miércoles, junio 25, 2025
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Té blanco y rojo… dos tonos de una misma raíz (Camellia Sinensis)

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Descubre sus procesos, propiedades y beneficios para la salud. ¿Cuáles son los secretos  de esta bebida milenaria qué tanto nos gusta?


Té Blanco

 

Esta variedad de té es probablemente la más interesante de todas, ya que es la menos procesada. Está integrada por cogollos y hojas seleccionadas que se secan para obtener el producto final.

Como se ha oxidado levemente, la calidad nutricional es superior en muchos casos al té verde y rojo.

Los cultivos del té blanco se realizan especialmente en regiones cálidas, para que pueda crecer durante todo el año. Su origen reside en Oriente, concretamente en China. De hecho, era el favorito de la Dinastía Tang, con un coste elevado y difícilmente accesible.

 

 

El té blanco proviene de los brotes y hojas del varietal “Da Bai”, de la planta Camellia sinensis. Las hojas y brotes se dejan marchitar ligeramente antes de procesarlas brevemente para prevenir la oxidación durante la elaboración del té.

 

 

El nombre “té blanco” deriva de los hilillos blanco plateados de las hojas en la planta, dándole una apariencia de color blanquecino. El té blanco infusionado tiene un color de amarillo pálido a naranja,  pálido dependiendo del tipo y de la antigüedad.

 

 

El té blanco se ha empleado como medicina natural desde la antigüedad China. Hoy en día cuenta con  los beneficios más mencionados y conocidos  gracias a que es un té sin proceso, lo que garantiza que sus propiedades se mantengan al 100%.

Nos ayuda a combatir radicales libres (responsables del proceso de envejecimiento celular), capacidad para ayudar a bajar de peso a quien lo consume. Lógicamente, no bajas de peso milagrosamente, debes poner de tu parte mejorando tu alimentación y practicando algún ejercicio semanalmente.

Acelera  el metabolismo, por lo tanto, contribuye a quemar calorías más rápido. También ayuda a nivelar la presión arterial, proteger el corazón y reducir el riesgo de infartos al miocardio.

 

 

Té Puerh (Mal llamado Té rojo)

 

 

Le llaman El Té de los Emperadores, ya que su bebida se toma desde hace siglos, y forma parte de rituales milenarios y tradiciones orientales. Se trata de un té inusual, y proviene de la región de Pu’er de Yunnan, China, es el mayor productor de este  té en el mundo.

 

 

El proceso de fermentación de esta variedad de Camellia sinensis puede durar de 2 a 60 años en barricas de bambú, lo que hace que las hojas alcancen un color cobre y, por lo tanto, también la infusión.

 

 

El té pu-erh se adquiere en bolas compactas, “pasteles o tortas”, “nidos” y “ladrillos de té” que se deshacen para su preparación.

 

 

Este tipo de Té además de tener más de 8000 variedades, según su método de producción, lo podemos encontrar en dos presentaciones:  Puerh Raw (crudo) y Puerh Ripe (cocido), ambos con tonos de licor diferente y sabores característicos.

 

 

El puerh crudo o raw es fermentado de forma natural,  utiliza técnicas de producción totalmente tradicionales que datan de la dinastía Tang.

 

 

Tiene un color marrón-verdoso, incluso puede ser verde claro, con algunas yemas de color blanco, y es bastante duro.

Con los años va cambiando a un color marrón-cobrizo.

 

 

El Puerh cocido o Ripe también es fermentado en forma natural, pero en vez de cocerse  al vapor, se le pulveriza con agua, y se apila  en un recinto con temperatura y humedad controladas para inducir la fermentación de una manera más  rápida, y así obtener los resultados esperados en calidad de licor, color de la hebra y aroma.

 

 

Tiene un color marrón oscuro, suele ser más blando y con los años no cambia de color.

Dentro de las propiedades de este té están: su capacidad de ayudar a quemar grasa, estimula las funciones gástricas, y es un hepatoprotector (cuida el hígado), además de  prevenir infecciones.

 

 

En nuestra próxima nota aprenderemos más acerca del Té Oolon o té azul, y la poderosa aromática de Sudáfrica, Rooibos.

 

 


 

Inconsecuentes

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Sería una irresponsabilidad mayúscula permitir que la ampliación de la concesión de la doble calzada vía Pereira-Cerritos-La Victoria, se haga desconociendo la realidad más apremiante que vive la movilidad de ese sector estratégico de la ciudad.  


 

 

 

Hasta donde tengo noticia se sigue negociando en Bogotá la ampliación de la concesión de la doble calzada vía Pereira-Cerritos-La Victoria.  El proyecto en negociación está adaptado más a las necesidades del transporte de carga que puesto en el contexto de la realidad del desarrollo de la zona occidental de nuestra ciudad.

 

 

Es verdad que se requiere incluir en esta nueva concesión la conexión entre la vía Pacífico 3 (que va de La Pintada a la Felisa, y de allí a La Virginia) y Cerritos, y que para ello es necesario darle un manejo a los ingresos que se derivan del pago de los peajes existentes, evitando incluir en la nueva estructuración alguno adicional.

 

 

No obstante estas entendibles razones, cuya pretensión es no dejar desconectada a Pereira de los corredores estratégicos de la economía nacional, sería una irresponsabilidad mayúscula permitir que la actual concesión gire exclusivamente en ese propósito, desconociendo la realidad más apremiante que vive la movilidad de Cerritos.

La carretera que hoy conecta este importante sector de Pereira fue producto de la visión y el estado de desarrollo de la ciudad en los años noventa, cuando la zona estaba poblada por fincas de recreo y propiedades agrícolas de grandes extensiones.

 

 

Hoy, en esta misma área viven muchísimas personas en una mezcla de estratos y diferentes actividades que se relacionan entre una margen de la vía y la otra.  Muchos necesitan cruzar para acudir a sus lugares de trabajo, otros para tomar un transporte urbano o dirigirse a las escuelas ubicadas en el sector.

El hecho cierto, del cual no me cansaré de hablar en estas columnas, es que, semanalmente hay uno o varios accidentes.  Y esto no sucede necesariamente por imprudencia de conductores o peatones, sino por el inadecuado diseño de la vía para su uso actual.

 

 

La carretera existente es una línea, sin cruces, intersecciones, paraderos de buses, pasos peatonales y otras necesarias infraestructuras que requiere con urgencia para funcionar acorde con lo que hoy es: una avenida urbana.

¿Quién se conduele por los accidentados  y  los muertos? ¿Y por los tiempos de retraso y las dificultades que plantea el estado presente de esta ruta, en términos de competitividad para las muchas empresas, centros logísticos, locales y centros comerciales, que hoy en día cohabitan con los condominios campestres, edificios, urbanizaciones y demás?

 

 

¿Serán tan indolentes nuestros dirigentes de permitir que se amplíe una concesión que no incluya las obras complementarias que se necesitan con urgencia?

¿Dónde están hoy las autoridades de transporte (Área Metropolitana, Secretarías de Infraestructura y Movilidad), para regular los paraderos de buses, la velocidad, la invasión de las bermas o interesarse siquiera por poner, como salida de emergencia a una crisis que ya tiene proporciones catastróficas, unos pasos semaforizados?

 

 

Y, finalmente, ¿ya se concertó el proyecto de ampliación de la concesión con la oficina de Planeación Municipal, despacho que realmente debería estar al frente de estas gestiones?

Mientras tanto, ¿a quién o cuáles de nuestras autoridades les vamos haciendo notar que estamos hablando de muchos lesionados y muertos?

 


 

 

“La Purga”: cuando todos los delitos son posibles, incluso matar.

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Tricks with Treats


La Purga es el inicio de una trilogía, que muestra como en el futuro, en el país de las independencias y las libertades, sus próceres y padres, permitieron un día para asesinar.


Título original: The Purge
Estados Unidos, 2013, 85 min.
Director: James DeMonaco
Guión: James DeMonaco
Actores:  Ethan Hawke, Lena Headey, Max Burkholder, Adelaide Kane y Edwin Hodge
Género:   Ciencia ficción
Música: Nathan  Whitehead
Fotografía: Jacques Jouffret
Montaje: Peter Gvozdas

 

 

 

Tricks with Treats

 

Como sociedad existen elementos regulatorios. ¿Necesitaremos algún día decidir que la vida del otro ya no vale? Es el desafío protagónico de esta película. Desatar la furia que llevamos por dentro para alcanzar el equilibrio.

La Purga es el inicio de una trilogía que muestra como en el futuro, en el país de las independencias y las libertades, sus próceres y padres, permitieron un día para matar. Una licencia y un pasaporte en el que la ley la hace cualquiera, todo delito se encuentra permitido, incluso el de asesinar.

 

 

Se trata de una trama cuyos ejes perduran en nosotros. Es una muestra de la capacidad, y cierta obsesión por enfrentar los desafíos de la sociedad. De hecho, en tiempos de Halloween, los disfraces de purgadores vienen creciendo, y hasta parece no ser “descabellado”, instaurar un día con la ley de no tener leyes: una anarquía asistida.

Hablar de La Purga es común, y la trilogía se reconoce por la aldea global. El hecho es justificable: la ola de violencia, el incremento de hurtos, la imposibilidad de combatir el crimen, entre otros, encuentran un modo de ser “naturalizado”. Que como  ecosistema haya un equilibrio.

 

 

Eso supone la existencia de unos ejecutores. En la sociedad, dicen, el ser humano es violento y por eso es viable  dejar fluir esa “necesidad” de furia. Con un día para darle riendas, se “purga” el individuo y luego la sociedad donde vive. El resultado: se merman los índices de afectación del entorno. Es la manifestación de un estadio liberador y hasta supremo.

La bestia requiere soltarse. Es el turno de combatir lo que no funciona. Vienen, eso sí, las entelequias sobre el fenómeno: ¿a quiénes se purga? No desaparecen las clases sociales, y así unos pueden acceder a seguridad,  y estar más protegidos.

Otros, la mayoría, son el botín de un ritual, en donde la regulación de la vida  pone el caldo de cultivo en un sector. Aunque una que otra situación  establece que la bestia no pone su sello diferencial, y en cualquier escaño de poder o privilegio también encuentra su eco, eso sí, con menor frecuencia.

 

 

Existen muchas películas  donde el futuro distópico, y sin mucha esperanza, muestra relaciones transformadas por un detonante. Por ejemplo, El precio del mañana (2011), Los niños del hombre (2006) de Alfonso Cuarón,  Los sustitutos (2009), Elysium (2013).  En fin, el hecho es que La Purga se inserta en narrar una perspectiva de un mundo estable, uno  donde la violencia es la salida a la violencia y a los hechos de quebranto entre las personas.

Es un trasladarse a un plató donde el festín por la muerte, la venganza, el carnaval, el enmascaramiento, la purga como ceremonia son protagonistas. Es devolverse hacia la eliminación de uno de los ideales mayores de las sociedades: la vida.

 

 

Participar de ejecuciones “validadas” y promovidas por los padres de la patria es un fenómeno que a muchos les debe parecer  consecuente. De hecho, sin existir de modo legal, se lleva a cabo. Un ladrón, por ejemplo, puesto en la picota pública es “ajusticiado”, y el acto es masificado en redes como la prueba de que se ha hecho lo adecuado.

La Purga constituye un espejo donde muchos quieren reflejarse. Al verla, alguien puede inquietarse: ¿a quién le quitaría la vida usted si pudiera purgar?

Las variables del proceder dan cabida a muchas opciones: ¿con quién me asocio para delinquir? o ¿cómo resistir ante el desate de la bestia si no estoy de acuerdo?

Si se busca una vida digna y en equidad: ¿es posible sacar nuestra bestia para conseguir ese ideal?.

 


 

Radiografía política

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Se acercan las elecciones para Congreso y Presidente, en un país que no termina de digerir un escándalo cuando revienta otro, donde la institucionalidad está extraviada y la confianza ciudadana no encuentra figuras o entidades dónde depositarse.


 

 

 

Hay tal desorden institucional en Colombia, que el proceso político electoral que corre puede hacer surgir cualquier apuesta, cansados como estamos los ciudadanos de que no haya un solo organismo que genere confianza. Los partidos mucho menos.

En la página oficial del Partido Liberal está  colgada la foto de Juan Manuel Santos como el último presidente de ese partido, cuando la realidad es que fue elegido por una coalición que devino en Partido de la Unidad Nacional, la U.

 

Foto archivo particular
Foto archivo particular

 

Es como si le diera la pena al liberalismo aceptar que desde 1994 no tiene el poder real, muy a pesar de que tanto Álvaro Uribe como Juan Manuel Santos, fueron liberales primero, pero armaron toldo aparte.

Dicen que lo que empieza mal, termina mal.

El espectáculo de las últimas semanas del liberalismo, primero convenciendo a Humberto de la Calle para que acogiera nuevamente al partido, obviamente con la bandera de la paz,  y luego metiéndonos a los colombianos en una costosísima consulta (ahora dicen que no vale $85 mil millones sino $40 mil), para determinar si es el hombre de la paz de Santos o un hábil político como Juan Fernando Cristo, es lastimoso.

 

Foto archivo particular. Tomado de extra.com.co
Foto archivo particular. Tomado de extra.com.co

 

Y otro ex integrante del liberalismo, Germán Vargas Lleras, está recogiendo firmas para inscribirse, porque al partido que creó, Cambio Radical, no le cabe un prontuario más entre personas que avaló para las elecciones regionales y cargos públicos de primer orden.

No hemos escuchado una sola disculpa de los integrantes de ese partido, por la ‘cartelización’ que hicieron algunos de sus avalados  en contratos como los de la atención a los viejitos, los tratamientos para la hemofilia, entre otros.

Por los lados del Centro Democrático, el manejo personalista de esa colectividad en la figura del senador Álvaro Uribe, va a impedir seguramente que alguno de los precandidatos tenga alguna opción real de poder en las elecciones del próximo año, para las que podremos votar 35 millones 876 mil colombianos.

 

Foto archivo particular.
Foto archivo particular.

 

Los conservadores se apañan fácil con cualquiera que gane. Es un partido al que parece tenerle sin cuidado quién gane las elecciones, porque desde hace varias décadas controla muchos institutos descentralizados y organismos del orden nacional, y es mejor (parece) tener los puestos que los votos. Es su seguro.

La izquierda (la moderada) transita entre las aguas de la independencia, pero pareciéndose mucho a su archienemigo Uribe en el método, porque entre quienes están figurando hay mucho personalismo, mucho grito, pocos argumentos para convencer.

Ya desaprovecharon el discurso contra la corrupción, y no se van a meter demasiado en  los acuerdos políticos con la guerrilla porque los quema.

 

Foto Cristian Martinez. Tomado de HSB Noticias
Foto Cristian Martinez. Tomado de HSB Noticias

 

La figura de Sergio Fajardo, que comenzó ganadora, va diluyéndose entre las posibilidades de acuerdos para obtener votos, esquivos -por lo menos hasta ahora- para la izquierda.

Y la otra izquierda, la del partido de la flor, ya le hizo el fo hasta a Piedad Córdoba, quien casi se hace matar por sostener a las Farc dentro de la agenda pública colombiana e internacional.

Y al partido de las Farc desde su lanzamiento, ya se le notaron las grietas que deja el ego.

 

Foto archivo particular
Foto archivo particular

 

Una cosa es tener unidad de mando militar, no se discute, se ordena y se le hace caso a la jerarquía, y otra muy distinta, la civilidad donde se puede opinar abiertamente y estar o no de acuerdo con un liderazgo. No la tienen fácil.

Así se acercan las elecciones para Congreso y Presidente, en un país que no termina de digerir un escándalo cuando revienta otro, donde la institucionalidad está extraviada y la confianza ciudadana no encuentra figuras o entidades dónde depositarse.

 


 

 

Adrián Osorio, fundador de la “Roma” en Pereira: una casa tomada por los libros.

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Y  un día el espíritu de los libros empezó a tomarse, una  tras otra, las habitaciones de la casa: la sala de recibo, las alcobas, el comedor y los corredores.
Fue tanta la presión de ese montón de tomos  que un recordado árbol de guayaba que presidía el solar fue talado  en busca de más espacio.


Fotografías: Diego Val.  

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Esas obras maestras ignoradas

El escritor colombiano Gustavo Arango, profesor de la Universidad de Oneonta en Estados Unidos, recuerda con gratitud que una tarde de agosto, luego de participar como ponente en el Encuentro Nacional de Periodistas y Críticos de Cine, entró a curiosear  en las estanterías de la Librería Roma en el centro de Pereira y se tropezó con uno de  esos autores por completo ignorados que al final resultan ser auténticas joyas.

 

Se trataba de Humberto Rodríguez Espinosa, autor de una inquietante novela titulada El Laberinto, publicada por Seix Barral  dentro de la colección Nueva Narrativa Hispánica. La revelación fue el detonante de una larga pesquisa que llevó a Arango a entrevistar  a ese olvidado escritor en su apartamento de Bogotá.

 

La Roma, como se le conoce entre sus asiduos, es fuente constante de consulta para autores que llegan a la  capital de Risaralda en plan académico y no pueden sustraerse a la tentación de perderse en sus pasillos  hasta descubrir el brillo imprevisto de un título prometedor o la cubierta de un texto buscado durante años.

Autores como William Ospina, críticos como Luis Fernando Afanador o investigadores de la talla de Mariluz Vallejo han  salido de la librería con uno que otro tesoro bajo el brazo.

 

El responsable de todo eso es Adrián Osorio, un manizaleño que llegó a Pereira en 1995  en busca de fortuna y  acabó fundando una de las librerías de segunda mano  más reconocidas en el Eje Cafetero.

 

“Nací en una vereda de Manizales llamada  El Aventino y mi madre, que odiaba el campo, nos empujó a vivir en la capital. Quería que sus cuatro hijos siguiéramos  un camino distinto  al de nuestro padre, que si tenía alma de campesino. Así que desde los trece años empecé a trabajar como mensajero de un puesto de libros ubicado en la carrera veintitrés con calle veinticuatro.

 

En esa esquina se armaban grandes tertulias en las que se discutía sobre política y economía, pero sobre todo de autores locales, regionales y nacionales. Como siempre me  apasionaron los datos históricos empecé a enterarme de muchas cosas que me sirvieron bastante cuando  decidí   meterme de lleno en el mundo de los libros de segunda”.

Como tantos mensajeros de la época, Adrián realizaba su trabajo pedaleando una vieja bicicleta. Esa  rutina lo convertiría después  en ciclista de competencia que incluso llegó a representar  a la liga departamental en torneos regionales.

De  esos días heredó una austeridad que hasta hoy lo ha mantenido alejado del alcohol y el tabaco, dos hábitos frecuentes  en el mundo de la bohemia que suele acompañar- o al menos eso dice el estereotipo- a lectores y escritores.

Es decir, el mundo en que se mueve Adrián.

 

 

“Antes de radicarme de manera definitiva en Pereira, ya había realizado varios viajes en bicicleta  desde Manizales. Eso  era para mí un entrenamiento. Pero las visitas también  me habían permitido acercarme a una mirada en perspectiva  de las posibilidades que ofrecía la ciudad para el mercado del libro usado.

A diferencia de Manizales, que andaba sumida en una gran depresión económica, la capital de Risaralda vivía una especie de bonanza a la que no era ajeno el mundo del libro. Después de vivir una experiencia agridulce vendiendo libros en el Chocó, decidí asentarme en la ciudad y alquilé  en principio un local en esta casa donde alguna vez funcionó una sala de belleza.

 

Yo  contaba además con las enseñanzas recibidas durante mi trabajo en la Librería Palabras. Así que empecé con dos mil libros,  la mayoría de ellos  títulos escolares, además de una que otra novela. La respuesta de la gente fue tan buena que en muy poco tiempo el espacio se quedó corto y me tocó alquilar la casa entera.

Después de una dura negociación con la dueña, les pidió  la casa a los sastres que la ocupaban. El resto es historia conocida. Tenía razón el profesor  Jaime Ochoa cuando en una de  sus visitas a Manizales le compartí  mí proyecto  y sin dudarlo un instante me dijo que en Pereira estaba la oportunidad”.

 

Para hacerse a una idea del camino recorrido por la Librería Roma basta decir que en sus anaqueles reposan, en medio de un caos ordenado, alrededor de doscientos mil ejemplares que abarcan todos los géneros y materias. De sus estantes han salido libros  hacia países como Israel, Alemania, Estados Unidos, Rusia y Australia. Y un dato especial: los parientes de pereiranos presos  en cárceles de China, Japón y algunos países de África suelen comprar novelas para   que sus familiares acompañen sus largos días de agonía en las antípodas.

 

“Pero no es solo eso. Aquí han llegado ejemplares muy importantes que al final terminan en manos de coleccionistas. Podemos citar un libro religioso  editado en 1673 que fue vendido en la feria de  Bogotá. También  una biblia anglosajona de 1878  o el último libro editado antes de la revolución cubana por el gobierno de Fulgencio Batista en 1954”.

 

Pero el mayor orgullo de Adrián Osorio es un hijo de la tierra: el diario personal de don Emilio Correa Uribe, decano del periodismo en la región. En sus páginas uno puede seguir  los pasos de los visitantes ilustres de la ciudad durante cuatro décadas. Allí aparecen fotografías, firmas, ilustraciones y mensajes de gratitud escritos  por artistas, músicos, políticos, intelectuales y deportistas nacionales y extranjeros  que pasaron por Pereira. El diario se salvó por un pelo de haber terminado en la basura, pues llegó a la Roma en unas cajas destinadas al reciclaje.

Un azar afortunado hizo que Adrián escarbara entre los papeles y se encontrara con esa maravilla entre las manos.

Varias circunstancias contribuyeron a la prosperidad de este librero padre de tres hijos, amante de las frutas, y admirador de la música  de Los Graduados y  de las canciones del venezolano Pastor López. Entre ellas destacan su agudeza para identificar a vista de pájaro lo que la gente anda buscando.

El segundo factor se ubica en las sucesivas crisis  económicas que llevaron  a  muchas familias  a prescindir de sus bibliotecas y a  otras a recurrir a las librerías de viejo para suplir  las necesidades escolares de sus integrantes.

Aunque también debemos mencionar otros factores:  

 

Los patriarcas devotos de los libros que le dejaron en herencia enormes  y bien todas bibliotecas a una descendencia  para nada interesada en la lectura.

A eso se suman las  parejas en trance de separación.

O el simple  trasteo de una vivienda grande a un apartamento pequeño.

O  un viaje al extranjero.

En cualquiera de los casos nadie quiere quedarse con los libros.

Y allí siempre ha estado Adrián para sacarlos del problema. Mediante lo que él llama una negociación razonable se ha hecho con colecciones en las que, de vez en cuando, aparece un incunable o  un documento  invaluable  como los mencionados más atrás.

 

A modo de  bazar

“En la librería el visitante encuentra de todo: obras maestras, libros de consulta, textos de estudio, obras de autosuperación, vidas de santos, vidas de herejes, viejas cartillas escolares, enciclopedias, monografías, libros técnicos, revistas. Mejor dicho, lo que necesite todo aquél que tenga alguna clase de inquietud relacionada con la lectura. Y   todo a  precios que están al alcance de los bolsillos más modestos”.

Adrián habla rápido, porque siempre está a punto de salir en busca de una colección. No por casualidad tuvo  que crear una pequeña y efectiva flotilla de transportes para recoger y distribuir libros en distintos lugares de la región.

“Pero no solo se trata de vender y comprar  libros. Para mí  es muy  importante aportar a las actividades culturales de la región y el país. Por eso realizamos tertulias con los autores que llegan como invitados a Pereira. Por aquí han pasado William Ospina y Héctor Abad Faciolince. También hacemos presencia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá y en otras de  carácter regional.

 

No contentos con eso, en la actualidad ejecutamos un convenio llamado Librotones, del que forma parte la librería, en conjunto con la gobernación y Comfamiliar Risaralda.  A través de esa propuesta llegamos a cincuenta y dos veredas y corregimientos de Risaralda. La idea es desarrollar acciones de promoción de lectura y dejar plantada la semilla de una biblioteca rural.

Para esto último La Roma aporta trescientos libros por cada biblioteca. De esa manera contribuimos a mejorar las condiciones de vida de quienes habitan en lugares apartados.”

 

Casa tomada

 

Al principio, quienes transitaban cada día por la calle veintiuno entre carreras quinta y sexta de Pereira veían sin mucho interés unas vitrinas  en  las que destacaban  los títulos de libros y cartillas escolares: el Álgebra de Baldor, los principios de geometría, la geografía de Colombia  y Lecciones de Historia. Entre unos y otros se encontraban El vendedor más grande  del mundo, Cómo ganar amigos e influir en las personas  y otras fórmulas parecidas.

Y  un día el espíritu de los libros empezó a tomarse, una  tras otra, las habitaciones de la casa: la sala de recibo, las alcobas, el comedor y los corredores.  Fue tanta la presión de ese montón de tomos  que un recordado árbol de guayaba que presidía el solar fue talado  en busca de más espacio.

 

Además, se necesitaba un lugar para emprender una tarea inaplazable: la restauración de libros. De tanto circular de mano en mano, o luego de muchas décadas de permanecer en los anaqueles a merced del polvo esos viejos venerables precisan de asistencia clínica. Un par de manos amorosas y una mezcla de materiales adecuados los devuelven a la vida.

Don Héctor Duque es  el experto encargado   de esa parte.

 

Buenos cómplices.

“Pequeñas sociedades” llaman en el lenguaje del fútbol a esas complicidades en las  que un jugador se encarga de  tejer los pases y otro convierte los goles. En el caso de la Librería Roma esa pareja la conformaban hasta hace unas semanas Adrián y su hermano Pablo. Licenciado en Español y Literatura, este último ha desarrollado  la facultad de atender a varios clientes  a la vez y responder  a las inquietudes de todos.

 

Una señora entrada en los setenta pregunta por el más reciente libro de Pablo Coelho. Un hombre flaco de rostro avinagrado inquiere por un tratado de ocultismo. Una jovencita llena de tatuajes busca un libro de cuentos de Andrés Caicedo y una dama  de lentes oscuros persigue un ejemplar del último premio Nobel de literatura. Lector  minucioso, Pablo calibra cada una de las necesidades y al final responde, diplomático, que si  no está  se le consigue. De esta parte del trabajo se encargará Adrián con  la paciencia de un frecuentador de guacas. Después de todo su oficio tiene mucho que ver con la arqueología.

 

“Pablo decidió irse a buscar otros rumbos. Pero debo reconocer que yo puedo hacer  todas las gestiones externas pero era  él   quien orientaba al equipo de personas que atienden la librería. Mi hermano escucha el nombre de un autor y de inmediato piensa en el género: poesía, novela, cuento, ensayo, historia, biología, técnica. Tiene una especie de radar en la cabeza que le permite identificar el campo exacto donde se ubican las necesidades de los clientes.”.

 

Oficio de difuntos

Adrián Osorio cultiva una pasión secreta. Cuando le queda tiempo se consagra a  pasar las páginas de los libros con una curiosidad afinada a lo largo de los años. Un día  sí y otro también los prodigios saltan ante sus ojos: la  fotografía de un matrimonio celebrado en tiempos de la segunda guerra mundial; la postal remitida desde Estocolmo por un ingeniero devastado por la nostalgia; el telegrama enamorado de un muchacho que se fue a probar suerte  al otro lado del mundo; un carnet para ejercer la prostitución fechado en 1936; cartas de suicidas; promesas de amor eterno escritas con sangre en una servilleta; los pétalos disecados de una flor cortada hace medio siglo y hasta mechones de pelo conservados como prueba de un amor que se desvaneció en el olvido.

 

Dedicado a esa cacería de reliquias, se olvida por unos momentos de sus afanes diarios y se convence de que los libros tienen también otras vidas que van mucho más allá de lo escrito en sus páginas.

 

 

Conoce librerías de viejo en Perú:

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Mariana Castaño, el dibujo como vocación que se cultiva desde temprana edad.

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A los 5 años hizo sus primeros dibujos. Actualmente estudia Química en la Universidad Tecnológica de Pereira, y es una apasionada de la  entomología, lo que le permite complementar los aspectos y trazos  que ha buscado imprimir en sus creaciones.


Fotografías: Diego Val.

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Aún no se ha elaborado una historia del arte gráfico y visual en Pereira. Y no es que carezcamos de dibujantes, grafiteros o caricaturistas, al contrario, los tenemos a granel. Una de ellas es Mariana Castaño Mejía, una joven promesa cuya pasión por el dibujo la ha llevado a entregarse por completo a ese bello arte de trazar, graficar ideas y crear imágenes con la intención de llevar un mensaje, o simplemente  deleitar con su imaginación.

 

 

Comenzó  a plasmar sus dibujos desde los 5 años, o desde que tuvo uso de razón. Así la enamoraron los colores, la representación de las formas. Así empieza el recorrido de crear, imaginar, plasmar caricaturas, que pronto son aceptadas por el público al que llega.

Y aunque la línea directriz de su vida es el cómic, ella también es productora de efectos dentro del grupo de cine independiente Bloody Shotgun.

Nos entrevistamos en pleno corazón de la ciudad, y allí me dejó en claro que dibujar no es un pasatiempo sino una vocación.

 

 

¿Por qué haces cómic, qué sientes, por qué te decidiste a dibujar?

 

M.C: El cómic me hace feliz. Me gusta satirizar eventos actuales viéndolos desde un punto de vista diferente de los caricaturistas actuales. No van dirigidos hacia las personas sino hacia las acciones generales.  Me metí de llenó cuando estaba en el colegio La Enseñanza y después que participé en el año 2009 en un evento departamental sobre dibujo con el que gané. Era un cómic sencillo sobre madera, un hippie con una maleta dentro de un paisaje. Causó una gran impresión y salí seleccionada.

 

Foto archivo particular
Foto archivo particular

 

¿Ves el cómic como un pasatiempo o una vocación?

 

M.C: Es una vocación. Siento que tengo una gran responsabilidad con el cómic. El hecho de publicar en varios lugares exige que me entregue de lleno a lo que me gusta mucho.

 

 

¿Qué técnicas usas?

 

M.C: Utilizo técnicas digitales. Pero empecé dibujando con Sharpie, escaneaba y luego lo pintaba en Photoshop. Juego con el Pop Art, sobre madera y lienzo. También la técnica mixta, especialmente cuando hago geometrías, trazos y hago incrustaciones en mis creaciones.  De repente no saben, pero trabajo también la caligrafía artística, prefiero las fuentes itálica, carolingia y gótica. En cuanto al formato uso todos los tamaños, desde pequeños hasta muy  grandes. No hay límite.  

 

Foto archivo particular
Foto archivo particular

 

¿Alguien te ha reclamado sobre tus imágenes, alguna polémica?

 

M.C: Alguien censuró una palabra de un diálogo en una viñeta cuando envié una imagen a una revista de la ciudad. Es entendible porque hay palabras que deben ser moderadas para cierto público. Y también en las redes sociales cuando publiqué un dibujo de humor negro tuve una discusión con el caricaturista  Vladdo. En fin, gajes del oficio.

 

¿Qué caricaturista te inspira?

 

M.C: En Pereira a Julio César González, Matador. He estado en sus exposiciones, conversatorios, muestras. Me parece muy buen caricaturista para temas comerciales. Tiene la capacidad de usar hechos políticos recientes para crear. Es un caricaturista en caliente. Es excelente. Eso me parece bien. Su ilustración me gusta porque es simple y demuestra bien el mensaje.

 

 

 

¿Cuál es su mejor dibujo?

 

M.C: Hay uno que siempre he trabajado, pero debido a que cambio de temas y técnicas lo tengo en proceso. Prefiero reservármelo. Será mi gran creación, y cuando lo enseñe, la gente comprenderá porque trabajé tan despacio. Pero hay otro que me gusta mucho y es un escarabajo con alas abiertas que tiene un círculo en el centro.  Es un símbolo de mitología egipcia y representa mi amor por la entomología, en especial por los coleópteros. Ciencia que me ha fascinado toda la vida.

 

 

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Estudias Química en la UTP ¿Por qué te decidiste por esta carrera?

 

M.C: Siempre me ha llamado la atención los temas de biología, química, entomología, arte. Yo estudio Química debido a mi afición por el programa de televisión Breaking Bad. Desde ahí empezó a gustarme la materia y era muy buena en el colegio. Incluso, mis compañeros me pagaban por hacerle sus trabajos y tuve un buen año haciendo dinero. Ahora estoy en sexto semestre y cada vez siento que esto es para mí. Aunque inicialmente pensaba estudiar artes visuales o algo relacionado, porque también deseaba ser tatuadora.

 

 

 

Muy bien por tus sueños, y ya a nivel personal, íntimo ¿Tienes mascotas?

 

M.C: Si. Dos boas, dos Ajolotes, dos tarántulas, una cucaracha de Madagascar y un perrito. Las tarántulas se llaman Lisa y Salem; Salem es una Pterinochilus Murinus de Tanzania y Lisa es una Grammostola Rosea de Sudamérica. Las boas son Demons  y Terminator. La cucaracha es Vicente, pero su nombre es Vicent Price como el personaje creado por Edgar Allan Poe.

 

Foto archivo particular
Foto archivo particular

 

Por último ¿dónde has publicado, o dónde podemos ver más de tu trabajo artístico?

M.C: Después del éxito que obtuve en el colegio en el 2009 inicié exponiendo mis dibujos en centros comerciales, Parque Arboleda, Pereira Plaza, Unicentro, el Club de Comercio de la Circunvalar, entre otros.

En  revistas, en los anteriores periódicos La Tarde y  El Diario del Otún, en los portales web Con la Oreja Roja y Tras la Cola de la Rata.  Y mi portafolio de trabajos está en mccomics.wixsite.com/mccomics , allí encontrarán mis estilos y las categorías de caricaturas que he manejado.

 

 

Mariana, queremos desearte muchos éxitos en tu carrera. Y esperamos que seas un nuevo referente femenino en materia de caricatura para exportar.

Gracias a ustedes. Y hasta la próxima.

 

Foto archivo particular
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El ponche de las mil esencias.

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 Javier Cardona lleva cerca de 3 años vendiendo  ponche en las calles del municipio de La Virginia, Risaralda. A diario, como un obsesivo alquimista, modifica fórmulas en búsqueda del cóctel perfecto para visitantes y habitantes del pueblo.

Usa por lo menos 30 aditivos, desde el maní hasta el licor pasando por una amplia gama de confites, tipos de leche y otras bebidas.
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Muchos poncheros quedan todavía en la Región Cafetera, pero su bebida ya es famosa por la variedad de esencias y sabores.
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Esta es su historia.
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La historia del hombre para quien el vinilo nunca dejó de rodar.

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 En esta nueva serie llamada #RayaPorElObjeto exploraremos el mundo de los coleccionistas, sus pasiones y obsesiones por los objetos, las sonrisas y sueños que han acumulado durante años y años de búsquedas.


 

 

 

Comenzamos con el vinilo y la #Historia de Camilo de Mendoza, un melómano empedernido cuya obsesión por los vinilos lo llevó a crear en Bogotá, su tierra natal, una de las tiendas más prestigiosas para conseguir todo lo relacionado con este formato musical.

 

“Tornamesa”, ubicado en una casona antigua en la Zona G, donde la música también se escucha a ritmo de aguja.

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3 cosas esenciales que debes saber sobre el café que consumes en una Tienda de Café Especial

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Descubra la manera más práctica y acertada de lograr una experiencia sensorial maravillosa.


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Las dinámicas de consumo de café han cambiado y siguen evolucionando. Ya no es tan complejo encontrar un lugar donde te sirvan un buen café.

Una buena manera de motivar que se siga expandiendo la apuesta por la calidad de esta deliciosa bebida en los lugares que frecuentamos para consumirla, es mostrando interés por el producto  que se utiliza para las preparaciones.

Aquí tres cuestiones básicas que puedes indagar sobre el Café Especial de tu preferencia, o que estás a punto de probar:

 

 

Origen del café

Sea origen finca o  regional, es importante para un amante del buen café poder tener la oportunidad de conocer el tipo de grano y la procedencia del mismo, ya que esta variable guarda relación estrecha con la experiencia sensorial que brinda la bebida.

Esta información nos embarca en una aventura tras el descubrimiento de los aromas y sabores que esconde Colombia tras una taza de Café.

 

 

Ya sea mediante un impreso, un tablero, en la carta o de manera verbal, lo ideal es que en las tiendas de Café Especial se comparta con los visitantes qué tipo café se usa para sus preparaciones, así como algunos datos geográficos del cultivo, como municipio y altura sobre el nivel del mar.

Tal vez llegará ese momento en el que se logre sentir la diferencia entre un café de una finca en Guática a uno cultivado en Santa Rosa de Cabal o un café del Paisaje Cultural Cafetero y otro de la Sierra Nevada.

 

 

Particularidades del Proceso

 

Aunque parte de las características sensoriales de un café tienen que ver con la variedad y el microclima del cultivo, se dice que un 60 % de las cualidades de sabor y aroma, tienen que ver con el tratamiento que ha tenido el grano en la etapa de beneficio o post-cosecha.

Aprender si al café se le realizó un beneficio húmedo, como es la usanza tradicional, o si el beneficio fue en seco, o tal vez conocer si fue secado al sol o en un silo, son datos que no solo brindan referentes con los cuales podamos relacionar características del sabor que estamos degustando, sino que nos acerca mucho más a complementar nuestra visión de la extensa y apasionante Cultura Cafetera.

 

 

Perfil de taza

 

A través de un análisis sensorial realizado por un catador calificado, teniendo en cuenta los parámetros de evaluación de la Asociación de Cafés Especiales de América (SCA), un café que logra un puntaje por encima de 80 en una escala que va hasta 100, se puede considerar especial.

 

 

Estos cafés alcanzan características sensoriales particulares, determinadas por la variedad del café, la ubicación geográfica del cultivo y todo el proceso en finca.

De esta manera, los rasgos gustativos y olfativos del café identificados en el proceso de catación, arrojarán un perfil con elementos tales como aroma, sabor, acidez y cuerpo.

 

 

Vale la pena conocer estos atributos sensoriales de los cafés que probamos, para educar nuestro paladar e identificar con cuáles de las sensaciones ofrecidas por el café especial nos sentimos más a gusto.

Puede ser que, en el proceso de conocer diferentes perfiles de taza, descubramos que nos encantan los cafés con aroma a caramelo, sabor a chocolate, acidez media y cuerpo cremoso, entre otros.