sábado, mayo 17, 2025
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5k Pereira es una fiesta, una buena iniciativa con las alas rotas

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La Secretaría Municipal de Deporte y Recreación de Pereira ha invitado en estas fiestas aniversarias  a una toma de la Avenida 30 de agosto,  en lo que han denominado carrera atlética “5k Pereira es una fiesta”

Sin embargo se pone en cuestión la permanencia de la iniciativa, en una ciudad que exige resignificar los espacios en aras de ofrecer verdaderas posibilidades de desarrollo personal desde el deporte.


 

En medio de los singulares avances del desarrollo pereirano, se aventura la suerte de construir la dialéctica de los ciudadanos, de aquellos que estarán  en propiedad para enfrentar los laberintos de la vida cívica.

 

Así, bajo los atavismos éticos, las propensiones a la delincuencia común, la suerte de jugar los dados en espera de un buen gobierno, con la inmoralidad como producto político y bajo la estela de figurar en un mundo virtualmente existente los espacios deportivos y los programas que sustentan la actividad verdaderamente civil se convierten en especulación   propensa al resultado meramente mediático.

 

Foto por Jess Ar

 

Con la invitación que hace la Secretaría Municipal de Deporte y Recreación de Pereira para que  los pereiranos se tomen la Avenida 30 de agosto en lo que han denominado carrera atlética “5k Pereira es una fiesta”, se pone en cuestión la permanencia de la iniciativa en una ciudad que exige resignificar los espacios en aras de ofrecer verdaderas posibilidades de desarrollo personal.

En el aire queda  la hiriente  expectativa que esto sería  una “buena iniciativa con las alas rotas”.  Lo que llama la atención es que está   prevista en el programa de celebración de las Fiestas de la Cosecha.

Una vuelta de página, en medio de las condiciones que exigen soluciones inteligentes y concertadas con la verdadera vida.

5K Pereira 2016 – Foto tomada del portal Risaralda Hoy

Las conquistas de los espacios exigidos por los ciudadanos son una vuelta de página programática, aún con las necesidades a flor de piel y en consecuencia de los pocos escenarios deportivos en relación a la innumerable cantidad de personas que desean y  participan de estos.

 

Es evidente que el crecimiento demográfico en la capital de Risaralda ha ido en aumento en los últimos años: más  gente menos espacio.

 

Pereira - espacio públicoFoto por Jess Ar

 

 

Más necesidades de desarrollo personal, en consecuencia más espacios que crear para la recreación y el deporte.

No basta un disparo al aire…

 

Foto Patiño, el veterano ciclista que lleva 60 años capturando imágenes en La Virginia.

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Músico de la primera banda del pueblo, ex concejal,  reportero gráfico, corresponsal y hasta autor del escudo oficial. La bicicleta y la cámara han sido su vida desde tiempos del tren y calles polvorientas.


Fotografías por Jess Ar

 


Luis Alfonso Patiño – foto Patiño le dicen – , fotógrafo por naturaleza, a veces recorre las calles del pueblo en una bicicleta, aparentemente, llevando un sueño de años, una vida que, sumada de tantas experiencias, despunta los días.

Está convencido que el arte y la naturaleza poseen sus leyes en los recónditos de la historia.

Conoce a La Virginia desde que sus calles eran polvorientas, anchas, llenas de un sol que se arrastraba como un pájaro apedreado.

 


Ha visto, por lo tanto, los ríos aquejados, revoltosos, inundando las calles con un pantano, cuyo olor poblaba el aire de desconcierto.

Testigo, sin alarde, de la música que trae el río Risaralda a las cinco de la tarde, del aleteo grave de las mariposas negras que mueren, con ese aire de soledad, tostadas por el viento tibio.

 

En esta mañana, entonces, discreto, calmado, llega al parque Del Ajedrez, donde por un momento sonríe y es feliz.

Hoy, cuando hay un sol que trae una extraña geometría que viste de amarillo el  pavimento, luce una camisa que abotona hasta el último botón del cuello, y allí, cerca, prende una medalla que le recuerda que, años atrás, fue concejal.

 


Toma asiento en una de las bancas del parque. Su mirada, ahora, escruta la fosforescencia  de las calles con el asombro de un niño.

Habla, al mismo tiempo que aferra un bolso que lleva desde el día que fue desalojado, cuando menos, de  la casa que habitaba.

 

Patiño, como es nombrado, estudió la primaria en la escuela Antonio Ricaurte alrededor de 1943.

Luego, entregado a los oficios de la época, comenzó a trabajar en la Trilladora Royal, marcando paquetes que enviaban para el exterior. Estuvo allí dos años y medio.

 


Solicitó tiempo después que lo liquidaran sin saber qué camino tomar, quedando al vaivén del mundo.

Por esos días tenía una bicicleta avaluada en 20 pesos. En ella diariamente se transportaba de la casa al trabajo. Con los 250 pesos de liquidación viajó a Pereira y compró otra.

 


Propietario de dos bicicletas, al día siguiente, alquiló un local y ubicó en la fachada un letrero: “Alquiler de bicicletas”. Llegó entonces a tener sesenta bicicletas.

Así, también, inició en el ciclismo. Corrió con Rubén Darío Gómez, “El tigrillo de Pereira” en sus comienzos. Seguidamente, involucrado en el deporte, tuvo un espacio en un equipo de futbol: “Juventud Pereira”, donde fue el reportero gráfico.

 


Turnando, a su vez, oficios que, según el hábito, fueron equilibrando su vida. Hizo parte de la primera banda de músicos del pueblo, donde interpretó el clarinete.

Así mismo, con la lucidez de un lenguaje musical, fue corresponsal de La Patria en el municipio y jefe de redacción de distintos periódicos regionales.

 


Narró, en todo momento, el mundo que se abría para él. Es autor, dicho sea de paso, del escudo del municipio, donde fijó elementos representativos. De modo que trazó todo el interior de un pueblo, toda una enramada para que permaneciera, como lo
escrito.

Foto Patiño llegó, entre tanto, a la fotografía por una novia. Mientras alquilaba bicicletas se enamoró de una muchacha que venía de Pereira a La Virginia, quedándose por días frente al local.

“Me tragué, oiga”—dice don Alfonso-. Ella venia los fines de semana: días donde aprovechaban para caminar cerca al tren.


Un amigo que permanecía por esos días en el pueblo, le comentó que cambiara de oficio, que probara con la fotografía. Y así:
vendió las bicicletas y con el capital compró un par de cámaras.

Cambió, pues, de ropa: dejó a un lado las prendas engrasadas por el traje y la corbata. La corbata ─es lo que más me gustó─, sostiene, mientras sonríe. Así, por lo pronto, empezaron 60 años de fotografías.

 

 

Años que, latentes, hoy conserva intactos en el recuerdo.

Todavía, con cierto artificio,  piensa en algunas de sus capturas, cuando la luz y la sombra determinaban el momento preciso para dibujar. A través de una sola pincelada, una realidad que se desmoronaba.

 

Fotografió en su estado más natural al Caballero Gaucho.

Cuenta que, cierta vez, él lo llamó para pedirle que tomara una fotografía de una estatuilla de oro que se había ganado en Estados Unidos.

 

Estatua en homenaje al Caballero Gaucho ubicada en la Plaza Principal de La Virginia

Quería, pues, que antes de llevarla para el banco, conservar una imagen, un recuerdo que perdurara.

Patiño, entonces, calculando ángulos, tonalidades, densidad, pasó el lente por toda la figura como limpiando un vidrio; calcó toda el resplandor  que copiaba el color de las estrellas.

 

Estatua en homenaje al Caballero Gaucho ubicada en la Plaza Principal de La Virginia

Después de tantos amaneceres afirma, esta vez, que nunca ha dejado la fotografía.

Hoy, cuando el pueblo, poco a poco, lo margina, recorre las calles como cualquier transeúnte, trastrabillando, bailando con las ruinas de unos recuerdos que el sol tuesta como un mango que rueda por el suelo.

 

 

 

Situación actual de algunas familias caficultoras después de la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero.

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Ciertas condiciones ponen en riesgo el orgullo de ser Patrimonio Cultural de la Humanidad. “Si un niño desde pequeño no entra a un cafetal para que mire, y que le vaya cogiendo amor a su tierra, ya el muchacho cuando tenga 17 ó 18 años ya no quiere. Busca otras cosas, y dice, yo por allá no voy a que me piquen los moscos”.


Fotografías por: Elizabeth Pérez

 

 

María Idaly López mantiene las botas puestas.

Para salir a recorrer los cafetales cuando llegamos a su finca, completó su indumentaria con un sombrero de paja que la protegía del radiante sol de esa tarde, y un canasto, similar al que usan los recolectores en la cosecha, pero más pequeño.

Hace 14 años tomó las riendas de la propiedad, luego del fallecimiento de su padre, Daniel María López Gallego.

 

Y aunque él le había recomendado a su esposa, Olga Villada Flórez, que más bien vendiera la propiedad, que no iba a ser capaz de sacar la finca adelante.

El temple de su hija María Idaly le demostró lo contrario.

Las pendientes de la montaña están sembradas con la variedad castillo, “una mezcla que hizo Cenicafé con caturro y arábigos. De ahí sacaron esta variedad, muy resistente a la roya y todo el año tiene café. A algunos campesinos no les gustó, porque elevan mucho, y para la recolección se hace más complejo”, contó.

Mientras caminamos, María Idaly recolectaba los frutos de café maduros.

 

 

Un café especial, libre de agroquímicos

Tomar un sorbo de café producido en la finca Buenos Aires, garantiza a su paladar degustar una bebida con un sabor especial.

 

 

Alejandro López, hijo de María Idaly, catador internacional de café.

 

De los cafetales cosechan frutos que saben a chocolate, caramelo y almendra.

De regreso a la casa, María Idaly nos sirvió una taza de esta delicia. Sin azúcar, -como dicen los catadores que debe consumirse el café- para que lo pudiéramos saborear.

De inmediato, las papilas gustativas ratificaron lo que la familia López exhibe con orgullo: ser una finca certificada como libre de agroquímicos.

“La finca tiene cuatro certificaciones como libre de agroquímicos: FLO, FAirtraDE, 4C  y UTZ. La primera es de comercio justo; las otras dos son ambientales, y la última, social, enfocada en especial a la familia, al mejoramiento de la casa”, contó.

 

Foto por Jhon Édgar Linares

 

Estas certificaciones comprometen a la familia López a proteger las aguas y sembrar más árboles.

Las ONG internacionales que certificaron la finca son las que compran el café recolectado.

 

Expectativas ante el Foro Mundial del Café

La familia López estuvo atenta, como las otras tantas que cultivan el grano en el Eje Cafetero, de las conclusiones a las que llegaron los países productores de café, reunidos en el Foro Mundial del Café, en Medellín.

“Tenemos expectativas de que esto va a ser muy bueno, en un futuro, pero en este momento, así como vamos, no vamos a hacer nada, porque en verdad los precios del café, aunque ahora están buenos, necesitamos más, o al menos queremos que aquí en Colombia consuman  más café, porque venderíamos más y sería mejor para nosotros”, dijo María Idaly.

 

El Paisaje Cultural Cafetero

 

Buenos Aires, finca que está próxima a cumplir 50 años de producción cafetera, es una de las que hizo posible lograr que la Unesco declarara el Paisaje Cultural Cafetero, PCC, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Es el primer paisaje cultural vivo y productivo declarado en torno al café, en el mundo.

“El PCC ha atraído a muchos que se han venido para el Eje Cafetero y les ha gustado”, destacó María Idaly.

Sin embargo, advierte sobre la falta de mano de obra para la recolección de la cosecha.

Preocupación compartida por los expertos caficultores reunidos en Medellín, y que incluso pone en riesgo el orgullo de haber logrado la declaratoria de PCC en junio de 2011.

Porque aunque vidas como la de la familia López gira en torno al café, es indispensable asegurar el arribo de recolectores, en especial para la época de cosecha que se avecina.

María Idaly López rodeada de su familia.

 

La ausencia de recolectores y de las tradicionales chapoleras, “también va de la mano del gobierno, porque en este caso, donde vivimos, a los muchachos no se les puede dar trabajo porque son menores de edad”, dice María Idaly.

 

“Si hubiese la forma de que fuera como antes, que los muchachos después de sus labores de estudio tomen ese otro medio tiempo, y pudiesen entrar a los cafetales a coger café, uno les podría dar trabajo, pero es que no nos lo permiten. Por ahora no lo podemos hacer. Estamos luchando para que el Ministerio de Trabajo lo autorice”, dijo.

Una de las maneras de conservar el PCC es incentivar la identidad cafetera.

La fórmula está servida. Es cuestión de enseñanza y aprendizaje.

Así lo asegura María Idaly:

“Si a un niño desde pequeño uno no lo entra a un cafetal para que mire, que le vaya cogiendo amor a su tierra, ya el muchacho cuando tenga 17 ó 18 años ya no quiere. Busca otras cosas, y dice, yo por allá no voy a que me piquen los moscos”.

 

Nuevas generaciones de familias caficultoras cuyo futuro es incierto con relación al café.

En Buenos Aires, la brisa hace honor al nombre de la finca.

El aroma cafetero se entremezcla con el canto de los pájaros y el arrullo del agua, ambiente en el que crece Emmanuel, el más pequeño de los ‘retoños’ de esta tradicional familia cafetera.

 

 

La Telera, un café único en las afueras de Santa Rosa de Cabal

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Foto: Diego Val.

Lugar: La Telera: postres, café & arte
¿Qué es?: Café en zona rural donde puedes disfrutar del Paisaje Cultural Cafetero, además de postres y diferentes preparaciones de café.
Dónde?: Km 1 Vía Termales Santa Rosa.
¿Cuándo?: De lunes a viernes de 3:00 pm a 11:00 pm. Sábados de 11:00 am a 12:00 de la noche y domingos de 11:00 am a 9:00 pm
¿Por qué ir?: La telera es un espacio indicado para compartir. Un lugar donde el día y la noche se vuelven cómplices del paisaje para brindar una experiencia mágica y tranquila en uno de los cafés más bonitos de la zona rural de Santa Rosa de Cabal. Ideal para compartir con la pareja o ir en familia, incluso con los mas pequeños.


La Telera - Café Foto por Jess Ar

Vía termales, en la vereda La Leona,  se encuentra La Telera y su oferta de postres, arte  y café.

Un lugar con el encanto de las zonas rurales, donde la paz y los sonidos de la naturaleza son la música que acompaña la amplia oferta de bebidas y acompañantes.

El sitio es amplio y acogedor a cualquier hora del día, sin embargo en las noches adquiere una particularidad: brilla por completo.

En ese momento el sitio cobra más vida, se vuelve  perfecto para vivir encuentros con la pareja.

Julián Yepes, uno de sus propietarios, es agrónomo de profesión y junto a sus dos hermanos han construido y posicionado La Telera como un lugar  con un alto respeto por la producción y preparación del café, hasta  el disfrute en su consumo final en taza.

 

Foto por Jess Ar

 

Es todo un ritual del cual pueden ser testigos todos sus clientes.

Este sueño, como ellos le llaman, comenzó hace 7 años construyendo junto a los caficultores del sector experiencias sensoriales alrededor de esta bebida.

Pero La Telera no es solo un sitio para tardear, también es un espacio para aprender.

Allí las personas que quieren capacitarse como baristas asisten a clases con Julián y sus otros socios.

Trabajan en métodos de preparación, filtrado o tostión con la misma paciencia y delicadeza que usaron nuestros abuelos cuando labraban la tierra.

 

La telera Café - Foto por Jess ArFoto por Jess Ar

Sin duda, La Telera es una  experiencia para prolongar nuestra memoria, recordando siempre que detrás de una buena taza de café existe toda una historia por contar.

 

La Telera una labor familiar tras una taza de café

Recomendado: Cold Brew (café frío)

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El arte de la tostión y el trillado en La Telera

El uso de la bicicleta como una variante de la ruleta rusa

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Iván es un ciclista juicioso y responsable, pero para llegar ileso a su destino debe contar con la falta de juicio  y la irresponsabilidad de muchos conductores de buses, busetas, taxis,  motos, carros  particulares… y bicicletas. Cada recorrido es un juego de supervivencia.


 

De lunes a viernes, a  las cinco en punto de la mañana, Iván Palacios toma su bicicleta color naranja y emprende  el recorrido hacia su trabajo como  vigilante en  una empresa ubicada en Pereira.

Si hace buen clima, se enfunda en un uniforme  estampado con el logotipo de Movistar, la  marca donde corre su ídolo Nairo Quintana.

 

Foto tomada del portal Zee News

 

Si llueve, se mete de pies a cabeza  en un traje impermeable que le da aspecto de criatura mutante.

Llueva o haga sol  María Eugenia, su mujer, lo  despide en el umbral de la puerta con un sartal de bendiciones en las que invoca a  Dios, a la virgen, a todos los santos… y a las benditas almas del purgatorio, por si acaso.

Viven en el barrio La  Hermosa, un sector populoso de Santa Rosa de Cabal.

 

Tomada del portal Risaralda Hoy

 

Una vez ha salido de casa, la ruta se convierte para Iván en un juego de supervivencia.

Es un ciclista juicioso y responsable, pero para llegar ileso a su destino debe contar con la falta de juicio  y la irresponsabilidad de muchos conductores de buses, busetas, taxis,  motos, carros  particulares… y bicicletas.

Que también los hay juiciosos y responsables.

El alerón de una tractomula por este lado, el resoplar de un bus intermunicipal por el otro, el zigzag de un motociclista por allí, un rechinar de frenos unos metros más adelante.

Esas cosas lo han convertido en un hombre de nervios templados.

Cuando  alcanza el Alto de Boquerón y ve la panorámica de Dosquebradas y Pereira  allá bajo no puede eludir un pensamiento que cruza por su mente como una ráfaga: cuántas probabilidades tiene de llegar sano y salvo a su trabajo en el centro de Pereira.

Soy consciente de todas esas cosas pero puede  más mi amor por la bicicleta, que para mi viene a ser como la burra para los costeños: la mimo, la cuido, le doy brillo, la engraso y sobre todo: no permito que nadie más se monte en ella” dice, y un destello de picardía cruza  por su rostro indígena curtido por el sol.

 

 

Muchas personas en mi trabajo y en mi vecindario quieren seguir mi ejemplo y moverse en bicicleta para todas partes, pero algo las detiene: el miedo. En parte tienen razón, porque entre nosotros falta mucha educación. Digo nosotros y empiezo por  mi gremio, el de los ciclistas. Son cantidades los que no respetan las normas mínimas de seguridad. No llevan casco ni chaleco y mucho menos atienden los semáforos o la dirección de la vía. Lo único que les importa es ir para adelante, sin pensar en los propios huesos, mucho menos en los de los demás. Y en el otro frente están los  choferes de buses, automóviles y camiones que se le echan  a uno  encima con tal de seguir su camino

Para Iván está claro que  los guardas de tránsito y los patrulleros de carreteras no  lo pueden solucionar todo. Se necesita una conciencia respetuosa y una voluntad de convivir en paz por parte de quienes usan la vía.

Por eso, ya compré un triciclo para mi primer hijo que, con la ayuda de Dios y de mí mujer, nacerá en un par de meses. Se llamará Nairo José y lo primero que voy a enseñarle cuando camine solo es a montar en bicicleta y  a respetar las reglas, porque  quien no lo hace se mete en un juego peligroso.

Cuando cruza el viaducto que conecta a Pereira y Dosquebradas, Iván se siente a salvo. Piensa que, a pesar de que existen muchas cosas a resolver, en Pereira empieza a tomar fuerza un movimiento que ve el uso de la bicicleta como una alternativa  a la movilidad en calles tan congestionadas.

 

Viaducto – Foto por Jess Ar

 

“Muchos critican la falta de orientación, pero por algo se empieza. Los parqueaderos para bicicletas, los carriles exclusivos para ciclistas, que por ahora pocos respetan. Yo al menos transito solo por ellos y hasta ahora no he tenido inconvenientes. Además,  entiendo que en las nuevas obras ya incluyeron la construcción de rutas exclusivas  para los ciclistas. Eso es bueno  ¿No le parece?”

 Por lo pronto, Iván trabajará hasta las dos de la tarde en su oficio de vigilante. Luego de  comer un refrigerio compra una fruta para su mujer  y emprende el camino de regreso a casa. Antes de dar el primer pedalazo se santigua y se encomienda a Dios, a la virgen, a todos los santos… Y a las benditas ánimas del purgatorio, por si acaso.

Mientras cruza el viaducto se dice que su mujer y el pequeño Nairo son dos buenas razones para andarse con cuidado.

Los juicios y las carencias

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Lo que digo de otro me define más a mí que a ese otro. Dura frase. No la inventé yo, se aplica en psicología, en bioneuroemoción. Lo que me molesta de otro es lo que me molesta de mí mismo.


 

Tenemos los humanos una facilidad para hacer juicios sin conocer realmente al que estamos enjuiciando. Nos viene por educación, por sistemas de creencias, por psicología, por entorno de desarrollo y se aplica a todas las actividades.

¿Qué prueba tengo de que mi Dios es más verdadero u original que el tuyo? ¿O de que el sistema político verde, rojo, azul, morado, es el que ha traído el mejoramiento de la vida comunitaria?

Nos formamos ideas de qué sería lo mejor porque se ha tenido acceso al conocimiento, a la actividad específica de la que hablamos, pero en muchos círculos sociales, académicos y políticos se han edificado pontífices de esas verdades que tienen mucha resonancia -y si no la compran, se la buscan-,  y desde allí desechan cualquier idea que no sea la propia, así las ejecutorias que los preceden tengan cuando menos interrogantes.

Por sus acciones, por sus hechos, los conoceréis, reza el pasaje bíblico.

Foto tomada del portal Shurya

Entonces si hemos de juzgar a alguien -si es que no hay otra posibilidad- debo mirar yo qué he hecho desde mis posibilidades, para poder comparar, para ser objetivos.

 

A Solón (638 a.c. –  558 a.c.), considerado uno de los siete sabios de Grecia y referido como el creador de la democracia ateniense, se le atribuye el siguiente listado de máximas para el bienestar en comunidad:

  1. Ten por más fiel la probidad que el juramento.
  2. Piensa en acciones ilustres.
  3. No hagas amigos de presto, ni dejes los que ya hubieres hecho.
  4. Manda cuando hubieres ya aprendido a obedecer.
  5. No aconsejes lo más agradable, sino lo mejor.
  6. Toma por guía la razón.
  7. No te familiarices con los malos.
  8. Venera a los dioses. (Hay que tener en cuenta el momento histórico en que vivió el pensador).
  9. Honra a los padres.

 

Solón

Para el área empresarial, se ha establecido la Matriz de Solón, aplicada hoy en muchos entornos de actividad económica, pero que se pueden adaptar a la vida diaria:

 

  1. Reconocer los límites y aceptar el desconcierto.
  2. Crear el espacio para incorporar al tercero.
  3. Escuchar y reunir datos inquietantes.
  4. Esbozar proyectos viables.
  5. Debatir entre nuevos actores.
  6. Procesar datos complejos.
  7. Incorporar a los distintos en la discusión.
  8. Mostrar cómo se ha hecho antes.
  9. Agradecer y celebrar.

 

 

Parece simple. Tratadistas de la psique humana, como Jung, afirman que cuando uno se encuentra con ese que vocifera, que ataca, que excluye al otro, que se ensaña con otros, que cree que la única es su verdad, hay que buscar a un niño que ha sido incapaz de regular sus miedos y sus carencias de afecto.

Memorias de una adolescente venezolana (Parte III)

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¿Y quién no estaría cansado de no comer bien? Cualquiera echa el vuelo a otra parte. Sin embargo, hay algo que siempre nos impide irnos así como así: el amor a nuestro país. “Irse de Venezuela es como divorciarse estando enamorado”.


 

Fotografía tomada del Diario El Clarín

 

Encerrada, en estado vegetal viendo televisión, un internet lentísimo, y leyendo. Mi vida se redujo a estas 4 cosas en estos últimos meses.

Lo único que me alegraba el día era ir a la iglesia y comer tortas con Marchelo y Yuly en el café “Coffee & Cake”. Recuerdo que siempre era en la tardecita que nos íbamos todos juntos: Mi papá, mi mamá, Marchelo, Yuly y yo. O a veces venía mi madrina Milagros con su hija Gabriela y su niño Miguelito.


Me encantaba salir y ver el atardecer cálido en San Diego. Sentir el viento en mi rostro, sentirme libre. Pero si nos ponemos del lado de la realidad, básicamente la vida de todos los venezolanos se redujo a: casa por cárcel.

 

 

¿Por qué? Porque después del atardecer, en todas partes, la noche era sinónimo de peligros, inseguridad, como ya explique anteriormente. Además, todo cerraba temprano por este mismo motivo, así que si querías hacer algo, tampoco podías.

Lo único que si duraba hasta un poco más tarde eran las llamadas “calles del hambre”, donde se venden hamburguesas, perros calientes, pepitos, pizzas y demás. Sin embargo, la misma situación no te permitía comer así todo el tiempo, porque la plata no rinde. Todos los días aumentaba todo, y como dice la canción: “Ni se compra, ni se vende”.

El sábado de Semana Santa fui a la iglesia. Me acuerdo que hicimos una bandera gigante que iba por todo el pasillo del medio, que decía muchísimas veces “PAZ”.

 

 

¿Y quién no estaría cansado de no comer bien, no vivir sano, vivir todo el tiempo enojado y triste, donde nada se cumple, donde tienes miedo a todo?

Oye, cualquiera echa el vuelo a otra parte. Sin embargo, hay algo que siempre nos impide irnos así como así: el amor a nuestro país.

Porque tanto amamos a nuestra tierra que morimos por ella. Todos los días. ¿Y es que, cómo no amar a la patria que te ha dado todo? No te ibas porque amabas tanto a tu país y a tu gente, que simplemente no te imaginabas una vida sin nada de esto.

Pero: ¿Cómo te quedabas si no tenías futuro?

 

 

En estos días leí en Instagram una frase que es totalmente cierta: “Irse de Venezuela es como divorciarse estando enamorado”.

Bueno, nunca me he divorciado, pero ya más o menos tengo la idea. El 1 de mayo se tomó la decisión. Maduro hizo una de sus eternas y estúpidas cadenas nacionales, que entre toda la basura que sacaba de su boca, soltó la peor: la famosa constituyente.

Por culpa de esta guillotina que devasta  lo poco que queda de mi país, mi rumbo en Venezuela se vio interrumpido. Mi mamá hablaba con mi madrina Milagros preocupada, y yo ese día estaba en la computadora, haciendo tareas por internet porque ni siquiera podía ir al colegio por todos los disturbios que se desarrollaban en la redoma de Guaparo, lugar que necesitaba pasar para llegar a mi colegio.

 

Fotografía tomada de 20 Minutos

 

Así que nos mandaban las tareas a la página web del colegio. En fin, cuando terminó de hablar con Milagros, me paré y le miré los ojos.
-Mamá, ¿me voy a ir del país?

Mi corazón estaba lleno de miedo. No quería irme. ¿Dejar mis amigos? ¿Dejar a mi casa? ¿Mis mascotas? ¿Dejar San Diego? ¿Dejar todo lo que había aprendido a amar en tanto tiempo? ¿Cómo dejar a algo que amas tanto? Dejar mi promoción 54, mi sueño de graduarme con excelencia académica del María Montessori. Disfrutar con mis amigos de toda la vida, desde preescolar.

Le quiero decir a Maduro y a todos sus confidentes. ¿Que no se dan cuenta de lo que hacen? Les encanta arruinarnos la vida, hacernos trizas.

 

Y lo peor, ven que estamos muriéndonos, y siguen ahorcándonos. ¿No tienen alma? Porque honestamente, para arruinar a tu propia nación hay que ser muy miserable en la vida. Descarados que dicen mentiras tan evidentes, que se les cae la nariz de tanto que ha crecido. Cobardes, que tienen un concepto de la vida tan errado que el solo llevarlo a la  práctica, miren como ha quedado Venezuela.

Son como los bachacos. Se van comiendo de a poco la mata hasta que muere. ¿Cómo son capaces de matar al araguaney amarillo que siempre estaba florecido, generoso y que llenaba de hermosura al patio? Asesinos. Y no de 1, 2 o 3 personas. De miles.

Lloré. El 2 de mayo lloré como nunca antes había llorado. Sentí en mi corazón tantas cosas que no había liberado. Sentí lo que sentía Venezuela. El dolor de la madre que perdió a su hijo en la protesta, la que no tiene para darle de comer a su bebé, la abuela que no tiene como curarse de sus dolencias, y que hace colas interminables para conseguir un pan.

Fotografía tomada de www.infobae.com

 


Al que roban a cada rato en la camioneta, al que le mataron al hermano por no dejarse robar.
El que se graduó y nunca pudo ejercer porque no hay futuro, el que sepultó sus sueños y dejó de luchar. Los que se van y lo dejan todo por querer buscar algo mejor. Los que se van y no quieren irse. Los que luchan por querer vivir. Era una sensación que me desgarraba el alma.

Dejar mi país, ¿Quién lo diría? Me costaba aceptar que me iba a ir del todo.

Todo lo que alguna vez amé se esfumaba por una decisión, una propuesta que me quitaba la libertad de elegir. Me iba porque no tenía opción, definitivamente mi país estaba en coma, al borde del abismo, casi muerto.  Veía por las redes sociales  jóvenes  que como yo  peleaban y morían por esquivar el destino que nos esperaba.


-Cómo me dueles Venezuela, cómo me dueles- Decían mis lágrimas en silencio.

 

Fotografía tomada de Public Radio International

 

 

 

La defensa de la soledad

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La nueva película colombiana “La defensa del dragón”, dirigida por Natalia Orozco, nos ofrece un sencillo cuadro de lo que implica estar sin otros, en el otoño de la vida.


 

Ficha técnica

Año, país, duración 2017, Colombia, 79 minutos
Dirección y producción Natalia Santa
Guion Natalia Santa
Reparto Gonzalo de Sagarminaga, Hernán Méndez y Manuel Navarro.
Género Drama

 

Tres hombres veteranos de la vida son amigos. Cada uno en pérdida por lo que no fue, se encuentra viviendo, a su modo, el otoño del existir.

Los tres, en solitario, son lo que decidieron y asumieron.

Esta historia cinematográfica nos ofrece un sencillo cuadro de lo que implica estar en soledad.

Sin muchos aires dramáticos, en cambio, con la simplicidad del pasar, esta nueva película colombiana renueva sus personajes y ancla su mirada en un hecho universal.

Cada uno de los tres  tiene una ocupación, parecen tan hechos a su propia  imagen que no mueven un peldaño de su espacio para intentar otras movidas o variables.

No se encuentran insatisfechos, ni reniegan, ni aparecen en medio del acabose.

 

Imagen extraída de: El Espectador

 

Están solos a su manera, sin más compañía que sus aficiones:  el ajedrez,  los relojes y la curación.

En medio de una Bogotá que puede ser de cualquier época, ellos decidieron quedarse a donde llegaron.

Porque suponemos que sus dramas humanos pueden desencadenar en cualquier acontecimiento o van en alguna contravía, pero resultan siendo  algo diferente.

Uno de ellos piensa que no hay nada mejor que el ajedrez, y traspira al mover fichas allí y allá (llegó a ser  campeón).

El otro es un apasionado de los relojes, los acicala, los arregla con la precisión del tiempo y cuenta con su tienda donde los conserva, exhibe, vende y compra.

El último aparece como un médico, pero más homeópata, con un aire español y un extraño don de superioridad.

 

Imagen extraída de: staticflickr

 

Recuerdo entonces un clásico del cine mexicano de Iñarritu, Amores perros, un personaje dice: “Porque también somos lo que hemos perdido”.

Quien nos postuló este bello artificio, también nos motiva a una narrativa que engancha.

No sé muy bien cuál es la intención de la película, salvo  que su historia no es para quienes esperan sorpresas o quieren el accionar incesante.

Si para los que saborean el tiempo, el paso de ese implacable. Y lo que obtienen es un descanso: la pausa del acelerador.

Las emociones se aclimatan, y por ese intersticio de la soledad también contamos con nuestro reloj, una cama o un porro para poder dormir (como lo hace el supuesto médico).

Los tres amigos que comparten su soledad, defienden, sin mayores estrategias, su peldaño en la vida.

Me motiva demasiado ver películas sin muchas pretensiones, porque son las que más opciones ofrecen.

 

Imagen extraída de: Empeliculados

Nos permiten deambular por los detalles, por lo que en cada escena se presenta, porque nos tocan la sensibilidad.

En el cine colombiano hay pocas propuestas de historias así, y las que recaban sobre algo más espectacular, nos plantean extremos.

En cambio en La defensa del dragón nos sacuden la integridad, nos ubican en la ciencia y futilidad del pensar. Van arrinconando para nosotros una melodía tan simple que al final  vibramos.

Por lo menos tres  títulos de películas con la misma factura evoco: Los Nadie de Juan Sebastián Mesa, Los  Hongos de Oscar Ruiz Navia  y Sofía y el Terco de Andrés Burgos.  Historias sencillas con aires de tranquilidad.

Al verlas uno vuelve a confiar en que no hay mayores desafíos.

En esos instantes donde se intercambia y comparte  yace lo trivial y sustancial.

 

La-defensa-del-dragon- Foto tomada de Cine ClandestinoFoto tomada de Cineclandestino

 

Una defensa puede ser resguardarse, otra ir transcurriendo. Eso no importa, cada historia cuenta con sus propias verosimilitudes.

La que nos cuenta la cineasta Natalia Santa, parte de la idea que temer perder es temer vivir.

Temer verla es inhibirse de participar de un espejo de la existencia, en soledad

Emprendimientos de comida sana y cafés especiales los protagonistas en Expocamello

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En este 2017 se contó con una  amplia presencia de innovación alimentaria, y productos y servicios  relacionados con el Paisaje Cultural Cafetero.  Los expositores aspiran que la semilla sembrada en estos cuatro días empiece a germinar.



 

Fotografía tomada de Café de Colombia

 


Frescura. Realidad. Sueños. Esperanza.

Hasta ungüentos extraídos de la guadua.

Es lo que los emprendedores entregaron a quienes visitaron Expocamello, realizada en el Centro de Exposiciones y Convenciones de Pereira, Expofuturo.

Fueron cuatro días intensos.

Los 250 stands abrían sus puertas al público a las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche.

La curiosidad que despertaban entre los asistentes las iniciativas expuestas encendía el espíritu de los expositores, que acuciosos, explicaban al público las bondades de su producto.

Variadas presentaciones de cafés especiales le dieron el toque de identidad regional a la feria.

 

Fotografía por ExpoCamello


Durante el recorrido hubo además la posibilidad de
degustar delicias alimenticias producidas en el Eje Cafetero.

Bocadillos hechos con base en banano y plátano; queso siete cueros; bebidas saborizadas con menta y yerbabuena; jengibre con especias con un toque de maracuyá; clavos y canela; plátano hartón listo para freír; tortas de aguacate, son solo algunos ejemplos de la innovación alimentaria expuesta en Expocamello 2017.

Hubo también variadas ofertas de ropa, accesorios, zapatos, entre otros artículos y servicios.

 

Fotografía por ExpoCamello

 

Presencia de los pueblos

Desde los municipios también llegaron expositores.

Un grupo de mujeres de Belén de Umbría trajo artesanías e invitaban a los asistentes a que las visitaran en su pueblo, en la Casa Campesina, donde tienen una muestra del ingenio de sus manos.

De Apía, municipio al que también le dicen ‘El Corazón del Viento’, estuvieron promocionando el turismo y la tienda Café de mi pueblo, especializada en productos hechos con café de la región.

La representación de Marsella fue diversa.

Entre ellos, por el sector ambiental, asistió Julián Zapata Duque, quien desde hace 17 años experimenta para obtener diferentes productos de la guadua a través de un sistema sencillo y poco convencional.

El fruto de su trabajo lo trajo empacado en frascos, en forma de aderezo de humo para las carnes, inmunizante para madera, entre otros.

En fin, es difícil listar todas las iniciativas vistas en Expocamello 2017.

 

Fotografía tomada de Voceros del café

Lo que sí es cierto es que la cita para el próximo año motiva a los emprendedores para continuar con sus proyectos.

Aspiran que la semilla sembrada en estos cuatro días empiece a germinar.

Y que los frutos se concreten en negocios que impulsen el desarrollo regional.

Expocamello sirvió además para afianzar amistades entre los emprendedores, que, como en el caso de Soneto Café Cultural, tendrán la oportunidad de reunirse el próximo viernes para departir, compartir un café, comentar su experiencia y enraizar los vínculos que apenas esbozaron en estos días.

 

Fotografía por Cámara de Comercio

Un poco de dolor en el sexo no está mal.

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El bondage, la  dominación, el sadismo  y el masoquismo son  prácticas  alternativas conocidas como BDSM. En Pereira existe la comunidad  “Mazmorra Ama Spank” que desde hace un año viene realizando actividades encaminadas a aumentar su práctica de manera responsable.


La sexualidad del ser humano es un mundo lleno de matices, tonos y formas, donde todo es posible. Y cuando digo todo no exagero.

Desde que el hombre descubrió el placer ha experimentado progresivamente con su cuerpo y con el cuerpo del otro.

Estas experimentaciones han ido evolucionando junto a la mentalidad de hombres y mujeres.

En un principio, evocando  la pre historia, el sexo era un acción impulsiva de satisfacción  que tenía como principio preservar una especie.

 

Ilustración tomada del blog Clíonatas

 

En aquella época la sexualidad no conocía mucho de límites o prohibiciones, en la civilización egipcia por ejemplo era permitido el incesto y la prostitución.

Y en la antigua Grecia  la homosexualidad era abiertamente aceptada.

Más tarde parte del sexo fue adornado y permeado por la religión. Condenando y satanizando varias prácticas, lo que limitó la exploración del hombre con su sexualidad, llevándolo a vivir experiencias centradas en la reproducción.

Una de las primeras culturas en reprimir la sexualidad fue la Judía. Una involución bastante aburrida.

En la Edad Media la virginidad tomó fuerza. Ser casto era sinónimo de pureza, principalmente en las mujeres.

En el Renacimiento la sexualidad toma un nuevo respiro. La represión de las conductas sexuales comenzó a ceder, aunque no lo suficiente.

 

 

Ya en otras civilizaciones precolombinas como Los Aztecas o Los Incas, predominaron  otras formas de intimar. Coincidieron en la siguiente premisa: “La sexualidad era un aspecto natural y esencial de  la cultura”.

Entre los siglos XVIII Y XIX se reconoce abiertamente la masturbación, que inicialmente fue condenada.

En la actualidad, los tabúes sobre el cuerpo y su capacidad sexual comienzan a disminuir.

El cuidado de la vida sexual libre, plena y segura, comenzó a ocupar un lugar en la civilización humana.

 

 

De hecho la sexología, como ciencia, nace en los años  70,  y prácticas sexuales como el BDSM (bondage, dominación, sadismo  o sumisión y masoquismo) aparecen por vez primera en los 90.

La sigla agrupa otras prácticas que pueden catalogarse como fantasías sexuales, parafilias y fetichismo.

Sobre esta práctica hay mucho en construcción y descubrimiento. Está rodeado de mitos y desinformación, muchas de sus actividades  han sido marginadas dentro del universo de la sexualidad convencional o tradicional.

Y aunque han existido intentos de acercamiento hacia el universo del BDSM, como lo hizo el cine con películas como “Blue Velvet”, “The Piano Teacher”, “Nymphomaniac” y la famosa “50 sombras de Grey”, en Colombia esta práctica aún se conserva en cierto anonimato.

 

Foto tomada del portal Variety

 

De hecho las comunidades bedesemeras de Colombia son pocas.

En Pereira tuvimos la oportunidad de conocer una. Su nombre es “Mazmorra Ama Spank”, y recientemente realizaron un evento con motivo de la celebración del 24/7, el día mundial del BDSM

Allí estuvo #LaOciosa, recorriendo con sus sentidos los espacios dispuestos por esta comunidad para compartir sus vivencias, prácticas y conocimiento con los asistentes, quienes además de ser espectadores pudieron participar activamente.

Hablamos con Ama, una mujer de presencia fuerte y dulce al mismo tiempo. Su conocimiento sobre estas otras prácticas sexuales  es evidente.

 

BDSM - AMA SPANK - PEREIRA

 

La fascinación de asistentes y curiosos fue siempre tratada en un tono de respeto y humor que permitió llevar con éxito la muestra.

Prácticas sexuales como el bondage, la perforación con agujas, la cera caliente sobre el cuerpo y el fisting fueron protagonistas.

La temperatura del espacio aumentó a medida que oscurecía, y los rostros de todos se iban transformando conforme el calor aumentaba.

El sexo, sí, el sexo nos congregó.

Nos unió y nos hizo conocernos y reconocernos dentro de un espacio donde todos fuimos vulnerables y humanos.

Tal vez en esto radica el BDSM: en ser una práctica, ante todo, humana, donde no importa qué rol  asuman ambas, o más partes.

Lo más importante es el disfrute pleno del cuerpo, y de la mente y del espíritu libre de culpas.

BDSM con Ama Spank:

La sexualidad sí conoce de límites. Hablamos con Ama Spank, líder y dominante de la comunidad Mazmorra Ama Spank, para aclarar algunos conceptos alrededor del BDSM. Nos acercó a su esencia y ofreció el verdadero significado de algunos  mitos.

Para ella la sexualidad es ante todo una condición humana.

Celebración 24/7

El 24 de julio se celebra el día mundial del BDSM, una fecha sugiere sumisión o dominación las 24 horas del día durante los siete días de la semana.

En Pereira, la celebración se llevó a cabo en Classic Café Bar donde  participaron tiendas de lencería, sex shop y otros emprendedores que junto a la comunidad bedesemera de Ama Spank  exhibieron algunos de sus juguetes e hicieron demostraciones de prácticas sexuales, entre otras actividades.

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Próximos eventos

Taller Bondage:

Lugar: Classic Café Bar
Fecha: jueves 03 de agosto
Hora: 6:00 p.m
Info y reservas: 319 728 2863