viernes, mayo 16, 2025
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“Queremos que conozcan los esfuerzos que hacemos en Las Brisas por fortalecer espacios y vínculos”

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Anita tiene 68 años y Eliana 13. Son habitantes de toda la vida y  líderes  del barrio desde distintos  procesos. Son dos generaciones diferentes, que se tejen por un mismo interés: el bienestar de su comunidad.  


Fotografías por Erika Valencia Toro 

 

Opiniones, reflexiones y muchas emociones  dejaban escuchar y ver algunos de los  líderes juveniles  reunidos en “La Escuela  Taller”, una especie de salón comunal ubicado en el barrio Las Brisas – Villa Santana.

A un lado de ellos se encontraba doña Anita, conocida en el barrio  como “La Grande”, no propiamente por su estatura que difícilmente alcanza  1 metro con 20. Es un asunto metafórico, que hasta los más pequeños entienden, cuando observan ese rostro donde  permanentemente se trazan  la más grande sonrisa y la seguridad que refleja  después de  68 años vividos.

Anita, fundadora de Villa Santana, asentía la cabeza, como símbolo de afirmación en medio de la conversación que se llevaba a cabo sobre los antecedentes de la comunidad.


Eliana, una niña de 13 años de edad,  intervenía  con opiniones sobre temas de interés social y exponía con firmeza sus esperanzas e ilusiones con el barrio.

Eliana dedica sus mañanas al colegio y sus tiempos libres los invierte en talleres y programas que realiza en la “Escuela Taller”, sus especialidades son el papel maché, los sancos, el reciclaje y la huerta.

Es la menor de cinco hermanos, quienes trabajan para sostener a toda la familia y a su madre. Quizás, y  gracias a ellos ha adoptado como lema personal que siempre hay que “ayudar a las demás personas”, y así lo repite reiterativamente.

A su corta edad ella misma se proyecta en labores de servicio a la comunidad, pero su casa aún sin terminar y con apenas la cocina recién hecha, le recuerda que sus planes también deben incluir la ayuda y apoyo a su familia.

Su más grande sueño  es terminar sus estudios y ser veterinaria: “si uno quiere algo lo tiene que conseguir… uno no mira hacia atrás”.

Por otro lado, Ana Elvia Rojo Villa, “La Grande”, culminó su bachillerato y empezó sus labores en la comunidad de Villa Santana, capacitándose para ejercer como voluntaria en diferentes áreas relacionadas con educación en salud oral y primeros auxilios.  

Anita perdió su hijo cuando tenía 20 años, él era su más grande amor y fue asesinado dentro del barrio, ese mismo donde ha vivido toda la vida y al que  noblemente  aún sigue sirviendo. “Los más bonito de ser líder es ayudar a la gente… así soy feliz”, comenta con su sonrisa característica, a pesar del recuerdo que la invade.

“La comunidad se ha mejorado como en lo ambiental, se pavimentó, se sembraron árboles y la inseguridad bajó de cuatro años para acá”, continuaba el diálogo  con un tono suave, ligero y tranquilo.

Después de tres periodos como comunera, este es su primer periodo como presidenta de la junta de acción comunal, y está encargada de un sector en donde sigue realizando gestión de proyectos.

Asegura que lo que le falta a la humanidad es amar al prójimo. Eliana, piensa algo diferente: considera que a la humanidad le hace falta ser más amable y responsable.

Son dos generaciones diferentes, que se tejen por un mismo interés: el bienestar de su comunidad.


Anita recordó que aún hay cosas por hacer, pero resalta la labor de esos jóvenes que desean capacitarse, escuchan y se proyectan con propósitos firmes para mejorar su entorno.
Le alegra que ya no están en las calles delinquiendo, sino que invierten el tiempo en construir nuevos horizontes para la comunidad.  

“Yo quiero que mi barrio tenga un mejor ambiente, que no se vean basuras… ser más unidos. Yo quiero que mi barrio sea bien”, el tono entusiasta se podía sentir en todo el lugar y en cada voz, especialmente en la de Eliana que sonreía ante la cámara con cierto nerviosismo y encanto.


En el barrio Las Brisas – Villa Santana se generan procesos grupales, con los que a través de la unión, el amor, la reflexión y el verdadero valor del ser,
se construyen realidades diferentes y transformadoras.

El barrio hoy está lleno de historias y de  personas que le apuntan al cambio.

Desde sus fundadores que sembraron árboles y más que eso valores, hasta los niños que aun muy pequeños ya se identifican en cada uno de estos programas, buscan juntos  dar valor a la cotidianidad y seguir tras el sueño de seguir sembrando y expandiendo su legado.

Pese a lo anterior, gran parte del imaginario colectivo de esta comunidad se ha tejido a través de paradigmas de violencia, agresión y  robo, generando un malestar generalizado y categorizando al sector como una zona peligrosa en la ciudad.

 

Adriana Delgado, otra de las líderes representantes de la Comunidad, comenta que la gente etiqueta deliberadamente la zona, por lo tanto ella guarda la esperanza de que algún día la gente conozca todos los esfuerzos que allí se hacen por fortalecer espacios, vínculos, familias y futuro, gracias a una conciencia colectiva de bienestar.

Esta realidad demuestra que los líderes permanecen para trasformar las visiones erradas, los ancianos dejan siempre su legado y los jóvenes tienen la responsabilidad más grande de transformar lo que se les encomienda en sus manos: el futuro, aquí y ahora.

Un “Gracias por la conversa” camino a Cajamarca

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¿Qué charlaban dos campesinos de Cajamarca después de decirle NO a La Colosa, la mina de oro a cielo abierto más grande prevista para Colombia? Ellos, como tanto otros, podrán seguir allí  cultivando frutas y verduras, con sus vidas tranquilas, pausadas y  sinceras.


 

Es lento el ascenso para llegar al Alto de la Línea, esa carretera que parece una serpiente gigante enroscada al borde de las montañas que remonta para llegar a Cajamarca, cuando se viaja del oriente del país.

Ahí, en Cajamarca, termina el descenso, y es como si uno se asentara en la cola de la culebra y supiera, con certeza, que escapó de la mordedura mortal a que estuvo expuesto durante el trayecto.

Una especie de alivio recorre el cuerpo cuando se percibe el aire tibio y fresco que se respira en este poblado, de veinte mil habitantes, que el 26 de marzo, un domingo diferente, salieron a decirle NO a La Colosa, la mina de oro a cielo abierto más grande prevista para Colombia.

De pronto, en medio del viaje que emprendí desde Armenia, ese fue el tema de conversación que surgió entre dos de los pasajeros que viajaban en el mismo bus en que iba para Ibagué.

 

– ¿Entonces usted no está de acuerdo con la mina?

– Es que vea, el agüita es muy necesaria-, respondió el campesino cajamarqueño.

 

Acababan de conocerse. Sin embargo, hablaron sin parar el resto del camino, hasta Cajamarca, donde se bajó uno de ellos.

Los sembrados, las semillas ‘montunas’ y tecnificadas, las veredas en las que viven, fueron los temas de la amena tertulia que oía como un susurro entremezclada con la música que traía el conductor.

Conversación que alegró mi espíritu, y sembró esperanza.

Esas colosales montañas que rodean Cajamarca, por ahora, están liberadas de la amenaza devoradora y ambiciosa del oro.

Podrán seguir allí los campesinos cultivando frutas y verduras. Con sus vidas tranquilas, pausadas, sinceras.

Foto tomada de Alice News

 

Sin más pretensiones que la de esperar tres, cuatro, seis meses, un año, para cosechar lo sembrado y llevarlo a los mercados de pueblos y ciudades.

El automotor estacionó en el parque principal de Cajamarca.

Descendió uno de los campesinos, con su rostro quemado –o dorado por el sol-, con una expresión seria pero amable, una mirada sincera y un gesto de cercanía con su interlocutor, le dijo:

 

  • Gracias por la conversa-, mientras le estrechaba la mano.
  • Que descanse y llegue bien a la finca, le respondió el otro, que vive en una vereda de Ibagué.

 

A esos dos campesinos también les digo: ‘gracias por la conversa’, y por salvar esas majestuosas montañas.

 

El factor humano

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African National Congress (ANC) president Nelson Mandela waves to supporters with a raised fist (the ANC' sign) during an electoral meeting, 30 January 1994 in Rustenburg, Western Transvaal, as he is campaigning for presidential election. South Africans will vote 27 April 1994 in the country's first democratic and multiracial general elections. (Photo credit should read WALTER DHLADHLA/AFP/Getty Images)

 


La obra y película que han evocado  al líder sudafricano Nelson Mandela,  nos recuerda la importancia de  reconocer al otro como interlocutor válido. Asunto en ocasiones tan ajeno a la forma en qué se maneja el  poder político  en Colombia.


 

Volví a leer el libro del periodista británico John Carlin El factor Humano, (llevado al cine por Clint Eastwood en Invictus), y  vuelven a tener relevancia y actualidad muchas de las cosas allí narradas.

 Los procesos de perdón y reconciliación que aplican no sólo para temas políticos, sino para la convivencia humana en general.

Es un tema de sociedad, o de construcción de ella.

Carlin, con el telón de fondo del campeonato mundial de Rugby (el deporte nacional de blancos en la Suráfrica de Mandela) y el proceso de jugadores y políticos, y por supuesto, del presidente negro y toda la sociedad.

Lo sucedido en Suráfrica no solo fue la tremenda segregación racial que dominó a ese país, sino también la muerte y los  crímenes de lesa humanidad.

 

Un periodo turbulento que llegó a su fin con el ascenso al poder de quien permaneció 23 años en la cárcel, no solo por ser el líder de la comunidad negra y una amenaza para los afrikáners (los descendientes de los holandeses que dominaron ese país por casi 50 años), sino que además significó la enseñanza para el resto de la humanidad de cómo se puede reconciliar una sociedad sin que nadie sienta que le están imponiendo nada.

Mandela fue el líder que fue, porque a pesar de haber fundado el brazo armado del CNA (Congreso Nacional Africano), luego de su encarcelamiento, y además por inteligencia y astucia gigantescas, entendió cómo manejar su poder sin humillar a sus enemigos o contrarios.

Ese deporte nacional que practicamos en Colombia y en esta parroquia, y que parece ya un distintivo sociológico:  no tener la capacidad de  reconocer al otro como interlocutor válido para una conversación.

Algo que nos tiene como nos tiene, gritando en leonera.

Y el que más grita o el que más espacios tiene para hacerlo es el que más destruye, el que menos edifica.

 Divide et impera, divide y domina, decían Julio César y Napoleón.

El bien humano, el bien social, debe ir mucho más allá de la posibilidad deliberativa.

Se jactan de lo que son en esa vida pública, donde se les tiene que rendir pleitesía, pero poco tienen para mostrar de ejecutorias, mucho ruido, y demasiado servilismo.

Y poca capacidad crítica de quienes los siguen.

La grandeza no la dan los cargos que se hayan tenido, sino la capacidad de convocatoria y el verdadero liderazgo construidos en el camino.

Y el trabajo en conjunto, por el factor humano, no por la paga ni por el poder, o por resistirse a dejarlo. Eso no es grandeza.

 

                                                            Foto de Walter Dhladhla tomada de El Venezolano

 

Durante 18 años la celda de Nelson Mandela fue un espacio de 2,5 por 2,1 metros, con una ventana de 30 centímetros. Dormía sobre un colchón de paja con 2 mantas.

Pero Mandela era libre, porque durante su proceso entendió que era con todos con quienes había que hacer la paz, hasta con los que podrían haberle dado un tiro al salir de la cárcel.

 

 

 

Memorias de una adolescente venezolana (Parte I).

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Dulce Daniela López Ceballos


 

 

Memorias de una adolescente venezolana (Parte I).

Y ahí estaba. Una chica de 16 años, viendo como la vida le cambiaba con una decisión, en un segundo.

¿Es posible que tu vida dé un giro tan atroz de 180°? Pues yo lo certifico.

En este momento estás levantándote y de repente ya te acuestas a dormir, y vives otro día que queda grabado en la memoria.

La vida corre, y no se detiene por nadie.

Cuando menos piensas ya cumples un año más, te gradúas, ya trabajas, te casas, tienes hijos, ellos crecen, envejeces y ¡pum! ya la vida se nos acabó.

Y aquí es donde mi historia comienza.


Soy venezolana, y creo que al decir esto muchos se imaginarán por lo que he pasado
, sin embargo, lo contaré de todas formas, porque sino, mi relato carecería un poco de sentido.

Es increíble como puedes adaptarte a cosas que son totalmente hostiles.

Digamos que desde el 2012, se comenzó a sentir la crisis en nuestros huesos.

Comenzó el racionamiento de la comida, el robo de las elecciones, la gente cada vez más dócil a todo.

La conformidad si bien puede ser una virtud, también fue la razón de nuestra perdición.

¿Cómo puedes conformarte con tantas injusticias y tanto odio hacia el que piensa distinto?

Llegan las guarimbas en el 2014, el pueblo despierta.

Recuerdo que en mi casa, que queda en el Edo, Carabobo, específicamente en un municipio pequeñito llamado “San Diego”, escuchábamos como los guardias disparaban a los estudiantes desde las 6 de la tarde hasta bien entrada la noche.

Carabobo ( Venezuela) – Foto tomada de  SkyscraperCity

Todas las noches teníamos un sentimiento de incertidumbre: “¿Y si entran a la urbanización?”, “¿Y ahora cómo salimos a conseguir comida si allá afuera está todo tan peligroso?”, “¿A quién le habrán disparado hoy?”.

Sin embargo, estas fuerzas se apagaron.

Todo a la “normalidad”, lo cual no es cierto, puesto que lo que pasó después fue empeorar todo lo que de por sí estaba vuelto un caos.

 

Las colas comenzaron a surgir, y ahora no por comida solamente, a su vez los medicamentos escaseaban, al igual que repuestos, hasta las tiendas de marca en los centros comerciales.

Ya no podía salir con mis amigos al cine como antes, porque si comenzaba a anochecer me podían robar, secuestrar o, por si fuera poco, se iba la luz en la sala de función.

Iba a fiestas pero todas eran estilo “La Cenicienta”, hasta las 12. Y cuando íbamos camino a casa, las calles solitarias y oscuras, producían temor a cualquiera.

Las personas comienzan a perder tallas, y se ponen más arrugadas debido al sol que soportan en las interminables filas de los campos de concentración de los supermercados.

 

Foto tomada de Diario La Prensa

Cada vez todo se ponía más costoso, y ya hasta comer en un restaurante era darse un lujo.

Todo era como una bomba de tiempo, esperando a ver cuándo explotaría el pueblo a tantas violaciones a nuestros derechos y a nuestra calidad de vida.

Yo me distraía de toda esta realidad estudiando, porque aunque sabía que el país estaba mal, la mejor forma de ayudarlo era con la educación.

A mi parecer la ignorancia fue la que nos conllevó a esta triste situación.

Vivía recordando el ayer, cuando Venezuela era todavía un país rico, lleno de vida, color, de alegría. Como se dice ahorita: “Cuando éramos felices y no lo sabíamos”.

Y la educación me permite discernir qué es bueno y qué es malo, además de que siempre mi límite es más allá de las estrellas.

No me di por vencida. Siempre me esforzaba para ayudar a mi país de una manera distinta, pero que era igual de grande que el salir a la calle.

Pero mientras sucedía todo esta película de acción, ficción y drama, por otro lado estaba lo que vivía.

¿Es posible que en tiempos de guerra tengas el alma en paz? Es sin duda alguna, algo irónico.

 

RT en EspañolFoto tomada de RT en Español

Pero mis dos últimos años en Venezuela han sido los momentos más hermosos que he tenido en mi corta vida.

Gracias a vivir en Venezuela, aprendí a sacar las cosas buenas y hermosas de lo más terrible.

Al iniciarme en la iglesia con la pastoral juvenil “Juventud Kerigma”, y un nuevo comienzo con mis amigas de siempre, mi corazón y mi alma se llenaban de amor.

La confianza renovada en mis padres y mis amigos, era lo que más amaba en el mundo. Me sentía tan feliz.

Estaba claro de que no tenía todas las cosas que quería, pero sí las que necesitaba. No tenía lujos, pero agradecía a Dios por tener un plato de comida en la mesa, por tener padres, estudio y amigos tan maravillosos.

Sin embargo, me dolía ver como estando en la mejor etapa de mi vida, mi país se marchitaba. Duele ver cómo la gente muere de hambre. Cómo cada vez nuestros bolsillos se empobrecían más, cómo la vida se hacía cada vez más imposible de vivir.

 Foto tomada de La Tribuna

No entendía y de hecho, todavía no comprendo cómo unas personas se ciegan tanto por el poder, que hacen hasta lo imposible para quedarse en un puesto.

Teniendo todo el dinero del mundo, de seguro esas personas no tienen ni un cuarto de paz. La conciencia es nuestra mejor aliada, o nuestra peor enemiga.

Y aquí nos acercamos al presente, o bueno, casi presente.

Los esfuerzos para hacer en Pereira uno de los festivales sinfónicos más particulares del mundo

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MC Festival Brass & Percussion en Nuestra Señora del Cármen / 2016

 


El MC Brass & Percussion es en esencia, “una apuesta social”. Los músicos de talla internacional llegan a la ciudad más por amor a la música que por los honorarios. Y además  donan su tiempo para enseñar a los músicos jóvenes en formación.


Fotografías: Jess Ar

 

                                       MC Festival Brass & Percussion en Nuestra Señora del Cármen / 2016

 

Las estrellas estarán esta semana al alcance de la mano y los oídos de los pereiranos.

Brillarán durante la quinta versión del MC Festival Brass & Percussion, que empezó este lunes 17 de julio y culmina el sábado 22 con un concierto en la catedral Nuestra Señora de la Pobreza.

Se trata de músicos que llegaron de Francia, Bélgica y distintas regiones de Colombia a compartir sus saberes, y a deleitar con sus destrezas al público asistente a los conciertos que ofrecerán durante toda la semana en distintos sitios de la ciudad.

MC Festival Brass & Percussion en el Hall del centro Cultural Lucy Tejada / 2015
                          MC Festival Brass & Percussion en el Hall del centro Cultural Lucy Tejada / 2015


Estos días están dedicados en especial a la tuba,
instrumento de viento-metal cuya ejecución fue promovida por el maestro Mel Culberston, -de ahí las dos letras iniciales que identifican el Festival MC-, instrumento que pasaba casi desapercibido en las orquestas sinfónicas.

“La tuba es un instrumento que en estos momentos es protagonista”, dijo el maestro Ignacio Antonio Ríos Torres, actual director de la Banda Sinfónica Municipal de Pereira, impulsor y gestor del MC Festival Brass & Percussion.

                                       MC Festival Brass & Percussion en Nuestra Señora del Cármen / 2016

También sonarán trombones, trompetas, cornos, y un instrumento ya casi olvidado: el eufonio, muy parecido a la tuba, pero más pequeño.
Este conjunto de instrumentos es conocido como ‘instrumentos de bronce’.

 

Los orígenes

Un día, en el 2011, el maestro Ignacio Antonio recibió un correo del músico Andrés Arévalo, con una inusual propuesta: traer a Pereira el Festival MC que se hacía en Bogotá. En la capital no lo quisieron más.

Festival MC

Entonces ‘Nacho’, como le dicen con afecto al director de la Banda Sinfónica, asumió el reto.

Desde entonces, ambos trabajan con empeño para garantizar que cada año pueda realizarse el Festival MC, que justo un año después de la celebración de los 150 años de Pereira, en el 2014, no tuvo presupuesto.

Sin embargo, y pese a los avatares sufridos durante la primera edición,  financiada por Ignacio Antonio y Andrés, y en la que incluso “los artistas tuvieron que viajar en bus para Bogotá porque no alcanzó ni para los aviones”, recuerda el maestro Ríos Torres, luego de ver los resultados, empezaron a recibir algunos apoyos oficiales y privados.

 

Ignacio Antonio Ríos, “Nacho”

“Conocer a Andrés fue grato porque pudimos traer un evento de estos tan valioso, tan importante, y que lo pudiéramos desarrollar acá en la región. Es lo mejor que nos pudiera pasar en Pereira porque no tenía eventos de este alcance. Creo que es una fortuna para los pereiranos. El festival de bronces es el único con esas características en Colombia, que reúne todos los instrumentos de viento”, dijo el director de la Banda Sinfónica Municipal.

 


Apuesta social

El Festival MC es además, y en esencia, “una apuesta social”, sostiene su gestor.

Los músicos, de talla internacional, llegan a Pereira “más por amor que por los honorarios”, asegura el maestro.

Donan su tiempo para enseñar a los jóvenes estudiantes de música en el Centro Cultural Lucy Tejada.

Y, después de fallecido, siguen las enseñanzas del maestro Mel Culberston, para quien llegar a ser músico implica mucho más que interpretar muy bien un instrumento: “hay que ser persona. A eso nos lleva el arte”, dice el Director.

Un aspecto humano, de formación, de compartir los conocimientos con los jóvenes del Eje Cafetero, que nunca dejará de ser un eje esencial de este encuentro musical.

 

Los frutos de esta ‘siembra’ musical se escucharon este lunes en la noche, durante el recital de apertura en el teatro Santiago Londoño, donde los jóvenes que conforman el grupo ‘Ensamble Junior’, deleitaron a los asistentes con sus interpretaciones.

Y estarán esta semana, con otros más, en los procesos de formación de la mano de  los maestros internacionales que arribaron a Pereira para estar presentes  en esta edición.

Por eso, para Ignacio Antonio “uno puede hablar con las estrellas” en este Festival.

“Siendo grandes músicos, excelentes, son personas muy sencillas”, destacó.

Esa pléyade brilló en el concierto inaugural en el Santiago Londoño, y seguirá hasta el sábado, así que anímense, y asistan.

 

 

Conozca el resto de la programación:

                                                           

Martes 18 de julio
12:30 PM. Centro Comercial Pereira Plaza
Concierto de ensamble invitado.
7 PM. Teatro Santiago Londoño Londoño

Miércoles 19 de julio
12 del día. Victoria Centro Comercial Regional
Concierto ensamble invitado.
4 PM. Hall Centro Cultural Lucy Tejada
Concierto Banda Sinfónica Invitada (Viterbo, Caldas)
7 PM. Teatro Santiago Londoño Londoño
Concierto de mes con la Banda Sinfónica de Pereira y maestros invitados como solistas

Jueves 20 de julio
7 PM. Teatro Santiago Londoño Londoño
Concierto del taller Jazz del M.C.,  dirigido por el maestro Edilberto Liévano

Viernes 21 de julio
4 PM. Hall Centro Cultural Lucy Tejada
Retreta con la Banda Sinfónica de Pereira y solistas invitados
Entrada libre
7 PM. Centro Comercial Pereira Plaza
Concierto del Big Band del M.C. , dirigido por el maestro Steven Devolder

Sábado 22 de julio
10 AM. Plaza de Bolívar
Ensamble de trombones, Percusión, tubas y eufonios. Ensamble Junior del M.C., dirigido por Manu Mellaerts
11:30 AM. Sala General Biblioteca Pública “Ramón Correa Mejía”. Mi cuento es la música: tres cuentos para niños y taller de improvisación libre de música y danza
2 PM Corregimiento Florida. Colegio Héctor Ángel Arcila
.
Concierto de ensamble de la Banda Sinfónica Municipal y músicos invitados.
4 PM. Corregimiento Altagracia. Iglesia.
Concierto de ensamble de trombones de músicos invitados.
7 PM Catedral Nuestra Señora de la Pobreza
Concierto de clausura: gran ensamble de cobres del festival y Banda Sinfónica Municipal con solistas invitados.

Entrevistas en voz alta

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En “Palabras de autor” de  Marcos Fabián Herrera, los escritores colombianos del siglo pasado y los del nuevo, dejan ver lo mejor de sí en esta obra de gran envergadura. Imprescindible para conocer de primera mano  nuestro patrimonio cultural, por no decir nuestro establishment literario.


 
 

Palabras de autor
Marcos Fabián Herrera
Sílaba Editores
Páginas: 172
2017

 
 

La entrevista es uno de los géneros más apreciados dentro del amplio programa de periodismo. Allí se deja ver el pensamiento sincero y desnudo de un artista, o como en este caso, en “Palabras de autor” de Marcos Fabián Herrera, de escritores colombianos eminentes.

Uno se siente tentando a leer sobre este género, porque es comprender la forma en que estos ven el arte de leer, escribir u opinar.

Sílaba Editores no pudo sacar un libro mejor y lo digo mientras lo tengo en mi mano izquierda y en la derecha un café.

A diferencia de los escritores, por ejemplo, norteamericanos que eran muy reacios a ser entrevistados, al menos, los de antes de la “generación maldita” retratados en la revista Paris Review de George Plimton, los colombianos del siglo pasado y los del nuevo, dejan ver lo mejor de si en esta recomendada obra.

 

Marcos Fabían  – Foto tomada de Noticias al Sur

 

¿Quién no quisiera saber cómo escribe Pericias periodísticas nada fáciles, y por eso este libro se convierte en una obra de gran envergadura, e imprescindible para conocer de primera mano  nuestro patrimonio cultural, por no decir nuestro establishment literario., uno de nuestros escritores con varios premios foráneos encima, o la gran Consuelo Triviño, que sacó una espectacular novela ambientada en Bogotá y luego se exilió en España? y así podemos leer con maestría sobre el estilo de uno de los vallunos más clásicos Fernando Cruz Konfly, o la trayectoria de Juan Pablo Montoya, que la ciudad de Pereira tuvo el placer de recibirlo con beneplácito este año.

Obviamente, este libro editado y lanzado por Sílaba Editores contiene muchos más artistas de las letras: Juan José Cobo Borda, Javier Vásconez, César Téllez, Orlando Mejía Rivera, Sergio Ramírez, Harold Kremer, y otros, y otros más.

El compilador, Marcos Fabián Herrera, como buen “carpintero” de la entrevista tuvo que hacer uso de las herramientas que no disponía para componer tal obra: leer (y quizá releer) trabajos de autores citados, correspondencias que guardaron silencio en algún buzón físico o una bandeja de entrada digital, amigos editores, y por fin, encuentros directos con muchos de ellos.

Evelio José Rosero

 

Pericias periodísticas nada fáciles, y por eso este libro se convierte en una obra de gran envergadura, e imprescindible para conocer de primera mano  nuestro patrimonio cultural, por no decir nuestro establishment literario.

Siempre he creído que una buena entrevista es un spotlight que retrata o ilumina tanto al escritor como a su obra, o una mala, puede oscurecer el asunto refiriéndose solo a banalidades periféricas.

Solo así se desvela la clara diferencia entre lo que es un escritor y un escribiente, pues el talento no basta para hacer un escritor ya que detrás de los libros debe haber un nombre.

 

 

Finalizo afirmando que este paraíso productivo para que los autores se expresen a sus anchas, reviste una gran importancia para los posteriores estudios textuales de la literatura colombiana.

Palabras de autor, palabra que Sílaba conforma con esta magistral obra que debe estar, sin duda, en las bibliotecas de los mejores lectores del país.

Una decisión muy personal

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Recibo frecuentemente impulsos y opiniones sobre una posible candidatura mía a la Alcaldía de Pereira.


 

En el transcurso del tiempo, nos vemos enfrentados ante múltiples situaciones. Un sujeto, en plenitud de sus facultades, puede abrirse a muchas oportunidades. No en vano, la calidad de vida se mide hoy en función de la ocasión real y concreta de desarrollar al máximo todo el potencial humano.

En el abanico de mis propias posibilidades, el servicio público y la política siempre han figurado como una alternativa.

Mi sensibilidad por los temas sociales y el ánimo de cambiar la realidad que nos afecta, se han conjugado para que sienta verdadera pasión por lo público.

 

Foto por: Jess Ar

A pesar de haber tenido dos hijos, a quienes he dedicado buena parte de los últimos años, no me he desvinculado del acontecer de la ciudad, la región y el país. La preocupación por estos asuntos es algo que se adquiere y nunca se abandona.

Recibo frecuentemente impulsos y opiniones sobre una posible candidatura mía a la Alcaldía de Pereira. Y, por ello, he contemplado la posibilidad de participar en debates electorales, en por lo menos dos oportunidades.

Sin embargo, llegar a gobernar la ciudad no es una obsesión, ni el único propósito que anima mis días. Estoy culminando un doctorado en literatura, hago consultorías (lo he hecho durante todos estos años), y dirijo un hermoso proyecto digital dedicado a contar historias La Cebra Que Habla, que ocupa muchas de mis energías y me llena de ilusiones.

 

Foto por: Jess Ar

Pero, la dignidad de la nominación y el reto que implica, me han obligado a contemplarla como una opción, reflexionando a fondo sobre el asunto.

No vale la pena detenerme en muchos análisis. Tengo una vida, y no deseo renunciar a ella, y unos proyectos, que tampoco quiero dejar. Sin embargo, estas no son las razones sustanciales que me han detenido.

El motivo que me impide proponer mi nombre para cualquier cargo de elección popular es uno solo: soy incapaz de vulnerar mis principios para someterme a las lógicas del sistema político con el fin de ganar una contienda electoral.

Todo comportamiento se juega su ética en los medios que utiliza. Como decía mi maestro ausente: no hay ningún fin en la humanidad, por perverso que sea, que no haya sido revestido con los propósitos más nobles.

El problema del actuar reside en el Cómo, es decir, en lo que cada individuo está dispuesto a hacer para alcanzar las metas propuestas. En este caso, para ser elegido, hay que ingresar en las lides de la politiquería, aceptando sin reparos sus lógicas. Es por ello que: no soy ni podré ser candidata.

 

Foto por: Jess Ar

Agradezco la confianza que me tienen, y lamento sinceramente defraudar con mi decisión a quienes han depositado tal expectativa en mí.  Pero, comparto la felicidad de esta claridad, y comunico que continuaré, desde la opinión, tratando los temas de interés común.

Mi voz seguirá planteando propuestas y acompañando debates, porque desistir de la política no significa un retiro, ni mucho menos estar ausente completamente de lo relacionado con el servicio y el devenir de lo público.

 

Foto por: Jess Ar

 

5 historias de emprendedores que hacen de Pereira una ciudad creativa.

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Jóvenes risaraldenses están creando empresas y proyectos colaborativos donde además de ganarse la vida, impactan comunidades en  lo social y  ambiental. Son otras formas de hacer y desarrollar la ciudad.


El pasado sábado 15 de julio  en el Hotel Uno Gastro Bar, el laboratorio Pop Up Networking realizó su Mercado Creativo, después de años y años de buscar, identificar y articular proyectos   dedicados a trabajar con economías creativas o “naranjas” en espacios digitales o  físicos.

Se basan en el principio clave del   “trabajo colaborativo”.

El Mercado contó con aproximadamente 20 expositores, entre artistas, músicos, diseñadores, innovadores en gastronomía y turismo, entre otros emprendedores de la región.

                                                                                 Mercado cretivo Pop Up  – Foto por Jess Ar

Con una alta respuesta de la gente que asistió, llenó el lugar, preguntó y conoció nuevas maneras de hacer empresa a partir de lo creativo, lo novedoso y el cuidado al medio ambiente, se demostró una vez más que en Risaralda los deseos por trabajar en conjunto están más vivos que nunca.

Sorprende gratamente encontrar también muchos proyectos con sentido social, donde el apoyo a las comunidades vulnerables prima.

En #LaOciosa recorrimos el mercado, uno a uno, escogimos 5 proyectos que nos rayaron, y queremos compartir con ustedes sus historias.

Mercado emprendedores Pop Up

1. Fundación más árboles más vidas

Mauricio García es administrador ambiental,  nació en Santuario, y de la mano de su abuelo conoció la importancia de cuidar el agua y sembrar árboles.

La deforestación fue siempre un tema sobre la mesa en su familia, y tal vez a raíz de eso le quedó siempre una  sensación de responsabilidad y cuidado con el planeta.

Pero no fue hasta el año 2014 que  constituye la fundación Más árboles más vida junto a otros 5 compañeros, todos ellos administradores ambientales, con quienes desde entonces viene sembrando árboles en reservas naturales y lotes.

Al día de hoy ya son  cerca de 14.100.

La experiencia de sembrar un árbol es purificadora, de hecho, en lugares como Japón se busca estar en contacto con un bosque para  relajar la mente y el cuerpo.

Sembrar un árbol, en palabras de Mauricio, es “ofrendar vida” al planeta, devolverle a la tierra un poco de lo que nos da cada día.

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2. Horus Bajo Cero

El mundo de los helados tocó el corazón de Jhonatan Rodas gracias a su esposa María Eugenia Acevedo, una  ingeniera de alimentos con quien fundó Horus Bajo Cero.

Un producto totalmente natural que tomó las raíces del Gelato, “el papá de los helados”, y se adaptó a las ideas que Jhonatan y María Eugenia venían concibiendo en su cabeza desde tiempo atrás.

Las gelaterias y el arte que las rodean comenzó a calar tan fuerte en su diario vivir que Johnatan empezó a pintar algunas piezas en honor a esa cultura en Italia.

Estos helados toman las bondades de la leche,  y  todas las frutas, entre ellas las amazónicas como el copoazu.

Son fabricados sin conservantes, sin aditivos y sin azúcares.

El equilibrio entre entre lo dulce y lo frío lo convierte de inmediato en un helado particular y 100% natural.

Horus Bajo Cero, aparte de endulzar de manera  diferente la vida de sus clientes, tiene una línea social que consiste en llevar sus productos  a niños de escasos recursos en la ciudad de Pereira, además de apoyar el proyecto de moda social incluyente un programa sin ánimo de lucro que se implementa en varios sectores de la región los cuales son visibilizados y reconocidos en su diversidad cultural a través de la moda.

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3. Taller de vida

Entre los proyectos exhibidos en el Mercado Creativo nos topamos con Taller de Vida, una organización experta en intervención psicosocial dirigida principalmente a comunidades indígenas y población afrocolombiana.

Su trabajo se enfoca en la asesoría a maestros y maestras para que comprendan la metodología de intervención psicosocial, y de esta manera, mitigar los impactos de la violencia política y el desplazamiento en la vida de los niños, niñas y jóvenes.

Mantener las prácticas culturales de los niños y niñas indígenas y afrocolombianos, es otra de las tareas que le dan sentido al proyecto junto a  la participación ciudadana y el reconocimiento de los derechos .

En Risaralda Taller de Vida interviene 3 municipios: Pereira, Dosquebradas y Santa Cecilia.

En Pereira se  encuentra trabajando en la comuna Villa Santana, en los barrios Las Brisas, Danubio, Remanso y Tokio.

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4. Awaq

Awaq que significa “Tejedora” en quechua, es el nombre que recibe el emprendimiento liderado por Andrea Rodriguez, que se  dedica a trabajar las medicinas de la tierra para armonizar mente, cuerpo y entorno.

Entre sus productos se encuentran las sales vitales, en caso de contusiones, dolores y para descargar energéticamente el cuerpo;  el tónico de Palo Santo y de Cannabis para artritis y artrosis; el bálsamo de coco que combate los hongos e infeccioones en zonas íntimas.

Todos estos productos son cosechados por Andrea en la terraza de su casa, un jardín urbano que cuida y protege a diario.

Lo ha creado en  materas y contenedores de fácil manipulación, gracias a que las plantas aromáticas son pequeñas y caben perfectamente dentro de un espacio “medianamente grande”.

La pasión por cultivar comenzó cuando estaba pequeña y su abuelo le enseñó el arte de trabajar la tierra con huertas.

Años después se conectó de manera más real con las plantas y desde entonces trabaja día a día en la creación de sus productos.

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5. Vidas en Rojo

Un proyecto de dos talentosos diseñadores, Andrés Salazar y Daniel Ramírez, que a través de la moda sensibilizan a la sociedad sobre el VIH.

Andrés, activista en torno al VIH, trabaja desde hace dos años  y medio desde la Red de Jóvenes Positivos de Colombia y la Agenda Municipal de Diversidad Sexual.

Él coincidió hace 3 meses con Daniel y desde entonces vienen trabajando juntos en la sensibilización sobre esta enfermedad.  

Andrés comunica al mundo a través de su arte, creando en accesorios  y prendas con técnicas artesanales bajo el nombre London Workers, por su parte Daniel es un enamorado de la Alta costura y el detalle, su marca se llama Danifi Ramírez.

Además de su gran proyección como diseñadores, está su labor social bajo el nombre Vidas en Rojo en la cual ambos unen fuerzas para ir más allá; apoyando a micro empresarios que como ellos  buscan espacios tanto en el sector público como en el privado para llevar a cabo sus emprendimientos.

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La fundación recién empieza a tomar fuerza y tendrá una activación en Uno Hotel Gastro Bar este próximo miércoles.

El evento se llama Benéfica y la intención es reunir recursos para formalizar las actividades de la fundación y por supuesto continuar el proceso de sensibilización.

Los invito a que miren el fan page de Vidas En Rojo y se animen para que este miércoles bailemos con toda nuestra buena vibra ¡Vale la pena!

En el barrio Las Brisas, un grupo de jóvenes y niños enseña a los más adultos a cuidar el vecindario.

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En la Cebra Que Habla, nuestro portal web de historias, iniciamos un proyecto que queremos mucho, La Cebra en Tu Barrio.  Les compartimos las vivencias de nuestra primera parada en la comuna Villa Santana, en el barrio Las Brisas.  Lo que nos dijeron, lo que encontramos, y lo más importante, lo que buscamos.  


 

Fotografías por Erika Valencia Toro

 

 

Y lo queremos porque va a ayudarnos a afianzar lo que constituye nuestra manera de hacer periodismo.  Desde La Cebra Que Habla hemos afirmado que nos interesan Otras Formas de Mirarnos.  Hemos apostado por una narrativa basada en las personas, como seres individuales que tienen una historia propia para contar.


Lo que nos interesa de ellos son sus vivencias,
más allá de si pertenecen a algún tipo de poder, ocupan un cargo importante, hacen política o han cometido actos ilícitos.  No es eso lo que buscamos, y no privilegiamos en nuestro contenido el formato noticioso.  

Lo que hacemos son historias de la gente,  ya sean habitantes del campo o de la ciudad.


Otras Formas de Mirarnos significa un punto de partida, que busca centrar la atención en lugares y personas, entenderlos de una manera distinta, y tratando de mostrar cómo
contribuyen a la construcción de sociedad y a la convivencia desde su cotidianidad.  

La idea con estos recorridos, que pretenden ser semanales y a través de los cuales esperamos visitar los barrios de las ciudades cercanas, es ampliar nuestros horizontes de comprensión y de información.  

Cada uno de nosotros está instalado en un mundo acotado.  Esta delimitación depende de su nivel social, educativo y cultural.  Incluso, de su localización geográfica y de sus creencias.

Cuando trabajamos, interactuamos con otros o proponemos alternativas que relacionan grupos amplios de población, lo hacemos  desde  nuestro lugar de localización.

Fotografía por Jess Ar

 

Empezar a recorrer los barrios, nos ayudará a entender mejor el lugar de los Otros, aquellos de los que nosotros queremos hablar.  

Allí, fuimos a dos instituciones educativas (el colegio Jaime Salazar Robledo y el Compartir Las Brisas) y a una especie de equipamiento colectivo, la Escuela Taller Las Brisas.


Este último está ubicado en la antigua casa de la hacienda, terreno en el que progresivamente se inició a construir esta comuna.  
En ella, la fundación Enraizarte trabaja con al menos 50 niños y jóvenes. Quieren formarlos para que se conviertan en promotores sociales.  

Dos días a la semana trabajan en temas como el reconocimiento del lugar en el que viven, de sus núcleos familiares y en el conocimiento de ellos mismos. Usando la metodología de cartografía social, han ubicado más claramente su lugar de habitación, que es igual a identificar desde donde sus existencias se abren al mundo.

 

Colectivamente, en una especie de tormenta de ideas que ellos denominan con el hermoso nombre de “Mingas de Pensamiento”, seleccionan los aspectos prioritarios que afectan su calidad de vida, haciendo especial énfasis en aspectos relacionados con la convivencia.  A partir de este proceso, llegaron a la conclusión que reciclar y apropiarse de su entorno era una prioridad.  

Hoy, trabajan haciendo reciclaje y convenciendo a los demás habitantes del sector de que cuiden el vecindario.  

Igualmente, tienen la expectativa de mejorar los espacios exteriores de esa casa, allí donde reciben formación a través de los talleres impartidos, para convertirse en hombres y mujeres conscientes de su presencia en esta tierra y en su comunidad.  

Han ideado una campaña muy emotiva para recibir donaciones de flores.  Así como suena.  Quieren llenar de flores las zonas verdes de su casa taller y convertirla de esa manera en un bello jardín.

Inmediatamente el equipo de La Cebra manifestó su disponibilidad de colaborar en lo que estuviera a nuestro alcance.

 

 

Igualmente, en nuestras redes sociales, daremos a conocer mayor información al respecto de esta campaña.

En todo caso, se reciben rosas, claveles, margaritas, heliconias, no me olvides, y todas las plantas o semillas de flores que se den en estos climas.

Y no es solo por el hecho de sembrar un jardín.


Además, valoramos
el gesto de querer rodearse de belleza natural, como un acto profundamente simbólico que refuerza el trabajo que desarrolla la Fundación Enraizarte, la gestora territorial Adriana Delgado, y la fundación Taller de Vida.  

Y es que, plantar una floresta no es solo un acto exterior. Estar motivados para cultivar plantas que producen flores, en un ambiente social que a veces puede ser hostil, es sin ninguna duda un acto de transformación colectiva e individual de grandes magnitudes.

Y esta acción seguramente rendirá muchos frutos de cara al resto de la comunidad.  Es un acto simbólico que lleva consigo un poderoso mensaje que pretende transformar la profunda indiferencia que caracteriza a las zonas habitadas por ciudadanos de escasos recursos.

Fotografía por Jess Ar


Estos chicos de las Brisas (llenos de energía y de firmeza en sus convicciones), no solo aspiran a rodearse de un vergel, además de una huerta comunitaria.  Buscan además  llenarse de honra, para poder, a partir de este proceso tan definitivo en el devenir de una sociedad,
irradiar a su comunidad.  

Su propósito es formarse como promotores sociales, pero, a partir de esta formación sus vidas han cambiado. Es un hecho notorio en la manera que tienen de expresarse, en las opiniones sobre temas de actualidad (como el proyecto del cable aéreo o la cultura ciudadana), y, además, se les nota en la simple manera de mirar: de frente al interlocutor, dejando atrás esa postura retraída que caracteriza a quienes durante generaciones han estado sometidos a todo tipo de violencias.  

 

La formación que reciben en la casa taller, les ha permitido reconocerse, a ellos mismos, a sus compañeros, y a sus vecinos, como seres humanos con dignidad. Y a pesar de las dificultades que su situación social pueda presentar, se encuentran inmersos en un fuerte proceso de construcción de amor propio, que les permitirá avanzar por el mundo de una manera afirmativa.

Alejando la resignación, el pesimismo, la indiferencia y el resentimiento como motivadores, se están preparando para albergar el anhelo. Esta población seguramente ejercerá un liderazgo muy positivo en su comunidad.  

Fotografía por Jess Ar

Restablecidos de su condición de oprimidos, por lo menos desde el punto de vista mental, recuperada una voz, sin temor a expresarse y abiertos a todo lo que la vida está en capacidad de ofrecerles, será muy probable que logren desarrollarse en la plenitud de sus potencialidades.  

Así que, en este primer recorrido, encontramos motivaciones para vincularnos a la construcción de un jardín como lo que será, ojalá, un bello parque florecido, y lo que también constituye un “jardín interior”, que está poblando muchas almas de niños y jóvenes en el barrio Las Brisas.  

Barrio las brisas

 


 

Y por favor, miénteme. Otra novela en el Caribe

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Escribir en el Caribe y, más aún, escribir sobre el Caribe, es un reto no solo por la altura de su literatura sino por lo explotado del imaginario de la región,  que parece que poco más se puede escribir al respecto. Fernando Araújo Vélez, con su más reciente novela, “entró en el juego, se metió en camisa de once varas”.


 

 

Y por favor, miénteme

Fernando Araújo Vélez

Colección Trazos y sílabas

Sílaba Editores

Páginas: 228

2016

 

 

 

 

 

No es un secreto que el Caribe está en el centro de la tradición de la literatura colombiana. Para probarlo basta mencionar las obras de García Márquez, Cepeda Samudio, Fanny Buitrago, Meira del Mar, Zapata Olivella, Marvel Moreno, Ramón Illian Bacca, Burgos Cantor, Rojas Herazo, entre otros tantos.

Escribir en el Caribe y, más aún, escribir sobre el Caribe, es un reto no solo por la altura de su literatura sino porque el imaginario de la región ha sido tan explotado en las letras, que parece que poco más se puede escribir al respecto.

Por supuesto, cualquier escritor que se precie de serlo puede reconocer la grandeza de la tradición de la literatura caribeña en Colombia, y quizás en secreto, si es el caso, cultivar la ambición de gravar su nombre en el listado.

 

Caribe - Cabo de la VelaCabo de la Vela – Foto tomada de Wikipedia

 

Dirán algunos que la suerte, el mercado, la academia, el tiempo, todo juega a favor o en contra; otros dirán que esa tradición no es tal, no en estos tiempos sin tradiciones;  y otros tantos que los escritores no cultivan tales ambiciones (es artísticamente incorrecto).

Pero lo cierto es que todo escritor quiere ser un gran escritor  ¿Qué es ser un gran escritor? Llegar a crear algo tan intemporal, extraño, familiar, simple, profundo y, por qué no, bello, como lo que algunos de los escritores del listado consiguieron en sus obras.

 

Después de todo, la literatura siempre se preocupa por la literatura.

 

No sé si esa secreta ambición mueve la obra de Fernando Araújo Vélez (Cartagena), no me interesa, aunque presiento que con su novela Y por favor, miénteme, publicada por Sílaba Editores en 2016, entró en el juego.

Se metió en camisa de once varas. Y decirlo ya supone reconocer la grandeza de sus inquietudes creativas, de sus búsquedas como escritor y de su necesaria autenticidad. Sobre todo su autenticidad, pues no es exagerado decir que Y por favor, miénteme es otra novela en el Caribe.

Sí, otra novela. Otra porque renuncia a usar las fórmulas que ya funcionaron en manos de los maestros y se lanza a crear una novela que no es realismo mágico, crítica social, novela histórica o drama político.

 

fernando araújo velezFernando Araújo Vélez – Foto tomada de IBE TV

 

No quiere decir esto que Araújo Vélez deseche los aprendizajes de la tradición y se invente la literatura, no. Sino que al leer Y por favor, miénteme uno siente que el autor ha reescrito esas fórmulas en función de sus pretensiones, fiel al universo que crea en su novela.

La novela relata el inventario de secretos, mentiras, argucias y angustias de la familia Vila durante tres generaciones. Da cuenta de lo corruptas y egoístas que han sido las hazañas por el poder en nuestra historia (la colombiana), y lo complejas e inaprensibles que pueden llegar a ser las ambiciones y pasiones de los poderosos.

Araújo Vélez recurre a la historia colombiana de finales del siglo XIX y principios del siglo XX para elaborar una trama en la que la sangre es una herencia cargada de culpas y temores.

 

La historia oficial aparece re-creada, poniendo la mirada sobre los detalles no contados, aquellos que trazan el espacio para la ficción. Es el caso del relato sobre la pérdida de Panamá, la Guerra de los mil días y sus consecuencias políticas, las elecciones presidenciales de 1904 o el destino del cadáver de Rafael Núñez, todos eventos que aparecen recreados y escrutados por la palabra literaria del autor.

 

la guerra de los mil día - Tomada de Social StudiesLa guerra de los mil días – Tomada del blog Colombian Social Studies

 

Todo esto lo expone Araújo Vélez al tiempo que construye un ambiente de contradicciones familiares, tensiones ideológicas y aspiraciones políticas en las que los personajes se revelan siempre con las palabras precisas, como en el caso de Estevan Camargo que pone a gravitar en el aire de la novela una especie de aliento revolucionario, al estilo de las novelas de finales del siglo XIX: “Amarás”, decían, como si amar fuera una obligación, y no amar, una afrenta […]. “No robarás”, decían, y encarcelaban al que se robaba un pan, pero le hacían venias al que se robaba y se roba el erario público. “No matarás”, decían, pero ellos y ustedes mataban y mataron y matan bajo el pretexto de defender la patria que crearon.

 

Revolución -siglo XX ColombiaSiglo XX Colombia – Foto tomada del blog Contexto histórico Colombia

O el caso de Carlos Vila que no duda en darle el lugar que le corresponde al dinero dentro del juego de la historia: No, General –le dice a Joaquín Fernando Vila, personaje inspirado en el Vélez que en 1904 aspirara a la presidencia–, los únicos inmortales no son los políticos y los artistas, porque sin el dinero no hay política ni arte, y tú lo sabes […]. Lo sabes porque en más de una oportunidad viniste a mí a pedirme prestado dinero para hacer la guerra de la paz […]. No de la patria ni del partido conservador ni el legado de Bolívar, eran tuyas, tío, porque de aquellas batallas y de aquellas derrotas y victorias siempre saliste vencedor.

 

Sí, Y por favor, miénteme propone otro tono, otro estilo y otra mirada que vale la pena leer, que se enfrenta a su tradición y dialoga con ella desde la diferencia, que es la forma más interesante del diálogo.