domingo, mayo 18, 2025
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El problema de los cultivos ilícitos y el acuerdo de La Habana.

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Lo más triste de todo  es que el mismo gobierno, suscriptor del Acuerdo, no tenga en cuenta algunas  consideraciones vitales, ni cumpla lo acordado en los puntos 1 y 4.


 

 

No es a los garrotazos, con violencia o matando campesinos como se solucionará el problema de los cultivos ilícitos.  Y menos, de un día para otro, como lo pretende el gobierno del Presidente Santos.  

 

Foto revista Semana
Foto revista Semana

 

Acabar con este flagelo no es tan fácil ni se logrará tan rápido.  El narcotráfico es el combustible que alimenta el fuego del conflicto armado y lo mantiene encendido.

Es todo un proceso que implica tiempo y exige acciones, recursos, articulación de decisiones y voluntades en las instancias local, territorial y nacional.

Es entonces, un intento vano pretender apagarlo como sí se tratara de un fósforo y no de un incendio, en el que a pesar de haberse logrado la extinción del fuego, las brasas continúan encendidas y con cualquier soplo arreciarán  de nuevo.

 

 

Es por eso que los negociadores en La Habana concibieron en el Acuerdo 4, “la Solución al Problema de los Cultivos Ilícitos” (punto que lleva este título), un tratamiento integral en concordancia con el espíritu general del Acuerdo, y particularmente, con el punto 1 Reforma Rural Integral.

 

 

Es oportuno revisar de manera somera  algunos aspectos de estos dos puntos del Acuerdo, para tener presentes las condiciones que definen y se requieren para  el manejo integral del problema:

 

     1. Se desarrollará un Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos (PNIS) del que hacen parte también los planes           de desarrollo alternativo, articulados con la Reforma Rural Integral o punto 1 del Acuerdo.

     2. Los programas de sustitución y erradicación de cultivos se desarrollarán con un enfoque territorial, es decir, consultando las                características propias de cada territorio, su población, sus necesidades y particularidades económicas, culturales y sociales, en                  especial, de las comunidades indígenas y afro descendientes con  sus formas de organización rural y sus instituciones                                    comunitarias, en un proceso de planeación participativa para lograr el compromiso de las comunidades como                         condición básica para el alcanzar el objetivo propuesto.

 

 

El énfasis territorial es una constante del Acuerdo en sus seis puntos, por tanto fundamental en la implementación.

Mucho se habla de la paz territorial y de la paz desde abajo, por eso además del enfoque, se plantean los Planes Integrales Comunitarios y Municipales de Sustitución y Desarrollo Alternativo (PISDA), así como los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET),  que deben responder a las necesidades y condiciones propias de cada territorio,  vereda y comunidad, y por ello, ser concertados con los habitantes  en un proceso de diálogo y participación para lograr acuerdos y compromisos que surjan de ellas.

Así se construye sociedad civil, base de la democracia.

 

 

     3. Las políticas concebidas para tal fin darán “un tratamiento especial a los eslabones más débiles de la cadena del                     narcotráfico que son las personas que cultivan y las que consumen” y ejercerán toda la fuerza del Estado para                           combatir y desarticular las organizaciones criminales que lo producen y comercializan.

Esta lucha será una prioridad del Estado para combatir el narcotráfico y el lavado de activos.

 

Foto revista Semana
Foto revista Semana

 

Más que  cumplir la cifra de hectáreas erradicadas para mostrar un resultado (en la práctica efímero), pasando por encima de la imagen de constructor de paz que le valió el Premio Nobel, el Presidente debería empeñarse primero que todo en generar en la población las condiciones de confianza y en garantizar “la seguridad en las comunidades y los territorios  mediante el fortalecimiento de la presencia institucional del Estado y su protección  frente a cualquier tipo de coacción o amenaza, y de sus capacidades de interdicción y judicialización de las redes territoriales de narcotráfico según la concepción de seguridad contemplada en el Acuerdo Final” con respeto de los principios y normas del Estado social de derecho, la convivencia ciudadana y la observancia de los derechos humanos tal como se establece en la página 106 de dicho acuerdo.

Lo triste es que el mismo gobierno, suscriptor del Acuerdo, no tenga en cuenta estas consideraciones, ni cumpla lo acordado en los puntos 1 y 4 del Acuerdo Final.

 

 

Lo sucedido el 5 de octubre en Tumaco, zona del Alto Mira, corregimiento de Llorente, lo demuestra. A todas luces, en esos confusos y lamentables hechos de erradicación forzada  no sólo se incumplió el Acuerdo de La Habana sino que se violó el Derecho Internacional Humanitario dado que los campesinos no son combatientes, estaban desarmados, y la fuerza pública les disparó causando entre 5 y ocho muertos y más de quince heridos.

Antes que con los Estados Unidos, el compromiso del gobierno es con las poblaciones  vulnerables del país, que, ante la ausencia o la débil presencia del Estado, la carencia de bienes públicos, de infraestructura vial, de educación, de empleo y  la falta de oportunidades y de recursos, se convierten en víctimas de los narcotraficantes que los utilizan para sembrar coca, aprovechándose de estas precarias condiciones que no les ofrecen opción distinta para su subsistencia.

 

 

Ellos no son los narcotraficantes ni son los dueños del negocio.

No es casual que al otro lado de la frontera, en el Ecuador,  no existan sembrados ilícitos como los de Colombia.

Allí se hizo una reforma agraria, y como en Perú y en Bolivia, los campesinos tienen un pedazo de tierra,  cuentan con vías, canales de distribución para sus productos,  y están integrados a los mercados de las ciudades intermedias.

 


 

 

 

10 Cosas que debes saber sobre café si te encuentras en el Paisaje Cultural Cafetero. (Segunda parte)

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La fortaleza y arraigo de la tradición cafetera inunda de una magia especial el grano que proviene de esta región.
Conoce más de esta bebida protagonista en nuestras vidas.


 

 

El Café que anima nuestras jornadas, acompaña tertulias y despierta sentidos, merece ser apreciado y reconocido por cada colombiano, sobre todo por aquellos que gozan la fortuna de habitar el bello Paisaje Cultural Cafetero.

En esta segunda entrega se completan los 10 aspectos  básicos que debemos saber sobre el Café, dejando una gran puerta abierta hacia el universo inagotable de historias y datos de este  fascinante mundo.

 

 

 

     6. ¿Cómo llega el Café a Colombia?

 

La travesía del Café desde África hasta América empieza alrededor del siglo XII.

Las primeras plantaciones fuera de África se dieron en Yemen, y después de un amplio trasegar comercial con diversos tintes históricos, franceses y holandeses se enamoran del grano, el cual, al solo poder ser cultivado entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, debe ser llevado a sus colonias en América.

 

 

Se dice que la semilla llega a Colombia en 1730, desde las Guyanas y a través de Venezuela, de manos de algún viajero, tal vez Jesuita.

Al sacerdote Francisco Romero se le atribuye haber facilitado la propagación del cultivo a principios del siglo XIX, ya que la penitencia en la confesión para los feligreses de Salazar de las Palmas era la siembra de semillas de Café.

Este método de expiación de pecados permitió la presencia del Café en Santander y Norte de Santander.

Posteriormente, el cultivo se extiende hasta Cundinamarca, Antioquia y el Viejo Caldas.

Registros comerciales señalan que en 1835 se realizó la primera exportación de café colombiano desde la aduana de Cúcuta.

 

 

     7. ¿Qué territorio colombiano lidera la producción de Café?

 

Tradicionalmente departamentos como Antioquia, Quindío, Risaralda y Caldas lideraban la producción nacional de Café, sin embargo, es ahora Huila el que encabeza la producción nacional del grano.

Gracias al desarrollo de programas de Cafés Especiales, a condiciones agroecológicas particulares y a  la transformación de la vocación cafetera por la turística en la tradicional Región Cafetera, el nuevo eje  de la producción cafetera colombiana se ha desplazado hacia el sur, sumándose también los departamentos de Cauca y Nariño.

Sin embargo, la calidad del Café producido en el Paisaje Cultural Cafetero es inigualable y tiene un fuerte reconocimiento: la fortaleza y arraigo de la tradición cafetera inunda de una magia especial el grano que proviene de esta región, emanando la fuerza de la unidad cultural que le hace patrimonio de la humanidad.

 

 

     8. ¿Qué es un Café Especial?

 

Un Café cultivado en determinado microclima que le aporta unas cualidades de sabor diferenciales, que ha sido cuidado de manera exigente en cada una de las etapas del proceso de la semilla a la taza, y que después de ser analizado según los parámetros de la Asociación de Cafés Especiales de América (SCA) obtenga un puntaje por encima de 80 puntos en la escala que va hasta 100, puede considerarse como un Café Especial.

Esta bebida  posee lo que se ha denominado Atributos de Taza, los cuales resultan del análisis sensorial realizado por un catador calificado.

Aroma, acidez, cuerpo, sabor residual, entre otros, hacen parte de las categorías que son analizadas en el café para darle su puntaje.

No todos los cafés especiales saben igual, por eso es una gran experiencia sensorial para el amante del café darse el gusto de probar  de diferentes orígenes y sentir los aromas y sabores característicos de los diversos microclimas.

Así que, si el café que se consume en una Tienda de Café  Especial realmente  merece ese nombre, entonces  nos pueden brindar datos tales como origen del café, es decir, dónde ha sido cultivado, qué puntaje SCA tiene y cuáles son sus atributos de taza.

 

 

     9. ¿Qué hace famoso al café de Colombia?

 

Una extraordinaria combinación de factores ha hecho que nuestro Café tenga un importante reconocimiento a nivel internacional.

Factores naturales, botánicos, climáticos, biológicos, humanos y culturales, posibilitan la calidad diferencial del Café de Colombia.

Se resalta la exclusividad del cultivo de la especie Arábica, que permite una taza más suave, la recolección manual selectiva, el cultivo en pequeñas fincas familiares con métodos artesanales que facilitan el cuidado de cada eslabón de la cadena, así como el impulso mediático de la institucionalidad cafetera en pro de llamar la atención del mundo sobre el inigualable café colombiano.

 

 

     10. ¿Es el café bueno para la salud?

 

Como cualquier producto de consumo, dependerá de la calidad del café el tipo de efecto que produzca en el organismo.

Un café de calidad inferior se encuentra fácilmente en las góndolas de los supermercados a precios bajos, pero  al prepararlo tendrá un sabor amargo debido al tueste alto al que  debe ser sometido para encubrir sus defectos y mal sabor.

Este café de calidad inferior puede producir dolor de cabeza y problemas gástricos, y a diferencia de lo que muchos pueden creer, el hecho de verse más oscuro no lo hace más estimulante, ya que su contenido de cafeína se reduce por las elevadas temperaturas del tueste alto.    

Un café especial, con un tueste medio, tomado con moderación (máximo de 4 tazas diarias) y preferiblemente sin azúcar ni leche, es fuente de antioxidantes.

Sus beneficios son múltiples: combatir la depresión, proteger de accidentes cerebro-vasculares, disminuir la probabilidad de padecer Parkinson,  facilitar la digestión

Es efectivo contra el asma, previene la formación de cálculos renales y biliares, contribuye  a disminuir el dolor de cabeza, reduce el riesgo de sufrir diferentes clases  de cáncer y diabetes tipo 2, protege contra enfermedades cardiacas.

Y finalmente, está asociado a un menor riesgo de Alzheimer.

 


 

 

El libro de las mil recetas para arreglar el mundo.

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En la más reciente obra de Guillermo Zuluaga Ceballos, se evoca el restaurante Versalles  de Medellín. Su propietario: uno de los tantos argentinos que jamás encontraron el camino de regreso hacia el Río de La Plata. ¿Quiénes lo visitaban y qué hablaban entre sus mesas?.


 

 

La  vida pasa en Versalles

Guillermo Zuluaga Ceballos

Sílaba Editores

2017

Pág. 157

 

 

Sopa criolla

Empanadas argentinas

Empanadas chilenas

Crema de camarones

Vino tinto

Café

Sopa Carolina

Pastel de papaya

Milanesa

Churrasco

Fríjoles

Panaliñado

Pandanés

Pan de 2.800

La carta de un buen restaurante es lo más parecido a una convención de invitados de todo el mundo cuyo centro de actividades es la cocina.

 

 

Allí se reúnen los productos de la sierra y del llano, del mar y del río, para emprender una silenciosa discusión de la que no pocas veces salen maravillas para el paladar.

 

 

Y también están, claro, los anfitriones de la convención. En este caso son los cocineros, panaderos, pasteleros, meseros y mensajeros consagrados a velar por que a los invitados no les falte nada.

 

 

 

Al frente de esos intérpretes están el dueño y el administrador.

Con todos esos ingredientes está cocinado el libro  La vida pasa en Versalles, escrito por el periodista y profesor universitario Guillermo Zuluaga Ceballos y publicado por Sílaba Editores en 2017.

Este Versalles no es el de los jardines que vieron pasear la soberbia y la decadencia de los Luises que gobernaron  a Francia hasta el siglo XIX.

Pero algo tiene de  eso, porque sus mesas han sido ocupadas, década tras década, por figurones de la vida pública regional, nacional y hasta internacional.

Por aquí pasaron mitos del fútbol como José Manuel “Charro”, Moreno, Raúl Navarro, Oswaldo Juan Zubeldía y Omar Orestes Corbatta.

 

Raul Navarro. Foto archivo particular
Raul Navarro. Foto archivo particular

 

En alguna mesa dejó reposar su furia el escritor Fernando Vallejo.

Desde  sus salones emitieron sus programas periodistas deportivos tan reconocidos como Wbeimar Muñoz Ceballos y Julio Arrastía Bricca.

Se trata del restaurante y salón social fundado al despuntar los años sesenta del siglo anterior por el argentino Leonardo Nieto Jardón, uno de los tantos que llegaron seducidos por el mito de Gardel y se quedaron para siempre en Medellín.

 

Don Leo, un nieto de Argentina. Foto: Robinson Sáenz Vargas
Don Leo, un nieto de Argentina. Foto: Robinson Sáenz Vargas

 

Una suerte de santuario para futbolistas en trance de retiro y cantores de tango que un día llegaron a cantar en los grilles y ya no encontraron el  camino de regreso hacia el  Río de La Plata.

Ubicado en la carrera Junín, una arteria por la que circula buena parte de la vida de  la ciudad, Versalles se convirtió con el paso de los años en punto de encuentro, lugar de celebración, sitio de meditación  y centro de negocios para sucesivas generaciones de habitantes y visitantes de Medellín.

 

 

Es uno de  esos lugares donde la gente se sienta a arreglar el mundo animada por un café amargo o una botella de vino.

Sin  estos sitios  aquí y en cualquier lugar del mundo la vida sería muy triste.

Por eso don Leo se dedicó un día a forjar Versalles con el ahínco del peregrino que levanta una ermita en medio de un erial.

La gente le respondió, lo hizo suyo y gran parte de la vida de Medellín empezó a latir a su alrededor.

 

Apoyándose en un amplio abanico de fuentes, empezando por el de los empleados y clientes del lugar, Guillermo Zuluaga Ceballos recupera a lo largo de ciento cincuenta y siete páginas fragmentos perdidos de la historia de la ciudad, entrelazados con las vidas anónimas  de parroquianos que en los días de dicha o  infortunio encontraron siempre en el restaurante un lugar para llorar o festejar.

Valiéndose de las mejores técnicas de la crónica, el autor nos  invita a un paseo de ida y regreso que va de los secretos de cocina a los avatares de la vida en un territorio asaltado no pocas veces por los horrores de la guerra.

 

 

En medio de todo ese tejido se desenvuelve la vida de Don Leo, el fundador, amante de los caballos como buen argentino de su generación, que un día volvió a Buenos Aires y lo encontró tan cambiado que decidió quedarse para siempre en Medellín.

 

 

En su finca de La Estrella, un municipio vecino, se consagra al cuidado de Camilouno de sus caballos, y de Faraona, una yegua preñada.

En esas anda Don Leo, evocando viejas glorias del fútbol y recordando los esfuerzos que hizo para traer a Medellín a dos de sus escritores amados: Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato.

De eso y mucho más nos da cuenta Guillermo Zuluaga Ceballos en su libro. Un texto que además tiene otra cosa en común con la filosofía de Versalles, resumida en esta frase:Un negocio tiene que ofrecer una razón para volver”. Y un buen libro también.

Lo que me contaron.

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Es lamentable la situación de las ligas deportivas risaraldenses. Personajes vinculados a la politiquería local se han tomado los cargos directivos para  disponer a su antojo  de los escenarios y los dineros asociados a las labores de formación, sin velar por su óptimo desarrollo y funcionamiento.


 

 

A propósito de una reciente columna en la que hablaba del deporte en Risaralda, he recibido mucha información proveniente de distintas personas relacionadas con este tema.

Empiezo por las familias.  Se han comunicado conmigo allegados de niños y niñas que entrenan con los grupos de las diferentes ligas.

 

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Lo que me cuentan es que se ven sometidos a una especie de manipulación.

 

Les cobran por el entrenamiento, pero quienes usufructúan de las instalaciones (algunas de ellas dependientes de la Secretaría municipal y otras de la departamental), no aportan en nada a su mantenimiento. Ni siquiera se encargan de lo mínimo: el aseo, la vigilancia, etc.

Adicionalmente, deben comprar los uniformes (obligatorios en muchos casos) que resultan, en ocasiones, siendo otro de los “negocios” de quienes administran todo el proceso.  

 

 

Muchas veces, los espacios están siendo subarrendados para otros menesteres, que nada tienen que ver con la disciplina en cuestión. Y, así, una gran cantidad de irregularidades.

Estuve conversando con el Secretario de Deportes del Municipio, Gustavo Rivera, quien, ante mis inquietudes, me contó sobre las adecuaciones que han adelantado en las instalaciones de la Villa Olímpica.

Y sobre los planes que tiene para ir mejorando las demás a su cargo.

 

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Entre otras cosas, comentamos que, de vieja data, varios personajes vinculados a la politiquería local se han tomado los cargos directivos, manipulando la representación a través de clubes fachada, para hacerse con las ligas.

Esto les permite disponer a su antojo  de los escenarios y los dineros asociados a las labores de formación.

 

 

El deporte maneja un presupuesto nada despreciable, que se gasta en buena medida en el sostenimiento de los procesos deportivos en los que está anclada esta corrupción.

Las entidades de control deberían entrar a revisar con lupa los fondos que por allí se ejecutan.

Es necesario verificar el estado de todos los escenarios de Pereira (y ojalá de Risaralda), para saber quién está al mando, en calidad de qué, y cuáles son las actividades que en cada caso justifican la inversión de recursos públicos.  

 

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De todo este desorden, los realmente damnificados son nuestros jóvenes, que necesitan y quieren hacer ejercicio, y a los cuales no les corresponde (ni a ellos, ni a sus familias) entrar a regular las políticas públicas que finalmente nos llevarán a tener no solo una población saludable, sino una buena representación en los torneos de orden nacional e internacional.  

Entendí que esto funciona muy mal en los deportes colectivos, en los que a nivel nacional somos invisibles, sobresaliendo apenas en los individuales como ajedrez, tiro con arco, entre otros.

 

 

Porque, en vez de enfocarnos en fomentar desarrollos de largo aliento y de base, les estamos pagando a los deportistas individuales destacados para que nos representen.

 

 

Lo cual puede no ser malo, pero no tiene por qué ir, necesariamente, en detrimento de las disciplinas de conjunto.

En general, necesitamos enfocarnos en la consolidación de logros consistentes en todos los campos.

Y esto será imposible, mientras en el deporte estén anclados como sanguijuelas los que se aprovechan del erario público.  

 


 

 

Lo que hice un día con mi familia rodando en bicicleta por España.

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Entre tantos lugares, llegamos a una  ciudad con una intensa historia que se manifiesta en un valioso patrimonio monumental, y que ostenta el nombre de capital verde de Europa. También a un islote natural modelado por la lucha entre el mar y la tierra.


 

 

Fotografías: Wilmer Soto

 

 

Después de haber soñado con visitar tierras españolas en familia, viajamos desde Colombia a visitar el país vasco, al norte de España.

 

 

Voy a contarles lo que hicimos un día cuando el sol tímidamente salía en el otoño, como antojando a quienes solo tuvimos la posibilidad de viajar en estos tiempos, para que programemos un regreso en el verano.

 

 

Despertar temprano para ir a rodar en bicicleta y hacer la ruta verde del embalse de Ullibarri-Gamboa es un plan obligado si estás en Vitoria Gasteiz, capital de Álava y sede oficial del parlamento y el gobierno de la comunidad autónoma del país Vasco.

 

 

 

Es una ciudad con una intensa historia que se manifiesta en un valioso patrimonio monumental, y que ostenta el nombre de capital verde de Europa.

 

 

El recorrido de unos cincuenta kilómetros, por senderos maravillosos, que rodean una masa de agua calmada y fría, se presenta como un plan perfecto para una escapada en familia, que cautiva y embriaga de felicidad.

 

 

A eso de las once de la mañana, ya sin los atuendos de ciclismo, el recorrido se inicia hacia Gastelugatxe, un lugar mágico. Se trata de un islote natural modelado por la lucha entre el mar y la tierra, donde se erigen un arco y una cueva esculpidos durante siglos.

 

 

Este castillo sobre las rocas (significado de su nombre en Euskera) ha servido de fortaleza en numerosas batallas.

 

 

Desde la Edad Media es un referente para las creencias y costumbres religiosas, de hecho es el lugar de peregrinación más concurrido de la costa vasca. Como costumbre reciente las personas que llegan arriba hacen sonar la campana tres veces.

 

 

 

241,  el número de escaleras que hay que subir para llegar hasta la cima, y cuando llegamos a lo más alto fuimos a cumplir con la promesa de hacer sonar esa campana de la que tanto nos habían hablado, para que los buenos vientos de octubre pegaran fuertemente en nuestros cuerpos, alejando los malos deseos y trayendo prosperidad a esta familia colombiana que sueña con conocer muchos lugares del mundo juntos.

 

 

 


 

Consejos para lucir una piel radiante

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Hay diferentes tipos de pieles como personas. Por ello es importante conocer qué tipo de piel tenemos para seguir algunas de las recomendaciones que se ajusten a las diversas texturas, formas, y contornos.


 

 

“Nuestra piel es el reflejo de nuestros hábitos diarios”, mencionábamos anteriormente en uno de nuestros artículos de #LaOciosa.

Ahora  explicaremos cuales son los cuidados que debemos incorporar en nuestra rutina diaria con el fin de tener una piel sana e hidratada.

Desde luego hay diferentes tipos de pieles como personas, y por ello es importante conocer qué tipo de piel tenemos para seguir algunas de las recomendaciones que se ajusten a las diversas texturas, formas, y contornos.

 

 

Me atrevo a decir que las pieles no son mixtas. Es falso, y cada persona posee un PH diferente que se refleja en nuestro manto hidrolipidico, una película natural que protege y que es producida por las glándulas sebáceas y sudoríparas.

Este manto no es estable debido a que durante el proceso de crecimiento las segregaciones hormonales provocan cambios propios de la edad como el acné.

El   descanso y la buena alimentación favorecen a mantener su estabilidad, así como evitar el alcohol y el cigarrillo que producen alteraciones acelerando la aparición de manchas, resequedad, o incluso determinando así pieles secas, grasas o mixtas.

 

 

La piel humana tiene un PH que varía entre 4.5 y 5.9, y podríamos clasificar las pieles en seca, normal o mixta. La primera carece de humedad o agua en el manto ácido, las pieles normales tiene un balance de agua y sebo, por lo que no tienden a ser grasosas o sufrir de acné, y las pieles mixtas, son aquellas que el manto hidrolipidico no es estable y puede generar resequedad en algunas zonas y grasa en otras al mismo tiempo.

Sí nuestra piel pierde humedad o presenta altos niveles de grasa  se debe a una afectación que podría generar daños irreversibles y acelerar el proceso de envejecimiento.

 

 

Por eso es importante conocer el tipo de piel que tenemos y tener en cuenta el PH de la misma a la hora de comprar algún producto de limpieza, exfoliante o crema facial.

Antes de conocer los “secretos” en el cuidado dermatológico, debemos tener claro cómo funciona el órgano más grande de nuestro cuerpo.

Está compuesto por tres capas: la epidermis (barrera externa de la piel), la dermis (capa subsiguiente a la epidermis donde se encuentran las terminaciones nerviosas, vasos sanguíneos y glándulas) y la hipodermis (es la capa más profunda). Entre las dos primeras se encuentra situado el manto hidrolipídico de la piel, y es aquí donde queremos profundizar, ya que los cuidados de la piel deben estar enfocados en preservar el equilibrio de esta barrera.

 

Limpiar

 

Una adecuada limpieza es el primer paso para mantener una piel saludable, existen en el mercado diferentes productos como jabones y limpiadores faciales  que ayudan a remover impurezas o el maquillaje.

Es importante, si usas maquillaje, saber que debes removerlo cada noche con algún producto que facilite la rutina.

No debes lavar demasiadas veces tu cara ya que puedes alterar el manto hidrolipídico, provocando resequedad e irritaciones en la piel, se recomienda dos veces al día, en las mañanas y en la noche.

Si tienes una piel grasa es recomendable usar papel de arroz para secar los excesos de grasa durante el día,  y evitar el excesivo uso de jabones exfoliantes.

Un buen sindet (un sustituto del jabón que puede conseguirse en tiendas dermatológicas y algunos supermercados) que se adapte a cada necesidad, es el primer paso para mantener un rostro limpio.

 

 

Hidratación

 

Este paso es importantísimo, y sé que muchas mujeres jóvenes no usan ningún tipo de hidratante en el día, debido a que tiende  a engrasar la piel. Pero existen hidratantes matificadores que ayudan a seborregular (que no brille) la piel, dejándola con una apariencia más fresca.

Si el caso es la edad, existen bloqueadores solares matificantes, o algunos en colores, que actúan como bases de maquillaje y son el complemento perfecto para que las adolescentes comiencen desde temprana edad a cuidarse la piel.

Siempre digo: “el bloqueador solar es el mejor antiedad a largo plazo”.

 

 

Foto protección

 

Seguimos hablando del uso de bloqueadores solares, pero primero debemos  saber que es el SPF (siglas en inglés para el factor de protección solar).  Cuanto más alto es el SPF en los bloqueadores, más largo es el periodo que puedes exponerte al sol sin que la piel sufra algún daño.

Es importante que apliques el bloqueador solar en rostro, brazos y cuello cada día, 30 minutos antes de salir de casa, y volver a aplicarlo  por lo menos cada 2 o 3 horas dependiendo del SPF que contenga el producto.

SI vas a estar en la playa o expuesto a altas temperaturas solares, asegúrate de comprar bloqueadores resistentes al agua o al sudor, atenerse de la exposición solar a medio día, que es cuando los rayos son más fuertes. También usar ropa adecuada que proteja la piel.

 


 

Café, comida y birra artesanal al mejor estilo de “Hard Rock Café” en la Pradera Dosquebradas.

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Es Unplugged Café-Lounge, un lugar único que da protagonismo a la gastronomía sana, a las preparaciones temáticas y caseras,  y a los toques acústicos en vivo.


Fotografías: Jhon Edgar Linares

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Lugar: Unplugged Café-Lounge
¿Qué es?: Café Bar
¿Dónde?:Calle 21 16-75 La Pradera, Dos Quebradas, Risaralda, Colombia
¿Cuándo?:  Domingo, lunes, martes, miércoles y jueves de 5:00 pm a 12:00pm.  Viernes, sábado de 5:00 pm a 2:00 am
¿Por qué ir?: Es un lugar donde puedes desconectarte de la rutina, disfrutar de la mejor selección de música alternativa y en Vivo, comidas, bebidas, cafés especiales y cervezas tipo artesanal. Todo en un espacio acogedor ambientado al mejor estilo Lounge.

 


 

En La Pradera Dosquebradas hay una propuesta de café bar que se destaca en el sector por su oferta musical en vivo y el cuidado en la gastronomía sana y bien preparada.  

También por la generosidad de sus espacios, dos pisos amoblados y acondicionados para el disfrute de toques en vivo en diversos géneros.

 

 

Es Unplugged Café-Lounge, un lugar único, donde el café  y una amplia variedad de  cerveza artesanal, son el mejor acompañante de los  sándwiches especiales y temáticos que enamoran el paladar de los cientos que visitan el local.

Este emprendimiento nació como una charla de amigos, y en realidad, es una historia que merece ser destacada, ya que fue la iniciativa de tres jóvenes de menos de 27 años, Geraldine Ruíz , Julián y David Ramos (hermanos), que después de terminar la universidad y trabajar por algunos años en el sector empresarial de calidad y telecomunicaciones, deciden ensayar con un concepto de bar diferente y provocador: un “Hard Rock Café”, en palabras de ella.

 

 

Una idea original en la región que mezcla lo mejor de la música  acústica en vivo,  mientras se degusta comida sana y hecha en casa.

 

Alfonso Espriella ensayando antes del concierto
Alfonso Espriella ensayando antes del concierto

 

Así entonces este trio de emprendedores comienzan a buscar locales en Dosquebradas y encuentran en la Pradera una casa de madera con unas escaleras perfectas, que luego de alquilarla, comienzan a remodelar con muebles, silletería, cojines, paredes,  cuadros, todo en consonancia con el diseño que tenían en mente.

 

 

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Nadie los asesoró, pero tenían un sueño como brújula.

 

 

Todo empezó en abril de 2016. Y aunque cada uno de ellos carecía de experiencia en el negocio, buscaron la forma de adquirir un modelo visitando muchos bares y restaurantes, preparando alimentos con recetas caseras, viendo tutoriales de Youtube para saber todo sobre el café y el enfoque de comida artesanal sin químicos ni conservantes.

Hoy recuerdan que fue con sus familias que hicieron las primeras pruebas de sabor.

El reto no era fácil, pero  se pusieron  a la carga y formaron su propio equipo operativo: David en la cocina, Geraldine en las bebidas y Julián en la caja y el servicio al cliente.

 

 

Y aunque hoy cuentan con un staff de seis personas más, (estudiantes universitarios de medio tiempo) al principio la atención de las mesas estaba a cargo de las novias de Julián y David.

Una experiencia que los ha motivado, y se alegran de ver el fruto de su esfuerzo cada semana cuando el aforo del lugar se desborda.

Unplugged Café-Lounge, es diferente a otras propuestas de bar en Dosquebradas, y aún más, en el barrio La Pradera, sobre esa calle principal donde no cabe un negocio más

 

 

Y aunque ya existía en el sector  otros establecimientos con música regional y otros géneros más para el baile, estos visionarios supieron labrar su emprendimiento al materializar la idea de invitar artistas  para que cantarán en vivo en la tarima que diseñaron especialmente para ello.

Desde su apertura, han sido invitados en su mayoría artistas regionales. En una ocasión abrieron micrófono y compartieron café y comida  con un mochilero argentino que  estaba de paso por la ciudad.

 

 

Hace un par de semanas tuvieron al artista bogotano Alfonso Espriella, el primero de índole nacional  que han traído para deleite de los visitantes.

En esta línea de apoyar el talento rock alternativo, aseguran que el dinero invertido en los músicos no es una perdida sino una inversión porque el lugar ha cobrado importancia por su temática y menú.

 

 

La Cebra que Habla visitó el lugar y pudo comprobar el delicioso catálogo de productos que manejan: Creps, Wraps de carne, sándwiches, hamburguesas, quesadillas, papas deluxe, nachos con queso, todo de preparación artesanal, enfocados en buscar calidad en el tratamiento de cada elemento.

Algunos de los productos como las salsas, y ciertas carnes, las elaboran ellos a partir de su conocimiento profesional en la manipulación de alimentos.

 

Sandwich artesanal de pan árabe con pechuga asada bañada en salsa de cerveza
Sandwich artesanal de pan árabe con pechuga asada bañada en salsa de cerveza

 

Todo ha sido tanteo y comprobación directa, que después tiene la venia de amigos y clientes.

Supervisan que cada carne este bien asada, que los panes sean frescos y caseros y que la cerveza artesanal esté bien lograda, sin obviar, por supuesto, que como en todo buen establecimiento hay  especialidad: Sándwich de pan árabe con pechuga asada bañada en salsa de cerveza.

 

 

Recomendado

 

Sándwich artesanal de pan arabe en forma cuadrada con carne desmechada en salsa napolitana
Sándwich artesanal de pan arabe en forma cuadrada con carne desmechada en salsa napolitana

 

Sándwich artesanal de pan arabe en forma cuadrada con carne desmechada en salsa napolitana
Sándwich artesanal de pan arabe en forma cuadrada con carne desmechada en salsa napolitana

 

Sin duda, este es un lugar que merece ser visitado por los finos paladares y gustadores de música local de Pereira y Dosquebradas.

Así Tardeamos en la Cebra que Habla.  

 


 

Una pareja de ambientalistas encontró la manera de hacer sonar la basura y poner ritmo a sus convicciones.

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Después de un largo recorrido en agrupaciones musicales de punk y metal extremo,  deciden crear su propio grupo con  instrumentos fabricados  a partir de  materiales reciclados de la basura. Por ejemplo, El Canecófono,  es elaborado con canecas vacías de pegantes y otros productos.


 

 

Forografías: Jhon Edgar Linares

 

Las paralelas se juntan.

Ella tocaba la batería en una banda de Punk

 

 

El  hacía lo propio en un grupo de  Metal extremo.

 

 

A ella le encantaban las canciones virulentas de Escorbuto y de La Polla Records

A él le apasionaban los ritmos  trepidantes de Kreator. Además, integró las agrupaciones locales Malagar, Bang y La  Legión.

A los dos les interesaba el campo cultural con énfasis en la parte ambiental.

Querían, además, hacer cosas en beneficio de la comunidad.

Como quien dice, transitaban caminos paralelos. Solo que no se habían visto.

Hasta que la vida,  alcahueta y provocadora, violó las leyes de la geometría y los puso a caminar y  a vivir juntos.

 

 

Porque ahora conviven en una casa del sector de LLanogrande, una colina que años atrás estuvo ocupada por las plantaciones  de una enorme hacienda cañera que le dio nombre al lugar.

Ellos son  Paola Andrea Agudelo, veintitrés años, y Johan López, de treinta dos.

Flaco, muy flaco él. Algo llenita ella.

Johan luce algunos  piercings y lleva una barbilla rala que acentúa aún más sus  facciones magras.

 

 

Ambos lucen tatuajes que relatan parte de sus gustos y obsesiones.

Los de Johan se concentran en lo fantástico, mientras  Paola  lleva pájaros, flores y un oso de anteojos en algunas zonas de su piel.

De entrada, los tatuajes los definen muy bien.

 

 

“Cuando decidimos vivir juntos carecíamos de todo lo material. Pero nos unía el amor y una serie de propósitos comunes: la música, la educación y la necesidad de luchar por la conservación de la vida en todas sus manifestaciones”, dice  Paola, y Johan no tarda en completar la frase: “Al ver la casa así de vacía pensamos en la cantidad de cosas y materiales que la gente bota  a la  basura en su afán de consumir y derrochar.

De ahí en adelante empezamos a echar ojo hacía todos lados. Al poco tiempo teníamos una lámpara hecha con los restos de  un redoblante, un armario elaborado con Pvc, una biblioteca armada con el mueble de uno de esos viejos televisores de tubos y una silla fabricada   con estibas. Hoy tenemos un mobiliario completo. Casi todo rescatado de la basura”.

 

 

Para entonces, Johan ya había completado sus estudios de música en la Universidad Tecnológica de  Pereira. A su vez, siguiendo el ejemplo de su hermano Óscar, Paola había cursado Administración Ambiental.

 

La   Celestina.

 

Cuando uno se lo propone, la vida suele  ser la mejor celestina. Basta con estar atento a sus señales.

De modo que cuando los juntó, Johan y Paola se echaron al camino.

Lo primero que se les ocurrió fue encontrar la manera de mejorar la vida de la gente a partir de  algunas de sus pasiones personales.

En este caso la poesía y la música.

 

 

Johan lo ve así:

“Queríamos acercar la poesía a la gente. En esa búsqueda recordamos que la poesía lleva implícita su propia dosis de música.  Como  recibí  formación académica, entendí que solo se necesitaba recuperar ese puente.

Aparte de eso, en un momento  de mi vida  compuse canciones para niños. El paso siguiente fue  seleccionar algunos autores latinoamericanos, entre ellos a Rafael Pombo, Mario Benedetti o  Eduardo Galeano. Les pusimos música y echamos a rodar un proyecto denominado Música para el viaje. Con él pudimos llegar a eventos tan importantes como el  encuentro  Luis Vidales, de Calarcá, el  Festival de Literatura de Pereira o el Festival de poesía Luna de Locos. Además  contribuimos a fortalecer iniciativas culturales tan valiosas como la del sector de Frailes, en Dosquebradas”.

 

 

Y Paola:

“A pesar de que  uno siempre confía en el alcance de sus sueños, no deja de sorprenderse con  la repercusión final  de las cosas. La conexión entre nuestra propuesta y los públicos fue un asunto    de química inmediata.

Después de los  recitales, los asistentes preguntaban por los autores de esos textos cantados. Fue así como empezaron a restablecerse los antiguos lazos entre la literatura y la música. Todo eso fue allá por el año 2014”.

Habían encontrado el punto de contacto con lo más esencial de sí mismos, sin perder de vista sus preocupaciones de índole social.

Para entonces Johan llevaba a cuestas valiosos aprendizajes derivados de su coincidencia con  La Corporación Basoches, de Santa Rosa de Cabal y con un titiritero llamado Toto.

 

 

Entre residuos y metales.

Como buena celestina,  la vida nos habla a través de símbolos y señales. En este caso llegaban desde un pasado reciente.

El punk es en sí mismo una celebración de la basura y sus posibilidades. Es su manera de protestar contra  la irracionalidad, el consumo y el derroche sin freno propios del capitalismo tardío.

Por su lado, el metal  fustiga con su rabia la parte más indolente de ese mismo sistema.

Contemplando los muebles de su casa, Johan  y Paola empezaron a advertir señales.

 

 

“¿Y si fabricamos instrumentos con materiales reciclados de la basura? Se preguntaron un día, sentados a la mesa frente a uno de sus platos favoritos: los burritos mexicanos preparados en casa”.

Así fueron  apareciendo, convocados por  una especie de sortilegio.

De  a poco,  esos instrumentos se hicieron a un lugar en sus vidas.

Son algo así como una nueva familia que no para de crecer. Entre ellos se destacan:

 

 

La Tuborimba,  hecha con base en tubos de Pvc.

 

 

El Cortinófono, elaborado con  material de persianas metálicas.

 

 

El Canecófono,  fabricado con canecas vacías de pegantes y otros productos

 

 

El Arpadoro,  resultado de una mutación sufrida por las tapas del retrete.

 

 

El Guitarro. Claro: nacido de las entrañas de un tarro.

 

 

La  Tapandereta no precisa de más explicaciones.

Y ahí van.

Porque esta prole tiene todas las trazas de seguir creciendo.

 

Un alivio para la tierra.

 

Ya estaban en su punto de maduración cuando- otra vez la vida- se cruzó en su camino una convocatoria de Audifarma a nivel nacional, concebida dentro de sus políticas de responsabilidad social  empresarial.

Se trata de “Alivia la tierra”, una propuesta ideada sobre dos  grandes líneas: la educación  y la acción ambiental.

 

 

La pareja se postuló en la primera, y en realidad el resultado no los tomó por sorpresa. Habían dedicado toda su creatividad, disciplina y capacidad de trabajo a diseñar un proyecto  que contemplara  la música, la literatura y lo ambiental.

Y ganaron.

Ese premio los enfrentó a   nuevos desafíos.

“El principal de ellos era  o es tener en cuenta que  este tipo de proyectos  dirigidos a lo educativo implican mantener siempre presente que  el aspecto a resaltar es la letra.  O dicho de otra manera: el mensaje.

Por fortuna  la experiencia me enseñó a matizar y equilibrar esas cosas. Así logramos crear un repertorio en el que destacan canciones como La guacharaca, en homenaje a esa ave tan reconocida entre nosotros.

También están Comprar, consumir, presumir; La Magia de reciclar y Obsolescencia programada, en alusión a esa trampa mortal que las grandes corporaciones les tienden a sus consumidores.

En este último punto resulta evidente que,  aparte del  componente ambiental, nuestras canciones tienen un alto contenido político dirigido a despertar nuestras conciencias  aletargadas”.

 

 

Así son de claras las cosas para Johan y su mujer.

“La de Johan es una familia de músicos. Pero de unos músicos muy particulares”, tercia Paola Andrea. “Su tío John Jairo es punkero, mientras Javier,  su hermano, se desvive por el metal. Hace unos veinte años, en medio de la radicalización de los movimientos musicales, esas diferencias   generaban en algunos grupos sociales  grandes enfrentamientos que algunas veces desembocaban en la muerte.

Pero  Johan supo asimilar todas esas corrientes y eso lo dotó de una flexibilidad especial. Por eso, más allá de la ortodoxia y el rigor   académico entiende con claridad que si bien a cada músico se le entrega su partitura, el resultado final depende de la manera  como se conjuguen esas distintas formas de interpretar y sentir la música. Eso es lo que ha permitido consolidar este idea premiada por Audifarma que, esperamos sea al punto de partida para cosas mayores”

 

 

Aparte de Johan y Paola, el grupo de músicos está conformado por Wbeimar, Jonathan, y Christian, a los que se suman las voces de los coros.

Pero la familia sigue creciendo a medida que se crean nuevos instrumentos.

Día tras día llegan a ensayar  en la casa de Llanogrande, que se ha vuelto también estudio para los encuentros. Viajan desde distintos lugares de la ciudad. Incluso de  la cercana Cartago.

La música  obra ese tipo de milagros.

 

 

La casa en marcha

 

El epicentro de ese  laborioso acto de creación es la Corporación Escuela Rodante. A través de ella se mantienen en contacto  con el  entorno.

Es  una especie de radar que les permite identificar por igual necesidades y potenciales en una sociedad llena de carencias pero también de energía creadora.

Johan no ve muchas diferencias entre empujar ese proyecto y crear música.

 

 

“A menudo me sucede que voy en la moto y siento  que se me viene encima una composición. Entonces me detengo y grabo la melodía en el teléfono. Un músico no puede desaprovechar ese instante. Después llegará el tiempo de pulir, corregir o incluso desechar. Pero ese instante único hay que atraparlo al vuelo.

Lo mismo  hacemos con la corporación. Estamos atentos a los ritmos de la vida y cuando sentimos que llega la oportunidad de emprender algo nuevo nos damos manos a la obra”.

En ese punto del camino se encuentran ahora. Entre el propósito de difundir los contenidos del proyecto premiado  por Audifarma y   el imperativo de mantenerse en sintonía con lo que  sucede alrededor.

Porque cuando la basura suena…


“Todo era azar en el Hotel Sahara”, pero no en Rubén Vélez.

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La palabra sagrada, ¡Oh sí! La palabra que creó el mundo está allí en 213 páginas


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Información Bibliográfica del libro

Título: Todo era azar en el Hotel Sahara

Autor: Rubén Vélez.

Editorial: Sílaba Editores. Medellín.

Colección: Mil y una sílaba

Género: Cuento

Año: 2017

Pág. 213

 

Sílaba Editores de Medellín ha logrado un bello libro, tanto en diagramación como en contenido, con Todo era azar en el Hotel Sahara del antioqueño Rubén Vélez.

Una obra semejante a una  bitácora de peregrinaje por tierras exóticas que expresa las reflexiones de un poeta que en el candor de su espíritu deleita a un Califa sediento de historias filosóficas, teológicas, fantásticas, para poder elevarse al nivel de profeta.

Este libro es un hotel grande donde se hospeda el poeta Nebur, el fabulador de Bagdad que como demiurgo de la palabra pone su mirada en las dunas, las montañas, los palacios, las palmeras, la luna, para reflexionar sobre Dios, el diablo, la soledad, el hombre, el destino, la muerte, el amor, temas afines a todo mortal.

Y el Califa ante el cual se recitan éstas rapsodas es mortal, por lo tanto, necesita oír historias, ya que oír es creer y creer es vivir.

 

Extraída de: Redajo.

 

Este semi profeta oriental no podría alimentarse de otra forma, ya que lo tiene todo, pero le falta la imaginación que recrea su espíritu.

Es sabido que los libros en el antiguo oriente eran sinónimos de sofás de descanso, pero los signos son baladíes cuando el hombre-libro aparece en forma de narrador para inventar historias de antiguos dioses que en soledad solo ven crecer la hierba mientras reflexionan sobre el destino del hombre.

Y Nebur es ese poeta imaginante. Y aunque su nombre sea un misterio develado, o mejor, el nombre heterónimo invertido de Rubén Vélez, el autor,  la magia empieza a hacer efecto cuando vemos que el escritor antioqueño traspasa con su prosa la poesía, la erudición y la remembranza, tejiendo narraciones propias de la tradición oriental tan dada a inventar el mundo por medio de la palabra.

El genio de Nebur y Rubén, esa unidad mística literaria, sale de su lámpara para encarnarse en el alter ego de Simbad, el heroico y visionario viajero de Las Mil y Una Noches, que viaja por el mundo y regresa cargado no de oro de Ofir, sino de leyendas fabulosas que solo son dignas de ser recibidas por imaginaciones vírgenes y creyentes.

 

Extraída de: Golem

 

El había una vez, como comienzo de un cuento, no es útil cuando el límite es el universo para crear cielos e infiernos espirituales representados por el fuego fatuo que habita en cada hombre.

La palabra sagrada, ¡Oh sí! La palabra que creó el mundo está allí en 213 páginas, que, sin preámbulo, extasían al lector y lo llevan de la mano como Virgilio a Dante, por lugares imaginados dentro de esos reinos exóticos de Bagdad, lugares sonoros, de formas, colores y aires que danzan por las calles arenosas de los sultanes.

Cualquiera que sea dado a leer libros de viaje ambientados en culturas lejanas, llegará a la conclusión de que Todo era azar en el hotel Sahara son textos hieráticos que en algún momento solo pertenecían a la mirada del Califa, pero que se abren a la lectura apasionada del hombre que también desea ser encantado como una serpiente egipcia.

 

Extraída de: El Espectador

 

No importa el lugar desde donde se lea, sea en Medellín, ciudad tan influenciada por el arte cordobés, o Pereira, ciudad viajera y viajante, o cualquier latitud de Colombia.

Sílaba Editores, en la edición especial “Mil y una sílabas” nos presenta un mundo extraído directamente del cráneo de Rubén Vélez, ese poeta, escritor, polemista, que deja su impronta con la literatura que mueve montañas y recrea reinos.

Los Naranjos, un barrio tranquilo de Dosquebradas que consolida múltiples actividades para sus habitantes.

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Al caminar por el barrio, puede notarse que existen una diversidad de usos que conviven con su destinación principal, la vivienda.  


 

En un escrito anterior, hice referencia al cluster cultural que se encuentra conformado en este barrio de Dosquebradas. Es en sí mismo muy llamativo el hecho de que tantas agrupaciones culturales realicen sus actividades en este sector, teniendo como eje para ello un lugar de reunión, la edificación denominada IDM (Instituto de Desarrollo Municipal).

Al caminar por el barrio, puede notarse que existen una diversidad de usos que conviven con su destinación principal, la vivienda.

 

Foto: La Cebra que Habla.

 

Tiendas de barrio, peluquerías, dos iglesias (una de ellas cristiana ortodoxa), espacio público, instituciones educativas, una sede comunal, y hasta una gran fábrica; comparten el espacio de este barrio en aparente armonía.

Recorrimos sus calles y lugares en compañía de Fabio Vanegas Pérez, líder comunal.  Guiados por él, caminamos haciendo uso de unos buenos andenes, vías pavimentadas y en relativo buen estado, y en general un ambiente de orden y limpieza.

 

Foto: La Cebra que Habla.

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Según nos refirió, el barrio está compuesto en total por 52 manzanas, y aproximadamente 1.120 viviendas y 5.000 habitantes.  Se construyó como un loteo en tierras del señor Jaime Giraldo, quien era propietario de muchos de los predios que hoy conforman los barrios de Dosquebradas, hace 44 años (1962). Su fundadora se llamó Margarita González.  El señor Giraldo donó el predio para el parque Los Naranjos y para la sede comunal.

Otro aspecto llamativo es el silencio. No se escucharon esa tarde ruidos estridentes, no vimos establecimientos con equipos de sonido ni grandes parlantes invadiendo los andenes, ni nos topamos con vendedores ambulantes al volante de sus megáfonos a todo volumen.

 

Foto: La Cebra que Habla.

 

En general, el comercio es organizado. Actualmente el barrio cuenta más o menos con unos doscientos establecimientos de comercio que prestan sus servicios del andén para adentro, las ventas que realizan soportan la vida cotidiana, y conviven adecuadamente con los demás habitantes.

Hay allí cafeterías, revuelterías, peluquerías, ventas de textiles, ropas, entre  otro tipo de mercancías, sin que lleguen estos establecimientos a cambiar radicalmente el carácter barrial de Los Naranjos.

En nuestro recorrido, llegamos hasta la fábrica. Es una construcción de gran tamaño, de fachadas cerradas, de concepción más bien hermética, que no tiene avisos ni señales apreciables en el exterior que den cuenta de lo que allí se trabaja.

 

Foto: La Cebra que Habla.

 

Supimos después que se trata de la empresa Cartones y Papeles de Risaralda, propiedad de la familia Levy, y que, según se nos dijo, ha empleado a muchos de los habitantes del barrio, en los años que lleva en el sector.

Se nota una gran actividad en sus alrededores, puesto que la industria se encuentra en pleno auge y requiere una ampliación que en este momento se encuentra en construcción.  Es evidente, al recorrer su entorno, que ha venido copando espacios y comprando las viviendas de los vecinos más cercanos.

Cartones y Papeles de Risaralda y el colegio Juan Manuel González, se encuentran localizados enfrente de la Quebrada Dosquebradas, la misma de la que tomó su nombre el municipio.  La misma fuente hídrica que divide el barrio Los Naranjos del Barrio Primero de Agosto.

 

Foto: La Cebra que Habla.

 

En el colegio nos recibió el rector, Daniel González.  Él nos habló de los procesos de lecto- escritura que llevan a cabo en la institución, de la mano de la profesora Patricia Pungo, quien dirige un programa que se llama “Ojitos Lectores”, en el cual realizan diferentes actividades como maratones de lectura y un concurso nacional de crónica.

 

Foto: La Cebra que Habla.

 

En compañía del Rector nos dirigimos hacia la cancha de fútbol del colegio, un gran espacio sembrado en grama que se encuentra actualmente amenazado por la socavación del terreno, debido al efecto de la corriente de las quebradas. Esta, se encuentra situada en el vértice formado por las quebradas Dosquebradas y Los Molinos.

 

Foto: La Cebra que Habla.

 

El problema más grande se encuentra en la margen de la quebrada Dosquebradas, y tiene que ver, además de los fenómenos naturales asociados con los aumentos de la corriente por causa de las temporadas de invierno, con unas obras de contención que realizaron en la fábrica, las cuales desaceleran la corriente, pero aumenta el impacto en el predio vecino.

 

Foto: La Cebra que Habla.

 

Adicionalmente, a este problema de socavamiento se presenta un exceso de contaminación en estas fuentes hídricas, lo que produce malos olores y vectores como roedores y zancudos.

Al finalizar la visita al colegio, el Rector nos habló de un colorido mural que adorna las paredes del lugar, en el cual pueden verse representados algunos de los referentes de la identidad nacional más reciente, como: Gabo, Lucho Herrera, Manuel Elkin Patarroyo, Fernando Botero (representado por una silueta similar a sus famosas “gordas”), Carlos “El Pibe” Valderrama o Rafael Escalona.

En cuanto al transporte, cuentan hoy con dos rutas alimentadoras del Sistema de Transporte Masivo, las cuales tienen una buena frecuencia de atención. Sin embargo, por su vecindad con la Avenida Simón Bolívar, vía principal de Dosquebradas, los habitantes de este barrio no tienen mayores problemas de conectividad.

 

Foto: La Cebra que Habla.

 

Además de la diversidad de actividades, el orden y la armonía que hoy se respira en este barrio, existen aspectos muy llamativos, como la expansión que ha tenido la iglesia Ortodoxa, que ha venido comprando a los vecinos y estableciendo allí una sede importante.

A propósito de este equipamiento, se le asocia con una habitante del barrio denominada “la monja”, de la que se decía hacía hasta milagros, y quien se identifica como la persona con la que inició este culto en Los Naranjos.

Y se dice que el propósito de sus fieles es llevar a vivir allí al líder de este culto en Colombia. Hoy día, regularmente realizan en sus instalaciones encuentros de carácter nacional, prestando incluso allí mismo en sus instalaciones el servicio de alojamiento a quienes acuden.

 

Foto: La Cebra que Habla.

 

En general, el Barrio Los Naranjos es un vecindario tranquilo, muy central y bien dotado de servicios, que comparte su territorio con otros usuarios del suelo, en donde se llevan a cabo actividades que complementan de manera aparentemente armónica el uso residencial, el cual prima en todo su recorrido.

Regresamos gratamente sorprendidos, y con el ánimo de volver para hacer en profundidad las historias de la Iglesia Ortodoxa y el Concurso Nacional de Crónica del colegio Juan Manuel González.