sábado, mayo 17, 2025
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“Capitán fantástico”: una familia única en la montaña

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El director Matt Ross nos ha sacado de orbita, y algo extraño pero complaciente nos sucede, cuando dejamos que esa familia se incorpore en nosotros como una muestra, una hazaña, de un mundo mejor y  posible.


 

 

Para Cavisa, el capitán fantástico de la ciudad

 

Título original: Captain Fantastic
USA, 118 min, 2016.
Dirección y guión: Matt Ross
Género: comedía, drama.
Protagonistas: Viggo Mortensen, Frank Langella, Kathryn Hahn, Steve Zahn.

 

Historias de excentricidades hay muchas, de familias sencillas  que viven en las montañas también.

Pero pocas como la de esta historia:  que combinan un modo de vida único – que desiste de la escuela, que combate el consumismo al producir su propia comida –  alejados de las barbaridades de la ciudad.

Son intelectuales, y aún así,  mezclan la lectura con la disciplina, la caza controlada con la capacidad física. Y en vez de celebrar las fechas comerciales de occidente, declaran una conmemoración de un activista e investigador como Noam Chomsky.


Pareciera de caricatura o de una nobleza admirable, hasta el punto de ocasionar también estragos  y cuestionamientos por parte de quienes viven con comodidades o consideran que ese modo de vida no tiene cabida en su mundo.

Capitán fantástico es la película de una familia, de un padre, decidido en hacer de sus hijos algo más que una fábrica de indicadores.  Quiere ser algo más que  pertenecer a un sistema que licúa las mentes.


Se trata de un padre con una vocación radical: sus hijos cuentan con toda la libertad, deben argumentar (no importa la edad) lo que piensan y deciden, siempre y cuando cumplan con una serie de acciones de responsabilidad.

Nada raro, sin embargo, que para no intoxicarlos piense y predique que: ir a la escuela no es una opción y consumir la comida chatarra resulta ofensivo para el cuerpo.

Leer y sostener sus pensamientos y  compartir la vida natural, son las instituciones con las que van creciendo.

El padre, hace las veces de madre, y la película nos coloca frente a un enigma: la muerte de la madre.

No se sabe muy bien las razones, lo que  constituye un punto de quiebre, el cual nos lleva a  poner en duda el proyecto emancipador de esta familia.

Son seis hijos y todos con edades muy variadas, quienes sortearan con realidad (aunque también con mucha poesía) esa ausencia.


Lo ejemplar se pone en evidencia cuando estos niños se relacionan con otros, dado que su desarrollo es más avanzado y poseen mayores destrezas y conocimiento.

Es el caso del  hijo mayor. No ha ido a ningún ambiente educativo formal, y por motivación de la madre (al padre no le parece), se inscribe en las universidades más prestigiosas, y en todas es aceptado.

El mundo de esta familia va entre la huerta, respirar aire puro, estar en medio de fogatas, de la música, el afecto paternal y una especie de ausencia por la madre.

Y llega el giro inesperado. El padre y los hijos deben emprender un viaje en un bus-casa hacia la ciudad. Van al entierro de su madre.

Capitanear la vida de cualquier familia resulta un acto heroico.  El camino que los hijos  puedan recorrer, sus bases, la semilla de lo que serán, depende de lo que ofrecen los padres.

Y mientras en las capas sociales medias y altas se restringe el tener hijos, este capitán, con su esposa, decidieron tener una muy amplia familia. Drástico, complejo, difícil de asimilar, pero que al fin entrega una esperanza.

Es maravilloso visualizar ese proyecto, con unos niños que no pierden su ingenuidad, sino que la potencian.  Su padre les habla a sus hijos sin tapujos y no embalsama su discurso ni le pone ensalzamientos. Va al punto.

Uno no está acostumbrado a presenciar historias donde el atrevimiento sea tan genuino y lo que se cuente nos conecte con un ideario tan benévolo, y al tiempo, tan fuerte.

Estallan los valores con los que hemos crecido, y el acto  nos devuelve otro polo a tierra, o a la montaña.

El director Matt Ross nos ha sacado de orbita, y algo extraño pero complaciente nos sucede, cuando dejamos que esa familia se incorpore en nosotros como una muestra, una hazaña, de un mundo mejor y  posible.


 

“De la kaye”, un café cultural en Santa Rosa de Cabal, creado para atender a los animales más desamparados.

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El sitio funciona como  una red animalista que ha realizado  más de cien  esterilizaciones a perros y gatos   abandonados. Una labor a la que se han sumado los clientes y vecinos del sector.



Lugar: “De la kaye”
¿Qué es?: un café cultural que funciona como una red animalista
¿Dónde?: Calle 12 No.  1 3- 39, Santa Rosa de Cabal (Risaralda)
¿Cuándo?: lunes a jueves desde las  2 PM  hasta las  12 M / Viernes a domingo  de 2 PM hasta las 2 AM.
¿Quién atiende?: Luz Ángela Carmona y su esposo.
¿Por qué ir?: además de su contribución a la protección animal, el lugar presenta una oferta variada de juegos, que pueden disfrutarse entre amigos o familia.

 

 

La inspiración

Luz Ángela Carmona, publicista de profesión, junto a su esposo, son personas apasionadas por  crear consciencia sobre la necesidad de ayudar y proteger a los  animales en situación de calle.

Juntos, hace alrededor de 3 años, abrieron un café cultural en Santa Rosa de Cabal,  con el fin de crear consciencia de forma distinta: ofrecer una gran variedad de juegos de mesa y entretenimiento para salir de la rutina y acompañar  las bebidas y la música.

Es frecuente ver allí a la gente disfrutando de un café, una limonada, o una cerveza, al tiempo que golpea una bola, hace un gol o aprieta el taco de billar.  

Sin embargo el asunto  no se queda solo ahí. De la kaye, su nombre, es un homenaje a los animales que están  desamparados  en la calle, “nació  para concientizar a la gente de esa  situación”.

A la par que inauguraron  el sitio,  formaron  una red animalista donde, por ejemplo, hasta el 2016 terminaron con un aproximado de 101 esterilizaciones a perros y gatos  abandonados. Todas, apadrinadas por De la kaye, es decir, los clientes que van y consumen allí.  

 

Cada martes, desde que iniciaron  el proyecto, desde las 12 hasta bien entrada la madrugada,  hacen una caminata para brindar alimento a los animales que deambulan sin hogar.

Luz Ángela, junto a  su esposo, y los clientes que se han querido sumar a esta iniciativa, recorren las calles de Santa Rosa, con platos y ollas,  e inconmensurables deseos de alimentar a quienes no tienen voz y están totalmente indefensos.

“Salimos a las 12 de la noche porque a esa hora sabemos que los animales que estén en la calle en ese momento son los que en realidad viven esa situación como forma de vida, a diario. Además que hay menos riesgo de que los perros puedan ser atropellados”.

Las personas que se han unido  al proyecto  se convocan a través del bar, quienes lo frecuentan o lo visitan, y estos a su vez le cuenta a otros para que se vayan sumando; un voz a voz imparable y cada vez más grande.

Los lunes en la madrugada, Luz Ángela, en una olla  gigante, pone a cocinar las donaciones que carniceros  del  sector decidieron ofrecer  después de que ella les contara sobre su labor.

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Hace la sopa con trozos de carne sin sal  y le mezcla varios bultos de cuido. Llega a  alimentar hasta 420 perros con ese menú especial.   

De la calle permite que sus clientes lleven, si así lo desean, su mascota. En la parte externa  brindan de forma permanente  cuido y agua: “siempre están  pasando  animales  en busca de algún trozo de alimento o basura.  

En la barra tienen una alcancía para ir recogiendo fondos, además parte del porcentaje de las ganancias se destinan a esta  labor.

 

Un juego en el bar

La alternativa es clara: un sitio para literalmente distraerse de las dinámicas diarias que aborda Santa Rosa, entre ellas desprenderse del celular y las redes sociales.


Para eso tienen habilitado una  variedad de opciones: juegos de mesa, pimpón, billar pool, sapo, futbolito, entre otros.

 

De la calle no solo hace referencia a los animales abandonados,  su idea es apoyar, en cierta medida, también a los músicos o artistas que para visibilizar su trabajo tocan,  cantan o realizan su función  en  las aceras de cualquier calle donde haya un espacio libre.

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Ahí es donde el escenario que tienen adaptado , y que cuenta con todos los equipos necesarios, les sirve para amenizar cada tanto, al tiempo, que
se convierte en  una posibilidad  para conocer y disfrutar de nuevos artistas, músicos o bandas.

El escenario está abierto para que cualquiera que quiera exponer su arte lo haga: cuenteros, poetas, artistas, entre muchos otros.

Una ventana en la que se visibilizan voces, pero también se le da voz a los que no tienen.  

Maurier Valencia, un Ingeniero Industrial para el que el subsidio familiar se convirtió en una forma de justicia social.

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Fotografía por Comfamiliar Risaralda

“Trabajar en una entidad como Comfamiliar Risaralda constituye el enorme privilegio de hacer lo que a uno le gusta y de paso trabajar en la transformación   del entorno”, palabras de su director administrativo después de décadas de servicio.


 

Fotografía: Comfamiliar Risaralda

 


Acordes

Si vamos a hablar de señas de identidad, el hombre tiene  una que lo define: ponerse la mano en el mentón y dejar el peso de la cabeza sostenido allí mientras escucha a su interlocutor, al tiempo que elabora sus propios argumentos, que después expondrá con frases largas y pausadas: es como si  hablara con muchas comas, para que quienes lo escuchan tengan  tiempo de comprender el contenido entero de su discurso.

Es  lo que llaman Ponerse la mano en el considere” para expresar que un asunto requiere de todo el análisis y la lucidez posibles.

Cada vez que puede, hace gala de un fino y discreto humor para defenderse de los dardos lanzados desde las otras orillas, que no son pocos.

Por ejemplo, ya perdió la cuenta de las muchas formas distintas que la gente tiene para pronunciar y escribir  su nombre: Murier, Marier, Muriel, Merier.

De cualquier manera prefiero llamarme Maurier, dice contemplando  los verdes del Alto de Canceles, que dan justo detrás de su oficina en la Avenida circunvalar de Pereira.

En realidad, su nombre  tiene en principio dos fuentes remotas: Una, la del escritor  y dibujante británico George du Maurier y otra, la de  Daphne du  Maurier, su nieta, autora, entre otras obras, de la novela Rebeca, llevada al cine por el legendario Alfred Hitchcock.

Sobre cómo llegaron esas obras a la casa paterna en el municipio de Quinchía,  daría para otra historia.

Fotografía tomada de viajarenverano.com
Fotografía tomada de viajarenverano.com

 

El  caso es que los padres llegaron  a Pereira cuando el pequeño rondaba los  dos años de edad.

Salían de una zona convulsionada por la violencia entre liberales y conservadores. Ellos querían progresar y  sobre todo, un medio menos turbulento para la crianza de los  hijos.

Empujada por el oleaje de los inmigrantes, la ciudad vivía ese tránsito de pueblo a ciudad que tanto inquietara al poeta Luis Carlos González.

Fue en Pereira donde  Maurier Valencia empezó a construir las claves de su historia personal: el reconocimiento de la dignidad propia y la ajena, la capacidad para escuchar a los otros, incluso en las  circunstancias más hostiles; el valor de las diferencias y, sobre todo, la certeza de que el futuro hay que inventarlo  y reinventarlo a cada instante, dependiendo de los desafíos y sorpresas que la vida va sacando de su sombrero de mago.

Fotografía compartida por Hugo Yépez Duque en el grupo de Facenook "Fotos Antiguas de Pereira"
Fotografía compartida por Hugo Yépez Duque en el grupo de Facenook “Fotos Antiguas de Pereira” / Pereira principio de 1950


De sus padres aprendió todo eso y de su viejo, que fue músico de la banda municipal, de esos que hacían las delicias de los parroquianos en la plaza, heredó un oído capaz de  identificar de un solo golpe el género   al que pertenece una tonada.

Solo con los primeros acordes, sabe si se avecina una canción interpretada por  Vìctor  Hugo Ayala,  Carlos Julio Ramírez o  Luis  Ángel Mera, tres voces portentosas del cancionero colombiano.

 

Aguas turbulentas

Estudió  en el colegio  Deogracias Cardona y en la Universidad  Tecnológica de Pereira cruzando un puente sobre aguas turbulentas: el que llevó a una generación entera a hacerse trizas en campos y ciudades durante los años sesenta y setenta del siglo XX en su afán de cambiar el mundo.

Eso diferenció a Maurier de muchos de sus contemporáneos: estaba convencido de que, dada la índole de los seres humanos, había que consagrar lo mejor de las   propias energías a transformar el entorno inmediato: la casa, la escuela, el barrio, la empresa.

Fotografía por Comfamiliar RisaraldaFotografía: Comfamiliar Risaralda


En últimas, todo ese  entramado palpitante y contradictorio que llamamos comunidad.

A ese propósito le consagró la vida una vez terminados los estudios universitarios.

Entonces, se cruzaron en su camino una persona y una institución: Don Luis  Eduardo Baena y Comfamiliar  Risaralda.

El primero fue el Director Administrativo al que le correspondió insertar a la joven Caja de Compensación en un país que  abandonaba el campo para concentrarse en las ciudades, con toda la carga de necesidades y conflictos que eso acarreaba.

Y  entonces, Maurier Valencia  notó que la filosofía de Comfamiliar parecía calcada para dar respuesta a todas esas necesidades y expectativas: salud, vivienda, educación, capacitación, recreación, deportes y cultura  empezaron a aflorar como parte de un portafolio que, si se alimentaba con responsabilidad y disciplina, podía transformar y mejorar de manera ostensible las condiciones de vida de  la comunidad.

Fotografía por Comfamiliar Risaralda
Fotografía: Comfamiliar Risaralda

 

“Es en ese punto donde uno empieza a sentirse un privilegiado, un bendecido de la vida”, expresa, sentado en  uno de sus lugares favoritos: la réplica de la Pereira antigua construida por Comfamiliar en el Parque Consotá,  el centro recreacional  que en sus comienzos parecía situado a  una gran distancia del centro y ahora  ha sido rodeado por la ciudad.

“Mire, todo ser humano debería  ser consciente de que, si bien sus logros personales son resultado del propio esfuerzo, esas conquistas serían impensables sin todas las personas que lo rodean: familiares, colaboradores, vecinos, clientes, compradores.

En esa medida uno debe procurar devolverle a la sociedad  parte de lo que le ha dado. Es una manera de mantener el propio equilibrio con el entorno. Por eso digo que trabajar en una entidad como Comfamiliar Risaralda constituye el enorme privilegio de hacer lo que a uno le gusta y de paso trabajar en la transformación   del entorno.

Fotografía: Comfamiliar Risaralda

 

De eso se trata: si uno se pone a cambiar el mundo pierde la oportunidad de transformarlo. Eso, que parece un juego de palabras tiene un sentido más hondo y si uno  le saca  el provecho puede llegar a grandes resultados.

Mire nada más el balance social de la Caja año tras año: tenemos una clínica a la altura de las mejores del país, un parque recreacional con todos los juguetes, bibliotecas en los 14 municipios de  Risaralda,  atención integral a los  niños y, lo más reciente, la Fundación Universitaria, que después de un análisis  juicioso, responde a las necesidades de formación derivadas de nuestra realidad regional”.

Una pelota de fútbol disparada  desde una de las canchas vecinas  se detiene  a los pies de este hombre que  a  sus casi  setenta años de vida sigue de  gira, como tantos  de sus queridos músicos.

Contemplando el balón embarrado, reaviva su devoción por el  Deportivo Pereira, ese  equipo tocado por una irrevocable inclinación hacia el fracaso.

Deportivo Pereira año 1967 / Fotografía compartida por Hugo Yepes Duque en el grupo de Facebook "Fotos Antiguas de Pereira"
Deportivo Pereira año 1967 / Fotografía compartida por Hugo Yepes Duque en el grupo de Facebook “Fotos Antiguas de Pereira”


Acusando el golpe, lo resume todo en una frase.
“La vida consiste en eso: en rodar y darse totazos todo el tiempo. El cuento es levantarse, no como si no hubiese pasado nada sino al revés: el secreto es aprender todo lo posible de las caídas. Solo así podemos pensar en el avance”.

 

La  gitana  lo leyó.

Al caer la tarde, el hombre se deja llevar  por las nostalgias hacia su lugar natural: el cancionero. “En la palma de la mano/ la gitana lo leyó” se escucha en un desgastado acetato de la RCA Víctor.

La voz del cantor-  Leo Marini, tal vez-, lo devuelve de golpe a una juventud temprana en la que las vueltas al lago Uribe  o una  función doble de Matiné en Teatro Caldas constituían  toda una aventura.

Más de medio siglo después, recorriendo este Parque al que se siente tan ligado como si lo hubiera construido con sus propias manos y  después de haber  visitado buena parte del Mapamundi, siente que el viaje emprendido desde Quinchía bien valió la pena.

Parque de la memoria indígena, Parque Consotá - Fotografía Comfamiliar Risaralda
Parque de la memoria indígena, Parque Consotá – Fotografía Comfamiliar Risaralda

 


 

Mujeres y abuelos, decisivos en la consulta popular minera en Pijao

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“Hay que hacer un llamado a la juventud, que es consciente de los graves problemas ambientales que estamos sufriendo, que quiere cambiar el rumbo de la historia, pero que no se apropia a profundidad de la mecánica electoral”


Fotos por: Elizabeth Pérez P.

 

Madrugadores, como suelen ser en el campo. Los abuelos fueron de los primeros en llegar a las mesas de votación instaladas en el colegio Santa Teresita, de Pijao, para decirle NO, con su voto, a la explotación de oro en su municipio.


Su voz, unida a la de las mujeres, fue decisiva a la hora de definir el futuro de este municipio cordillerano del Quindío, que el domingo 9 de julio realizó la consulta popular minera.

 

“Lo que se vio en la mesas de mujeres y de adultos mayores, fue que el mayor volumen de votación fluyó a través de esas dos mesas”, dijo Betty Martínez, coordinadora en el Quindío de la Misión de Observación Electoral, MOE.

 

Por eso, no resulta atrevido afirmar que las mujeres y los abuelos son quienes están pensando y decidiendo sobre su territorio.

 

“Tenemos que defender el territorio, sino, esto queda como un desierto. La riqueza que tenemos es el café, el plátano, la yuca, los cítricos, el agua… Esta es una tierra muy querida y noble”, dijo David Quintero, que se enorgullece, a sus 71 años, de ser “nacido y criado en Pijao”, donde actualmente vive.

 

¿Dónde está la juventud que vota?

‘Mucho tilín – tilín y nada de paletas’, dice un refrán popular.

Eso es lo que reflejan los resultados de la consulta popular minera en Pijao, en cuanto a participación democrática de los jóvenes se refiere.

Así por lo menos lo interpreta la Observadora de la MOE:

 

“¿Dónde está la juventud que vota? Es la pregunta que uno se hace. Los jóvenes son los activistas del movimiento ambiental y no se vieron en las urnas, en un proceso donde se toman decisiones políticas”, dijo Betty Martínez.

 

Eso sí, en las calles del pueblo estuvieron muy activas delegaciones de jóvenes de distintas partes del país.

 

Llegaron de Cajamarca, Tolima, cuyos pobladores marcaron el hito de inicio de las consultas populares contra la megaminería en Colombia.

 


Otros de Ibagué, capital del departamento del Tolima, que respaldan a los cajamarqueños en su decisión de negar la explotación de la mina La Colosa, montaña que está en la mira de la multinacional canadiense Anglo Gold Ashanti.

Estos jóvenes unieron sus voces en Pijao a otros colectivos que arribaron de Pereira y Calarcá.

Desde Pereira llegó el colectivo La Retumbante Rebelde, que a ritmo de ‘batucada’ animó la fiesta con la que culminó ese domingo, en pleno atrio de la iglesia, porque hasta el cura párroco del pueblo animó a sus feligreses a votar por el NO en la consulta popular.

 

“La esencia de la batucada son los tambores, que es como el latir del corazón, la manera de mover las entrañas de la gente y a través de la música, movilizar”, dijo Juan Manuel Hidalgo, miembro de este colectivo.

Estos  jóvenes hacen parte del Comité en defensa del territorio, que busca propiciar movilización y organización de la sociedad en torno a temáticas ambientales.

 

Y de Calarcá estuvo un colectivo de jóvenes ambientalistas, que llegó a “sensibilizar y concientizar sobre la importancia de que los pueblos seamos los que defendamos nuestro territorio”, dijo Maritza Farfán, una de sus integrantes.

 

 

Pese a toda esta alharaca, a Betty Martínez le quedó el sinsabor de constatar el desconocimiento que tienen los jóvenes de la “mecánica electoral”.

Además de la baja participación en las urnas, “quedó claro que dentro de las anomalías que nosotros registramos faltaron en casi todas las mesas testigos electorales”, dijo la coordinadora de la MOE en el Quindío.

 

 

“Hay que hacer ese llamado a la juventud, que es consciente de los graves problemas ambientales que estamos sufriendo, que quiere cambiar el rumbo de la historia, pero que no se apropia a profundidad de la mecánica electoral”, enfatizó.

 

 

Porque pese a que en la consulta ganó el NO, que cierra las puertas a la explotación minera de metales en Pijao, se llegó al umbral requerido por un estrecho margen, resultado que seguro hubiera podido superarse con una más nutrida participación de los jóvenes pijaenses.

 

Resultados de la consulta popular minera en Pijao

 

 

 

Unidos en defensa del Patrimonio Cultural Cafetero

Uno de los temas que une a ambientalistas, ciudadanía y autoridades civiles del Quindío es la defensa del Paisaje Cultural Cafetero, declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, en junio de 2011.

 

 

“Estamos muy contentos de saber que estamos en consonancia con lo que la ciudadanía piensa”, dijo Carlos Eduardo Osorio Buriticá, gobernador del Quindío, quien celebró la decisión del “no a la megaminería y el sí por la vida”.

Respetará esa decisión. “El Quindío es verde. Esto hace parte del Plan de Desarrollo Departamental”, dijo el mandatario, y además fue una de sus promesas de campaña.

Diego Valencia, representante de la Fundación Ecológica y Estudiantil de Colombia va más allá.

 


Considera que el Paisaje Cultural Cafetero –PCC- debe defenderse también desde instancias internacionales, para protegerlo de “la entrada de la megaminería”.

 

“Desde la fundación hacemos un llamado a la Unesco, que nos convirtió en Paisaje Cultural Cafetero, para que desde sus instancias, y a través de una Corte internacional, puedan exigir que al PCC no tenga entrada la megaminería. Estaríamos violando lo que es el PCC, y nos cambiaría el paisaje”, dijo.

Paisaje Cultural Cafetero

 

 

La preocupación no es de poca monta.

“Anglo Gold Ashanti quiere toda la cordillera del Quindío, porque toda es rica en metales. Desde Salento, pasando por Calarcá, Pijao, Buenavista y Génova. Ya hay varias licencias para exploración”, aseguró Hernán Novoa, funcionario de la secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Quindío, una de las dependencias estatales que hizo presencia ese domingo en la primera ‘Ciudad sin prisa’ de América Latina, certificación que tiene Pijao desde mayo de 2008 y que ha impulsado el turismo en la región.

 

Las consultas populares contra la megaminería siguen en dos municipios del Eje Cafetero: Calarcá, Quindío, y Santa Rosa de Cabal, en Risaralda.

Por ahora los movimientos ambientales están concentrados en elaborar la pregunta, para seguir a la fase de las convocatorias.

Amanecerá… y esperemos que se  siga escuchando el canto de los pájaros que tanto vienen a ‘avistar’ de otras latitudes, y que a veces, de verlos a diario, se nos olvida que existen y que podrían desaparecer para siempre, a cambio de unos cuantos lingotes de oro.

 

El verde de los mapas es mucho más que un color (I)

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Los árboles que aún siguen de pie en diferentes puntos de la ciudad y las obras de arte público que aún se conservan, guardan estrechas relaciones. Es posible que la contribución plástica de los primeros pueda llegar a constituirse en nuestras esculturas primigenias.


 


He crecido en muchos lugares, aún sigo haciéndolo, de todos ellos guardo imágenes entrañables.

Mirar por una ventana de la desaparecida sede de Bellas Artes  y  el recuerdo de las Ceibas en el  parque Olaya Herrera, la espera  para volver al trabajo a la sombra de los Mangos de la Plaza Bolívar,  y los pequeños amores bajo los Guayacanes de la Universidad Tecnológica, son imágenes indelebles que me acompañarán siempre.

Por ello cuando miro las previsiones de los planificadores acerca de la ciudad, el verde de los mapas para mí es mucho más que un color, porque es el que sustenta la vida, el que le da posibilidad a la supervivencia de mis recuerdos y a los de muchos otros.


En el año 2011,  la Universidad Tecnológica de Pereira realizó un inventario de árboles en la ciudad de Pereira, con el fin de estructurar el manual de silvicultura urbana, pero más allá de eso
nos entregó una radiografía que desconocíamos acerca de estos frondosos seres vivos.

Nos dijo por ejemplo que están ligados más a las vías que a los espacios públicos construidos recientemente, donde se privilegian las superficies duras de inmensas plazas de concentración (Plaza Victoria y Guadalupe Zapata).


También nos hizo conscientes  que la erradicación que hemos realizado de las especies nativas (por ejemplo los guaduales)
no ha sido compensada con la siembra en otros lugares, sino que los nuevos proyectos urbanos privilegian especies exóticas.

Conocimos además  que son las zonas más antiguas las que poseen mayor diversidad de especies de flora, como es el caso del Centro Tradicional, la zona de la Avenida Circunvalar y la Universidad Tecnológica (sin incluir el jardín botánico).

Y ahora que existen proyectos de reforestación de las instituciones estatales y de algunas empresas privadas, es importante tener en cuenta las recomendaciones arrojados por el inventario y el manual de silvicultura, así como también las provenientes del personal técnico del Jardín Botánico de la UTP.

Pero más allá de eso, es afrontar la belleza y contribución ambiental de los árboles desde otras perspectivas, por ejemplo, la escénica y paisajística o hasta la plástica.


Es que  además de la maravillosa contribución que dejó la aplicación del antiguo código de construcción para la escultura y el muralismo en la ciudad, y la huella de artistas como Arenas Betancourt,
hace muchos años que no hay una propuesta estructurada de intervención sobre el arte en los espacios públicos de Pereira, lo cual no quiere decir que no hayan surgido obras de gran calidad.

Es posible que la contribución plástica de los árboles pueda llegar a constituirse en nuestras esculturas primigenias.  

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La belleza y grandiosidad de las Ceibas pueden ser un centro de interés de los espacios públicos en sí mismos, así como  las nuevas decisiones sobre lugares como el Batallón San Mateo,  que  además de tener la posibilidad de convertirse en pulmón de la ciudad puede ser tomado como espacio para que artistas y paisajistas exploren las nuevas perspectivas del Land Art para Pereira.

O cualquier otra tendencia artística que se quiera, construyendo así espacios únicos a partir del increíble esplendor de la naturaleza.

 

No soy más que agua cuando me tocas

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Poema por: Mariana Galviz Londoño


No soy más que agua cuando me tocas

Me vuelvo río en tus brazos.

Mis aguas antes estancadas se desbordan,
corren presurosas y te inundan,
calman tu sed y apagan el fuego ardiente de tu deseo,
cubren tus quemaduras,
esas producidas por las llamas que te envolvían antes de conocerme a mí.No soy más que agua cuando me tocas,
soy humedad,
soy un manantial sosegado, cristalino,
y me convierto en borrasca si me besas.

 

Me vuelvo mar en tu regazo.
mis olas buscan cubrir la cúspide de tus ganas,
vertiginosamente se abalanzan sobre ti ahogándote, arrastrándote a la gloria.

 

No soy más que agua cuando me tocas

El último tren

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Texto: Gustavo Colorado 

 


El tren lento va partiendo

El sonido de una sirena y la humareda olorosa a carbón mineral es todo lo que sobrevive en la memoria de quienes viajaban en tren a Armenia por la ruta de Nacederos-Alcalá- Quimbaya y Montenegro. Eso y la visión  de los  cuerpos de hombres y mujeres que, allá abajo, disfrutaban de  las aguas limpias del río, a la altura del Balneario Sucre.


Foto compartida por Andrés Restrepo en el grupo de Facebook "Fotos Antguas de Pereira"

 

En esos trenes llegaron, vía Buenaventura, los prodigios técnicos que cambiaron la vida de quienes habitaban la región: radios, discos en vinilo, victrolas, caperuzas, relojes, despulpadores de café y medicamentos milagrosos  como las píldoras de vida que acabaron por suplantar las recetas caseras de las abuelas.


De eso hace ya medio siglo, porque la máquina del tren se apagó y las orillas de la carrilera fueron ocupadas por familias que llegaban huyendo de la pobreza o de alguna de las violencias que se enseñorean de los campos colombianos cuando  se descubre una fuente de riquezas capaz de  atraer a una nueva horda de bárbaros.

Así surgieron barrios como Nacederos, Matecaña  y La Libertad, ubicados detrás del aeropuerto y del zoológico  que recién se mudó al parque Ukumarí con  su tropa de monos disolutos y elefantes nostálgicos. Más  abajo nacieron las distintas etapas de Galicia, estimuladas por los caciques  políticos, sabedores de que la llegada de los pobres trae siempre a cuestas una cosecha de votos.

 

 

Foto compartida por Diana María Duque en el grupo de Facebook "Fotos Antiguas de Pereira" / años 60
Foto compartida por Diana María Duque en el grupo de Facebook “Fotos Antiguas de Pereira” / años 60

 

En Pereira la estación  central del tren funcionaba  sobre la carrera trece con calles diecinueve y veinte,  a un costado del Parque Olaya Herrera.

Los  vecinos más viejos del barrio Mejía Robledo todavía recuerdan la algarabía armada por los viajeros al subir y  bajar con sus maletas de cuero, sus costales de fique y sus bolsas de plástico repletas de ropa,  alimentos o chucherías compradas en el camino.


Como sucede con todo puerto o estación dignos de ese nombre, en los alrededores florecieron hoteles, restaurantes, bares, cafetines y ventorrillos de toda suerte  de objetos para salir de apuros: jabones, cuchillas de afeitar, piedras para  candelas, pañuelos, parrillas para asar arepas, radios y linternas.

Los condones y las toallas higiénicas  todavía eran cosa  extraña entre nosotros.

Cuando el tren se fue para siempre, la estación se sumió en el silencio y fue ocupada por una nueva clase de desterrados que dormían bajo sus aleros, hasta que la administración  municipal decidió convertirla en sede de la Biblioteca Pública “Ramón Correa Mejía”, que llegó con sus cortejo de visitantes ilustres: desde al Álgebra de Baldor y la Tabla Periódica, hasta las sagas  infinitas de León Tolstoi y Tomas  Mann, pasando por voces tan vigorosas  de la literatura nacional como José Eustasio Rivera, Gabriel García Márquez o Héctor Rojas Erazo, sin olvidar a los más cercanos Benjamín Baena Hoyos o Alba Lucía Ángel.

 

Fotografía tomada de Ciudad Cultural

Fotografía tomada de Ciudad Cultural

El  Olaya Herrera vio entonces desfilar  a varias generaciones de estudiantes que encontraron en los anaqueles de la biblioteca la información y el conocimiento indispensables para emprender el camino que la ciudad  en crecimiento les ofrecía como una promesa.

 

De la regla y el compás

“Aquí reposan los restos del prócer por el cual esta ciudad lleva su nombre.  José  Francisco Pereira Martínez. Cartago, 1789. Tocaima, 1863”.

A los humanos  nos gustan las exhumaciones.  Es nuestra manera de entender o exorcizar el pasado.

El obelisco, más bien modesto, elevado en homenaje a Francisco Pereira, está ubicado en el Parque Olaya Herrera,  a unos metros de la calle 19, sobre el pasaje que  lo separa del edificio donde funciona la gobernación.


En  la parte alta,  la regla y el compás, los símbolos de la masonería, nos recuerdan que  a lo largo de la historia las distintas logias han estado vinculadas al devenir de la ciudad.

En  la política, en los negocios, en la academia y en las artes, los  masones han dejado la impronta de su cosmovisión. Los masones y los liberales.

De hecho, el nombre de este parque  rinde homenaje a la memoria de Enrique Olaya Herrera, presidente de Colombia entre 1930 y 1934, cuyo gobierno supuso el fin de la hegemonía  conservadora.

 

Según  los forjadores de su mitología,  ese talante liberal y masón  hizo de Pereira una ciudad abierta a las ideas  y por lo  tanto bien dispuesta a recibir a quienes llegaban de otras tierras a probar fortuna.

De ahí  que al territorio arribaran no solo colonos de otras  regiones de Colombia sino inmigrantes desplazados por las guerras del Medio Oriente que  se establecieron en la ciudad y  ampliaron con su cultura y sus prácticas  mercantiles el  estrecho  horizonte de la naciente población.

Apellidos como Chujfi, Náder, Syriani, Merheg, Sefair, Gandur  y Aguel se cruzaron con los raizales  Jaramillo,Vallejo, Ángel y Salazar, para dar  lugar a un mestizaje que desde entonces define la esencia de la ciudad.

Muy pronto, las fiestas de Pereira hicieron de ese feliz encuentro un motivo de celebración. Y el Parque  Olaya Herrera  resultó ser el escenario propicio para recibir  las comparsas en las que los inmigrantes sirios y libaneses hacían de sus tradiciones, sus músicas y sus  gastronomías toda una puesta en escena.

Foto compartida por Diana Maria Duque en el grupo de Facebook "Fotos Antiguas de Pereira"
Foto compartida por Diana Maria Duque en el grupo de Facebook “Fotos Antiguas de Pereira”

 

Cuentan los cronistas que los pereiranos del área urbana y rural caminaban   hasta el Olaya, animados  por la idea  de ver hablar, cantar y bailar a hombres y  mujeres llegados de otros mundos, aunque tan de carne y hueso como ellos.

 

 

Fotografía por Fernando Pérez Mejía compartida por Diana Maria Duque en el grupo de Facebook "Fotos Antiguas de Pereira"
Fotografía por Fernando Pérez Mejía compartida por Diana Maria Duque en el grupo de Facebook “Fotos Antiguas de Pereira”

Los caminos de la sal.

Mucho antes de  la llegada del tren, el punto donde hoy está ubicado el parque Olaya fue escenario de otros encuentros.

Foto compartida por Samuel A Osorio en el grupo de Facebook "Fotos Antiguas de Pereira"Foto compartida por Samuel A. Osorio en el grupo de Facebook “Fotos Antiguas de Pereira”


El de los comerciantes y viajeros que bajaban por la ruta del Alto del Nudo y atravesaban los puentes de guadua tendidos sobre las aguas del río Otún  o subían por la pendiente de lo que hoy es la
Calle de la Fundación, después de recorrer los caminos del Quindío y cruzar el río Consota.

La imagen de los arrieros y sus recuas de mulas cargadas de  productos del campo precedió  a las flotas de camiones, buses y automóviles que se asentaron después en los alrededores de la antigua  galería central, siempre en el vecindario del Olaya.

Esos  viajeros aprovechaban la antigua urdimbre de senderos que conducían al Salado de Consotá, el gran  epicentro de actividad económica ubicado cerca  a lo que hoy es Caracol- La Curva, que durante los tiempos de la colonia mereciera especial atención  por parte de la corona española.

La  actual calle diecinueve se desarrolló sobre el camino que unía los ríos Otún y Consota. No  es difícil imaginar el desfile de hombres y bestias recorriéndola con su carga de víveres y productos de pancoger. Su  destino eran las pequeñas parcelas y algunas grandes haciendas hoy urbanizadas pero que entonces se antojaban remotas.

Calle 19, Pereira

En los potreros que luego  se convirtieron  en el parque Olaya improvisaron kioscos para tomar la merienda, refrescar las bestias y cerrar negocios.  De  vez en cuando un  arriero  desenfundaba la guitarra y animaba la velada con pasillos  que hablaban  de montes borrascosos, ríos turbulentos y hembras indómitas. En el fondo,  esos hombres no estaban muy lejos de los muchachos que hoy se reúnen en el parque Olaya Herrera a contarse  sus cuitas, a fumarse sus porros y a enamorar chicas al son de unos versos de  Enrique Bunbury.

 


Pasos en el tiempo: Parque Olaya Herrera (1945-2017)

 

Desde el paso de una banda marcial conducida por el colegio La Salle y el cierre de la calle 19, hasta la construcción de una estación del tren y múltiples cambios, el Parque Olaya Herrera, con más de 50 años en la historia en nuestra ciudad, ha sido testigo y anfitrión al recibir y despedir a quienes estaban de paso por tierras pereiranas.

Hoy sus colores no son los mismos y sus formas son otras. Sin embargo es un espacio que ha vuelto a la vida, al origen, donde todo comenzó: siendo un gran pulmón lúdico de Pereira.

 

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Un espacio para la vida

Los parques tienen historias a través de sus visitantes que vuelven frecuentemente a ellos, por ocio, deporte o actividades culturales. En dichas memorias, voces y testimonios se puede rastrear algunas dinámicas propias de la ciudad y más recordadas por sus habitantes. El parque es definitivamente, y debe seguir siendo, un espacio de todos.

 

 

 

 


El parque y sus satélites: las huellas de la memoria

Buena parte de la ciudad palpita al ritmo del Parque Olaya Herrera. El ocio, la rumba, el comercio, el rebusque, el placer, son claves de un lenguaje que se reinventa día y noche.


Parque Olaya Herrera, un parque que volvió a la vida


El parque Olaya Herrera indiscutiblemente es otro. Con el paso de los años dejó de ser una zona de miedo para convertirse en uno de los escenarios más importantes de la cultura en la región. Además es un sitio amplio de encuentro, 3 manzanas se suman allí, que alberga actividades de todo tipo para toda clase de gustos y edades. Los recorrimos rincón por rincón, hablamos con la gente que lo transita, lo ocupa y lo disfruta, algunos de los protagonistas de su cambio y transformación.


El testimonio de Albert Marín, una víctima de la guerra en Colombia, que aprendió a perdonar

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A pesar de haber sufrido el despojo de su tierra  y de padecer  el asesinato de  sus familiares  a  manos de las Farc, este hombre de 76 años decidió emprender el camino de la reconciliación. Actualmente  trabaja en defensa de los derechos de las víctimas del conflicto armado en Risaralda.


Fotos por: Elizabeth Pérez P.

De la guerra a la paz

Pasar la página de la guerra en Colombia y empezar a escribir el capítulo de la paz, es el reto histórico que afrontamos como Nación.

Dos de los protagonistas de esta confrontación: el grupo insurgente de las Farc y el Estado colombiano, decidieron en agosto de 2012 dar el primer paso.

El país recibió, entre asombro y escepticismo, el anuncio del presidente Juan Manuel Santos del inicio del proceso de paz con las Farc.

El 19 de noviembre de 2012 arrancaron en firme las negociaciones con la instalación de la Mesa de conversaciones en La Habana, Cuba.

“El proceso de paz no tiene vuelta atrás”, dijo el presidente cubano Raúl Castro en el acto de instalación de la Mesa.

 

santos y timochenko - Paz -Foto tomada de El Heraldo

 

Pasaron cinco años. El 27 de junio de este 2017, ya firmado el Acuerdo Final entre el gobierno y la guerrilla, el país recibió otra noticia histórica: las Farc le dijeron ‘Adiós a las armas’ como forma de lucha política.

En la zona veredal de normalización en Mesetas, Meta, quedó el registro oficial para la historia de la dejación definitiva de las armas por parte de esa guerrilla, que tuvo como garante a la misión de la ONU.

 

Foto tomada de La BBC

Un sobreviviente líder en Pereira

Mientras todo eso sucedía, Albert Marín Sánchez seguía con las bregas en las que se metió, y que le han costado reiteradas amenazas de muerte: trabajar en defensa de los derechos de las víctimas del conflicto armado en Risaralda.

Es el coordinador de la Mesa Municipal de Víctimas en Pereira.

Albert Marín

Aunque es discreto frente a su situación personal, admite su condición de víctima de las Farc.

Sabe con certeza que a su hija Elvia Pati, que tenía 33 años, y a su nieta Laura Vanessa, de 11, las mató esa guerrilla. También a su yerno.  Pero la tragedia no terminó allí: tiempo después, su esposa Olga Escarpeta murió de cáncer, enfermedad que según Albert le apareció luego de padecer el desplazamiento.

 

“Los despedazaron. Por retaliación de no haber aportado dos millones de pesos mensuales para la guerra, en la que yo no tenía nada que ver”.

 

Esa era la suma que le exigían las Farc.

Nunca se le olvidará la mañana del 8 de septiembre de 2008, cuando llegaron 16 guerrilleros a la finca Las Brisas, que compró en la vereda San Juanito, del municipio de San José del Palmar, en el Chocó.

En ese lugar vivía solo, luego de pensionarse tras treinta años de desempeñarse en distintas labores en el periódico El Espectador en Bogotá.

Justo tres meses después, el 8 de diciembre, salió  desplazado de su tierra y se reunió con su familia en Dosquebradas.

“Me desplazaron, amor, me quitaron la tierrita. No tengo sino este vestido”, le dijo a Olga, su mujer.

En ese momento creía   haberse puesto a salvo.

Sin embargo, la violencia los alcanzó: los cuerpos de sus familiares aparecieron despedazados el 8 diciembre  de  2009, Día de las velitas, en una zona rural de Cartago.

 

El ruido de las balas no permite escuchar las ideas

 

Este abuelo de 76 años le pone el pecho a reclamar no solo lo que es suyo, sino lo que los ‘señores de la guerra’ le arrebataron a las 48 mil víctimas que él representa.

Albert Marín, que vive en carne propia las secuelas del desplazamiento, es la voz que se alza para reclamar atención, dar orientación y ayudar como puede a quienes lo perdieron todo en medio del conflicto.

 

“Como víctimas, nos metieron a un conflicto de dos fusiles, por una incoherencia, por una terquedad, de que usted tiene la razón y yo también”, dice.

 

En el país, son 7 millones 176.886 las víctimas de desplazamiento forzado, según los registros de la Unidad para la Atención y Reparación a las Víctimas.

La cifra aumenta a 8 millones 116.984, incluidos otros crímenes cometidos en medio de la confrontación.

 

Del odio al perdón y la reconciliación

El odio carcomía su corazón, su mente, su cuerpo.

Los pensamientos de venganza pasaban como ráfagas por su mente.

Albert Marín pasaba horas y horas maquinando cómo matar a los que asesinaron a su familia y lo dejaron solo en el mundo.

 

“Una vez me dio la chiripiorca de llorar por mis hijas, con un dolor tan grande… Y vi que me estaba matando yo mismo, enfermándome de sentir ese odio”, dice.

 

Entonces, de golpe, a las tres de la mañana de un día que ya no recuerda con exactitud, “me senté. Cogí la Biblia, que es mi espada de toda la vida. Me tiré al piso. Y le dije: Señor. Vamos a hablar. Quiero perdonar a los que me mataron a mis hijas. Ayúdeme”.

En esa conversación diaria que sostenía con Dios, un día le dijo: “Señor: búsqueme la formita. Yo no los conozco. Yo no sé cómo es un guerrillero”.

Pedido que fue atendido ese mismo día.

A uno de los paneles de Reconciliación, en la Universidad Libre, a los que Albert Marín es invitado, llegó Bibiana, una joven reinsertada de las Farc, organización insurgente en la que militó diez años.

Fue un encuentro sorpresivo. Cuando supo, Albert recuerda que fue como si le hubiera caído un baldado de agua fría. “Quedé helado”, dice. Pero decidido a cumplir con el compromiso hecho consigo mismo.

“Ella estaba temblorosa. Después me confesó que pensó que la iba a matar”.

Albert tomó la iniciativa y le habló:

“Quiero comentarle una cosa: a mi hija, las guerrillas me la mataron. A mi nieta, las guerrillas me la asesinaron. A mi esposa no me la asesinaron, pero haga de cuenta que lo hubieran hecho, porque en el desplazamiento ella murió de cáncer. Y no lo tenía. Quedé solo. Y estoy solo. Pero hice un juramento ante Dios de que les iba a perdonar a ustedes lo que me han hecho. Yo, como víctima, le perdono a usted, Bibiana, la perdono de corazón, haya sido usted o no”.

Reconciliación que terminó, como si fuera el desenlace feliz de un drama de película, solo que en la vida real, con testigos y todo, con abrazo, beso y llanto.

“Don Albert, yo necesitaba eso”, le dijo la ex combatiente.

 

Y ahí, este abuelo reconoce que la vio como un ser humano, sin el lastre de ser nombrada como enemiga.

De eso hace algo más de dos años, en los cuales ha florecido una amistad sincera.

Y el corazón de Albert dejó de sangrar por la herida abierta que tenía.

“Cuando dije que voy a perdonar, cogí el corazón y le quité el remiendo que tenía. Y dije: saco rencor, saco odio, saco resentimiento, saco venganza. Y dejé el nombre de mis hijas”.

Bibiana contó con suerte. Otros ex combatientes deben afrontar a diario la estigmatización y señalamientos como guerrilleros, en los barrios donde viven.

 

Paz, tres letras difíciles de conjugar con la realidad

 

Albert Marín reconoce que quedó muy impactado cuando dijeron: “Firmemos la paz”.

Sin embargo, también admite que “uno se confunde”. Y lo dice como líder y  víctima de desplazamiento forzado.


Sabe por experiencia propia que otros grupos armados siguen en los territorios.

Conoce la situación precaria en que viven la mayoría de las 48 mil víctimas que representa en la Mesa Municipal de Pereira.

Y aunque el gobierno cacaraquea’ sin cesar que “las víctimas son el eje central del Acuerdo de paz”, y hagan parte del Acuerdo Final como lo señala el punto 5, este abuelo enfatiza que: “la voz, al unísono, de las víctimas, es denos la indemnización. No dejamos de ser víctimas, pero dejamos de ser desplazados”.

Considera que con ese dinero, cada familia, cada persona desplazada, puede empezar una iniciativa de negocio que la saque de la delicada situación económica  que atraviesa en la actualidad.

Porque  para Albert Marín, “la paz es salud, es educación; es convivencia en el hogar; es trabajo; es comida… Tres letricas que se les han dificultado mucho”.

 

El que cuida el agua, cuida la vida

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Proporcionar el acceso a ella sin ningún tipo de restricciones es un deber que está instaurado en el respeto a los derechos humanos. ¿Qué está pasando en Pereira y nuestra región con este servicio y la empresa que lo posibilita?


 

Es una verdad evidente que el ser humano no puede vivir sin la debida hidratación. Para sustentar la vida, el agua es prioritaria.  Por ello, los grandes asentamientos humanos se relacionan directamente con fuentes de agua que les proveen la forma de subsistir.

En el caso de Pereira, el agua proviene del río Otún. Nacido en el páramo de los nevados, en la laguna del mismo nombre, desciende recogiendo las aguas atrapadas por los bosques que circundan su recorrido.

La cuenca, tal vez el mayor baluarte que tenemos los pereiranos, ha sido cuidada por la empresa de Acueducto y Alcantarillado durante, por lo menos, los últimos setenta y cinco años.

Foto por: Jess Ar

 

En la actualidad, en los predios de su propiedad (unas 6.000 Ha), se lleva a cabo un programa de guardabosques y técnicos, auspiciado por ella, en asocio con otras entidades como la CARDER, la UTP, etc., para monitorear constantemente la pluviosidad, la fauna, la flora, entre otros aspectos de interés.

En cuanto a las aguas servidas, está por culminar un agresivo plan de saneamiento que proviene de años atrás cuando, con recursos del Banco Interamericano de Desarrollo, se emprendió la descontaminación de las principales fuentes de agua que atraviesan la ciudad.

Hasta ahora, se han construido un 85% de los colectores, que alivian las aguas limpias de la carga de residuos contaminantes. En un futuro, ojalá no muy lejano, estos deberán ser llevados a una planta de tratamiento (aún sin construir).

 

Foto por: Jess Ar

 

Igualmente, Aguas y Aguas trabaja arduamente para dar acceso equitativo al servicio de acueducto (cuya cobertura es del 99%).

En esta administración, una de sus iniciativas más destacadas es la del mínimo vital, con la cual se pretende incluir a poblaciones sin capacidad de pago. Hoy día se benefician unas 7.200 familias de este programa.

Si el agua es inherente a la vida, proporcionar el acceso a ella sin ningún tipo de restricciones es un deber que está instaurado en el respeto a los derechos humanos.

Recientemente, ANDESCO, gremio que agrupa a las empresas prestadoras de servicios públicos y telecomunicaciones, otorgó a Aguas y Aguas de Pereira el premio a mejor empresa mediana de este sector en Colombia.

Foto por: Jess Ar

Es el resultado de reconocer como buena gestión el haber “efectuado la mejor distribución de su inversión social (integrando los aspectos ambientales, sociales y económicos), llevándola a obtener importantes resultados”.

Este reconocimiento debería ser constante y retroactivo. Salvadas algunas excepciones, los gerentes que han estado al frente de la institución han comprendido el valor de esta entidad, y lo fundamental de ser pulcros a la hora de gestionar sus recursos

Foto por: Jess Ar

Creo muy merecido e importante celebrar y felicitar al equipo de trabajo, a su actual gerente, y a los miembros de su junta directiva.

Adicionalmente, considero que deberíamos felicitarnos a nosotros mismos  y estimularnos a ser cada día más celosos y vigilantes de esta empresa.

Foto por: Jess Ar

Es bueno recordar que la vida de todos nosotros depende de lo que en ella suceda cada día.

LGTBI: las siglas de la diversidad

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Con el paso del tiempo se ha ido quedando pequeña. No se te haga nada extraño que se sigan sumando nuevas letras. Las 5 existente hoy en día son ya un  claro reflejo de la gran diversidad que cobija  a  los seres humanos.


 

La sigla LGTBI no es tan vieja como creeríamos. De hecho, comenzó a ser usada en los  90 luego de que la revolución sexual de 30  años atrás reivindicara en la sociedad el cuerpo humano, la sexualidad y el placer.  

Durante este proceso la sigla que comenzó como LGBT  ha estado en evolución permanente, con el fin de abarcar personas de todas las identidades de género posibles: bisexuales, lesbianas, gais o transexuales principalmente.

Sin embargo, con el paso de los años, la sigla que representa a estas comunidades ha adoptado y permitido variaciones para incluir a personas que han sido marginadas socialmente o que hasta ahora empiezan a reconocerse.

 

Fotografía por: Jess Ar

 

Es el  caso de los asexuales, los queer, pansexuales, poliamorosos e intersexuales, este último grupo incluido oficialmente en la sigla usada hoy en día (LGBTI).

Teniendo en cuenta que durante años la sociedad ha venido desenvolviéndose en la heteronormalización, se vuelve necesario el hecho de aprender y reconocer las diversidades que nos componen.

Por tal razón nuestra #Ociosa de hoy quiere darles a conocer, en cierta medida, todas las identidades que pueden albergar los seres humanos en el mundo contemporáneo.

Lesbianas

El lesbianismo tardó un poco más en ser reconocido abiertamente que la homosexualidad masculina, de hecho la presencia lésbica en la historia ha sido invisibilizada de algún modo.

Aun así, las referencias sobre lesbianismo no son tan recientes, de hecho los referentes escritos de amor entre mujeres datan de la Grecia antigua.

"Estado laico, seres libres" Foto Jess Ar                                                                                                       Foto por: Jess Ar

 

En oriente encontramos una definición para las mujeres con inclinaciones lésbicas bajo el nombre salzikrum, que significa “Hija hombre”. Y como estos referentes hay muchos otros presentes durante el Nazismo o el Cristianismo.

Actualmente la comunidad homosexual femenina ha tenido algunos logros gracias a las leyes que los reconoces como sujetos con derechos y deberes dentro de la sociedad.

Gais

lo primero que hay que entender es que “gay” es la palabra usada para nombrar la homosexualidad masculina. En la evolución del término, hasta el año 1970, “gay” era la palabra usada para llamarle alegre o divertido a alguien.

Sin embargo no fue hasta el 2001 que la RAE incluyó el término haciendo referencia a la homosexualidad. El término Gay, con todo lo que significa ahora, se usó abiertamente y por primera vez en   Estados Unidos en la película de 1938  La fiera de mi niña, protagonizada por Gary Grant.

Comunidad LGTBI
Fotografía por: Jess Ar.

Foto por: Jess Ar

Hoy por hoy, el término “Gay” u “homosexual” son conceptos  aceptados universalmente.

Bisexuales

la bisexualidad  es una de las 3 principales clasificaciones de la orientación sexual y es más común de lo que sospechamos. Históricamente encontramos personajes como Alejandro Magno o Julio César declarados bisexuales.

Sin embargo, las personas abiertamente declaradas bisexuales han sufrido igual o más que aquellos que han elegido la homosexualidad. De hecho existen varios mitos alrededor de esta orientación.

1. Las personas bisexuales son promiscuas.
2. Los bisexuales están confundidos
3. Las personas bisexuales están enfermas.

 

bisexualidad - comunidad LGBTIFoto tomada de Salud 180

Estas duras afirmaciones son escuchadas comúnmente, sin embargo, todas no son más que mitos que merecen ser desechados. Lo único realmente importante es recordar que somos ante todo humanos y merecemos ser libres.

Transexuales

término universal empleado para hacer referencia a aquellas personas cuyas identidades de género son opuestas a las otorgadas al nacer.

De este concepto se desprenden otras clasificaciones como: la androginia, la transexualidad, los travestis  y genderqueen, entre otros.

Y todas estas definiciones son englobadas bajo este término por una simple razón, ya que etimológicamente, transgénero es todo aquel que se expresa, vive y acciona de forma diferente a lo que su sexo biológico sugiere.

 

Fotografía por: Jess Ar.

 

Lo más importante, y tal vez lo que pocos entendamos, es que “transgénero” no define directamente una orientación sexual,  puede ser heterosexual, homosexual o bisexual .

Intersexuales

este término se utiliza para definir a las personas que nacen con características biológicas masculinas y femeninas. Anteriormente, eran llamados “hermafroditas”. Por lo tanto la intersexualidad es en un 100% una condición genética.

Según las estadísticas 1 de cada 150 personas en el mundo  nace intersexual. Esta condición no representa problemas graves de salud.

Sin embargo, las personas intersexuales pueden tener algunas complicaciones en su orientación sexual, por ello es importante que familiares e instituciones se documenten sobre el tema, esto con el fin de evitar las molestas etiquetas sociales.

Algunas personas piensan que la cirugía reconstructiva es una gran solución para la intersexualidad, sin embargo antes de tomarse una decisión así se debe estar completamente seguro ya que es un proceso tanto corporal como mental, de una integralidad irreversible.   

Otras clasificaciones

La sexualidad es un universo en constante evolución, tal vez por eso no baste una sigla para definir todas las posibilidades de relación entre humanos.

Por eso es importante nombrar otras clasificaciones que vienen ganando espacio dentro de la sociedad:

 

Asexualidad: falta de atracción sexual por algún género o sexo, en algunos casos se considera que las personas asexuales carecen de identidad sexual.  

Eso sí, Los asexuales, aunque no sienten atracción sexual, sí sienten atracción romántica.

 


Pansexual: atracción sentimental, estética, romántica o sexual hacia individuos,  independientemente de su género, es decir, puede sostener una relación sexual o romántica sin importar el género o sexo existente. O sea, es una atracción principalmente emocional.

 

 

Datos Curiosos 

En Marvel, los personajes  Julie Power y Wade Wilson (Deadpool) son pansexuales.

La cantante norteamericana Miley Cyrus se declara pansexual.

En la serie británica Skins, la protagonista de la tercera generación Franky Fitzgerald es pansexual.

En la serie estadounidense Sex and the City, el personaje de Samantha propone la pansexualidad como “la sexualidad del nuevo milenio”, haciendo referencia a que ella misma puede ser pansexual.

Campañas

It gets better Colombia es  una iniciativa que trabaja para construir un país más incluyente y equitativo.

A través de sus mensajes positivos,  asesorías psicológicas y  educación en tolerancia y respeto, esta fundación apoya a todas aquellas personas que han sufrido de discriminación por su orientación sexual.

 

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