viernes, mayo 16, 2025
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En Quilca Perú, existía uno de los bulevares de libros de segunda mano más buscados de Latinoamérica.

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Hoy en día el terreno ubicado en pleno Centro Histórico de Lima es una cochera de autos, ha vuelto a las épocas oscuras de la delincuencia y el microtráfico de drogas.


 

Hubo una vez una calle sucia, guarida de ladrones y espacio laboral para microtraficantes de pasta y prostitutas. La recuerdo así, desde aquel verano de 1995 que comencé a recorrer a consciencia las calles del Centro Histórico de Lima.

Ubicada a menos de cincuenta metros de la Plaza San Martín y en paralela a la Av. Nicolás de Piérola, la segunda cuadra del Jirón Quilca conoció épocas más dignas.

 

Quilca Peru, Tomado de ElPais
Quilca Peru, Tomado de ElPais

 

Y no es leyenda oral, sino realidad testimoniada en novelas y ensayos, que nos señalan su importancia como foco cultural, puesto que en sus bares y restaurantes solían reunirse artistas, poetas, escritores, músicos e intelectuales, que en la algarabía de las noches azules pergeñaban proyectos y, ante todo, discutían y pensaban la problemática peruana.

Esta mítica segunda cuadra fue un punto de encuentro, cuya tradición la podemos rastrear hasta la década del 20 del siglo pasado. Allí, a saber, vivió durante un tiempo el mayor poeta peruano César Vallejo, además, el imprescindible ensayista José Carlos Mariátegui solía reunirse en los cafés de Quilca con sus seguidores.

 

Tomado de erasmusu
Tomado de erasmusu

 

No estamos ante datos menores, sino ante una pequeña muestra de su urbana fuerza seductora que no ha conocido de desdenes generacionales.

Sin embargo, algo pasó. El nefasto primer gobierno de Alan García aniquiló no pocos espacios del Centro Histórico, incluyendo Quilca. Pues bien, a pesar de la crisis, en Quilca sobrevivieron algunos bares, suerte de bastiones de resistencia que cobijaron en el decenio ochentero a los representantes de la movida subterránea y también a varios grupos poéticos y artísticos. En otras palabras, la tradición cultural quilquense resistió como pudo los peores años de la historia política, económica y social del país.

Cuando recorrí Quilca por primera vez, lo hice con todos los cuidados posibles. Bastaba que fueras  un forastero para ser  rodeado, agredido y asaltado. No importaba si era de día o de noche. Pasar por esa segunda cuadra era ingresar a una suerte de Far West bajo cielo gris, una tierra de nadie en la que importaba muy poco si te considerabas un vecino de la zona, como era mi caso.

Es decir, nunca he vivido en el Centro pero lo he recorrido desde niño, siendo testigo de sus calles y pasajes en los que había que tener cuidado, y esta segunda cuadra del jirón demandaba toda la atención posible. Quien quería comprar libros a los “libros de Quilca”, tenía más de una opción de llegada y ninguna de ellas te brindaba la seguridad mínima.

 

 

Tomado de Peru.com
Tomado de Peru.com

 

Eras tú mismo y tu destino.

Durante los primeros años 90, los libreros se habían juntado en la tercera cuadra del jirón. Tenía dos accesos, el de la calle Belén, bajo la presencia del monumento de San Martín en la plaza y la  del Teatro Colón, en aquel entonces en su rol de epicentro para los amantes de películas porno, o Camaná, en cuya esquina con Quilca se agrupaban combis con dirección al Callao, lo que resultaba peligroso, ya que los ladrones estaban atentos al primer despiste del transeúnte.

 

Tomado de bolgspot
Tomado de bolgspot

 

Solo en esa tercera cuadra, en su desorden y vesánica oferta de libros, podía hallarse una relativa seguridad.

Sin embargo, un día el asunto cambió. Era una olvidada tarde de agosto de 1996 y me dirigía a comprar libros donde los libreros ambulantes de la tercera cuadra del jirón, cuando me di con la sorpresa de que ya no estaban allí. El alcalde de entonces, Alberto Andrade, estaba llevando a cabo una salvaje política de “limpieza”, que consistía en botar, sin importar las formas, a los vendedores ambulantes de las calles.

 

Boulevar de la Cultura, Quilca. Tomado de rocanrol.pe
Boulevar de la Cultura, Quilca. Tomado de rocanrol.pe

 

Cuando pregunté por ellos, varios vendedores ambulantes de comida y golosina me dijeron que los libreros habían formado comisiones a la búsqueda de un local. Sentí desconcierto y desazón, y también ansiedad, porque gracias a los libreros podía comprar títulos descatalogados, revistas de cine y rock, además, entre las rumas de libros en oferta cabía la posibilidad de hallar una joyita poética peruana.

 

 

 

Pasado un tiempo, un grupo de libreros alquiló un terreno ubicado en la segunda cuadra de Quilca, así es, en la intransitable cuadra conquistaba por los microtraficantes de pasta, hierba y cloro. Ni bien me enteré, me dirigí a ese nuevo espacio. Y lo que vi fue calamitoso. Piso de tierra, ausencia de servicios higiénicos y esteras para diferenciar los lugares a ocupar por los más de 40 libreros, cuyos libros estaban guardados en cajas y costales.

 

 

Boulevar de la Cultura, Quilca. Tomado de rocanrol.pe
Boulevar de la Cultura, Quilca. Tomado de rocanrol.pe

 

Pensé que no durarían mucho tiempo. ¿Quién se atrevería a venir a comprar libros si sabes que te van a asaltar así llegues o te retires?, me pregunté.

Como todo proyecto que inicia, los libreros la pasaron muy mal en sus tres primeros años. Por ejemplo, era cosa de todos los días verlos en la calle, llamando a los transeúntes, sin importar la humedad natural de la ciudad, potenciada precisamente en las calles de su Centro Histórico.

No vamos a caer en la mezquindad, la verdad se impone en sus hechos: los libreros de Quilca, que conformaron La Asociación Cultural Boulevard Quilca, rescataron esta calle.

 

Libreros Tomado de blogspot
Libreros Tomado de blogspot

 

La presencia de ese terreno en que empezó a funcionar una feria de libros permanente, propició la aparición de librerías que comenzaron a ubicarse en la segunda cuadra del jirón, del mismo modo restaurantes, tiendas y bares, hasta centros contraculturales como El Averno.

 

Centro cultural el Averno Tomado vidasurrealista
Centro cultural el Averno Tomado vidasurrealista

 

La resurrección de Quilca se dio gracias a la presencia de libreros en aquel terreno. De esta manera se comenzó a rescatar la tradición y bohemia de toda esa segunda cuadra. No hay mejor prensa que el “boca a boca”, por eso, no pasó mucho para que se instaurara en el imaginario capitalino la seña de valor: cuando se decía “Vamos a Quilca”, la referencia era obvia: el Bulevar  como punto de encuentro e implícita búsqueda.

 

Libreros Tomado de blogspot
Libreros Tomado de blogspot

 

Por ejemplo: llegabas en la tarde, comprabas libros, almorzabas en uno de sus restaurantes, te encontrabas con amigos en la calle, ibas por unos tragos ya sea a los bares Queirolo y Don Lucho, y esperabas el nocturno desenfreno dionisiaco que ofrecía la misma calle, escenario en el que acaecía de todo.

A fines de los noventa, cuando la dictadura de Alberto Fujimori se despojó de su careta democrática, grupos de estudiantes universitarios, sindicatos y colectivos, se reunían en Quilca para dirigirse a la Plaza San Martín, regresando horas después a Quilca, que se impuso como la calle del descanso y el placer, de la inconformidad y  de la libertad de opinión.

Lo que no se podía decir en los circuitos oficiales de la inteligencia, lo podías expresar allí.

 

Noches en Quilca Tomado de CITIO
Noches en Quilca Tomado de CITIO

 

Los libreros de la asociación dieron el impulso que hizo de Quilca no solo un destino cultural para peruanos y extranjeros, sino también toda una  tradición que rescató un sentimiento de agitación y de libertad. Además, como si el destino de la calle no fuera otro que el cultural, Quilca, en el idioma quecha, significa escritura. Y un dato más para el acta: esa misma calle fue un camino Inca.

 

 

Tomado de Mapio
Tomado de Mapio

 

A mediados de 2011, cuando Quilca ya formaba parte del imaginario cultural de la capital, me embarqué en un proyecto libresco en el Bulevar. Pasé de lector a ser lector-librero. No sufrí lo que los libreros de la asociación sí, y pude conocer los beneficios del nombre ganado del lugar, como también sus problemas internos.

 

Para mí fue una oficina en la que escribía, fumaba y escuchaba buena música, pero ante todo un espacio para la conversa con escritores jóvenes y reconocidos, estudiantes, políticos, directores de diarios, periodistas y muchos lectores con los que hablabas de libros y de quienes aprendía.

 

 Pequeña librería. Fotografía Camila Muñoz Parietti.
Pequeña librería. Fotografía Camila Muñoz Parietti.

 

Y lo que jamás imaginé: en los últimos respiros de la asociación, llegué a ser el representante de los libreros, a petición de la mayoría de los mismos.

En síntesis, la historia es así: el terreno pertenecía al Arzobispado de Lima, que lo alquiló a los libreros con el único fin de la promoción cultural. El contrato de alquiler se respetó durante muchos años, lo que no quiere decir que fueran tiempos felices, porque algunos asociados fundadores abusaron de su poder, subarrendando espacios cuando estaba totalmente prohibido hacerlo.

Este y otros detalles eran del conocimiento del Arzobispado, que como tal no hizo honor a su nombre, menos a su discurso de apuesta por la cultura y la educación, y peor aún, a la honestidad que debe regir su accionar, puesto que en mi gestión de representante se descubrió que el terreno no le pertenecía a este organismo eclesiástico.

De sus 1500 metros cuadrados, el Arzobispado era dueño de la tercera parte y por más de quince años cobró alquiler como si fuera dueño de su totalidad.

Se juntaron entonces los dos peores males de la cultura peruana: la “criollada” o viveza de los asociados y el desmedido afán de lucro de la Iglesia Católica. Si algo más puedo decir de mi gestión, es que se ejecutaron medidas correctivas contras los malos asociados y que en todo momento se buscó un diálogo con el Arzobispado, más este se negó aduciendo que tenían fines más nobles para ese terreno del que solo era dueño de su tercera parte, según consta en las escrituras de su donación.

El Arzobispado se consideraba dueño de todo, hasta del espíritu que en las madrugadas recorría los pasadizos, materializándose, según los muchos guardianes que el bulevar tuvo a lo largo de los años, en una blonda mujer de talle lujurioso, que desnuda montaba una salvaje yegua negra. En voz de los ancianos que viven en Quilca, esa mujer no era otra que la dueña que donó el terreno para fines de la cultura y educación.

 

 

Tomado de erasmusu
Tomado de erasmusu

 

Hoy en día el terreno del bulevar  es una cochera de autos. La Asociación Cultural Boulevard Quilca conoció su destino: desapareció.  Muchos de sus libreros ocupan otros locales del jirón y alrededores. Y un grupo de estos ha constituido otra asociación y con mucho esfuerzo ha formado una feria permanente en el Parque de la Integración, en el distrito del Rímac.

Ante la ausencia del bulevar, la segunda cuadra de Quilca ha vuelto a las épocas oscuras de la delincuencia y el microtráfico de drogas. Esta segunda cuadra ya no es la misma, sus pocos libreros resisten ante un contexto que los invita a claudicar y dedicarse a otro negocio.

 

 

Tomado de labrujuladelazar
Tomado de labrujuladelazar

 

Estamos, pues, ante una cruda metáfora de lo que es la cultura y la educación en el Perú, y también presenciamos una luz: con gente de buena voluntad, la cultura también puede rescatar espacios con tradición que tanto necesita el Centro Histórico de la capital peruana.

El liderazgo es un asunto de niños y jóvenes en el barrio Nacederos

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Movimientos, plataformas y grupos de jóvenes hoy en día no solo están liderando procesos en sus barrios, también se apoderan de la ciudad para poder gestar las necesidades de un bien común, de todas las personas que habitan el mismo espacio y comparten procesos. Son un ejemplo que debemos resaltar.


 

 

 

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No es extraño llegar al barrio y ver jóvenes que caminan de un lado para otro  por sus coloridas calles, recibiendo a su paso personas de todas las edades a las que miran con admiración y respeto. Nunca una visita es mal recibida.

“Hola profe” es la frase que más pronuncian los habitantes cuando pasa algún joven de la comunidad.

Niños que a su paso, entre juegos y risas, preguntan: “a qué hora es el entreno de hoy”, “yo no puedo ir hoy a practicar”, o “para que me tenga en cuenta en el próximo partido”.

 

 

Esta es la historia de tantos jóvenes del sector, y la de Angie Paola Taborda de 21 años de edad.

Angie y su familia son desplazados de Quinchía, llegó a los ocho años a Nacederos, barrio que se  convirtió poco a poco en algo similar a su lugar de origen.  

Allí ha visto a su madre trabajar arduamente desde su casa en  labor social a través de Bienestar Familiar, son 13 niños desplazados de bajos recurso, gracias a este ejemplo nace el amor a la pedagogía.  

 

 

“Toda la vida me ha gustado compartir con los niños”, comenta Angie Paola mientras detiene su mirada y observa a los más jóvenes de su comunidad, quienes están ahora bajo su responsabilidad.

 

 

Angie hace parte del grupo de trabajo de la Fundación Footballpeace,  se encarga de diligenciar trámites, documentos y papeles, buscar convocatorias y demás certámenes donde participar. Pero lo más importante es velar  por los valores, el respeto, la unión y la enseñanza dentro de esta Fundación.

 

 

La Asistencia Administrativa que estudió, al mismo tiempo cursando parte del bachiller en el colegio Matecaña, en  articulación con el SENA, le ha servido para desempeñar una buena labor que se ha ido complementando con el estudio de atención integral a la primera infancia, técnico del SENA, y la cual está por terminar. Más adelante espera obtener los recursos para hacer una licenciatura en pedagogía infantil.

Considera como regla de vida el buen ejemplo a los niños desde temprana edad, porque más adelante se complica o simplemente ya no se puede.

 

 

Movimientos, plataformas y grupos de jóvenes hoy en día no solo están liderando procesos en sus barrios, también se apoderan de la ciudad para poder gestar las necesidades de un bien común, de todas las personas que habitan el mismo espacio y comparten procesos.

Una misión más grande está quedando en manos de jóvenes que se han ido formando para que su voz y su espíritu sean escuchados, y logren grandes trasformaciones.

Ahora el reto es más grande, los padres de estas nuevas generaciones tienen una gran responsabilidad. El ejemplo también lo es todo.

 

 

Aún hay algunas falencias en los líderes, y una gran apuesta para los jóvenes que buscan beneficios que involucren a todos sin intereses, ni influenciados por la politiquería o los egoísmos.

“Lo que le falta a los líderes es que no piensen tanto en lo económico, que lo hagan porque les gusta de verdad” comenta Angie a quien le encanta ayudar y trabajar para su comunidad y las nuevas generaciones, los niños.

 

 

Y como responsabilidad de los padres, Angie Paola considera que estos deberían de estar más pendientes de sus hijos o mantenerlos ocupados en programas y procesos que les aporte como personas de bien, en donde los valores predominen.

Al invertir  bien el uso del tiempo libre,  habrá menos interés o refugio para los asuntos de la calle.

 


 

“Antes que sea tarde”: ¿discusión inútil o panfleto sobre la alteración del medio ambiente?

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Leonardo DiCaprio se despacha con un documental donde es necesario llevar sombrilla y  kit viajero, lo que verá lo dejará lleno de carbón, untado de mierda de vaca, oliendo a gas carbono, con la presión alta. Toda una  serie de comodines para aumentar el pesimismo frente al mundo actual.


 

Título original: Before the Flood
Estados Unidos,  95 min, 2016
Director: Fisher Stevens
Guion: Mark Monroe
Narrador: Leonardo DiCaprio
Protagonistas: Leonardo DiCaprio
Género: Documental
Música: Mogwai, Trent Reznor, Atticus Ross, Gustavo Santaolalla
Fotografía: Antonio Rossi

 

Before-the-flood Tomado de spiritualityandpractice
Before-the-flood Tomado de spiritualityandpractice

 

La agenda global pasa por temas apremiantes. Es urgente enlistar los asuntos de carácter prioritario, y ofrecer  alternativas. Sin embargo, el llamado terror consume la mayor parte de esfuerzos.

Aunque, en palabras optimistas,  es  un mundo mejor, relativamente  tranquilo y con tasas de vida más altas que en décadas anteriores, las noticias no paran de replicar los hechos más dramáticos. Nos mantienen alertas frente a fenómenos tan graves como las guerras, los políticos corruptos y las dictaduras que aparecen cada tanto.

Hay matices y al otro lado una realidad en crecimiento que no se puede negar: el deterioro del  vientre global donde vivimos. Lo hemos saqueado y destruido, y ante tanta explotación se encuentra en jaque.

 

Tomado de beforetheflood
Tomado de beforetheflood

 

El actor Leonardo Dicaprio, ha venido difundiendo un mensaje de alerta: “Antes que sea tarde”. Millones de personas en el mundo lo han escuchado y visto a través del documental estrenado en 2016.

Si usted quiere, saque la sombrilla y un kit viajero,  lo que verá lo dejará lleno de carbón, untado de mierda de vaca, oliendo a gas carbono, con la presión alta. Toda  una serie de comodines para aumentar el pesimismo, aunque las alternativas se dan.  

El hecho fatídico es que unas pocas personas, muy pocas realmente,  vienen lesionando, casi como un asesinato, el planeta tierra. El resultado es desfavorable y todavía muchos niegan que tal hecho sea relevante o tenga que discutirse.

Antes que sea tarde, desde luego se basa en una visión apocalíptica. Las estadísticas son nefastas y las trompetas suenan sin cesar.

 

Tomado de Ecologiaverde
Tomado de Ecologiaverde

 

La aceleración de los daños no da tregua: las emisiones de gases metanos van en aumento, y la agenda política sobre el grado de calentamiento exige no subir más de dos grados.

Los huecos que taladran la tierra, las quemas desaforadas, el bituminoso color de la tierra por la explotación, las graves secuelas que quedan al acabar con ciertas  especies, el deshielo, son algunas de las  situaciones que el documental no deja de restregarnos, nos pone de frente ante  los sinsabores que deja nuestro paso por el  planeta. Y sin concesiones  le  pone  nombre a los responsables.

Eso sí, todo parece mejorar con un clic, si somos optimistas, cuando el hecho va más allá, y lo estructural, los modelos de vida que llevamos y  el sistema dominante, son puntas que no se cuestionan.

 

INDONESIA- Leonardo con Farwiza Farhan y Rudi Putra. Tomado de Ecologiaverde
INDONESIA- Leonardo con Farwiza Farhan y Rudi Putra. Tomado de Ecologiaverde

 

El panorama es amplio en mostrar imágenes que muchos no han visto. Los sitios a los que se desplazan por ejemplo: lugares remotos y ya no existentes por la subida del nivel del agua en el mar, aquellos desde donde se invocan suplicios para obtener de nuevo sus cultivos arrasados por las lluvias. En algunos inclusive  se clama por el agua porque ya casi no queda, o  se pide energía porque no ha llegado.

Quiere decir que hay un grado de fervor para creer en lo que parece imposible.

Y nos da hasta opciones a nosotros ¡sí tenemos modos de contribuir! Un dato nada más: las vacas ocupan un espacio de privilegio en el mundo, hay más de 70 mil millones. No sólo son de lo más desastroso por la emisión de metano sino que no hay una relación -en su modo de criarlas de modo masivo- armónica con el ambiente.

¿No deberíamos parar su consumo y regular la alta producción de ganado? Sólo imaginen lo que hay que lograr para alimentar  ese número de animales.

 

 

Before-the-Flood. Tomado de Inhabitat
Before-the-Flood. Tomado de Inhabitat

 

Otro cuestionamiento es qué estamos comiendo y qué nos causan esos alimentos. La vida nuestra depende de lo que comamos, y el consumismo no promueve estilos de vida saludables. Intoxicamos a los niños con preservantes y una cantidad de comida no apta.

Si tuviéramos la decisión de poner un perfil del planeta para que otros tuvieran una identidad de nosotros: ¿qué imagen elegir?

Antes que sea tarde, podría ser un eslogan, sin embargo, eso no nos va a salvar, ni está produciendo el efecto de alistar decisiones seguras sobre nosotros y nuestro futuro.

Estamos en riesgo, alguien ya prendió la alarma.

La discusión sobre el fenómeno del acabose del ambiente es ya de película.

 

 

Hay políticos como Trump, que piensan y aseguran que lo del calentamiento global es un invento. Otros más frenéticos consideran que ya está puesto el acelerador hacia el despeñadero de la casa donde hemos vivido. Y no hay freno, ni botones de apagado, ni como saltar.

Leo, el niño de Hollywood, cree que hay esperanzas y provoca un mensaje: no sólo es nuestro hogar, sino el de millones de especies: ¿valdrá la pena hacerle un juicio a los responsables? ¿Qué medidas habrá que tomar? ¿Será tarde? ¿Queda algo por hacer?.

 


 

Óscar Hernández, poeta de todas las cosas

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El llamado primer poeta surrealista de Colombia, falleció el pasado lunes 4 de septiembre, a dos meses de cumplir  92 años. En su obra propuso una poesía de ruptura, próxima a las preocupaciones e intereses del común de los hombres.


 

 

“El mundo es un almacén de temas”.

Óscar Hernández

(De una entrevista para televisión de Clara Marcela Mejía)

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Papel Sobrante y Poemas del Siglo XXI

Óscar Hernández

Sílaba Editores

2017

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Cantante de tango, compositor, cronista, locutor, libretista radial, comentarista deportivo, escritor, ensayista, amigo de sus amigos, actor de nueve películas, ganador del Premio Esso de Novela en 1965 con su obra Al Final de la Calle, pero ante todo, poeta, Óscar Hernández murió, a dos meses de cumplir  92 años, el 4 de septiembre del 2017, día en que yo escribía en Pereira la reseña de su libro Papel Sobrante y Poemas del Siglo XXI, de Sílaba Editores.

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Tomada de El Colombiano
Tomada de El Colombiano

 

Deseché lo escrito, por quedar, de golpe, fuera de contexto, y vino a mi memoria un fragmento del prólogo del libro Tumbas de Poetas y Pensadores de Cees Nooteboom, que ya había utilizado en otra parte:

“La mayoría de los muertos callan. Ya no dicen nada. Literalmente ya lo han dicho todo. Pero no sucede así con los poetas. Los poetas siguen hablando”.

 A nadie podía quedar mejor esta definición de trascender poético que al poeta antioqueño, pues su poesía no es solo oral, sino conversacional, cercana a las grandes mayorías y ajena a los conventículos parnasianos de los Núñez, los Caros, los Marroquín, los Rivas Groot, los Valencia, bardos, en fin, de la clase dirigente y bipartidista que extraían la terminología y los vocablos para sus rimas de los rancios y sobredorados arcones de la academia.

 

Tomada de Silaba
Tomada de Silaba

 

 Oscar Hernández propone una poesía de ruptura, próxima a las preocupaciones e intereses del común de los hombres. Esto le generó durante más de veinte años críticas y sarcasmos de los guardianes de la cultura oficial, hasta que Jorge Zalamea al hacer un recuento  de la poesía de la época, lo reivindicó al definirlo como el primer poeta surrealista de Colombia.

 Nacido en 1925 en Medellín, era apenas un niño cuando se incendió la avioneta de Gardel y la ciudad se redefinió en su sensibilidad y sus aires de tango, y él debió adherirse al sentir colectivo.

Como expresión de la poesía nacional, junto a Rogelio Echevarría con El Transeúnte, Luís Vidales con Suenan Timbres, Aurelio Arturo con Morada al Sur, Óscar Hernández con Las Contadas Palabras, es uno de los precursores de la nueva poesía.

 

 

Tomada de NTC Libros de Poesía
Tomada de NTC Libros de Poesía

 

Poeta de la espontaneidad y sencillez del habla común, su léxico es el del hombre de la calle y la suya, la gramática de todos los oficios, la que por fuerza es a todos asequible.

 

                                                    Y además, para que todos sepan,

                                                    yo no puedo decir nada distinto

                                                   de lo que dicen todos.

                                                    La voz del hombre siempre estuvo prendida

                                                    al eco de las otras.

                                                    Estas palabras son las mismas,

                                                    las mismas que dijera un condenado a muerte,

                                                    o las solas palabras que diría el hombre que da trigo

                                                    al pico de los pájaros.

                                                    

                                                    (Fragmento tomado de Las Contadas Palabras.)

 

Tomada de Silaba
Tomada de Silaba

 

Pero no solo su poesía está tocada por la sencillez, la prosa de sus columnas de prensa tituladas Papel Sobrante, en honor a una empresa editorial de la que debió desistir, publicadas durante más de cuarenta años en El Colombiano, son apuntes de todo lo que sucede a su alrededor: en el mercado,  la cafetería,  el metro,  la cola de un banco, en el cine, en la sala de urgencias de un hospital, en cualquier escenario, porque todo lo suyo vive del impacto de la realidad.

Octavio Paz afirma que todo es poesía, que esta no se encuentra necesariamente en la forma. Es verdad: tiende a desbordarse a la totalidad, y su hallazgo depende de la mirada del poeta. Óscar lo es en todo momento, y nada escapa a la esencialidad de su mirada y su decir.

Cuando un director de cine nacional quiso imponerle  fidelidad a un libreto, él le aclaró que es muy difícil guardar un tono natural con una frase ajena. Dueño de un humor muy paisa y un vocabulario extraído de las arcas de los oficios cotidianos, repelía las frases rebuscadas y solemnes. Consideraba a León de Greiff, un poeta inalcanzable en su erudición y oscuridad, y a Aurelio Arturo, el más grande de todos.

 

Tomada de El Colombiano
Tomada de El Colombiano

 

 Papel Sobrante y Poemas del Siglo XXI, publicado por Sílaba, recoge una oportuna selección de sus textos en El Colombiano y parte de lo último de su producción poética, que parecerían haberse congelado con su muerte.

Pero la poesía con que Óscar Hernández construyó la totalidad de su ser no dejará de hablar, como los poetas de Nooteboom, al hombre de todas las ciudades, al hombre común, al de esa aldea que en su universalidad podría ser toda la Tierra.

 


 

Práctica deportiva: salud, disciplina y mística.

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Su situación ha desmejorado con el paso de los años. Las ligas son apenas de nombre, y existe una sensación generalizada de    abandono por parte del Estado; tanto de los procesos como de las instalaciones deportivas.


Todo padre quiere que sus hijos sean saludables. Por ello, la mayoría de ellos se encuentran siempre preocupados por estimular la práctica de algún deporte, considerándolo vital en la formación de los niños.

Cuando era pequeña, mi hermana me inició en la práctica del baloncesto.

 

 

 

Primero fui del equipo del colegio, y después luché para ser seleccionada en la liga del departamento.

En la liga risaraldense de baloncesto el trabajo era duro. El entrenador nos estimulaba, nos trataba con cariño, pero también nos exigía.

Su nombre era Humberto y fue central en mi formación, porque la práctica de un deporte a edad temprana se vuelve una rutina que se adquiere y nunca se olvida, da un sentido del logro colectivo, vacuna contra la frustración, y ayuda a  estructurar una vida orientada a metas y objetivos.  

 

 

En mis recuerdos, el baloncesto en Risaralda era un deporte en ascenso: se instaló una cancha de madera (supongo de última tecnología) y teníamos un equipo profesional.

Hasta asistimos a un torneo suramericano. Debería buscar una foto que conservo en algún lugar: una emocionada niña de 11 años haciendo barra a su selección.

También existía la liga de voleibol. Nuestros amigos de colegio practicaban en el coliseo Menor, y allí íbamos a animarlos, pero, sobre todo, a hacer amigos.

 

 

La verdad es que nunca tuvimos la sensación que comparten las familias y los niños de hoy, en relación a la práctica del deporte en el Departamento, de abandono por parte del Estado, tanto de los procesos como de las instalaciones deportivas.

Hoy día, las ligas son apenas de nombre. No parecen tener un interés especial en apoyar y patrocinar a los deportistas, y, sobre todo, se ha perdido la mística; ese sentido de ser seleccionado.   

Se trata, en principio, de cosas sencillas: dar buenos uniformes, pagarle a un entrenador que ame su trabajo, incorporar un apoyo sicológico, acompañar en torneos y programar eventos para mejorar el desempeño en la competencia.

 

 

Muchos de ellos son actos simbólicos que cuestan poco dinero, pero dependen del entusiasmo y compromiso de los gobernantes y sus funcionarios respectivos.

Por otro lado, los escenarios deportivos en Pereira se encuentran muy deteriorados.

En los coliseos Menor y Mayor, en el estadio, en las piscinas olímpicas o en el velódromo, los baños son imposibles de usar. En general, hay un estado ruinoso en todas las construcciones.

Invertir en su mantenimiento cuesta dinero, pero, ya los tenemos. Nos valdría muchísimo más volverlos  a  construir.

 

 

Es un asunto  complejo de abordar, pero, para empezar, propongo a los deportistas y sus familias que le pidamos una cita al Gobernador.

Si mi propuesta tiene eco, y recibo un buen número de comunicaciones, me comprometo a gestionarla.  

Sería realmente útil que quienes practican los diferentes deportes pudieran contarle de primera mano al Gobernador las carencias y dificultades que viven día a día.

Estoy segura que él está dispuesto a escuchar y a mejorar.

 

Conoce más de sus columnas

 


 

Encuentro de escritores en Calarcá: tejedores de memoria y paz

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El  Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales, que se realiza en la segunda ciudad del Quindío, celebró este año su primera década. El posconflicto fue el gran protagonista entre voces, páginas y una amplia programación de ciclos y talleres formativos.  


 

 

Fotografías: Elizabeth Pérez P.  

“Un cansancio imprevisto se le había instalado en la boca del alma.

El alma tiene boca. Sí.

Y puede estar en el estómago, en el corazón, en el bajo vientre, en los pulmones, en las piernas que se resisten a caminar”.

Fragmento de la novela Los derrotados, leído por el escritor colombiano Pablo Montoya Campuzano, durante su intervención en el X Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales, que se celebró en Calarcá hasta el pasado sábado 9 de septiembre.

 

[Escucha el audio]

 

 

A medida que con lentitud rodaban las imágenes de las crueldades de la guerra acaecida en Colombia, Pablo Montoya describía, con su voz sonora, clara, y un dejo de tristeza, la foto allí plasmada.

Parece todo tan real.

Cada palabra cumplió a cabalidad con el anuncio dado para su charla: ‘Dosis de memoria, imágenes verbales de la guerra’.

 

Sin embargo, es ficción.

 

Una ficción que los colombianos hemos vivido como realidad durante más de medio siglo.

Pasó con su voz por Segovia, Mutatá, Ituango, Granada y San Luis, en Antioquia, por Bojayá, en el Chocó, y otros lugares de la geografía colombiana no menos macabros a raíz de la guerra, a través de la descripción minuciosa, detallada, dolida, de las voces apagadas de esos derrotados protagonistas de su novela.

 

 

 

En el auditorio llegó un momento que los aplausos se apagaron. No hubo ánimos para juntar las palmas. El silencio acompañó el relato de Pablo Montoya, quizá en honor a los muertos desperdigados por campos y pueblos olvidados por un país que siguió con su vida, porque es que es necesario, es indispensable continuar.

Esta ‘Dosis de memoria’ la trajo Pablo Montoya encapsulada en las fotos tomadas por uno de los protagonistas de su novela.

Y la fue soltando de a poco.

Hasta que su voz impregnó el auditorio de la Casa de la Cultura de Calarcá, sin lograrse escuchar ni siquiera la respiración de los asistentes.

De pronto, de vuelta a la realidad…

La charla terminó. Se oyeron los aplausos.

Nos levantamos de las cómodas sillas, casi con solemnidad.

Nuestros espíritus seguían vagando por esos lugares inciertos de la guerra, de los lamentos y el dolor.

 

 

Foto Archivo particular
Foto Archivo particular

 

En su adolescencia, Pablo Montoya nutrió su espíritu, su alma, con lecturas que ahora, al cabo de unas cuantas décadas de transitar por distintos lugares del planeta Tierra, le han permitido pensar, repensar, reflexionar este conflicto armado colombiano, para contárnoslo más allá del horror.

Leyó a Hermann Hesse, Leon Tolstoi, Enmanuel Kant, claro, entre muchos otros escritores y pensadores pacificistas, como el polémico Erasmo de Rotterdam.

 

 

 

Los 43 escritores nacionales invitados y los dos internacionales, además de ofrecer charlas en los espacios habilitados por los organizadores, en especial la Casa de la Cultura de Calarcá, estuvieron en distintas instituciones educativas dictando talleres y conversando con los estudiantes.

La programación trascendió las letras. Hubo también conciertos, recitales de poesía musicalizada, exposiciones de fotografía, talleres de escritura creativa y de elaboración de guiones, además de la exhibición de la película ‘Pariente’, escrita y dirigida por Iván Gaona, fundador además de la productora La Banda del Carro Rojo Producciones S.A.S., en compañía con Diana Pérez Mejía.

 

Otros momentos del X Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales

 

 

 

En la charla Los desafíos de la prensa en el posconflicto, entre los periodistas y cronistas José Navia y Miguel Ángel Rojas, moderada por Juan Felipe Gómez, el ex director del periódico La Crónica del Quindío destacó que es necesario “ayudar a construir desde el optimismo”.

 

 

Martha Nubia Bello, directora del Museo Nacional de Memoria, y Miguel Ángel Rojas, conversaron sobre el papel que tendrá este emblemático sitio que se construirá en Bogotá, para superar las heridas de guerra en Colombia.

 

[Puede ver más aquí]

 

Los escritores Santiago Gamboa y Daniel Ferreira ofrecieron al auditorio la charla Guerra y paz, desde la Ilíada hasta nuestros días, en la que conversaron sobre el heroísmo y la derrota en la literatura.

 

 

En el primer piso de la Gobernación del Quindío, Julio César Prieto conversa con el cronista  Camilo Alzate.

 

Foto Archivo particular
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Los escritores visitan los colegios: El poeta español Ernesto Pérez Zúñiga, conversa con los mejores lectores de  las instituciones educativas de Calarcá, Quindío.

 

Foto Archivo particular
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Daniel Ferreira en la Institución Educativa Antonio Nariño. 

 

Foto Archivo particular
Foto Archivo particular

 

Herménégilde Chiasson compartiendo con los estudiantes del Instituto Educativo San José.

 

Foto Archivo particular
Foto Archivo particular

 

Algunas fotos del encuentro.

 

También hubo ponque para conmemorar los 10 años del encuentro
También hubo ponque para conmemorar los 10 años del encuentro

 

Poesía musicalizada
Poesía musicalizada

 

La música estuvo a cargo de Carlos Reyes
La música estuvo a cargo de Carlos Reyes

 

Segundo día del encuentro. Calarcá Quindio
Segundo día del encuentro. Calarcá Quindio

 

Herménégilde Chiasson en su visita a la Intitución Educativa San Jose
Herménégilde Chiasson en su visita a la Intitución Educativa San Jose

 

Público estudiantil asistente
Público estudiantil asistente

 

 


 

 

El rastro de azufre

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En 2016 el escritor y periodista Gustavo Acosta publicó el libro  Un pacto con el diablo. Un  recorrido por  las huellas del conocido personaje en una sociedad marcada por la presencia de la Iglesia Católica.  Es a su vez un homenaje a Héctor Escobar Gutiérrez, el llamado Papa negro, nuestro   mayor mito literario relacionado con el satanismo.


 

 

“Está comprobado que el demonio tiene propiedades sulfúricas y esto no es más que un poco de Solimán”, sentencia el sabio  Melquiades en un episodio de Cien años de soledad.

El poeta y periodista Gustavo Acosta se  propuso seguir ese rastro de azufre entre nosotros, y  para ello contó con el respaldo del Cuadragésimo cuarto Salón Nacional de Artistas (Aún) que tuvo como sede a Pereira entre septiembre y noviembre de 2016.

El resultado de esas pesquisas es un libro de noventa y dos páginas, publicado bajo el título de Un pacto con el diablo. En su  recorrido,  el autor  redescubre las huellas del conocido personaje en una sociedad que, como la nuestra, está marcada por la presencia de la Iglesia Católica y su encuentro , casi siempre violento, con los  ritos y creencias de los pueblos aborígenes.

 

 

 

El diablo como  síntesis  de las fuerzas  naturales,  de  los impulsos primarios en pugna permanente con  los códigos morales.

El diablo sembrado en  la cultura popular, celebrado en  carnavales como el de Riosucio, asociado a la minería, y en  las fiestas campesinas donde se convoca la prosperidad.

El viejo macho cabrío de los ritos paganos  aparece transfigurado para presidir la fiesta del cuerpo devenida pecado en las liturgias de sello judeocristiano.

 

 

 Para Acosta y sus fuentes documentales y testimoniales el demonio es una presencia viva en  nuestra región. Aparte de los mencionaos carnavales, su figura irrumpe una y otra vez en los rituales del cinturón minero que lleva de Zaragoza y Segovia en Antioquia, hasta Ataco , en el Departamento del Tolima, pasando por el territorio del Eje Cafetero en localidades como Marmato, Supía, Riosucio, Irra, Quinchía, Guática y Mistrató.

Por lo demás, la relación entre los poderes sobrenaturales y  la actividad  minera cruza los grandes relatos de la humanidad desde antes de la escritura: con distintos nombres atraviesa  la tradición oral de oriente y occidente, en un sugestivo tejido que no cesa de renovarse.

 

 

 

Una buena manera de ilustrarlo es la fascinación de muchos poderosos con las prácticas  diabólicas y  la brujería. Por ese camino buscan aliados para alcanzar sus propósitos. Políticos y modelos, artistas y mafiosos por igual esperan que esas fuerzas ancestrales  les faciliten el acceso al objeto de su deseo, ya  se trate de dinero, poder, cuerpos o glorias terrenales.

 

 

 

 

A esta altura del camino, resultaba ineludible que el autor centrara su atención en  nuestro mayor mito literario relacionado con el satanismo: el poeta y nigromante Héctor  Escobar Gutiérrez, bautizado por adoradores y detractores con un nombre predecible: “El Diablo”.  

Autor de una interesante propuesta poética, la obra más  lograda de  Escobar es, en últimas, él mismo: con su palabra logró imponerle al mundo un personaje que no tardó en cobrar vida propia. Tanto, que fue objeto de múltiples entrevistas y hasta de investigaciones por parte de  policías que lo sospechaban responsable de prácticas atroces  nunca comprobadas.

 

 

 

 

 Semejantes personajes acaban por dejar su impronta en todas partes.

 

Por eso, Acosta Vinasco lo busca- y lo encuentra- en libros con títulos como Carnaval de Riosucio, estructura y raíces, escrito por Julián Bueno Rodríguez; Crónica Satánica, de Susana Henao Montoya o El enviado, de Alfonso Gutiérrez Millán, para mencionar solo tres.

Ilustrado con muy bien logradas fotografías a color  y en sepia, Un pacto con el diablo se suma a un acervo documental que nos ayuda  a entender nuestra realidad de hoy en permanente diálogo con antiquísimas prácticas culturales.

 

[Leer libro]

 


 

 

Mantequilla de maní, una exquisitez saludable de los mercados agroecológicos de la región cafetera

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El evento que realiza la Universidad Tecnológica de Pereira desde hace ocho años brinda a la comunidad educativa y a la ciudadanía en general, la posibilidad de construir soberanía alimentaria a partir del fortalecimiento de los productores y consumidores responsables en la región.


 

 

Fotografías: Susana Domínguez

 

El pasado miércoles 6 de septiembre asomamos nuestras narices por el tan esperado y famoso mercado agroecológico: “Alimentos para la vida”.

El evento que realiza la Universidad Tecnológica de Pereira desde hace ocho años brinda a la comunidad educativa y a la ciudadanía en general, la posibilidad de construir soberanía alimentaria a partir del fortalecimiento de los productores y consumidores responsables en la región.

Hace ya un tiempo tuve la oportunidad de recorrer este espacio comercial y educativo, en donde convergen personas que representan muy bien la pluriculturalidad del Eje Cafetero  y pequeños agricultores que ofrecen una amplia variedad de productos.

 

 

 

 

Mi objetivo principal para esta visita fue encontrar a German y Vicky, una pareja que en compañía de Sabina, su pequeña hija de 4 años, asisten al mercado para disfrutar y vender una muestra de su trabajo.

La familia  habita en la vereda el Aguacate, en el sector de la Bella, allí tienen sembrado yuca, plátano, banano, maní, y recientemente un nacimiento de arcilla. Para la venta ofrecen los excedentes de sus productos, pues su prioridad es el auto sostenimiento.

 

 

 

 

Observo con atención y sobre la mesa veo unas deliciosas tortas de yuca acomodadas en el fondo de una cesta, adornada con una servilleta de tela amarilla. La arcilla se encuentra en unos tarros de vidrio que antes servían para contener café, a su lado unos envueltos de hoja de plátano amarrados con cabuya contienen  la tan buscada mantequilla de maní.

 

 

 

 

Es  un alimento muy popular en Norteamérica. En Colombia conocemos una oferta limitada que nos ofrecen los supermercados, pero pocos saben sobre esta delicia culinaria hecha en la región.

 

 

 

 

Esta exquisita mezcla emulsionada que se obtiene a partir de una base de sal marina, cúrcuma, y por supuesto maní,  es excelente para acompañar con pan y mermelada, el famoso sándwich de mantequilla de maní, sirve además para hacer salsas, cremas, y como base para hacer sopas o simplemente para acompañar una preparación.
La mantequilla de maní también es perfecta para bocadillos. Se puede usar como aderezo de frutas o vegetales. Su sabor es muy concentrado, y es ideal para preparar licuados o batidos.

Mancho y su compañera de vida son quienes la fabrican, y en compañía de su hija Sabina toman muy en serio la agricultura y preparación de sus alimentos. Este estilo de vida está permanentemente permeado por  la educación.

 

 

 

 

Él, en compañía de su esposa e hija, asiste a la escuela en donde aprende de cocina, química, matemática, y hasta de relaciones humanas, que le ayudan a reforzar sus lazos personales y familiares.

“Nosotros asumimos la educación como un proceso cotidiano y permanente” me cuenta Mancho mientras mira con ternura a su hija, “todo el proceso de producir y ofrecer los alimentos es a partir de eso”.

Mientras hablamos me ofrece beber agua, acepto y me pasa una botella de cristal que contiene un líquido transparente en el que flotan hojas de albahaca, -no sabe a nada-. Toma un respiro, y se inclina para darle un beso a Sabina, la pequeña que en todo momento permanece a su lado.

Le pregunto de donde surge la idea de hacer la mantequilla, y me cuenta que a ellos les gusta mucho el maní y que lo usan mucho en su dieta, porque es una buena fuente de  proteína.

 

 

 

 

En efecto lo es. Además de ser uno de los frutos secos más comunes, el maní contiene vitaminas, nutrientes, minerales, antioxidantes, y es además, una rica fuente de energía. Reduce el riesgo de enfermedades del corazón,  de los nervios, Alzheimer e  infecciones, cáncer de estómago, protege la piel, es un multivitamínico natural, y  previene el aumento de peso,  entre muchas bondades más.

Por esto y mucho más, la pareja ha decidido continuar mejorando las técnicas de producción, y al mismo tiempo seguir aprendiendo en compañía de su pequeña hija un poco más sobre cocina y otras saberes.

Si desean conseguir el producto lo encuentran en Arboloco café y postres, ubicado en la entrada de La Florida, o en los mercados agroecológicos que realiza la Universidad Tecnológica de Pereira.

Este se celebra el primer miércoles de cada mes en el campus de la Universidad Tecnológica de Pereira, durante el calendario académico vigente. Su horario se extiende desde las 09:00 am hasta las 04:00 pm, y es un evento de entrada libre y participación gratuita para los productores vinculados.

 

 

¡Prueba esta deliciosa receta fácil y rápida!

Cheescake mantequilla de maní

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ingredientes:

Para la corteza

4 ½ taza de galletas Oreo molidas

1 taza de maní tostado y picado

½ taza de manteca derretida

Para el relleno

1 kilo de queso crema

5 huevos

1 ½ taza de azúcar moreno

1 taza de mantequilla de maní blanda

½ taza de crema de leche

1 cucharadita de extracto de vainilla

250 gramos de bocaditos de mantequilla de maní

Para la cobertura

85 gramos de crema agria

½ taza de azúcar

Preparación:

Coloca las galletas Oreo y el maní en una procesadora de alimentos hasta que quede un polvillo. Mezcla este polvillo con la manteca derretida, formando una masa. Usa esta masa para cubrir la asadera en la cual harás tu tarta de queso.

Para hacer el relleno, bate en un recipiente el queso crema hasta que quede bien suave. Luego agrega los huevos, uno a la vez, sin dejar de batir. Agrega el azúcar, la mantequilla de maní y la crema de leche. Mezcla hasta que quede suave. Pica los bocaditos de mantequilla de maní y agrégalos al relleno. Coloca este relleno dentro de la corteza en la asadera.

Lleva la asadera al horno, a una temperatura de 140ºC durante 1 ½ hora, o hasta que quede firme y levemente marrón.

Combina la crema agria con el azúcar y cubre la cheesecake y llevala nuevamente al horno durante 5 minutos. Retira del horno y deja que la cheesecake se enfríe antes de servirla.

 

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Clash: “Una delgada línea entre realidad y ficción”.

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La segunda película del director egipcio Mohamed Diab


 

Imagen extraída de: i2.wp.com

 

Ficha técnica

País, duración, año Egipto,  97 min, 2016
Dirección Mohamed Diab
Género Drama/suspenso
Música Khaled Dagher
Actores Nelly Karim, Hani Adel, El Sebaii Mohamed
Fotografía Ahmed Gabr
Premios Festival de Cannes 2016: Sección “Un Certain Regard”.

Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI) 2016: Mejor Nuevo Director, Mejor Fotografía y Sociograph Award.

 

En 2011 la revolución egipcia termina con 30 años de presidencia de Hosni Mubarak.  En 2012 hay nuevo presidente electo, Mohamed Morsi, que es miembro de los Hermanos Musulmanes, un partido islamista.  

En 2013 millones de egipcios se rebelan contra el nuevo presidente en los mayores disturbios jamás vividos en la historia de Egipto. Tres días después de comenzar las protestas, el presidente es revocado por los militares.  

Durante los siguientes días, en todo el país, se presentan violentos enfrentamientos entre los Hermanos Musulmanes, los partidarios del Ejército y el Ejército mismo.  

 La historia de Clash se desarrolla en un día cualquiera de esas turbulentas semanas, dentro de un furgón de la policía que se lleva a decenas de manifestantes con diferentes convicciones políticas y religiosas.

Esta es la segunda película del realizador egipcio Mohamed Diab,  su ópera prima Cairo 678  se estrenó en Egipto unas semanas antes de la revolución de 2011. 

“Hoy en Egipto, la gente me conoce más como un activista que como un cineasta. No fui uno de los ideólogos del movimiento, pero sí uno de sus promotores. Puse mi trabajo como director a un costado para luchar al lado del pueblo egipcio por la democracia. Sentí que era mi deber. Siempre pensé que volvería a hacer películas una vez que las cosas se establecieran, y pensé, como mucha gente, que se daría durante la elección presidencial de 2012. Pero, por desgracia, todo ha cambiado desde entonces.  Irónicamente, el único tema relevante que encontramos sobre la revolución fue su fracaso”

dice Diab en una de las  entrevistas concedidas.

 

Foto extraída de: cdn.20m.es

 

Clash transcurre en tiempo real, vista desde una cámara situada al interior de un furgón policial donde han sido detenidos dos periodistas, un redactor de nacionalidad estadounidense y su fotógrafo.

Ahí es donde Diab, en un escenario arriesgado y claustrofóbico pretende mantenernos como espectadores durante los 97 minutos que dura la película, además de hacernos convivir con una variopinta y atinada visualización de la sociedad egipcia.  

Solo veremos lo que ocurre al exterior del vehículo a través de las pequeñas y enrejadas ventanas.   

Reconozco que sentí tedio durante algunos momentos, no veía sentido a algunos diálogos estereotipados y elementos humorísticos, que aunque disminuían el tono grave que iba tomando la película, diluían lo verdaderamente importante, lo que ocurría afuera, pero a medida que transcurría la trama entendí que esta obra de autor no se ubica ni a favor de los simpatizantes de los Hermanos Musulmanes ni de los partidarios de las protestas callejeras impulsadas por el ejército.

Sus personajes están espléndidamente desarrollados, y sus diferencias religiosas y políticas se convierten en el detonante de las discusiones que construyen la delgada línea entre la realidad y la ficción.

La desconfianza hacia los ciudadanos estadounidenses, el trato a la mujer, el clasismo infieren una muestra característica de los ciudadanos de El Cairo, y nutren el discurso de una película tosca, inquietante y sorprendente.

 

Fotografía extraída de: static.standard.co.uk/

 

En 2011 tuve la oportunidad de visitar Egipto y me sorprendí con las similitudes entre colombianos y egipcios: el fenotipo, la manera de ser amables -algunas veces confianzuda-, la explosión de emociones con el fútbol (en ese momento se estaba jugando la copa mundial de fútbol sub-20 en Colombia).

La única conversación sobre política la tuve con el humilde personaje (lamentablemente no recuerdo su nombre) que alquilaba las cuatrimotos en el desierto de Sinaí. Su familia vivía en El Cairo, y él trabajaba día y noche para enviarles dinero. Vivían  en  condiciones precarias y austeras, y me contó que no podía regresar porque en el autobús de camino a la capital los bajaban y les quitaban sus documentos y pertenencias hasta dejarlos a la deriva. Un primo suyo había desaparecido de esta manera; estaba prisionero en su propio país.

Viendo la película pensaba: ¿Qué pasaría dentro de ese furgón completamente sellado si fuera en Colombia, y estuvieran allí  encerrados congresistas de diferentes partidos, paramilitares, guerrilleros de las Farc, algún líder social, un sacerdote, un gay, mujeres, niños y uno que otro periodista?   

No hay agua ni comida, y pocas posibilidades de salir. Afuera una cruenta guerra se desarrolla: ¿De qué sirven los bandos o partidos allí dentro?

En el transcurso de los acontecimientos, los personajes se tranquilizan un poco, se sanan los unos a los otros, cantan, y por un momento la hostilidad y el ruido de la guerra se silencian. Se muestra al grupo humano que pasará de la más violenta oposición a vivir, conectados por el miedo, momentos de fraternidad.  

Sin embargo, ese humanismo no los une, la película no alcanza a retratar la individualidad de cada personaje ni la del grupo.  Al final el  camión queda atrapado en una de las protestas, no sabemos de qué lado están los manifestantes, irónicamente quienes han estado luchando desde el principio para salir del vehículo, se encuentran ayudándose mutuamente a permanecer dentro, lejos de la furia insana del exterior.

Terminamos dándonos cuenta de que pase lo que pase somos todos iguales. Me pregunto: ¿Por qué no nos hacemos cargo de ese descubrimiento?

 

Fotografía extraída de: elpais.com

¿Qué esperan de la visita del papa Francisco a Villavicencio?

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Jorge Mario Bergoglio, el jesuita, el latinoamericano, el papa de la ecología integral, no hará nada distinto a reiterar y ampliar,  sobre todo, su discurso de la Encíclica Laudato si de 2015, sobre el cuidado de la casa común, del planeta.  Su  urgente llamado  ha sido considerado revolucionario.


 

Profundizar en el verdadero sentido de su mensaje, -de manera especial el de la Encíclica Laudato si-, apropiárselo y llevarlo a la práctica, son las únicas forma de superar el gregarismo, el efecto mediático, la novelería y el embeleco provincianos a que somos tan dados como pueblo los llaneros.

Hoy 8 de septiembre de 2017, ocurre en Villavicencio el hecho más importante en sus 177 años de historia: la visita de un papa a la ciudad. La relevancia del suceso se basa  esencialmente en el mensaje de que es portador Francisco

 

Fotografia tomada de El Tiempo
Fotografia tomada de El Tiempo

 

 

La reconciliación, con Dios, con uno mismo, con los demás, con el medio ambiente y la naturaleza, además del respeto a los derechos humanos y a la vida, serán los temas de sus homilías.

En realidad, Jorge Mario Bergoglio, el jesuita, el latinoamericano, el papa de la ecología integral, no hará nada distinto a reiterar y ampliar,  sobre todo, su discurso de la Encíclica Laudato si, sobre el cuidado de la casa común, de 2015.

 

 

 

 

Mientras el papa se reúne aquí con las víctimas del conflicto armado, y clama una vez más no solo por el respeto a la vida humana sino también, a la tierra, a la naturaleza y al medio ambiente, también víctimas de la acción irracional del hombre, en Bogotá se realizará una lectura pública de la encíclica, en la Biblioteca Luis Ángel Arango.

Será un acto de reconocimiento de su dramática actualidad frente a los estragos de la crisis socio-ambiental que enfrenta el mundo.

Hay que volver una y otra vez sobre este documento: un verdadero manifiesto en aras de un desarrollo sostenible e integral, que ponga fin a las desastrosas consecuencias económicas, ético-políticas, sociales y medioambientales del modelo de producción, distribución y consumo imperante, y  sus estilos de vida centrados en el individualismo,  el consumismo y la nefasta cultura del use y bote.

 

 

 

 

El urgente llamado del papa ha sido considerado revolucionario.

Y lo es, por situar las responsabilidades acerca de la crisis civilizatoria en que se debate la humanidad, en los terrenos de la economía y la política, y por el énfasis puesto en la acción del hombre como verdadero artífice del calentamiento global,  el cambio climático, la injusticia y la desigualdad.

Su clamor por el cuidado de la casa común es así mismo un alegato por la defensa del territorio de la voracidad de la industria extractiva, ávida de carbón, petróleo, gas y recursos minerales, en detrimento de la vida humana, animal y vegetal, del agua, la biodiversidad y los demás bienes ecosistémicos.

 

 

La ineludible conversión ecológica a que llama Francisco, no solo a los católicos, sino también a los creyentes y practicantes de otras confesiones religiosas, a los agnósticos y ateos –a todos los hombres de buena voluntad-, debe traducirse en una pronta y eficaz acción política, en pro de reconocer y superar los condicionamientos económicos y políticos de la crisis, debidos a los paradigmas antropocéntricos y tecnocráticos predominantes.

 

El Papa realiza una valerosa crítica a las relaciones entre justicia y medioambiente, señalando la conexión entre inequidades socio-económicas y deterioro ambiental. A partir de ahí, hace un llamado a luchar por un nuevo tipo de relaciones entre los hombres y la naturaleza, de manera que la vida en la casa común sea sostenible.

 

“No tengamos miedo al fango de la historia con tal de rescatar y renovar la esperanza”, dice Francisco.

 

Descargue el PDF de la encíclica LaudatoSi