miércoles, mayo 14, 2025
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Ke sano!, un restaurante en Pueblo Rico Risaralda con la huerta al lado.

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¿Se imaginan un lugar dónde se pueda cultivar, extraer de la tierra y ser testigo de la preparación de  los alimentos base para  un saludable plato de comida?


 

Una búsqueda de raíces

Sandra Milena Henao es una mujer que nació en el seno de una familia vegetariana adventista.

Desde pequeña ha tenido una noción clara acerca del comer sano, cuidarse, y ser consiente de lo que en realidad  se come.

Partiendo de allí, sus búsquedas siempre estuvieron ligadas a esos entornos. Empezó a aprender de manera empírica todo lo relacionado con ese habito del comer sano, un asunto que desde hace muy poco  tiempo comenzó a tomar impulso y visibilidad.

Supía, Caldas, fue el lugar donde nació. Se trasladó, “por cosas del destino”, hasta Pueblo Rico donde lleva 20 años. En ese municipio de Risaralda trabajó por 8 años como vendedora en una tienda de muebles, algo que le sirvió para ser una persona sociable en potencia:

Yo soy de las que saludo a la gente por ahí, soy muy saludable. De igual forma todo eso me ha servido para mi proyecto.

 

Foto por: Jess Ar.


Dedicaba sus ratos libres, e inclusive su tiempo de descanso, para
estudiar cocina, cultivo y preparación de alimentos de manera saludable. Lo hacía de manera empírica  o accediendo a algunos cursos básicos.

Lo primero que se atrevió a preparar fue leche vegetal de manera artesanal -una especie de leche que no es láctea y está hecha a base de ingredientes vegetales como almendras, avenas y nueces-.

La empezó a vender por encargos: “La sorpresa fue que me iba bien, me encargaban por decir 20 litros o más al día”, de alguna forma eso hizo que tomara más fuerza su deseo por ayudar a los demás a alimentarse de manera sana, y sobre todo, más consciente.

 

De la huerta a la mesa

Después de  8 años de ensayos y aprendizajes alternados con su trabajo  como vendedora, el destino empezó a mostrarle nuevos rumbos.

Una amiga de la infancia, Gloria Aguirre, la invitó a que trabajaran juntas, que empezaran algún proyecto. Fue la posibilidad  de llevar a cabo tantos deseos que por mucho tiempo había tenido tan latentes.

 

Gloria Aguirre, socia de “KeSano, de la huerta a la mesa”. Foto por: Jess ar.

 

Comenzó a rondar en su   cabeza la idea de montar una cafetería saludable: “Yo quería un lugar donde la gente pudiese desayunar sano, esa es la comida más importante del día, y por lo mismo, encuentro indispensable que ese primer plato sea el que mejor pensemos, el que más cosas buenas pueda brindar al cuerpo”.

La idea se agrandó, maduró con el pasar de los días,  y  finalmente, ese pequeño deseo de querer contribuir a una alimentación sana y consciente en la mañana, creció y se convirtió en el restaurante “Ke sano!, de la huerta a la mesa”, donde se brindan los tres golpes del día, además de una gran variedad de bebidas y entremeses.


Un paisaje soñado

La cosa no fue fácil, después de haber echado raíces en Pueblo Rico, tocaba entonces asumir un nuevo reto. Y así fue: implementar mentalidades que, aún en las medianas y grandes ciudades,  apenas están tomando fuerza. Comer sano, el respeto por los animales, conocer el proceso de donde provienen los alimentos, saber cultivarlos,  entre otros, son hábitos  que en los pueblos aún no están visionados.

Es como ir en contracorriente, su negocio es una singularidad en medio de restaurantes que ofrecen los menús tradicionales de siempre.  “Es un asunto que necesita de mucha paciencia, y sobre todo amor por lo que se cree” . Por eso lo primero fue hacer una encuesta:“Tantear el terreno a ver. Fue nuestra forma de tener una idea sobre lo que se nos venía” Y después de eso, empezó la odisea:

Teníamos la idea de una huerta, pero mantenerla es un poco más complejo, además por el espacio y lo que teníamos pensado, que esa huerta nos surtiera gran parte de lo que se necesitara en la cocina, no se podía, así que resolvimos en hacer mejor un invernadero.

 

Foto por: Jess Ar.

 

Buscamos a alguien que lo hiciera. Fue mucho trabajo, bastante, pero lo vale, siempre lo vale, tener esa huerta es tener vida, es respirar aire puro, y ser consciente qué lo que mi cuerpo recibirá es algo que tiene un origen orgánico y completamente natural.

Esa especie de huerta invernadero fue inaugurada con cilantro, lechuga y espinaca, de ahí para adelante, con el pasar del tiempo, la lista se agrandó,  y actualmente (6 meses después)  un 80% de los productos que van en el plato de comida que sirven en el restaurante, vienen de ahí, de la parte de  atrás, donde se encuentran los cultivos.

El día llegó, el paisaje que Milena y Gloria soñaron, se vio escenificado el 10 de enero de 2016 en Pueblo Rico, a una cuadra  de la plaza principal.

Una propuesta innovadora y única dentro de la oferta comercial del pueblo.

Ese primer día de apertura se ofreció una charla:

Fue sobre la necesidad de conocer cómo podemos cuidarnos, la dictó un profesional en el tema. Esto a partir del incremento de enfermos y todas las enfermedades que han surgido, y además el nefasto sistema de salud que tiene el país. Le mostramos a la gente cómo se puede evitar algunas falencias en la salud o mejorar la calidad de vida cambiando algunos hábitos desde el hogar.

 

Foto por: Jess Ar.

 

Cosas tan sencillas como incrementar las porciones de vasos de agua en el día o dormir mejor, dice Milena, son actos clave para mejorarse los días en este trajín diario.

Al otro día comenzaron vendiendo almuerzos vegetarianos, leches vegetales, sumos, carnes frías (vegetarianas, claro), entre otras cosas.

La respuesta de la gente fue positiva, y con el tiempo ha ido en incremento, reitero, esto es un asunto de paciencia y mucha pasión.

Sorpresivamente, quienes más van al restaurante son las mismas personas del pueblo, “Yo diría que un 80% es gente de acá y el otro 20% turistas”. Y esto ya habla mucho del impacto y la curiosidad que una propuesta de estas está generando en los habitantes de Pueblo Rico.

Hoy, después de tener ese paisaje soñado, estas dos mujeres emprendedoras han ampliado la oferta, además del menú que empezaron a ofrecer, tienen desayunos saludables, cenas -entre las que se destacan el plato arroz paella o chino vegetariano-, comidas rápidas (todo vegetariano), y productos naturistas medicinales -traídos desde Pereira-.

 

Foto por: Jess Ar.

 

Además de las comidas, Milena trabaja en un servicio de asesoría respecto a la salud, “le explicamos a la gente qué alimentos les pueden servir para evitar ciertos dolores o mejorar su calidad de vida cuando ya padecen de alguna enfermedad, todo a partir de la alimentación”

El paisaje soñado de Milena y Gloria, De la huerta a la mesa, es un restaurante hecho muy detalladamente: “Al principio la idea era tener un lugar muy rústico, pero no se pudo. Aunque el resultado nos gustó mucho”.

Es blanco, con muchos mensajes positivos, flores y evocaciones a las fincas, al campo.

 


8 consejos  para tener una vida saludable y de manera sencilla  a partir de la alimentación


 

Foto por: Jess Ar.

De la huerta a la mesa:

-Tomar 8 vasos de agua al día.

-Tener una actitud positiva frente a cualquier situación.

-Tener el hábito de comer ensaladas a diario, y  de 5 a 7 porciones de fruta al día (Piña, melón y papaya pueden ser algunas de estas).

-Realizar ejercicio. Caminar, trotar ¡respirar aire puro! (media hora al día).

-Dormir bien, al menos 8 horas.

¡-Desayunar! Esta es la comida más importante del día, por lo mismo debe ser la porción más grande. No desayunar puede afectarnos a futuro.

-Un ayuno cada 15 días: empezar por no comer azúcar o sal, y luego abstenerse de comer en todo el día, ingerir solo alguna fruta – piña, papaya o melón-.

-Ayunar de esta forma le permite un descanso al cuerpo, exorciza el organismo.

 

-Reducir porciones de carne. Se puede reemplazar con lenteja o frutos secos: maní, ajonjolí, nueces, soya, queso de soya, entre otros.

 

Foto por: Jess Ar.

La alegría de Lucy

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La más importante artista plástica de Pereira, dejó una serie de obras de arte público en diferentes puntos de la ciudad. Sin embargo, algunas de ellas, con el tiempo han quedado relegadas de puertas para adentro.


Obra: La Alegría de Aprender
Artista: Lucy Tejada
Edificio Antiguo Club Rialto
Técnica: Mosaico
Dimensiones: 42m2
Año: 1957

Fotografía compartida por Victor Alberto Arango Ángel en el grupo de Facebook “Fotos Antiguas de Pereira” 

Lucy y sus trazos
En el año 1920 nace en Pereira Lucy Tejada Sáenz, la mujer que 30 años después se convertiría en una de las artistas más importantes del país, y la más representativa pintora de nuestra ciudad.

Lucy dedicó toda su vida y su mundo al arte. Esa era su alegría.

Sus obras partían de la imaginación, conforme imaginaba, daba trazos, y según su estado de ánimo, ella llenaba de color dicha obra.

Dentro de su trabajo relucen principalmente las mujeres y lo niños, seres de ojos negros, muy profundos, con una estética detallista y contundente.

Mural Lucy Tejada

Un ejemplo de ello, pero en formato mosaico, es el mural “La alegría de aprender”, ubicado en el Antiguo Club Rialto (Calle 17 con carrera séptima esquina).

Se encuentra en el 3er piso del edificio, justo a un lado de la luz que irradian las ventanas.

Antiguamente allí estaba ubicada la piscina y era el lugar de esparcimiento más frecuentado del club en sus años de funcionamiento.

El mural

El mural está dividido en tres momentos que describen un mismo sentido: las dimensiones en que los niños logran absorber el conocimiento, teniendo una sensación positiva para inmortalizar ese aprendizaje.

Aprender jugando, nos dice la imaginación de Lucy que alcanzó a  ser inmortalizada en su obra. Ésta que nos recuerda aspectos tan comunes pero indispensables en la vida

Y aprendió. El mural hecho en una de las técnicas clásicas de las  artes plásticas, fue testigo y aprendiz de las nuevas miradas y voces que rodean el arte con la realización del 44 Salón Nacional de Artistas AÚN, que se llevó a cabo ante un acondicionado y remodelado  Club Rialto, incluido el amplio espacio donde está, atada a una de las paredes, la obra.

El llamado arte contemporáneo rodeó cada uno de los fragmentos que configuran el mural, fue testigo de la música, los visitantes, las obras y el café que de alguna forma lo hicieron salir del mutismo y el olvido al que está  relegado desde hace muchos años.

Pero después del cierre del salón, el 14 de noviembre de 2016, todo volvió a la normalidad: una obra de puertas para adentro.

Antes los diferentes locales comerciales que han existido en la edificación después del cierre del club, “La alegría de aprender” es tan solo un vestigio, un recuerdo de una época que ya fue, de  un punto de gestación y encuentros de tanto momentos culturales y sociales de Pereira.

Ahora se encuentra solo, en un  tercer piso deshabitado, con un poco de polvo, y a la espera de volver a ser observado.

Humberto Pernett: Cumbia, psicodelia y nuevas alianzas

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El pasado viernes 23 de junio Pereira vivió un encuentro musical entre dos generaciones.

Humberto Pernett y Los Trejos Brothers le regalaron a Pereira una noche donde la música colombiana fue protagonista.

Con su estilo “bacaneado” Pernett habló con nosotros.

Y mientras conversábamos sobre su trayectoria musical, el día abrió y el sol se sentó un poco sobre él, como si supiera que diría entre risas y sofoco: “Mira el folclor, está vivo, y ahora tiene otras formas”

 

Probablemente esa frase explique un poco el boom que atraviesa nuestra música a nivel mundial.

De hecho, ahora más que antes vemos culturas lejanas y totalmente diferentes interesarse por nuestro folclor.

Parece que está ocurriendo lo que hace unos años sucedió con el reggae y el bossanova, un salto casi cuántico hacia lo popular y lo universal.

Entrevista con Pernett en Pereira

Galería

El encuentro entre Los Trejos Brothers y Pernett convocó a aproximadamente 100 personas que bailaron y cantaron temas como “La Machaca” de Los Trejos y “Caribbean Raver”  conocido como “Óptimo positivo” éxito rotundo del barranquillero, que hizo parte de su EP debút, Musica Pa´ Pick Up en el año  2004.

13 años después sigue siendo el himno cumbiero en sus presentaciones.

 

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Pernett: entre psicodelia y magia.

A la fecha Pernett cuenta con 6 discos de estudio producto de su búsqueda por nuestras raíces y tradiciones que, junto a la experimentación con la música electrónica, le han permitido evolucionar musicalmente al punto de dar el paso de lo psicódelico a lo mágico.

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EP “Musica para pick-up”. Sony Music, 2004

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EP “Cumbia Galáctica”. Polen, 2006

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Álbum “Árbol”. Polen, 2008

Ábum “El Mago”. Discosoye, 2009

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Reedición “Árbol  2011” 2011

Colegas

Álbum “The Caribbean Computer” 2012

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Álbum “Siembra solo amor”  2016

Pernett: entre psicodelia y magia.

https://www.youtube.com/playlist?list=PLUHOZQ8JchNN7qvAFHcR5QgGoUgCmcDrJ

El ritmo encontrado

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Esos besos que te doy, la reciente novela de Esteban Carlos Mejía, hace parte de “Trilogía de espaldas a Medellín. En alrededor de cuatrocientas páginas nos cuenta una ciudad que crece como un animal encerrado. Una ciudad que se narra a sí misma, sin escrúpulos.


 

 

 

Esos besos que te doy
Esteban Carlos Mejía
Colección Trazos y sílabas
Sílaba Editores
Páginas: 404
2016

 

 

El ritmo constituye la esencia del poema: el poema es música verbal. La poesía, dice José Manuel Arango, es un baile: una danza donde la bailarina no vuela, pero semeja que volara.

El poema es un organismo vivo, palpitante, que existe a través de la música y resplandece con un ritmo casi imperceptible en las emociones del hombre, pero que se percibe en el fondo.

El poema es la metáfora de la música: la música escrita, hecha palabras que, en consecuencia, llegan al límite del lenguaje común.

La literatura ha tenido la necesidad de contener un ritmo, una música, una exquisitez para el oído, una elocuencia y una claridad.

Y, misteriosamente, en la novela a veces se vierte todo un ritmo, cuyo compás tan breve, tan punzante, parece que nos rompiera el silencio.

Esta vez, pues, toda la musicalidad la contiene  Esos besos que te doy, una novela de Esteban Carlos Mejía, que hace parte de “Trilogía de espaldas a Medellín”, donde esta vez, vuelto fuego, termina con las migajas que dejó después de I love you putamente.

 

Esteban Carlos Mejía

 

Retorna, como una lluvia menuda, a borrar las huellas del paisaje, revelando los gérmenes de una nueva narración.   

Esteban Carlos Mejía, un autor antioqueño que recibió toda una tradición  narrativa que soslaya el arte de contar lo cotidiano de Manuel Mejía Vallejo, la irreverencia de Fernando González, el hachazo certero del lenguaje con Fernando Vallejo.

Dueño, pues, de toda una literatura, Carlos Mejía, le bastan alrededor de cuatrocientas páginas para contarnos, a través de su posición, una ciudad que crece como un animal encerrado.

Constantino Cavafis, sin duda, nos cantó la ciudad que perdía, esa obra escénica  que se deshace ante los ojos.

Finalmente, en Esos besos que te doy, la ciudad se traza como un personaje que, estéticamente, se narra a sí misma, sin escrúpulos, ilustrada con suficiente precisión.

Sabe, entonces, como aquella afirmación de Víctor Hugo: “la ciudad como el libro de piedra”.

 

Medellín - ColombiaTomada de Travel to Colombia

 

Hay, en esta Medellín, un paseante que lleva la ciudad como una forma abreviada de existencia.

Camina, el pícaro Víctor Yugo, semejante al Periquillo Sarmiento, pícaro casi natural, busca su vida, tanto como quién pierde un recuerdo, en unas calles que no llevan a ninguna parte.

O sí, esta vez, a la casa de Alabama Faulkner, la modelo más sexy de Colombia, lugar donde las imágenes del pasado pesan como un imán.

“Atravesé Bolívar, a la sombra de la estación del metro, pasé por un costado de la Plazuela Nutibara, agarré por Palacé hasta Maracaibo y subí sin atisbar siquiera las vitrinas ni hacerle caso a los fenicios que invadían las aceras con su amplia oferta cultural y lúdica.”

Sin desparpajo Carlos Mejía, con personajes olorosos a cigarrillo, que la vida los lleva hasta el desbarrancadero del mundo, que se dibujan y se desdibujan a diario, porque su naturaleza es de humo, narra los trozos de una realidad que vive, que se expande con aire convaleciente.

Su personaje, Víctor Yugo, vive un diciembre antioqueño donde el alboroto trae, desde lejos, todo lo ausente. Advierte, con una descripción de quién ama, nuevamente a la ciudad, y entra a esta, con la remota alegría que trae el diciembre:

 

“Diciembre en Medallo. El cielo, sábana gris o cobija de lana, amaneció caótico. Acurrucado detrás de unos manojos de nubes, el sol caldeó la temperatura con apatía. Aun así, sentí el hervor del calcio en las concavidades de mis huesos. El bochorno de la mañana hizo que algo se me retorciera por dentro. Por unos instantes, oh paradoja, me quedé sin ilusiones y sin esperanzas.”

Ahora bien, Esteban Carlos Mejía nos recuerda, en cierto modo, un viento picaresco dentro de la obra.

 

Está, entre tanto, Víctor Yugo, un hombre sin límites, infatigable en asuntos sentimentales, propietario de una música verbal donde el lenguaje es directo, sin escrúpulos: las mismas palabras antes y después de fornicar.

Construye a lo largo de la obra un conjunto de experiencias eróticas tan sutiles como toscas, donde el lenguaje posee una naturalidad que afecta al lector que se priva con sus cautelas, porque Carlos Mejía rompe los mantos del pudor.

Esta novela, que consta de una construcción que parte de lo cotidiano, en medio de una tradición que sin lugar a dudas, nos recuerda un Tomás Carrasquilla. Esta vez, un Carrasquilla que nos narra lo urbano, en otro tiempo, pero siempre con una dosis letal de humor y picaresca.

Carlos Mejía pasa del amor al sexo, a la ciudad, al arte, penetrando en los detalles como aquel cuento de Yourcenar, donde Wang-Fo se salva perdiéndose, dejando apenas viento.

En medio de su prosa rítmica, infatigable, según se siente en la lectura, sacude al lector para que el mismo encuentre su propia música y asuma que, en contra de todo, en la brusquedad, quizás, está la profunda suavidad de todo.

Wang Fo – Yourcenar

Sobre el colector Egoyá

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Martha Alzate - Columna Egoyá

 


Sería muy importante que a la par que se ejecuta esta obra, se planifique lo que habrá de suceder con los terrenos que bordean esta intervención.


 

Es una buena noticia que se vaya a intervenir esta canalización que, debido a su antigüedad y método constructivo, presenta múltiples fallas y los consecuentes riesgos para la estabilidad de los suelos.

Desde que el Eje Cafetero sufrió la tragedia del terremoto de 1999, se viene discutiendo la necesidad inminente de reconstruir el colector, a partir de varios diseños y proyectos.

A instancias de la nueva junta directiva, la empresa de acueducto y alcantarillado tomó la decisión de analizar otro diseño, que incluye la desviación de las aguas recolectadas por el Egoyá a un colector paralelo que se construirá en cercanías a la vieja conducción.

Y, esta, conservarla como una especie de filtro en piedra, para recoger algunas aguas de escorrentía que buscan naturalmente el lecho de la antigua corriente.

Lo que se pretende es disminuir drásticamente el caudal que hoy circula por la canalización, y trasladarlo a una nueva, situada por debajo de las vías públicas.

 

Así, de paso, se evita la costosa compra de predios.

La alternativa técnica parece la más sensata posible, en términos de dar solución a la emergencia, usando los recursos de una manera eficiente.

Sin embargo, brilla por su ausencia una propuesta de ordenamiento de los lotes aledaños.

El Plan de Ordenamiento, desde el año 2000, reconoció como un hecho urbano importante el recorrido de la quebrada Egoyá, canalizada desde su nacimiento en inmediaciones de la Circunvalar hasta su desembocadura en cercanías de Turín, marcando claramente su área de influencia.

De tal suerte que no se trata solo de aliviar el alcantarillado sustituyendo la deteriorada estructura de recolección existente.

También es necesario, y así lo obliga el POT vigente, desarrollar a través de planes parciales los terrenos colindantes.

Sería muy importante que a la par que se ejecuta esta obra, desde Planeación Municipal o la EDUP, se planifique lo que habrá de suceder con las manzanas que bordean esta intervención.

 

Egoyá

 

Reconocer los planes parciales adoptados y sin ejecuciones, y articularlos en un ejercicio de una escala mayor, es una tarea que se vuelve imperativa a partir del anuncio de la inversión pública en el sector.

Hacer coincidir las ejecuciones con lo planteado en el ordenamiento no es una opción, es un deber legal.

De tal suerte que no se pierdan ni la proyección futura de la ciudad, ni los recursos que forzosamente se derivan de estas intervenciones, como las plusvalías.

Esto debido a que las obras a ejecutar, como es evidente, incidirán en los precios de los suelos cercanos, que pasarán de estar frente a una zona de riesgo a tener un alcantarillado totalmente renovado y a bordear el trazado de una nueva avenida importante.

Mitigación del riesgo, nuevo alcantarillado y gran avenida, son todos ellos producto de la inversión de cuantiosos recursos públicos.

El efecto de estas ejecutorias en los precios de la tierra, debe ser cuantificado por la administración y distribuido equitativamente.

Con ello, como mínimo, se debería buscar financiar los espacios públicos contemplados en el POT para esta zona.

 

Egoyá

Una taza de té, mezcla de química y magia

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te-química-y-magia

 


¿Qué hace de esta bebida milenaria un conjuro de bienestar y placer para nuestros sentidos?. Inclusive, más que el café con todos sus atributos y beneficios.


Las hojas de Camellia Sinensis contienen miles de compuestos químicos, y al procesarlas en las distintas variedades de té, dichos componentes, unidos a la acción de agentes externos como clima, altura, y procesos de producción, dan como resultado una bebida compleja, con características organolépticas especiales y llena de beneficios para nuestra salud.

Los componentes más importantes de la hoja de té son: polifenoles, aminoácidos, enzimas, pigmentos, alcaloides (cafeína y L-teanina) y minerales, entre otros.

Los más abundantes son los flavonoides. También contiene taninos y muchos compuestos volátiles tanto aromáticos como de sabor.

Estos componentes se someten a cambios, durante el proceso de elaboración de las distintas variedades de té que conocemos.

El té contiene varios tipos de polifenoles, como los flavonoides, y dentro de estos las catequinas: las sustancias más representativas de los polifenoles en el té. Estas poseen antioxidantes que le dan al té su calidad de benéfico para la salud.

También posee taninos quienes son los responsables de la astringencia y el sabor amargo.

 

Casi todos conocemos la cafeína, sin embargo, la teanina no es tan conocida. La teanina (o mejor dicho la L-teanina) es un aminoácido que se encuentra en el té y que es capaz de producir una sensación de relajación.

Estos efectos se dan,  aumentando la producción de un ácido llamado gamma-aminobutírico (GABA) – que afecta los niveles de serotonina y de dopamina en el cerebro, lo que  promueve actividad de la onda cerebral alpha, y nos relaja y concentra.

La teanina, mejora la cognición y el humor,  los procesos de la memoria y del aprendizaje y promueve el estado de alerta, la atención y la concentración.

Por otra parte el polifenol oxidasa y el peroxidasa son una de las enzimas más importantes en las hojas del té.

Son las responsables de que estas se vuelvan café, se oxiden, cuando son expuestas a oxígeno.

Los pigmentos, clorofila y carotenoides,  son los responsables de absorber la luz de la fotosíntesis. También son los que le dan el color a las hojas.

En los Alcaloides es donde entran la cafeína, la teína y dos componentes similares: teobromina y teofilina.

 

 

 

La planta los crea para combatir de manera natural insectos y animales.

También son responsables de provocar el sabor amargo de la infusión. El nivel de alcaloides depende del varietal y edad de la planta, y de  la ubicación geográfica.

Todos los tipos de tés poseen cafeína pero en diferentes proporciones: El té verde tiene menos que el oolong y a su vez este menos que el rojo y el negro.

Hay que aclarar que el cuerpo humano absorbe rápidamente la cafeína del café, provocando un incremento cardiovascular. Pero los polifenoles del té ralentizan el ritmo de absorción y los efectos de la cafeína se notan más lentamente, por lo que el té es mucho más revitalizante que el café.

Hace algún tiempo se adelantan estudios que analizan los efectos de la cafeína y la teanina (no confundir con la teína, presentes en el té, sobre todo en el  verde) en el ser humano, en su rendimiento, la presión arterial y el estado de ánimo, entre otros.

En estos estudios se encontró que la teanina podía ayudar a elevar la capacidad inmunitaria de las células T (linfocitos).

Se encontró que la producción de inmunoglobulinas era 5 veces mayor en los bebedores de té, que en los de café, lo cual indicó que la teanina tiene propiedades beneficiosas en el sistema inmunitario y en general para nuestra salud.

 

Té - La Cebra Que Habla

Un recorrido por la competitividad y la corrupción en Colombia

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Educación - Colombia

 


Colombia ocupa el puesto 61 en competitividad entre los 144 países medidos en 2016. ¿A qué se debe esto?


 

El informe de competitividad nacional para Colombia entregado por el Consejo Privado de Competitividad -CPC-, refleja un estancamiento de nuestro país al compararlo con otras 144 economías del mundo.

Mientras Suiza, Singapur y Estados Unidos hacen el 1,2,3 como líderes en competitividad en el mundo, Colombia apenas ocupó el puesto 61 entre los países medidos en 2016.

Esos resultados se construyen con la metodología del CPC que adjudica puntos de 0 a 10 en diferentes factores, pilares y variables sumado al enfoque del Foro Económico Mundial –(WFE por sus siglas en ingles).

En ese informe Colombia obtuvo 4,28 puntos frente al 4,1 puntos que logró en el año 2007.

 

Estadística

Desarrollo del mercado financiero es el pilar que más puestos ganó frente a otros países en los últimos 10 años (47 puestos).Se ubicó para Colombia en el puesto 25 de 144 economías en el mundo.

El segundo pilar -aunque sigue quedando rezagado en el puesto 64- fue el de “capacidad tecnológica”.

Otros progresos menos significativos estuvieron en “ambiente macroeconómico” con mejora en 10 puestos, “sofisticación” con 6 puestos e “infraestructura” con 2.

Al contrario de lo anterior, siete de los 12 pilares mostraron progreso en los diez años que evaluó el CPC en 2016.

Esto quiere decir que son componentes de la competitividad los que quedaron estáticos o retrocedieron.

Empecemos por “educación superior y capacitación” que retrocedió un puesto, seguido por “tamaño del mercado” con cinco puestos menos.

 

Educación - Colombia


El de
eficiencia del mercado laboral” con menos siete puestos muestra las dificultades que ha tenido Colombia para generar empleo productivo en la última década.

La “innovación” igualmente retrocedió siete puestos, y “eficiencia del mercado de bienes”, quince.

Y finalmente los pilares campeones en destrucción de valor de la competitividad en Colombia fueron “salud y educación primaria” con un descenso de 26 puestos e “instituciones” con un retroceso de 33 puestos.

Si comparamos el pilar con el mejor desempeño, “desarrollo del mercado financiero” frente a los de peor desempeño, “instituciones” y “salud y educación primaria”, las conclusiones empiezan a aflorar y las hipótesis tenebrosas a comprobarse: ¿los bancos en Colombia están logrando una mayor efectividad y eficiencia a costa de los recursos que se pierden del sector público por corrupción de sus instituciones?.

 

Educación - Colombia

¿Los recursos del sector salud de Colombia se está utilizando para alimentar los abultados beneficios del sector financiero colombiano?.

¿El sector financiero colombiano es el único que en Colombia (a partir del lobby político e infundado temor como la de la crisis del UPAC en 1998) ha logrado la reglamentación y seguridad jurídica, concentrando la riqueza en unos pocos colombianos?.

¿El modelo de educación de Colombia no está generando las competencias necesarias en las personas para convertir el dinero en un medio para generar riqueza y no en un fin como lo es hoy?.

 

Sería bueno que los colombianos conociéramos a dónde fue el dinero de los grandes hechos de corrupción en Colombia como: Agro ingreso seguro con 12.700 millones, Empresa de Energía de Pereira con 64.700 millones, Coomeva EPS con 146.900 millones, Transmilenio calle 26 con $156.000 millones, vía Bogotá Girardot con 170.800 millones, recursos parafiscales de la salud por 224.000 millones, recolección de basuras de Bogotá 348.000 millones, Caprecom con 559.500 millones, IPS no habilitadas que según el Ministerio de Salud no aparecen en sus registros como habilitadas por 943.900 millones y Saludcoop EPS por 1,7 billones de pesos.

 

                                                                                                                                                 Foto tomada de Revista Semana

 

Los diez casos de corrupción mencionados anteriormente suman 4,3 billones de pesos.  La mitad de los casos son del sector salud.

Esto muestra una de las causas del retroceso de la competitividad del país en el componente de “salud y educación”, y  que hace metástasis en el pilar de “instituciones”.

Otra de las causas menos visibles del retroceso del pilar de instituciones está explicado por el clientelismo de las instituciones públicas y privadas.

El clientelismo como lo analiza el ministro de salud Alejandro Gaviria: “en las finanzas públicas, la corrupción es el problema más conspicuo, pero no es necesariamente el más grave. O el más importante. El problema de fondo es el clientelismo. Cuando el clientelismo predomina, el Estado deja de ser un instrumento para el desarrollo y se convierte en una herramienta para el mantenimiento de ciertas redes políticas y de ciertas lealtades regionales”.

Esa es una realidad de apuño como la describe con precisión el ministro.

 


Hoy
el clientelismo es el problema más grave en la vida institucional colombiana porque es una cultura socialmente aceptada desde la Guajira hasta Nariño, en el sector público y privado, y trasciende varias generaciones.

Hablaba el año pasado con un funcionario público de Uribia en el departamento de la Guajira y me decía que la campaña del actual alcalde había costado 6 mil millones de pesos, y cuando pregunté de donde salió todo ese dinero, sin ruborizarse contestó: pues de esta misma alcaldía.

Y el gobierno nacional no es muy diferente. Se le entregan puestos y contratos a los congresistas en los diferentes ministerios a cambio de apoyo con las leyes. Y se financian campañas con las coimas de los grandes contratistas estilo Odebrecht.

Este es el gran problema, el reto es que la sociedad colombiana deje de ver el clientelismo como normal.

 

Viviana Ángel Chujfi, un mosaico entre Siria y Pereira

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Su casa, su vida, ha sido un mosaico permanente entre dos regiones lejanas y las múltiples búsquedas en el arte, los objetos y la naturaleza.


 

Fotos por: Jess Ar

 

 


Pintura
para comer

La primera estación es en la cocina. Sobre la mesa, una bolsa repleta de confites de cardamomo recibe al visitante.

Es el inicio del recorrido por un camino de hierbas aromáticas, verduras y plantas medicinales. Los cultiva en su tierra de La Florida, que comparte con su compañero en la vida y en el amor, el también artista Álvaro Hoyos.

 

Cuando los  nombra, las palabras salen de su boca con sus propias formas y colores:

Zagú

Tomatillo

Papa china

Tomate mexicano

Lechugas

Verdes, rojas y amarillas, las verduras se despliegan sobre la mesa igual que los colores en  su paleta de pintora.

Pueden ser  comida para pintar… o pintura para comer. Depende desde donde se le mire.

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A la casa de la artista Viviana  Ángel, una de las creadoras de la organización cultural
La Cuadra se entra por la cocina.

Y uno corre el riesgo de quedarse allí: la promesa de las ensaladas que constituyen su plato  favorito será siempre una tentación.

Dice que es una afición  reciente y que ese milagro vegetal la remite a sus raíces.

“Mi padre, que vivió una infancia dura, llena de muchas carencias, siempre expresó un deseo, postergado  una y otra vez, de tener una finca. Los altibajos de sus actividades económicas no hacían sino aumentar la distancia entre sus anhelos y  la realidad.

Pero cuando mi tío logró hacerse a una tierra, el hombre convirtió la siembra de plantas  y el cuidado de la huerta en un ritual: algo así como su misa dominical. No sé de qué manera, pero verlo plantando me conectaba con algo esencial de mi vida personal.

Supongo que esa costumbre lo arrojaba- y a mí con él- a una parte esencial de sus raíces rurales. Yo, que siempre fui una mujer por completo urbana, atendí a ese llamado y ahora no solo me dedico al cultivo de la huerta en compañía de Álvaro, sino que proyecto toda una indagación artística de esos territorios. Los árboles, las plantas y sus propiedades son portadores de un lenguaje que vale la pena explorar”.

 

 

Ese viaje a las raíces tiene nombre propio. Amelia Jaramillo, su abuela paterna, la madre del  escritor Hugo Ángel Jaramillo, todo lo curaba con hierbas.

Y a esta altura de la vida, Viviana Ángel ha descubierto que le gusta esto. Sobre la mesa de la cocina hay una prueba humeante: una bebida aromática en la que destaca el olor de la mandarina y el cardamomo. Los aromas de una infancia remota, tal vez.

 

El orden y el caos

Es hora de abandonar la cocina. Desde la puerta de la casa una sucesión de mosaicos da cuenta de una experiencia estética  y vital que se vuelve omnipresente.

Mosaicos en la fachada. Mosaicos en la cocina. Mosaicos en las escaleras. Mosaicos en los baños. Mosaicos en las alcobas. Mosaicos en el taller. Mosaicos. Una casa entera devenida mosaico.

Esa sucesión de figuras es a la vez puerto y estación en una ruta que lleva de la parte alta de la casa, donde  todo está ordenado por el gusto, hasta el reino del caos donde los artistas tienen sus talleres.

 

Viviana Ángel

 

Aquí abajo las cosas son a otro precio: martillos,  seguetas, palines, limas, pinturas, guantes, toallas, cuadros a medio hacer.

Taller: aquí entiende uno el milenario sentido de esa palabra: la forja, el yunque, la lucha entre la piedra y las formas, entre el agua y el fuego, entre el orden y el caos.

De esos talleres concentrados en el sector surgió uno de los proyectos culturales más importantes de la ciudad: La cuadra.

 

Viviana Angel

 

“Eso fue  a finales del siglo  pasado. Corría el año  1999. Un día estábamos reunidos los pintores Carlos Enrique Hoyos, Jesús Calle y yo. Nos acompañaba el fotógrafo Javier García.

Y en un momento de la charla nos pusimos a pensar en la feliz coincidencia de que todos viviéramos  y tuviéramos los talleres en el mismo vecindario ¿Por qué no trascender el carácter privado y solitario de esos espacios, para  hacerlos públicos y entablar un diálogo con la gente? De esa manera se gestó el proyecto, buscamos algunos respaldos y en noviembre de ese mismo año, antes de que sonaran las campanas del nuevo siglo arrancó la primera edición.

De ese momento tengo una visión  especial: asistieron veinticinco personas, ni  una más ni una menos. Hoy, después de muchos altibajos, asisten en promedio unas   mil quinientas personas cada mes. Y aunque las cosa no pueden reducirse a la estadística, si emociona ver como una multitud de todas las edades se toma cada mes  el sector, como una forma de reivindicación festiva de lo público.

 

 

Por supuesto, ha sido muy importante  el respaldo de instituciones como el Colombo Americano o la Fundación Germinando, así como de algunos negocios instalados en la zona. Hoy, aunque formalmente  no soy parte de La Cuadra, en la práctica sigo vinculado  a la idea, porque aquí tengo mi casa  y mi taller”.

 

Las ciudades soñadas

Pelo rojo. Ojos claros. Manos  blancas moldeadas por la suave dureza de los materiales con los que trabaja.

Viviana Ángel construye unas frases largas y sinuosas. Largas y sinuosas como  los senderos que trajeron a sus antepasados  desde la remota Homs, en  una Siria siempre  asolada por los bárbaros, hasta estas tierras de montaña donde  echaron raíces golpe a golpe, verso a verso, como cantara el poeta.

Viviana Angel


“En el año de 1997 realicé una instalación, siguiendo, como siempre, las señales de la intuición y ayudándome con la técnica. Usted lo puede ver aquí en esta pared.  Al final lo bauticé  con el nombre de Ciudad Perdida. Desde luego, como sucede con los títulos, uno no siempre obedece a fuerzas conscientes y eso lo vine a comprobar  tiempo después”.

Los Chujfi, los antepasados maternos de Viviana Ángel, llegaron a Pereira en uno de esos éxodos desatados por las guerras. Un alto porcentaje de ellos provenía de Homs, la antigua ciudad de Emesa, la tercera más importante del país después de Damasco y Alepo.

Y un día de 2006 la abuela, que había llegado a Pereira siendo una adolescente, quiso volver a Siria a los ochenta y seis.  Viviana la acompañó en  ese intento de recuperar el tiempo ido.

La empujaba la trampa de la distancia. Y  como sucede en ese tipo de situaciones, el siguiente paso la  condujo a la decepción: nada  ni nadie era como aparecía en el mapa de sus recuerdos.  No comprendía ya la manera  como se trataba a las mujeres. Los hombres  le  parecieron feos y rudos. El paisaje de su ciudad soñada  no era el mismo.

Total: un paseo programado para un mes duró apena diecisiete días. La abuela quería volver a su tierra, a Pereira.

 

Viviana Ángel

 

 

Cartografía Interior

Para  la artista Viviana Ángel esas dos semanas supusieron otra cosa: la revelación de su otra   parte: el  rostro de oriente.

“Fue toda una sucesión de impresiones y descubrimientos. En una de las etapas del viaje  abreviado por las nostalgias encontradas de mi abuela, visitamos una pequeña población cercana a Homs.  Igual  que hacen todos los viajeros, tomamos fotografías y cuál no sería mi sorpresa cuando alguien me advirtió que  esa ciudad era la misma que yo había pintado años antes sin haberla visto antes. Supongo que son esos secretos y recuerdos que circulan por la sangre de generación en generación. Supongo, porque en el fondo todas esas cosas seguirán siendo un misterio”.

En un intento por descifrar algunas de las claves de ese misterio, Viviana emprendió la creación de una obra en la que el mapa de Siria  hace las veces de laberinto y los textos fragmentados de viejos libros  árabes obran a modo de guías, de señales instaladas a la vera del  sendero para ayudarles a los caminantes a encontrarse consigo mismos. O al menos con una  parte  inexplorada de sí mismos.

 

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“En esa misma dirección apunta una colección de trabajos basados en el turquesa y el amarillo: los colores de las joyas traídas de oriente que nos regalaban en las fiestas especiales de  la infancia. La primera comunión, los quince años, los aniversarios. En esos collares y pulseras habita todo un simbolismo que vale la pena explorar. En esas ando ahora”.

 

La maestra

Más de media vida  entre cuadros, pinceles y mosaicos le ha dejado a Viviana muchas cosas para enseñar. Por eso esta mujer que ama el jazz, los boleros, las canciones de Nina Simone y los ritmos de Herencia de Timbiquí decidió dedicar  parte de su tiempo a la enseñanza.

 


“Es muy importante enseñarles a los profesores para que aprovechen el enorme potencial  con que cada niño llega al mundo. La escuela debe funcionar como un laboratorio que permita el intercambio permanente, sin mediaciones de poder, entre los maestros y los pequeños.

Mire, aquí en la puerta de mi taller tengo pegado  el regalo que me hizo  Víctor Ayala, un  campesino discapacitado residente en  La  Florida. Es un dibujo elemental, pero lleno de vida y de intensidad.  Es un retrato que él hizo de  mí y expresa esa fuerza interior que espero explorar en los niños, ayudando a formar a los maestros”.
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Aquél al que  la naturaleza empiece a desvelarle sus secretos manifiestos, experimentará un anhelo irresistible por conocer a su más digno representante en el arte.

 

 

 

La frase de Goethe, escrita  en computador, y fijada con cinta adhesiva en una pared  del taller, es  toda una declaración de principios para los habitantes de esta casa hecha de mosaicos y búsquedas.

Como también  lo son estos versos de  Dulce María Loynaz, una de las poetas amadas de la artista, que  flotan en el aire a modo de despedida:

 

                    Hágase en nos tu voluntad

                    Aunque ella sea que nuestra vida

                    Solo dure

                    Lo que dura una tarde.

 

Viviana ángel y amigos

La ‘cleptocracia’

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Somos un país garantista en leyes, pero poco efectivo para hacer cumplir las normas y sancionar a los que cometen faltas.


 

Un billón de pesos por semana  le estaría costando a Colombia la  corrupción, según estimativos de la Contraloría General de la República.

La Sociedad de Economistas hizo un cálculo aproximado entre 1991 y el 2000 y concluyó que podrían ser 189 billones lo que se devoró el agujero negro de la corrupción en ese período.

Y eso que solo hablando de la plata perdida por contratos interrumpidos. Pero al sumarle las pérdidas en desarrollo y competitividad, educación, salud, etc., la cifra es superior.

 

Saúl Cruz – Foto tomada de  Revista Semana

 

Ahora bien, la posibilidad de que esa corrupción, la que están demostrando servidores públicos, personas en cargos de elección popular y con responsabilidades políticas o administrativas quede en la impunidad, es altísima.

Y esa sí es preocupante. Somos un país garantista en leyes, pero poco efectivo para hacer cumplir las normas y sancionar a los que cometen faltas.

El subsecretario del Congreso comete un “falso positivo” de una agresión en su contra y lo mandan de vacaciones, para luego suspenderlo mientras lo investigan.

Un concejal de Santa Rosa de Cabal dice que las normas y las mujeres se hicieron para violarlas y mañana puede estar muy sentado en su curul, sin que nada ocurra.

 

Ramón Cardona – Concejal / Tomada de Blu Radio

 

 Dos casos recientes, y aquí no ha pasado nada.

Un presidente firma un decreto que literalmente le hace “lavado” de activos a dineros recogidos ilícitamente por unos ex delincuentes (con secuestros y extorsiones), y ante el escándalo solo se les ocurre decir a sus asesores que no supimos interpretar la norma, o en resumidas cuentas, que no sabemos leer.

Con ese argumento, van a tener que lavar todas las fortunas hechas de manera ilícita, como las cucarachas de panadería.

El acueducto de Quibdó lo han financiado 23 veces; la EPS Risaralda se la robaron (el edificio de la Avenida Sur en Pereira, es su mejor obra, podría estar en el catálogo de algo a llamarse: “por sus obras los conoceréis”).

 

Acueducto Quibdó – Tomada de Portafolio 

 

La lista es interminable y aquí  como decía el comediante español, pasamos de todo.

Las normas se siguen haciendo para evitar a toda costa que los responsables de sus violaciones paguen por sus delitos.

La seguridad jurídica es lo que menos tiene hoy en día el país. Dilatar, dilatar, que de la dilación queda bastante.

A mí me decían cuando era chiquita que todo acto (positivo o negativo) tenía consecuencias, van a tener que aprenderse otra frase los padres, porque esa ya no aplica.

 

 

Marmato, el pueblo donde el oro no enriquece

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Aunque el oro sea el metal por el que se rige la economía mundial, y cuyo valor es tasado en las bolsas de Londres y Nueva York, para los marmateños  representa el modo de ganarse la vida, “como cualquier otro trabajo”. Además, alegrías y tristezas en diferentes épocas de su historia.



Texto y fotografías: Elizabeth Pérez P.

 

Un cerro lleno de oro


¿Ha caminado alguna vez sobre una montaña de oro?

¿Se imagina sus pies posándose encima de 14 millones de onzas de oro?

Quizá piense que es toda una fortuna. Y tiene razón, hasta cierta parte.

Es la riqueza de la que se enorgullecen en Marmato, un pueblo ubicado en el departamento de Caldas, donde viven alrededor de 9.000 personas, y también llamado ‘El Pesebre de oro’.

Una riqueza que desde los tiempos de la colonia española ha despertado el interés de quienes han sabido del tesoro que guarda la imponente montaña, de donde también cuelgan las casas que habitan la mayoría de marmateños.

 


Por décadas y décadas el pueblo ha escarbado y  sacado oro de la que consideran su propia montaña, hasta que en 2007  la multinacional  canadiense Gran Colombia Gold se apropió del 79 por ciento de las más de 500 minas en funcionamiento.

Pero no dio trabajo, no empezó a explotar, al contrario, puso candado a  las minas y empezó a idear la forma de desplazar a la gente para poder extraer el oro a cielo abierto.

 
Pero el pueblo no se fue, no dejó lo que era suyo, resistió, se quedó con la esperanza de seguir   encontrando  en las profundidades de la tierra su sustento.

Los títulos mineros  adquiridos por la compañía entraron   en litigio, las minas llevaban 6 meses cerradas sin que nadie las trabajara, y finalmente  fue fallado a favor de los mineros tradicionales por la Corte Constitucional, que a partir del 28 de febrero de este año les permitió volver a explotar la parte alta de la montaña, en la cima del cerro El Burro.

Un viajero desprevenido que llegue a Marmato tal vez quede decepcionado. Son muchas las necesidades sin resolver y las condiciones de vida son cada vez más complejas.

Sin ir muy lejos,  entre sus habitantes ni siquiera   puede verse algún rastro de resplandor en sus cuerpos, o sonrisas en sus rostros  originadas por el oro.

 

oro

Son gente pobre, humilde y trabajadora, que vive al día con el único oficio que saben hacer.

Lo que sí se verá será un bullir de hombres que van y vienen desde las entrañas de la montaña hasta los beneficiaderos –lugares en los que lavan la piedra extraída -, en donde esperan que la jornada del día les deje ver el brillo del dorado metal.

Y de ahí, a las compra-ventas de oro, para obtener el dinero que retribuya su trabajo.

Así que, aunque el oro sea el metal por el que se rige la economía mundial, y cuyo valor es tasado en las bolsas de Londres y Nueva York, para los pobladores de Marmato representa el modo de ganarse la vida, “como cualquier otro trabajo”, comentó uno de los lugareños.

En los alrededores son escasos los cultivos, incluso de pan coger.

Las provisiones son traídas en su mayoría de Medellín, ciudad en la que también es transado gran parte del mineral extraído.

 

Un pueblo de contrastes

Como en espiral, para llegar hasta las partes altas, las calles empedradas, empinadas y estrechas del pueblo son transitadas por recuas de mulas, en las que los mineros cargan la piedra extraída de la montaña para luego  ser llevada al proceso de encontrar en ella la pizca  de oro necesaria para ganarse la vida.

Al mismo tiempo, puede verse por la calle principal de Marmato, y además la única vía de acceso a las minas, a hombres y mujeres que van y vienen en moto, o a pie, siempre apretujados en medio de una constante algarabía.

Y por esa misma callecita angosta deben andar también las volquetas y los carros que lleguen al lugar. No hay guardas o algún ente que controle el desmedido tráfico de ida y vuelta.


Un carro retrocede con lentitud hasta encontrar un espacio que permita abrirle el camino a otro, que viene en sentido contrario, para que pueda avanzar. Parecieran sin afán.

Y es que llevan 480 años sacándole oro a esa montaña, desde que se fundó el pueblo, en el sitio que hoy es el corregimiento de San Juan, sin que hasta ahora a los mineros tradicionales deje de brillarles la fortuna de encontrar en las entrañas de la tierra que los vio nacer, el oro suficiente que les garantice los ingresos para ellos y sus familias.

No ha sido fácil. Pero aún sienten que nadie puede arrebatarles la montaña, su casa.