jueves, mayo 15, 2025
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De agua, selva y petróleo

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Mientras la ambición de las petroleras ronda como víbora enfurecida por entre los restos de la  Amazonía, su devastación ha unido a  grupos ambientalistas, colectivos sociales, concejales, alcaldes, y organizaciones internacionales.


 

La selva amazónica, el ‘terror’ de los conquistadores españoles cuando llegaron a las estribaciones del Piedemonte llanero hace más de 500 años, poco a poco ha sido transformada en potreros para la ganadería, monocultivos de palma africana y siembra de coca.

“Resulta alarmante reconocer que entre 1983 y 2003 se perdió el 30.7 por ciento de la cobertura vegetal del departamento, es decir, aproximadamente 2.6 millones de hectáreas”,

advierte el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas, Sinchi.

Ahora, en el siglo XXI, cuando corremos hacia dos décadas, aparece otra amenaza para estos territorios del Meta: 10 empresas petroleras cuentan con licencia para explorar y explotar petróleo en el Área de Manejo Especial de La Macarena (AMEM), al suroccidente del Meta, en límites con el departamento del Guaviare.

Fotografía extraída de: ame-macarena.org

 

Mientras la ambición de las petroleras ronda como víbora enfurecida por entre los restos de esa selva -que pudiera declararse a estas alturas como una especie en vía de extinción, y así lanzar una alerta sobre el peligro que corre la humanidad, el planeta Tierra y todos sus seres vivientes-, ante la devastación de la Amazonía, grupos ambientalistas, colectivos sociales, concejales, alcaldes, y organizaciones internacionales alzaron su voz para decirle no al petróleo, y sí al agua.

Ese eco de un rotundo no a la exploración y explotación de hidrocarburos en el AMEM, se ha diseminado por las estribaciones de la Serranía de La Macarena y 12 municipios aledaños.

Las comunidades buscan la revocatoria de esas licencias, igual como sucedió con Hupecol, que quería extraer petróleo en el bloque Serranía.

La cercanía con Caño Cristales, el río de los siete colores, y uno de los más bellos del mundo, movilizó la solidaridad de la ciudadanía metense y sus autoridades regionales.

Fotografía extraída de: images.etn.eltiempo.digital/

 

Saben con certeza lo que está en juego: el agua, el oxígeno, la biodiversidad. Y también los alimentos, no solo para llevar a diario a la mesa de sus familias, sino para las despensas de miles de familias en las ciudades, incluida Bogotá, por supuesto.

Están dispuestas a interponer las acciones jurídicas que sean necesarias

“para contrarrestar y no dejar que nos invadan las petroleras”,

dijo en su momento  el concejal de Puerto Rico Giovanni Vargas Leal.

Y promulgaron un Manifiesto Público para expresar el rechazo de habitantes y autoridades, y hasta del cura párroco, a la posibilidad del arribo de las petroleras a su territorio.

“El petróleo solo ha dejado desolación, desiertos y más pobreza en los territorios”, reiteró el concejal.

 

Fotografía extraída de: 3.bp.blogspot.com/

Y vendrá una avalancha de tutelas más.  El 24 de julio de 2016 la Mesa Hídrica de San Juan de Arama radicó la primera. Argumentaron  el amparo del derecho a un ambiente sano.

Quieren lograr la revocatoria de las licencias otorgadas por la Agencia Nacional de Licencias Ambientales –ANLA- a las petroleras Emerald Energy, Canacol, Ecopetrol, BC Exploración y explotación de hidrocarburos, Hocol, Petrominerales, Talisman, Hupecol, Lukoil y Mansanovar, para explorar y extraer crudo en la región del AMEM, un paraíso que arriesga a convertirse en desierto, si gana la indolencia.

Memorias de una adolescente venezolana (Parte final)

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Mis amigos y maestros, mi mamá y mi abuelo hicieron que volar de Venezuela fuera algo más liviano, sin tanto dolor, sin quitarte la esperanza.

Y a su vez,  que mis ganas de volver se hicieran más fuertes.


 

Por Dulce Daniela López Ceballos

 

Y ahí estaba. Una chica de 16 años, viendo como la vida le cambiaba con una decisión, en un segundo.

¿Es posible que tu vida dé un giro tan atroz de 180°? Pues yo lo certifico.

En este momento estás levantándote, y de repente ya te acuestas a dormir, y vives otro día que queda grabado en la memoria.

La vida corre, y no se detiene por nadie.

Cuando menos piensas ya cumples un año más, te gradúas, ya trabajas, te casas, tienes hijos, ellos crecen, envejeces y ¡pum! ya la vida se nos acabó.

Aquí comenzó mi relato, de mi triste y bella Venezuela, de cómo actuabas en mi corazón. Luego de una semana llena de tanta alegría, tanta tristeza y tanta amargura.

 

Migración - Venezuela - volar

 

Llena de amor, porque todo eso lo produce el amor. Un amor diferente, un amor generoso y puro, un amor apasionado, un amor a una nación y a una multitud. Un amor eterno, que nunca nadie en la vida te va a hacer olvidarlo.

¿Cómo olvidas al país que nada más y nada menos te dio la vida? Tu tierra, ¿Cómo sacarla de tu corazón, de tu alma? ¿Cómo te olvidabas de ese lugar mágico al que llamabas hogar? ¿Cómo olvidar lo inolvidable?

Mis amigos y maestros, mi mamá y mi abuelo hicieron que volar de Venezuela fuera algo más liviano, sin tanto dolor, sin quitarte la esperanza.

Y a su vez,  que mis ganas de volver se hicieran más fuertes.

La bendición de mi mamá me partió el corazón, verla como un roble, a sabiendas que su única hija se iba y que no se sabía cuándo la volvería a ver, es de valientes.

Sabía que por dentro estaba rota. Pero sabía que al igual que yo, no iba a demostrar su debilidad tan fácil.

Sabía que aguantaba las lágrimas, sabía que había un huracán en su interior, así como en mi.

 

Familia Dulce Daniela López

 

Pero nuestra fortaleza fue mayor, y sonreímos, nos abrazamos como si me fuera de paseo al centro comercial, una lágrima asomándose tímidamente con miedo de salir, y vi por última vez a mis amigos hechos un mar de lágrimas.

Tampoco podía llorar, casi no me dejan salir porque soy menor de edad, y si lo hacía, quizás no me iban a dejar irme.

A veces mi mamá decía:- Hija, si no quieres, no te vayas. Hablamos con tu papá para que cuadren lo de tu pasaje- Pero yo ya había tomado una decisión.

¿Irme? De corazón no quería, pero de lógica creo que a fin de cuentas era lo mejor para mí. Algún día volvería, por supuesto. ¿Y si después no podía salir? ¿Y si después mis sueños de vivir siendo libre quedaban sepultados?

Venezuela, no es porque no te ame. Porque te amo, eres parte de mí. Te amo tanto, pero sencillamente no puedo estar contigo. Eres la razón de mi felicidad, y la razón de mis agonías.

Quisiera que los que te gobiernan te amaran como yo lo hago, y te hicieran florecer de abundancia y alegría. Pero querida mía, amor de mi alma, mientras te destruyen, también destruyen mi vida.

 

 

No te apartaré nunca, porque aquí en este país que aún es desconocido para mí, yo te represento. Yo soy Venezuela en esta tierra, y sé que daré la cara por ti. Aquí doy lo mejor de mí, y trato de hacer ver al mundo lo más bello de ti.

Lo que un día me mostraste en una época de sonrisas, lo demuestro en este lugar. Doy a conocer la jocosidad que existe en lo más hostil. Y sé que la lucha de pocos, valdrá por el futuro de muchos.

Los hijos de este Bravo Pueblo que pelean diariamente por ti, y mueren por verte como yo quisiera,  no será en vano querida mía. Serás libre, volverás a sonreír con miles de millones de colores de esperanza, alegría, paz, justicia, honestidad, y te vestirás glamorosa con el tricolor de tus hijos que te aman, regalándote nuevas estrellas de luz, con sueños y metas hechos realidad.

Ya verás cuando todos iremos a reconstruirte con más cariño que el de ayer.

Oh Venezuela, cuánto me dolió ver tu atardecer por última vez a través de una ventanilla de avión. Sintiendo por última vez tu calor en mi piel. Dejándolo todo, porque te destruyeron. Las lágrimas ya liberadas, lamentaban el desprenderse de ti. Pero sabía que tú me sonreías con nostalgia, que me perdonabas por dejarte sola.

 

 

Sin embargo, una nación me recibía con ojos de consolación. Colombia, mi otra mitad, estaba ahí, en los brazos de mi familia, dándome fortaleza y un poco de alegría en mis momentos más tristes.

Me daba la mano, como hermana tuya que se compadecía del mal que estábamos pasando. A veces caminaba por la calle y me daban ganas de llorar.

Me sentía sola sin ti Venezuela. Me sentía vacía, como si algo dentro de mí muriera al dejar todo lo que amaba de ti. Si me preguntan quién es el amor de mi vida, eres tú sin dudarlo.

Esto sólo lo siente alguien que está profundamente enamorado. Recordaba con melancolía las risas con mi gente en San Diego, el disfrutar de estar con los que más quieres. ¿Difícil? Atroz, desgarrador.

Pero siempre estaba Dios que entraba en mi conciencia y me recordaba: “Sigue adelante”. Debía limpiarme las lágrimas, echar a un lado la tristeza un rato, y avanzar un poco más.

Aún veo con ansiedad la fecha, para ver cuándo mi mamá vendrá. Aún veo a cada rato las noticias para saber de ti. Aún te pienso todo el tiempo. Aún lloro o me dan ganas de llorar en los momentos más inoportunos. Aún rezo incesantemente para verte libre y volver algún día.

 

 

Pero tengo que estar más fuerte que ayer, siguiendo mis sueños, contigo siempre en mi corazón Venezuela. Siempre estarás presente en todo lo que haga, en todo lo que me proponga.

No me lamento de haber nacido en tus aposentos, al contrario, me honra haber pasado toda mi vida contigo.

Las cosas suceden por algo, y sé que lo que he vivido me servirá para convertirme en un ejemplo de vida para muchas personas, me hará más valiente, más resistente a los efectos secundarios de esta vida que está llena de obstáculos y tormentas.

Sé que gracias a ti, soy una adolescente que ha aprendido a valorar hasta el más mínimo detalle que me regala Dios en este camino que he de emprender. Sé que tengo muchas cosas hermosas para dar, así como tú me las diste hasta hace dos meses. Sé que voy a salir adelante, a echarle pichón a mis metas.

Y siempre, cuando me pregunten: “¿De dónde eres?”, siempre responderé con todo el orgullo y amor del mundo: “De Venezuela”.

Paz Colombia: historia de un hombre que por esta causa hasta cambió su nombre.

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Este andariego de 59 años recorre el país convencido de que es posible alcanzar la reconciliación entre los colombianos. Es tal su convicción, que no teme pregonarla por cuanto pueblo, vereda, barrio o ciudad recorre. Siempre a pie.


Fotografías: Elizabeth Pérez Pérez

 


Su cuerpo parece una bandera que ondea con cada uno de sus movimientos. Caminante empedernido, Paz Colombia Duque Giraldo desde hace 28 años decidió vestirse con los colores patrios.

En sus inicios, por la afición al futbol. Sin embargo, el secuestro de su hermano Pompilio Duque, hace 17 años, lo llevó a ‘enarbolar’ en su propio cuerpo la bandera de la paz.

Una mañana de diciembre de 2013 lo conocí. El tricolor nacional caminaba en cada uno de sus atavíos. 

 

 

Desde el sombrero, la corbata, hasta la sombrilla, la montura de sus lentes; por supuesto el carriel montañero, distintivo casi en extinción de la estirpe paisa, y unos mocasines de cómodo caminar, los lucía en amarillo, azul y rojo, en proporciones idénticas al pabellón nacional.

El contraste era evidente sobre el traje de impecable blanco.  

Paseaba de un lado a otro frente a la entrada del Hotel Nutibara, emblemática edificación ubicada en el centro de Medellín, capital antioqueña, cerca al Parque Berrío. Sonreía.

No se veía impaciente, pero sí seguro de que su vestimenta y la enorme cédula que portaba entre sus manos llamaban la atención.

 

Fotografía tomada de investigaction.net

 

“Yo me llamo Paz Colombia Duque Giraldo”. No es un chiste, ni una triquiñuela en alusión al sonado concurso del Canal Caracol. No. Es su manera de llamar la atención frente a lo que para él es la única solución al conflicto armado que desangra al país desde hace más de 50 años.

Y es que Paz Colombia Duque Giraldo tomó tan en serio la causa de la paz, que hasta se cambió su nombre de ‘pila’. Puede que le suene a tomadura de pelo, pero tenga la certeza de que no le está ‘mamando gallo’.

Este ciudadano, nacido el 5 de julio de 1958 en San Carlos, Antioquia, y ungido en la pila bautismal con el nombre de Luis Hernando, decidió cambiarse el nombre.

 


La Registraduría Nacional del Estado Civil le expidió su nueva cédula en julio de 2013. A partir de ese día, se llama Paz Colombia Duque Giraldo.

Para él no se trata de una locura. Es una muestra fehaciente de la causa a la que ahora dedica por entero su vida: lograr la paz en Colombia. Es tal su convicción, que no teme pregonarla por cuanto pueblo, vereda, barrio o ciudad recorre. Siempre a pie.

Para sus recorridos lleva la cédula en el tamaño real. La misma que recibe cada ciudadano colombiano con su nombre y apellidos; lugar y fecha de nacimiento; fecha de expedición; con entramado para evitar falsificaciones, y con su firma, que ratifica que se trata de usted, no de otro, y que además, cabe en la billetera o el bolsillo.

 

 

Paz Colombia Duque Giraldo porta su nuevo documento con orgullo. Lo exhibe como símbolo de su lucha por contribuir a la construcción de una patria donde sea posible vivir sin violencia, sin agresiones…, en paz.

Una paz que para él es “más un proceso personal” que masivo. Por eso en sus recorridos dedica su tiempo a “promover valores humanos”.

“Desde que aprendí a dejar de odiar, de maldecir. Desde que asumí esta actitud como una filosofía de vida, comprendí que la paz es personal. Puedo guiar a las personas hacia ese proceso, es lo que hago”.

Fotografía tomada de El Espectador

 


Durante ese trasegar también comprendió que la paz está relacionada con el perdón, que entiende como el hecho de
“recordar sin rencor”. Es decir, lograr que en el espíritu y el alma de los colombianos no continúe anidándose la venganza, el deseo de revancha, de ‘cobrar deudas’.

Si entre la multitud de personajes que a diario aparecen por las calles de ciudades y pueblos del territorio nacional, en cualquier momento se encuentra con Paz Colombia Duque Giraldo, como un gesto de paz, estréchele la mano.

Será una forma de decirle: “estoy con usted, Paz Colombia”.

 

Fotografía tomada de La Opinión

Ruido de pelota

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Andrés Felipe Galeano tiene 13 años,  y es un destacado arquero en uno de los equipos de fútbol de Comfamiliar.  Y aunque no oye, gracias a su talento y constancia ya tiene dos vallas menos vencidas,  una cuadrilla de seguidores, y es uno de los de mayores reconocimientos.


 

Imaginen ustedes los ojos por ventanillas del Cristo Redentor en Río de Janeiro. Que allí  se pudiera, a través de una panorámica inconmensurable, divisar cada detalle que se antoje, que el sonido sea exiliado, y solo quede el deleite.

De esa forma ve a través de sus ventanas Andrés Felipe Galeano en Pereira, arquero de 13 años y que con tan poca edad ya tiene dos vallas menos vencidas y una cuadrilla de seguidores.

Viven en Galicia, es el segundo de 4 hermanos, juega en uno de los equipos de fútbol de Comfamiliar categoría 2005, y para los desentendidos, tiene una discapacidad: no oye.

 

Andrés Felipe Galeano

Lo que en verdad a su equipo, familia y a él poco les interesa. Pues cuando está en el terreno de juego, no solo es igual a sus compañeros cuando la pelota democratiza la sociedad, sino que es uno de los de mayores reconocimientos.

Aunque su equipo no ha quedado campeón cuenta con un tercer y segundo lugar en la Copa Ecogol y en la Baby Fútbol respectivamente.  Andrés ha ganado en dos ocasiones  la valla menos vencida, lo que se constituye en algo poco convencional, porque usualmente con este galardón se queda el equipo campeón

Solo bastó una “audición” a dos golpes de balón, para que su entrenador viera el portento de jugador que es: postura inquietante, reflejos serios, y un sueño por delante, ser un David Ospina. Por eso cuando salta al campo lo hace con el uniforme de su ídolo.

Equipo de fútbol categoría 2005

Con el fútbol por dispositivo escucha el mundo, lo entiende, lo planifica y lo pinta con emoción, como aquel sábado de semifinal: el equipo contrario, cuando era el ocaso del partido, se acerca por el andarivel derecho, cruce al centro, patada fortísima del delantero, sacada espectacular con pierna cambiada, y el milagro, la clasificación.

Así narra ya las proezas su padre, como si se tratará del mítico escorpión de Higuita en Wembley.

 

Un gran arquero, al lado un tal Oscar Córdoba.

 

Y es que el deporte de 22 testarudos que persiguen pelotas, le ha dado honra, reconocimiento como sujeto de habilidades, capacidades, en fin, una diversidad funcional que para nada le limita.

Su hermano de siete años que si oye, ya sabe que quiere ser: como Andrés Felipe, que cuando llega a la cancha ya incluso es referenciado por sus rivales: ¡Qué velocidad de achique!

 

Padres, Andres Felipe y Hermano

 

Ya por fuera de las canchas, las dificultades comunes: currículos descontextualizados, maestros que no están preparados, televisión para oyentes y lenguaje cargado de discriminación.

No cabe duda que la tal discapacidad en él no existe. Si tenemos en cuenta que el prefijo dis, sugiere una negación o contrariedad, dis-capacidad como negación de la capacidad.

 

Atuendos oficiales de sus seguidores fervientes.

En Pipe eso no pasa, gracias a Edier Galeano y Carmenza Gutiérrez, sus padres, su entrenador Eiber Nieto, Titi, ángel guardián de Recreación de Comfamiliar, el técnico Alexander Giraldo  y muchos más que entienden y valoran su virtud más allá del arco.

Que bella contrariedad: mientras él no oye, deja mudos a todos los que lo ven tapar.

Memorias y paisajes en muestra artística de Corto Circuito en el cumpleaños 154 de Pereira

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La permanencia durante estos 13 años lo ubica en estos momentos como uno de los eventos más importantes de las artes visuales en Colombia. En esta ocasión, se hace por primera vez un reconocimiento al teatro, y destaca  la creación local actual. 


 

El arte. Esa incógnita…

 

Fotografía tomada de la Red de Teatro del Eje Cafetero 

Esas preguntas que se hacen los artistas, y en su búsqueda de respuestas nos develan otros mundos posibles.

Esas otras formas de vernos ante realidades que podemos transformar.

Enigmas que plasman en sus obras, casi imperceptibles…

Y que se abren ante nuestros ojos durante el recorrido por sus lienzos, textos, fotos, performance…

Instalación “Fiesta del Color” Alianza Francesa de Pereira / Fotografía Jess Ar

 

En un intento de aproximación a ese hallazgo de respuestas ante problemáticas del mundo actual, Freddy Clavijo exhibirá a partir del viernes 11 de agosto sus ‘Paisajes Residuales’, dentro de  Corto Circuito, muestra  que irá hasta el 1 de septiembre.

Fredy Clavijo / Fotografía Jess Ar

 

“’Paisajes Residuales’ es una mirada crepuscular hacia el futuro del paisaje intervenido por el hombre”, dijo el artista.

La deforestación y explotación indiscriminada de los recursos naturales, en ese afán de progreso, que va destruyendo lo que encuentre a su paso, es uno de esos interrogantes que se plantea Freddy Clavijo.

 

Cortesía del artista

 

En respuesta a sus inquietudes empezó a trabajar con productos derivados del petróleo, como las llantas, impermeables plásticos, el hule, y surgió lo que él llama “un paisaje deconstruido, atomizado, que reconfigura en un escenario estético”: los ríos secos, la tierra árida, los materiales no biodegradables.

 

Cortesía del artista

 

Su obra estará expuesta en la sede de la Alianza Francesa de Pereira, una de las salas que hacen parte de Corto Circuito.

 


Las salas que actualmente integran Corto Circuito son: Alianza Francesa, Comfamiliar Risaralda corredor del arte, Colombo Americano, Fundación Universitaria del Área Andina y Sala Carlos Drews Castro de la Secretaría de Cultura.

En algunas ocasiones, se unen otras entidades como el Banco de la República, el Centro Cultural Lucy Tejada y espacios alternativos que han ayudado a oxigenar y ampliar la diversidad con la que ya cuenta el proyecto.

Las exposiciones se inauguran de forma simultánea el segundo viernes de cada mes a las siete de la noche, y permanecen durante todo el mes abiertas al público, con entrada gratuita. Los horarios los establece cada una de las instituciones.


 

 

De la idea a lo concreto

 

Exposición “Usted está aquí” Sala Carlos Drews Castro / Foto Jess Ar

Superar las consecuencias sociales y económicas del terremoto de 1999 hizo aflorar iniciativas como Corto Circuito, contó James Llanos, curador de la Sala Carlos Drews Castro de la Secretaría de Cultura.

En el 2005, la idea se hizo realidad.

Espacios culturales con trayectoria en Pereira se apropiaron de la iniciativa.

Desde entonces, el segundo viernes de cada mes, de marzo a noviembre, los pereiranos pueden disfrutar de exposiciones y diversas actividades culturales en las salas de Corto Circuito.

 

Exposición “Usted está aquí” Sala Carlos Drews Castro / Foto Jess Ar

En cada una de las salas está disponible el servicio de visitas guiadas, gratuitas, dirigido a públicos de instituciones públicas y privadas.

La permanencia de Corto Circuito durante estos 13 años lo ubica en estos momentos como uno de los eventos más importantes de las artes visuales en Colombia, y que ha trascendido fronteras, afirma James Llanos.

Sin falta, mes a mes, el público pereirano y visitantes casuales pueden disfrutar entre 5 y 6 exposiciones en múltiples formatos, tanto de nuevas generaciones como de pioneros, con nombres de reconocimiento nacional e internacional, y con una alta presencia de los locales.

Fotografía tomada de la Red de Teatro del Eje Cafetero 

 


‘Paisajes comunes’

María García,  es otra de las artistas que expone en este Corto Circuito.

Con la lente de su cámara, ese oficio que tal vez recibió como herencia familiar,  entrega esta vez una serie de 20 fotografías, que nombró ‘Paisajes comunes’.

 

María García Isaza, fotografía tomada de su Facebook personal


“El nombre es a partir de esa expresión ‘lugar común’, que es como un cliché”
, dijo la artista.

“Los lugares comunes son ideas generalmente admitidas por todos”, dice Lucía Arango Lièvano, refiriéndose a la serie fotográfica.

Este trabajo lo viene realizando desde 2011, a través de sus viajes por diferentes lugares turísticos del mundo.

 

Cortesía de la artista

“Son paisajes muy bonitos, muy raros, llenos de turistas”, destacó.

Y contrario a lo que suelen hacer los turistas la mayoría de las veces: esperar a que no haya ninguno de ellos para tomarse la foto, María  obturaba el botón disparador de la cámara justo en el momento en que el lugar visitado por ella estaba lleno de turistas.

 

Cortesía de la artista

‘La historia del teatro pereirano en gráficas’

 

Desde la Secretaría de Cultura, en la ya tradicional sala de exposición Carlos Drews Castro, la oferta a la ciudadanía es el recuento histórico del surgimiento y evolución del teatro en la ciudad, exhibida a través de fotografías.

“Es la primera vez que se le hace un reconocimiento al lenguaje teatral que tanto le ha dado a la ciudad”, destacó el artista James Llanos.

“Aquí podemos ver el hombre en acción. Es una fotografía performántica. Una fotografía que tiene una intención. Que recoge, a través de la imagen, esa puesta en escena o interpretación de un texto de la dramaturgia griega, o de los textos argentinos, o los libros colombianos”, añadió.

Como abrebocas del recorrido fotográfico, la investigadora Aleida Tabares Montes escribió el texto que acompaña la muestra.

 


 

Una pareja de fotógrafos enseña en Pereira otras maneras de abordar el oficio.

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Es llevarla más allá del mero hecho noticioso, de registro o actividad de supervivencia, es entenderla como lenguaje y creación, incluyendo también  lo otro. Su primer laboratorio: “La imagen como lenguaje”, contó con la presencia de 4 reconocidos fotógrafos del país.


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Fotografías: Agencia Baudó

 

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Un proyecto, muchas posibilidades_

 

Álvaro Cardona, fotógrafo tallerista en el Laboratorio “La imagen como lenguaje” de Baudó

Laura Sofía Mejía y Víctor Galeano son una pareja de fotógrafos entusiastas y soñadores.

Después de un recorrido en la reporteria gráfica y la fotografía artística, y viendo la falencia en los procesos de formación  que en ese campo  tiene la ciudad, decidieron crear  Baudó  Agencia Pública, una especie de laboratorio para hacer de este oficio algo más profesional, diverso y consciente.  También una posibilidad  de consolidar más sus proyectos personales y profesionales.

 

Fotografía:  Federico Ríos


Es llevar la fotografía más allá del mero hecho noticioso  o de  actividad de supervivencia, es entenderla como lenguaje y creación, incluyendo también  lo otro.

Tenían un antecedente, el que ha cobijado la mirada de casi todos los fotógrafos de la ciudad, Fotourbe y sus diferentes circuitos pedagógicos; las cátedras constantes que Rodrigo Grajales y  Juan Carlos Londoño, los maestros, por así llamarlos, de la fotografía en la ciudad, han dado.

Sin embargo, los esfuerzos de los anteriores mencionados no eran suficientes: a la ciudad le hacía falta potenciar a sus fotógrafos, y hacerles ver que su oficio es un lenguaje propio, del que pueden construir historias y relatos más allá del mero registro.

 

 

Se pusieron en la tarea. Enviaron su anhelo a participar  en convocatorias, y los esfuerzos dieron resultados. El proyecto es concertado por el Ministerio de Cultura y Organizado por  Crearte (la fundación de la madre de Sofía, reconocida teatrera de la ciudad y su principal influencia para arraigarse por completo al mundo del arte) y Baudó Agencia Pública.

Entre las muchas líneas que se trazaron se encuentra la creación de un espacio para la exploración de la imagen desde múltiples posibilidades, lo que dio paso al laboratorio  “La Imagen Como Lenguaje”.

En esencia, el taller tiene como interés principal ver la imagen como una herramienta totalmente comunicativa que implica trabajarla y comprenderla como un lenguaje completo.

 

 

Este taller incluyó  IV módulos y contó con la presencia de reconocidos fotógrafos del país: Jorge Panchoaga, Miguel Torres, Álvaro Cardona y Santiago Escobar, algunos de ellos ganadores del Premio Nacional Colombo  Suizo, uno de los más prestigiosos e importantes del mundo.

 

Víctor Galeano también asumió el proceso de formación en uno de los momentos más importantes del laboratorio, la selección final del trabajo que sería mostrado en la exposición y que haría parte de cada uno de los fotolibros.

Victor Galeano en la selección de imágenes en el Taller “La imagen como lenguaje” de Baudó 

 

Alrededor de 50 personas aplicaron para el taller, y tan solo 15 fueron los admitidos, entre periodistas, fotógrafos profesionales, administradores de empresas, diseñadores de modas y fotógrafos emergentes. No solo de Pereira sino también de otras regiones de Colombia.

 

Tres maneras de acercarse a la fotografía.

 

Entre los participantes encontramos a Mauricio Cardona, un administrador de empresas que ha encontrado en la fotografía una posibilidad de ampliar horizontes en la vida.

Aplicó al laboratorio con un portafolio que contiene dos trabajos: un  diario de viaje enfocado en las atmósferas de los distintos lugares que ha visitado y un registro de  las  barras bravas, principalmente de Lobo Sur en Pereira.

El progreso de los participantes durante el taller es evidente, Mauricio afirma: “Esto es una explosión de conocimiento, porque empiezo a entender qué es la fotografía y de paso puedo re-activar mis proyectos personales”

 

Foto por Mauricio Cardona

La Ociosa le pidió a Mauricio  algunos tips aprendidos en esta experiencia para compartir con aquellos que inician en el encantador camino de la fotografía. Y  esto nos dijo entre sonrisas:

1. El equipo no es importante: es el indio no la flecha, el equipo con el que trabajas no necesariamente debe ser el más costoso.

 2. Conocer tu equipo: no importa si es un celular o una cámara profesional, siempre y cuando sepas utilizar el equipo que tienes puedes lograr grandes cosas gracias al conocimiento y la exploración.

3. Consumir fotografía: vivir la fotografía las 24/7. Documentarse alrededor de la fotografía lo que más puedas.

 

Los participantes:

Liliana Estrada: artista visual (Pereira)
Rodrigo Grajales: docente y documentalista (Pereira)
Lily Cheung Torres: diseñadora de modas (Manizales)
Daniel Ochoa: fotógrafo de modas (Manizales)
Adrián hueso: artista visual (Bogotá)
Lania Lex: ingeniera y directora de la Escuela de Artes y Oficios de Manizales (Manizales)
Cristian Aristizábal: Director Latin Fotofest Manizales (Manizales)
Mónica Bernal: docente (Pereira)
Juan Pablo Otalvaro: artista visual (Pereira)
Hugo Grajales: Estudiante de artes (Pereira)
Mauricio Cardona: administrador de empresas
Juan Waltero: artista plástico (Manizales)
Julián López: Comunicador, artista (Pereira)
Vladimir Gutiérrez: diseñador (Pereira)
Carlos Pineda: Fotógrafo (Manizales)
Jess Ar: estudiante
Santiago Chiquito: Fotógrafo freelance, independiente (Pereira)

 

Laura y Víctor continuaran los procesos de formación y sensibilización  a través de diferentes actividades:

 

* El lunes 28 de agosto se llevará a cabo la charla “La imagen como lenguaje: fotografía de calle” con el fotógrafo colombiano Juan Cristóbal Cobo, en el Colombo Americano, a las 7 de la noche, entrada libre. 

*Serie de talleres en Hotel Uno Gastro Bar con los participantes del laboratorio. La información será publicada   en su Fan Page de Facebook:

Baudó Agencia Pública.


Fotolibros: historias en imágenes.

 


Santiago Escobar nació en  Manizales, es arquitecto de profesión y un amante declarado de la imagen.

Tuvimos la oportunidad de acercarnos a él durante el módulo tres del taller, entre papeles, acrílicos y cámaras se sentó frente a La Cebra y con la tranquilidad que le caracteriza nos contó sobre su experiencia.

Santiago Escobar 


“Siempre me siento bien aquí”
fue lo primero que dijo cuando iniciamos  la conversación.

Su participación en el taller surge gracias a la amistad entre Víctor Galeano y Laura Sofía. Ellos vieron en él  todas las cualidades necesarias para que diera al Laboratorio el toque final y él, por fortuna, aceptó.

 

Su aporte al taller se encontró concentrado principalmente en dar una orientación a esos proyectos personales y grupales de los participantes del Laboratorio, opciones para que amplíen  su horizonte. Entre esas el fotolibro, el fanzine, y  hasta la replicación de lo aprendido en una  exposición.

 

Maqueta fotolibro “Sangre y miel” de Andrián Hueso

 

Lo importante es  llevar a la luz todos esos proyectos fotográficos, hijos de la primera versión del laboratorio.

Santiago, en el mundo de la fotografía, es considerado uno de los maestros del fotolibro, una herramienta poco explorada en Colombia pero valiosa al permitir una narrativa más desde las imágenes que desde las palabras.

El fotolibro es una experiencia para los sentidos, dice Santiago, “allí las texturas, el tamaño, el olor y las imágenes se conjugan para contar historias”.

Es una nueva forma de entender la imagen, más desde la reflexión.

 

Los resultados del laboratorio se mostrarán al público el viernes 8 de septiembre en La Alianza Francesa de Pereira, en el marco de Corto Circuito. A las 6 de la tarde un conversatorio con los participantes y a partir de  las 7 de la noche la exposición de los proyectos y muestra de los  Fotolibros.

Héctor Abad Faciolince entre la culinaria y la Historia de Colombia.

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Su más reciente novela, La Oculta, es una metáfora del desarraigo, un anhelo inefable de volver a las raíces. Un retrato de los desarraigados por la violencia bipartidista que buscaban a toda costa un pedazo de tierra que les sirviera de asidero.


Fotografía tomada de semana.com 

 

La canción de la tierra.

Rara vez los escritores de poesía  y de ficción son conscientes de los caminos transitados en sus   procesos creativos.

Y está muy bien que sea así: de esa manera los protagonistas y sus circunstancias fluyen desde las fuentes más profundas hasta alcanzar la superficie, donde  se  enfrentarán a los únicos que pueden dar cuenta de su existencia: los lectores.

 

 

Fotografía: Vasco Szinetar


Porque no existe historia escrita sin lector.

En ese tránsito el escritor es apenas un intermediario. Invaluable, sí, pero intermediario al fin y al cabo.

Por eso, a pesar de que el libro físico  pudiera parecer algo fijo e inmutable, en últimas  es todos los libros que sus lectores imaginan.

Es más: el mismo lector puede modificarlo a su  antojo, dependiendo del tiempo y las circunstancias.

Recordé ese detalle cuando el  poeta y gestor cultural Giovanny Gómez me invitó a compartir una charla con el escritor Héctor Abad Faciolince, a propósito de su novela La oculta.

 



¿Qué es para mí
La  Oculta?

Bueno, puede ser una parábola sobre la Historia  de Colombia. Una finca. La finca imaginada como una suerte de refugio, devenido escenario de violencias tempranas.  A ese territorio, por lejano y bien escondido que se encuentre, tarde o temprano llegarán los bárbaros, en el viejo sentido de esa  palabra.

Es decir, los fronterizos empujados por su propia codicia y por  el atractivo de un  pedazo de tierra sin invadir.

 

Archivo web


Eso lo aprenden muy bien Pilar, Eva y Antonio  Ángel, quienes un día descubren todas las maneras del dolor  inscritas en la propia piel, al modo de esos tatuajes que cuentan en imágenes cifradas la aventura de una comunidad.

Pero también es una metáfora del desarraigo. De un anhelo inefable de volver a las raíces.

 


La nostalgia del solar.

A  partir de los años cuarenta del siglo anterior, expulsados por una de  nuestras cíclicas carnicerías disfrazadas de pugnas partidistas, miles de  colombianos ocuparon la periferia de las capitales.

Fotografía tomada de El Turbion


Al igual que  Bogotá, Cali, Manizales, Pereira y Armenia, Medellín recibió a  hombres y mujeres  despojados  hasta de sí mismos
. En sus fábricas y almacenes muchos encontraron la forma de reinventarse la vida.

Otros  se  quedaron al margen de todo y de todos.

Pero en ambos alentaba la nostalgia del solar. De un pedazo de tierra que les sirviera de asidero.

Unas décadas más tarde sus descendientes  convertirían las secuelas del despojo en un anhelo: Tener la propia finca.

“Así sea media cuadra de tierra donde caerse muertos”, decían  Martiniano y Ana María, mis abuelos maternos, ellos también desplazados, despojados, humillados y ofendidos durante los tiempos de la violencia liberal conservadora.

 


Comprar una finca, volver a la tierra, a las raíces, resumía toda posible forma de redención.

En ese trasegar, podríamos decir que La oculta es el  reino perdido de la infancia, tan caro a los grandes espíritus románticos.

Quizá para curarse de esos males, muchas casas urbanas conservaron durante  años un área  interior donde  los dueños  plantaban mangos, guayabos, naranjos, bananos y todas las variedades  posibles de flores y hierbas aromáticas.

Era lo más parecido a la finca que podían tener.  Una fracción de paraíso al alcance de la mano.

El solar.

 

Fotografía tomada de Boriken


Entre dos aguas

Finalmente,  La oculta  me lleva a pensar en un país con un pie anclado en la modernización y otro en  los meandros del feudalismo con sus prejuicios, sus atavismos y su peculiar manera de ordenar el mundo en blanco y negro.

Miles de colombianos pasan el sábado en el centro comercial, es decir, en su  particular versión de lo urbano y lo cosmopolita.

Pero  el domingo buscan sosiego en el campo, en la finca, en las raíces.

Por supuesto, no son conscientes de ello.  Pero lo buscan con ahínco.

Ese viaje les ayuda a emprender la siguiente semana con algo parecido a una esperanza rediviva.

No creo que cuando escribió La oculta, Héctor Abad Faciolince haya sido consciente de esas cosas.

Ni falta que le hace.

 

Fotografía tomada de Wikimedia Commons


Pero en mi condición de lector, ese viaje me remitió  a  su primer libro
,   Tratado de culinaria para mujeres tristes.

Era un ejemplar de tapas azules regalado, cómo no, por Juan Carlos Pérez.

Corrían los años noventa del siglo anterior.

Cuando terminé de leer  La oculta, sentí que había estado en realidad frente a  un nuevo capítulo de ese largo, gozoso y tantas veces tortuoso camino que nos lleva de la cocina familiar a las turbulencias de la  historia  individual y colectiva.

En  ambos casos siempre estamos abandonando el solar o a punto de volver a él.

De esa materia está hecha la buena literatura.

 

Tés, tisanas… infusiones: un arca de mil virtudes

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Son muchas las plantas maravillosas ofrecidas por nuestra naturaleza que pueden atenuar nuestro sufrimiento y protegernos de las enfermedades. Sus propiedades y composición han sido estudiadas desde la antigüedad. Hoy la medicina moderna analiza los beneficios y los efectos sobre  la salud.



El conocimiento que el hombre tiene de las plantas medicinales se pierde en el tiempo. Los Chinos se ocupaban de las hierbas desde hace ocho mil años antes de nuestra era, y a partir de ahí, los Egipcios (cuatro mil años a.c.), los Asirios  (dos mil quinientos años a.c.), y posteriormente los Hindúes, Hebreos y Fenicios.

 

 

Podemos destacar que desde que el mundo existe, las hierbas han sido consideradas un don del cielo para ayudar al hombre en la conservación de la salud o para recuperarla cuando la había perdido.

 

                                                                                   Médico de la India

 

Entre los entusiastas consumidores de hierbas, nosotros los que vamos más allá, insistimos que las tisanas y tés son completamente diferentes.  Aunque sus beneficios vayan de la mano, no se deben usar a la ligera ambas descripciones.

 

Tisana de lavanda


El nombre de infusión  se usa para denominar ese proceso de extraer los sabores de hojas, flores, frutos, cortezas o plantas,  en general por medio de agua caliente sin que llegue al punto de ebullición.

 

Infusión


Una infusión es cualquier bebida que se obtiene de diversos frutos o hierbas aromáticas
como el café, la manzanilla, los tés o la Jamaica, entre otros, introduciéndolos en agua hirviendo y dejando reposar unos minutos.

 


¡Sí, nuestra taza de café, una bebida de menta o un té negro también son una infusión!

 

 

La “Tisana” es un término francés que se refiere a todas las infusiones bebibles, hechas a partir de hierbas aromáticas, flores, especias,  frutos frescos o deshidratados y cortezas, que  al entrar en contacto con el agua caliente la impregnan de sustancias solubles que pueden aportar efectos beneficiosos para la salud.

 

Tisana cúrcuma  jengibre y limón.


Actualmente su frecuencia de uso ha aumentado, al igual que se han utilizado a lo largo del tiempo en muchas culturas. Sus propiedades y composición han sido estudiadas por innumerables entes, tanto antiguos como modernos.
Hoy la medicina  estudia los beneficios y los efectos de estas infusiones sobre la salud.

 

 

Muchos de los principios activos de las plantas tradicionalmente usadas se han venido utilizando hoy en día, sintetizados y añadidos a medicamentos, con el fin de controlar mejor el proceso productivo, y también el económico.

Medicamentos hechos de plantas aromáticas

 

Los “Tés” son infusiones obtenidas a partir de las hojas (y a veces brotes o tallos) de la planta del té: Camelia Sinensis Sinensis (árbol)  y Camelia Sinensis Assamica (arbusto). Su origen etimológico es chino, y dos de sus pronunciaciones  “té” y “cha” son las más conocidas.

 

Árbol de té Camelia Sinensis Sinensis

Las diferencias entre las variedades  de té radican en la forma en que se cosechen las hojas y brotes, y del tratamiento al que se les sometan (secado, enrulado y  fermentación), en el caso del té blanco, té verde, té puerh, té negro o té oolong. Su sabor es fresco, ligeramente amargo y astringente, y su consumo es benéfico para la salud.

 

Diferentes tipos de tés 

Entre los distintos pueblos, los latinos somos los más fieles consumidores de remedios que nos proporciona la herboristería: el arca de las mil virtudes (hierbas aromáticas, flores, frutos, especias y tés), influidos obviamente por la abundancia de flora que disfrutamos gracias a la excepcional situación geográfica y a las diferencias climatológicas.

 

Médicos bolivianos

Té negro, menta, caléndula, malva, pasionaria, té blanco, rosas, canela, jengibre, flores de San Juan, lavanda, sábila, y muchas más plantas maravillosas ofrecidas por nuestra naturaleza, pueden atenuar nuestro sufrimiento y proteger nuestra salud.

 

Aromática de menta


Pese a la conquista de la química y a las diferentes técnicas que existen de extracción y síntesis de las hierbas en los laboratorios, hoy y siempre, le daremos la bienvenida a las tisanas y los tés en nuestras tazas y nuestras vidas ya que son infusiones que nos
brindan las más espontáneas, naturales y benéficas terapias alternativas para nuestra salud.

 

Especias

 


Fotografías suministradas. 


En Pereira, parecen seguir tumbando a la gente

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“Después  de lo sucedido con los recursos de los ancianos, ahora son los planes de vivienda el mecanismo utilizado para estafar a la gente.  Ya son varios años que muchas familias vienen aportando su dinero y tiempo, en lo que parece ser  un proyecto fallido”.


 

Recientemente, por solicitud de un amigo cercano, estuve indagando por un plan de vivienda  llamado Altos de Samaria Mundo Nuevo.

Me dijeron que algunas de las personas que lideran el proyecto  tienen cercanía  con políticos, que habían recibido dineros de mucha gente, y que además, la entrega del lote prometido estaba siendo dilatada bajo el argumento de que esta administración les negaba ciertos permisos.

La necesidad y la credulidad se mezclan en estos casos con la capacidad del estafador para embaucar a la gente.

Foto tomada de Portafolio

El perfil sicológico del que estafa tiene características especiales, que le permiten manipular a sus víctimas y desfalcarlas  con su propia colaboración.

Es tan perverso como inhumano jugar con las necesidades de los demás, más todavía si son personas humildes, pues, con escasa capacidad de ahorro; robarles lo poco que pueden juntar equivale a quitarles el pan de la boca.

En este caso en particular, me informaron que este es un proyecto fallido, en el cual han recibido ya mucho dinero, y que hay una denuncia en la fiscalía 46. Incluso me aportaron un número de radicado del proceso.

 

 Foto tomada de Vanguardia Liberal

Es tan evidente que allí está sucediendo algo ilegal, que los aportantes, sospechando haber sido timados, han empezado a averiguar por su cuenta.

Lo que uno no se explica es cómo, existiendo un proceso en la fiscalía, la Alcaldía no ha intervenido para evitar que la gente aporte más recursos, que sigan cayendo nuevos incautos.

¿Por qué se permite que esta situación avance  y que los recaudos continúen, sin que ninguna autoridad se interese por verificar las irregularidades denunciadas?

Foto tomada de urnadecristal

¿Quién les va a responder a todas estas familias por los recursos aportados si  finalmente se llega a comprobar que han sido estafados?

¿Qué nexos tienen los implicados con las entidades del gobierno  encargadas de regular y controlar? ¿Por qué no avanzan las investigaciones?

Es llamativo que no se haga un control previo que evite que aquellos con necesidad de un lugar de habitación pierdan lo poco que tienen en  lo que finalmente podría terminar siendo un gran desfalco.

Me dicen incluso que personas reconocidas en la política local asisten a las reuniones donde han ido recogiendo, peso a peso, los millones que han sido entregados por las familias para este proyecto.

 

¿Cómo pueden captar recursos del público si no tienen un proyecto aprobado con licencias y demás trámites en regla? ¿No es esto captación masiva ilegal?

¿Por qué la Alcaldía de Pereira no hace una campaña masiva instando a los ciudadanos que deben tener precaución a la hora de entregar su dinero a supuestos urbanizadores?

¿Por qué  no  les ayudan con información y  pautas para realizar una compra segura?

¿Cuántos más planes de vivienda con irregularidades existen hoy en Pereira?

Por favor, que alguna autoridad haga algo para impedir la pérdida y la gran frustración de tantas familias humildes que solo aspiran a tener un lugar para vivir, basándose únicamente en su propio y desmedido esfuerzo.

 

¿Quién necesita de quién?: un perro de un hombre o un hombre de un perro.

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Es hora de aceptar que somos nosotros quienes necesitamos de los animales para proyectar nuestras más internas emociones, y reconocer en ellos, transformados en  mascotas, esa capacidad que tienen de dejarnos ver nuestros desequilibrios interiores.


 

Pregunta tonta pero de interesante contenido.

Siempre me llama la atención cuando escucho decir a las personas que sienten pesar de su mascota, como si nosotros los humanos fuéramos los salvadores del mundo y ellos fueran una especie indefensa y expuesta per se.

Durante varios años tuve la fortuna, con otro de mis colegas, de trabajar en la primera guardería canina en la región, para esa época, ubicada en una zona campestre.

Y fueron muchas mascotas que cuidábamos mientras sus propietarios disfrutaban de sus vacaciones, viajes familiares o de negocios.

 

 

Con la tranquilidad que quedaban  en manos profesionales.

Uno de los momentos más críticos de esta labor se presentaba cuando la mascota llegaba para quedarse  varios días, y veíamos el sufrimiento de sus propietarios.

 

 

Era algo traumático, un mayor dolor, el llanto y el nerviosismo por dejarlos “solos”, insinuando uno que otro sentimiento de culpa por esa ausencia de varios días.

Las recomendaciones para nosotros eran ilustradas  de muchas formas , comentadas y hasta exigidas documentalmente para que se siguieran al pie de la letra.

Realizadas las rutinas de protocolo de ingreso, seguía el momento crucial donde el asistente de campo llegaba para llevarse la mascota hacia el sitio inicial de alojamiento.

Se dejaba sentir en el propietario una visión de hombre malo en nuestro ayudante, porque se llevaba ese pequeño ser de su lado y ya solo podría verlo hasta su regreso.

Era muy doloroso ver como un ser humano, de las más variadas condiciones sociales, económicas o profesionales, dejaba salir de su interior un desasosiego inmenso por pasar ese momento.

 

 

Una metodología de manejo que llevábamos a cabo era llevar  los perros  a la parte trasera de la casa, antes que sus propietarios se retiraran de las instalaciones, evitando así que la mascota pudiera reconocer por donde había salido su amo después de dejarlo con nosotros.

Esto evitaba que estuviera buscando la puerta de salida de manera constante y reducíamos en alta proporción el estrés por la ansiedad de seguir su líder humano, al igual que la probabilidad de escape.

Por lo que nuestro proceder acentuaba más ese traumático momento.

Surgen preguntas: ¿Para quién era más traumático? ¿Para el perro, que quedaba “solo” o para el dueño, que lo “dejaba” transitoriamente?  Pero todo esto es menos complejo de lo que parece ser.

 

 

Una vez salían los propietarios, la mascota era llevada por el cuidador a  un corral de convivencia, adecuado conforme al tamaño, raza y edad.

El procedimiento permitía demostrar a la manada, en el corral, que el recién ingresado era protegido por el alfa de manada, que era el ayudante de campo nuestro.

Una vez cumplida esta etapa, los demás perros, conforme a un orden propio de ellos, pasaban de a uno o de a dos olfateando al nuevo integrante para ser rápidamente aceptado, integrándolo a los juegos y actividades independientes que tenían como grupo libre.

En adelante la mascota simplemente “copiaba” lo que sus congéneres hacían , y se habituaba a los tiempos que se tenían para alimentarse o retirarse a descansar por exceso de sol o al final del día. 

Era increíble ver cómo ningún perro asumía actitud triste porque su amo no estaba con él.

Y llegamos a decir que mientras su propietario lloraba de tristeza por dejarlo, la mascota “lloraba” de alegría porque por esta vez se sentía libre emocionalmente, y disfrutaba de su verdadero “status” de perro.

Dejaba aparte la etiqueta de mascota.

Y es que realmente, sin egoísmos ni pensamientos humanos, la vida de mascota es de mucho sacrificio, aunque prefiero llamar esta condición canina como un ofrecimiento de su libertad perruna para aliviar las emociones contenidas del humano.

Alguna vez hemos pensado que: ¿ un perro libre en la calle tiene sus propias autorregulaciones de alimentación, comportamiento, y aún, inmunológicas?

De allí el dicho popular: ”los perros de la calle no se enferman, en cambio el de la casa, que tiene de todo, se enferma muy fácil”.

Los “perros callejeros” deben existir como equilibrio natural. Su condición libre y de exposición permanente al medio ambiente los hace cumplir con la ley universal de selección natural, donde las especies deben adaptarse a las nuevas condiciones para sobrevivir y mantenerse como tal.

Estos peludos de la calle, al adquirir esa resistencia a la modernidad y contaminación de su medio, cumpliendo la teoría del centésimo mono, formando masa crítica, transmiten esa misma condición a sus congéneres que viven en las casas y apartamentos de los  humanos, donde cada vez son más sensibles y débiles, menos resistentes a los “peligros” naturales de especie.

Genéticamente, entre más se acercan al ideal fenotípico, a los caprichos y gustos estéticos de los humanos, más enfermedades y deformidades anatómicas se presentan en los animales de compañía.

Tal es el caso de la forma de la cabeza y número de dientes del Bull Terrier actual con referencia al original, o los problemas de piel, patas y columna vertebral de los Dachshund (salchichas), o los Pug o Carlinos, una raza extremadamente braquicéfala, de nariz achatada que le representa problemas de presión arterial alta, cardiopatías, disminución en su capacidad de  oxigenación, y por ende, dificultad para respirar, problemas de piel en los pliegues y problemas dentales. Además que el enroscamiento de la cola, tan deseable en esta raza, es en realidad un defecto genético, y en casos extremos puede conducir a parálisis.

 

 

Pero como estas podemos encontrar un gran número de razas que tienen defectos muy delicados, provocados por la endogamia o endocría, en la búsqueda de una perfección desde el humano en ellos.

Entonces: ¿quién necesita de quién?, considero que es hora de aceptar que somos nosotros quienes necesitamos de los animales para proyectar nuestras más internas emociones, y reconocer en ellos, transformados en mascotas, esa capacidad que tienen de dejarnos ver nuestros desequilibrios interiores.

Si lo aceptamos, evitaríamos que ellas se enfermaran, y viviríamos más equilibrados, con mejor salud mental y emocional.

Definitivamente las mascotas son la proyección de nuestras emociones, y como tal, ofrecen su libertad de especie en beneficio nuestro.

No los miremos con pesar, hagámoslo con agradecimiento, y así honramos esa difícil misión de ser nuestros amigos peludos.