martes, junio 24, 2025
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El arte que hace libre a los presos de la región cafetera

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Hombres y mujeres procesados por diversos delitos, utilizan las artes manuales como un medio de realización personal. Una muestra de su trabajo llegó a Pereira para mostrar su  lado humano y creativo. 


 

Nunca los presos de todas las cárceles de la regional Viejo Caldas estuvieron más libres como un sábado a finales de octubre cuando  hicieron presencia en el centro de Pereira por medio del arte.

Hombres y mujeres procesados por diversos delitos, utilizan las artes manuales como un medio de realización personal, ya que como asegura la oficial Maria Penagos “ellos quieren sentirse funcionales y ser responsables con sus esposas, hijos y la sociedad en general”.

 

Los hombres y mujeres custodios y funcionarios del INPEC, vestidos de camuflados azules, han emprendido la visión junto con ellos de consolidar negocios externos por medio de plataformas  como Libera Colombia, proyectos  productivos y muestras artesanales con productos de alta calidad hecho con paciencia y tesón de parte de los y las reclusas de los diversos centros penitenciarios del Viejo Caldas (Caldas y hoy Risaralda).

 

 

Estos eventos son una visión que hace paz porque se trata de regenerar, no reprimir, reinsertar en la sociedad, no aislar o mantener en disfunción laboral a las personas privadas de la libertad por decisiones desacertadas.

 

 

El cuerpo penitenciario no solo cuida a esta población de prisioneros y mantienen el orden institucional como si fuera el único deber público, sino que gestionan carpas, invitan instituciones como Comfamiliar, Chevrolet, la Alcaldía de Pereira, entre  otras,  para mostrar el otro lado humano de los presos:  el rostro de la superación, las manos útiles y las mentes creativas.

 

En esta muestra que representa al Eje Cafetero, y que pretende dejar la región muy en alto desde su propuesta, se ven chivas trabajadas al detalle, jeeps clásicos, gallinas de madera o hueveras, parqués multinivel, máscaras para teatro, retratos de jugadores de futbol hechos a lápiz, sombreros, esculturas talladas en madera, y en productos más complejos se encuentran closet de pino, centros de cómputo, murales, y aparta estudios o mobiliarios para casas.

Además de alimentos como panadería, postres, y pasa bocas azucarados para todos los gustos.

Son productos elaborados a gran escala para negocios, y con una calidad que sobrepasa las expectativas, porque los pereiranos han recibido bien el evento y han venido con toda su familia a comprar diferentes productos, además del incentivo de apoyar a los reclusos en esta muestra, porque son sabidas las penurias que soportan muchos de ellos.

 

 

El dinero recaudado es transferido a los hombres y mujeres de cárceles de Pensilvania, Riosucio, Honda, La Dorada, Santa Rosa, Pereira, entre otras más de la región.


 

Ellos  a su vez,  al ver  que su trabajo es valorado, se sienten dignificados y entregan directamente el dinero a sus familias para el pago de facturas en casa, regalos para sus hijos en la temporada decembrina que se acerca,  algún buen vestido para su esposa, o un presente, para algún marido que incondicionalmente se ha hecho cargo del hogar que a ese preso le ha tocado dejar atrás.


 

El evento se cierra con recitales de poesía donde asisten personalidades de la ciudad, entre ellos, los directores del INPEC, funcionarios de la Alcaldía, y la gente que se arremolina para oír los latidos de los presos  que trabajan, hacen dinero y sueñan un día con la libertad, aunque el arte que fabrican, ya les proporcione una en cierto modo.

Guillermo Morales, un recolector de café en  la piel de la tierra

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Con este oficio llegan también la música de despecho, el aguardiente y las muchachas. Pero Guillermo  pertenece a otra estirpe: la de los trabajadores del campo que echan raíces en un solo lugar y se quedan en él  por el resto de sus días.


 

El milagro de  cada día

Desde finales de septiembre y hasta la primera semana de diciembre se recoge la cosecha grande de café en Colombia.

Miles de jornaleros se desplazan desde distintos rincones del país, atraídos por la promesa de ese grano rojo que ya se insinuaba con su floración blanca seis meses atrás.

Fotografías: Diego Val

 

Con esos peregrinos llegan también la música de despecho, el aguardiente y las muchachas que acaban echándose al bolsillo buena parte del dinero ganado por los recolectores en largas jornadas  bajo el sol y  la lluvia.

Pero Guillermo de Jesús Morales pertenece a otra estirpe: la de los trabajadores del campo que echan raíces en un solo lugar y se quedan en él  por el resto de sus días.

 

Fotografías: Diego Val

 

Al contrario de los cosecheros que parecen ser hijos del viento y la errancia, Guillermo ha hecho de la tierra una especie de segunda piel.

Así lo atestiguan las palmas de sus manos, duras y cuarteadas como los surcos que abre todos los días para plantar las semillas.

“Soy huevero puro”, dice para dejar  muy en claro que nació en Santa Rosa de Cabal en 1949.

 

Fotografías: Diego Val

 

Aunque de esta clase de hombres puede decirse no que nacieron, sino que fueron plantados en la tierra como un árbol que no cesa de dar frutos.

Él  mismo, con su sombrero, su machete  y sus botas  pantaneras parece un terrón caminando por cada uno de los recodos de La Coronaria, la finca donde hace la vida.

Y donde espera terminarla.

 

Fotografías: Diego Val

 

Mientras los  expertos hablan de técnicas de producción,  el hombre  utiliza la palabra milagro. Cada semilla que germina es un milagro  convocado por un acuerdo entre el agua, el sol y la tierra.

Tiene la piel muy blanca, este Guillermo. Demasiado blanca  para una persona que se ha pasado la vida entera  trabajando a la intemperie.

Porque desde  su infancia  en  Santa Rosa    no ha hecho otra cosa que labrar la tierra.

 

Fotografías: Diego Val

 

“La tierra es algo bendito: le devuelve a uno lo que le siembre y además se lo multiplica”

dice y se queda mirando un arbusto de café plantado con sus propias manos. 

“Uno se pone a mirar lo que es una semillita de café sembrada en el almácigo. Después viene el trasplante a los surcos hasta que empieza a  verdear y llegan las primeras floraciones. Entonces vienen los graneos y más tarde la cosecha  grande que les devuelve a los propietarios todo lo invertido y nos permite a los trabajadores mantener a  nuestras familias ¿No le parece que eso es un milagro?”

El azul limpio de sus ojos no admite apelación

A duras penas sabe estampar su firma en un papel. Pero,  como escribiera don Antonio Machado. Guillermo es “En el buen sentido de la palabra, bueno”.

 

Fotografías: Diego Val

El amor después del amor

Con Oliva, su mujer, Guillermo tejió una historia de amor basada en largos silencios.

Entre  un silencio y otro concibieron dos hijos: Diana Patricia y Carlos Andrés

A lo largo del camino han acumulado un capital que se cuidan de trasmitir  a su descendencia: unos principios éticos basados en  el sentido de la dignidad, el respeto y la honradez. Es decir, todo un tesoro en estos tiempos de vileza y fraude.

 

Fotografías: Diego Val

 

Quizá por eso recibe la ofrenda diaria  de una panda de perros que lo siguen  por todos los rincones de La  Coronaria,

Se llaman  Larry, Yira, Motas, Lulú, Princesa y  Pecas. Como bien sabemos, los animales conocen al detalle el sentido de la  palabra  lealtad.

Y  Guillermo se la ha ganado en franca lid.

Acariciando el lomo de Pecas, a quien ha rebautizado con el nombre de Carramplón, dice que la recolección del café es apenas el eslabón de una cadena en la que no se puede descuidar ningún detalle.

“Los  recolectores llegan, cobran  y se van, sin conocer mayor cosa de la finca donde estuvieron trabajando. Uno en cambio es testigo del nacimiento del grano, hasta el momento en que lo cargan hacia  el lugar donde compran el café. El que se toma un tinto sentado en su sillón nada sabe de las afugias de los   dueños y los trabajadores.

 

Fotografías: Diego Val

 

Los cambios de clima, los abonos malos y las plagas amenazan todo el tiempo las cosechas. Aparte de eso está algo tan importante como el beneficio y el secado Por eso  insisto en que si el café llega a las fábricas y luego a la mesa de la gente es el resultado de mucho trabajo sí, pero sobre todo  de un milagro”.

El inútil combate

Desde hace tiempo,  Guillermo renunció a una batalla perdida de antemano con las loras, los guatines y las ardillas que saqueaban sus sembrados de  maíz, yucas y aguacate, en ese orden. Ahora siembra para ellos también.

“Doña Celina- la dueña- y sus hijos me enseñaron que uno debe compartir también con los animales. Por eso a la hora de sembrar los tengo en cuenta también a ellos y desde hace años renuncié a la pelea que tenía casada”.

No por casualidad  lleva  la tercera parte de  su vida trabajando al lado de esa familia que lo ve como a uno de los suyos.

Por lo pronto las tortas  y la crema de chócolo, así como el sancocho con buena yuca, sus platos favoritos, están a salvo: la tierra da  de todo y para todos.

 

Fotografías: Diego Val

 

Un buen sorbo mañanero

Hace frío en Londres. Antes de iniciar la jornada un grupo de periodistas de BBC Mundo calientan el cuerpo y el alma con largos tragos de café remitido desde Pereira, Colombia.

Algunos de ellos no lo saben, pero esa delicia fue plantada, cuidada, recogida, secada  y beneficiada  por  las manos benditas de Guillermo Morales.

 

Fotografías: Diego Val

Pereira: un lugar de gatos mercenarios, amorosos y necesarios

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Esta ciudad necesita a los felinos, cada uno en su espacio, lugar, costumbre de vida, e incluso sin trabajo o con uno, remunerado o no.


 

En cada vecindario de Pereira, los gatos de techo o callejeros están dominados por otros gatos más feroces o más hábiles que los demás. Pero, aunque siempre hay uno que domine, no existe una organización de gatos como tal.

 

 

Si existiera, daría para una saga tipo “El Planeta de los Felinos”. Lo que existen son tres tipos de gatos, los caseros o de tiendas, los bohemios y los enteramente salvajes.

Empecemos por los últimos. Los salvajes, esos seres indigentes que conservan la misma mirada desorbitada de los humanos histéricos, que comen basura, destapan canecas, y comen ratas, sin importar que la gente los mire, y hagan escaramuzas agrias de desaprobación.

 

 

Son seres libres como el viento y numerosos como los piojos en un cuero cabelludo mal cuidado. Por lo general no son de raza, ni se siente como un copo de nieve único y especial, por mucho que algún colectivo animalista, haya querido aplicar teorías marxistas para borrar en ellos algún tipo de clase, linaje o casta, pero claro, desde la mente de los humanos.

 

 

Si estos gatos fueran teóricos, escupirían sobre todo ese discurso animalista, pues estos seres solo desean leche, pescado y desechos caseros. Nada más.

 

 

Los bohemios, en cambio, son más tratables, adaptados. No huyen de las personas, sino que se pasean entre sus pies, enrollan su cola como señal de amistad y miran a los ojos de su amo buscando alguna aprobación.

El cariño que reciben es prodigado por señoras solteronas, escritores solitarios, o hijas de ricos, que los llaman “Rollito”, “Coqueta”, “Angelito” o “Señorita Pelos” y se enojan cuando sus animales, que en realidad tratan como miembros de la familia, son llamados gatos callejeros o de techo.

 

Estos seres son tan puntuales a la hora de comer, que un “gatólogo” ha propuesto la teoría de que los gatos tienen en su mente el concepto del tiempo formado. Lo justifica, además, citando un felino llamado “Ricardo” que aparece de lunes a viernes a comer de mano de los conserjes de un edificio en el centro, pero no se presenta los sábados y domingos, porque parecen saber que en esos días la gente no trabaja.

 

 

Ya los gatos caseros, son mezcla de salvajes y bohemios, pues comen bien, ahuyentan las ratas, y aunque tiene un espacio en alguna tienda o casa, prefieren huir por la pequeña ventana de la cocina a pasear por los techos y la calle.

 

 

Son gatos con empleo y usan este privilegio de salir y entrar de su lugar cuando deseen, especialmente en sus momentos libres. Aunque también tienen el privilegio de dormir encima de repisas, televisores, y otros, entendiendo la confianza de ser alguien especial en la familia, se apostan encima del refrigerador.

 

 

Con el aumento de los apartamentos o propiedades horizontales ha disminuido esta casta de gatos con empleo. Con cuartos bien iluminados, políticas de sanidad dentro del edificio, basuras controladas, comidas empaquetada en bolsas Ziploc, pocas veces se necesitan gatos trabajadores.

Igual los ascensores manuales que inmovilizan a estos felinos para bajar a un primer piso, y regresar de nuevo por el ascensor hasta su casa. Ya no se dedican a cazar roedores, sino a ver televisión junto con sus amos quienes pasan su mano por el pelaje como si buscaran pepitas de oro entre su cuerpecillo.

 

 

Sin embargo, en el centro de la ciudad siguen necesitando muchos gatos, no importa su pedigrí o su forma de vivir. Una vez un indigente, alérgico a los gatos negros por costumbre de mal agüero, envenenó a uno en la calle 12. En cuestión de 24 horas, todo el lugar, especialmente los restaurantes y los almacenes, se llenaron de ratas que salían de los bares, los prostíbulos y las alcantarillas. Algunos roedores empezaron a robar comida, y hasta atacaban en manada de tres y cuatro a sus perseguidores.

 

 

Así que fueron movilizados todos los gatos callejeros de los barrios cercanos, los traían en cajas, en costales, y algunos venían atraídos por un pedazo de pollo, caminando en fila como si fueran encantados por el flautista de Hamelín.

Pero los gatos de la calle 12 requieren mucho cuidado. No duermen. O duermen con un ojo cerrado y uno abierto, desde que una rata atacó a uno, y dejo tres gatos hijos en orfandad.

 

 

 

Esta ciudad necesita a los felinos, cada uno en su espacio, lugar, costumbre de vida, e incluso sin trabajo o con uno, remunerado o no.

 

“Isaral”: la asociación filantrópica en Los Álamos que hace mejores ciudadanos.

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Ubicada en una de las arquitecturas más bellas del sector. Una casa conservada y decorada con aulas para estudio, librería privada, sala de descanso, un oratorio en el segundo piso, cuartos de descanso y pinturas emplazadas en las paredes que le dan un toque solemne e interesante al lugar.


 

 

 

Una de las casas más representativa del barrio Los Álamos, es aquella que, para llegar más fácil, se suele decir: “ahí diagonal de la iglesia” pero que en realidad es la calle 12 # 23-232.

Al dar con la dirección, queda uno deslumbrado, porque esta casa contiene una de las arquitecturas más bellas del sector, aunque haya sido remodelada por lo menos tres veces, desde que fue adquirida por el último propietario.

 

 

Allí queda el lugar donde funciona la asociación Isaral, cuyo nombre es un juego de palabras entre Israel” y “Risaralda y que en esencia es reconocida por promover un programa filantrópico llamado “Iwoka” palabra aborigen que significa Tierra sin mal”.

Esta iniciativa social parte de un grupo de gente generosa que desea ver una mejor Pereira desde la formación de niños, niñas y mujeres en valores humanos, proyectos de vida, emprendimiento, criterio social, y  prevención de deserción escolar, que en la ciudad ha tenido un incremento negativo del 5,22%, frente al 3,7% del promedio nacional.

 

 

Los miércoles y los jueves son los días escogidos para reunirse en “Isaral”, como llaman la casa, y que, por cierto, está bellamente conservada y decorada con aulas para estudio, librería privada, sala de descanso, un oratorio ubicado en el segundo piso, cuartos de descanso y pinturas emplazadas en las paredes que le dan un toque solemne e interesante al lugar.

La asociación Isaral, por medio de su programa “Iwoka”, visita instituciones escolares como San Nicolás; Héctor Ángel de La Florida; I. Hans Drews Arango; Sur Oriental, y otras más, con el fin de cultivar una “tierra sin mal” o ciudadanos responsables y comprometidos con la vida en todos los sentidos.

 

 

El financiamiento para tales actividades se genera por medio de eventos como conciertos, conferencias, bingos, comidas. Los fondos van para los programas al cual le han puesto todo su esfuerzo, pensando en la generación que crece y el beneficio que pueden representar al convertirse en “tierra de bien”.

 

 

 

 

Así en esta casa todo es orden; lamparas, alfombras, platos, libros, muebles, y hasta instrumentos musicales que hay en el lugar, han sido donados por diferentes personas e instituciones para buscar el mismo fin de ayudar al crecimiento de los niños, niñas y mujeres en felicidad personal y futuro ciudadano.

 

 

Y aunque actualmente necesitan un ascensor para la gente más adulta, siguen usando las escaleras fuera y dentro de la casa como un acto simbólico que representa esfuerzo.

En esta idea se sostienen, hasta que llegue lo que necesitan, porque lo importante es aprender a ser humano, dejar huella y orientar a las personas para que estas sean mejores, y se dispongan a cambiar ellas y a transformar su entorno.

 

 

Los vecinos conocen la casa y el programa “Iwoka” y dan el visto bueno, porque, aunque el barrio Los Álamos pasó de ser residencial a comercial, han tenido buena acogida por la labor social, educativa y formativa que llevan a cabo.

La comunidad es la primera en sentir el impacto de tener entre ellos una casa, una asociación, un programa, y ver personas que se encaminan a ser la generación que sanará esta tierra socialmente.

 

“No sé tú, pero yo…”: la novela gay que retrata una historia de amor tímida, cínica y no correspondida.

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Una experiencia que en cierta forma no es muy distante de esa sensación de enamoramiento que hemos  sentido  los que vivimos en esta ciudad vertiginosa, de amores fortuitos y destinos inciertos.


 

 

No sé tú, pero yo…

Frank Molina

Independiente (Versión digital en AMAZON).

Narrativa homo erótica

Pereira, 2017

Pág. 100


 

 

Son solo 100 hojas, pero el joven autor Frank Molina invirtió tiempo, experiencia, y vivencias para explayarse en la novela “No sé tú, pero yo…”.

Una obra densa que puede ser leída despacio, quizá, mientras vamos en el bus, hacemos una fila, o mientras, entre pareja se lee uno al otro el texto alrededor de un vino o una chimenea.

Al poner los ojos en la primera página y pasar a la segunda, ya no es tanto la mente como el corazón el que desea saber qué sucederá con esa visión del amor tan libre, y cómo acabará el asunto.

Una historia de principio a fin, que en cierta forma no es muy distante de esa sensación de enamoramiento que hemos sentido los que vivimos en esta ciudad vertiginosa, de amores fortuitos y destinos inciertos.

 

 

Su narración busca descubrir qué es el amor, por qué sentimos deseo y pasión, pero a su vez, qué sucede cuando nuestros ídolos sentimentales caen de su pedestal y nos toca comenzar de nuevo.

No hay caminos trazados, pero como el autor sugiere,la mente nos miente y uno asume que todo lo que imagina es real”. Y por mentira y mente se refiere al juego del amor correspondido en apariencia, pero anhelante de suspiros, roce, tacto y contacto con el cuerpo que nos humaniza.

Unas fibras tan sensibles que puede sonar desde nuestro corazón para una serenata romántica o para crear sonidos estridentes de traición, intríngulis, y amargura. Así entonces, una primera cuestión que sobresale al leer este trabajo elaborado con paciencia, reflexión y contenido es ¿Qué es ser marica?

 

 

A lo que inevitablemente hay que aclarar que en si no es una condición sexual recriminada y homo condicionada, sino que ser marica es enamorar a otro y luego jugar con su corazón como si este a más de venas y sangre no sintiera o se enamorara.

Esa es la cuestión de la novela escrita por el pereirano Frank Molina.

 

 

Un relato tan real, sensible, homo trágico, pero a la vez enteramente moderno por su lenguaje, tono, y temática que no deja indiferente al lector que se identifica con su historia de fondo.

Un par de frases antojarán a un desprevenido a iniciarse en esta obra: “El beso de la momia”, “orgasmo astral”, “sexo oral a la vaca muerta”, “reina de las Geishas”, entre otras más, que seducen y divierten al que se acerque a esta obra.

 

Del maltrato animal y sus múltiples manifestaciones

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Antes de juzgar a un gran maltratador de animales, observe su proceder con los suyos, no vaya a suceder que usted está siendo un pequeño maltratador, de esos que no se ven pero que generan gran dolor y malestar a la salud y calidad de vida de las mascotas.

Si descubre que es así, busque ayuda, amo y mascota, la necesitan.


 

 

 

Quien maltrata un animal es un potencial maltratador de niños y mujeres.

 

Una definición de maltrato que podría ajustarse o extrapolarse a las mascotas es una que usualmente se usa para referirnos al maltrato infantil: “Cualquier acción no accidental por parte de los padres/tutores que provoque daño físico o enfermedad en el niño o le coloque en grave riesgo de padecerlo” (tomada de: Definición de maltrato y sus diferentes manifestaciones, publicado por El Instituto Aragonés de Servicios Sociales, IASS, en su página de internet).

Sólo debemos cambiar padres/tutores por propietarios o manejadores y niño por mascota, y tenemos una definición adecuada para el caso que nos corresponde.

 

A propósito de maltrato animal, todo lo que nos muestran las fotografías e imágenes como resultado de acciones brutales contra los indefensos animales nos hacen reaccionar de diferentes maneras y experimentar sensaciones de rabia, dolor, tristeza e infinita decepción por la ausencia de sentimientos de algunas personas que habitan este planeta.

 

 

Pero, podría alguien imaginar que ese tipo de maltrato que se muestra tan evidente a la sociedad es tan cruel y fatal como otros que se dan de una manera más soterrada y, peor aún, ¿de una forma no consciente y sin evidencia aparente? Veamos por qué.

 

¿Alguna vez han conocido lo que siente un humano cuando fisiológicamente su vejiga está llena y no encuentra un lugar adecuado para eliminar la orina y debe esperar largo tiempo para hacerlo?

 

Generalmente esto no es recurrente para el humano, puede ocurrir de manera eventual y cuando se hace muy cotidiano el suceso, generalmente en las mujeres, pueden presentarse síntomas de dolor e infección urinaria, lo que conocemos como cistitis. Ahora, trasladémonos a otra situación, que se da en muchos hogares del mundo.

Una mascota canina llega a la casa para que sea la compañía o el entretenimiento de niños o jóvenes que están todavía en el proceso de educación para la vida; estos animalitos reciben una “educación” de hacer sus necesidades fisiológicas sólo cuando sus propietarios o manejadores los sacan a la zona verde, al parque o a la caminata.

 

 

Y es allí donde no nos damos cuenta, porque no es evidenciable fácilmente, que muchos de esas mascotas deben esperar a salir hasta que el niño o joven tenga tiempo para sacarlo. Deben esperar que terminen de hacer tareas, la conversación por el chat, el programa de televisión o cualquiera otra de las importantes actividades que a esas edades ocupan la mayoría del tiempo de los muchachos; con el agravante que los padres, muy amorosamente, no hacen el oficio que le corresponde a los muchachos porque ellos deben aprender a asumir las responsabilidades que han elegido o les han sido encomendadas.

Se da inicio, entonces, a un sufrimiento callado para ese noble animal, pues no puede orinar o defecar dentro de la casa porque ya tiene un condicionamiento a no hacerlo, y comprende que si lo hace recibirá una reprimenda por parte de su pequeño dueño o los padres.

 

 

Por lo tanto debe espera a que sea llevado al lugar correcto, y mientras tanto su organismo sufre traumatismo y dolor que no se puede mostrar en fotografías o videos, solamente se hará evidente cuando por diagnostico veterinario se determine que hay una patología urinaria y que la mascota está enferma.

 

Claramente este proceso será tratado con medicamentos para eliminar la patología que lo aqueja, pero casi nunca es eliminada la causa real que originó la situación, que se lograría con un manejo adecuado a las necesidades fisiológicas de la mascota por encima de los tiempos y necesidades de su dueño.

 

Pregúntese ahora: ¿habrá maltrato en este caso? ¿Es posible que suceda esto cotidianamente?

 

Pero este no es el único caso, también sucede cuando dejamos a la mascota todo un día encerrada hasta que los propietarios regresen del trabajo para darle un paseo de un tiempo que no es más de una hora como máximo, pudiendo imaginarse cómo puede sentirse un animal que tiene información genética de hacer ejercicio y mantener activo por muchas horas al día, y tan sólo recibe un poco tiempo para hacerlo.

 

Diríamos que se acostumbra y que no es problema para ella como mascota. Pero claro,         ¿qué más puede hacer el animal para conservar su vida y sus mínimas condiciones de salud? Pues potencializar al máximo su instinto de supervivencia y adaptarse a esas condiciones, porque aunque ellos no piensan, su organismo si responde a las leyes naturales y se acomoda a las situaciones que puedan hacerlo hasta que logren un equilibrio fisiológico.

 

 

Pero cuando no se logra, se expresa con patologías provocadas por estrés, desarrollando en algunos de ellos problemas de piel o gastrointestinales donde no hay causa aparente de la enfermedad.

También hay maltrato cuando humanizamos tanto a nuestras mascotas que hacemos que ellas tengan un comportamiento y un manejo como si fuesen un ser humano. O acaso no hemos visto en un día de ciclo vía o deporte matinal a algunos ejemplares con elementos deportivos propios de los humanos tales como camisetas, buzos, gorros u otros elementos que provocan en ellos aumento de temperatura y deshidratación.

 

Claro, el problema se soluciona suministrando líquidos a la mascota, pero dada la sensación de sed que se manifiesta en estos animalitos, toman agua en cantidades exageradas para ellos, porque además hacemos una proyección de nuestras emociones, es decir, el calma la sed cuando nosotros creemos que la nuestra está calmada.

 

Y viene otro problema: como la mascota ya se “refrescó” ahora puede volver a jugar como lo estaba haciendo, y no sospechamos del peligro que representa para un perro correr, saltar o hacer ejercicio con el estómago lleno, pues una torsión gástrica estaría latente a presentarse, aunque podría quedar únicamente en una gastritis.

 

 

Otro ejemplo claro de maltrato está manifiesto cuando una mascota llega a casa, recibe todas las atenciones y, además, se le deja hacer todo lo que se le antoje, desde estar cargado todo el tiempo hasta dormir con su dueño en la cama de este.

 

Pero al pasar los días ese animalito que sintió que era dueño de todo eso que le dieron ahora recibe regaños y pequeños castigos porque debe corregir lo que hasta ahora para él no era mal hecho.

 

Como no pueden cargarlo porque está más pesado, por eso apenas ve llegar a sus amos busca que lo carguen y por lo tanto ensucia el vestido de sus dueños que van a la oficina, araña la piel de los brazos y piernas de las personas que viven con él. Ahora tiene un problema de comportamiento, pero si desde el comienzo no le hubiésemos condicionado a hacer eso, no debería estar siendo corregido.

 

 

Así podríamos seguir enumerando algunas condiciones que maltratan a los animales y que no se notan porque aparentemente no son tan violentas; pero maltrato es maltrato, no hay mal trato pequeño o grande, solamente es lo que es.

Por eso antes de juzgar a un gran maltratador de animales, observe su proceder con los suyos, no vaya a suceder que usted está siendo un pequeño maltratador, de esos que no se ven pero que generan gran dolor y malestar a la salud y calidad de vida de las mascotas.

 

Si descubre que es así, busque ayuda, amo y mascota, la necesitan.

Conozca el “Gatorade” de Los Incas cultivado en Salento.

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Se trata del Yacón, una fruta con tantas propiedades que sobrepasa la cantidad suficiente que necesita una persona para alimentarse saludablemente.

La consigues en el Mercado Agroecológico que se realiza el primer domingo de cada mes en La Florida.


 

Fotografias: Diego Val.

 

 

 

 

 

Por el camino del Inca.

 

Es sembrada bajo tierra como la papa, pero no es tubérculo, es fruta, al menos la Organización Mundial de la Salud así declaró al Yacón, luego de comprobar sus propiedades hidratantes, calóricas y beneficiosas para la humanidad.

Y es que el Yacón Se conoce como “manzana de tierra” pero también como “El Gatorade de los Incas”, porque en Colombia, aunque solo la conocemos hace un poco más de 20 años, en realidad esta fruta es milenaria.

Era sembrada a lo largo entre los tambos incas en el Perú, para que los Chasquis, los mensajeros reales del curaca, se hidratasen y tomaran fuerzas al recorrer los 5, 10 o 15 kilómetros por el Qhapaq Ñan (camino real), y así llevar de un lado a otro la encomienda, las noticias y hasta el pescado fresco de la costa del litoral hasta la residencia del Inca real en Cuzco.

 

 

Durante un tiempo desapareció de la agricultura indígena, y esto debido a que los españoles, después de enterarse del secreto energético de los incas, la erradicaran por medio de edictos reales que prohibían sembrarla durante el Virreinato del Perú.

Pero solo fue hasta hace 20 años, que Guillermo Castaño, uno de los padres de la agroecología en la región, para su sorpresa, la descubrió en la bota caucana al suroriente del país y desde ahí ha tenido un auge de comercio y consumo masivo en el público colombiano, teniendo cuidado de conservar las semillas para su futura reproducción.

 

 

 

Todas las frutas, la fruta: el yacón

 

Pero la historia de una prohibición real, y el hallazgo agroecológico más importante en Colombia, tienen sus razones de peso, al comprobarse que el Yacón, no es solo una fruta, sino todas las frutas, ya que a la vista del ojo humano es pequeña, pero al tenerla en la mano pesa alrededor de un kilo.

Una densidad que solo se entiende al descubrir la cantidad de minerales y azúcar que contiene.

Teniendo en cuenta esto, en el mercado agroecológico realizado en La Florida el primer domingo de cada mes, el señor Juan Manuel Carmona la exhibió como uno de los atractivos gastronómicos más curiosos de todo el evento.

 

 

Y las razones son de peso, porque esta fruta contiene 96% de humedad, convirtiéndose en la oligofructosa más buscada por los diabéticos, hipoglucémicos y personas que quieren usar azúcar, pero sin engordar o enfermarse o depender de la insulina.

De sus bondades se destaca que el Yacón produce miel de alta calidad, amigable con el organismo humano. Y eso lo comprueba que al exponer la melaza ante un enjambre de abejas estas no la reconocen. Lo que transmite confianza al saber que no es azúcar, pero es dulce, además de saludable porque el cuerpo digiere primero azucares, luego proteínas y después grasas.

 

 

Con el Yacón el proceso es a la inversa, porque el organismo, igual que las abejas, entiende que no es azúcar, pero la procesa sin riesgo contraproducente alguno porque solo contiene 30 calorías por unidad.

El procesamiento artesanal es cuidadoso, ya que hay una industria mediana que se encarga de tratar la fruta con mucha destreza: la someten a calor logrando deshidratarla, al menos durante dos días, para luego extraer la melaza fundamental para hacer otros productos como pan, granola, galletas para diabéticos, ensaladas, y mucho más.

 

 

Saludable y milenario

 

Ya en las bondades curativas que se le atribuyen al Yacón está el que sea un extraordinario adelgazante, limpie la grasa del organismo, corrija el estreñimiento crónico, y desinflame el colón, porque todos los que vivimos en la ciudad somos propensos a padecer algún cáncer de colón.

Y todo esto, porque esta fruta también es conocido como el “rey de los probióticos”. Si la leche Ensure contiene una alta dosis de estos “microorganismos vivos”, el Yacón sobrepasa la cantidad suficiente que necesita una persona para alimentarse saludablemente.

 

 

Es comprobado que el 85% de las muertes en el mundo se debe a problemas de azúcar, sobrepeso, cáncer y otras enfermedades por comidas que parecen sanas, pero contienen químicos o transgénicos.

Así entonces en el Mercado Agroecológico celebrado en La Florida, nadie quedó indiferente ante esta “manzana de tierra” o “Gatorade de los incas” porque el señor Juan Manuel Carmona, que llegó desde Salento al mercado, dejó en claro que el Yacón es el alimento del futuro, el azúcar que el mundo estaba esperando, y lo dice, mientras entrega degustaciones de la miel y el pan, que elaboró en su casa, para concientizar y sanar la ciudad con alimentos producidos por la “pacha mama

 

 

Al indicarnos el pan, agregó un aporte interesante al producto, “mire usted, el pan de Yacón se consume en tres días. En los supermercados hay panes que duran 3 meses”.

Luego de esto, se llevó a cabo un ritual en el mercado para agradecer a la tierra por sus milagros curativos por medio de comida milenaria.

¡Estamos de Cumpleaños!

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Querido lector:

Nos acercamos al final del año y esta fecha coincide con el aniversario del lanzamiento de la cebra que habla.

Hace 365 días que, ininterrumpidamente, trabajamos buscando historias de vida o lugares inspiradores, que muestren lo mejor de nosotros y nos estimulen a comprender a los demás, sus visiones y formas de vida, y a valorar el esfuerzo que hay detrás de cada trabajo honesto o emprendimiento.

En tiempos de rápidos cambios, La Cebra Que Habla ha optado por una manera distinta de hacer periodismo.

Estamos interesados en las historias de la gente, decente y trabajadora, que lucha día a día por construir un mejor lugar para vivir.

Nos gustan los ciudadanos activos que se preocupan, aportan y participan.

Estamos orgullosos del lugar que habitamos, y queremos mostrar sus bondades y cualidades al mundo entero.

Creemos en el poder de las historias.  Nuestra propuesta narrativa “Otras Formas de Mirarnos” es, al mismo tiempo, un aporte para la construcción de una sana convivencia, y la apertura a muchas y diversas maneras de existir y ver el mundo.

Este año ha sido de grandes esfuerzos y de muchas satisfacciones, y llegamos a nuestro primer aniversario llenos de entusiasmo y con un recorrido que se refleja en todo el contenido producido y disponible en nuestro portal.

¡Lo hemos logrado juntos!  Por esa razón, queremos agradecer su acompañamiento y generosidad en el seguimiento a nuestros contenidos.

Esperamos que disfruten este fin de año, y extendemos nuestros mejores deseos para el año por venir.

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Evocaciones del centro tradicional de Pereira.

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Es importante que recuperemos la cultura y la confianza acerca del comercio urbano de nuestro centro y sus múltiples potencialidades,  y sobre las ventajas económicas no solo para la ciudad sino para la región cafetera. 


Louis Kahn ha escrito que el centro es la catedral de la ciudad, es su alma y su cerebro. Para llevar a cabo su misión, el centro debe ser también la acrópolis de la ciudad, la evidencia y la personificación física de toda ella en grado sumo.

 

 

El Centro Tradicional se convierte en ese espacio que es de todos y que a la vez no le pertenece a nadie. Es el lugar donde  interactuamos, por donde vamos y venimos,  ese que nos marca la memoria individual, con sentimientos y escenarios que en el transcurrir del tiempo nos hacen regresar a  él, en nuestros recuerdos.

Desde su fundación,  Pereira originó su crecimiento desde el centro hacia la periferia, de manera concéntrica, en torno a una plaza principal,  tomando una forma elíptica por la condición alineada de las tres plazas centrales y su topografía.

En mayor o menor proporción siempre han existido en el centro los usos complementarios y de servicios conviviendo con los usos residenciales.

La pujanza y dinamismo de la ciudad desde sus inicios tornaron el centro urbano como un gran receptor de población de diferentes regiones del país, sus condiciones de localización y de paso obligado hacia otras ciudades estimularon aún más tal fenómeno.

 

 

 

En las últimas décadas nuestro centro tradicional ha venido con una acelerada transformación en su entorno urbano, mostrando la consolidación de usos a nivel comercial, institucional y de servicios, posicionándose en una de las ciudades con mayores dinámicas en el ámbito económico.

Precisamente donde se materializa estas actividades es en la calle, el parque o la plaza, actuando como lugares de contacto y de paso público, de intercambio de ideas, bienes y servicios.

Estas necesidades han producido en la calle una superposición de funciones en su naturaleza dual como lugar de paso (camino) y lugar de reunión (nodo).

“El centro de cualquier ciudad es la representación cultural, social, política y urbana que se fundamenta por el empuje de nuestros antecesores”.

A diario cuando circulamos por el centro tradicional podemos disfrutar de todo un atractivo comercial,  formal e informal, a través de las carreras 7ª y 8ª. Se constituye  en elementos urbanos de gran importancia para la ciudad ya que en ellas convergen en mayor porcentaje, los flujos de la población que hace uso habitual de los establecimientos de comercio y servicios del centro.

Son dos ejes económicos enmarcados  por tres parques principales: El Lago, Plaza de Bolívar y Parque de la Libertad, una transformación que puede entenderse como  una “Polea Urbana”; que concentra todos los inmuebles patrimoniales de mayor valor histórico y arquitectónico de la ciudad.

 

 

Desde los principios de la ordenación, este territorio ha sido pensado, y ha funcionado, como gran receptor de actividades y servicios de cobertura zonal, municipal y regional.

Hoy la dinámica de la ciudad junto a su proceso de desarrollo ha generado gran presión sobre el suelo y las actividades que allí se ejecutan. Su vocación comercial y de prestación de servicios le ha dado un nuevo rol de centro metropolitano, superando su carácter local.

Ha dado pie para que en esta porción de ciudad se presente gran mezcla de usos y actividades diferentes que se han desarrollado de manera espontánea, sin ningún control y en espacios medianamente adecuados para estas actividades. Permitiendo así el fenómeno de la sobreutilización de espacios, y en muchos casos, la presencia de locales tuguriales que afectan la estética urbana y la funcionalidad de los edificios. 

Hay que tener en cuenta frente a lo anterior,  la fuerte demanda que establece cada una de las actividades y usuarios provenientes de diferentes sectores que a diario visitan la zona del centro, con el fin de satisfacer cada una de sus necesidades, sin importar el lugar en el que este se desenvuelva y la no regularización de estas actividades en relación a la compatibilidad de los usos, localización e intensidad de los mismos.

Es importante por lo tanto  que recuperemos la cultura y la confianza acerca del comercio urbano de nuestro centro, y sobre las ventajas económicas no solo para la ciudad sino para la región cafetera, acompañado dentro de una política de control urbano y seguridad, que se convierta  en insumos para reconocer el centro tradicional como un Centro Comercial a “Cielo Abierto”, donde la población se sienta segura y cómoda  con servicios y actividades que vitalicen el recorrido peatonal.

 

 

 

Es propiciar y fortalecer los escenarios comerciales que hoy por hoy se enmarcan en la “Polea Comercial”: los servicios, la comodidad, la lúdica, la diversión, el entretenimiento y el estar; enmarcado dentro de una concepción de seguridad, y rescatando un sitio donde los residentes, los foráneos, niños, adultos, estén dentro de un mismo espacio que absorba las necesidades diurnas y nocturnas, es decir, un referente vivo y auténtico que desde antaño ha sido la zona comercial por excelencia.

A través de los recorridos habituales por las carreras  séptima y octava,  la presencia de una red de “pasajes comerciales” que han intensificado el uso comercial de los primeros pisos de las manzanas del centro tradicional como el “Pasaje Comercial antigua cámara de comercio”, “Pasaje comercial los arcos”, “Pasaje Comercial Plazuela”, “Pasaje de la Alcaldía”, entre otros, se convierten en las principales líneas alternativas peatonales, fortaleciendo así este tipo de dinámicas comerciales.

 

 

Pero lo anterior no debe quedarse solo en lo comercial; mucho se ha hablado de incentivar la vivienda para volver a recuperar el Centro Tradicional. La ocupación y el cambio de uso de la vivienda, con el paso del tiempo y de acuerdo con la demanda de otros usos,  ha ido cediendo espacio a otros establecimientos, donde el sector comercial se expande rápida y espontáneamente, llevando así al centro a una decadencia de actividades en horas nocturnas.

La transformación del centro ha sido por el crecimiento económico y las oportunidades que brinda la focalización de hechos comerciales en estos puntos, donde estas dinámicas mutan de un orden residencial  a uno comercial en el primer piso, generando la absorción de ámbitos sociales muy heterogéneos y desplazando la vivienda cada vez más hacia la periferia, convirtiéndose por descuido de las administraciones en polos de informalidad; en  sitios a en decaimiento físico y social.

Puede sonar un poco utópico para el centro tradicional, pero pensar en aquellas edificaciones que actualmente no cuentan con un mayor aprovechamiento en los pisos superiores a veces utilizados para bodegas, se convierten en construcciones potenciales para un concepto aplicado en grandes centros de ciudades en el mundo como es el “edificio reciclado” para generar nuevos tipos de vivienda.

Se debe arriesgar la ciudad en nuevas alternativas funcionales y estéticas de habitación; espacios interiores flexibles tipo LOFT  o módulos separados que compartan sus funciones con sitios de trabajo, aprovechando una localización estratégica en cuanto a servicios y comercio que tienen su entorno.

Comprender y cambiar un poco el paradigma. Puede ser muy rentable generar hábitat mixto, (trabajo + vivienda), es un factor que predomina cada vez más en nuestras  ciudades pero  todavía falta la conciencia y la cultura de convivir con uno o más usos, siendo estos los que dinamizan la vida urbana de cualquier territorio.

El mercado para esta configuración arquitectónica puede ser para profesionales jóvenes que hoy por hoy están decidiendo consolidar oficinas domésticas; generando una nueva opción y  atrayendo a compradores o arrendatarios.

 

 

Por la variedad de los edificios de diferentes épocas en el centro tradicional, las viviendas pueden ser muy flexibles en sus espacios, albergando funciones de oficina, y por supuesto, incluyendo la vivienda misma.

Este complejo de vivienda puede obtener diferentes opciones: comprar, alquilar, vivir y trabajar, constituyéndose como un lugar único, que nuclea espacios al aire libre, comercios, propuestas gastronómicas, entretenimientos, historia y cultura, vitalizando de nuevo nuestro centro tradicional.

Cuidar el agua que habrás de beber

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Recientemente una parte de los pereiranos, cada vez en aumento, están preocupados por el auge inmobiliario que viene gestándose en el corregimiento de La Florida. No sin razones, señalan el peligro que significa dejar urbanizar la cuenca media del río. ¿Qué medidas se están tomando? 


 

 

 

 

El gerente de la empresa de Acueducto  ha venido realizando gestiones con los campesinos, habitantes de los terrenos de la cuenca alta (veredas El Bosque y Cortaderal), sobre compromisos para respetar los linderos de los predios y adoptar prácticas agrícolas amigables con el medio ambiente, en esta importante zona de reserva  que surte de agua a la laguna del Otún y sus afluentes.

También, hay quienes, últimamente, están preocupados por el auge inmobiliario que viene gestándose en el corregimiento de La Florida. No sin razones, señalan el peligro que significa dejar urbanizar la cuenca media del río.

 

 

El acuerdo 18 del 2000 incluía a la Florida como centro poblado con un perímetro de expansión. Luego del acuerdo 23 de 2006, la CARDER, sin concertar con la Alcaldía, emitió normatividades a través de planes de manejo que de manera autónoma otorgaban a la zona norma, usos, etc.; y solo hasta el POT actual, se incorporaron estos planes de manejo como parte de la concertación ambiental, aunque sujetos a que un proceso de planificación intermedia rural los modifique en el futuro.

 

 

Pero, en el intermedio, hubo quienes aprovecharon para sacar licencias de construcción que hoy están en implementación, y, de todas maneras, la normatividad expedida por CARDER contempla usos como hoteles, comercio y otros relacionados.

La cuestión, en mi opinión, es:  hacer, sí, pero ¿cómo?  Si el problema son las aguas servidas, ¿por qué la CARDER no ha diseñado en asocio con Aguas y Aguas, todo el sistema de vertimientos que se ajuste a lo permitido en la normatividad concebida por esta institución ambiental?

Existen varias voces ciudadanas que piden la inmovilización total de los predios, pretendiendo conservar intocado un lugar que ya mostró sus potencialidades en materia de explotación turística y económica, y que en la actualidad tiene procesos en curso.  Ante esto, me pregunto:

  1. Si se rigidizan las normas y se impiden los desarrollos: ¿podría pulular la informalidad, ante lo cual las autoridades de control urbano, aún en zonas de mayor facilidad, han demostrado sobrada incapacidad?
  1. ¿Se podría argumentar que los usos llevados a cabo históricamente en la zona como los agrícolas, son por lo menos igual o peor de contaminantes que las nuevas propuestas inmobiliarias, comerciales y turísticas?

La discusión está abierta.

 

 

 

Considero importante y  vital  vigilar la pureza del agua que captamos para el acueducto. Limitar los impactos negativos del turismo. Hacer cumplir  la normatividad  a aquellas empresas que contaminan las aguas (como PezFresco que prácticamente acaba el río Barbo, tributario del Otún), o a quienes vierten químicos en cercanías a Libaré, tiñendo de tristes colores lo que debía ser cristalino.

Y  regular a los que, históricamente, han usado la gallinaza como abono, condenando a un paraje de excepcional  belleza a vivir entre nubarrones de moscas.

Aun así, creo que se puede permitir un desarrollo regulado, armónico. Todo es cuestión de querer hacerlo y de ejercer el gobierno con criterio de igualdad (sin amiguismos), poniendo reglas claras que deben ser cumplidas por todos, sin excepción.