sábado, abril 26, 2025
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El día más violento de Colombia

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El pasado domingo 8 de mayo se celebró el día de las madres en Colombia. Lo habitual, salvo situaciones excepcionales de cada familia, es que este día se desarrolle en torno a la progenitora de mayor edad (madre o abuela), y que todos los miembros del núcleo familiar la rodeen para agasajarla y llenarla de mimos y atenciones.

Imagen del El Comidista.

O eso, al menos, es lo que debería ser lo normal, porque no en pocas ocasiones sucede de otra manera. Son las mismas mujeres las que tienen que encargarse de realizar todas las labores para hacerse la fiesta, la reunión, el almuerzo, o lo que sea que se tenga previsto, y, además, deben contemplar, no sin zozobra, como los varones de su clan empiezan a beber alcohol de manera desmesurada, entre otras situaciones indeseables, lo cual, no nos digamos mentiras, nunca termina bien.

Son las pobre madres las que deben recoger desperdicios, organizar, lavar, lidiar a los borrachos, hacer fuerza para que no se desate ninguna pelea, y no en pocas ocasiones, a juzgar por las estadísticas, llorar y velar a sus familiares muertos con ocasión de las múltiples riñas que la sumatoria de la celebración de un día tan emotivo, paradójicamente más emotivo para los varones que para las mismas mujeres, y del de alcohol que abunda, siempre está lleno de riesgos de concluir muy mal.

Generalmente, las violencias desatadas por las riñas en este día dedicado teóricamente a exaltar la labor de las madres provienen no sólo de la ingesta de alcohol en cantidades desmesuradas, sino que a este factor se suman el machismo, y los viejos problemas familiares sin resolver, es decir, la violencia intrafamiliar, que en Colombia tuvo un aumento del 10% entre el 2020 y el 2021, registrándose en este año 40.000 casos de violencia intrafamiliar en donde la agredida fue una mujer.

Ahora, esos son los casos reportados antes las autoridades, y en donde, generalmente, se trata de lesiones personales, que en el año 2021 concluyeron con la muerte de 267 mujeres en todo el país.

Pero existen otras violencias contra la mujer, más sutiles, más difíciles de hacer evidentes y de configurar como un delito. Entre estas otras modalidades la Corte Constitucional reconoce dos: la violencia sicológica y la violencia financiera. En la sentencia T012-16 la Corte define así la violencia económica:

“En la violencia patrimonial el hombre utiliza su poder económico para controlar las decisiones y proyecto de vida de su pareja. Es una forma de violencia donde el abusador controla todo lo que ingresa al patrimonio común, sin importarle quién lo haya ganado. Manipula el dinero, dirige y normalmente en él radica la titularidad de todos los bienes. Aunque esta violencia también se presenta en espacios públicos, es en el ámbito privado donde se hacen más evidentes sus efectos.”

La violencia que se ejerce contra la mujer es real, es de grupo, es social. El machismo es una fuerza actuante que condiciona el proyecto de vida de las mujeres en Colombia, y que generalmente obedece a estructuras sociales patriarcales en donde son los hombres los que tienen el control de los bienes materiales y, por tanto, son dueños de un poder que ejercen sobre las mujeres, sometiéndolas, doblegándolas y limitando los alcances de sus existencias.

La maternidad, entre otros factores, es una causa de desequilibrios en las tareas que se deben asumir en el hogar, y es igualmente un motivo de renuncia o de reducción de las metas profesionales y laborales de muchas mujeres en el mundo, pero especialmente en países como el nuestro dónde la estructura social es fuertemente machista.

Alysia Montaño, la atleta que corrió embarazada por la reivindicación de los derechos de la mujer.

No existen maternidades ideales, ni ser madre es un cuento de hadas. Es un camino de esfuerzos y renuncias, y en un país como Colombia, salvo contadas excepciones, la vida de las madres está llena de dolores, fracasos, decepciones; límites y condicionamientos impuestos por su pareja, por la sociedad, y no pocas veces, por las instituciones.

Es triste afirmarlo, pero es forzoso empezar a reconocerlo: el día más violento del año, para muchas mujeres en nuestro país, son todos los días del año.

¡Hay miradas!

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La mujer de la perla. Johannes Vermeer. Países Bajos, 1666-1667.

El ser humano en su proceso dialectico en formación, avizora en su discurrir, a través de los sentidos que alimentan su intelecto, además de a la naturaleza en todos sus matices, la interrelación con sus semejantes en procesos productivos y todo el entramado social y cultural que construye y transforma en sus conexiones y desarrollo universales.

Las ideas en nuestra cabeza son reflejos de los objetos y fenómenos de la realidad. Como bien escribió Engels: “el mundo no se compone de un conjunto de objetos terminados y acabados, sino que representa en si un conjunto de procesos… los conceptos o imágenes en nuestro cerebro se hallan sujetos a un continuo cambio, a un proceso de nacimiento y muerte” por tanto “no existe nada establecido de una vez para siempre, nada absoluto, consagrado y, no deja en pie más que el proceso ininterrumpido del aparecer y desaparecer” Así pues, la dialéctica es , según Marx, “ la ciencia de las leyes generales del movimiento, tanto del mundo exterior como del pensamiento humano”.

 Pues bien, para reproducir su especie, el indisoluble binomio hombre-mujer se ligan por vínculos afectivos que devienen en familias que crecen y desaparecen para volver a comenzar. En el accionar cotidiano, hoy nos ocuparemos del sentido de la vista, como atalaya observante de su entorno, por medio de ella aprehendemos el mundo material. ¡Tantas son las cosas y seres que llegan a nosotros a través de la vista, embelesando nuestro discurrir por el mundo! manifestándose por dos vehículos según el efecto engendrado: la sonrisa con sus derivados y el don de lágrimas, dos alas que agitan alegrías y dolores, abanicando lo más recóndito que anida en cada ser.

Todo entra por los ojos, dicen unos, los ojos son el espejo del alma puntualizan otros, es el más preciado sentido arguyen tantos y, hay quienes se atreven a decir que sin ojos los demás sentidos funcionan a media máquina sin brillo y con opacidad en sus vivencias.

Pintura de Olga Shvartsur

¿Qué humano alguna vez, no ha sido hechizado por el embrujo de un paisaje, por las notas melodiosas de una canción, por la enhiesta figura de una mujer, por la madre llevando de su mano al hijo dando sus primeros pasos; ¿ quién no ha sentido cual vuelo de palomas, el aleteo de una despedida, quién, no mira colinas en el esbelto cuerpo de su amada?

Pues bien, un caluroso verano de cielo azul y pasajeras nubes blancas como vuelo de aves en busca del nido, me encontraba muellemente sentado en un parador campestre, frente a un verde prado con parasoles y jardín finamente podado, cuando una bella joven se instaló en una mesa contigua. Fue evidente el proceso dialéctico en su plenitud en el episodio que transformó mi vida. Discurrió breve tiempo y tentados por la curiosidad se cruzaron nuestras miradas; el espacio y el tiempo se tiñeron de inefables presagios, el encanto del paisaje se diluyó y nuestras miradas intuyeron paraísos de insospechados parajes, su mirada: limpia y envolvente, conmovió sutilmente mi espíritu que de estocada recibió una incitadora sonrisa.

 El tiempo se eternizó, pues esa mirada de segundos se anidó por siempre en mi intimidad, con anhelos de ternura haciéndome sentir único y digno, al tiempo que el aire se detuvo abrazándose a las ramas de los árboles, como mi corazón se abrazó con ella; las irradiaciones de sus ojos incitaron a entrar en su vida, pues en esa mirada mostró su alma como un lago apacible deseoso de ser navegado. En verdad mis etéreos efluvios en suave briza se fueron con ella, abandonando esas pequeñas miserias que impiden visualizar al otro en su integridad. Ahí alabé la química, gestora del milagro, la que otrora fuese despreciable área de conocimiento, ahora sus vasos comunicantes funcionaron a la perfección.

Si Pitágoras encontró una relación básica entra la armonía musical y las matemáticas, yo al observar el ritmo cadencioso de su cuerpo, encontré que sin números que cuenten las vibraciones amorosas no hay paraíso. Si esos ojos hubieran estado en venta, yo seguro comprador seria del paquete completo.

Hay miradas que, para bien como el presente relato, o para infortunio como escribiré en otra columna, transforman de tal forma nuestras vidas que, cual quijotes, la fantasía hace realidad. Y vemos arreboles donde otean atardeceres grises, paisajes embrujados donde pelechan mustios parajes, oímos notas melodiosas donde retumban estridentes ruidos y muy de cuando en vez, bellas mujeres donde hay escuálidos espantos… eso sucede al mirar con turbios intereses calculadores, lejanos al enjundioso propósito de amar y ser amado. En nuestros cabales dejamos de ser quijotes para aterrizar en humildes Alonso Quijada o Quesada. Quizá una de las grandes enseñanzas del Quijote se expresa en: “porque es mejor perder haciendo virtud, que ganar dejándola de hacer”. La mirada causa efectos incitadores del accionar, rasgando retazos de existencia por la vía del raciocinio o de la fantasía, que retorna transformando lo material existente en procesos de constante renovación.

En fin, cuando ella abandonó el lugar y la seguí con la antorcha de mis ojos por el caminito entre la arboleda, una vez el rubor encortinó nuestras miradas, se fue alejando y alelado quedé cuando la saya arrebolada por el travieso viento descubrió sus contorneados muslos, pero desde ese día hizo parte de mi vida. Ese entrañable ser orla mi jardín desde hace muchos venturosos años, desde aquella cálida y azul tarde que de a poco se fue manchando de nubes ligeras que aún siguen transformándose, talvez buscando realizarse dialécticamente cada que engalana los encuentros amorosos.

Aquellos ojos hoy pletóricos de mirar como sus hijos crecieron, como es posible transformarse día a día entre sueños y realidades, esos ojos que me envolvieron en la fresca seda de sus años juveniles, en su ser ávido de caricias desprendiendo olores de germinación de pétalo femenil. Entré a su vida a través de sus cándidos ojos y cual sabio corcel guiado por la atracción, percibí la joya escondida en lo íntimo de su ser al ratificar sus calidades humanas.

William Ospina recuerda “como Schopenhauer descubrió que el destino del hombre no es más que una cadena de apetitos que siempre se renueva, un anhelar que no encuentra jamás su saciedad definitiva, un girar eternamente en la rueda de la necesidad y en la ilusión de satisfacerla”. Ese pretérito cruce de miradas escribió mi destino. Ojalá el de todos ustedes se funda con caracteres indelebles en un cruce de miradas. Que a partir de ahí construyan laboriosamente sus vidas.

Hoy día cuando establezco coloquios, observo como las colinas moldean cuerpos de mujer, con briznas de amor ligadas al furor de la materia entre sinuosidades de fresca yerba.

Venus del espejo. Óleo sobre lienzo. Del Pintor barroco español, Diego Velásquez. 1647-1651

Celebro que la mujer moderna, irrumpa en la sociedad, gestando su proyecto de vida, con el ojo avizor, para no claudicar ante tantas miradas machistas deleznables, juzgándolas de mujer objeto, vendible como cualquier mercancía en la sociedad del espectáculo. De a poco, ellas han venido transformando la arcaica sumisión controladora y con visos esclavizantes que por siglos las subyugó.

Fortuna tener un idioma: posee el privilegio de tejer con palabras nuestras más caras vivencias, aunque a su vez permite destejer el amor en las orillas de la ingratitud. La realidad debe ser la semilla que multiplique la imaginación creativa, pues ambas suelen ser los adobos necesarios de la vida al surtirla de variopintos matices.

La poesía es elaboración artística de palabras que expresan sonoridades nacidas de la materia viva. Hoy estoy alegremente triste, sol abrazador seguido de torrencial aguacero, trajo a mi mente la evocación de un poema de mediados del siglo 16, escrito por la poetisa Louise Labé:

VIVO Y MUERO A LA VEZ
Vivo y muero a la vez, me ahogo y quemo;
Alterno el frío con la calentura;
Y es mi vida, tan plácida y tan dura,
Tedio mezclado con un gozo extremo.

Lloro y rio a la vez, confío y temo;
En mitad del placer sufro tortura; 
Mi bien se va, mi bien jamás perdura;
Y me seco y doy flor, oro y blasfemo.

Así inconscientemente Amor me lleva,
Y, cuando pienso estar más desolada,
Salgo, de pronto, de la pena nueva.

Sobre el amor y el respeto por el otro.

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El amor, como lo predicó Jesús, está definido en La Biblia en un hermoso versículo, 1 Corintios 13:4-8, así:

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

Pero, es tan difícil amar. Y cuesta mucha mayor dificultad amar al Otro diferente, con quien no tenemos un lazo amoroso o de amistad, o por quién no tenemos empatía o no encontramos ningún motivo de identificación.  Mayor esfuerzo implica amar a aquel con el que estamos en desacuerdo.

Para referir este mismo asunto en términos de la modernidad, en sentido estricto no sería necesario amar al prójimo sino más bien reconocer al Otro, y por tanto, respetarlo.

“Psique reanimada por el beso del amor,” Antonio Cova 1793. ( Archivo de peacefoo/Shutterstock)

La política no es el campo exclusivo en el que se desenvuelve esta tragedia de la dificultad de reconocer al Otro y respetarlo en la diferencia, pero sí es, de lejos, aquella en la que de manera más vistosa se vislumbra el despliegue de las emociones humanas.

En la forma como expresamos nuestras ideas y convicciones, juegan un papel muy importante la impulsividad frente a nuestras emociones. Los viejos decían: “hay dos cosas que no regresan, la palabra dicha y la flecha lanzada”. En estos tiempos de impulsividad digital, habría que aumentar “y el mensaje enviado, o el comentario publicado”.

Para António Damásio, médico investigador en la neurología de las emociones, la reacción frente a una emoción comienza por un impulso en el que están involucrados los elementos más arcaicos de nuestro cerebro, un gatillo que  desencadena procesos fiscos y sicológicos frente a determinadas situaciones, por ejemplo, el miedo.

Sin embargo, este investigador sostiene que en los humanos se presenta también un estado de conciencia que recupera información más precisa acerca del suceso y permite responder de manera más apropiada o, incluso, evitar la fuente que desencadena la emoción. En palabras de Damásio, involucrar la conciencia en el trámite de la emoción permite: “una respuesta flexible basada en la historia particular de tus interacciones con el medio ambiente”.

En la política contemporánea, las declaraciones de respeto o amor no logran encubrir el olvido del principio fundamental de las relaciones humanas: el reconocimiento del Otro.   En la modernidad este reconocimiento tiene un punto de partida, la dignidad del hombre aunada a una justicia que entiende a todos los seres humanos como iguales, en términos de derechos y deberes.

En este orden de ideas, sería bueno reflexionar sobre el siguiente asunto: ¿de qué sirven las declaraciones de amor o de respeto, si en la práctica lo que permitimos es un desencadenamiento impulsivo y falto de conciencia de nuestras emociones?

En las relaciones humanas actuales, intermediadas de manera muy importante por las redes sociales, y sobre todo en la expresión de nuestras convicciones políticas, somos, cada vez más, marionetas que reaccionamos con mayor o menor virulencia ante el tirón del hilo que mueve el titiritero. Tomar conciencia de esta realidad nos ayudaría a incorporar ese otro gran principio de la modernidad, definido por el filósofo Immanuel Kant en su libro ¿Qué Es La Ilustración?: la obligación de pensar por sí mismo.

Para finalizar, citar otro bello pasaje de la Biblia que nos ayudaría al proceso de contención, tan necesario en el ámbito de las emociones, y sobre todo en estos momentos de gran tensión social en nuestro país, Colombia, ad portas de una elección presidencial en la que los bandos en contienda se encuentran cada día más radicalizados. Así dice la Biblia en Santiago 1:19:

“Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira”.

Zapateiro a tus zapatos.

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Notas del profesor Carlos Andrés Echeverry.

En relación con las declaraciones que el General Zapateiro dio contra el candidato Gustavo Petro, un estimado amigo y profesor escribió que el General podía hacerlo porque la Corte Constitucional, en Sentencia C-794 de 2014, autoriza a los servidores públicos a “ofrecer respuestas a quienes cuestionan sus ejecutorias”.

Personalmente, no comparto el argumento del docente por las siguientes razones:

La primera, porque dos trinos del general Zapateiro fueron ofensivos contra un candidato presidencial, al punto de ser interpretados como una clara intervención en política. Acusar al candidato Petro de recibir “dineros mal habidos”, a pesar de que la Corte Suprema de Justicia no encontró mérito para procesarlo por el conocido video de las “bolsas de dinero”, o tildarlo de “politiquero del narcotráfico” sin prueba alguna que respalde esa afirmación, no puede entenderse como una “respuesta a quienes cuestionan sus ejecutorias” como lo dice la Corte Constitucional. Una respuesta institucional jamás debe sustentarse en el insulto o en la calumnia, de hecho, el artículo 2 de la Constitución dice que las autoridades de la República están instituidas para proteger los derechos de las personas, entre ellos el derecho al buen nombre de los candidatos a cargos de elección popular.

Que un servidor público califique a un candidato presidencial de corrupto o de narcotraficante, sin sentencia judicial que respalde esa aseveración (“exceptio veritatis”), constituye una clara intervención en política porque se intenta desprestigiarlo ante el electorado acusándolo de actos irregulares, lo que podría restarle apoyo en las urnas.

En segundo lugar, la Sentencia C-794 de 2014, citada por el profesor, se refiere a la constitucionalidad del numeral 39 del artículo 48 de la Ley 734 de 2002, norma que en principio no aplicaría a las fuerzas militares porque de acuerdo con lo establecido en el artículo 217 de la Constitución, estas tienen un régimen especial en materia disciplinaria, justificado por la especialidad de la función que realizan de defensa de la soberanía, independencia e integridad territorial.

Aunque la Corte Constitucional en sentencia C-053 de 2018 sostuvo que el procedimiento del régimen general disciplinario del servidor público puede aplicarse en investigaciones disciplinarias adelantadas contra militares, las faltas y las sanciones deben estar consagradas en un régimen especial, como hoy en día se encuentra regulado en la Ley 1862 de 2017.

En otras palabras, lo que dijo en la Corte en la sentencia citada por el profesor, aplica a otros servidores públicos distintos de los integrantes de las fuerzas militares que tienen su régimen especial disciplinario.

Finalmente, el numeral 32 del Artículo 76 de la Ley 1862 de 2017 (Código Disciplinario Militar) considera como falta gravísima que un militar intervenga “en las actividades de los partidos y movimientos políticos y en las controversias políticas”, la cual es coherente con la prohibición constitucional del artículo 219 de que los miembros de la fuerza pública no pueden intervenir en actividades o debates de partidos o movimientos políticos, ni ejercer el derecho del sufragio mientras sean miembros activos.

Ninguna persona, sea de derecha, de centro, o de izquierda, sea de nuestros afectos o malquerencias puede ser maltratada por las autoridades, y ningún servidor público, sea por la razón que fuere, está facultado para violar la Constitución.

La libertad de expresión y la democracia

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La libertad de prensa es una manifestación del derecho fundamental a la libertad de expresión, de opinión, a cuyo alrededor se sentaron dos principios en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: “Nadie puede ser molestado por sus opiniones, así sean religiosas, mientras su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley”, y “la libre comunicación del pensamiento y la opinión es uno de los derechos más preciados del hombre: todo ciudadano puede, entonces, hablar, escribir e imprimir libremente, sin perjuicio de su responsabilidad por el abuso en los casos determinados por la ley”.

Asunto no menor ante el reciente caso relacionado con la Fundación Para la Libertad de Prensa FLIP, ya que esta rechazó las declaraciones del candidato a la presidencia Gustavo Petro contra un columnista cuya opinión él no comparte. La FLIP, entre otras, consideró que la declaración lesionaba la libertad de prensa; rechazo que compartí y respaldé, lo que en el termómetro electoral de algunos de sus seguidores me valió por lo menos, un diagnóstico enarbolado de tibieza política. Entusiasmado entonces, desempolvé los apuntes de la época de estudio universitario, tomados ante intervenciones o conferencias del maestro Carlos Gaviria. Encontré referencias suyas a una sentencia que incluía la libertad de expresión y de opinión, entre cuyas consideraciones están los derechos del hombre X y XI, ya citados aquí.

Eleanor Roosevelt apreciando la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

Y aunque resulta imposible por el comprimido espacio, abordar al detalle el contenido de la sentencia en estas cuartillas, por ende, a riesgo de molestar, recomiendo leerla (Sentencia C-087/98); de esta tomo aspectos que, con menor fundamento al del autor, consideré para la discusión; en concreto los de las libertades que Carlos Gaviria describe como “íntimamente vinculadas, la de pensamiento y expresión, que de allí en adelante han ganado un reconocimiento indiscutido en los regímenes inspirados por la filosofía liberal.”

Eh ahí el centro de la discusión que irritó a los partidarios del popular candidato, contra los favorecedores de la libertad de prensa, fueran estos instituciones o personas. Y aunque la sentencia hace alusión normativa a la cuestión de si se deben restringir tales libertades por razones de idoneidad intelectual o académica; profundo es el desarrollo de la misma, para incorporar algunos elementos al presente tema. Más propio aún, porque el exmagistrado liga filosóficamente la actitud restrictiva en la libertad de expresión, a la del derecho al libre sufragio, pues considera no es este más que un corolario del derecho a opinar.  

En este orden, fruto de la discusión ligera en redes sociales al tratar de explicar la diferencia entre este principio bajo un régimen democrático, y la no necesariamente coincidencia con la opinión del columnista defendido (que no comparto); ahora, en época electoral, resultó ineludible que los ofendidos por la opinión del columnista señalado por el candidato a la presidencia, ligaran el tema sobre el voto e intentaran condicionar el derecho a sufragar de quienes coincidimos con la FLIP, so pena de aparecer como complacientes de las que consideran tesis de corte “nazi” escritas por el columnista.

Han esbozado ellos, en la mayoría de casos sin saberlo, o por lo menos sin desglosarlo, que la opinión del columnista ha constituido una especie de “riesgo social”, como el que se explora en la sentencia. Y en contravía de la democracia liberal que aspiran a liderar, intentan “precaver” la opinión de este sujeto por el riesgo que implica para la sociedad.

Sobre el “riesgo social”, pregunta el ponente de la sentencia “¿quién podría decidir si la opinión emitida y difundida es socialmente riesgosa? ¿el gobernante? No, por definición, en cualquier sistema democrático”. Este es el núcleo que considero inicialmente puede enlazarse para los sucesos aquí discutidos, además porque quien ataca al columnista, es precisamente alguien que aspira a ocupar la presidencia.

Y entonces, comprendiendo la reflexión del magistrado en la sentencia, ¿cientos de ciudadanos, hasta miles, millones, junto a su líder, pueden ejecutar la idea de “precaver” tal riesgo social? desde luego que sí, es posible, e infiere uno que éste probablemente sea un asunto que también previó la FLIP en el marco de sus funciones y por eso, en consecuencia, actuó. Pero, para “precaverlo”, tendrían que apelar a sustituir la actual organización política democrática consagrada en la Constitución, por otra que les facilite la eliminación del “riesgo social” que para estos puede implicar la libre opinión del columnista de RCN.

Aprendimos de Carlos Gaviria, tanto los que nos desempeñamos en profesiones de la comunicación como los de otras profesiones y oficios, que es preferible correr el riesgo del eventual daño social que se insinúa por los defensores del candidato presidencial como parte de su alegato democrático para justificarlo, antes que apoyar una declaración o política para violentar el derecho fundamental a la libertad de expresión. Muy útil es un fragmento de él en la sentencia en cuanto a la libertad de información y la censura que, dicho sea de paso, no es mi propósito condicionarla a favor único de mis argumentos; allí manifiesta: “Entre el eventual daño social que pudiera seguirse de una información inadecuada, consecuencia de la libertad de informar, y la restricción general de ésta para precaverlo, la sociedad democrática prefiere afrontar el riesgo del primero.”

EL MUNDO AL REVÉS

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Es así como se expresó el editorialista de uno de los principales periódicos franceses, Le Monde, al referirse hace unos días a las elecciones que se llevaron a cabo el pasado domingo.

Que somos la sociedad del espectáculo es cada vez más patente.

La candidata de la derecha, cuyo partido heredó de su padre con el nombre de Frente Nacional, re-bautizó su movimiento con el nombre de Ressemblement Nationale. No obstante, el esfuerzo que realizó durante el último quinquenio (elección que perdió, también en aquella ocasión, frente a Emmanuel Macron), fue más de forma que de fondo, un empeño sin precedentes destinado a “suavizar” su imagen de mujer osca, brusca, señora burguesa representante de una posición política excluyente, racista y retrógrada, para transformarla en la de una matrona, la doliente de las dificultades de sus compatriotas más pobres. Puro espectáculo.

Francia es un país bastante centralizado, y existe un mirar desconfiado y resentido sobre los habitantes de la capital, y, en general, sobre aquellos que viven en las grandes ciudades, diferentes en pensamiento y en prerrogativas, en poder de compra y en oportunidades, a los otros franceses que habitan la periferia, los de la campiña profunda, los de los pequeños pueblos despojados de la institucionalidad y de, incluso, las facilidades de interconexión: cientos de rutas de trenes cerradas, de oficinas del correo “la poste”, tan esencial en la vida de los franceses, que han dejado de estar al alcance de estos pobladores de provincias, largas jornadas que se deben cubrir en vehículo, para trabajar, para estudiar, cuando los precios de los combustibles asedian los precarios salarios; miles de trabajadores a destajo, sin prestaciones sociales, y con escaso acceso a la seguridad social.

Tomadas de Mondobelo.

Ese es el panorama que ha catapultado a estos predicadores del ayer, como Marine Le Pen, tanto en los países desarrollados como en el nuestro, Colombia.  Aquí, la brecha entre las ciudades, el centro que se extiende en los valles de los ríos Magdalena y Cauca, y los territorios periféricos, al igual que en las mismas ciudades, separadas entre centros de producción y consumo y cordones de miseria, se hace patente en radicales diferencias en las condiciones de vida y las oportunidades de desarrollo individual y colectivo, lo que lleva a miles a vivir en un estado de precariedad que podría llegar a calificarse de pre-capitalista.

Que el tren del progreso, promesa esencial de la modernidad, parece haber dejado a muchos, o haberse detenido para otra gran cantidad de humanos contemporáneos, debería llevarnos a reflexiones profundas sobre la necesidad imperativa de un cambio de sistema socio económico.

El capitalismo está agotado, su último impulso viene de la crisis del petróleo por allá por los años setenta, que desencadenó la imposición de un modelo globalizado que hoy se topa por todas partes con múltiples límites.

Parece poco probable que se pueda encontrar otra salida dentro del mismo sistema, que se sustenta en la producción de plusvalías y su apropiación individual, concentración de riqueza que cada día se vuelve más obscena e insostenible.

Mientras tanto, la degradación propia de un modelo fundado en un crecimiento siempre en expansión (de producción, de distribución, de consumo), amenaza con destrozar el equilibrio natural planetario, y no se vislumbra, tampoco, una salida sustentada en razones económicas y científicas, que pueda dar respuesta a este desafío dentro del mismo sistema económico y social que ha regido los destinos de la humanidad durante los últimos siglos.

Seguramente el nuevo sistema ya está en gestación, pero es imposible verlo en el momento en que va surgiendo, pues para ello se requiere del análisis, a posteriori, de largos períodos históricos. No obstante, las mismas fuerzas que han elevado a la hegemonía al sistema dominante, hallarán una salida en nuevas concepciones, que deben, necesariamente, partir de una reflexión plural que tiene asiento en las ciencias más representativas de lo humano: la filosofía, el derecho, la política, la sociología, la economía, el urbanismo, la literatura, etc.

Y aunque de esta emergencia solo alcanzamos a atisbar la crisis de lo que la precede, este “mundo al revés” en el que nos ha tocado vivir, conservamos la esperanza en que la humanidad hallará las soluciones que garanticen su continuidad como especie y como cuerpo social.

La última tragedia sin Hashtag. (Parte I).

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#TerremotoDelEjeCafetero1999.  

Este 25 de enero se cumplieron veintitrés años, sí, 23, del terremoto que sacudió al Eje Cafetero. Vivíamos en un piso 15, en Pereira y nos paramos bajo el marco de una puerta a esperar, impotentes, que el sacudón terminara. Las lámparas de la casa se movían como péndulos, el piso no dejaba de moverse, ni cada uno de nosotros de rezar.

El teléfono (teléfono fijo) sonó casi una hora después. Los amigos y familiares que vivían en otro lado, preguntaban si estábamos bien. Dijeron haber tenido muchos problemas para comunicarse y que, por la televisión, palabras más, palabras menos, habían dicho que a Pereira un terremoto la había borrado del mapa. (lo que en realidad sí pasó en gran parte del Quindío)  

Encendí el televisor y vi a Yamit Amat hablando con tono de gravedad. Que si Pereira se había caído por completo o que si había sido Armenia. Era el canal Caracol contándole a los espectadores que ellos eran los dueños de la primicia y no la competencia. Pasaban planos generales, que se repetían una y otra vez, incluidos los de un cementerio en el que, por cuenta del remezón, se habían salido de sus bóvedas. Al fondo, una música conmovedora trataba de mantener a la audiencia pegada al televisor. https://bit.ly/3tWcoqv.

Huesos fuera de sus tumbas debido al terremoto. Imagen: Noticias caracol.

El canal RCN, por su parte, transmitía desde Pereira. Bajo una lluvia constante la periodista Vicky Dávila, cuando todavía no era Vicky Dávila, entrevistó a un hombre corpulento y afectado. Este afirmó no saber nada de su madre, que se encontraba en el segundo piso de una casa desplomada y agregó que las autoridades aún no le habían dado razón de ella. https://bit.ly/3rW62F3.

La pelea de los canales privados por mantener audiencias cautivas fue evidente. La música de fondo o los huesos a la luz de muertos de hace rato, poco o nada les sirvieron a los cuerpos de socorro. Antes que dar tranquilidad, analizar lo ocurrido y proporcionar la información que le fuera más útil a la comunidad, todo fue una carrera contrarreloj por tener la chiva y capturar a la audiencia.

 Este modo de contar las noticias con mucha pirotecnia, fue en realidad un fenómeno mundial que marcó la década de los noventas. Una de las primeras veces que se evidenció fue en Estados Unidos, durante la audiencia del deportista y actor O.J. Simpson, acusado de asesinar a su esposa. Alrededor del caso se formó un circo mediático sin precedentes. Los noticieros se dedicaron a entretener más que a informar. https://bit.ly/3KOL4Aj.

En 1.999 los teléfonos celulares, que se presentaban en los comerciales de televisión como una novedad https://bit.ly/3rNtPXw, solo servían para llamar y los tenían muy pocas personas. Durante el terremoto, nadie pudo contar la tragedia con videos en primera persona, de modo que el país se tuvo que enterar del terremoto tal y como se lo contaron los nuevos canales, al mejor estilo de lo que Mario Vargas Llosa calificaría en uno de sus libros como La civilización del espectáculo. 

Sepultados quedaron no solo los cuerpos, sino los relatos de muchos. La paradoja fue que años después, sería la literatura y no los medios noticiosos, la que nos presentaría relatos ficticios, pero más ajustados a la realidad. Gracias a ella, los sabores, los olores, las imágenes y las personas de ese mundo que se vino abajo, se salvaron del olvido, durante la que quizás fue la última tragedia sin Hashtag.

*Este artículo se basa en una ponencia que presenté para el XIV CONGRESO INTERNACIONAL DE LITERATURA: MEMORIA E IMAGINACIÓN DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (POR LOS DERROTEROS DE LA ORALIDAD Y LA ESCRITURA) XIII ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ETNOLITERATURA, titulada: El papel de la literatura en la resignificación del terremoto del Eje Cafetero de 1999.

Una sola voz

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Me cuesta mucho conectarme con las personas que impostan la voz cuando hablan en público. Si el que lo hace es un conferencista o un profesor, su tono artificioso me saca de foco, me aleja de la esencia de lo que dice. Ni que decir de algunos políticos, mejor no digamos cuáles, que así estén hablando de un tema ligero, por ejemplo, de su plato típico favorito, lo enuncian como si se tratara de una cita que partirá la historia del país en dos.

Esa pose, a la que somos especialmente propensos los hombres que nos dedicamos a hablar en público, nos hace lucir ridículos. Se trata, para que se me entienda, de poner la voz grave, pero no tanto, porque tenemos que sonar amistosos, y al final, el resultado es una maraña de sonidos cuya sumatoria no es más que un certificado de falsa modestia. Se habla como locutor, filósofo ateniense y galán de película de los años 50, todo al mismo tiempo. ¿Han escuchado la canción Desiderata? Bueno, va por ahí.

Demóstenes declamando por la orilla del mar. Eugéne Delacroix. 1859.
Demóstenes, el gran orador tartamudo, considerado por Quintiliano como “Lex Orandi”, declamaba a las orillas del mar, manteniendo el volumen de su voz por encima del de las olas.

Sin embargo, hemos de admitir que hay que hablar de un modo que se le entienda a uno. Para ello, la buena vocalización y entonación es recomendable, pero no hay recurso técnico, ni siquiera sacar la voz desde el estómago, que contrarreste los efectos negativos de verse sobreactuado. Si a lo anterior se le suma una gesticulación exagerada, el resultado, casi con seguridad, será peor.

Descreo de la fórmula recomendada por algunos coach, de que lo que importa no es lo que uno diga, sino cómo lo comunique, pues con el paso de los años me he dado cuenta de que el público es más perspicaz de lo que muchos creen. El mensaje es de suma importancia y si lo que tenemos es un discurso coherente y nuestras ideas son novedosas o al menos se nota que las hemos meditado con profundidad, no necesitaremos de tantos artificios para conectarnos con la audiencia.

Alguna vez tuve la oportunidad de orientar un curso de investigación para estudiantes de quinto grado. Recuerdo haberles hablado con mi voz natural, muy nasal para mi gusto y a veces con un acento que delataba mi origen geográfico. Lo cierto es que, a pesar de no sonar como Morgan Freeman, los alumnos se conectaron con la clase y al parecer, todo radicó en el rigor con el que se preparó cada sesión y la atenta escucha a lo que decían.

Durante mi paso por la universidad tuve la fortuna de tener excelentes profesores. Hubo cinco que se destacaron sobre los demás. Recuerdo que todos, con su voz natural, captaban la atención de sus estudiantes, porque lo que decían reflejaba dominio del tema e ideas originales. Sin embargo, el meollo del asunto, era que ellos encarnaban en sus vidas el discurso que daban dentro del salón de clases y era allí, y no en tratar de hablar con una voz que no era la suya, en donde radicaba su credibilidad.

La música campesina (II Parte).

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Hablando de sonidos, imitando la música mexicana, se fue gestando en la zona andina, con mayor arraigo en Antioquia, partiendo de esas jornadas musicales en los corredores de casas solariegas, la aparición de duetos y grupos, interpretando música afín a sus vivencias: se trata de la música guascarrilera. En los años en que Francisco Javier Cisneros, ese intrépido cubano, inicio el tendido de rieles, con mano de obra campesina surgida del entorno al proyecto de ferrocarriles, como de pueblerinos por donde surgían las estaciones, al tiempo que abrían trochas y unían poblados, iba ampliando mercados y difundiendo el comercio. Desafortunadamente, al elegir gobernantes, sin sindéresis, despectivos de la soberanía nacional, abandonaron los ferrocarriles que facilitan a menos costo el transporte de carga, permitiendo la imposición del imperio gringo de extender el negocio de la Ford, cuando un sano criterio expresa que por la topografía y en aras del desarrollo económico, carreteras con vías férreas son indispensables.

Libro de la biografía de Francisco Javier Cisneros, uno de los propulsores del desarrollo de la industria de los ferrocarriles en Colombia.

Al compás de cada riel colocado, emergían voces musicando, despertando el deseo de crear duetos, que cantaran sus amores y despechos, de ahí el bautismo de música carrilera. El entusiasmo arropó pueblos hasta arribar como el tren a la ciudad de Medellín; en esa ciudad, terminó por permear clases sociales, hasta permitir la sugestiva aparición de establecimientos, en sectores elitistas. De esta manera, familias enteras de la región andina llevan pegadas a su piel, en el baúl de sus recuerdos, este género musical, como parte infaltable de su quehacer cotidiano.

Con la migración o desplazamiento campesino, por los rigores de la violencia bipartidista, fue cambiando el mapa del país en lo referente a lo urbano y lo rural; se invirtieron, las estadísticas: 70% de habitantes de ciudad, 30% de gentes en la ruralidad. Las manos ansiosas de arar y surtir la despensa del país, muchas perdieron sus predios, y reventaron las ciudades con su fantasmal arribo, ocupando barriadas populares, o zonas de invasión, carentes de estructura urbanística, vías, en zonas no aptas arañando las montañas, similares solo en que tanto en el campo como en los tugurios donde se hacinaron, la presencia del Estado brilla por su ausencia.

Así, sin pensarlo, sin desearlo se acostaron siendo campesinos, y despertaron como habitantes urbanos; pero, con todo su ser, impregnado hasta los tuétanos de ruralidad, cosechando ya no alimentos sino nostalgias por su terruño forzosamente abandonado, y allá, muy adentro resonando las tonadas campiranas. Otros desplazados llegaron a los llanos, al Caquetá, a otros lugares periféricos, a tumbar monte para seguir sembrando en calidad de colonizadores.

Volviendo a la música, los primeros duetos, entregaron sus creaciones en forma gratuita, con tal de grabar; luego al recibir reconocimiento por sus presentaciones en festivales y estaderos, fueron buscados por las disqueras.

¿Cómo se vincularon las artistas nacidas en el campo a la difusión musical? Sirve de referente Virgelina Rendón, nacida en Venecia, Antioquia y fallecida el 4 de octubre de 2020. De niña, su familia la llevo a vivir a Medellín; un buen día, cantaba con su hermana y unas amigas en la acera frente a su casa, cuando pasaron dos señores con sendas guitarras, al escucharlas, se sorprendieron de sus voces, las abordaron preguntándoles si ya habían grabado:

-¿Grabar? ¿eso qué es?, respondieron ellas.

-Pues registrar la voz en un disco.

Los señores eran músicos vinculados a una disquera. Ellas cantaban sin saber de tonos, sin escuela, desconociendo los secretos que tiene la música; con permiso de la familia, las llevaron a discos Silver y fueron aceptadas, pero luego Rosa, hermana de Virgelina, no continua por problemas. Virgelina hizo su primera grabación en 1953 recibiendo con su compañera el nombre artístico de Las Estrellitas, en una noche plagada de estrellas en el firmamento. Al tiempo Virgelina unió su voz a la de Esther Pérez, grabando en Codiscos como Las Gaviotas, por el acetato que recibieron de México con el corrido Gaviota traidora. Esta mujer cantó en catorce agrupaciones: Las Campiranas, Las Calandrias, Los Alteños, las otras ya mencionadas, Los Gondoleros, Virgelina y Evelio, Virgelina y Eudoro Merchán entre otras.

Foto: biografiasantioquia.blogspot.com

En circunstancias parecidas surgieron artistas como las Hermanas Calle, Los Coyotes, Los Relicarios, Rómulo Caicedo, etcétera. De México llegaron duetos como Las hermanas Padilla, el dueto Azteca, Las Palomas, Las Jilguerillas, Las Dalias, Las hermanas Lago y otras más, dejando un legado que, por siempre, estará sonando desde la humilde choza y los cafetales, la cantina pueblerina, hasta clubes encopetados.

y así, tocando fibras íntimas, a la manera como recónditas vivencias idealizan tiempos de antaño, quedan fondas en pueblos, veredas y parajes que hacen vibrar el corazón. Evoco entre muchos a Maceo, en el sur-oriente antioqueño: dibujo en mi mente la iglesia que custodia el parque vestido de singular colorido; frente a cada fonda, en pleno parque hay toldos con sillas y mesas multicolores, provistos de timbre que invita a realizar los pedidos a la Cascada, Fuente azul o la Orquídea, con sus bafles emitiendo de preferencia música guasca. Los domingos, una vez salidos del templo, los feligreses se pasean degustando helados y viandas, parejas de enamorados emitiendo destellos hormonales, y la animación desbordante, en tantos otros que ocupan las pocas sillas libres gestando un carnavalito que unido al sonido musical, limpia el alma de las afujías rutinarias.

Maceo cabalga en lo alto de una colina alargada y, en la secuencia caprichosa de más colinas, valles y montañas pastan apacibles vacadas, abundan los sembrados, cantan manantiales de agua cristalina, que junto al blanqui-azul firmamento recrean la vista.

Y otras, que aunque no es fonda, la Samaritana de antaño, hoy Lusitania, en un costado del parque principal de Caicedonia, Valle, emociona hasta la medula, al evocar los luminosos días que de joven disfruté con amigos y la chica que fugazmente hizo parte de mis sueños, más no de mi realidad afectiva. Música en las fondas, cabalgatas entre municipios de Antioquia, evolución de los medios de transporte, desaparición de los caminos que se llevaron a cuestas los arrieros, vida campesina tejida con sudor y lágrimas, merecen despedirse con otra estrofa de Caminito.

Caminito que entonces estabas

Bordeado de trébol y juncos en flor

Una sombra ya pronto serás

Una sombra lo mismo que yo.

Casa Milà

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Continuamos la serie de #LaCebraPorElMundo.

En esta ocasión en La Pederera – Casa Milà. Esta es una construcción modernista del arquitecto Antonio Gaudí perteneciente a su etapa naturalista, y fue construida en la primera década del siglo XX en Barcelona.

Tras muchos años en el abandono, la casa fue declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1984, siendo restaurada y abierta al público como centro cultural en 1996.

Mucha información sobre la Casa de Milà, como fotografías, relatos, piezas de su diseño, aportes al cine, entre otras, se pueden encontrar en esta página web: https://pedrerainedita.lapedrera.com/ca