miércoles, mayo 14, 2025
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La solidaridad y el abandono

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El pasado fin de semana, personas cercanas sufrieron un grave volcamiento cuando circulaban por vía rural de Santa Rosa de Cabal.  Más concretamente, en la vereda Cedralito Alto.  

No se presentaron lesiones que lamentar, más allá de los daños del vehículo, que permaneció dos días en el lugar debido a lo maltrecho del camino.

Cedralito Alto está compuesta por un conjunto de casas y parcelas dispersas, en donde los cultivos principales son la cebolla, el cilantro y las plantas aromáticas.  Sus vistas son hermosos paisajes de montaña coqueta, que menea sus guaduales mientras le guiña los ojos al río Otún.  

Frecuentada masivamente por ciclistas, que recorren con gran esfuerzo la empinada vía, vale la pena conocerla a pesar del difícil acceso. Acerca de la carretera, los lugareños no entienden por qué se encuentra en tal abandono.  

 

solidaridad 

No solo es el boquete por el que se deslizó el vehículo en cuestión. La ruta está llena de pasos peligrosos, deslizamientos, pérdidas o socavaciones de la banca, sin que nadie se haya preocupado siquiera por señalizarlos.

El accidente nos permitió entrar en relación con los pobladores, campesinos en su gran mayoría, portadores de una amabilidad y solidaridad que restituyen la fe en lo humano.

Para ilustrarlo, dos sencillos ejemplos.

Avanzada la noche, esperábamos la posibilidad de retirar el vehículo, acompañados únicamente por la oscuridad y el silencio. Uno de esos que permite oír hasta las conversaciones de habitación en casas relativamente lejanas.  Sentados en el carro, intentábamos dar realidad a nuestro deseo de que apareciera la grúa.  Pero, las luces se dispersaban en el camino, y nuestra ilusión se iba a pique.  

En ese estado de ánimo, vino a encontrarnos una pareja vecina del sector. Gloria y Argemiro traían para nosotros un termo con café recién hecho y varios pocillos de su propia vajilla.

Al día siguiente, al arribar para reanudar la jornada, encontramos a varios habitantes de la zona: jóvenes labriegos, madres y sus hijos, niñas pre adolescentes, hombres de mediana y avanzada edad.  Querían ser partícipes de la novedad.  

 

 

Pero, no solo estaban allí en busca de la acción que prometía el rescate.  A la hora de requerir su ayuda, todos se aprestaron a tomar el lazo que evitó un nuevo volcamiento.  Con palos y manos retiraron el capote, e hicieron hueco a la llanta extraviada. Juntos, operarios y vecinos, fueron logrando arrancarle el carro al abismo, izado por el brazo mecánico y luego asentado en tierra firme con la ovación correspondiente.

En ningún momento solicitamos su colaboración. Todos fueron gestos espontáneos, dirigidos por una solidaridad innata que acompaña a las gentes del campo.

No se comprende entonces cómo es que esta colectividad, valiosa y unida, está abandonada a su suerte, exponiendo su integridad al circular por una vía en tan mal estado.  Así: ¿cuál competitividad?, ¿cuál turismo?

Mientras esto sucedía, el concejal conservador de Santa Rosa de Cabal, Ramón Cardona, decía sacando pecho en el recinto del cabildo local, que: “la ley, como las mujeres, se hicieron para violarlas”. Juzguen ustedes.

 

Lugares que no pueden dejar de visitar en Pereira.

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Llegó la temporada de vacaciones de mitad de año para muchas personas.


Turistas nacionales y extranjeros escogen la región cafetera como parte de sus destinos turísticos. La oferta de café en taza y una amplia diversidad de climas y  paisajes son suficientes motivos.

En #LaOciosa hemos querido destacar 5 lugares de Pereira para descubrir y disfrutar.

¡Compártelos con tus amigos o familiares  de afuera!

Corregimiento La Florida

¿Qué es?: Las veredas San José́ y el Porvenir, adornadas por el Río Otún, conducen a La Florida por un camino rodeado de verde y aire limpio, que se ha ido convirtiendo en ruta obligada para caminantes y ciclo montañistas que cada fin de semana se dan cita en sus carreteras y caminos.

Un destino completamente natural sin estar muy lejos de la ciudad.

Parche recomendado: El Cine Club La Florida.

Se encuentra ubicado en el casco urbano,   y se caracteriza por evocar, con cierto detalle, las salas alternas y en calle  de insistentes  amantes de  libros y  películas.  

Alberga  obras literarias de autores locales.

O simplemente vaya en busca de un delicioso  tinto o chocolate completamente casero, o una  agua de panela caliente con queso, perfecta para esos  días fríos de montaña.

 

Callejeando – Escuela CineClub La Florida.

Plaza de Bolívar

¿Qué es?: El corazón de La Perla. En ella se encuentra la escultura del Bolívar Desnudo y al frente la Catedral Nuestra Señora de la Pobreza.
Las calles 19 y 20 con carreras séptima y octava, rodean la plaza que ha sido testigo de las transformaciones de la ciudad.


Parche recomendado:
#Tardear en sus alrededores.

De un lado a otro, la plaza está rodeada de lugares para todo tipo de gustos y ocasiones.  La Lucerna, por ejemplo, se caracteriza por sus helados y papitas a la francesa. Es uno de los lugares más tradicionales de la ciudad.  

En la conocida “Calle del tuvo”, un corredor peatonal  con cafés y restaurantes,  el plan ideal es acompañar el almuerzo o el tinto con  una charla amena sin el bullicio de carros. Hablar largo y tendido, como decimos aquí.

Además, encontramos la Catedral Nuestra Señora de la Pobreza, en la cual se puede conocer bastante de la historia pereirana, cuenta con  uno de los primeros museos in situ de la América Española en Pereira.

Foto por Jess Ar

Corredor Arabia - Altagracia

¿Qué es?: Puro paisaje cafetero. Así es este corredor natural, sitio ideal para el avistamiento de aves, caminatas y ciclo paseos. Entre sus montañitas y árboles es posible apreciar animales como el mono aullador, tigrillos, el zorro perruno, entre otros.

Parche recomendado: Café mirador Altagracia.

Un sitio acogedor con una vista hermosa al Paisaje Cultural Cafetero. Un espacio que guarda la esencia de las casas antiguas de madera combinadas con las artesanías y objetos de colección que sus dueños han puesto cuidadosamente en él.

Foto por Jess Ar

Bíoparque Ukumarí

¿Qué es?: El Bíoparque Ukumarí es  uno de los megaproyectos más ambiciosos de Pereira, 44 hectáreas que  conforma  uno de los parques recreativos más modernos de Suramérica.

Sus aulas de estudio, el jardín botánico, la moderna clínica veterinaria y las distintas especias de animales y plantas convierten a este bíoparque en un destino turístico imperdible.

El parche recomendado: Recorrerlo en  compañía de los guías. No hay  nada más chévere que escuchar las historias que tienen por contar, entre ellas, el mito del árbol Genené, la leyenda de los Baobab, los animales rescatados por tráfico de especies, entre muchas más.

Foto por Jess Ar

Avenida Circunvalar

¿Qué es?: La zona rosa, la avenida nocturna. Así es La Circunvalar, uno de los sitios preferidos para disfrutar de las noches pereiranas. Allí se concentran gran parte de discotecas, restaurantes y planes culturales y de rumba.

El parche recomendado: Si disfrutas de la música electrónica y los vídeo juegos más clásicos, 8 bits es perfecto. Un lugar muy apropiado para  parcharla con los amigos donde  la electrónica es siempre banda sonora.

Para quienes prefieren los planes al aire libre existe La Cuadra, tradicional y concurrida. Es una de los planes preferidos por los pereiranos, especialmente  por los más jóvenes, quienes asisten sin falta el primer jueves de cada mes para disfrutar de arte, música y gastronomía. Entre otros.

JARDÍN BOTÁNICO – UTP

¿Qué es?: La Universidad Tecnológica de Pereira caracterizada por su campus universitario tiene en su interior el Jardín Botánico, creado en 1983. Un lugar ideal para observar aves.

Con un registro de 168 especies, 290 clases de vegetales, variedad de  mamíferos y anfibios, este Jardín es un importante centro de investigación, conservación y educación ambiental.

Parche recomendado: Aunque está abierto todos los días de la semana, el domingo es  el día ideal para visitar este espacio.

En medio del silencio que deja la ausencia de estudiantes se pueden apreciar los cantos de las aves y los sonido naturales de este lugar. Importante llevar una cámara para captar las diferentes plantas, y por qué no, las ardillas, los pájaros y otras especies que habitan el lugar. El recorrido dura aproximadamente dos horas.

Foto tomada de UTP

Luis Fernando, el ex arquero que hizo de las causas indígenas y ambientalistas su razón de vida

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Perfil de un valioso acompañante de los pueblos indígenas en Risaralda y el Cauca. Alguien que conoce mejor que nadie las riquezas materiales y culturales, así como las luchas y las penurias de esas comunidades.


 

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Grandes atajadas con el sol a cuestas

Al despuntar los años ochenta del siglo XX, el niño Luis Fernando Saldarriaga no abrigaba dudas sobre su lugar en el mundo: detrás de la portería de  Óscar Héctor  Quintabani, el arquero argentino del Deportivo Pereira que vivió jornadas brillantes al lado de Sergio Cierra y Benjamín  Cardona, dos inolvidables jugadores de esos días gloriosos.

Rodrigo Saldarriaga, su papá, que para la época se desempeñaba como juez de línea, le consiguió el puesto de recoge bolas, en el que se mantuvo inamovible durante dos años. Inspirado por las hazañas de Quintabani se hizo arquero de varios equipos infantiles, con la esperanza de sustituirlo algún día. Fue allí donde la piel se le empezó a tostar en jornadas enteras de sol, reforzadas años después en sus días de ambientalista, y, sobre todo, de solidario popular.

Así es como define su cosmovisión, su Dachi vida urubena, en  la lengua embera que tanto ama. Para llegar hasta allí  ha recorrido un camino largo y culebrero, en el sentido literal de  esta última expresión Un día su vida empezó a girar a un ritmo que ahora lo tiene como un valioso acompañante de los pueblos indígenas en Risaralda y el Cauca.

 

 

La tierra de todos

A los 15 años Luis Fernado cursaba sus estudios de bachillerato en el colegio Jesús María Ormaza de Pereira. En sus aulas empezó a interesarse por los incipientes movimientos ambientalistas donde se  hablaba  de la necesidad de cuidar la tierra, la casa de los hombres, según aprendería después de labios de sus amigos indígenas.

“Con las tropas de boy scouts  salíamos a acampar en distintos lugares rurales de Risaralda. El simple hecho de tomar agua del río y de recorrer las montañas le infunde a uno un respeto instintivo por el entorno. Desde luego,  no se trataba de una conciencia política derivada de análisis sobre explotación irresponsable de los recursos. Nada de eso, pero ya existía una  semilla que con la experiencia adquirida se convertiría en una decisión”.

Las palabras de Luis Fernando son claras y precisas. Nada de esos alardes retóricos y menos del lenguaje rebuscado de quienes fungen como expertos. Cuando evoca nombres de lugares y personas le fluye de los labios una corriente  de frases frescas. En ellas se apoya para ubicarse en momentos claves de su vida.

 

 

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“Como ya  tenía una formación derivada de mis contactos  con los Grupos Ecológicos de Risaralda, empecé a plantearme el camino a seguir, una vez terminado mi bachillerato. Me motivaba el ejemplo admirable de personas como Gustavo Marín, de Luis Alberto Ossa, gente que le  dedicó  todas sus energías a trabajar por la naturaleza. Entre otras cosas, Gustavo Marín murió hace un año de una  enfermedad dolorosísima. Pero su ejemplo sigue alumbrando el camino para las nuevas generaciones”.

 

Caminando la palabra

Es hora de elegir una carrera y el hombre no lo duda un momento. Se matricula en la recién creada Facultad de Administración del Medio Ambiente en la Universidad Tecnológica de Pereira. Corría el año de 1994 y Luis Fernando lo ve clarísimo: le interesa más el activismo estudiantil que las discusiones académicas, extraviadas a veces en teorías  abstrusas.  No tarda en vincularse con los estudiantes indígenas  matriculados en la universidad como resultado de las políticas derivadas de la Constitución de 1991.

“A la universidad llegaron- y siguen llegando- estudiantes indígenas de distintas regiones del país-. Entre ellos recuerdo a un muchacho Inga de Nariño, que pasaba por toda clase de penurias para estudiar. Permanecía días enteros sin comer, no tenía donde dormir ni recursos para transportarse. Un día explotó y nos dijo que  se regresaba a su tierra. Hicimos un gran esfuerzo y lo convencimos para que no se fuera, con el compromiso de gestionarle algunas ayudas. Ese día se produjo mi toma de conciencia política sobre la necesidad de trabajar codo a codo con los hermanos indígenas”.

 

 

En realidad Luis Fernando no es indígena.  Su madre Rosalba llegó de Pueblo Rico y su padre Rodrigo emigró desde Heliconia, Antioquia. Pero conoce las riquezas materiales y culturales, así como las luchas y las penurias de esos pueblos mejor que nadie. Ha caminado a su lado en jornadas de tres días, atravesando valles y montañas. Con ellos, aprendió  formas de sabiduría como la del padre  Álvaro Ulcué.

“Los indígenas hablan de caminar la palabra. Esa visión de las cosas la expresaba el padre Ulcué de esta manera: ‘La acción sin la palabra es peligrosa. La palabra sin acción es vana. La palabra y la acción sin el espíritu son la muerte. Por eso debemos caminar la palabra’ ”.

Esas declaraciones no son simple palabrería. Cuando consideran llegado el momento, los mayores,  los viejos, los sabios de la comunidad convocan a los más jóvenes a una larga caminata por valles y montañas.  Hacen un alto en determinados lugares y les relatan los hechos más importantes sucedidos allí. Les hablan de los  protagonistas y del impacto que los acontecimientos han tenido en la comunidad. De esa manera les transmiten la memoria colectiva, clave para conservar la identidad cultural.

 

Luis Fernando conoce a fondo esas cosas.

“Muchas veces se repite que los pueblos indígenas no tienen una lengua escrita. Y eso no es exacto. Es cierto que no tienen una escritura  o un alfabeto como el de otros pueblos. Pero sucede que su escritura son los tejidos: en las mantas, en las mochilas, en las molas y en las manillas esos pueblos  narran y conservan sus historias.

Lo he podido constatar en los momentos compartidos con los Ingas de Nariño, con los Pastos, los Misak, los Totoroes, los Nasa, así como con las comunidades de Risaralda. En algunos de esos tejidos está consignada la historia de coraje de los pueblos que  recuperaron tierras usurpadas por ingenios azucareros. También está el relato de un hecho tan ilustrativo como la recuperación de la Hacienda La  Emperatriz, que se cerró con la muerte de 24 indígenas a manos de  los paramilitares pagados por terratenientes de la región”.

 

 

En Risaralda, los pueblos indígenas están repartidos en resguardos como Gitó Dokabú, de Pueblo Rico; Loma Citabará, en Mistrató; Altamira y Suratena, en Marsella; Flor del  Monte, en Belén de Umbría; Tatamá, en Santuario; Karambó, en Quinchía.

También habitan en Guática y en sectores de Pereira como Villa Santana, Las Brisas  y La Carbonera. En estos últimos adoptaron el nombre de Kurmadó, que quiere decir Perla del río, como homenaje a la ciudad a donde fueron a parar luego de  sucesivos  desplazamientos.

 

Pies descalzos

Los pies descalzos  en la historia de Luis Fernando Saldarriaga pertenecen a otra dimensión: son los de las mujeres indígenas que acompañan las mingas por caminos y carreteras de Colombia.

Son los mismos que se encontró, escocidos por el asfalto ardiente, el día  en que los indígenas de Risaralda se tomaron el cruce de caminos de Cerritos, clave en  las comunicaciones con el centro y el occidente del país. Fue en esos recorridos donde su  piel adquirió el tono de café oscuro que hoy asume como una seña de identidad.

 

 

“Los pies de esas mujeres son un símbolo viviente de coraje. Imagine usted  la carretera que conduce de Remolinos a Pereira en  un día de verano. Y sin embargo decenas de mujeres indígenas las recorrieron descalzas, o a pata limpia, como suele decirse. Era cosa de verlas avanzar con el sol  encima sin una queja, sin una sola pausa. Corría el año 2001 y ese momento  también fue crucial en mi vida. Ese y la noche en que pasé velando el cuerpo sin vida de un indígena asesinado en Toribío  Cauca. Esas son las lecciones grandes que le da a uno la vida.

Es esos momentos cuando recuerdo y valoro a las personas que han marcado mi existencia. Han sido muchos maestros, pero quiero mencionar al  antropólogo Luis Guillermo Vasco; al historiador  Víctor Zuluaga y  a los sabios ancestrales sabedores doña Blanca  Andrade y don Guillermo Tenorio en el Cauca. En Risaralda debo mencionar a don Misael Nengarave. En otro ámbito debo nombrar a la documentalista Martha Rodríguez, quien ha realizado un valioso trabajo con los pueblos de Colombia”.

Y como no,  evocar a Guillermo Castaño, ese roble ambulante. Ese luchador infatigable por los derechos humanos.

 

Epílogo con dama, canción y perro

Cada vez que puede, Luis Fernando aborda un bus y se escapa hacia el territorio indígena de Cristianía, ubicado en Jardín, Antioquia.

Allí se despoja de sus botas y  alivia   los pies en un chorro de agua fría. Entonces  se toma todo su tiempo para acariciar a Yuly Marcela Niaza, su mujer, una indígena embera de la zona que se graduó como socióloga en la Universidad de Antioquia. Al fondo, casi siempre suena la tonada de Dale tu mano al indio, una canción chilena interpretada por los hermanos Parra.

 

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Luego viene un desayuno en el que no pueden faltar el chocolate y la arepa. Ah, y ahora sí,   salda una vieja deuda de afecto con su perro Bongo. Un Beagle dotado de  la dosis de  paciencia suficiente para las esperas largas.

Dulce Guayaba

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“A partir de los años 60 las dietas a través del mundo han conseguido un nivel elevado de homogenización. Aseguran un éxito comercial al adaptarse a diferentes regiones y ecosistemas con rendimientos productivos altos”


 

Hay días que un olor te lleva a la niñez, es por ello que me empeñé en comprar algunas guayabas para hacer un dulce que siempre me recuerda a mi abuela.

Ese aroma irremediablemente me lleva al corredor con chambrana, donde veo el “solar” lleno de aguacates y veraneras, allí en las tardes degustaba el dulce recién hecho.  

Pero para mi sorpresa fue imposible encontrar esa fruta de rosadas entrañas que abundaba en los solares y potreros de las fincas risaraldenses. Sólo me ofrecían una fruta descolorida e insípida a la que llaman guayaba pera, por su forma.

Esa dificultad, la de conseguir un fruto tan abundante, me llevó desde hace unos quince años a la tarea de comprender cómo esto es posible en la región.

 

 

Y encontré una investigación publicada en The Royal Society Publishing, en la cual un grupo de agrónomos y biólogos internacionales estudiaron  cuáles son los cultivos que sostienen la dieta humana en la actualidad, de dónde son originarias esas plantas y cómo se distribuyen sus cultivos en la Tierra.

En este trabajo, que tiene conclusiones muy interesantes, se demostró cómo a partir de los años 60 las dietas a través del mundo han conseguido un nivel elevado de homogenización, es decir, productos como las papas, el trigo, la soya, el arroz, la caña de azúcar, los tomates, los bananos y los aceites de palma, han tenido éxito comercial al adaptarse a diferentes regiones y ecosistemas con rendimientos productivos altos.

Y  esto les ha permitido formar parte de la dieta de todos los continentes.

Tal y como era de esperarse, son las regiones tropicales y subtropicales el origen de la gran mayoría de cultivos alimenticios (cacao, arroz, soya, maíz, café, entre otros) , pero es Asia la región de donde proceden la mayoría de frutos que tienen aportes calóricos en la dieta mundial , y  es el continente que sigue consumiendo gran parte de sus propios  alimentos, los  que  originan.

En el caso de Centro y Suramérica la variedad de especies nativas comestibles no ha impedido la homogenización de la dieta, y por el contrario, cultivos foráneos sostienen la alimentación y son los que ocupan la mayor extensión cultivada.

 


Fuente: Khoury CK; Achicanoy HA; Bjorkman AD; Navarro-Racines C; Guarino L; Flores Palacios X; Engels JMM; Wiersema JH; Dempewolf H; Sotelo, S; Ramírez-Villegas J; Castañeda-Álvarez NP; Fowler C; Jarvis A; Rieseberg LH; Struik PC. 2016. Origins and primary regions of diversity of agricultural crops. CIAT Infographic. Cali, Colombia: International Center for Tropical Agriculture (CIAT). 1 p.


 

Mi abuela Ana estaba lejos de imaginarse que sustituiríamos las sopas tradicionales por carnes y ensaladas, estaba aún más lejana de saber que habíamos superado la catástrofe Malthusiana pronosticada para 1880 o que las técnicas de cultivo y transporte nos permitiría tener productos venidos de la lejana Asía , y  maravillarnos con el sushi.

Pero lo que si sabía y nos enseñaba era su maestría en el arte de amar a través de la cocina, escoger los ingredientes de cosecha para aprovecharlos al máximo y evitar cualquier desperdicio.

Al unir mi recuerdo sobre la cocina de mi abuela y entender porque frutos tan comunes han desaparecido de los mercados por no ser parte de una dieta que tiende a volverse homogénea y que privilegia la productividad de cultivos sobre la variedad de especies y sabores, me he dado a la tarea de descubrir nuevos frutos en mi mesa y renunciar a la salida rápida de comer alimentos empaquetados, pre cocidos e  industrializados.

He podido  así construir nuevos recuerdos de aromas entrañables cada semana:  ¡Buenos días! chalupa, carambolo, arracacha, níspero, guama, granadilla, tomate de árbol y miles más.

 

guayaba.

El mito de El Arriero

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Escultura: El Arriero
Autor: Hernando Hoyos Baena
Técnica: Bronce
Año: 1994
Dirección: Carrera 8 con Calle 15 esquina.


 


Escuchar a la gente cuando se refiere a esta escultura es como encontrar un mito traído de la misma Greci
a, como una vida que camina con la misma pulsión y vigencia con la que surgió.

 

En el lugar:

María es una mujer que lleva más de 18 años trabajando como vendedora de dulces y tintos. En 1999 la Alcaldía la re ubicó. Su puesto quedó posado junto a El  Arriero, una escultura que ha evocado  varios sentimientos en la gente del lugar.

Nos tomamos un tinto, y mientras ella le echaba más leche al filtro de café, contaba su historia con El Arriero: “Esa escultura la mandó a hacer un viejo tacaño mala persona, era el dueño de todo esto por acá. A mi me echaba todo el tiempo, y me trataba muy mal. Nadie lo quería. La mandó a hacer para él, para que no se nos olvidara que ésta era su calle y el nombre del Arriero lo pusieron unos estudiantes de la universidad que se vinieron a hablar mal de mí, diciendo que yo la daño ¡qué tal pues!”. Muy indignada al respecto, continuaba evocando recuerdos,  mientras terminaba de echar leche a un pocillo.

 

Para María, que ha estado al pie de esta escultura durante 18 años -cuando llegó se cumplían  5 de haber sido puesta en este sitio- la figura se ha convertido en su compañera; la cuida, la limpia y no permite que le pase nada: “Yo estoy acá desde las 5 de la mañana hasta las 7 de la noche, y en ese paso del día, la voy limpiando como puedo. Además le pago al celador pa´ que me le eche ojo al puesto y por ahí derecho Al Arriero”.

Lo del tipo mala leche, además de María, también lo dicen otros vendedores ambulantes que habitan el lugar: “Era bien grosero, y se creía el rey del mundo. Aunque harto billete sí tenía”, dice un vendedor de discos piratas que se hace junto al puesto de María.

 


Desde la academia y en el taller: 

El Arriero es una figura que en su composición es rígida, hecha en bronce. Lleva consigo un bastón y hasta hace un tiempo, un machete, que le fue arrebatado de sus manos, se lo robaron. Posada en un pedestal, en donde queda midiendo alrededor de 10 metros.

Según algunos expertos del arte que han reseñado esta escultura, está hecha a la  ligera: “Carece de un sentido estético pronunciado y cae en la ingenuidad de una técnica poco trabajada que choca con su principal propósito: el rememorar el sentido del campesino, y  además está muy alta, en un pedestal, perdiendo fuerza.” , algo en lo que coinciden la mayoría de ellos.

 

 

 

Hernando Hoyos es quien con sus manos trazó y modeló El Arriero, el artista de la obra: “Esa esquina era una casa vieja, un centro comercial, Álvaro Zapata, el dueño, me llamó con tono preocupado, diciéndome que se habían acabado los arrieros, la tradición estaba muriendo. Me dijo que hiciera una escultura en homenaje a ellos. Así que lo hicimos”.

La historia del proceso de esta escultura es como la de la mayoría, donde los artistas viven los desagravios de los presupuestos y las promesas.

En un principio El Arriero tenía buen  presupuesto, y además, el lugar donde iría posado sería una piedra del Río Otún. Pero  por asuntos de dinero y de permisos, Álvaro le pidió a Hernando que lo resolvieran con un pedestal tradicional, y fuera puesto  en la que para él, era su calle.

“Nos tocó hacerlo así”, me dice Hernando, ”Muy a mi pesar, el concepto original de El Arriero se vio afectado y tocó dejarlo de tal manera que se sacara rápido” me lo dice con algo de nostalgia y tristeza, pues así le ha pasado con muchas obras, las de  arte público que le encargan y que por presupuesto le toca re acomodar  a retazos.

 

Fotografía de archivo suministrada por Hernando Hoyos.


Esto, claro, se ve reflejado en el resultado:
“A mi me da hasta vergüenza en ocasiones, porque creamos algo y así esperábamos  que quedara materializado, ¡algo bien hecho!, pero por razones ajenas nuestra obra se ve disminuida, afectada” , concluye Hernando.  

Como si le hubieran cortado las alas, a este arriero lo dejaron como se pudo, para cumplir el compromiso, más allá de la calidad o el concepto.

Pero después de tanto conflicto en su creación e instalación, se ha levantado un mito alrededor de ella.  Y más allá de un sentido estético, la escultura ha tomado fuerza a partir de la cultura popular: las voces y miradas de quienes la ven y conviven con ella a diario;   vendedores y transeúntes, y el movimiento particular del lugar, han permitido  que permanezca en la memoria de algunos y sea un elemento  representativo que da identidad a dicha esquina, por lo regular abarrotada de cosas y personas

Aún ahí, cuidada y vigilada por los lugareños, a  pesar del recurrente abandono, en el que por lo regular, se encuentra la mayoría de esculturas instaladas en calles, parques y edificios.

La idea del homenaje no estuvo tan perdida, de alguna forma ha logrado que resuene, por lo menos de boca en boca , el mundo de los arrieros. Se ha podido posar en una de la calles comerciales más populares  de Pereira, por donde pasa todo el mundo, de afán, o a su paso, percatándose o no de tan alta figura.

Un rumor, una leyenda de lugar, una constante  palabra -que trae tras de sí- una tradición que nuestra cultura ya no contempla como antes, pero que gracias al capricho de un viejo cascarrabias y su fama, se reconoce y no pasa desapercibida.   

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Daniela, la joven profesora que reclama mejores condiciones para sus pequeños estudiantes de vereda

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El inicio de un oficio

Es su primer año como docente oficial.

Decidida, salió a marchar en apoyo al paro nacional del Magisterio.

Es Daniela Galvis Hernández. Tiene 23 años.

Maestra ‘multifuncional’, como deben ser los ‘profes’ que aceptan irse a trabajar a zonas rurales en Colombia, bajo la modalidad de ‘Escuela Nueva’.

De lunes a viernes, desde las 8 de la mañana hasta la 1:30 de la tarde está al frente del único salón de clases que tiene la escuela Juan Hurtado, en la vereda Peñas Blancas, del municipio de Belén de Umbría. Viaja cada ocho días, y tiene que solventar gastos aquí y allá.

 

DanielaFoto por Elizabeth Pérez 

 

Son 20 estudiantes. Niños y niñas entre los 6 a 13 años, que cursan desde pre-escolar hasta quinto de primaria.

Cada mañana, Daniela se multiplica para enseñarles a todos, según su nivel de escolaridad.

“Divido los niños en mesas temáticas y les dejo ejercicios, para poder que todos aprendan”, cuenta, mientras avanza la marcha de protesta del Magisterio por las calles céntricas de Pereira.

En ocasiones, los más grandes le ayudan con los pequeños.

Daniela tiene claro que está nombrada como Normalista, y como primeriza, en el grado 1-A, según lo establece el Decreto 1278, que la obliga, al culminar sus estudios profesionales como Licenciada en Pedagogía Infantil, a volver a presentarse a concurso, para aspirar a subir en el escalafón docente, y por supuesto, mejorar sus ingresos y su calidad de vida.

 

Las razones del paro

El paro de maestros liderado por la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación, Fecode, busca modificar la forma de ascender en el escalafón docente. En el pliego de peticiones está incluido que estos ascensos se hagan “según tiempo de servicio” y cualificación de los maestros con “estudios titulados y producción académica”.

Los ‘profes’ también reclaman ante el gobierno de Juan Manuel Santos una mejoría en  las condiciones para los estudiantes y en la calidad de la educación.

La ‘Escuela Nueva’ de la vereda Peñas Blancas, por ejemplo, funciona en una vetusta casa a la que el cielorraso se le cae a pedazos; en cada invierno le salen goteras nuevas, y la fachada está sin pintar.

Como quien dice, lo único nuevo de la escuela es el nombre de la metodología de enseñanza. Y el amanecer campesino de cada día…

Daniela, como los otros ‘profes’, incluyó entre las peticiones al gobierno destinar recursos para transporte escolar en la vereda. “Varios de los niños y niñas tienen que caminar largos trayectos para llegar a estudiar”, dice.

 

Durante la marcha, los ‘profes’ mostraron su indignación ante los hechos de
corrupción que a diario se conocen en el país.
Foto por Elizabeth Pérez 

 

También quiere para ‘sus niños’ implementos  deportivos; libros para dotar una biblioteca y un botiquín de primeros auxilios. En caso de accidente, les ha tocado salir a prisa a conseguir alcohol, algodón, y lo necesario para atender de urgencia al pequeño accidentado.

Además, revisar las condiciones en que se implementaría la ‘Jornada Única’, que tendría a estudiantes y profesores hasta las cuatro de la tarde en los establecimientos educativos. Por ahora, la jornada de Daniela culmina a las dos de la tarde, y algunas veces tiene reuniones en la sede principal del casco urbano de Belén de Umbría.

“Algunos de los niños llegan a estudiar sin haberse tomado siquiera un desayuno, y lo único que les  ofrecen es un refrigerio, y en algunas escuelas, como en la mía, el almuerzo. Y eso que los padres de familia tienen que dar plata para completar el menú diario”, resalta Daniela.

Además, dijo, “es como si quienes entregan los refrigerios no tuvieran en cuenta que se trata de niños. En ocasiones llevan leches y jugos vinagres o con la fecha vencida, y hasta frutas podridas”. Y eso, a ella, le duele.

“Me encantan los niños. Uno se encariña con ellos, y resulta siendo, como piensan las mamás, también su cuidadora. Uno hace hasta de psicóloga, los escucha, los abraza”.

Por eso, para Daniela, que apenas comienza en las lides de la educación de niños y niñas, salir a marchar tuvo sentido.

 

Foto por Jess Ar

Santiago Cañón, el resplandor de un chelo.

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El músico colombiano que ha tocado su instrumento en los escenarios más selectos.  


 

Santiago Cañón, en su debido tiempo, advirtió que la música llevaría el ritmo de su vida.

De niño, al crecer en una familia de músicos, las partituras quizás, fueron una de las primeras formas de leer el mundo.

A los 5 años de edad conocía el violonchelo y comenzó  a extraer de su madera las primeras escalas, mientras su madre, doña Rocío, le impartía la música que llevaba en el corazón.

Su madre, entonces, le enseñó que la música, efectivamente, se lleva por dentro.  Creció, pues, acompañado de su instrumento, cada vez más cercano a él, cada vez uno solo.

Ambos, por una secreta intuición, van en el mismo camino, porque su chelo es la prolongación de sus dedos. Y más allá: es el instrumento por donde sus pensamientos hablan, porque aprendió que, ante todo, su lenguaje es puramente musical.

 

Santiago

Foto Tomada del Festiva de Música de Cartagena.

Santiago, en conjunto con su chelo, revela virtuosismo, posee una genialidad que, tras cada acorde, reafirma la perfección de la música.

Interpretó a los doce años el Capricho 24 de Paganini, consciente de cada compás, consciente de los acentos, siempre original y dueño de una técnica. Y, sobre todo, convirtiendo, desde su genio, lo difícil en sencillo.

Vasta, ahora, con escucharlo para sentir, sin conocer mucho de teoría musical, la suavidad del arco flotando las cuerdas, la intensidad de Bach, en todos los momentos,  con movimientos auténticos.

Se sustrae, como presto a volar, para interpretar una partitura que parece incierta pero que, poco a poco, se va construyendo en nosotros.

Sabe, entretanto, que al momento de interpretar hay un poco de él que introduce en la partitura: una parte es del intérprete, la otra del autor: acción armónica, donde la esencia latente, genuina, permanece sin perderse.

Insólitamente Santiago se busca en los paisajes de la música: en cada interpretación se aleja, lejos, tan humano, que logra traer parte de otros mundos a través de un orden musical.

 

Santiago

Foto Tomada de la revista mexicana Proceso.

 

Hace poco estuvo en Bélgica, llevando toda su fuerza de interpretación, el brillo de su sonido al concurso internacional de violoncello Queen Elisabeth 2017, donde ganó el galardón del tercer puesto.

Es quizás, este premio, uno de los mayores precedentes de la música clásica. Allí interpretó, para la semifinal, el Concierto n. 1 en do mayor de Joseph Haydin en compañía de la orquesta Royal de Chambre de Wallonie. Y para la final, todos los finalistas interpretaron Sublimation de Toshio Hosokawa. Y de elección personal Santiago interpretó el Concierto n.1 en mi mayor, opus 107 de Dmitry Shostakovich.

A lo largo de las interpretaciones Santiago se dejó llevar por la música, como naciendo de ella, agitando la armonía, emparentado, fiel a cada movimiento, preciso en cada compás, tan punzante en su ejercicio, moviendo el arco sin dificultad, casi natural, inventando figuras fabulosas de cada nota, en un equilibrio que, poco a poco, va imprimiendo en el viento una música que lleva hasta las estrellas.

 

 

La gran hoja de té

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Pocas cosas nos acercan al concepto de cultura como lo hace el té

 


Originalmente su valor se asoció  a los beneficios en salud tanto mental como física, más tarde se convertiría en artículo de lujo y distinción, llegando finalmente a considerarse como bebida de buen gusto, placer y deleite.


 

Pocas cosas nos acercan al concepto de cultura como lo hace el té. Su historia, mitos y leyendas, diversidad de personas y naciones que lo cultivan y consumen, le imprimen ese encanto y magia que nos impulsa a conocer más acerca de esta bebida milenaria.

Su encanto y distinción data de más de 5000 años y ha sido relacionado con arte, ceremonias, belleza y salud. Son muchas las  historias detrás de cada cultivo, cada hoja cosechada, cada mano, cada familia y sus tierras, procesos y preparaciones que nos anclan a esa pequeña hoja verde llamada Camelia Sinensis.

El consumo de té se ha relacionado con diferentes culturas, pero sus orígenes son de Oriente (Yunnan-suroeste de China) su aparición data del periodo neolítico, y posteriormente,  su expansión lo fue llevando a  Japón, india, África, Europa y América.

 

 

Originalmente su valor se asoció  a los beneficios en salud tanto mental como física, más tarde se convertiría en artículo de lujo y distinción, llegando finalmente a considerarse como bebida de buen gusto, placer y deleite.

Su comercialización inició en China y de ahí pasó a Japón y Tíbet, originando la llamada “Ruta del té”, abarcando ciudades como Yunnan, Beijín y Lhasa. Esta ruta de intercambio comercial y cultural fue creciendo hasta llegar a la India y Rusia pasando por Siberia y Mongolia. En este camino dicha bebida llega a Holanda y son ellos los encargados de darlo a conocer en Europa,  particularmente Inglaterra. De ahí en adelante va llegando a diferentes países que además lo adoptaron a sus costumbres.

Colonizadores europeos lo llevan a Norteamérica, puntualmente a New york donde se comienza a consumir en grandes cantidades, adaptado a costumbres holandesas e inglesas, más no de China, su lugar de origen.

Por esto es importante retomar la historia para  así conocer las raíces de este producto, educarnos acerca no solo de consumo y beneficios, sino de costumbres milenarias que le imprimen ese encanto e importancia que ha ido perdiendo con el paso del tiempo.

Siendo la segunda bebida más consumida a nivel mundial después del café; el té en Colombia ha ido creciendo lentamente y ganando terreno, ubicándonos de manera importante en la lista de países productores junto con Argentina.

 

 

 

Desde 1960 plantamos y procesamos té en Colombia, al cual llamamos CTC,  comercializándolo en los tan conocidos sacos. Actualmente nos hemos ido adentrando en la  producción de tés ortodoxos (tés de proceso manual),  lo que nos lleva a otro nivel y nos permite incursionar en una amplia diversidad de mercados, logrando  que países como China y Japón pretendan mirar de cerca nuestra producción.

Así que podemos abrir camino con un producto de características organolépticas de sabor, aroma y calidad.

Ciudades como Bogotá y Medellín son fuertes consumidores de té y con el paso del tiempo esto ha incrementado no solo su cultura, sino los sitios especializados donde el consumidor puede encontrar desde un sencillo té negro de la India o  un terroso Puerh de China, hasta un exclusivo Matcha o un delicado y costoso Agujas de Plata del Japón.

El consumo ya no solo se limita a esas bebidas frías cargadas de ingredientes desconocidos, sino que estamos aprendiendo, y a la vez formando consumidores con más conocimiento en cuanto a el hecho de tomar té y exigir cada día más y mejores opciones. No solo cuenta la calidad sino la experiencia que nos brinda una taza de té.

El Eje  Cafetero, y Pereira puntualmente, está construyendo un camino sólido, cada vez son más los consumidores que saben qué té  prefieren y por qué. Quienes lo consumimos a diario,  buscamos el té más por gusto y deleite al tiempo que cuidamos nuestra  salud.

Beber té se nos ha ido convirtiendo en una experiencia más, una historia para contar, en una tarde con amigos alrededor de una taza llena, no solamente de algo para beber,  sino de miles de años de magia y encanto.

 

SALAestrecha: Del teatro y su amalgama

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Un Espacio Para el Teatro en Pereira

 

Texto y fotografías por Laura Acevedo


SALAestrecha: Del teatro y su amalgama

 

Llueve a cántaros, la noche está fría. El callejón detrás de la Iglesia San José está un poco más oscuro que de costumbre. Las luces de los buses intermunicipales iluminan tenuemente las aceras empapadas por la reciente lluvia; solo se visualizan unos pocos transeúntes, algunos por lo visto, habitantes de la calle.

No logro encontrar la dirección: Calle 16 # 12-40, aunque se me hace conocida una ilustración en la puerta de un garaje. ¡Ahí tiene que ser! La fachada de la casa no logra distinguirse de manera clara, todo está en la penumbra. Toco el timbre y después de unos segundos, escucho que lentamente se acercan unos pasos.

-¿César?- Pregunto en voz baja

-No, ya se lo llamo.- Responde un joven

Aparece en el pequeño pasillo negro, un sujeto barbado, mediano; me invita a pasar. El lugar hace honor a su nombre, es una sala estrecha, un lugar que bien podría ser la sala de una casa, claro está, una sala adaptada al teatro. Incómoda, como la describen sus productores, pero al fin y al cabo un espacio de creación y arte alternativo.

El nombre SALAestrecha nació así de fácil, de lo obvio y sencillo. César cuenta lo que pensaron en ese momento: “Lo que no queríamos es que la gente se hiciera expectativas. Este espacio nunca quisimos disfrazarlo de sala de teatro. Ponerle telas negras, cortinas rojas. Queríamos que fuera un espacio de intervención permanente. No queremos que la gente se llevara esa idea de vamos al teatro y esa cosa medio snob, van a venir y se van a sentir estafados.” Para el grupo era importante desde el nombre ser muy sinceros. “A este espacio le hemos trabajado mucho, lo queremos mucho, la gente lo quiere mucho, pero realmente podría ser mejor.” Afirma César con una sonrisa.

A modo de auditorio universitario, en versión minimalista, se encuentran en la parte superior las butacas (unas veintitantas) y en la parte inferior, lo que en otro lugar sería la tarima -el centro de acción- , el escenario.

 

 

Hoy es viernes, día de función, observo que todo está en marcha. La obra de hoy es de títeres, se titula La casa de muñecas presentada por el grupo Los Títeres de Totos, títeres porno. Todos están de un lado para el otro: limpiar las sillas, barrer el lugar, las luces, el escenario.

Nos sentamos en el patio, nos acompañan Mauricio Robledo (el otro director), Felipe Rivera (Diseño) y Daniela Callo (Actriz del grupo base de teatro) y su mascota que no para de olfatearme. No sé por dónde comenzar. A veces, al meterse en la cabeza que uno está en una entrevista, se le olvida la espontaneidad. En ese momento, afortunadamente me relajé y les hablé como si fuéramos amigos.

Mauricio y Cesar, tomaban pola, mientras Daniela dibujaba y Felipe la observaba de vez en cuando. El patio es aún más pequeño y está divido en tres, al lado izquierdo superior se encuentra la cocina, un poco más abajo hay otra entrada a un cuarto donde guardan sus materiales. La tercera parte es el patio en sí, donde hay un mural, que según me cuenta César, lo pintaron algunos graffiteros de la ciudad que son parceros. Los colores en estos son vívidos y llaman la atención enseguida de que uno ingresa en la habitación.

La idea bajo la que nació SALAestrecha fue la oportunidad de tener un lugar autónomo para el teatro emergente y lo que se denominan artes vivas, entre las que se encuentran: el teatro, el performance, los títeres y marionetas, algunos cortos o documentales, café literario, un poco de música y muchos otros.

Como destacan sus creadores, la idea era “crear un espacio donde tuviéramos más autonomía, porque siempre era o trabajar en nuestras casas o espacios prestados y eso condiciona mucho el trabajo creativo, la parte técnica, entonces conseguimos en alquiler este local largo que hace parte de esta casa, como espacio de ensayo, pero en la medida en la que empezamos a montar y a trabajar obras ahí, pensamos que era una buena idea abrirlo aprovechando la ubicación. Abrir la puerta, a ver si llegaba gente”, cuentan a la par Mauricio y César, turnándose la palabra y complementándose las ideas.

 

En SALAestrecha también se hacen lanzamientos de libros y eventos relacionados

 

 

En SALAestrecha se busca la creación de una dramaturgia propia, se presentan obras variadas tanto en géneros como en intencionalidades: desde la burla hasta el drama o el terror. No tienen reglas definidas a la hora de crear contenidos: “Hacemos lo que nos da la gana y lo intentamos sostener”, Dice César con orgullo. Para la elección de obras que se presentan en la sala, han abierto convocatorias a nivel nacional y destacan aquellos grupos de teatro emergente que muchas veces llegan a la ciudad por casualidad o a la sala buscando un espacio.

Uno de sus eventos más importantes como proyecto es la Muestra de Teatro Alternativo, que realizan cada año en julio, aunque el espacio también se presta para otras actividades culturales tales como: la batucada (música), la tertulia (crónica), ensayos de los grupos de teatro, alianzas con la revista Literariedad, MULA (Muestra de Libro Auto-gestionado) y cualquier otro tipo de reunión cultural, ya que como sus mismos dueños afirman es un espacio sociocultural.

El proyecto es una sala concertada con el Ministerio de Cultura, producto de la unión de dos grupos teatrales: Cicuta y Casa Flotante. Actualmente son el equipo que conforma SALAestrecha. Se consideran un buen grupo de trabajo, firme y unido. Uno de sus principios se basa en que como dijo César, todos son antipáticos y celosos de su privacidad, no les interesa la vida personal del otro, trabajan y luchan por darle vida y desarrollo al proyecto cada vez más. Tampoco les gustan los extraños, más bien como dice César, les encanta “adoptar bobos”: personas cercanas a sus círculos, artistas de la ciudad, grupos con su mismo objetivo.

 

 

SALAestrecha es hija de la corporación Marcapasos Público, la cual definen como la personería jurídica o parte organizativa: “tratamos de separar en el proyecto, la parte organizativa de la creativa, para recordarnos todo el tiempo que la creatividad no necesariamente tiene que estar supeditada a unos criterios económicos o de gestión; la corporación es la que engloba todos estos proyectos.” Dice Mauricio.

Es una entidad privada, sin ánimo de lucro, fundada en la ciudad de Pereira desde 2006. Según la página web oficial, se creó con el objetivo de “generar espacios para la realización y ejecución de proyectos culturales y sociales que propendan por la investigación y construcción de identidad urbana y ciudadana mediante la formulación de propuestas de comunicación alternativa, desarrollo de procesos pedagógicos con poblaciones vulnerables y no vulnerables, realización de eventos culturales y artísticos de carácter público, y creación y divulgación artística e intelectual propia y ajena a la organización”.

Marcapasos Público también apoya proyectos de artes escénicas y eventos de interés cultural como: el Festival de Poesía Luna de Locos, los viernes de Teatro, el Encuentro de Lecturas Dramáticas, Veintitrés Kilos, entre otros y desde el 2012 lidera el proyecto SALAestrecha.

 

“Nos vinculamos también a otros proyectos que también le han apostado a la autogestión. Plata nunca tenemos, pero siempre hay un espacio. La corporación le da peso a esta estructura legal porque el Estado trabaja con la empresa privada y es el que da la plata.” Cuenta Mauricio con gran concentración.

La programación de la sala es permanente, sus creadores destacan que uno de sus objetivos principales es educar al público bajo la triada de programación, es decir, funciones los jueves, viernes y sábados. “Lo que si dijimos fue: si abrimos y ofrecemos una programación es para tener constancia, no vamos a hacer una función y luego cerrar la sala. Si decidimos abrir es porque vamos a seguir presentando. Estábamos de acuerdo en asumir ese gasto, porque es un gasto anímico, de energía, creativo; como todos nuestros proyectos siempre ha sido improvisado y aquí ya llevamos cuatro años y medio.” Afirma Mauricio.

De esta manera, se van creando dinámicas culturales en la ciudad que como dicen los muchachos de la sala, no han sido tradicionales. Por ello, también se hace manejo de la taquilla (General: $10.000 – Estudiantes: 8.000) ya que como el grupo director destaca, las cosas bien hechas también tienen un precio.

 

 

Hay una gran diversidad cuando se habla de teatro “en la ciudad lo que se pensaba cuando se mencionaba esa palabra hasta hace muy poco, eran esas obras de comedia, de gente que se pinta la cara de blanco y se pone trapos y lo que abarca el teatro son otras manifestaciones, desde lo tradicional hasta lo experimental; nuestra intención es que la programación sea muy diversa: performances, dances, circo, títeres (para adultos) ¡TODO ESO ES TEATRO! Es lo que nosotros concebimos y queremos mostrar.”

Entre otras cosas, los miembros de SALA estrecha son también grandes consejeros: “usted vea todo lo que pueda sin prejuicios, sin predisposiciones y empiece a diferenciar que le gusta. Como cuando uno va a un cineclub, porque si con el cine es así ¿porque con el teatro no puede ser? No hay que obligar a nadie a estar acá y lo mismo pasa con los grupos, damos garantías suficientes pero nunca han sido ideales porque el proyecto se hace interesante para quienes quieren estar. “

Se acerca la hora de la función, al parecer el tiempo se pasó volando hablando así charladito, al ritmo del teatro. Agradezco a los directores el tiempo dedicado y la amabilidad, se siente la energía al tiempo que empieza a llegar la gente, las luces se encienden y los sonidos retumban. ¡Rómpanse una pierna!

 

María Antonia, el lugar donde el café se sirve con poesía

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Foto por: Tatiana Toro

Ella es Andrea Murillo, comunicadora social y apasionada por el cultivo del café. Él es Hernán Mallama, maestro de secundaria  y escritor de poemas. Son la pareja pereirana quizá con el complemento más perfecto: café y poesía.


Foto por: Tatiana Toro

 

Información del lugar: Dirección, Horario y Atención al público

Lugar: María Antonia, Café Boutique.

¿Qué es?:Lugar especializado en café de origen, donde además se puede disfrutar de poesía y exposiciones fotográficas.

¿Dónde es?: Calle 23 # 6-35.

¿Cuándo?: De lunes a sábado de 8:30 am a 8:30 pm.

¿Por qué ir?: Allí puedes tener un espacio de tranquilidad, encuentros, charlas amenas, leer,  escuchar recitales de poesía, ver exposiciones de arte y disfrutar uno de los mejores cafés de la ciudad.

 

Son los propietarios de María Antonia Café Boutique, un lugar ubicado en la “zona rosa” del centro de Pereira, desde octubre de 2015 , y donde la palabra tiene tanto protagonismo como el grano que finalmente se consume en taza.

A Andrea se le hace imposible recordar desde hace cuanto el café ocupa gran parte del tiempo de su vida, ese mismo que ahora comparte con sus hijos, su esposo, su negocio,las labores de la casa y sus trabajos como periodista freelance.

A Hernán le cuesta un tanto admitir que la vida es tan dura cada día al levantarse y tener que pensar en el tiempo que le queda para escribir, sin dejar de tener su corazón puesto en los alumnos, un ojo en el negocio y el otro en su familia.

Antes de dar apertura a su café, la pareja ya se había montado en el barco del emprendimiento. Cuatro años atrás, cuando el precio del café comenzó a desplomarse, iniciaron un proyecto llamado “María Antonia, productos de café”.

El nombre escogido desde ese primer momento para llamar a su empresa es un tributo a la labor de la mujer en la siembra y cosecha de la bebida más popular del país y la segunda más consumida en el mundo.

María Antonia ofrece a sus visitantes, pereiranos que recorren a diario la ciudad o a turistas que buscan la taza de café más deliciosa y selecta, una amplia gama de preparaciones con un café de origen, cuidadosamente seleccionado.

Un café gourmet tipo exportación, cultivado a 1.7000 sobre el nivel del mar en Belén de Umbría.

Esa idea inicial los impulsó finalmente a ofrecer el grano, que cultivaban y distribuían, en su consumo final en la taza.

Pero la cosa no se quedó solo ahí: además de la bebida y sus múltiples preparaciones, los visitantes pueden encontrar una variedad de productos entre los que se destacan Las Antonietas; café cubierto de chocolate para acompañar la bebida con un sabor agradable al momento de derretirse en el paladar.

Cuentan también con el Boutique Coffee Art, una pequeña pero especializada tienda con productos que representan la cultura cafetera, souvenires para decoración y variedad de implementos para verdaderos amantes del café.

Además de la poesía que aviva cada rincón del lugar, en María Antonia Café, se puede disfrutar de una amplia oferta cultural que va desde los recitales de poesía y presentaciones de libros hasta las exposiciones de pintura y fotografía.

Hernán y Andrea: amantes del café y la poesía


 

Así se sirve y se disfruta del Café en María Antonia


 

Galería de fotos


 

Exposición fotográfica: “Yo Solar “


El pereirano Andrés Galeano, reconocido en la movida cultural por su trayectoria como poeta, guionista y escritor; estuvo en Pereira presentando su exposición fotográfica “Yo Solar” en María Antonia, Café -Boutique, lugar que él califica como un “laboratorio cultural” por su aporte a la promoción y circulación del arte en la ciudad.