sábado, junio 14, 2025
cero

#CiudadaníaActiva. Los aguacates de AngloGold dividen a Cajamarca

0

Hace tres años, en una consulta popular, este pueblo del Tolima rechazó un proyecto de la empresa sudafricana AngloGold Ashanti que pretendía explotar oro. Pero al mismo tiempo aceptó la entrada del aguacate hass, un monocultivo promovido por esa multinacional que hoy acapara tierras y amenaza el ambiente.

Por, La Liga Contra el Silencio – Fotos / Juan Manuel Barrero Bueno. Publicado en La cola de rata

Este año, en Facebook, circularon denuncias anónimas a través de las cuentas de los grupos ‘Colectivo Dignidad Campesina’ y ‘La Inconquistable Cajamarca’, donde se ven quemas de bosque altoandino y palma de cera junto a nuevos cultivos de aguacate hass. Algunas denuncias fueron retomadas por el diario Nuevo Día, y la discusión ambiental se encendió otra vez en este municipio del Tolima.

La expansión del aguacate es evidente en el Cañón de Anaime, zona productiva de Cajamarca, pero el tema se calla, pues faltan allí medios de comunicación que promuevan el debate público. Además, defensores ambientales y campesinos que se oponen al monocultivo evitan hablar porque los tienen “entre ceja y ceja”, según contó Nodier Vivas, biólogo y ambientalista.

El 98 % de los pobladores de Cajamarca consideró en la consulta popular de 2017 que los intereses mineros de la empresa AngloGold Ashanti no eran compatibles con su tradición agrícola. El proyecto La Colosa, una mina con 28 millones de onzas de oro como potencial, fue suspendido. Ahora los campesinos tienen una nueva preocupación: el auge del aguacate, un cultivo impulsado por la minera que acapara tierras, deforesta zonas protegidas y amenaza la disponibilidad de agua para abastecer acueductos y producir alimentos en el centro del país.

LLEGÓ EL GRAN CAPITAL

En el municipio han desembarcado nuevos actores: aguacateras foráneas como la chilena Green Superfood y la peruana Camposol, que rondan las fincas y los pasillos de la administración local para empujar su proyecto de producción masiva.

Otros inversores ya sembraron decenas de hectáreas, algunas más arriba de la frontera agrícola, en la Reserva Forestal Central. Según un funcionario de la Alcaldía, incluso hay plantaciones dentro del Parque Natural Regional Anaime Chilí Barragán. Los vecinos, pequeños productores de fríjol, frutas y hortalizas, han denunciado casos de deforestación como el de la finca El Placer, en la vereda Potosí, documentado por la Umata (Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria) y hoy en manos de Cortolima, la autoridad ambiental del departamento.

La corporación respondió La Liga que en El Placer hay 5.000 árboles de hass y que talaron 100 eucaliptos sin permiso. “Un informe se remitió al área sancionatoria para el trámite jurídico correspondiente”, indicó Cortolima. Por el mismo motivo la autoridad hace seguimiento a las fincas aguacateras Costa Rica, El Oso y La Suiza.

Tras las denuncias por la quema de bosques, los aguacateros buscaron al alcalde Julio Roberto Vargas, quien ganó con las banderas del movimiento ambiental y apoyado por el Partido Verde. Vargas dijo a La Liga que los aguacateros se sentían intimidados por los defensores del territorio. “Tenían una preocupación muy grande porque les generaron presión”, dijo. Y él los respaldó. “El campesino que venga a sembrar aguacate, pues yo no le puedo decir que no”, dijo. Para el Alcalde este cultivo no representa ninguna amenaza en Cajamarca. “Lo que sí hay es un grupo de personas completamente radicalizadas en que no se debe sembrar”, dijo.

Pero en la reunión entre Vargas y los aguacateros no había solo campesinos. Él reconoció que llegaron dos representantes de empresas, una de las cuales sería Green Superfood. Esta compañía adquirió en febrero la hacienda La Suiza, de la familia Yepes Meneses, por más de 3.000 millones de pesos. En la parte baja la finca es un potrero; pero arriba contiene bosque altoandino, donde duerme el loro orejiamarillo. 

Manuel Silva, secretario de Planeación de Cajamarca, explicó que algunos aguacateros, después de haber sembrado, han pedido el certificado de uso del suelo que confirme la aptitud de sus tierras para ese cultivo. Es un requisito para certificar un predio exportador. Pero en muchos casos no puede entregar el certificado porque el cultivo no es apto para esas zonas. “Entonces ellos dicen que el proyecto ya está montado; que ya llevan un año, dos años […] Hay que buscar la forma de ayudar”. 

En el caso de Green Superfood, Silva confirmó que la compañía no tiene certificado de aptitud para sembrar hass. Sin embargo, está reclutando personal con ese fin, según una convocatoria que circula en el pueblo.

Green Superfood es de capital chileno y está a nombre de Martin Abraham Guiloff Salvador, quien es también responsable del área de finanzas del holding de Isidoro Quiroga, magnate chileno, donde gerencia negocios mineros, energéticos y de alimentos. El encuentro de los aguacateros con el Alcalde lo promovió Rodolfo Yepes Marín, concejal del Centro Democrático y miembro de la familia que vendió La Suiza.

Leandro Cabezas, otro de los asistentes, tampoco es campesino. Llegó hace un año y medio a Cajamarca y sembró diez mil árboles (50 hectáreas) en dos predios de su propiedad. Cabezas dice que no tiene dinero, pero existen otras dos propiedades suyas en Cartago y un hotel en Cali, más una empresa exportadora registrada en Ibagué. Cabezas planea vender su finca para comprar otra y sembrar allí veinte mil árboles (100 hectáreas), según contó a La Liga.

La minera AngloGold Ashanti llegó a Cajamarca en 1999. Tras tareas de exploración como parte del proyecto La Colosa estimó en 2007 que albergaba 28 millones de onzas de oro.

LA PUGNA AMBIENTAL

Para Róbinson Mejía, ingeniero forestal y miembro del colectivo ambiental Cosajuca, las denuncias sobre las quemas de bosque fueron tergiversadas. Los ambientalistas, según él, no rechazan los pequeños cultivos de aguacate. “Lo que a nosotros nos preocupa son estos grandes propietarios”, dijo. Cosajuca tiene unas medidas de seguridad colectivas que la Unidad Nacional de Protección (UNP) otorgó en los días de la consulta popular, cuando se opusieron a la AngloGold.

Mejía admitió que siente miedo. Y dijo que ya es bastante trabajo enfrentarse a la minera, como para pelear ahora contra el monocultivo de hass, donde ni siquiera saben quiénes están detrás. Pero sí tienen referentes que relacionan esa industria con carteles de la droga en México, con holdings que administran empresas mineras y agroindustriales, o con deforestación y control territorial en el vecino Quindío

El estigma contra los defensores del ambiente lo cargan también Nodier Vivas y Diego Espitia, quienes trabajan en conservación de la biodiversidad. “Hace año y medio nos destruyeron una de las cámaras, se robaron otra; los propietarios de la finca La Cascada, en Potosí, nos prohibieron un acceso cercano al páramo”, contó Vivas. Desde entonces, según él, les han atribuido denuncias anónimas y los acusan de espiar a los campesinos con las cámaras que usan para estudiar la vida silvestre. 

Hace algunos meses, Espitia recibió en su casa una advertencia. “Lanzaron una bolsa con partes de un guatín (roedor)”. Luego, añadió, fue interrogado por un batallón del Ejército en la vereda La Cucuana, cerca de las plantaciones de aguacate proyectadas en La Suiza y ya establecidas en Potosí.

En Cajamarca, a través del discurso, se atribuye a los liderazgos ambientales una supuesta oposición contra el progreso local. Esto fortalece el silencio y anula el debate en torno a las ventajas y desventajas del cultivo de aguacate en la zona, pero también pone en riesgo el trabajo de los activistas. En el informe de la organización Global Witness para 2020, Colombia figura como el país más peligroso para los defensores ambientales, con 64 muertes en 2019. 

César García, opositor al proyecto minero de AngloGold y quien solicitó una visita del gobierno para delimitar el páramo, fue asesinado en 2013, cuando circularon panfletos de ‘Los Rastrojos’ que amenazaban a cualquier opositor de las multinacionales, según reportó Noticias Uno. Los periodistas de la revista El Salmón, de la Universidad del Tolima, fueron declarados ‘objetivo militar’ por las Águilas Negras en 2015, cuando publicaron artículos que cuestionaban la minería.

En Jericó, Antioquia, donde AngloGold gestiona una licencia para operar la mina de cobre Quebradona, la tensión es similar. Sebastián Restrepo, de la red de regeneradores ambientales Visión Suroeste, dijo que allí la Alcaldía y la Agencia Nacional de Minería (ANM) juegan del lado de la empresa, que ha cooptado medios como Jericó TV, el único canal del pueblo. “Tienen una hora de noticiero que se llama Noticias Quebradona”, dijo. 

En Quindío las plantaciones de hass para exportación están escalando cada vez más arriba de los Andes. La autoridad ambiental ya emitió una sanción a un predio aguacatero en Pijao por poner árboles en la base de las palmas de cera. La propiedad pertenece a la empresa de capital extranjero Inversiones ASL S.A.S. Según el ambientalista quindiano Néstor Ocampo, las multinacionales de aguacate llegaron atraídas por el gobierno local. “Esta gente, por miles de hectáreas, está comprando la parte alta de cuencas que surten los acueductos”. Hoy Quindío es el departamento con el ecosistema más transformado del país

La producción a pequeña escala de Cajamarca está lejos de ese escenario, pero el gobierno no ha reconocido allí la importancia de la agricultura familiar para el empleo, la conservación y el abastecimiento de alimentos. Colombia incluso se abstuvo de respaldar la Declaración sobre los Derechos de los Campesinos que adoptó formalmente la ONU en 2018

En Cajamarca desapareció el riesgo del conflicto armado, pero sobrevive la presión de los intereses extranjeros encima de los campesinos. Para Nohora Yolanda Rojas, quien dirige una asociación de productores agroecológicos en el Cañón de Anaime; y para Hever Olivera, que evita los agroquímicos en sus cultivos, pasar de producir alimentos a comprarlos no tiene sentido. “¿Vamos a vender aguacate y vamos a importar papas, fríjoles y todo eso? Ahí sí estamos jodidos”, dijo Rojas. 

LAS SUPUESTAS BONDADES DEL AGUACATE

“Nosotros les abrimos los ojos, porque en Cajamarca no cultivaban aguacate”, contó un empleado de AngloGold que trabajó en el área de proyectos sociales. “Lo que se hizo fue reunir a unos campesinos interesados, capacitarlos y crear la asociación. Se les dio el capital semilla, y durante un tiempo se les hizo seguimiento”, dijo.

La asociación que crearon se llama Aguacatec y sus voceros se negaron a hablar con La Liga. Un agremiado, Hernando Parra, explicó que a los primeros 100 asociados se les entregaron 408 árboles para arrancar el proyecto. “Esos árboles los costeó AngloGold, y […] aportaron otros recursos para que pudiéramos exportar”, dijo. 

La empresa se aseguró de divulgar el apoyo a los productores locales en sus canales institucionales y en medios regionales. Además, en su página web hablan de “abrir las fronteras y poner el aguacate cajamarcuno en Europa y Estados Unidos”. Hernando Parra, el aguacatero, trabajó como topógrafo para la compañía minera y fundó en 2008 la Asociación para la Promoción de la Minería Responsable en Cajamarca (Aprominca).

Este proyecto hizo parte de varias inversiones que AngloGold Ashanti realizó en Cajamarca entre 2007 y 2017 en su intención de explotar oro entre el casco urbano del pueblo y el Alto de la Línea. Aunque los apoyos eran para pequeños productores, el empleado de AngloGold contó que hicieron seminarios con invitados de México, Perú y Canadá, quienes vieron la oportunidad de invertir.

Luis Felipe Carranza, joven campesino de la vereda El Águila y estudiante de Ciencias Políticas, cree que la minera inició una transformación cultural en el pueblo. “AngloGold llega y ya no se habla de campesino, sino de empresario agrícola”. Mejía, del colectivo Cosajuca, dijo que tras esa estrategia el agricultor no ve la tierra como el lugar que habita, sino como una fábrica que debe producir dinero.

Esa visión del territorio, del empresario versus el campesino, se acentuó con la llegada del aguacate para exportación. “Nos están dividiendo: los que están con el aguacate y los que no”, dijo Cielo Báez, agricultora y funcionaria de la Umata. Ella recuerda cómo la multinacional dio trabajo a líderes campesinos que luego defendían la minería y personalizaban los debates. “Por eso estamos prevenidos”, dijo. 

Otros como Hever Olivera, agricultor de la vereda Rincón Placer, vinculan la llegada de capital extranjero con la minera. “Esos proyectos de esas multinacionales cultivadoras van de la mano; son aliados de la AngloGold para despojar de las tierras a muchos campesinos y debilitar el poder de lucha que tenemos”, dijo.

Un funcionario de la alcaldía contó una teoría que se maneja en los corredores. “La mitad del pueblo es de la AngloGold, y la arriendan para aguacate en Potosí, La María y La Paloma”, dijo. Según el catastro minero, la empresa tiene casi 9.200 hectáreas de Cajamarca (17 % del territorio). En la Superintendencia de Notariado y Registro figura como dueña de 25 predios del municipio.

La Liga tuvo acceso a un documento donde la ANM reporta seis nuevas solicitudes de títulos mineros para Cajamarca. El área coincide con títulos a los cuales AngloGold renunció, y donde hoy el aguacate está creciendo. Las empresas son IAMGOLD Corporation, canadiense; Morena Minerales SAS y Nacional de Minerales y Metales SAS, colombianas. Las tres basadas en Medellín.

Después de la arracacha, el fríjol es el segundo cultivo más representativo en Cajamarca, segundo productor de esta leguminosa a nivel nacional. Su cultivo tarda entre tres y cuatro meses. Luego se rota.

LOS PELIGROS DEL ‘ORO VERDE’

El boom en el consumo del aguacate hass en los mercados de Estados Unidos, Europa y Asia lo ha bautizado como el ‘oro verde’. Para su cultivo se requieren grandes cantidades de agua. Según un cálculo de The Guardian con datos de Water Footprint Network, se necesitan 2.000 litros de agua para producir un kilo de aguacate; cuatro veces lo que necesitan las naranjas y 10 veces los tomates.

En Colombia, el hass es producido por empresas nacionales y extranjeras que invirtieron en grandes áreas de Antioquia y el Eje Cafetero. Pedro Aguilar, gerente de Westfalia Fruit Colombia, compañía exportadora de este aguacate basada en Sonsón, Antioquia, explicó en la Revista Nacional de Agricultura que “el agua se vuelve un factor absolutamente maravilloso para la inversión, porque para Colombia no tiene costo”, pues la usan de la lluvia y las montañas andinas.

“Perú está destinado a sustituir gran parte de su aguacate por cítricos, que son menos exigentes en agua”, dijo Aguilar. En Chile, la producción de hass dejó al poblado de Petorca sin el suministro vital tanto en el acueducto como en el río que abastecía sus cultivos de pancoger. 

Las laderas de Cajamarca son apetecidas por su clima y fertilidad. El municipio es una importante despensa agrícola para ciudades principales y, a su vez, es la estrella hídrica del Tolima. El agua del departamento nace en las cimas de sus montañas, cubiertas por el bosque altoandino que es hogar de la palma de cera, árbol nacional protegido por la Ley 61 de 1985 y varias especies de aves endémicas. Más del 70 % de Cajamarca está dentro de la Reserva Forestal Central.

Pero esta fábrica de agua no se puede convertir en una industria de aguacate para exportar. En la zonificación de aptitud para este cultivo que adelantó la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), Cajamarca es irrelevante por todas sus exclusiones legales. Es decir, por sus áreas ambientales protegidas. 

No obstante Silva, el secretario de Planeación, reconoce que ya hay grandes extensiones en las zonas de Potosí y La Bolívar. Juan Carlos Bernal, director de la Umata, explica que, si bien los productores locales están entre las dos y cuatro hectáreas sembradas, ya hay cultivos de 100 hectáreas y otros proyectados. “Se van a hacer cultivos de más de 100 hectáreas y en zonas altas”, dijo. 

Un campesino que no quiso ser identificado contó a La Liga que ya ha visto extensiones de hasta 200 hectáreas cuyos propietarios son desconocidos. “No les importa talar y tumbar, como en el Amazonas. Pero para hacer un monocultivo. Eso es lo único que va a quedar aquí”, lamentó.


Al respecto de los monocultivos de aguacate, reactivamos una nota que publicamos a mediados de este año, sobre el panorama que en el municipio de Pijao en el Quindío, se está viviendo actualmente con la fiebre del oro verde.

La entrada la pueden consultar aquí:

“Pobre Pijao que en la búsqueda de alternativas de subsistencia se topó con el nuevo petróleo, el cultivo masivo de aguacates, que, como el oro negro, destruye las aguas y seca los manantiales, y que vaciará su cultura para reemplazarla con las extravagancias del dinero fácil.” Martha Alzate

Fragmentos del libro: Campamento de cisnes. Versos a Blok. Poesía elegíaca, Marina Tsvietáieva

0

Gracias a Sílaba Editores compartimos fragmentos del libro de poesía de Marina Tsvietáieva: Campamento de cisnes. Versos a Blok. Poesía elegíaca.

Campamento de cisnes. Versos a Blok. Poesía elegíaca

Marina Tsvietáieva

Poesía

En tu daga, Marina:

lo grabaste al alzarte por la Patria.

Fui yo la primera y la única

en tu espléndida vida.

Recuerdo la noche y tu resplandeciente rostro

en el infierno del vagón militar.

Suelto mis cabellos al viento,

guardo las hombreras en un cofre.

Moscú, 18 de enero de 1918

Sobre la iglesia, nubes azules,

graznidos de cuervos…

Desfilan –cenicientos y arenosos colores–

las tropas revolucionarias.

¡Oh, tú, mi noble y real melancolía!

Sin rostros, sin nombres:

¡sin cantos!

Te perdiste, carrillón del Kremlin,

en este furioso bosque de estandartes.

¡Reza, Moscú, reposa, Moscú, en el sueño eterno!

Moscú, 2 de marzo de 1917

Al zar por la Pascua

¡Abrid, abrid

las Puertas Reales!

La negrura se disipó, se apagó.

De un puro incendio

arde el altar.

–¡Cristo Resucitó,

zar de ayer!

Cayó sin gloria

el águila bicéfala.

¡Zar! Vuestro fue el yerro.

Muchas veces, los descendientes

recordaremos:

la deslealtad bizantina

de vuestros claros ojos.

¡Tormentas y oleajes

serán vuestros jueces!

¡Zar! Elegido por Dios,

no por la gente.

Pascua es hoy

en todo el país.

Dormid sereno

en vuestro Retiro,

No soñéis con los rojos

estandartes.

¡Zar! Ascendientes

y descendientes sueño son.

Queda la talega,

se perdió el trono.

Moscú, 2 de abril de 1917 (primer día de Pascua)

¡Por el Adolescente, la Paloma y el Hijo,

por el joven zarévich Alexéi,

ruega, beata Rusia!

Seca los angélicos ojos,

recuerda cómo en Úglich cayó

la Paloma, Dmitri.

¡Oh, tierna madre Rusia!

¿Acaso no guardas para él,

suficiente gracia amorosa?

Que el pecado del padre no recaiga sobre el hijo.

¡Protege, cristiana Rusia,

al cordero de Zárskoie Seló, Alexéi!

4 de abril de 1917 (tercer día de Pascua)

García Márquez, un mundo mágico y otros ingredientes para que este libro se venda como pan caliente

0

Gustavo Arango es escritor colombiano. Ha publicado, entre otras, las siguientes novelas: El origen del mundo, finalista en el premio Herralde,  Resplandor y Santa María del Diablo, las dos últimas bajo el sello de Ediciones B. En la actualidad es profesor de la Universidad del Estado de Nueva York, en Oneonta. A partir de la fecha publicaremos algunos de sus textos en La cebra que habla.


Este perfil del Nereo López Meza fue escrito originalmente en inglés, para un libro que se proponía reunir una selección de sus fotografías. El libro nunca fue publicado y el texto permaneció inédito por muchos años.

Nereo López (1920-2015)

Por, Gustavo Arango

“Aquí”, dice Nereo, señalando con el dedo que ha hecho todo el trabajo. “Quiero que mis fotos se publiquen aquí”.

El dedo presiona sobre la elegante letra “T”, como si atrapara una rara mariposa. Parece un tranquilo don Quijote, liberado de la aparatosa armadura, pero igual conmovido por visiones de grandeza. A su lado, un cansado Sancho Panza anota frases y detalles. Están sentados en la sala de lectura de la Biblioteca Pública de Queens, en Corona, rodeados por niños pequeños que se debaten entre leer o jugar. De vez en cuando un empleado de la biblioteca ejerce su pequeña porción de poder y les pide que se callen. Los dos ancianos también guardan silencio.

El que atrapó la mariposa tiene ochenta y ocho años, pero parece estar más vivo que los niños que lo rodean –al menos más que el niño de diez años que sufre con su tarea de matemáticas, con la ayuda de un paciente muchacho. El otro viejo tiene la mitad de la edad de Nereo, pero se ve el doble de cansado. Ya van tres días de caminar por todos lados y tomar nota de todo lo que dice su maestro.

Tienen un plan. Esperan a la dama que les ayudará a conquistar la ciudad con un libro. El libro tendrá fotos tomadas por Nereo durante las últimas seis décadas y una nota introductoria del escribano. Ambos piensan que son buenos en lo que hacen y ambos piensan que el mundo no los aprecia lo suficiente (aunque el viejo tiene más derecho a pensarlo) y, mientras esperan a que llegue la dama, permanecen sentados junto a la sección de los periódicos, hojeando, preguntándose si hay algo más por decir o preguntar.

Nereo Lopez, Colombia’s Traveling Storyteller, 1950

“No veo por qué mis fotografías no podrían publicarse en el New York Times”.

El hombre que toma notas tampoco ve una razón. Han viajado para adelante y para atrás a lo largo de ocho décadas de vida, mientras han recorrido los cinco distritos de la ciudad, y podría mencionar al menos diez razones para publicar las fotos de Nereo en el periódico que señala. Una de las razones menos importantes es justo aquella que han elegido para promover ese libro que esperan que se venda como pan caliente: una serie de fotografías de García Márquez, tomadas por Nereo en momentos diferentes de la vida del escritor. Para seguir con el tono quijotesco, es como si Cervantes quisiera triunfar con un entremés, mientras lleva el manuscrito de don Quijote en una bolsa. Lo curioso es que el entremés parece la única llave que abrirá la puerta del éxito.

Hace unos años, después de ver unas fotos que Nereo tomó en el río Magdalena –el río donde El amor en los tiempos del cólera tiene su final grandioso–, un editor español exclamó:

“Son maravillosas, pero no se venderá. Si consigues al menos una frase de García Márquez sobre las imágenes, publicamos el libro de inmediato”.

Fue en el río Magdalena donde Nereo tomó sus primeras fotografías, en 1947. Desde entonces ha tomado cientos de miles de imágenes del mismo paisaje que inspiró la obra de García Márquez: la selva, los pueblecitos polvorientos, hombres enamorados de violines, jóvenes volando, gente alimentando piedras y muchas otras cosas increíbles ocurriendo de la manera más casual bajo ese sol tropical.

Nereo consiguió la frase que buscaba, pero no por escrito. El año pasado se encontraron en una fiesta privada en Cartagena de Indias, la ciudad donde Nereo nació y el escenario de tres novelas de García Márquez. El escritor estaba de regreso a su lugar favorito: “la ciudad más hermosa del mundo”, donde permaneció por casi tres meses dedicado a celebrar una serie de aniversarios: sesenta años de la publicación de su primer cuento, cuarenta de la publicación de Cien años de soledad, veinte de la concesión del Premio Nobel y su cumpleaños número ochenta. Aunque estaba cansado de fotos y saludos, García Márquez saludó a Nereo con afecto:

“¿En qué andas, Nereo?”, le preguntó.

Nereo consideró por un momento la idea de mencionar sus muchos proyectos, pero comprendió que aquel encuentro iba a durar poco. Se habían conocido más de cincuenta años atrás, cuando ambos trabajan en el periódico El Espectador. En aquel tiempo, García Márquez escribió una breve nota elogiosa del trabajo de Nereo, pero la nota apareció sin firma. La última vez que se encontraron en Cartagena, hablaron de las fotos de Nereo en el río Magdalena, y de la sugerencia que le había hecho el editor español.

 “Necesito que me ayudes con eso”, le dijo Nereo. “Como compensación puedo darte una serie de fotos tuyas que he venido tomando desde hace años”.

Aquello fue como ofrecerle unas monedas de oro al rey Midas, pero fue también un despliegue de la dignidad de Nereo. Nereo ha dicho muchas veces que García Márquez ha hecho por escrito lo que él hizo con fotografías. Con García Márquez se siente junto a un igual.

“Eso no será necesario”, dijo García Márquez. “Tienes mi permiso para usar las descripciones que hago del río en El amor en los tiempos del cólera”.

“¿Puedo hacer eso?”, pregunto Nereo mientras buscaba un pedazo de papel.

“Claro que puedes”, dijo García Márquez antes de ser arrastrado por un grupito de admiradores que le pedían fotos y autógrafos. Nereo elevó una servilleta hacia el sonriente grupo, pero comprendió que su encuentro con su majestad ya había terminado.

Pocos días después, Nereo llamó a Jaime Abello, el director de la escuela de periodismo de García Márquez en Cartagena (Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano), para explorar la posibilidad de tener la autorización de por escrito. Abello le dijo que no era necesario, que él y Mercedes –la esposa de García Márquez– habían sido testigos de lo que habían hablado.

Nereo cierra el capítulo sobre García Márquez casi sin haberlo abierto:

“Es una tontería que yo diga: ‘Llamen a Mercedes, llamen a Abello; ellos son testigos”.

Pero el hombre que está tomando notas no quiere cerrar ese capítulo. Necesitan decir algo sobre las fotos de García Márquez. Durante tres días ha tratado en vano de hacer que Nereo diga algo interesante sobre las fotografías que marcarán la diferencia.

“Esas fotos de 1966 son maravillosas. ¿Dónde las tomaste?”

“No me acuerdo.”

“¿Pero, sí ves? Los gestos, la mezcla de fatiga y de satisfacción por lo logrado, acababa de terminar Cien años de soledad. El libro no se había sido publicado todavía. Es probable que ni siquiera supiera lo que acababa de hacer. Es el rostro de un genio justo después de haber escrito una obra maestra”.

“Sí”.

Es inútil insistir, a pesar de que es muy probable que esa serie sea la mejor que se hizo de García Márquez antes de la llegada de la gloria. Uno no se cansa de contar la historia de ese difícil período en la vida de García Márquez. Hasta ese momento lo había hecho todo para ser un escritor exitoso. Había sido periodista, para conocer el oficio y conseguir disciplina. Había intentado hacer cine, para aprender a contar historias que se quedaran en la memoria de sus lectores. Había publicado incluso un libro de cuentos y un par de novelas, pero su carrera literaria podía resumirse como un fracaso digno. Si no fuera por los slogans comerciales que estaba escribiendo en México, su familia se habría muerto de hambre. Pero justo en el momento en que estaba considerando darse por vencido, y despedirse para siempre del sueño de hacer literatura, ocurrió un hecho mágico. Llevaba su familia a unas modestas vacaciones, la carretera era monótona y la tibieza invitaba a la ensoñación. Nadie había dicho nada por un buen rato, y García Márquez se devolvió en el tiempo a su infancia en Aracataca y recordó la manera encantadora como su abuela le contaba historias. De repente supo que si alguna vez iba a ser un escritor exitoso, aquello solo ocurriría si empleaba el método de su abuela para encantar y cautivar a sus lectores. El resto de la historia es relativamente conocido. Cuando volvieron a casa, García Márquez le entregó a Mercedes todos los ahorros que tenía, y pidió que no lo importunara con asuntos prácticos durante los siguientes doce meses. Luego se metió en “la cueva”, el único cuarto disponible en la casa para escribir obras maestras, y derramó su mente y su alma en su novela. El proceso de escritura le tomó dieciséis meses, y cuando salió de la cueva se encontraba al final de la cuerda. Cuando Nereo tomó esas fotos, en 1966, García Márquez era un hombre vacío y feliz que apenas se recobraba de su fiebre literaria. Un año más tarde sería rico y famoso. Nada volvería a ser como era en esos días.

“¿Y estas otras fotos?”

“Esa fue una fiesta que mi amigo Manuel Zapata Olivella le ofreció a García Márquez, en Bogotá.”

Dejando muchas cosas de lado, Manuel Zapata Olivella fue el autor de la única narración épica que existe de los pueblos negros en América, Changó el gran putas, una obra maestra que seguirá en el olvido hasta que un académico devoto la desentierre y exclame: “¡Miren lo que encontramos!”

Manuel Zapata Olivella fue también un mentor de García Márquez. En 1948, Zapata Olivella lo ayudó a obtener su primer trabajo como periodista, en el periódico El Universal, en Cartagena, cuando García Márquez tenía apenas veintiún años. Casi veinte años después, con esta fiesta, le estaba ayudando a construirse una personalidad pública, porque no basta con escribir una obra maestra, también hay que hacer mercadeo y relaciones públicas.

Manuel Zapata Olivella

Las fotos en casa de Manuel Zapata Olivella son más de tipo social, y Nereo siempre ha detestado tomar fotos sociales. En cierta ocasión, en los años 50, cuando era el fotógrafo más prominente de la revista colombiana Cromos (su salario era el segundo mejor después del del director), un editor le pidió que tomara las fotos de una boda. Nereo tomó fotos de los aspectos más ridículos de la ceremonia: los pomposos sombreros rebosantes de flores, las damas gordas embutidas en vestidos sin tirantes, los maquillajes sobrenaturales. Su editor nunca le volvió a pedir que tomara fotos de eventos sociales. Pero, cuando Manuel Zapata Olivella le pidió que tomara esas fotos, no pudo negarse. Manuel era uno de sus amigos más cercanos. Su muerte, en el 2004, ha sido uno de los momentos más dolorosos en la vida reciente de Nereo.

Lo único que Nereo encuentra notable en las fotografías de esa fiesta es la presencia de Mario Vargas Llosa. La amistad entre García Márquez y Vargas Llosa había empezado hacía poco, pero era muy cercana. Vargas Llosa fue el autor del primer estudio completo sobre la narrativa de García Márquez, Historia de un deicidio. Pocos meses después de que se tomaran esas fotos, esa amistad floreciente terminaría de manera abrupta y furiosa, con el puño de Vargas Llosa golpeando y amoratando el ojo izquierdo de García Márquez. 

“He sido un huérfano casi toda mi vida”, dice Nereo tras recobrarse del asombro que le produjo cruzar el puente Verrazano. “Mi padre murió cuando yo tenía cinco años, y mi madre cuando tenía once. Una de las lecciones que aprendí desde que era niño es que cualquiera puede volverse en contra tuya en cualquier momento. Recuerdo que en una ocasión yo me había rapado la cabeza y un grupo de niños empezó a mojarse las manos con saliva y a golpearme la cabeza. Un tipo vino a defenderme y trató de hacerlo por un rato, pero cuando vio que era imposible detenerlos él mismo se mojó la mano en saliva y se unió a la fiesta”.

“¿Quiénes son los otros que aparecen en esas fotos?”

“No me acuerdo”.

Hay otro grupo de fotografías. Fueron tomadas en un lugar público. García Márquez tiene cabello abundante y ondulado. Se nota que su estrella está en ascenso. Solo lo separan unos años de las primeras fotos, pero ya es otra persona: más consciente de que lo observan, en cierta manera menos expresivo. García Márquez está en compañía de León de Greiff, un gran poeta que nunca llegará a las páginas del New York Times, entre otras cosas porque su poesía es imposible de traducir; de hecho, es casi imposible de entenderla en su propia lengua. Lo único que Nereo recuerda es el lugar donde fueron tomadas.

“Eso fue en Campo Villamil, en 1970 o 1971.”

La razón por la que a Nereo le parece digno de mención el nombre de ese lugar es porque los negativos se encuentran ahora en la Biblioteca Nacional de Colombia, en Bogotá, y la identificación del lugar y de las personas en los catálogos de la biblioteca está equivocada. De hecho, casi todas las fotos de Nereo tienen problemas de catalogación.

“Mezclaron nombres, lugares, fechas. Soy el único que podría desenredar eso”.

“¿Qué más recuerda de esas fotografías?”

“Nada más”.

García Márquez y León de Greiff

Es inútil. Nereo no recuerda cuándo tomó las fotografías. No les asigna un significado especial a esas imágenes. El capítulo de García Márquez es muy pequeño en relación con su vida como fotógrafo. Solo el viaje a Estocolmo parece ser significativo para él. Cuando García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura, en 1982, estaba acompañado por una delegación ruidosa y colorida. Había grupos musicales, bailarines y amigos bebedores. Es probable que aquellos hayan sido los días más festivos en la historia de Suecia.

“Los organizadores me dijeron: ‘Solo podemos darte el boleto de avión. ¿Quieres ir?’ Por supuesto que fui. Le delegué los eventos sociales a otro fotógrafo, y yo tomé las fotos de las presentaciones culturales. El tipo que estaba a cargo de la delegación se enamoró de un sueco, y se olvidó de darme el pase para entrar al banquete real. Tuve que disfrazarme como músico para entrar. Tuve que tomar las fotos mientras bailaba”.

Ahora sí tenemos algo. Finalmente, una anécdota interesante en relación con las fotos de García Márquez. Pero, de todas maneras, los millones de lectores tendrán que apelar a su propia sensibilidad para apreciarlas. Si aceptan que les den consejos, valdrá la pena que le dediquen un buen rato a cada fotografía, pues de veras retratan el alma de uno de los escritores más grandes de nuestro tiempo. En cierto sentido cuentan la historia desde la creación, en medio de la pobreza, hasta el éxito y la gloria; pero el tipo que las tomó ha tomado tantas fotos buenas que es incapaz de valorar su propio trabajo.

“Solo ahora he empezado a darme cuenta de lo que ha sido mi vida.”

“¿Tienes una filosofía de vida?”

“Lo que he aprendido en todos estos años es a vivir y dejar vivir. Me comparo con un tronco en la corriente de un río. Lo único que se puede hacer es tener cuidado para evitar chocar con otros troncos o encallar en las orillas. Eso es todo. Es lo único que necesitas saber.”

La imagen del tronco y el río viene de uno de los proyectos fotográficos más amados por Nereo. Durante décadas ha registrado con sus fotografías la devastación de las selvas en Sudamérica. Algunas de esas imágenes son deprimentes y muestran como hace cincuenta años era posible predecir la alarma ecológica que hoy resuena en todo el mundo. Ha pensado ponerse en contacto con Al Gore para publicar un libro sobre la destrucción de las selvas. Es uno de sus proyectos para el futuro, porque –aunque usted no lo crea– a sus ochenta y ocho años Nereo piensa más en el futuro que en el pasado.

“A veces no puedo dormir, por las muchas ideas que tengo”.

Pero no todos sus trabajos sobre la naturaleza son alarmantes. Otro de sus relatos fotográficos cuenta la historia de un árbol y su viaje desde las montañas selváticas hasta convertirse en la canoa de una familia de pescadores en Colombia. Esa serie es una oda a la capacidad humana para construir cosas hermosas: canoas, puentes, danzas.

“Si no fuera fotógrafo, me habría gustado ser un bailarín de ballet; pero no uno gay.”

Casi la mitad de las cosas que Nereo dice no pueden ser publicadas. Son políticamente incorrectas, pero al mismo poseen un entendimiento de la naturaleza humana que a mucha gente le falta. La corrección política, como sabemos, puede ser otra forma de la hipocresía. Uno podría concluir que la vejez y la franqueza caminan con frecuencia de la mano.

Nereo tiene la libido de un adolescente, muchos de sus chistes y comentarios tienen una carga sexual. Uno de sus proyectos más recientes es una serie de fotografías tomadas en las escaleras del tren subterráneo, tratando de captar vislumbres de los pantis de las damas. Es inevitable preguntarse de dónde viene esa energía.

El escribano ha reprimido el impulso de preguntarle a Nereo el secreto para llegar a su edad con el entusiasmo que tiene; porque, si hay algo de veras importante en ese libro que se venderá como pan caliente, ese algo en definitiva no es el rostro de García Márquez, o el mundo fascinante que inspiró su obra, sino la historia de un artista que a sus ochenta y ocho años demuestra la pasión por la vida de un muchacho de dieciocho. El día anterior, en Midtown Manhattan, cuando le preguntó a Nereo por qué había decidido vivir en New York, el escriba recibió una respuesta asombrosa:

“Cuando esté viejo es posible que prefiera un lugar más tranquilo. Pero esta es la ciudad que quiero ahora. Es un lugar donde todo está pasando”.

Después de muchos años entrevistando ancianos, el escribano ha concluido que ninguno de ellos es consciente del secreto verdadero. En cierta ocasión, un hombre de noventa y uno le había dicho que el secreto de la larga vida era tomar un plato de sopa todos los días. Otro le había dicho que el secreto era dormir al menos ocho horas de manera regular.  Pero concluyó que, si había algún secreto, debía estar oculto entre las líneas de lo que decían.

“¿Crees en Dios?”

“No”, dice Nereo. “Pero creo en una fuerza y tengo un profundo respeto por la vida. He fracasado muchas veces, pero cada vez que fracasé encontré una solución.”

“¿Alguna vez pensaste en suicidarte?”

“Sí”, la pregunta no lo sorprende. “Hace diez años pensé que hasta ahí llegaba”.

Hace diez años, Nereo López enfrentó una de las mayores adversidades de su vida. Había usado todos sus recursos y su energía para crear una escuela de fotografía en Bogotá. Era uno de los fotógrafos más prestigiosos del país y el éxito de la empresa parecía garantizado. Había trabajado para los periódicos y revistas más importantes del país. Había ganado premios internacionales, como el que le dio la Kodak, con motivo de la Feria Mundial de Nueva York, en 1964, por un paisaje maravilloso de balcones tomado en Cartagena. En esa ocasión, el trabajo de Nereo fue elegido entre más de quince mil participantes. En los años cincuenta, unos tiempos muy violentos en Colombia, la revista Time había reproducido algunas de sus fotos. Pero la vida no ofrece garantías —ni siquiera a los talentosos– y la escuela de fotografía fue un fracaso. Nereo se vio de pronto en la bancarrota. Tenía setenta y ocho años y pensó que había agotado sus razones para seguir vivo.

Parado al borde del abismo, sus ángeles guardianes (“tengo mis ángeles guardianes, pero no puedo sentarme a esperar a que hagan el trabajo”) empezaron a buscar soluciones al problema (“Hay tres expresiones que odio: ‘No’, ‘es imposible’ y ‘problema’). Un expresidente colombiano intercedió ante la Biblioteca Nacional, para que le comprara a Nereo cerca de cien mil negativos. Dos años más tarde, el gobierno le dio la Cruz de Boyacá, la más alta distinción que la nación les confiere a sus ciudadanos, establecida por Simón Bolívar un siglo y medio antes.

“No soy un buen lector. En mi vida solo he leído cinco libros. Uno de ellos es el libro de García Márquez sobre Bolívar, El general en su laberinto. Leyendo ese libro comprendí por qué Colombia llegó a ser el desastre que es ahora. El otro libro que leí es tu novela sobre los árboles locos. Hombre, usted merece estar en la lista de best sellers del New York Times”.

“Gracias. Estaremos, Nereo. Estaremos”.

El escribano no recuerda las palabras exactas que se dijeron en ese momento. Pero está seguro de ser fiel a las ideas expresadas durante esos tres días memorables con Nereo en la ciudad.

Ante el fracaso realista de su escuela de fotografía, y la intervención mágica de sus ángeles protectores, Nereo decidió venir a Nueva York y quedarse aquí por un tiempo. Ya tenía alguna familiaridad con la ciudad. Casi medio siglo antes había venido para obtener en poco tiempo un diploma de una escuela de fotografía. En aquel tiempo tuvo también un matrimonio fugaz, después de tres semanas de noviazgo, con una chica cuyo nombre no recuerda. Vivieron juntos por seis meses, pero después Nereo regresó a Colombia. Lo único que recuerda es que años después le llegaron unos documentos para tramitar el divorcio, y que los firmó sin ningún remordimiento. Después de tres matrimonios –los otros dos duraron un poco más– y numerosos romances, Nereo parece feliz viviendo solo.

“Los problemas del mundo no se deben al capitalismo o al comunismo, sino a los seres humanos. Es nuestra condición sentirnos siempre insatisfechos, y los desacuerdos generan violencia. En el matrimonio, por ejemplo, mientras la pareja está enamorada hay algo muy importante que los une: el sexo. Pero, cuando el sexo falla, empieza el drama. Mientras hay sexo, todo es hermoso”.

Nereo tiene dos contactos a tierra: su hija, una doctora que vive en Colombia, y quien trata de recordarle de manera dulce que la vida se va a acabar, y la dama detrás del proyecto de libro que se venderá ya saben cómo, otro ángel guardián que cuida de Nereo en Nueva York. Nereo y la dama misteriosa (porque ella no quiere que su nombre se mencione aquí) han venido contemplando el sueño por un tiempo, solo necesitaban un escribano para conquistar la Ciudad. La única esperanza del escribano es que la idea de veras funcione, de lo contrario no tendrá con qué pagar sus muchas deudas.

“No tengo deudas”, dice Nereo. “El otro día me llamó una mujer a decirme que lamentablemente tendrían que cambiar mi tarjeta dorada por una tarjeta plateada, si no hacía uso del crédito que me habían dado. Le dije que podían cambiar la tarjeta a plata, bronce u hojalata, pero que no pensaba gastar más de lo que tenía.”

Nereo abre los ojos detrás de sus enormes anteojos y sonríe con malicia.

“Todavía tengo mi tarjeta dorada”.

Esa sonrisa es uno de sus gestos característicos. El otro podríamos llamarlo un desdén distante. Pero, de hecho, esta aparente altivez podría ser apenas el efecto de una miopía todavía leve. Nereo solo tiene el orgullo de un artista que es consciente del valor de su arte.

Al comienzo del último día, el escribano descubrió que no habían hablado nada del arte de tomar fotos. Pensó que sería bueno para el libro tener una breve reflexión filosófica sobre la fotografía: la batalla entre la luz y la oscuridad, el encuentro de lo temporal y lo eterno, la magia del instante; ustedes saben, ese tipo de cosas. La respuesta, por supuesto, fue directa:

“Yo no sé”.

No saber cosas parece ser un hábito saludable. El escribano había interrogado a muchos artistas –en especial escritores–sobre los secretos de su arte. En cierta ocasión, un amigo suyo llamó “espionaje industrial” a esa costumbre de andar preguntando, pero él prefería llamarlo aprendizaje sobre el oficio. Unos diez años atrás había tenido la oportunidad de frecuentar por unos días a Gabriel García Márquez, tratando de aprender algo de él. El secreto que le robó fue a la vez bíblico y poderoso: “Hay un tiempo para todo, y solo la vida decide quién es y quién no es”.

El escribano guarda silencio. Sabe que algunas de las mejores cosas en una entrevista se asoman después de largos silencios, cuando no se ha preguntado nada. También juega con la culpa de Nereo, después de una respuesta tan maleducada.

“Pregúntale al cantante por qué canta”, aquello fue en un restaurante colombiano en la  Roosevelt Avenue, en Queens, donde Nereo devoró con lentitud y de manera implacable uno de los platos más grandes del  menú. “Puedo decir que la mayoría de los mejores trabajos que he hecho los hice sin pensar”.

Cuando se considera la precisión sobrenatural que se requiere para tomar algunas fotos, como la imagen de los tres muchachos saltando a las aguas del río Magdalena,  no queda otra opción que estar de acuerdo con lo que dice. Solo el dedo pudo saber el momento perfecto. Si la orden la hubiera enviado el cerebro, nunca habríamos sido testigos de la plasticidad de ese árbol humano. Si la foto hubiera sido tomada una centésima de segundo antes o después, nos habríamos perdido la evidencia fotográfica de que los hombres pueden volar.

“Cuando eres joven piensas que tienes que tomar muchas fotos o, dado el caso, tomar muchos apuntes. Pero ahora rara vez puedes verme con mi cámara. Bueno, aquí en Nueva York hay muchas cosas interesantes. Pero, de todas maneras, no uso mi cámara todo el tiempo”.

El escribano recuerda que durante esos tres días no ha visto a Nereo tomar una sola foto, a pesar de que ha llevado siempre con él su pequeña cámara digital.

“A veces solo tomo fotos para mí, con mis ojos. Voy caminando y pienso: ‘Mira, Nereo. Qué bonita foto esa’. Hablo conmigo todo el tiempo: ‘Hey, Nereo. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te has sentido triste en estos días?’ ‘Nada en particular, Nereo. Es el estrés de haber pasado de PC a Macintosh. Ahora tengo que aprender a usar todos esos programas, y quiero hacerlo lo más pronto posible. No quiero perder tiempo”.

Eso explica que Nereo tenga el hábito de hablar de sí mismo en tercera persona. Dice, por ejemplo, que cuando se vino a vivir a Nueva York visitó cientos de galerías de arte y bibliotecas, para ver lo que el mundo había estado haciendo en materia de fotografía:

“En el mundo hay muy buenos fotógrafos, y Nereo es uno de ellos. Mi único deseo es estar vivo para ver que se reconoce”.

Pero Nereo no es la única persona con la que Nereo habla a solas. También habla con su madre, casi ocho décadas después de su muerte.

“La invoco todos los días. Me enseñó que el rencor es malvado”.

Nereo vive hoy en un cuarto alquilado, en una casa de familia situada entre Brooklyn y Queens, pero casi nadie sabe con exactitud dónde queda. Está obsesionado con aprender todos los secretos de la era digital. Hace poco, con la ayuda del internet, encontró un viejo amor, una pintora francesa a quien le tomó “uno de los retratos más hermosos que jamás se han hecho”. Pero, aunque los dos viven solos, no han pensado en vivir juntos. Han concluido que vivir solos es la mejor manera de vivir.

Y solo está Nereo, y solo está el escribano, y solas están las criaturas de la ciudad de los ermitaños.

Al final de su viaje, están en la Biblioteca Pública de Queens, en Corona, mientras esperan a la dama misteriosa. Ella ha prometido reunirse allí con ellos, porque les tiene noticias sobre el libro que están preparando.

Han hablado sobre casi todo. Nereo habló de su vida como huérfano, de su costumbre de dormir en autobuses —y eso podría explicar su pasión por el tren subterráneo—, ha hablado de sus múltiples oficios: mecánico, administrador de un teatro, actor de cine; hasta que encontró la fotografía, como los místicos encuentran a Dios.

Han hablado sobre política:

“Los nórdicos encontraron la fórmula. Usan los impuestos para impedir que el capital se vuelva voraz, y usan esos impuestos para darle a la gente oportunidades. El error de la Unión Soviética fue pensar que todo el mundo, el perezoso y el entusiasta, merecían lo mismo.”

Sobre América Latina:

“Latinoamérica se está haciendo consciente de su propio valor, y el capitalismo se siente amenazado”.

Sobre las mujeres:

“¿Cómo has podido vivir tanto tiempo sin una mujer?”, preguntó.

“Yo no sé,” el aprendiz empezaba a aprender.

Sobre la vejez:

“Cualquiera es más joven que yo”.

Y, por supuesto, sobre fotografías:

—Hice una foto como esta hace cincuenta años —el dedo de Nereo es brillante y sus huellas digitales están casi borradas por efecto de los líquidos que se usaban para revelar.

Pero el escribano sabe que todavía hay algo que falta. Años de periodismo le han enseñado a esperar, a escuchar con paciencia, a tolerar digresiones y repeticiones, a estar alerta al momento inesperado en que ocurren los milagros.

“Te digo que solo hay unas pocas cosas que de verdad me sorprenden”. Nereo lee la sección de Arte y Cultura del New York Times. “Cuando vi el montaje de Don Quijote, que hizo el American Ballet Theatre, no sabía si era que estaba drogado o si estaba en una nube. Ni siquiera podía estar seguro de que existía. Pero, cuando por fin salí a la calle, después de dar unos pasos y de apoyarme contra una pared, alcé los ojos y le di gracias a Dios, a la Divina Providencia, a los ángeles guardianes o a cualquiera que sea la fuerza que mueve el universo, por haberme permitido vivir lo suficiente para ver eso”.

Después de escuchar esas palabras, el escribano supo que su trabajo había concluido. Supo que la clave de todo, ya sea buenas fotos o buenas vidas, es una mezcla de aprecio y gratitud. Cerró el cuaderno, olió la pluma antes de guardarla en el bolsillo y suspiró.

Esa noche, mientras comía helado en Astoria con Nereo y la dama misteriosa, el escribano supo que tendría que escribir en inglés el testimonio de esas conversaciones. Después de pasarse la vida tratando de decir cosas en español, supo que aquello sería como escribir con las manos atadas y hundiendo las teclas con la punta de la nariz. Pero igual se sintió agradecido.

  Nueva York, mayo de 2008.

81 años de la muerte del escritor Joseph Roth en París

1
 “Así soy realmente: maligno, borracho, pero lúcido” Joseph Roth (1938).

Este 2020 se cumplieron 81 años de la muerte del escritor Joseph Roth en París, uno de los escritores más importantes del siglo XX. En su honor, este especial de lecturas acompañado de una reseña que sobre Roth y su obra Las ciudades blancas, hace Gustavo Colorado.

La leyenda del santo bebedor

I

Un atardecer de la primavera de 1934, un caballero de edad madura descendía por las escalinatas de piedra que, desde uno de los puentes sobre el Sena, conducen a la orilla. Como sabrá casi todo el mundo, aunque la ocasión merece rememorar este hecho en la mente del lector, allí suelen dormir, o, mejor dicho, acampar los clochards de Paris.

Y uno de esos clochards fue como por azar al encuentro del caballero de edad madura, que por cierto iba bien trajeado y daba la impresión de ser un viajero que se propone contemplar las curiosidades de las ciudades que visita. Aunque aquel clochard ofrecía ciertamente el mismo aspecto harapiento y digno de compasión que todos aquellos con quienes compartía su infortunio, parecía sin embargo merecedor de la atención especial del caballero de edad madura bien trajeado. Mas no nos es dado conocer la causa de tal preferencia.

Como queda dicho, estaba atardeciendo, y bajo los puentes, a orillas del río, la oscuridad era ya más cerrada que arriba en los muelles y sobre los puentes. Aquel hombre sin hogar y manifiestamente desaliñado avanzaba con paso vacilante. No parecía percatarse de la presencia del caballero mayor bien trajeado. Más éste, que no vacilaba en absoluto sino que con total aplomo dirigía sus pasos directamente hacia el vacilante clochard, por lo visto le había descubierto desde lejos. El caballero de edad madura le cerró prácticamente el paso. Ambos detuvieron sus pasos, frente a frente.

—Adónde le llevan sus pasos, hermano? — inquirió el caballero mayor bien trajeado.
El otro le echó una leve mirada, para contestar luego:
— Que yo sepa, no tengo hermano, ni se adónde me lleva el camino.
—Yo intentaré mostrárselo —prosiguió el caballero, —pero no deberá enojarse conmigo si, como contrapartida, le pido un favor poco frecuente.
—Estoy dispuesto a cualquier servicio, —accedió el harapiento.
—Claro que me doy cuenta de que tiene usted algunos defectos, mas Dios ha dispuesto que se cruzara en mi camino. A buen seguro estará necesitado de dinero. —No, no me tome a mal mis palabras! A mi me sobra. ¿Querrá decirme con toda franqueza cuánto necesita? Por lo menos para salir del paso…
El otro permaneció unos segundos sumido en reflexiones, pero en seguida profirió:
—Veinte francos.
—No creo que esta suma sea suficiente —replicó el caballero—. Seguramente necesitará doscientos.

El harapiento retrocedió un paso. Parecía como si fuera a caer, pero, aunque vacilante, se mantuvo en pie. Y entonces dijo:
—No puedo negar que preferiría doscientos francos en lugar de veinte, pero soy un hombre de honor. Parece que me está usted juzgando mal. No puedo aceptar el dinero que me ofrece, y ello por varias razones: en primer lugar, porque no tengo el placer de conocerle; en segundo lugar, porque no se cómo ni cuándo podría devolvérselo; y, en tercer lugar, porque usted tampoco tiene la posibilidad de reclamármelo, al carecer yo de domicilio fijo. Casi a diario me establezco bajo un puente diferente de este río. A pesar de todo ello, y aun careciendo de domicilio fijo, como ya le he dicho, soy un hombre de honor.

—Tampoco yo poseo domicilio fijo — respondió el caballero de edad madura —y también yo me instalo cada día bajo un puente distinto. Mas, a pesar de ello, le ruego que tenga la amabilidad de aceptar los doscientos francos, al fin y al cabo una suma ridícula para un hombre como usted. Y en lo referente a la restitución, habré de extenderme algo más para poderle hacer entender por qué no puedo indicarle el nombre de algún banco donde usted pudiera ingresar el importe. Resulta que me he convertido al cristianismo después de haber leído la historia de la pequeña santa Teresa de Lisieux. Y ahora venero muy en especial la estatuilla de la santa que se guarda en la capilla de Sainte Marie des Batignolles, que usted podrá localizar con facilidad. Así que, tan pronto tenga reunidos los doscientos francos y su conciencia le obligue a zanjar esta ridícula deuda, diríjase por favor a Sainte Marie des Batignolles y entregue la suma en manos del sacerdote cuando éste termine de oficiar la misa. Suponiendo que adeuda usted el dinero, se lo debe a santa Teresita. Mas, cuidado, no lo olvide: tiene que ser la de Sainte Marie des Batignolles.

—Veo —dijo el harapiento— que usted ha comprendido que soy una persona de honor. Le prometo que cumpliré mi palabra. Sin embargo, sólo puedo ir a misa los domingos.
—Como usted prefiera, un domingo, pues —concedió el caballero mayor—, al tiempo que de su cartera sacó doscientos francos, que entregó al vacilante clochard—. Y muchas gracias.
—Ha sido un placer se despidió el desharrapado, que al punto desapareció en las tinieblas.
Porque entretanto ya había oscurecido por entero, mientras arriba, en los puentes y muelles habían sido encendidas las farolas plateadas para anunciar la alegre noche de Paris.


El murmullo de las piedras

Por: Gustavo Colorado Grisales

Algo muy fino e irrecuperable debió de haberse roto dentro del hombre de ciudad: Se queja de falta de tiempo, cuando esto es precisamente lo que sobra. El tiempo lo precede y lo sucede. Y al final siempre se las arregla sin él, que es apenas una de sus contingencias.

El escritor Joseph Roth, uno de los grandes de la Europa de entreguerras, se preguntó muchas veces por las razones de esa sensación de pérdida y extrañeza.

Entonces, como tantos otros, tomó su cayado y sus botas de siete leguas  y salió en busca de esas claves.

Sospechaba que las piedras guardaban la respuesta y que se precisaba de un oído muy fino para comprender su relato.

En este caso, las piedras tenían nombres de ciudades: Lyon, Vienne, Tournon, Aviñón, Les Baux, Nimes, Arles, Tarascón, Becaurie y Marsella, las ciudades blancas soñadas desde la infancia, la única edad en que podemos comprender el milenario lenguaje del universo.

Tomada de democresia.es

Por eso, la infancia es en sí misma una metáfora.

Pero el camino es largo y tortuoso.

Unas son las ciudades delineadas y edificadas por los humanos para el comercio, el amor, el poder el sexo y el recreo y otras muy distintas son las ciudades interiores: las que solo existen en el alma de los seres que las moldean con dosis iguales de dicha y dolor.

Jorge Luis Borges soñó ciudades de espejos como metáforas del infinito.

Ernesto Sábato urdió ciudades de pesadilla con imágenes sustraídas a los afanes del día.

Joyce postuló una eternidad circular donde la ciudad deviene tela de araña: las criaturas luchan con sus diminutas patas contra el asedio de una divinidad hecha de segundos, minutos y horas.

Parado en la difusa frontera entre la memoria y los sueños, el peregrino Roth se deja llevar por el rumor de calles, muros, castillos y ruinas  de esas ciudades más fijadas en un tiempo que en un lugar. Por eso, leyendo en el musgo de una vieja pared, puede decir con certeza: “Entre nosotros, y tal vez en cada uno de nosotros, viven los pueblos desaparecidos de la superficie de la tierra, pero precisamente solo de la superficie.”.

Solo de la superficie. Porque el caminante escarba con la uña en el lomo de la piedra, en la piel de la ciudad y el pasado se hace memoria viva, relato de los hombres y pueblos que la habitaron y la  habitan.

Para emprender esa tarea se necesita mucha paciencia. Y Roth, que bebió hasta las heces el cáliz del dolor durante la gran guerra, aprendió el valor de esa virtud. Camina y mira. Mira y escribe. En un centenar de páginas nos recuerda que una ciudad es mucho más que un entramado de calles y edificios. En realidad la ciudad es una página en blanco donde quienes la habitan y visitan vierten lo que llevan por dentro. Por eso hay ciudades de la fe y de la apostasía. Ciudades del amor y ciudades de la ira. Ciudades del éxtasis y de la agonía.

Indignado porque los guías turísticos hacen gala de “La seguridad, esa dudosa virtud de los historiadores”, el viajero Roth  deposita toda esa confianza en el murmullo de las piedras. Las silenciosas de Avignón, refugio de los papas, o las tumultuosas de Marsella, cómplices de las cópulas furtivas donde todas las sangres del mundo se mezclan.

Desde hace muchos años la vida me regaló como amigos a una legión de ángeles terrestres que van por el mundo y al regreso me sorprenden con  tesoros comprados online en librerías babilónicas o descubiertos con ojo de guaquero en librerías de viejo.

Las ciudades blancas, de Joseph Roth es uno de esas joyas. Y este breve texto es mi manera de agradecerlo.


Los muertos no identificados

Los muertos no identificados de la gran ciudad están expuestos ­–en estricta formación—en las vitrinas de fotografías de la Jefatura Superior de Policía, en la planta baja.

Es la cruel explosión de la ciudad cruel en cuyas calles asfaltadas, parques de sombra fría y canales azules acecha la muerte con revólver, mordaza y cloroformo. Es, por así decirlo, la cara oculta de la metrópoli, la misera anónima.

Son sus hijos desconocidos, cuyas vidas transcurren entre el desasosiego, el bar y la clandestinidad, cuyo final es sangriento y violento, un terrible desenlace. Tropiezan y caen inconscientes en una de las innumerables tumbas que han sido dispuestas especialmente para ellos al borde del camino de su vida, y el único recuerdo que dejan a la posteridad es su retrato, tomado en el llamado “lugar de los hechos” por el fotógrafo de la policía.

Imagen tomada del libro Crónicas berlinesas donde se encuentra este texto que estamos reproduciendo.

Cada vez que veo el escaparate de un fotógrafo –las fotografías de los vivos, los recién casados, lo niños que han recibido la confirmación, los rostros sonrientes, los velos blancos, los ornamentos florales de papel, las condecoraciones en el pecho de alguna eminencia cuya mera visión evoca un tintineo–, pienso en esa vitrina de los muertos de la policía. No debería estar colgada en el pasillo de la Jefatura Superior de Policía sino en cualquier otro lugar donde fuera visible, en el centro de la ciudad de la que es alegoría. Los escaparates con los retratos de los vivos, de los que están de fiesta o celebran algo solemnemente dan una idea equivocada de la vida. No solo hay bodas, hermosas mujeres con los hombros desnudos y confirmaciones; en este mundo se producen también asesinatos, fulminantes ataques de corazón y muertes por asfixia.

En la Messterwoche deberían publicarse estas instructivas fotografías, y no solo los desfiles eternos, las patrióticas procesiones del Corpus, los balnearios con sus fuentes, sus sombrillas, sus aguas depurativas, sus terrazas llenas de mitos wagnerianos. La vida no es tan bella como uno podría creer hojeando la Messterwoche.

Por el pasillo de la Jefatura Superior de Policía pasan todos los días a todas horas, muchas, cientos de personas, y nadie se detiene frente a las vitrinas a mirar a los muertos. La gente va a la Ofician de Extranjería, a la Oficina de Pasaportes a recoger un visado, a la Oficina de Objetos Perdidos a buscar un paraguas; a la Brigada de Investigación Criminal a denunciar un robo. A la Jefatura Superior de Policía acuden tan solo personas que guardan relación con las cosas de la vida, y no hay, a excepción de un servidor, un solo filósofo. ¿Quién iba a preocuparse por los muertos?

Estos muertos son feos y hacen toda clase de reproches. Están ahí como remordimientos de conciencia. Los han fotografiado tal y como los hallaron, sus rostros conservan un terror infinito, el terror de la muerte. Aparecen con la boca abierta, como si su último grito estuviera aún en el aire, basta con mirarlos para oírlo. La agonía los mantiene con los ojos semiabiertos, el blanco brilla por debajo de los párpados. Los hay barbudos y sin barba, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Los encontraron en la calle, el Tiergarten, en los canales del Spree. En ocasiones se desconoce incluso el lugar en que fueron hallados, o no se sabe con exactitud. Los cadáveres hallados en el agua están hinchados, cubiertos por una costra de lodo, parecen reyes egipcios mal momificados. La costra que tienen en el rostro presenta grietas y fisuras, como una máscara de yeso mal conservada. Los pechos de las mujeres se han hinchado de manera espantosa, desfigurado los rasgos, el pelo como un montoncito de basura sobre la cabeza abotargada.

Si estos muertos tuvieran nombre no harían tantos reproches. A juzgar por los rostros y la indumentaria, no han llevado una vida acomodada. Pertenecen a esas clases sociales que denominamos “bajas” porque les tocó estar abajo. Son jornaleros, criadas, gente que, si quiere vivir, se ve obligada a realizar exclusivamente trabajos pesados o criminales. Solo rara vez asoma una cabeza por entre un cuello almidonado, el distintivo europeo de la burguesía. Casi siempre lo hace por entre camisas de cuello abierto y colores sufridos.

Y el lugar donde les llega la aterradora muerte marca toda su vida. A uno lo hallaron el 2 de diciembre de 1921 en el lavabo de la estación Potsdam. El 25 de junio de 1920, aquella mujer de edad indeterminada fue sacada del canal, a orillas del Spree. El 25 de enero de 1918, murió en la Alexanderplatz aquella cabeza barbuda y sin dientes. El 8 de mayo del año 1922, este hombre joven de rasgos solemnes murió en un banco de la Arminiusplatz. El semblante apacible se lo debe a la espléndida noche de mayo que hacía en la plaza; es probable que un ruiseñor cantara cuando el murió, que las lilas exhalaran su perfume y brillaran las estrellas.

El 26 de octubre de 1921, alguien, un hombre de aproximadamente treinta y cinco años, fue asesinado a golpes en un solar no identificado de la Spandauer Strasse, en Zehlendorf. Un finísimo rastro de sangre va de la sien a los labios. La sangre de quien fue sepultado, seca ya desde hace tiempo, fluye escasa y roja, pero fluirá para siempre en el retrato. Es inútil esperar a las grullas, que antaño revelaron el nombre de los asesinos de Íbico. No hay grullas que sobrevuelen los solares de la Spandauer Strasse: las habrían abatido y asado hace ya tiempo. Sin embargo, Dios observa detrás de las nubes, impasible, el fuego destructor de la Guerra Mundial. ¿Cómo iba a preocuparse por un solo hombre?

Agradecemos las imágenes de este texto a Andrea, amiga de una amiga de La cebra

En las vitrinas habrá unas cien fotografías que se van renovando continuamente. Son miles las personas que mueren anónimamente en la gran ciudad. No tienen padres, ni amigos, han vivido solas y muerto en el olvido. No formaban parte de ninguna estructura social, de ninguna comunidad: es mucha la gente sola que alberga la gran ciudad. Si cien de ellos mueren asesinados a golpes, aún quedan miles que siguen con vida, sin nombre, sin techo, hombres como piedras. Se parecen como gotas de agua, todos mueren algún día violentamente, y su muerte no tiene terribles consecuencias ni aparece en los periódicos como la muerte, por ejemplo, de algún Talat Pasha.

Solo una fotografía anónima reclama en vano ser identificada por los hombres que, impasibles, recorren el pasillo de la policía.

Neue Berliner Zeitung – 12-Uhr-Blatt,

17 de enero de 1923


Joseph Roth – Crónicas berlinesas

Publicado el 30 mayo, 2013 en anchaesicasa.wordpress.com

“¿Lee de vez en cuando alguno de estos libros?”, le pregunté. “Sí”, dijo, “no lo entiendo todo. Pero luego me digo: aunque no lo entiendas todo, leer no te hará en ningún caso más tonto.”

El criado de Rathenau es muy ocurrente.

No sería yo tan categórico como el criado de Rathenau, pero es seguro que las Crónicas Berlinesas de Joseph Roth, además de no hacer a nadie más tonto, pueden hacer pasar muy buenos ratos. En la contraportada de su edición en Minúscula comentan que de su lectura “emerge el retrato de una metrópoli inquieta y deslumbrante”, pero no menos inquieto y deslumbrante es el Joseph Roth que se descubre con ella, una agradable sorpresa para los que sólo le conocíamos por sus novelas.

Con una llamativa frescura de pensamiento y estilo, su forma de entender el periodismo explica lo que intenta y consigue en los artículos que reúne el libro:

La página de cultura es para un periódico tan importante como la sección de política; y diría que, para el lector, es aún más importante. El periódico moderno integrará todo lo demás, no sólo la política. El periódico moderno necesita más al reportero que al editorialista. Yo no soy un suplemento, no soy un postre, soy el plato principal. […] A mí me leen con interés. No como las noticias del Parlamento, o los telegramas… Yo no hago comentarios divertidos. Yo dibujo el rostro del tiempo. Y esa es la tarea de un gran periódico.

(…)

Lo único que puede “reproducir” el acontecimiento es una expresión moldeada, artística, que contenga la materia prima, como el mineral contiene hierro y mercurio el espejo.

Algunas de sus reflexiones, a  propósito de…

…la naturaleza,

No comprendo a la gente que veo hacer una excursión para disfrutar de la naturaleza. El bosque no es un lugar de recreo. El “solaz” no es ninguna necesidad, si es que es esa la intención del caminante. La “naturaleza no es ninguna fundación.

El europeo occidental salió de excursión por la “naturaleza” como quien va a una fiesta de disfraces. Su relación con la naturaleza pasa por una chaqueta de paño tirolés. He visto a contables salir de excursión. No precisaban bastones. El terreno es tan blando y llano que bastaría un modesto portaplumas. Pero no ve, el hombre, el terreno blando y llano. Ve “naturaleza”. Si quisiera salir a navegar, probablemente llevaría un traje blanco de seda cruda, herencia de su abuelo, que también solía navegar. No oye el murmullo de las olas y no sabe que la explosión de una burbuja es importante. Todo se acabó el día en que la naturaleza se convirtió en un lugar de recreo.

…los escaramujos, los niños y los guardas del parque,

Los escaramujos parecen botellas de licor pequeñas y rojas, puestos allí con fines publicitarios. Caen de los árboles sin que haya que pagar y los niños los recogen. Los guardas del parque observan la conducta de los pequeños sin inmutarse. Uno confía en el Señor, que da de comer a los guardas y los atavía con gorras municipales.

…la alopecia,

Las calvas resplandecen como espejos redondos en los palcos. ¿Qué relación guarda el capital con la alopecia?

…las figuras de cera,

La paradójica filosofía del gabinete de figuras de cera hizo que la grandeza y el horror terrenales resultaran ridículos con sólo inmortalizarlos en cera. […] El único mérito del gabinete de figuras de cera fue la ridiculez involuntaria con que compensó el pathos de este mundo y lo transformó en una especie de cuarto de la risa.

Y es que la intención del gabinete -lograr un espantoso parecido con la vida- conduce necesariamente al ridículo. Es la intención, contraria al arte, de presentar una verosimilitud exterior en lugar de una verdad interna: la intención de la fotografía naturalista y la “copia”. Un asesino múltiple de cera resulta grotesco. Pero no menos ridículo es un Rothschild de cera. El material hizo que uno perdiera su crueldad y el otro su nobleza.

…y los lilos de los patios traseros.

A veces, un trayecto en ferrocarril suburbano es más instructivo que un viaje por tierra o mar, y quien haya viajado mucho sabrá que, en el fondo, basta con ver un solo lilo escondido en un polvoriento patio de una gran ciudad para entender la profunda tristeza de todos los lilos escondidos del mundo.

(…)

No hay un solo lilo que no sostenga la colada puesta a secar en los patios traseros. He ahí la tristeza de estos patios: qué raro es el árbol que no hace más que florecer, que no tiene otra función que esperar la lluvia y el sol, y disfrutar de ambos, y dar flores azules y blancas.

La cebra que raya: eventos relacionados con el dibujo

0

“la belleza ya no pertenece a la elite de lo natural o del arte reflejo como alguna vez lo fue sino todo lo contrario, se ha expandido al conjunto de la vida ordinaria.” Oscar Salamanca, texto completo aquí


Eventos XX Cómic Sin Fronteras. Festival pereirano en torno a la caricatura, el cómic, el humor gráfico, urban sketchers y la ilustración.

En el año 2010, el consulado peruano en Guayaquil, Ecuador, publicó la novela gráfica Sobre rieles, se trata de una serie de relatos sobre la historia del tren suramericano contada por capítulos a través de tres artistas: Juan Carlos Silva (Perú), Mauricio Gil (Ecuador), Nelson Zuluaga H. (Colombia). Cómic Sin Fronteras comparte uno de los capítulos de esta novela escrita de manera trinacional, entre artistas de Perú, Ecuador y Colombia.

Lean el capítulo en el siguiente link: bit.ly/apuntesdelolvido
Esta charla se realiza en colaboración con Comfamiliar Risaralda y busca visibilizar el papel del cómic en los procesos de formación. Para ello, invitaron a dos representantes del Cómic Club Guayaquil y al miembro fundador del proyecto digital Korobeiniki, para hablar del potencial que tiene la historieta en la educación para contar la historia a través de las experiencias de trabajo de los invitados.


Para conocer más sobre el Cómic Club Guayaquil pueden consultar su facebook @comicclubdeguayaquil y sobre Korobeiniki puedes consultar la siguiente nota.


Charla en vivo por el facebook de @comfamiliarrisaralda 
En un trabajo colaborativo entre Cómic Sin Fronteras y la Jam de dibujo, un proyecto dirigido a artistas, diseñadores o interesados en explorar los temas que cada semana se propone en la Jam, invitan para la sesión 54 a Leonardo Arias “Don Fingo”, un ilustrador y caricaturista caldense radicado hace muchos años en Cali y un colaborador de La cebra que habla.


En la Jam de dibujo el artista invitado habla de su obra, mostrando su trabajo y compartiendo diálogo con los asistentes, al finalizar, plantea un ejercicio de creación para ser realizado a manera de taller virtual. 


Los encuentros son libres y gratuitos y se realizan cada viernes a las 4 pm hora Colombia desde Meet, en esta liga: meet.google.com/deu-odwa-vtf

Las redes de contacto del colectivo son:
FACEBOOK: https://www.facebook.com/jamdedibujocolombia/
INSTAGRAM: https://www.instagram.com/jamdedibujo_/ 

Conoce más del evento y la programación de este año en:

muestradecomic.blogspot.com   

Y en redes sociales:

Facebook: @muestradecomic

Instagram: @comicsinfronteras


Congreso Internacional de Ilustración, termina el 22 de octubre

CasaTinta con el apoyo de la Cámara Colombiana del libro y FILBO presentarán por décimo año consecutivo el Congreso Internacional de Ilustración. La fiesta de la ilustración más grande de latinoamérica. Los ilustradores se toman la palabra en esta nueva versión del Congreso de Ilustración. Invitados: Maguma, Dani Torrent e ilustrando dudas de España, Jessica Roux de Estados Unidos y Diego Patiño de Colombia, entre otros reconocidos ilustradores.

Informes e inscripciones en:

Facebook: https://www.facebook.com/CongresoFig

Twitter: @CongresoFIG | Instagram: @congresofig

www.congresofig.com | [email protected]


Convocatoria para publicar en el blog Los Inmodernos | “Densidades” | Se recibe obra hasta el 3 de noviembre

Texto provocador de Oscar Salamanca:

Se ha hablado mucho acerca de la estética y de cómo ella ha logrado un imperativo en la vida intelectual y cotidiana del hombre de hoy, pero lo estético, quizá por esa misma categoría que representa a nivel de efecto sobre las cosas que implican lo bello sensible, ha sido objeto de manipulaciones en muchos sentidos.

Si nos hablan de algo estético o con estética de inmediato hacemos una gran diferenciación entre cultura estética y estética en general, porque necesitamos separar el discurso de la vida del discurso de la filosofía, no podemos colocar en un mismo saco toda la estética para que ella resuelva los grados de apropiación y desarrollo, los cuales tienden a separar intencionadamente el carácter, función y formas de apropiación ya sea teórica o práctica.

La estética por tanto se debate entre dos polos, por un lado, la estética neguentrópica y, por otro lado, la estética entrópica. En la primera se trata de una tendencia natural de la estética como sistema para modificarse a sí misma según su propia estructura, desarrollando niveles y sub subniveles. Las teorías de estéticas de lo sublime, aquellas que recuerdan a los sujetos humanos la posibilidad de su propia muerte, ya sea en sentido matemático, ya sea a partir de la fuerza de la naturaleza, o ya sea por la dinámica donde nos encontramos expuestos producto de la violencia en sus tensiones. Esta neguentropía estética es harto conocida y compartida pues consiste en categorizaciones donde lo bello aparece como el ideal filosófico.

Pero otra cosa es lo que ha ocurrido desde Kant porque la belleza se ha venido descentrando como eje, lo cual ha provocado su apropiación por la cultura de masas en sus múltiples definiciones cada vez más sorprendentes… texto completo, clic aquí

Redes de contacto con Los Inmodernos:

FACEBOOK: https://web.facebook.com/inmodernos

BLOG: inmodernos.blogspot.com 

CORREO: [email protected]


EXPOSICIÓN: “Ex-centro” exposición individual de Martín Roa | termina el 20 de octubre | Jardín de artista de la Universidad Tecnológica de Pereirajardindeartista.blogspot.com

Las prácticas de Roa consisten en invitaciones de sanación espiritual en donde participan personas en comunión, alineadas por sinergias trascendentales que transversalizan situaciones derivadas del juego, la curiosidad, el convencimiento o la simple apatía vencida por lo diferente. Es así que el artista, ahora convertido en un ser comunicacional con lo invisible, plantea con su accionar lo que Gilles Deleuze definió como síntesis disyuntiva. Texto curatorial completo aquí

Redes de contacto con el Jardín de artista:

BLOG:  jardindeartista.blogspot.com

INSTAGRAM: https://www.instagram.com/jardindeartistautp/


Lunes con las artes | 26 de octubre, 2 pm | organiza la Universidad del Valle | Por zoom: https://us02web.zoom.us/j/87448537368 – ID de reunión: 874 4853 7368

El Departamento de Artes Visuales y Estética de la Universidad del Valle invita a su actividad de extensión formativa denominada: “Lunes con las artes”. Se trata de un espacio de diálogo y encuentro en torno a las artes visuales que busca promover la participación y el intercambio de conocimientos y saberes de estudiantes, profesores, graduados y profesionales pertenecientes a las distintas comunidades creativas y académicas nacionales e internacionales.

La octava invitada es la artista plástica y fundadora de La Jam de Dibujo, Ana María Llano Alzate. Su charla se titula “La Jam de Dibujo, un laboratorio creativo, pedagógico y sociológico”.


ANUNCIO PARA ARTISTAS:

Amigos interesados en sesiones de dibujo y pintura con modelo al natural en Pereira: se realizarán en el taller Casa Inclinada los miércoles de 9 a 11 am con aforo restringido a máximo 4 personas.

El valor por dos horas con modelo al natural y uso del taller es de 40 mil pesos. Inscripciones por WhatsApp: 317 4269130.

No son clases, son espacios de trabajo individual compartiendo el lugar y el modelo.

Postales desde México: De madrugada

0

Por, Mariana Chávez

En la madrugada después de amamantar me pongo a escribir. Mi hijo mayor no come bien, el encierro es notorio en su ingesta. Mi cuerpo ha cambiado mucho, demasiado diría yo, la inmovilidad y mi alto consumo de harinas y azúcares me pasan la factura. Ya no me queda mi ropa, he decidido no comprar más. Es de noche y apenas se escucha un par de autos en la calle.

Mi bebé suspira, con su mano derecha me sostiene la camiseta. La computadora brilla sobre mi rostro, apenas empiezo a teclear. Me sostengo con un poco de energía, debo escribir pienso.

Me enfrento a la hoja en blanco, a ese pánico, a ese gozo, a la hoja en blanco. Quiero llorar, me duelen las caderas de tanto estar sentada, debo escribir.

Las letras fluyen como fluye la leche materna en mis entrañas, el bebé llora y gime. De pronto siento gotas en el teclado, mis pezones lloran.

Siento las hormonas desbordadas, locura, mareos, pero también amor, mucho amor.

Trabajar, hacer la tarea, preparar la comida, y se me olvida peinarme. Siempre tengo mucha hambre y sed. Seguir trabajando, limpiar, doblar ropa, cambiar el pañal, ayudar con la tarea, beber café. Necesito tomar un baño caliente.

Se me cae el cabello, debo cepillarlo, se me olvida peinarme. ¿les dije que no me queda mi ropa? Casi diez kilos de más.

Me siento junto a la ventana, miro afuera, agradezco la salud. Quiero caminar entre la gente, abrazar a mis amigas, que mi bebé conozca a mis amigas, vivo en un sueño. Les sueño, sueño que las abrazo.

Es de madrugada, tengo muchas tareas atrasadas, quiero llorar, siempre quiero llorar.

Ya casi amanece, tengo sueño. Mi bebé lo sabe, llora poquito y me jala para que le abrace y cierra mis ojos.

Tomada del facebook de Mariana Chávez

Aborto: Colombia abre una puerta a la despenalización total

0

Por Mariana Carbajal, publicado en Página 12

Imagen: AFP

En Colombia se abre una puerta para la despenalización total del aborto. La Corte Constitucional aceptó este lunes una demanda conjunta de inconstitucionalidad presentada por el Movimiento Causa Justa –una articulación de 91 organizaciones y 134 activistas de todo el país—para que se elimine el delito de aborto del Código Penal al considerar que vulnera derechos fundamentales de mujeres y niñas y del personal de salud. En los próximos días, comenzará el proceso para escuchar voces a favor y en contra y el pronunciamiento se espera para el año próximo. Un caso testigo interesante para la región.

“Hace 14 años la Corte nos dijo que teníamos derecho a abortar en tres causales: en caso de violación, cuando corre peligro la vida y la salud de la mujer y si hay malformaciones fetales incompatibles con la vida. Pero se siguen presentando barreras muy grandes para acceder a una interrupción legal de embarazo y sobre todo afectan a mujeres que están lejos de las ciudades principales y esto se debe principalmente a la forma de regular el aborto en el país que es a través del derecho penal. Lo que hace que haya mucho estigma incluso en los casos en que es legal. Pedimos pasar a una regulación sanitaria, social y que sea más integral y no se enfoque en la amenaza de la cárcel”, señaló a Página|12 la abogada y activista Mariana Ardila, integrante de Women’s Link Worldwide, una de las organizaciones que forman parte de Causa Justa y que en 2006 logró la histórica sentencia que despenalizó el aborto en ese país con una inédita estrategia jurídica.

“Además, que el aborto siga siendo un delito impide que el personal de salud realice su trabajo con tranquilidad, ya que vive con miedo de ir a la cárcel o de ser estigmatizados”, agregó la abogada. En la coalición que impulsa la reforma por la vía judicial creen que la Corte podría fallar a favor de la demanda. “Sabemos que es un tribunal que apoya las tres causales y que se implementen en la realidad”, analizó Ardila.

La demanda de inconstitucionalidad fue interpuesta el 16 de setiembre por el movimiento Causa Justa, conformado por Women’s Link Worldwide , La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, el Centro de Derechos Reproductivos y Católicas por el Derecho a Decidir, entre otras organizaciones. Apunta a que se elimine el artículo 122 del Código Penal colombiano, que criminaliza el aborto, para que las mujeres no sean perseguidas con penas, que pueden ir de uno a cuatro años de prisión. La demanda fue admitida en un contexto en el que diversos países de América Latina y el Caribe –entre ellos, Argentina, Ecuador, República Dominicana– están discutiendo o por debatir, por vía legislativa o judicial, reducir o eliminar el uso del derecho penal para regular el aborto.

El hecho de que la Corte Constitucional haya admitido la demanda es una buena señal: no estudia todas las peticiones. Quiere decir que se abre la puerta para la discusión, que va a analizar el planteo.

¿Cómo es el procedimiento? Una vez que la decisión sea notificada –todavía no se hizo— se abren diez días hábiles para presentar argumentos a favor y en contra por escrito. Cualquier persona u organización puede hacerlo. La Corte puede llamar también a una audiencia pública para escuchar distintas posiciones. Por sorteo se elige a uno de los nueve magistrados que conforman el alto tribunal y que será el encargado de preparar la propuesta de fallo al resto de los jueces. En total son 9. Le tocó al juez Antonio José Lizarazo Ocampo. Todo este proceso, estima Ardila, puede llevar a que haya novedades en el primer trimestre de 2021.

Hace 14 años, a partir de una demanda presentada por Women’s Link ante la Corte Constitucional, se llegó a la sentencia C-355 de 2006 que despenalizó parcialmente el aborto en Colombia, permitiendo que las mujeres accedan a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) como derecho fundamental, sin límite del periodo gestacional, bajo tres circunstancias:

Cuando la continuación del embarazo constituye un riesgo para la vida y la salud física, mental y social de la mujer.

Cuando existe una grave malformación del feto que haga inviable su vida fuera del útero.

Cuando el embarazo sea el resultado de incesto o de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia del óvulo fecundado no consentidas.

“Aunque la sentencia C-355 de 2006 fue un hito en América Latina y el Caribe, pues convirtió a Colombia en uno de los países de la región con las excepciones más amplias a la penalización del aborto, siguen persistiendo barreras estructurales que obstaculizan en la práctica el acceso al servicio de IVE. La penalización es la barrera principal de la cual se desprenden las demás. Las mujeres en Colombia siguen enfrentándose al riesgo de que se les inicie un proceso penal, de ir a la cárcel o de ser sometidas a la discriminación y al estigma cuando buscan acceder al servicio de forma segura, debido, en gran medida, a que el aborto sigue existiendo como delito en el Código Penal”, indicó Ardila.

El 97% de las mujeres denunciadas por aborto pertenece a zonas rurales, y un 30% fue víctima de violencia intrafamiliar, violencia sexual o lesiones personales, de acuerdo con datos del Informe sobre judicialización del aborto en Colombia de la Fiscalía General de la Nación, en el que se hace un análisis de los casos durante los últimos 20 años. “Estos datos reflejan que en Colombia está prevaleciendo un marco de persecución en contra de las mujeres en mayor situación de vulnerabilidad”, apuntó la abogada. Se estima que debido a las barreras estructurales de acceso, solo entre un 1% y un 9% de los abortos se practica dentro del sistema sanitario, y se concentra en las ciudades principales, agregó. “Esto quiere decir que la mayoría de mujeres recurre a abortos clandestinos que ponen en peligro su salud, sus vidas y su dignidad”, observó Ardila.

-¿Hay condenas por aborto en Colombia? –le preguntó este diario.

-Sí, pero de las causas que se inician alrededor del 50 por ciento se termina archivando porque no encuadra la conducta en el delito. La mayoría responde a las causales. Lo grave es que el 70 por ciento de las denuncias proviene del sistema de salud, es decir, son mujeres y niñas que terminan denunciadas por recurrir a servicios de salud

¿Y vos ya te hiciste el autoexamen?

0
Don Barbarias un persoonaje de Don Fingo

Retazos de la ‘nueva normalidad’: La Pradera

0

Fotografías, Martha Alzate

¿Quién dio de comer a los ratones chinos, al único conejito negro que queda en el local, a la pareja de hamsters y a los peces beta combatientes que nadan aislados en sus peceras diminutas? ¿Ellos ya vivían confinados desde antes, desde siempre? ¿Quién les alimentaba en medio de la oscuridad prolongada del local que pasó cerrado tantos los días?

Los ratones chinos tienen una cola delgaducha y lampiña que hace juego con las orejitas redondeadas, también lampiñas. Juguetean en un acuario lleno de paja frente al mostrador de Beta, un almacén de mascotas sobre la Avenida de la Pradera en Dosquebradas, la “zona rosa” de aquel municipio. Este es uno de los cientos de negocios de la zona que se vio obligado a cerrar durante el comienzo de la pandemia del coronavirus en el país, aunque el dependiente asegura que lograron una reapertura rápida pues los concentrados y alimentos para animales hacen parte de las mercancías de primera necesidad. Durante la cuarentena el propietario iba todos los días a alimentar los animales, asegura el dependiente. Ahora el negocio ha abierto de nuevo, pero las ventas cayeron a la mitad.

El sector sigue siendo el mismo; a simple vista pero es irreconocible si uno se fija en el movimiento: todos los bares han clausurado sus puertas, salvo los que lograron convertirse a tiempo en tiendas de verduras y abarrotes (productos considerados de primera necesidad, lo que garantizó que aquellos negocios no se vieran obligados a cerrar), muchos restaurantes y pastelerías restringen el ingreso porque no cuentan con espacio suficiente para el distanciamiento social. La comida se vende para comer en la calle, para llevar o se despacha a domicilio, como hacen varias pizzerías y hamburgueserías. Otros locales, como La Knasta, una boutique de verduras y productos orgánicos, permite el ingreso siempre que no haya aglomeración para vender los aborrajados de mil pesos, las mermeladas y verduras orgánicas que ya eran tan exitosas antes de la pandemia.

La Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica calcula que uno de cada tres restaurantes del país ha tenido que cerrar a causa de la crisis generada por el coronavirus. Pero mientras unos cierran, otros abren. Santiago Rojas es de Ráquira, Boyacá. Hace años vive y trabaja en Dosquebradas. Con su madre manejaba una pequeña venta de artesanías y materas del típico barro raquireño, célebre porque no se enmohece ni se quiebra fácilmente, y justo en medio de la cuarentena le propuso a su hermano mayor montar un negocio aparte.

En junio, cuando apenas comenzaba la reapertura, Santiago alquiló un garaje que ahora está repleto hasta el techo de caballitos de arcilla, alcancías con forma de cerdo, materas grandes y pequeñas, bonsáis, mochilas y otras artesanías. “Hasta ahora nos ha ido muy bien” asegura, y aunque los clientes no pueden entrar al garaje por la cinta amarilla y negra protectora, él los atiende desde la puerta.

A donde sí pueden entrar los clientes es al Casino Mónaco, uno de varios que hay en esta zona de Dosquebradas. La encargada cuenta que han acordado protocolos especiales con la Secretaría de Salud. Por ejemplo, desinfectan las máquinas después de cada cliente que las usa; por supuesto, toman datos y temperatura para ingresar, eso hacen justo en este momento que llega un señor flaco con cara de pocos amigos. “¿Cuánto la tengo?” pregunta el hombre, “está en 36” responde la encargada. “Cuando salga espero tenerla en 34” dice él, que a lo mejor quiere ver bajar la temperatura en la misma proporción que su dinero mientras apuesta.

Nora Tabares llevaba un mes de haber montado su negocio cuando el gobierno nacional decretó la emergencia sanitaria y con ella la cuarentena que se fue extendiendo semana a semana, quincena a quincena, mes a mes, hasta que parecía interminable. Su negocio es una pequeña barbería en una de las calles aledañas de La Pradera.

“Montamos la barbería en febrero, en marzo fue el cierre y la reapertura apenas en junio” dice Nora, quién agradece que el propietario del local fue benévolo con ella y no ha exigido pagos ni compensaciones. Al contrario, le ofreció plazos para ir pagando los arriendos, aunque la nueva normalidad ha traído sus tropiezos: unos guantes que antes costaban $19.000 ahora valen $60.000 y así ocurre con la mayoría de insumos. Mientras el costo de  estos aumenta los clientes disminuyen.

“Ha sido muy duro, uno apenas empezando, con todos los ahorros aquí” agrega Tabares. En su barbería trabajan varios ciudadanos venezolanos que rapan a los clientes pertrechados con caretas y máscaras. Los protocolos son los mismos de todos los locales a lo largo del sector: jabón y desinfectado, cintas protectoras para evitar que la gente entre sin el debido control, ventilación, toma de temperatura, registro de datos.

Al final, la única opción para ella y todos los demás ha sido acomodarse a una realidad extraña donde el virus puede ocultarse en el señor al que le pelan la barbilla, en el periodista que hace las preguntas, o en ella misma que trata de seguir adelante en medio de la incertidumbre. “Qué me voy a quedar en la casa” dice antes de soltar una sonrisa que no es de resignación pero tampoco de alegría.