viernes, abril 25, 2025
cero

Carlos Elliot Jr., Rubiel Pinillo y sus parranderos de La Florida anticiparon el Año Nuevo con “El blues de la parranda”.

0


Ambos músicos preparan su primera producción discográfica en conjunto. En la habitual fiesta de fin de año los asistentes tuvieron el privilegio de ver y escuchar por primera vez en vivo algunas de las canciones. Una noche inolvidable entre acordes de blues y pasos de baile parranderos.


 

 

 

 

Rubiel Pinillo y Carlos Elliot Jr. por primera vez juntos en una presentación oficial. Fotografías: Jess Ar.

 

 

La vieja danza del fuego y el frío

Pintaba fría la noche del pasado viernes 29 de diciembre.

De manera inusual por estas fechas, una sucesión de aguaceros se abatió sobre el occidente del país, trastocando los planes de quienes están habituados a celebrar al aire libre el fin y el comienzo de año.

En las calles de Pereira y Dosquebradas transitaban los parroquianos con esa suerte de ansiedad en suspensión que caracteriza la semana que va de la Navidad al Año Nuevo.

Es una semana que huele a incienso y a toda una mezcla de hierbas ofrecidas para conjurar las malas energías y atraer las buenas, según pregonan los vendedores instalados a la entrada de las iglesias.

 

Carlos Elliot Jr. dando inicio a la fiesta de blues y parranda. Fotografías: Jess Ar.

 

Como viene haciéndolo desde hace unos cinco diciembres, el músico de blues Carlos Elliot Jr andaba preparando la fiesta de fin de año en la que celebra con su creciente número de feligreses un ritual que le devuelve a la música su viejo talante de fiesta iniciática.

Esta vez eligió como sede de la fiesta una viejoteca en el sector de La Badea, frecuentada desde hace un par de décadas por rumberos adictos a todos los géneros imaginables: del chucu chucu al despecho y de la balada a la salsa, pasando por una amplia gama de ritmos electrónicos.

 

 

Como es habitual en sus presentaciones, Carlos Elliot Jr. toca su guitarra entre el público. Fotografías: Jess Ar.

 

 

A las diez de la noche, hora anunciada para el comienzo de la fiesta, un viento frío bajaba de la Serranía del Nudo y parecía haber ahuyentado a la clientela.

Apenas dos o tres docenas de entusiastas se encontraban instalados en las mesas.

Pero cuando Carlos Elliot Jr subió a la tarima y empezó a puntear la guitarra con esa manera suya que ha enamorado a los viejos maestros del Mississippi, una suerte de encantamiento se apoderó del aire, y la pista de baile se vio colmada de festejantes que de ahí en adelante no pararon de saltar hasta la madrugada, poseídos por ese singular ritmo que ha sido capaz de conjugar los dolorosos y lentos acordes del blues primigenio con el fuego latino que viajó desde África en las venas de los esclavos secuestrados y trasplantados durante la avanzada colonial.

 

Carlos Elliot Jr., Rubiel Pinillo y Edwin Hoyos de Papá Bocó. Fotografías: Jess Ar.

 

Una guitarra, una batería y la voz poderosa de este hombre que ha creado puentes entre la música   campesina de La Florida y los acordes melancólicos de otros campesinos oriundos de las montañas donde nace el Mississippi.

Con eso bastó para encender la chispa.

Hombres, mujeres, jóvenes y viejos se dejaron llevar por una especie de caballo de fuego que atravesó al galope el frío de la noche.

Y prepararon el terreno para lo que se avecinaba.

 

Carlos Elliot Jr., y Rubiel Pinillo interpretando por primera vez en vivo “El blues de la parranda”. Fotografías: Jess Ar.

 

El blues de la parranda

Y lo que se avecinaba era el delirio: Carlos Elliot Jr, Rubiel Pinillo y sus parranderos, a los que se sumaron algunos de los músicos de la agrupación Papá Bocó  dejaron aflorar sobre el escenario todas las cosas que tienen en común, a pesar de las aparentes diferencias.

La esencia blusera de Carlos Elliot, el fuego caribe de Papá Bocó y las raíces campesinas de Pinillo se condensaron en una suerte de magma que convocó en la pista a una señora de más de setenta años que bailaba con un muchacho de veinte y a una chica de treinta bailando con un señor de sesenta.

 

Chumacera, uno de los personajes de La Florida que ha inspirado a los músicos para su blues de la parranda. Fotografías: Jess Ar.

 

Y en medio de todos ellos, una pelirroja en muletas no paraba de saltar.

De ese tamaño estaban las cosas a la una de la madrugada.

Un requinto, una guitarra eléctrica, un tambor, una batería y un montón de voces conjugando de una manera nueva la vieja celebración de la vida.

 

 

Ratón, otro de los personajes de La Florida que ha inspirado a los músicos para su blues de la parranda. Fotografías: Jess Ar.

 

 

Todo estaba preparado para el clímax: el momento en que los músicos interpretaron El baile de Ratón, la canción que hace parte del primer disco sencillo de Rubiel Pinillo con Carlos Elliot Jr. Auspiciado por La Fundación Albor

El preludio de lo que será el álbum titulado El Blues de la Parranda.

Para completar la fiesta, en la pista estaba Ratón, el personaje que inspiró la canción. Botas vaqueras, sombrero, collares, barba rala. Sabedor de que acaba de convertirse en mito, desempeñó a su cabalidad su papel de centro del festejo.

 

 

 

Carlos Elliot Jr. interpreta por primera vez una canción en español.

 

 

Y estaba también Chumacera, el inspirador de otra.

Como quien dice, en el lugar estaban los seres de carne y hueso que de a poco se han convertido en canciones.

Ni mandados a traer para esa gozosa anticipación del Año Nuevo.

 

Ratón y Chumacera, en la pista de baile gozando del Blues de la parranda.  Fotografías: Jess Ar.

 

 

 

Escucha otra de las canciones que harán parte del Blues de la parranda.

 

La morada del silencio

0


Por lo leído en esta Suma poética Eduardo López lo consiguió y regresó para contarnos sus visiones en la morada del silencio.


 

 

“La poesía no es asunto de palabras/ ni una catedral de linotipia, escribió una vez el poeta colombiano Gabriel Jaime Franco. Acaso sin haber leído esos versos, el también poeta Eduardo López Jaramillo hizo suya esa visión del oficio. Hermana natural de la música, la gran poesía está hecha, ante todo, de silencio. Es este último el que le da sentido al flujo de las palabras. Sin él, asistiríamos a un remolino de sonidos desprovisto de todo significado.

 

Dotados desde su nacimiento de una capacidad especial para valorar el silencio, los poetas orientales han sido constante fuente nutricia para algunos de los grandes poetas de occidente. Entre estos se encuentran T. S Elliot y   Ezra Pound, ambos cercanos a los afectos literarios de López Jaramillo. Una muestra diáfana de esa influencia podemos encontrarla en estos versos:

 

“Dorada por el sol / tu piel temprana/gastóse entre las aguas rumorosas/ el colérico rey de la mañana/ puso en ella la marca de tus rosas”.

 

Sobre esas sutiles cadencias está edificada el arte poética toda de Eduardo López. El poema citado forma parte del libro Perfil sin sueño, incluido a su vez en el volumen Noche de cada noche, publicado en una bella edición, al cuidado de Luna de Locos el Festival, con el apoyo de la Universidad Tecnológica de Pereira. Además, tanto la carátula como el interior del libro fueron ilustrados con obras del artista Ramón Vanegas, que en buena medida expresan de forma visual algunas de las intuiciones del poeta.

 

Eduardo López Jaramillo. Fue un poeta, cuentista, ensayista. Nació en Pereira el 11 de Agosto de 1947 y falleció el 12 de marzo de 2003.

 

 

“Inútil pedirle a la palabra un gesto/ Inútil demandarle nada/El silencio la habita/la roe/ la vuelve sentido”, nos recuerda López Jaramillo en su poema Lógicas. Como podemos notar, lo suyo   es una declaración de principios: las palabras no son tributarias del poema. El poema se debe a ellas. Debe aproximarse a sus confines con el respeto y el temor de un amante convencido de que siempre puede ser desdeñado.

 

Ajenas a la algarabía con que suele asociárselas, las palabras están en realidad más próximas al elocuente mutismo de las piedras, que guardan en secreto su testimonio del paso turbulento de los hombres. No por casualidad la piedra es a la vez metáfora de fuerza y discreción: todo en ella es sugerencia.

 

No resulta por tanto azaroso que grandes escultores hayan insistido en que su trabajo consiste en realidad en extraer con el cincel los grandes secretos ocultos en el interior de las piedras desde el comienzo de los tiempos.

 

“Un poco antes/pues la leyenda admitía cronómetros anticesáreos) / la Poesía resucitaba de una pesadumbre geológica/ Geológicamente presa en memorias de piedra/ Templos/ y en los súbitos pasillos de los palacios”.

 

Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot (San Luis, Misuri; 26 de septiembre de 1888 – Londres; 4 de enero de 1965) fue un poeta, dramaturgo y crítico literario británico-estadounidense.

 

La palabra se resiste. Se ensimisma. El poeta ha de ser, por lo tanto, alguien dotado de mucha paciencia. La escritura de un buen poema podrá tomarle años. Deberá insistir una y otra vez, hasta que el verbo se revele ante sus ojos como una flor súbita que no tardará en desvanecerse, dejándolo desamparado ante el tamaño de un misterio tan poderoso como el contenido en estos versos: “Urdo frente a los cuerpos un ritual imposible/ y en silencio crece/ a veces/ un cardo” leemos en un poema titulado   Segunda meditación.

 

El verso recobra aquí su vieja acepción religiosa: el silencio como templo para la meditación, único camino posible para el conocimiento, o mejor, para el reconocimiento de uno mismo.  Ese es el sentido último del vocablo religión:  religar, volver a ligar lo fragmentado. Esa es la función última del rito y del mito. No por casualidad el autor volvía siempre a los viejos relatos de la mitología universal: en el mito anida el poema y el poeta debe emprender un largo viaje iniciático para tratar de encontrarlo.

 

Nada garantiza que logre su propósito, como lo demuestra la suma de estridencias que muchas veces confundimos con la poesía. Por lo leído en esta Suma poética Eduardo López lo consiguió y regresó para contarnos sus visiones en la morada del silencio.

 

 

El viaje interior como una forma de cartografía

0

 


Y entonces, empezaron a aparecer muchachos que andaban en sus propias esquinas. Venían de otros barrios y perseguían obsesiones parecidas. Como trazar una cartografía de sus propios viajes.


 

El son de la vida dura

De niño vio morir acuchillado a un malevo del barrio apodado “La songa”. Así aprendió, sin más preámbulos, que toda pesadilla es real.

Basta con descorrer un tanto el velo que separa los sueños de la vigilia. Eran duras las calles de los barrios Mirasol y San Jorge por esos días. Y siguen siéndolo. Solo que Ricardo Muñoz Izquierdo emprendió otros viajes. Uno, que lo ha llevado a mostrar su obra en distintos países, gracias a invitaciones y becas.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

Otro- quizás el más fértil- es el viaje interior que todo hombre debe emprender si quiere de veras ponerle cara al viejo mandato de conocerse a sí mismo.

A diferencia de la generación anterior de artistas pereiranos, originarios casi todos de estratos medios y altos, los compañeros de viaje de Ricardo vienen todos de sectores populares, allí donde se canta cada mañana el son de la vida dura.

“Fredy Clavijo, que ya tiene un reconocimiento a nivel nacional, salió de Versalles, en Dosquebradas. Gustavo Toro creció en Santa Isabel, un barrio del mismo municipio y Mauricio Rivera nació en Alfonso López. A esta altura del camino, viendo la maduración de su obra, siento que la calle le da a uno elementos a los que es más difícil acceder por otros medios. Ya sé que es un lugar común, pero eso de la universidad de la vida tiene un sentido muy profundo para la gente, y en el caso de los artistas es una especie de prueba de fuego que uno no acaba de agradecer”.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

Ricardo tiene razones de sobra para decirlo. Marino Muñoz, su padre, es uno de esos viejos sindicalistas formados en las luchas obreras que precedieron a la caída del Muro de Berlín, con sus efectos en el mundo entero. Por su lado Guiomar Izquierdo, la mamá, ha librado mil y una batallas y de cada una de ellas ha salido más enamorada de la vida. Con tal de brindarle el sustento a los hijos acarreó volquetadas de panela para la venta, preparó hamburguesas para los soldados del batallón, aparte de los milagros cotidianos en los que son especialistas las mujeres de este lado del mundo.

“Hice los estudios de primaria en la Escuela Ciudad Pereira. Allí empecé a hacer dibujos para los compañeros de clase.  Al principio reproducía los personajes de las historietas que veíamos en la televisión. Sobre todo, los de Walt Disney, Warner Brothers, Dragon Ball Zeta, Caballeros del Zodíaco y todos los que llegaron después. Más tarde ingresé a cursar estudios de bachillerato en el colegio Inem y me encontré con un profesor que fue decisivo en mi formación: Jaime Ochoa. Sus conocimientos me despertaron un interés por el arte que iba mucho más allá de cumplir con una asignatura.  Al terminar la educación media, en el año 2001, mi primera decisión fue ingresar a la escuela de artes de la Universidad Tecnológica de Pereira. Pero, déjeme decirle, no tardé mucho en descubrir que la academia castra, corta alas en su pretensión de someterlo todo a teorías. Así que decidí tomar otro rumbo”.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

En ese camino fue decisivo el hecho de haber ganado el primer lugar en un Salón de Arte Joven. El premio le dio derecho a participar en un taller con la artista Liliana Estrada Manzur. Allí pudo plasmar en técnica de tabla flamenca ese universo de rebeldías, turbulencias y luchas sociales de su padre en movimientos como la Jupa y el Moir.

“Terminado el taller, Liliana Estrada me invitó a seguir estudiando en su escuela, pero yo no tenía un peso para pagarle. No importa, me respondió, las cargas las arreglamos en el camino. Con ese respaldo muchas cosas empezaron a aclararse”.

 

Las rutas interiores

Los tatuajes de sus brazos son una continuación de las imágenes que dibuja en sus cuadernos, así como de los cuadros y esculturas de mayor formato que el creciente número de seguidores de su obra conoce muy bien. Un guisante, un cruce entre camello y montaña, un tronco humeante y unos ojos saltones destacan como anuncios del mapa interior del artista. En ese mundo alientan las canciones populares de Darío Gómez, los muñecos de año viejo y toda esa música de diciembre en la que destacan Los Hispanos y Pastor López. Es decir, los gustos de sus padres que Ricardo supo hacer suyos.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

A su lado conviven, en perfecta paz, las canciones feroces de Los Ilegales, la banda de punk española, La Pestilencia de la primera época y en general las bandas punkeras de Medellín. Tal vez en los Fanzines de esas culturas subterráneas encontró la motivación para la que sería su primera publicación con la editorial Luz de Luna: Sketchbook 2017, una suerte de cuaderno de dibujo en el que Muñoz vierte buena parte de sus obsesiones: los inciertos límites entre el sueño y la vigilia, la pugna sin tregua entre la cultura y los instintos y, sobre todo, el manto de perversión y crueldad que gravita sobre el universo infantil.

“Salvo alguna excepción, casi nunca uno es consciente de sus procesos creativos. Por eso le resulta tan inquietante que ciertas imágenes y situaciones vuelvan una y otra vez. A mí me pasa eso con Pinocho, el muñeco de madera que todos conocimos. Resulta que antes del relato escrito por Collodi existieron versiones prohibidas de la misma historia. Por eso quisieron crear una versión moralista. Pero el viejo Pinocho sigue al asecho, a la espera de la oportunidad para colarse entre nosotros”.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

Prueba de ello es el muñeco sodomita que aparece en la cubierta de Sketchbook 2017. O la escultura   de Pinocho devenido Príapo que desafía al mundo con su verga colosal. Pero sobre todo el cráneo desnudo de Pinocho que se burla de nosotros a través de las cortinas del desvelo. Porque, al final de todo, la muerte es la única prueba de que existimos alguna vez.

Ricardo Muñoz Izquierdo lo aprendió muy temprano en las calles de su barrio: la imagen de un muchacho acuchillado no tiene apelación.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

Los muchachos de otras esquinas

Y entonces, empezaron a aparecer muchachos que andaban en sus propias esquinas. Venían de otros barrios y perseguían obsesiones parecidas. Como trazar una cartografía de sus propios viajes.

“Puede que uno tenga que padecerla un rato, pero al final la vida le tiene su recompensa. Por ejemplo, desde que conocí a Liliana Estrada Manzur siempre he podido trabajar con los artistas que me interesan. Con Liliana empecé a recorrer un sendero que me abrió toda una visión del arte. Me retiré de la universidad y me consagré de cuerpo entero a lo mío: la creación a través de todos los lenguajes y técnicas posibles. Por eso no me caso con ningún género. Exploro la pintura, el dibujo, la escultura, la instalación, el vídeo y, desde mi encuentro con Stefanny Rodríguez, el libro como objeto dotado  de un valor estético en sí mismo”.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

Hoy, Ricardo se gana la vida con becas, proyectos y algunas incursiones en el mercado del arte. En esas andanzas, él y sus amigos descubrieron y potenciaron el valor de las Residencias Artísticas.  Se trata de espacios que son a la vez lugar de habitación, taller, sala de exposiciones y punto de encuentro y aprendizaje con artistas llegados de otros lugares del país y el mundo.

 

 

“Con Fredy Clavijo pusimos en marcha La Cuenca, una Residencia Artística en el corregimiento de La Florida. Hasta allí han llegado desde artistas desconocidos hasta emergentes, pasando por gente de alta trayectoria como el chileno Mario O`Pazo, la colombiana Nathalia Castañeda y Sara, una artista del País Vasco que nos abrió panorámicas enteras en el mundo del arte. Las residencias son una experiencia integral, que va desde el compartir técnicas y contactos hasta disfrutar cosas tan exquisitas como los camarones o los fríjoles con panela que Fredy prepara en la cocina”.

 

Hijos de la luna

Hace cosa de cuatro años los caminos de Ricardo Muñoz y Steffany Rodríguez se cruzaron. La muchacha venía de estudiar en España y, entre muchos otros anhelos, alentaba la idea de crear una editorial orientada a producir textos que reunieran en sus páginas todos los géneros posibles: el dibujo, la pintura, el relato, la crónica.

Y Ricardo Muñoz ya traía una experiencia cuestas.

Luego de varias discusiones y unas cuantas cervezas de por medio la criatura empezó a tomar forma. Serían libros en pequeño formato, cuidados hasta el mínimo detalle y dotados de la suficiente agilidad para pasar de mano en mano, de ciudad en ciudad y de país en país hasta darle la vuelta al mundo.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

Así surgió Luz de Luna Editores, el sello que ya parió a Sketchbook 2017 y ahora espera por el nacimiento de una nueva estación de ABC, una idea surgida bajo el modelo de los antiguos viajeros que atravesaban ríos y montañas, cruzaban valles ardientes y desafiaban despeñaderos mientras dibujaban con paciencia y minuciosidad lo que encontraban a su paso: amaneceres, hombres, bestias, ocasos.

Algo así como una Expedición Botánica, pero urbana.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

“ABC surgió como un proyecto para cartografiar el país por medio del dibujo. Todo con base en una residencia artística en Puerto Colombia. Allí pude trabajar al lado de gente tan valiosa como la peruana Hilda Mantilla, por ejemplo. En mi caso la fuente de creación fueron todos los mundos que se mueven alrededor del moto- taxi, ese medio de transporte informal que nació en la costa atlántica y luego se regó por todo el país. Luego vinieron giras con el Banco de la República y trabajos con colectivos de artistas de Montería y Cartagena”.

 

Era el momento de adentrarse en las entrañas de la propia ciudad para ensayar una cartografía que sacara la luz lo sublime y lo sórdido, lo amable y lo terrible. A partir de un juego con las letras del alfabeto, trece artistas encontraron palabras que los guiaran hacia sitios y personajes claves para tejer y destejer la vida cotidiana de Pereira: El Pavo, El Palomo, el Deportivo Pereira.

El resultado es una urdimbre de relatos y dibujos que proponen nuevas formas de convivencia a partir del reconocimiento mutuo.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

 

Y allí va Ricardo Muñoz Izquierdo. A sus treinta y dos años ha dado varias vueltas alrededor de sí mismo y ha conseguido llegar a distintos países del mundo, aprendiendo de otros y mostrando los resultados de su trabajo.

Muchas cosas han pasado desde que en el salón de clase dibujaba monigotes para sus compinches de  primaria en la Escuela Ciudad Pereira.

Entre ellas, volvió a encontrarse con el punk en uno de sus viajes a Barcelona.

“Se trata de  Marcel- Li Antúnez  Roca, un catalán punkero de sesenta años, cofundador de  La fura dels Baus,  una propuesta  en la que se juntan la música, el teatro, la literatura, y el performance, todo cruzado por las estéticas del punk, en el sentido musical y filosófico de ese concepto. Durante mi estadía en Barcelona pude escucharlo y conocer de primera mano lo que fue su papel influenciador en la cultura popular”.

La misma cultura que Ricardo bebió en su infancia y que le ha permitido hacerse a un lugar en las siempre movedizas arenas del arte contemporáneo.

 

Foto: Archivo Ricardo Muñoz.

Un viaje a la casa del olvido donde habitó un día el artista Martín Abad

0

 


Todo viaje hacia ninguna parte, termina en algún lugar, y ese lugar tiene un nombre, la finca “El Principito”. Una covacha de 80 metros cuadrados de lo que en otrora fue el hogar del artista y escultor, Martín Abad Abad, hoy, relegada al clima, la maleza y administrada por un cantante de música popular llamado Orlando Loaiza.


 

 

 

Emplazada en el sector de La Florida, esta vieja finca fue entregada en comodato al artista, y fue devuelta después de su muerte, confirmando la máxima de Lev Tolstoi, de que la única extensión de tierra que necesita un ser humano son dos metros de la cabeza a los pies.

Para acceder a ella, como si fuera un enigma, hay que franquear la ilusión del paisaje, ya que está oculta detrás de un manojo de guaduas que se mimetizan con el paisaje. Hasta el explorador más hábil, puede pasar por alto el lugar, que debería ser un monumento a unos de los artistas más icónicos de la Pereira a partir de los años 70, pero que ahora se ha convertido en una finca común y silvestre.

 

 

Confieso que llegamos a ella después de media hora de búsqueda, de saltar entre cosechas de cebolla, tomate y cilantro, y de ser correteados por perros que cuidan con celo y furia la propiedad de sus amos.  A lo lejos parece la casa del viejo Tolstoi en Yásnaia Poliana. Un lugar tan bello y asombroso este donde habitó Martín, que, en algún momento, la caminata, transporta a las personas a un mundo rural de contacto intimo con la naturaleza y la existencia.

 

 

Puede parecer romántico, pero del aire emana una paz que tranquiliza el espíritu, como si el artista, ya fallecido, estuviera dentro, esperando a sus comensales, con una taza de café, un bordón y muchas historias para entretener. Al cruzar la puerta amarilla, que parece una señal de advertencia eléctrica, se puede sentir otro aire melancólico y de remembranza, ya que quienes conocieron al artista, sabían que no era el lugar en sí, sino él, lo enteramente mágico.

 

 

 

 

Ver: Armas para la vida en manos del arte

 

 

 

 

 

El camino parece la entrada a una Jericó destruida. Esa misma Jericó antioqueña, de donde procedía Martín Abad Abad, y desde donde migró siguiendo la ruta de los arrieros, no para colonizar, sino para encontrar un nuevo comienzo con su vida solitaria y creativa.

En ese viaje hacia ningún lugar, literalmente, pensé si acaso, este artista no era una analogía de Diógenes de Sinope, con sus ocurrencias y su claro y luminoso espíritu infantil que tanta grandeza le dio entre el stablishment cultural de la región. No pensé en el síndrome, aunque fue evidente que su covacha estaba construida con materiales recolectados del mismo bosque que rodea el lugar, sino en la vida de escultor retraído, ensimismado en sus ideas, contemplándose cada noche a la luz de las velas en sus recuerdos familiares.

 

 

Tuvo todo el derecho como persona de hacer aquello, pues todos nos asfixiamos con las palabras y sentimientos que nuestro rostro y sonrisa oculta, pero otros, como él, encontraron un camino para lograr un sentido a esa prórroga de tiempo llamada vida, esa vida que se va hilando hasta que se agota el material de la hilatura.

 

 

Civilizado, en griego, significa domesticado, y Martín Abad Abad era libre como un caballo que ondea su melena en las manos del viento. Un vistazo general de lo que fue su vivienda, y que hoy debería ser un museo, deja en claro sus últimos días de existencia. Los tres arboles frontales que cubrían el techo de su chabola, ahora están cortados: dos limoneros y un tercer árbol apodado huesito, por el color blanco que relucía en todas sus extensiones.

 

 

Su interior ha sido modificado, pero no por un arquitecto, sino para comodidad de Orlando Loaiza y su familia, que, en sus palabras, administra el lugar para evitar que este sea saqueado. Claro, ignorando que el artista era querido por todos, al punto que nadie se metía con “El principito”, el hombre, que no que se creía un niño, sino que era un niño y del cual emanaba un amor más allá de lo racional por las personas.

Quizá el único consuelo al que puedan aspirar los pereiranos cuando contemplan a este grande del arte, sea el placer de la ironía. Lo que antes era un centro de convergencia cultural, igual que la casa del poeta Pablo Neruda en Isla Negra, o la de César Vallejo en Santiago de Cao, ahora es una casa relegada a la hierba y al olvido.

 

 

La vida nunca ha sido fácil para los hombres de ideas y de talento. El viejo principito murió solo.  El bedel que administra su covacha, y que duerme en la misma cama del artista, incluso conservando las lozas de la tumba de su hermana, dice que el viejo murió de humedad. Al oírlo no pude dejar de pensar en Heráclito, que también murió tratando de sacar el agua del cuerpo para vivir más tiempo. El Principito no lo logró, migró hacia otro planeta donde la máxima, o su secreto de Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos, se cumple a cabalidad.

 

 

Como el poema ¡Oh huida del niño solitario, al Dios solitario! Solo queda resaltar que Martín Abad Abad, igual que cada hombre está destinado a representar la humanidad, es la figura por antonomasia, del artista pereirano, que es un hombre, igual que todos, pero que es la suma de todos ellos.

 

 

Tips ciudadanos para una mejor movilidad en MEGABÚS

0

 

 

 

Tip: así viajamos con nuestras mascotas – Megabús

 

 

Ten en cuenta que para que todos tengamos un viaje seguro debemos saber llevar y viajar con nuestras mascotas. Cuidemos lo nuestro.

 

 

 

Tip: así usamos las sillas azules – Megabús

 

 

Ten en cuenta que para que todos tengamos un viaje seguro debemos usar adecuadamente las sillas azules. Cuidemos lo nuestro.

 

 

 

 

Tip: así cuidamos nuestro entorno – Megabús

 

 

Ten en cuenta que para que todos tengamos un viaje seguro debemos depositar adecuadamente las basuras y no arrojarlas en la calle, los buses articulados, alimentadores, y estaciones. Cuidemos lo nuestro.

 

 

 

Tip: así ayudamos a las personas – Megabús

 

 

Ten en cuenta que para que todos tengamos un viaje seguro debemos brindar la ayuda adecuada a quienes verdaderamente la necesitan. Cuidemos lo nuestro.

 

 

 

 

Tip: así respetamos la fila y los carriles exclusivos – Megabús

 

 

 

Ten en cuenta que para que todos tengamos un viaje seguro debemos pagar nuestro pasaje, no ser un colado, ni invadir el carril del Mega. Cuidemos lo nuestro.

 


 

 

Datos sobre el sistema MEGABÚS: ¿Cómo funciona nuestro Sistema de Transporte Integrado? Megabús

 

 

 

Infografía: Sistema de Transporte Masivo – Megabús

 

 

Blanca Ligia, la mujer que tuvo 19 hijos con Sócrates

0

Llegamos a la casa de la señora Blanca Ligia Ramírez en el barrio Los Álamos, justo para su cumpleaños número 89. Cuando al felicitarla agregamos en tono jocoso que estaba muy joven, ella responde:  “y que le dicen estas canas y estas arrugas jovencito”. Y así empezamos a oír esta historia de su propia voz.


 

La llegada

La señora Blanca Ligia Ramírez llegó al barrio Cohapro (Cooperativa Habitacional de Profesores), hace 54 años. En ese entonces no tenía casa propia sino un hogar estable conformado por once hijos y su esposo, el señor Sócrates García. Mucho antes de su llegada al sector, su cuñado Luis Gonzaga Zuluaga Ruiz, un magistrado conocido en la ciudad, pudo acceder a un terreno en el lugar, ya que solo vendían predios a profesionales, y empezó su proyecto de vida junto a su esposa y sus siete hijos más.

Sin embargo, la bienvenida de los Gonzaga a Cohapro no fue la mejor.  Un día después de trasladarse asesinaron al celador del lugar,  además, comienzaron a verlo todo como un bosque. Su cuñada recuerda que cuando abrían la puerta lo primero que encontraban eran culebras en su jardín. El panorama del lugar aún no estaba del todo claro para habitar ahí y hacer el sueño realidad de tener un hogar.

El señor Gonzaga se reunió con la corporación o junta comunal del sector y resolvió dos cosas: se iba del lugar, y en su reemplazo solicitó que aceptaran a su cuñada Blanca Ligia Ramírez, justificando que la mujer tenía un hogar con once hijos a cuestas. El tema se debatió durante un tiempo hasta que fue aceptada por los vecinos quienes le dieron una cálida bienvenida haciéndola sentir parte del barrio.

 

Foto por: Diego Val.

 

 

Gerente de la Corporación

Con una familia numerosa, Blanca Ligia, quien tenía (y tiene) un gran carisma, cayó en gracia ante los integrantes de la corporación y entre los vecinos. La llegada -en sus palabras- fue una bendición, porque rápidamente se conviertió en gerente de la misma y su primera gestión sería todo un reto: cambiarle el nombre al barrio.

A primera vista, según ella, el asunto parecía imposible debido al trámite legal, los papeleos, además del hecho de encontrar gente clave en la administración de la ciudad,  para intentar cambiar la personería jurídica del barrio.  Inicialmente,  los miembros de la Corporación, ya venían pensando la idea, pero hasta la llegada de Blanca Ligia,  nadie quería hacerse cargo. Así que como buena pereirana, asumió el compromiso y así empiezó a formarse un nombre como gestora, aunque en el fondo sabía que la tarea no iba a ser nada fácil.

En su búsqueda incanzable, encuentra un asesor tributario, el doctor Óscar Montoya, quien se ofrece ayudarla en el proceso, y también su vecina, la abogada Gloria Fernández de Vallejo, confiando en Blanca Ligia, le dio el aval para firmar cualquier documento sobre el mismo tema. Pero en realidad, no todo fue tan sencillo, ya que vecinos como el señor Jesús Antonio Henao fueron renuentes a firmar documentos, alegando que eso sería un pretexto de los políticos para intentar subir los impuestos y, según él, todos los habitantes del barrio saldrían perjudicados.

 

Foto por: Diego Val.

 

En este, su primer reto, habían voces que intentaban desanimarla,  diciéndole que se había metido en la grande y  que no saldría viva de todo ese papeleo y esos asuntos legales. Pero Blanca Ligia se mantuvo serena y confiada en su férrea voluntad como gestora. Su esposo, el señor Sócrates García le transmitió unas palabras de esperanza: “Haga lo que usted sabe hacer, la apoyo”. Así fue que entonces en  menos de un año, ella, con su visión emprendedora, logra ponerle fin al nombre Cohapro y todos los vecinos sorprendidos por el suceso,  inauguraron el barrio con el nuevo nombre de Corporación Cívica Los Álamos.

En su felicidad por el primer éxito alcanzado, reunió toda la Corporación para darle la noticia, e inmediatamente comenzó a recibir alabanzas como, Enterraste un muerto otro decía,Eso es milagroso y otro más,  Blanquita de qué te untas”. Blanca Ligia comenzó a perfilarse como la mujer fuerte en el puesto de gerente de la Corporación y cada vez más ganaba confianza entre los vecinos y las administraciones de cada alcaldía en Pereira.

 

Los Álamos

Y aunque este fue uno de los primeros logros que obtuvo, el barrio realmente no le hacía juego al nuevo nombre de Los Álamos, porque no había sembrado ni un solo árbol de este tipo en el lugar.  Así que se arremangó la camisa, se puso las botas, y ella se dio a la tarea de sembrar los primeros  árboles con paciencia y bondad.

Y más que una gestión, era el deseo genuino como madre de once hijos, por ver un entorno bello para los suyos. Porque su casa, de 25mts de frente por 45mts de fondo, era conocida ya en el lugar por dos cosas: por su esposo, don Sócrates García, que, aunque no era profesional cuando llegó al barrio fue contador del Banco de Colombia y reconocido por tener muchos amigos, al punto que una frase se popularizó en su tiempo: “Quien no conoce a Sócrates no es de Pereira”; y  por los 18 hijos que hasta ese momento ambos tenían en común.

 

Foto por: Diego Val.

 

Muy pocos entendían cómo una sola mujer con tantos asuntos qué atender, conservaba fuerzas para hacer todo a la vez.  Pero su familia fue clave en todo ese proceso. Así, uno de sus hijos, César García abrió un negocio llamado Rin Rin, donde junto a su amigo Óscar Zuluaga comenzaron a vender arepas con queso y Coca Cola. El lugar, según comentan, era muy concurrido. Y fue la disciplina de este joven, inspirado por su señora madre, además de las considerables ventas, que pudo pagar la carrera de derecho en la Universidad Libre y alcanzar una especialización en Derecho Comercial en la Universidad Javeriana de Bogotá.

Luego César García se fue, y entregó el lugar a Blanca Ligia y ella siguió con la línea de vender arepas con queso y Coca Cola, demostrando así su capacidad de manejar una familia de diezyocho hijos, un esposo y ahora un negocio propio, mientras, por supuesto, continuaba con su trabajo en beneficio de la comunidad de Los Álamos.  Otro de sus hijos, como si fuera una herencia familiar, recibiría posteriormente Rin Rin, y pondría un supermercado, que conservaría de igual forma muchos clientes hasta la actualidad.

 

 

Los primeros retos

El barrio Los Álamos en ese tiempo no era como se conoce ahora, con casas imponentes, calles pavimentadas, parques y todos los servicios. En ese entonces era como una finca grande de calles rústicas sin pavimentar, sin acueducto y por ende sin agua y un entero polvero.

 

Foto por: Diego Val.

 

El alcalde Fabio Alfonso López fue clave en otra de las gestiones importantes que haría Blanca Ligia, pues gestionando en la administración de este burgomaestre  se logra pavimentar un tramo en el barrio y posteriormente instalan el servicio de agua potable. Los vecinos del nuevo barrio Los Álamos, bailaron de nuevo toda la noche y celebraron este nuevo logro de Blanca Ligia.

Sin embargo el esposo de ella, don Sócrates García comenzó a incomodarse porque su mujer se mantenía ocupada, y se indisponía frecuentemente porque a la hora del almuerzo no estaba ella para que lo atienda como se debe a un marido. Pero el hombre entendió poco a poco que su mujer había nacido o llegado al sector para dejar una huella imborrable entre los vecinos y la ciudad. Afirmando su hombría, sus palabras de afirmación para con ella fueron: “¡que guapita!”.

 

 

Los mafiosos

Otro de los muchos retos a los que tuvo que enfrentarse esta dama, fue, el tener que confrontar a varios mafiosos que se habían instalado en el barrio a inicios de los años ochenta en adelante. Específicamente cuando uno de ellos al ensanchar su casa, lanzaba indiscriminadamente escombros junto a una reserva ecológica. Sin titubear Blanca Ligia tomó el teléfono y con voz de autoridad exigío una explicación sobre el daño que estaba causando. Cuando el hombre escuchó su nombre por la bocina, respondió: Doña Blanca, no se preocupe que en cuestión de horas le limpio el lugar”, y efectivamente contrató a 35 volquetas para dejar el lugar intacto, limpio y con buena presencia.

 

Foto por: Diego Val.

 

En otra ocasión, según cuenta, un contador amigo, el señor Pedro Lemus, quien era el que declaraba la renta a la señora Martha Robner, le pidió a Blanca Ligia un favor que él mismo no se atrevía a realizar: solicitarle la cédula de ciudadanía a un mafioso para terminar el papeleo de una venta, que la señora Martha Robner le había encargado a su cliente.  Inmediatamente ella tomó el teléfono, se presentó y en cuestión de media hora ya tenía la cédula en la mano del hombre en cuestión.  El contador sorprendido, no lo podía creer, pero el solo nombre de Blanca Ligia inspiraba (e inspira) respeto dentro del barrio Los Álamos.

 

El CAI y el parque

En el nacimiento del barrio, y hasta el momento en que se dan todas estas gestiones, todavía se ve necesidad de implementar varias cosas más. Blanca Ligia, inquieta,  se plantea otra meta, fundar un C.A.I. Influenciada por un sermón dominical del padre Francisco Pineda que había dicho que la gente del barrio estaba muy aburrida con la inseguridad, lo primero que hace al día siguiente es ir a la gobernación y  solicitar un C.A.I. Se lo aprueban con la condición de que debían sostener a los agentes públicos. Así les envían tres policías y ella, con ayuda de los vecinos, consigue una greca, café fresco, azúcar, una vajilla, galletas integrales y un incentivo en dinero para los agentes.

Después de esto, Blanca Ligia ve otra oportunidad de más gestión para su comunidad.  Así, donde ahora es el parque central, la iglesia y la casa del comandante (antes del gobernador) ve que el lugar es un abismo. Con esta situación en mente, se encuentra casualmente con un ingeniero de obras públicas llamado Jaime Gallego López y le comenta su necesidad.

 

Foto por: Diego Val.

 

El hombre promete rellenar el lugar sin cobrar nada, y en menos de dos semanas el abismo había cambiado de aspecto. Los vecinos se alegraron por ello y dejaron pasar un tiempo para que creciera la grama, pero al ver que el terreno era grande y sólido, la gobernación planeó construir un cuartel de ejército en el sector. Los profesionales, y vecinos del barrio se reunieron y se opusieron rotundamente a esta iniciativa. Y es con el pasar del tiempo, y con la comunidad unida,  que logran hacer un bello parque del que hoy pueden disfrutar sus hijos y nietos, además de permitir la construcción de la casa del gobernador (hoy del coronel de la policía de Pereira)

Y por último (entre muchas hazañas y gestiones de esta reconocida dama), en un intento de invasión de gente ajena al barrio, ella misma le cuenta al secretario de planeación, en ese entonces, el señor Fabio Villegas y el funcionario toma cartas en el asunto mandando a desbaratar las covachas. En el mismo lugar, los moradores cercanos siembran tomates, y en agradecimiento con Blanca Ligia le dan lo mejor de la primera cosecha.

 

El final de una época

Después de 17 años de trabajo con la comunidad, Blanca Ligia se ve confrontada a dejar el cargo que había aprendido a querer por amor al lugar y a los vecinos. Un hijo que vivía en Estados Unidos desea que se vaya a vivir con él porque la extraña, y también la incentiva a salir del país para que descanse. La gestora piensa la opción, pero está encargada de la Corporación, además de empezar sus estudios de teología en el Seminario Mayor. Dos pasiones que al tomar la decisión de irse debía dejar a un lado, no sin sentir un tremendo pesar.

 

 

Al salir aprobada la visa para el país del norte, entrega el cargo de gerente de la Corporación al ingeniero Diego Hurtado. La junta no quiere que ella salga, pero ya es una realidad que se va para Estados Unidos a vivir al lado de uno de sus hijos y cerrar así una época de hazañas para el bien de la comunidad de Los Álamos.

Años después de irse, regresa y se queda viviendo en su apartamento en el edificio Fénix en Los Álamos.  Así en la actualidad sigue celebrando la vida, a pesar de que su señor esposo Sócrates García haya fallecido muchos años atrás. Ahora son los buenos recuerdos los que la sostienen, especialmente el haber tenido diezynueve hijos que educó con paciencia y sabiduría, y su gestión de 17 años a favor de la comunidad de Los Álamos.

Blanca Ligia Ramírez es ahora una mujer de 89 años que ama a Dios y sigue creyendo que la vida, y que aunque tenga comienzos difíciles, dice, vale la pena luchar por ella.

Selvática: llenar los espacios de verde, una novedosa propuesta de Diana Franco.

0


En Selvática se trabaja plantas de interior y exterior: suculentas, cactus, kokedamas con la principal filosofía de llenar todos los espacios de verde


 

 

 

Diana Franco es una diseñadora industrial egresada de la Universidad Católica de Risaralda, que, en son de ejercer su carrera, laboró con varias entidades públicas, brindó asesorías profesionales desde su preparación y también trabajó como diseñadora gráfica.

 

A lo largo de estos años manifiesta, “siempre sentí el interés de tener un proyecto personal” y en este pensamiento fue que hace dos años exactamente encuentra la oportunidad de tener más tiempo para dedicarse a resolver esa inquietud personal.  “En el trabajo en el que estaba terminé contrato, y fue en ese momento que tuve la oportunidad de dirigir mi tiempo a otra función: las plantas.”

 

 

En ese tiempo de sueños y anhelos es que surge su novedoso proyecto de “Selvática”, porque Diana estaba decidida a conocer y trabajar con las plantas.  “La relación y el trabajo con las plantas nunca ha sido difícil, ya que desde muy pequeña he tenido contacto con ellas; hay plantas en mi casa que tienen más de 30 años”.

 

 

Y así es que empieza a comercializarlas entre su círculo de amigos, y personas que se interesaron en ellas, quienes conocieron sus productos por medio del voz a voz.   “decidí vender plantas en macetas decoradas; a la gente le gustó mucho y empezó a regarse de voz a voz lo que hacía “.

Después Diana Franco conoce un nuevo proyecto institucional llamado Comunidades: Arte, Biblioteca y Cultura, donde reafirma y afianza sus conocimientos con las plantas. El trabajo consistía en compartir con niños y mujeres descubriendo el talento y la creatividad entre todos. “Trabajábamos la jardinería, los materiales reciclados, las huertas pequeñas y todo aquello para embellecer los espacios.  Este proyecto me ayudó mucho porque pude ver con más perspectiva la necesidad que todos tenemos de conservar las plantas cerca; el contacto con la naturaleza es como un proceso terapéutico”.

 

 

Después de esta gran experiencia, “Selvática” pasó a ser un proyecto de tiempo   completo “Decidí dedicarle todo mi tiempo a lo que más me gusta: la jardinería”.

 

 

 

Selvática un jardín desde casa

 

En “Selvática” se trabaja plantas de interior y exterior: suculentas, cactus sobre la base de kokedamas, cuya principal filosofía es llenar todos los espacios de verde.  Al menos se afianzó en esa idea que aun hoy es la identidad más característica del emprendimiento.

 

“Con lo que más trabajo es con cactus y suculentas. En Selvática producimos mini jardines y trabajamos con Kokedama, una técnica cuyo sustrato está contenido en materas naturales con musgo o capacho de coco. Utilizo fibras naturales, nada artificial.”

 

 

La Kokedama es una técnica japonesa y es la filosofía del Wabi-sabi de encontrar la belleza en lo imperfecto. Se busca aprovechar al máximo los lugares vacíos. Por eso en “Selvática” existen plantas para todos los espacios. Esa es la magia de la naturaleza.

 

 ” Muchos clientes me piden asesorías. Por ejemplo, me dicen: tengo este espacio, pero no tengo mucha luz o ventilación ¿qué plantas puedo tener?”.

 

 

 

Clientes voz a voz

 

“El taller de “Selvática” es el jardín de mi casa, donde cada vez hay planticas nuevas.  Nos preocupamos mucho por estar propagando nuevas plantas cada día. “

 

La voz a voz ha sido importante en el proceso de crecimiento de “Selvática”. También muchas personas que visitan la casa de Diana Franco se cuestionan sobre sus propios jardines y plantas, mirando lo que ella ha conseguido hacer con esfuerzo y dedicación.

 

 

Es claro que el trabajo en las redes sociales ha sido muy importante en su emprendimiento. Instagram y Facebook son las plataformas que más han proporcionado una visibilidad constante al producto. “Por ahora no quiero un local, ya que las redes funcionan muy bien. Tal vez a lo más llevar algún pedido a gabinetes o tiendas de diseño especializadas “.

 

 

Otros espacios que han sido importantes en la difusión de la marca han sido las ferias que tienen un plus, según Diana Franco y los conocedores, y ayudan mucho a las marcas nacientes. Por medio de estos eventos programados se puede llegar a un público específico logrando tejer redes de trabajo colaborativo, hacer contactos y crear nuevos emprendimientos.

 

 

De cara al futuro “Selvática” pretende extenderse y distribuir sus jardines partiendo desde Pereira hacia diferentes ciudades del territorio nacional. “Estoy buscando una forma más simple de transporte para las plantas. La idea es que no se maltraten en el camino”.

 

 

 

La relación con las plantas

 

“La naturaleza tiene alma y cada una de las plantas es la representación de esa alma” Afirma Diana Franco, ya que, según ella, cada planta tiene su forma de expresarse como los demás seres vivos y puede escuchar, percibir y sentir: “yo les hablo porque uno puede comunicarse con las plantas. Cada especie tiene su propia personalidad.  Una les va conociendo las características, si les gusta el sol, la luz, la sombra o si les gusta más el agua”.

 

Y resalta que en el jardín de “Selvática”, todas se ayudan.  “Cuando hay varias plantas juntas, ellas se ayudan, se comunican, crecen más bellas, y en el proceso personal las plantas tienen muchísimo para enseñarnos a los humanos”.

 

 

La relación de las personas con las plantas es sin duda todo un proceso terapéutico, porque un jardín enseña paciencia, perseverancia, humildad y ayuda a desarrollar la observación natural.  Es como volver a sorprenderse en los detalles, a enamorarse de ellos, específicamente de las formas, las texturas y los colores de las plantas.

 

“La casa que tiene plantas, tiene vida propia. Llegar a una casa con plantas es llegar a un lugar lleno de vida.”

 

 

 Selvática en el 2018

 

La visión de Diana Franco y de “Selvática” es continuar creciendo en comunidad y desde el jardín. Empezar a trabajar formatos más grandes, por ejemplo, jardines verticales, y así llenar mucho más de verde los espacios.

 

 

“Todo lo que he aprendido con “Selvática” no lo quiero dejar como algo personal, quiero realizar talleres de jardinería sobre cómo plantar y transplantar. Trabajar un Workshop, esa es una de las nuevas propuestas para el nuevo año”.

 

Las asesorías personalizadas es otra de las ofertas que “Selvática” podrá ofrecer en el 2018, según la necesidad del espacio, la decoración, la remodelación del jardín o la reinvención de cualquier espacio verde en cualquier hogar.

 

Processed with VSCO with preset

Hunter X Hunter, un cazador de emociones y aventuras para grandes y chicos

0

 


Al menos esto de “mundo de posibilidades infinitas” parece ser la intencionalidad de Yoshiro Togashi, el autor, al mostrarnos sus creaciones y recrear toda su animación en torno a esa idea, inspirado en su afición de entomólogo, coleccionista de objetos extraños, y creador en todo el sentido de la palabra.


 

 

hoy quiero hablarles de Hunter x Hunter, una serie animada para los amantes del manga y el comic, que llegó a Latinoamérica bajo el nombre de “Cazador X” y cuya historia e influencia ha marcado varias obras de la cultura popular dentro de este mismo género.

La importancia de esta serie radica en que empezó siendo un manga editado por la editorial Shueisha, y fue tal su acogida que se adaptó a una serie de anime producida por Nippon Animation alcanzando a ver la suma de 62 episodios para televisión y tres animaciones originales para cine. Además de una segunda adaptación elaborada por la productora Madhouse para la tele audiencia japonesa hasta el año 2014.

 

 

 

Entre los seguidores del manga y el anime, Hunter X Hunter es una pieza que no debe faltar y por eso se propone analizar algunos aspectos claves para entender su estructura, desarrollo y la magia que se propuso su creador Yoshihiro Togashi, que entre otras cosas se encuentra casado con Naoko Takeuchi, la creadora de la conocida serie Sailor Moon.

 

 

La obra de Yoshiro Togashi

 

Así entonces partiré diciendo a modo de crítica que es un error catalogar Hunter X Hunter como un Shōnen infantil de estructura clásica. Es cierto que esta tiene ingredientes típicos del género, a saber, un protagonista fuerte, joven, ingenuo, noble y con una meta clara desde el inicio de la historia (receta que se ha trabajado en otros argumentos de historias Shōnen como Naruto, Yu-Gi-Oh, One Piece o Dragon Ball), pero esta serie va más allá de esta composición tradicional debido a su argumento sencillo que atrapa rápidamente a sus seguidores.

 

En esencia es la historia de un niño de doce años llamado Gon Freecss, que al perder a su padre decide buscarlo convirtiéndose en “cazador” y en cuyo camino y propósito encuentra a tres amigos más que lo acompañan en sus aventuras, Leorio, Kurapika y Killua. Así empieza todo.

 

 

Por lo que se puede afirmar que esta serie, adaptada en 1999 y 2001, y producida por Nippon Animation, no posee características típicas del Shōnen sino que en realidad este puso las reglas acerca de cómo contar las historias en este género y con su técnica artística introdujo el “impresionismo” en las viñetas y posteriormente en las elaboradas secuencias para vídeo.

 

Ver:Mariana Castaño, el dibujo como vocación que se cultiva desde temprana edad

 

Un mundo enorme

 

Hunter x Hunter nos presenta un mundo descomunal lleno de secretos, criaturas, misterios, ruinas antiguas y organizaciones con intereses particulares que según el momento pueden ser los antagonistas o aliados en la historia. Dando pie a un mundo de posibilidades infinitas descubiertas al lado de Gon Freecss, el hijo del legendario cazador Ging Freecss.

 

 

Al menos esto de “mundo de posibilidades infinitas” parece ser la intencionalidad de Yoshiro Togashi, el autor, al mostrarnos sus creaciones y recrear toda su animación en torno a esa idea, inspirado, seguro, en su afición de entomólogo, coleccionista de objetos extraños, y creador en todo el sentido de la palabra, porque incluso inventó un abecedario del extinto idioma Hiragana, casi “extraterrestre”.

 

 

Cualquiera que se introduzca al género manga se dará cuenta rápidamente que estas aventuras deslumbrantes mostradas en Hunter X Hunter son apenas es el comienzo de una serie animada que promete.

 

La gran telaraña

 

Togashi definitivamente ha demostrado que no teme a experimentar, y eso nos queda claro al ver la enorme cantidad de personajes que toman parte de la historia, dedicando tiempo suficiente al desarrollo particular de cada una y sus circunstancias, además de las tramas que pueden desarrollarse en simultáneo, explorando toda clase de temáticas, desde un videojuego mágico casi imposible de conseguir hasta tener que enfrentarse a una crisis ambiental.

 

 

 

Para ser aparentemente una obra de tinte infantil (y ya aclaramos que posee la estructura, pero no es una serie de este tipo) el autor pone en gran estima el valor de la amistad y el trabajo duro para progresar y vencer. Y esto se comprueba en las circunstancias tétricas en las que se ve envuelto el adolescente protagonista de Hunter X Hunter y los momentos que rayan el horror visceral, así como situaciones que llegan incluso al extremo de causar lágrimas al espectador.

 

 

Madhouse lo consiguió

 

En su adaptación al anime en el año 2011, Madhouse, el estudio a cargo de la animación y el proceso de producción, (que se hizo cargo en su momento de “Sakura, Cazadora de Cartas”, “Metropolis” y otras) consiguió reunir un gran equipo de trabajo, que de la mano directriz de Hiroshi Kojina, Jun Maekawa como guionista y Takahiro Yoshimatsu como diseñador de personajes, consiguió acercarnos un poco más al mundo de Hunter x Hunter.

 

 

Este trabajo animado versó en batallas y planos con la misma calidad y secuencia, banda sonora bien ensamblada, escenarios pintorescos, además de las gráficas bien trazada de los personajes. El estudio japonés llevó a cabo un gran trabajo técnico y digital.

 

 

Ver:Javier Mariscal, un diseñador de múltiples trazos y colores.

 

 

Entonces…. ¿por qué ver Hunter x Hunter?

 

Esta es una pregunta que se puede responder según la motivación de aquellos que buscan buen manga o anime, porque Hunter x Hunter es un Shōnen que no teme a ser Shōnen y tampoco teme a experimentar e intentar cosas nuevas dentro del género. Esta, sin duda, es una historia animada llena de personajes carismáticos que pueden amarse u odiarse por igual. Cada arco logra crear emoción, incluso en los momentos más lentos consigue hacer desesperar en tan solo 60 segundos (en el capítulo 305 del manga, Gon vence al rey de las Hormigas Quimera Meruem) e inclusive es capaz de crear ansiedad, pero todo dentro del marco de un buen anime para disfrutar solo o en grupo, y si no me cree por mi texto, creedme por mis buenos nervios y ansiedades.

 

 

A propósito, ustedes ¿ya vieron Hunter x Hunter?

 

10 de bandas de rock psicodélico que debes conocer antes de finalizar el año

0

 


“la única gente que me interesa es la gente que está loca por vivir, loca de hablar, loca de salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, si no que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas.”

Jim Morrison


 

En este Top 10 quiero mostrar bandas que están volviendo a ser oídas en pleno siglo XXI.  Me refiero a bandas psicodélicas que tuvieron y tienen una gran influencia dentro de otro género como el rock.

En esta lista, cuidadosamente preparada, se van a excluir agrupaciones famosas y reconocidas como “The Doors”, “Pink Floyd”, “The Beatles” y otras, ya que la intención es presentar grupos musicales poco conocidos, pero de gran importancia, que seguro van a gustarle al punto de querer oírlas.

 

Número 10: Temples

 

 

Originaria de Kettering (Reino Unido), integrada principalmente por el vocalista y guitarrista James Edward Bagshaw y el bajista Thomas Edison Walmsley.

Esta agrupación es una mezcla de Indie pop y rock, con una combinación espontánea de sonidos alternativos acompañada de instrumentos sintetizadores. Se dieron a conocer gracias a la plataforma de videos Youtube y la red social Tumblr, y esto debido a que el vocalista subía sus producciones a Internet animando con esto a los demás integrantes y llevando a un gran público nuevos conceptos de música juvenil.

 

Ver/Oír  la canción

 

 

 

 

 

Número 9: Tame Impala

 

 

Una de las bandas favoritas de este Top 10, es Tame Impala. Agrupación que se conformó en Perth, una ciudad al nordeste de Australia en el año 2007, como un proyecto de grabación casera, promovido por el vocalista principal Kevin Parker.

Los demás integrantes de esta banda como Jay Watson (sintetizadores, voz, guitarra), Dominic Simper (guitarra, sintetizador), Cam Avery (bajo) y Julien Barbagallo (batería, coros), también se animaron a proponer ideas experimentales dentro del grupo, anexando instrumentos como el Phasing (procesador electrónico), efectos de sonido Delay y tonos Fuzz (distorsión y saturación del audio).

Actualmente es una de las bandas más influyentes, ganándose un disco de platino J Award en el año 2012 con “Lonerism”, el mejor álbum australiano del Año. Además, fueron nominación al Grammy Award como mejor grupo de música alternativa.

 

Ver/Oír  la canción

 

 

Número 8: The Moody Blues

 

 

Banda originaria del Reino Unido (Inglaterra), comenzaron sus proyectos en el año 1967 con el primer vocal Denny Laine, y con el segundo y más famoso trabajo “Days of Future Passed”, que los catapultó como una de las bandas más influentes de la historia.

Se caracterizan por mezclar la poesía de la “Generación beat” (Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William S. Burroughs y más) con sonidos eléctricos. Afortunadamente para sus amantes y fans, continúan hasta el día de hoy produciendo nuevos sonidos, confirmado por la ascendente venta de más de 55 millones de álbumes en todo el mundo.

 

 

Ver/Oír  la canción

 

 

 

Número 7: 13th Floor Elevators

 

 

Fue una banda formada en Austin –Texas (Estados Unidos), por el guitarrista y vocalista Roky Erickson y el guitarrista Stacy Sutherland. Esta agrupación estuvo vigente desde el año 1965 hasta 1969 cuando finalizaron. Sin embargo, por motivos personales se volvieron a reencontrar para hacer shows particulares sin producir nuevos álbumes hasta ese momento.

Su música psicodélica, llena de vibras y sonidos electrizantes, fue una propuesta artística de altura, que incluso hizo parte de la cultura Hippie en los Estados Unidos, y hoy en día es una fuente de inspiración para muchos nuevos artistas.

 

 

Ver/Oír  la canción

 

 

 

 

 

Número 6: Aphrodite’s Child

 

 

 

Fue un grupo musical nacido en Grecia, pero fundado en Francia en el año de 1968 hasta el año 1977.  Conformada originalmente por Vangelis Papathanassiou (teclados), Demis Roussos (bajo y voces) y Loukas Sideras (percusión y voces).

El éxito que fue un hit, y que los catapultó en la cima de la fama inmediatamente, se llamó “The 4 Horsemen” del álbum titulado “666” emitido en 1970.  Esta canción se basa en el relato de los 4 jinetes del apocalipsis bíblico, donde describen de manera magistral, físicamente cada jinete y sus aterradores componentes.

Elevando su ritmo a un nivel conceptual lleno de símbolos, ocultismo religioso, progresivo y por supuesto psicodélico.  Aphrodite’s Child es una banda de culto que pocos conocen, pero que ha influenciado a generaciones musicales dentro y fuera de Europa.

 

 

Ver/Oír  la canción

 

 

 

 

 

Número 5: Jefferson Airplane

 

Banda Estadounidense originaria de San Francisco- California a finales de los años 60, fue una de las agrupaciones pioneras del rock psicodélico que marcó gran parte del mundo musical con su melódica y extraordinaria música. Entre sus filas contó con una de las mejores vocalistas femenina dentro de la historia del Rock, Grace Slick

Fue tanta su influencia dentro de Estados Unidos, que en la guerra de Vietnam (1955-1975) se escogió su canción “Somebody To Love” como un himno de inspiración y reconciliación entre los dos pueblos.

Poco tiempo después, la famosa revista Rolling Stone incluyó esta canción en el puesto número 274 de su lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos.

Esta banda permaneció, permanece y permanecerán en nuestras vidas cotidianas.

 

 

Ver/Oír  la canción

 

 

 

 

 

Número 4: The Sacred Mushroom

 

 

Esta banda es muy peculiar, uso el término debido a que no hay mucha información (ni siquiera en internet) y que, por cierto, la que existe es demasiado escasa y dudosa.

Según fuentes confiables, fue una banda que se inició en Ohio-Estados Unidos en el año de 1960 hasta 1968.  Curiosamente todos los integrantes fallecieron finalizando 1969, según se cree, luego de ser reclutados para la guerra de Vietnam.

 

Esta es una información no confirmada, ya que se desconoce el por qué y el cómo de tal reclutamiento. Lo único que se conserva de esta banda es el recuerdo de sus vidas personales, que en esencia es la música misma que lograron crear.

Solo lanzaron un álbum que lleva el mismo nombre de la agrupación: “Sacred Mushrooms”.

 

 

Ver/Oír  la canción

 

 

 

 

 

Número 3: Shocking Blue

 

Banda originaria de La Haya (Paises Bajos) en el año 1967.  Fundada por Robbie van Leeuwen, Fred de Wilde, Klassje van der Wal y Cornelious van der Beek.  Fred de Wilde, vocalista masculino seria reemplazado con el tiempo por Mariska Veres, convirtiéndose esta en la vocal principal de la agrupación.  El grupo terminó en 1974.

Su incursión musical se convirtió en un referente del movimiento contracultural del momento, y crecieron paulatinamente gracias a la canción “Venus”, que fue la más sonada, incluso dos años consecutivos conservando el puesto número 1 en la lista de los Hot 100 de la revista musical Billboard.

Sus canciones conservan una calidad melodiosa y poética con ritmos suaves. Sonidos tan relajantes que generan sensaciones positivas en momentos tediosos.

 

Ver/Oír  la canción

 

 

 

 

 

Número 2:  El Reloj

 

Se originó oficialmente en Rosario (Argentina) en el año 1971 por el fundador y baterista Juan ‘Locomotora’ Esposito, que lastimosamente falleció en el año 2016. Aunque un año antes de la fundación formal, en 1970, el bajista Eduardo Frezza y el guitarrista Fernando “Willy” Gardi, emprendieron la idea de formar una banda de rock.

Fue una de las bandas pioneras del Heavy Metal Argentino en los años 70. Empresa musical que inspiró muchas otras bandas que emergieron en esa misma época e influenciaron a otras agrupaciones en toda Latinoamérica.

Fusionaron sonidos de Hard Rock, Rock Sinfónico y Rock progresivo.

 

 

Ver/Oír  la canción

 

 

 

 

 

Número 1: Génesis:

 

Esta agrupación 100% colombiana fue y será uno de los referentes en la historia del rock colombiano.

Se originaron en una comunidad hippie localizada junto al monasterio de monjes Benedictinos en Usme, distrito capital, en el año 1972 hasta 1992.  Humberto Monrroy, ex integrante de Los Speakers, empezó a experimentar con sonidos nuevos y gracias a sus creaciones y propuestas se iniciaron otras agrupaciones de rock en Colombia. Monrroy es considerado un pionero de este abundante, incomprensible y hermoso género musical.

Está banda está en el puesto número 1 no solo porque es originaria de nuestro país, si no por mezclar música folclórica colombiana de la zona andina y la costa caribeña, sin perder la esencia del rock psicodélico que proponían.

Gracias a esta agrupación tenemos buen rock colombiano y sinceramente esto si es una buena droga auditiva.

 

 

Ver/Oír  la canción

 

 

 

 

 

Ver:De bruces a la sima: el punk en Colombia contado desde sus raíces.

Rojor, el grafitero que estampa su mensaje por medio del estilo, las figuras y los colores en los muros de la ciudad

0


Lo interesante es que Rojor y los demás grafiteros de la ciudad están llevando a cabo este arte de rayar las paredes con maestría y profesionalidad


 

 

 

 

 

 

El primer graffiti es como el primer amor, nunca se olvida. Y Julián Muñoz, de 30 años, apodado desde la época del colegio como “Rojo” por su cabello de gitano, está enamorado del graffiti y recuerda su primera experiencia como dibujante debajo de un puente, o mejor, bajo el puente de Turín, donde en el año 2002 en una actitud aficionada decide, junto con siete amigos más, rayar esta estructura abandonada y escondida de la vía principal.

 

 

 

Y lo que parece un éxito, ya que alcanza a terminar su trabajo para mirarlo de lejos, pronto se ve interrumpido por dos camionetas que frenan en seco, desde donde se bajan casi una docena de policías judiciales vestidos de civil y se los llevan esposados hasta el CAI de la ciudadela Cuba.

La gente pensó que estábamos poniendo una bomba bajo el puente. Y llamaron a la policía.

 

 

 

Luego, comenta, los dejarían libres por sobrecupo en las pequeñas celdas de 2 por 2 apiñadas de jóvenes y después de un mediano interrogatorio y una pequeña amonestación. Julián recuerda este incidente entre sonrisas y frotándose las manos, y afirma que en ninguna forma este suceso lo desanimaría a continuar con el arte del dibujo callejero, ya que desde ahí entendió el poder social de graffiti, a sabiendas que de transgredir un muro podía acarrearle consecuencias legales.

―Una ciudad de muros limpios es una ciudad muda, sin vida.

 

 

Afirma. Y así desde hace 10 años decide tomar el arte del graffiti en serio. Decisión que en cierta forma lo configura como el artista que ahora es, después de estudiar Diseño Industrial en la Universidad Católica de Pereira, además del recorrido y la experiencia que ha ganado poco a poco gracias a la calidad y el progreso de su técnica de pintar con aerosol.

 

 

Ver:Muros para la cultura

 

Pausa y Play

Sin embargo, sus comienzos, como los de cualquier profesión, no estuvieron exentos de una lucha sin cuartel por aprender. Eran los años 90 cuando el internet aún llegaba por modem, y la única forma de iniciarse en el graffiti era por video, que compraba, reproducía y pausaba rápidamente para copiar estilos. También los fanzines capitalinos como “Aeropiratas” que adquiría con emoción para observar el arte urbano bogotano de figuras y estilos bien trabajados en muros, trenes abandonados y edificios, derivados del Scracht neoyorkino que llegaba al país junto con el Hip Hop y el breakdance por esa época.

 

 

En la búsqueda de una identidad y un estilo propio, decide agregarle una letra más a su apodo empezando a llamarse Rojor para formar así un palíndromo, que, en cierta forma, dice, hace juego con la simetría de mis creaciones. Porque hace 10 años atrás, es decir, de 20 años de edad, y siendo estudiante del colegio Deogracias Cardona, ya coqueteaba con el comic, la ilustración y el arte de tatuar. Y sería cuestión de tiempo el encontrarse con su verdadera y final pasión: grafitear y pasearse por la ciudad viendo muros como cuadernos para querer rayarlos con su arte.

 

 

 

Influencia temprana

Y en este camino que elije como vocación, tendría como influencia en el arte de rayar, a Chávez, o Vez, como firma este artista y amigo, que le daría consejos importantes y le mostraría su técnica de tratar con el aerosol, los trazos, las sombras y el amor a los espacios.

Y como buen discípulo transcendería hasta alcanzar su propia madurez, y esto reflejado en sus etapas como artista: primero con letras o stencil, que perfeccionaría en las llamadas “guerras de estilos”, cuyo concurso se mide por escoger el mejor lugar, usar variedad de colores y la técnica propia empleada; luego el comic, los personajes que decide anexar a los muros, y finalmente el realismo y surrealismo que ahora trabaja con temáticas de actualidad como la naturaleza, la ecología y los semblantes indígenas autóctonos.

― El graffiti siempre ha estado presente en la historia. Lo que se ve en la ciudad, en los muros es una radiografía de lo que está pasando en el momento.

 

 

Primer grafo

De ahí que uno de sus primeros murales, que se enorgullece de haber pintado solo, es el que llama “Hellboy”, un personaje de Dark Horse Comic, también apodado “El Rojo”, y estampado cerca a la clínica Los Rosales por el parque El Lago de Pereira. Un dibujo emblemático y al que siempre regresa para ver de reojo y afirmar así su conciencia de ser uno de los grafiteros más importantes de la ciudad contextualizándose acorde a las temáticas del momento.

 

 

 

Y aunque su arte representado en letras o dibujos, que ahora mediado por el nuevo código de policía lo ha llevado a organizarse más solicitando los respectivos permisos del dueño del predio y de la administración municipal, dice algo especifico, es claro que el mensaje es el estilo.

 

 

Ver: Evocaciones del centro tradicional de Pereira

 

Así señala que uno de sus artistas favoritos fue un francés que visitó la ciudad de Pereira este año, apodado Mantra, que hizo un retrato de una indígena Emberá-Chamí en la carrera 5 con calle 20. Cuyo estilo le parece vital, y que técnicamente hablando le parece de calidad, elevado, según sus palabras, por la verticalidad del espacio.

― El público pereirano está en proceso de entender, leer y asimilar el graffiti como parte de las expresiones culturales de la ciudad.

 

 

Festival de los colores

Por eso el festival de arte “Pereira Querendona” fue, y es, clave para que la ciudadanía comprenda que una ciudad es más que cemento, paredes y estructuras. Festival que en su registro lleva dos ediciones; la primera enfocada en el fortalecimiento de la escena local dando oportunidad a los más jóvenes de mostrar su obra de calidad; el segundo con un enfoque más amplio porque formó parte del tour regional llamado “Policromía” donde participaron propuestas de ciudades como Armenia, Manizales, Cali y por supuesto, Pereira, la ciudad anfitriona.

 

 

 

Lo interesante es que Rojor y los demás grafiteros de la ciudad participaron de ciclos educativos, foros y apoyo a los nuevos y jóvenes promesas de la ilustración urbana. Y este arte de rayar las paredes, ahora llevado a cabo con maestría y profesionalidad, les ha permitido obtener más de 2000 metros cuadrados para pintar a sus anchas por la calle 12 bis, el enclave que desemboca en el nuevo puente El Barranquero.

Transformando un simple corredor vial en un lugar artístico que le cambió la cara a la ciudad, intentando que el arte expresado en esos largos muros, que van desde pájaros emblemáticos, alusiones a la vida, la paz, la hermandad, afecten de forma positiva a la gente.

―Se escogió esa avenida porque era una frontera invisible que divide La Circunvalar de otros barrios. Es decir, un lugar flotante, o como algunos lo llaman, “la parte de atrás”. Un espacio abandonado que pudo llegar a representar un peligro para los ciudadanos. El festival de arte “Pereira Querendona” propuso cambiar esa energía y convertirlo en un lugar transitable. Y lo logramos.

 

 

Y este artista urbano refrenda este éxito, ya que no participó solo en este importante evento, sino junto a otros artistas y la corporación KHUYAY, que redirigió magistralmente el trabajo comunitario a través del arte urbano.

 

 

Los materiales y últimos trabajos

Rojor usa como técnica base el aerosol y los vinilos. Y aunque no pinta restaurantes o lugares que ameritan otro tipo de publicidad, busca la forma de financiar su arte, aunque no se puede quejar. Uno de sus últimos trabajos fue un encargo de un colegio cristiano que le solicitó pintar algo alusivo a la biblia, a lo que en su estilo propio diseñó un gran mural que empieza desde el Big Ban, pasando por el jardín del Edén, hasta el tiempo presente cuando el hombre estrecha su mano, en señal de amistad, con la naturaleza.

 

 

Porque ahora está dedicado a lo ecológico, a pintar aves libres, escarabajos, arboles, y todo lo relacionado con lo amistoso al medio ambiente. Es la tendencia, y él la ha asimilado con maestría, incluso rayando un escarabajo en el famoso cine club Uno ubicado en la cra 9 entre calles 17 y 18.

 

 

Ver:  Simbiosis urbana: comunidades mixtas

 

 

Y sobre si alguien ha dañado o rayado alguno de sus trabajos, que se cuentan por docenas en toda la ciudad, responde:

― Dentro del graffiti hay códigos y jerarquías. Si alguien va a pintar encima de otro trabajo, que sea mejor. Este es un código a nivel mundial que trata del respeto por otros artistas.

 

 

Su mejor trabajo, sin duda, y en sus palabras, es el largo mural pintado cerca al terminal de transportes hacia la salida de Armenia. Es la producción más grande que he trabajado hasta ahora, porque es el espacio más grande, grafiteado en la ciudad. Y su orgullo, y sano orgullo, es que lo trabajo solo. Ya que esto representa en alguna forma, un catálogo de estilo, abierto, a la mirada y para memoria de la ciudad.