carretera destapada), lo primero que se debe hacer es abordar la “Chiva” o bus escalera que va hacia El Cedral, y que hará un recorrido, de poco menos de 2 horas, por uno de los corredores turísticos más llamativos de la ciudad, apreciándose, en todo momento, el río Otún a un costado del camino, así como los cambios y variedad en los paisajes únicos de la región: Paisaje Cultural Cafetero, sectores ganaderos, agrícolas y piscícolas, y bosque andino.

La “Chiva” se puede abordar en la calle 17, en la Plaza Cívica Ciudad Victoria, desde donde sale desde Transportes Florida en los siguientes horarios:

De lunes a viernes a las 9 y 11 de la mañana, y otra a las 3 de la tarde. Los fines de semana y festivos conserva estos mismos horarios y el dato es que hay dos chivas adicionales; una  las 7 de la mañana, y otra a las 12:30 de la tarde. El valor del pasaje tiene un costo mínimo de $5.100 pesos.

Foto: Felipe Ospina.

Una vez que la “Chiva” llega al final de su recorrido, nos encontramos con un lugar llamado El Cedral, sitio donde se puede encontrar una oferta de servicios que pueden ser de utilidad antes de iniciar la caminata al refugio: tienda, baños, desayunos y almuerzos, todo lo necesario para prepararse antes de partir al lugar señalado, además del alquiler de mulas y caballos, para subir en ellas o transportar maletas o alimentos. Estando aquí, se emprenderá un recorrido a pie de 6 km, que puede tomar entre 2 a 3 horas, dependiendo del ritmo de cada excursionista, hasta llegar al CDV La Pastora.

Esta trocha, llena de rocas, un bosque espeso a lado y lado, y agua, mucha agua, exigirá la resistencia física de todos los aventureros que se atreven a recorrerla, pero hará que el recorrido sea toda una aventura para los amantes de la naturaleza, y que la llegada sea aún más placentera. Si se presta atención en el camino, se podrán escuchar y encontrar la fauna propia de la región:

Barranqueros, Carriquís, Toritos de monte, familias de Monos aulladores, Pavas caucanas, entre la mucha diversidad que hay en la zona.

Foto: Felipe Ospina.

Dos horas después, 6 kilómetros caminados, obstáculos, naturaleza y más,  se encontrará una gran cabaña de color rojo característico: La Pastora, la puerta de entrada al Parque Nacional Los Nevados. Allí, se podrá disfrutar de  un acogedor y cálido espacio, rodeado de montañas y exuberante naturaleza. El Centro de Visitantes está dotado con 34 camas para albergar a los visitantes (previa reservación), y una gran chimenea al interior, con toda una montaña de almohadas, para disfrutar de un agradable espacio con familiares y amigos. También cuenta con una amplia zona de camping, adecuada con baños, duchas y un quiosco con chimenea. Los costos de alojamiento y alimentación son económicos, y existen descuentos para estudiantes, colegios, investigadores, grupos ecológicos y universidades. Ofrecen servicio de desayuno, almuerzo y comida y también “mekato” en una pequeña tienda al interior de la cabaña.

Ya sea que los visitantes se hospeden, acampen o regresen el mismo día, hay que tener en cuenta que la última Chiva sale para Pereira a las 5 de la tarde desde El Cedral.

Foto: Felipe Ospina.

Recomendaciones: Llevar todos los alimentos necesarios o reservar con anterioridad las diferentes comidas en La Pastora. Botiquín de primeros auxilios ya que no estamos exentos de posibles caídas durante el recorrido, repelente, ropa adecuada (botas, sudadera y chaqueta impermeable, para el recorrido, y buen abrigo para la noche en caso de hospedarse), elementos de camping, linterna. Y no olvide: no destruya la vegetación, no contamine las fuentes de agua y no deje basura.

Video del viaje al Centro de Visitantes La Pastora