Uno de los libros a los que siempre regreso es el llamado Oráculo manual y arte de prudencia, de mi querido don Baltasar Gracián (por cierto, Esteban Carlos, creo que el poema de Borges es una buena razón para leerlo), y cada vez que vuelvo me pregunto por qué tardé tanto para encontrar ese mapa tan certero del mundo y las interacciones de los hombres.
A Gracián llegué por el atajo del inglés. Les había echado el ojo a los tres volúmenes de El Criticón, me había preguntado quién leería ese mamotreto en nuestro tiempo, y consideré leerlo nada más por llevar un poco la contraria. Pero habría seguido posponiendo esa lectura si no caigo redondito en una traducción al inglés del Oráculo. Me bastó una ojeada para entender que esa vaina era más tesa que El Príncipe de Maquiavelo, mejor incluso que el bestial parloteo del Calila y Dimna, y que no estaba libre de la acidez sarcástica de las Máximas, de La Rochefoucauld.
Esa noche me dormí tarde después de agotar sin digerirlos los 300 principios que constituyen el Oráculo. No es por dármelas de gringo, pero la claridad de la traducción ayudó mucho. Las veces que he regresado a la versión en español, con todo y lo bello que me parece el fraseo, me ha costado mucho entender la idea y he debido volver a la transparencia de la versión en inglés. En esas andaba, leyendo el Oráculo en castellano del siglo 17, ayudándome a entender con la traducción, cuando me crucé con el principio 98 y sentí que lo leía por primera vez.
Me permito transcribir el estilo agraciado de Gracián:
“Cifrar la voluntad. Son las pasiones los portillos del ánimo. El más práctico saber consiste en disimular; lleva el riesgo de perder el que juega a juego descubierto. Compita la detención del recatado con la atención del advertido: a linces de discurso, jibias de interioridad. No se le sepa el gusto, porque no se le prevenga, unos por la contradicción, otros por la lisonja”.
La filosofía es oro puro: si quieres lograr algo, quédate callado; de lo contrario los otros querrán impedir que lo logres o arruinártelo. Lo del carácter dañino de la lisonja es uno de los aspectos más sutiles del mensaje. Oculta, oculta, oculta a como dé lugar, si quieres que nadie se interponga entre tú y el cumplimiento de tus deseos.
El lenguaje es de gran finura. Palabras como “advertido” o “cifrar”. El subjuntivo sostenido con elegancia. Las figuras de lenguaje: ¿“A linces de discurso, jibias de interioridad”? La sola nota de pie de página es un poema: “Porque la jibia se defiende disimulándose, cubriéndose con la tinta oscura que expele de su cuerpo”. La traducción misma es una belleza: “against the eye of the lynx, the ink of the cuttlefish”.
No puedo explicar aquí el sentido del Oráculo de Gracián, y ni siquiera el de este fragmento que he señalado. Su origen se remonta a las capas más animales del ser humano. Pero puedo explicar por qué en este libro me siento como en mi casa. El sábado pasado volví al Oráculo pidiéndole que me iluminara. Abrí al azar una página. Así llegué al fragmento de las jibias. Quién sabe cuántas veces habré pasado por allí, pero sólo durante esa lectura me dio por reconocer que no sabía lo que la palabra designaba. Por el contexto se podía inferir que era algo así como el calamar. Pero al leer la nota de pie de página sentí como si cayera dentro de un espejo de obsidiana. Así es, eso soy, con esta grafomanía que da sentido a mi vida… un animal que se disimula, cubriéndose con la tinta oscura que expele de su cuerpo.
*Publicado en Vivir en El Poblado el 16 de septiembre de 2016.
Para controlar al virus, la región tiene que enfrentarse a las desigualdades y fortalecer la cooperación como bloque regional. De otro modo, nos rezagaremos aún más en el proceso de vacunación.
Una doctora recibe la vacuna contra la COVID-19 en Ciudad de México en diciembre del año pasado. Crédito: Sashenka Gutierrez/EPA vía Shutterstock
Desde febrero de 2020, cuando el primer caso de la COVID-19 fue detectado, era de esperarse que América Latina se convirtiera en una de las mayores víctimas del coronavirus. Mucho se reportó sobre el colapso hospitalario, fruto de la fragilidad de los sistemas de salud, su fragmentación y la baja inversión histórica en salud pública. Hoy, América Latina tiene más de 600.000 muertes por COVID-19 y un cuarto de los decesos globales. Y, a pesar de eso, cuenta con menos del 3 por ciento de las vacunas administradas a nivel global.
Las autoridades latinoamericanas tienen mucho que hacer para preparar y ejecutar políticas de vacunación. Si lo hacen bien, podrían controlar la pandemia y establecer un nuevo estándar hacia el principio de priorización ética y una política eficiente de lucha contra la desigualdad. Si lo hacen mal, el virus seguirá campeando. Para empezar, una distribución económica más justa en la región ayudaría a superar estas vulnerabilidades y conseguir una mejor posición en las discusiones mundiales sobre la pandemia.
Se ha hablado muy poco de ellos en comparación con la atención recibida por presidentes que todavía hoy no promueven el uso del cubrebocas. Pero si estos factores no se atienden pueden comprometer el éxito del proceso de inmunización. La aparición de nuevas variantes de coronavirus, que se contagian de manera más agresiva, complica aún más la carrera para alcanzar la inmunidad.
Las grandes disparidades sociales de la región generan factores de riesgo a la salud y han contribuido a la proliferación del virus haciendo más difíciles las medidas de aislamiento e higiene. Un estudio de la Universidad de Oxford, que analizó la disponibilidad de pruebas para la COVID-19 en Brasil a lo largo de varios meses, encontró que el predictor más fuerte para su obtención ha sido el ingreso. Esto se acentuó a medida que había más pruebas disponibles.
Las vacunas contra el coronavirus aportan el beneficio directo de la protección individual, pero solo cuando este se expande de forma organizada en la sociedad se pueden maximizar los beneficios indirectos de la vacunación: reducir el riesgo de infección para los no vacunados, permitir la reapertura de las escuelas, aliviar los sistemas de salud sobrecargados y hacer crecer la economía.
Y para obtener estos beneficios indirectos, los gobiernos nacionales y subnacionales deben dar prioridad a las poblaciones más vulnerables. En el caso de Europa y Estados Unidos, estas son claramente las personas mayores y con precondiciones de salud. Pero en América Latina, los más vulnerables a la COVID-19 son también los más pobres, quienes, junto a los profesionales de salud, son los más expuestos al virus y deberían tener prioridad en la vacunación. Además de la edad de las víctimas, incluir la dimensión socioeconómica y el nivel de exposición es fundamental para que la región pueda empezar a controlar la pandemia.
La escasez de vacunas en la región es también una expresión de la desigualdad y esto ha hecho que el cronograma de vacunación en Latinoamérica esté avanzando más lentamente que en otras regiones. Mientras México, el tercer país en muertes en el mundo, cuenta con poco más de 700.000 dosis, el Reino Unido, quinto país en muertes, dispone de más de 15 millones. Al día de hoy, en la región, solo Costa Rica, Brasil y Chile alcanzan el promedio de al menos una vacuna administrada por cada 100 habitantes.
Un trabajador de la salud en Manaos administra una dosis de la vacuna contra la COVID-19. Crédito: Bruno Kelly/Reuters
Muchos países de América Latina dependen en gran medida de Covax, el mecanismo dirigido en parte por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que busca garantizar el acceso global a las vacunas contra la COVID-19. Covax, que aspira a distribuir 2000 millones de dosis de vacunas hasta el final de 2021, destina sus vacunas primero al 3 por ciento de la población de cada país, pero su meta es alcanzar al 20 por ciento a medida que el suministro se vaya incrementando. Una vez que este quinto de la población mundial esté vacunado, Covax distribuirá las nuevas dosis a partir de un análisis de los riesgos y vulnerabilidades de cada país.
De momento, países con una población similar reciben la misma cantidad de dosis sin importar su nivel de ingreso, capacidad de laboratorios o tasa de mortandad radicalmente distintos. Según las previsiones actuales, Costa Rica va a recibir un número de dosis parecido al de Nueva Zelanda, a pesar de que el país latinoamericano tiene más de 100 veces víctimas mortales. Pero no es justo ni eficiente que países con vulnerabilidades y focos de contagio tan diferentes reciban el mismo nivel de aportes de Covax.
Si el plan de distribución de Covax —que parece complacer más a los diplomáticos que a los epidemiólogos— sigue así, América Latina tardará más que otras regiones en recuperarse sanitaria y económicamente. Todo lo anterior pone en evidencia lo difícil que será controlar la pandemia a nivel regional.
Para cambiar este porvenir, habría primero que garantizar mayor cantidad de vacunas. Esto hace necesario un esfuerzo de coordinación de los gobiernos nacionales para que presionen como un bloque a Covax por una distribución de vacunas más adecuada a sus necesidades. La aplicación del modelo Fair Priority, defendido por epidemiólogos y bioéticos, le convendría mucho a la región. Este modelo propone que la asignación de vacunas siga el principio de la justicia distributiva. Es decir, independientemente de la geografía, los gobiernos deberían enfocar la vacunación primero en las poblaciones donde más se muere por el virus, en especial muertes a una edad temprana. La segunda prioridad, es tratar de reducir las dificultades socioeconómicas de esas poblaciones. El tercer objetivo es reducir la transmisión comunitaria.
Ahora que los gobiernos empiezan a recibir dosis, es necesario planificar la distribución y coordinar la vacunación a nivel regional y dentro de los países. Esto es necesario para minimizar los años de vida perdidos entre las víctimas de la pandemia y para que se obtengan los beneficios indirectos de la vacunación. Y, para ello, es necesaria la cooperación institucional entre gobiernos nacionales y subnacionales, compartiendo datos y proyecciones y enviando la vacuna donde más se necesita.
El principio de distribución equitativa puede ayudar a avanzar más rápido en ese sentido. El orden de vacunación debería priorizar a aquellos con más probabilidades de morir, debido al alto nivel de exposición al virus y a otros factores de riesgo, en particular los trabajadores de la salud, del sector de servicios esenciales y los informales, quienes se ven obligados a circular incluso en momentos de confinamiento. Las medidas de distanciamiento social deben ser reforzadas mientras se vacunan esas poblaciones prioritarias.
Para controlar la pandemia, la región tiene que enfrentarse a las desigualdades. Solo si lo hacen trabajando juntos más de cerca, los países de América Latina reforzarán sus defensas contra las futuras variantes del coronavirus y nuevas epidemias en el futuro.
Miguel Lago es director ejecutivo del Instituto de Estudios para Políticas de Salud (IEPS) y lecturer en la School of International and Public Affairs de la Universidad de Columbia.
Anna Petherick es coinvestigadora principal del proyecto Oxford COVID-19 Government Response Tracker (OxCGRT) y lecturer en la Blavatnik School of Government de la Universidad de Oxford.
Los Inmodernos es un grupo de personas reunidas para pintar al aire libre, con el virus el espacio de la reunión virtual tomó importancia, dejando de ser un ponerse de acuerdo para salir a pintar y convertirse en un espacio para que cada uno pintara desde su taller y compartiera la producción a través de un blog. Estos fueron los resultados de la convocatoria desde casa: Nolens Volens.
Texto provocador
Por fuerza, lejos de las ciencias humanas se abre entre la cultura y la naturaleza un campo muy fértil de construcción humana. Con las imágenes creadas se propone representar una tensión vertical capaz de seducir las formas y diseños en pro de un escudo simbólico o inmunológico.
Estamos en la era de la protección y la suerte, por eso la provocación consiste en devolver las intuiciones no cientificistas al terreno de la estética y el arte hoy, ya que muchas veces no basta con las capacidades para hacer lo magnífico, sino que se requiere amarrar a nuestro costado la fortuna en el hacer como el amuleto y contra eficaz.
Dentro de los objetos cotidianos que traducen lo que somos y los espacios animistas que conforman los lugares de aislamiento, se producen sensaciones para nutrir los valles, jardines y campos sui géneris de la creación. Una fotografía, un dibujo y el uso del color sirven como técnica de develamiento interpretativo de lo que una vez creímos comprender como realidad, una realidad nolens volens por su misma situación impostergable.
Antonio Ledesma Nostragamus, Ciudad de México
José Francisco Amador Montaño, agujero blanco de girasol, Pereira
Nico, Pereira, acuarela sobre papel
Dentro-fuera | Guadalupe Rosas, Tinta china y carboncillo 21.5 x 16 cm | cuarentena 2020, Ciudad de México
Luís Alberto Rojas Franco, Pereira. “Pinceladas celestiales”
El majestuoso Rey de la Selva | Mariana Pulido Romero, Técnica lápiz | Estado de México, 2020
Mauricio Sánchez, Alba luna en cuarentena. 53 x 53 cm. Cúcuta
Así es que encuentro relación entre esta lectura y nuestros actuales esfuerzos por lidiar con el aumento exponencial y las complejidades que trae el desarrollo, sobre todo en los conglomerados urbanos.
Leyendo un libro del reconocido escritor y periodista Joseph Roth, titulado: “Crónicas Berlinesas (Paisajes Narrados)”, cuya narrativa se centra en plasmar con lucidez e ingenio escenas de la capital de Alemania.
Joseph Roth vivió allí en el periodo de entreguerras – años 20 y 40- y tuvo la agudeza para retratar el ambiente político convulsionado de Europa, los avances de la técnica -que trajo consigo el proyecto de la modernidad- y la tormenta social que amenazaba con crear un nuevo orden político.
Aficionado a recorrer la ciudad, a veces por el simple placer de observarla, fue un gran caminante y asiduo usuario del transporte público, buscando “retratar el tiempo”.
Foto extraída de : El Cultural
En estas crónicas se puede comprender la dinámica enloquecida de las urbes, reflejo de un sistema económico vertiginoso, condenado ayer como hoy a crecer hasta los límites de la irracionalidad so pena de dejar de existir.
Así es que encuentro relación entre esta lectura y nuestros actuales esfuerzos por lidiar con el aumento exponencial y las complejidades que trae el desarrollo, sobre todo en los conglomerados urbanos.
Por ejemplo, una sonrisa se dibujó en mi rostro leyendo párrafos como este:
“Expertos elegidos por las autoridades viajaron por todo el mundo para estudiar el tráfico de las grandes ciudades. Al regresar, redactaron un nuevo código de circulación en el que gran número de artículos chocaban entre sí como los tranvías”.
Berlín en los años 20. Extraída de: Momentos del Pasado.
Recordé nuestras propias comisiones de expertos en sus peregrinaciones por las grandes ciudades del mundo, intentando imitar, aunque mal, lo que ven. Tuve entonces la sensación de que somos, en general, poco originales.
Y ¡Qué decir de los problemas sociales reflejados en esas páginas de Roth!
En la Alemania de los años veinte se vivía un verdadero éxodo de judíos que buscaban refugiarse en este país, provenientes de todos los rincones de Europa. Injuriados y expropiados, buscaban Berlín como punto de partida para salvar sus vidas huyendo a otras latitudes como América. Muchos de ellos jamás lograron emigrar y quedarían condenados a habitar permanentemente en albergues para indigentes -en los que se agrupaban por miles-.
Al considerar este panorama, me fue imposible no pensar en los seis millones de desplazados en Colombia que se han visto forzados a incorporarse –prácticamente sin tener cómo hacerlo- a nuestras ciudades.
Hemos apreciado, tal vez en exceso, a la moderna ciudad europea, intentando infructuosamente emularla, sin embargo, una mirada menos romántica a su pasado reciente –algo menos de cien años-, nos muestra los terribles problemas sociales y los cambios vertiginosos, que los ciudadanos de esa época se vieron obligados a asimilar en cortísimos plazos.
Tal vez el idealismo, con el que miramos a quienes consideramos desarrollados, es un reflejo de la ignorancia provinciana. Deslumbrados por lo que se percibe en alguna peregrinación turística, o por lo que se lee superficialmente, se nos olvida acompañar nuestras observaciones de una comprensión profunda de esas sociedades, o de un juicio razonado de lo que pretendemos replicar en relación con nuestras propias realidades.
Joseph Roth en el centro. Extraída de: La Voz de Galicia
*Artículo publicado originalmente el 1 de septiembre de 2018
Buenos días, doptor. Necesito pedirle un empujoncito: ¿será que usté me puede ayudar con la vacuna del Covid-19 ese? En mi casa somos diez, no más. Hágale doctor y en las elecciones lo llevo en la buena con los voticos.
Claro mijo, cuente con eso. Deme los números de cédula y listo. Eso si: si en la próxima campaña no aparecen los votos lo llevo en la mala.
Segunda llamada:
Hola, mi querido ministro ¿Cómo van las apuestas?. Yo aquí en Miami haciendo las mías. Lo llamo para recordarle todas las palancas que moví para su nombramiento. Ahora necesito un favor suyo. Es pequeño: un lotecito de vacunas para la covid-19. Es para mi familia ampliada, usted comprenderá: padres, hermanos, suegros, cuñados, nueras, yernos, socios, mayordomos, choferes, mozas. No es mayor cosa. Espero que esté usted a la altura, mi querido ministro. Unas por otras.
Se le tiene, apreciado inversionista. De inmediato me pongo en esa.
Tercera (y no última) llamada:
Tosqué papi. Me acaba de llegar un lote de vacunas para la Covid-19 (Al fin qué : se dice el covid o la covid? Qué maricada con eso) fabricadas en Marinilla, tan buenas que resultaron mejores que las originales. Como usted ha sido tan buena flecha en el negocio del gota a gota, del Chivas chiviao, de la venta de pepas truchas en la Zona rosa y de la campaña de vacuna a los tenderos, lo acabo de escoger para que distribuya la primera tanda a un precio de ganga ¿Me copia?.
De una papi. Ya me pongo en esa vuelta. Tengo unas flechas para hacer la distribución súper rápida. Aquí desde el patio quinto le manejamos eso.
Como ustedes bien saben, aguar fiestas es una de las cosas que mejor me sientan. Y algo me dice que diálogos como los anteriores deben estar multiplicándose en todos los rincones de Colombia desde antes del primer anuncio de la llegada de la vacuna contra la Covid-19.
Con sus idiosincracias y variantes regionales, claro. Después de todo, la constitución política nos reconoce como un país de regiones. La corrupción y el tráfico de influencias los venimos perfeccionando desde hace cinco siglos, de modo que esta emergencia no nos agarró por sorpresa.
Miro a mi madre dar gracias al cielo por la llegada de las vacunas, convencida de que ya se puso a salvo del más reciente disfraz de la muerte. La escucho hablar con sus amigas por teléfono en un tono de tal regocijo que anula de entrada mi intención de decirle que no se haga ilusiones. Al fin y al cabo la esperanza, fundada o no, cierta o falaz, es una de las cosas que nos mantienen vivos.
Sólo que, como nos lo han advertido desde hace tanto tiempo, un pesimista no es más que un optimista bien informado. Y los informes no son alentadores: años de saqueo al sector de la salud por parte de poderosos clanes políticos y mafiosos en las regiones no ayudan a pensar que las cosas puedan ser distintas en esta ocasión.
Para colmo, las noticias que llegan del mundo no dan pie para tanto entusiasmo: a la feroz carrera de las corporaciones farmaceúticas por fabricar primero la vacuna, se suma la caída de ministros y funcionarios de menor rango por traficar con influencias para beneficiar en primer lugar a los suyos y a sus clientelas personales, dejando por fuera a grupos enteros que la necesitan más.
Esas prácticas no son exclusivas del Tercer mundo, como quieren hacernos creer. Sólo que entre nosotros no sólo campea la impunidad, sino que los corruptos alardean de su condición.
“El vivo vive del bobo”. Cada vez que pueden recitan esa frase que en la práctica constituye una suerte de código ético al revés.
Mientras la gente alienta sus ilusiones siguen llegando novedades sobre ese tráfico: de Europa, de norteamérica, de Asia y, por supuesto, desde esta América Latina tan predispuesta a los hábitos cortesanos.
De África no tenemos noticias. Han sido tan saqueados y olvidados esos pueblos, que la vacuna les llegará cuando ya sean presa de una peste peor.
Razones de sobra para ser pesimista. Esas son las secuelas de estar bien informado.
“Una columna formará el día de mañana un puñado de indígenas para reivindicar sus derechos…”
Manuel Quintín Lame
Perteneciente al pueblo Nasa. Nació en 1880 Popayán, Departamento del Cauca Colombia. Se hizo abogado de forma autodidacta para defender los derechos de los indígenas y sus territorios. Viajó hasta Bogotá para denunciar abusos en su región, estudiar las cédulas reales de los resguardos y exigir la presencia de indígenas representando a sus pueblos en el congreso de la república adelantándose a la constitución del 91. Hacia el año 1917 contaba en el Cauca con el apoyo de 50.000 indígenas, fuera de otros cabildos y comunidades indígenas de Tolima, Huila, Valle y Nariño. Fue perseguido y encarcelado varias veces. Murió de muerte natural a los casi 87 años en Ortega, Tolima en 1967. Es legendario su manifiesto escrito en 1939 “Los Pensamientos del Indio que se educó en las selvas colombianas”, considerada la primera obra de importancia escrita por un activista indígena.
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Quimbaya Studio es un colectivo de artistas pereiranos que mensualmente comparten su arte en La cebra que habla, su intención, reflexionar a través de la ilustración sobre los temas que como sociedad nos inspiran, nos impulsan a seguir imaginando futuros mejores o en otras ocasiones nos confrontan con nuestras problemáticas como sociedad.
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En una época que la transformación es protagonista, el canal Telecafé inicia una nueva era con una serie de acciones que renuevan la parrilla de programación, los horarios, la imagen, los sets y hasta su tecnología, con el fin de ser un medio de comunicación moderno, que visibiliza ante el mundo lo mejor del Eje Cafetero.
Uno de los cambios más importantes lo tiene Telecafé Noticias que traslada su emisión a las 7:00 p.m. Entre tanto “Área 53” en este 2021 será “Área TIC” que viene con una apuesta distinta que incluye contenidos digitales, tecnología y música.
Regresa Telecafé Deportes un espacio de integración cafetera de tres días a la semana, en el que se contaran los pormenores de las diferentes disciplinas que se practican en nuestra región, conducido por reconocidos periodistas deportivos como Mario César Otálvaro desde Caldas y “El tigrillo” desde el Quindío.
De esta renovación también hacen parte los magacines de nuestra identidad como Hola Eje que cambia su horario, desde las 2:30 p.m. hasta las 4:00 p.m., teniendo más tiempo para visibilizar el arte y la cultura de los tres departamentos. Así “El Yipao” estrena un nuevo set, transforma su imagen resaltando los colores del Paisaje Cultural Cafetero, sin abandonar su horario habitual de las 8:00 a.m.
Sandra Bibiana Aristizábal Saleg, Gerente General del Canal Telecafé, expresó que como medio de comunicación de carácter público están alineados con los objetivos del ministerio de las TIC para fortalecer los canales de comunicación, especialmente, el relacionado con el mundo digital.
“Queremos ser el medio de comunicación más influyente del Eje Cafetero y para lograrlo, debemos fidelizar a nuestros espectadores con contenido atractivo, de calidad y por otro lado, apostarle al uso de herramientas tecnológicas como dinamizadores del aprendizaje para capturar nuevos públicos”, añadió la Gerente.
La franja cultural se renueva con la Serenata del Café que ahora será conducida por Octavio Otálvaro Caicedo, quien continuará presentando los artistas de la música autóctona, sonidos andinos, folclore, pasillos entre y demás, los sábados a las 8:30Pm. Y para los amantes al séptimo arte estrenamos la franja Cine colombiano: Nuestra Segunda Verdad una alianza entre la Feria Internacional de Cine de Manizales y el Canal Telecafé, en la cual durante 25 domingos, a partir del 14 de Febrero a las 10:00 p.m., televidentes de todas las edades podrán ver películas y largometrajes de calidad con el mejor talento del Eje Cafetero.
Ante esto, la coordinadora de Producción y Programación de contenidos del Canal Telecafé, Maricela Garzón Ramírez, expresó que los realizadores de cada pieza fílmica tendrán un espacio en las redes sociales del canal con el fin de interactuar con el público. También puntualizó la necesidad de fortalecer las multipantallas para así avanzar en la transformación digital del canal.
La parrilla de programación se renovará desde el lunes 15 de febrero del presente año.
Para ampliación de la información o entrevistas comunicarse al Cel. 320 2974079
Maricela Garzón Ramírez Directora de contenidos Canal Telecafé
La calidad del espacio público es central. Un ejemplo reciente puede encontrarse en la intersección del barrio Álamos, en cercanías de la UTP. La población alrededor pudo obtener una intervención integral, en un ambiente de belleza y bienestar.
Fotografía, Jess Ar
La ciudad es ciudadanía, es decir, las relaciones entre quienes habitan el espacio físico y lo comparten.
Pero es indudable que la calidad de ese espacio influye en la forma como los ciudadanos se identifican con su ciudad: la perciben, se sienten parte de ella, y se vinculan con los Otros.
Por eso la calidad del espacio es central.
Su disposición, amplitud, pertinencia y, su compromiso con el disfrute estético, se relacionan directamente con los comportamientos, usos, actitudes de los habitantes que los usan, y también con la tranquilidad y la apertura a la creatividad.
No es lo mismo vivir en un lugar que tiene precariedad de espacios públicos a habitar en otro que ofrece la posibilidad amplia para su disfrute.
Los criterios del buen espacio público aplican para todo.
Favorecen el valor de los predios circundantes, permiten el contacto entre vecinos, propician procesos creativos comunitarios, son aptos para relajarse de las exigencias de la jornada, o simplemente son un aporte a la belleza de la ciudad en su conjunto.
Los parques, escenarios culturales y deportivos, edificios institucionales o plazas públicas son ejemplo de esos lugares en los que se deben priorizar aspectos del diseño, la amplitud, o la buena relación con el entorno.
Existen otros no tan evidentes, pero no por ello menos importantes, como las vías o las intersecciones vehiculares.
Estuve meditando sobre este asunto cuando tomé recientemente la intersección del barrio Álamos, a la altura del conjunto conocido como Canaán, en cercanías de la Universidad Tecnológica.
Ella obedeció a una necesidad puntual: ordenar los flujos de vehículos que concurrían a ese punto desde distintas direcciones.
En mi opinión, cumplió a cabalidad con ese propósito.
Pero, y es lo que quiero destacar, no se conformaron quienes la diseñaron con su función, digamos, operativa. Optaron por darle más a la ciudad.
Procuraron que, además de los vehículos, la población alrededor pudiera obtener una intervención integral, generando plazoletas -frecuentadas para diferentes actividades no solo por los universitarios sino por los mismos vecinos del lugar-.
Dispusieron una generosa sección de andenes, se preocuparon por la arborización y, además, usaron para su construcción un conjunto armónico de materiales no invasivos (como el adoquín) que refuerzan la buena relación con el entorno natural y generan un ambiente de belleza y bienestar.
jSi comparamos esta intervención, con la glorieta de la Avenida Belalcázar con calle 14 (que además hoy ya no soporta el flujo de vehículos y de solución pasó a obstáculo), por ejemplo, podemos tal vez comprender la importancia de la generosidad en la construcción del espacio público: no escatimar en áreas ni mucho menos en calidad del diseño constituyen un factor de ganancia para todos los ciudadanos.
Porque, como dicen corrientemente los arquitectos, vale igual hacer feo que bonito. Dar siempre más allá de lo mínimo, debería ser un pacto implícito por la ciudad del futuro, a pesar de los límites fiscales.
La pobreza a veces no es solo escasez de recursos: es inmediatez, mediocridad, indiferencia y hasta pereza.
*Texto publicado originalmente en septiembre de 2017