¡Dona por la salud de RISARALDA!
En Pereira y Risaralda se inició una campaña para llamar a la ciudadanía en general y al empresariado en particular para que haya una jornada de donación bien sea en especie o en dinero, destinados a fortalecer las existencias en el sector salud, que puedan soportar la atención masiva de enfermos por covid-19 en nuestra ciudad.
“Donar por la salud de Risaralda” es un llamado no sólo para Pereira sino a los pereiranos en todas las latitudes que puedan vincularse a la campaña que realizan la Cámara de Comercio de Pereira, Alcaldía de Pereira, Gobernación de Risaralda, Sociedad de Mejoras de Pereira, la ANDI seccional Risaralda-Quindío, Fenalco Risaralda, Camacol Risaralda, el Comité Intergremial de Risaralda y ACOPI Centro Occidente.
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El cambio climático se manifiesta a través del agua

Especial Día Mundial del Agua |
Oro líquido u oro azul, así le llaman a esa sustancia líquida que no tiene olor, sabor, ni color. Aquella que forma ríos, lagos, que desemboca en los mares. Esa que cae de la ducha cuando tomamos un baño, la que saboreamos cuando mezclamos con verduras, especias y alguna proteína en un caldo casero (muy necesario para esta época de bacterias). La que potencia el sabor de las hierbas cuando se calienta y se sirve a manera de té caliente o que se mezcla con frutas y disfrutamos en jugos. La que necesitamos cuando tenemos sed y se usa para limpiar y cocinar los alimentos. Esa que el cuerpo necesita para cumplir sus funciones básicas como bombear sangre para que las células se oxigenen y podamos caminar, pensar y también mantener la casa limpia de la mano del jabón, ahora más que nunca en tiempo de peste.

En fin, mucho se puede decir de la dependencia vital que tenemos con el agua, pero más que decir hay una necesidad de tomar acción para su cuidado. El agua mantiene la vida como la conocemos, entonces, ¿cómo podemos volvernos conscientes de que no es un recurso renovable si no tomamos los controles y cuidados que requiere? ¿Se imaginan qué pasaría si en este momento de cuarentena nos quedáramos sin agua en casa? ¿Se imaginan cómo hacen las comunidades que en este momento no tienen agua y tienen la crisis bacteriana encima? Son algunas preguntas para reflexionar.
El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo de cada año desde 1993, después de que se proclamara esta fecha por las Naciones Unidas un año antes con el objetivo de crear conciencia en el hombre de la importancia de cuidarla para poder vivir.
Mucha de la escasez de agua que se vive en el mundo y la precariedad en el abastecimiento para muchas comunidades, tiene que ver con la industria y los malos manejos de sus procesos de producción, pero otra parte es el mal uso en nuestras casas, eso sin hablar del problema que el cambio climático trae:
El cambio climático se manifiesta a través del agua. Nueve de cada diez desastres naturales se relacionan con el agua. Los riesgos climáticos vinculados con el agua se extienden en cascada a través de los sistemas alimentarios, energéticos, urbanos y ambientales. Si se quieren lograr los objetivos relacionados con el clima y el desarrollo, el agua debe estar en el centro de las estrategias de adaptación. Página del Banco Mundial
Hay tantas cosas que no sabemos y tantas que pasamos por alto por insensibles y a veces por ignorantes. Y así como hoy las bacterias nos están recordando que no somos tan importantes como nos creemos, el agua, el mal uso del agua, nos está advirtiendo a través del cambio climático que si no nos morimos asfixiados, quizás muramos de deshidratación o insolación por no cuidar lo que nos da la vida.
Dejamos algunos consejos para los cuidados del agua en casa.
Pueden aportar a este especial con consejos propios en comentarios. La intención de esta nota no es generar más pánico del que la información en redes sociales trae en tiempos de Coronoavirus, lo que queremos es generar información que sea útil y que lleve a la reflexión comunitaria, la solidaridad nos salva a todos y esa es una gran enseñanza de la pandemia que estamos enfrentando actualmente.
Te dejamos algunos contenidos que durante la existencia de La cebra que habla se han realizado respecto al agua y la relación no solo básica que hemos llegado a tener con ella. Estos contenidos propuestos son para maravillarnos, para reflexionar y para invitar a cuidar, para que las historias futuras no sean desde la remembranza de lo que fue y para lo que servía.
Postales de la migración centroamericana: las batallas sin cuartel de Douglas Oviedo
Primera postal migrante
Douglas Oviedo despertó en Tecún Umán por segunda vez. Era la mañana del sábado 27 de octubre de 2018 y de nuevo pernoctaba en las calles de la ciudad guatemalteca, la entrada a México por el litoral Pacífico. Tres días antes funcionarios de migración lo detuvieron en el estado de Chiapas, luego de pasar la frontera. No tuvo tiempo de reaccionar. De inmediato lo montaron en un avión rumbo a su país, Honduras.
Douglas despertó entonces consciente del mensaje del espíritu santo: “Prepárate porque vas a predicar hoy”. Algo estaba pasando. La noche anterior varios integrantes de la segunda caravana migrante agarraron a un hombre que al parecer cruzó a México con 350 personas. Según lo comentado, a todos los detuvieron, menos al tipo, quien volvió a Guatemala sin aclarar lo sucedido.
Se corrió la voz: existía un plan al interior de la caravana para entregar y deportar migrantes, y aquel tipo era el ejecutor.
– A ese man lo iban a matar -me dijo Douglas un martes de abril de 2019, en un café de Tijuana, en el estado de Baja California. Recordó que sus compañeros buscaban la forma de colgarlo de un árbol de un parque, pero la policía logró trasladar al inculpado a un centro de detención. Ahí Douglas comprendió la insistencia en el pedido divino. Faltaba organización en el grupo, faltaba un guía.
Por eso tomó un megáfono, alzó la voz y predicó.
– Muchos comenzaron a llorar, comenzaron a arrodillarse, a pedirle perdón a Dios cuando comencé a orar fuertemente –De inmediato la segunda caravana armó un comité, faltaba coordinación, y Douglas obtuvo cierto liderazgo, fue nombrado el ‘pastor de la caravana’.
A pesar de la organización, el siguiente domingo los migrantes rompieron el portón de la aduana guatemalteca y atravesaron el puente que pasa sobre el río Suchiate, la frontera natural de México y Guatemala. Hubo enfrentamientos entre la caravana y los antimotines, gases lacrimógenos, palos, rocas, botes de basura surcando los aires, heridos. Los medios de comunicación notificaron la muerte de un joven hondureño tras el impacto de una bala de goma.
Al menos cuatro mil personas esperaban bajo el sol, y a empujones se abrieron camino.
Algunos se lanzaron al río desde el puente y cruzaron a nado. Y aunque también encontraron la barrera de la policía mexicana, el lunes 29 de octubre se les permitió avanzar, quizá fue presión de la misma caravana, supuso Douglas, quizá el miedo a otra reacción donde la fuerza pública quedara mal parada frente las cámaras de televisión. Diez días antes cruzó la primera caravana, dos días después, una tercera, y a inicios de noviembre, una cuarta y quinta. El objetivo: escapar de la violencia y el abandono en sus lugares de origen en Centroamérica, recorrer México de sur a norte y llegar a Estados Unidos.
Las caravanas se conformaron en Honduras. La primera salió de la ciudad de San Pedro Sula el 13 de octubre de 2018. Una manera de enterarse del viaje fue su difusión a través del canal de televisión hondureño ‘Hable como habla’, además de las redes sociales, panfletos y rumores. Douglas en su casa observaba a la gente unirse al movimiento, y decidió participar. Pasó un tiempo con sus hijos antes de tomar la mochila. A finales del mes viajó sin despedirse de su familia y en Tecún Umán los llamó.
Ya llevaba 700 kilómetros en la ruta.
En el país de imaginarios prósperos un presidente pedía leyes migratorias radicales ante la incursión de los Bad Hombres. En su campaña electoral Donald Trump exigió levantar un muro en una frontera que va desde el Océano Pacífico hasta el Golfo de México y comprende 3.200 kilómetros. Lo exigió al gobierno mexicano, al congreso de los Estados Unidos.

Pero el muro ya existe. Se puede ver y tocar. Es una barrera de tres a seis metros de alto y con una longitud de 1.200 kilómetros, cuya construcción inició en el periodo de Bill Clinton, década de los noventa. Y en los espacios donde no hay cercas, láminas, alambres y rejas, está la lejanía, el sol y la noche del desierto. El muro fortalece el discurso nacionalista de Trump y anima a sus seguidores: “Make American great again”.
Segunda postal migrante
Supe de Douglas Oviedo en el festival ‘Juntos somos más’. En su presentación, en el foro del parque La Ocho de Tijuana, vindicó y pidió respetar al migrante. Era un sábado 16 de marzo de 2019. Douglas ya había recorrido más de cuatro mil kilómetros con la caravana.
– No juzgues al migrante de la caravana cuando es deportado, porque si nunca viviste la historia del mojado, no puedes hablarlo, ni mucho menos contarlo.
A sus espaldas, a veinte minutos de caminata, a once cuadras de distancia, estaba el muro.
Luego, la ciudad de San Diego, California.
La gente lo escuchaba desde las escalinatas del foro. En un costado, cerca de una pequeña fuente, se improvisaron los puestos de comida haitiana, hondureña, salvadoreña y mexicana. Muchos de los asistentes al festival eran jóvenes gringos. Vinieron de Ohio, San Diego, Los Ángeles. Tomaban fotografías, bailaban las canciones del hip-hop haitiano y hondureño; comían y sonreían mientras hablaban en inglés o en un intento de español; servían comida a los asistentes tijuanenses, registraban en redes sociales sus opiniones del evento.
El parque de La Ocho se construyó en la calle Octava, a una esquina de la avenida Revolución. Esta es la zona de los bares, las discotecas, las tiendas de curiosidades, las farmacias, los restaurantes y las cervecerías artesanales en Tijuana. Además, es denominada el centro de la ciudad por el flujo de transeúntes, aunque en realidad es parte del lado norte, muy cerca de la garita de San Ysidro, una de las puertas de acceso de la frontera.
‘Juntos somos más’ surgió en un momento confuso para Douglas. En enero de 2019 las caravanas contaban 60 días de estancia en Tijuana. Eran alrededor de seis mil centroamericanos ubicados en diferentes albergues. El martes 29 de ese mes el gobierno de Estados Unidos dio marcha a los ‘Protocolos de Protección a Migrantes’, o el programa ‘Quédate en México’. Los protocolos obligaban a los extranjeros en busca de asilo a esperar la resolución del caso en tierra mexicana, una medida criticada por activistas, pues los procesos demoraban y se exhibía una violación del principio de no-devolución amparado en el derecho internacional.

Incluso, se volteó a mirar al presidente entrante de México, Andrés Manuel López Obrador, quien le dio continuidad a la iniciativa. Aquí es necesaria una nota al margen: en este 2020, sesenta mil personas con peticiones aguardan en México las notificaciones correspondientes. Sin embargo, los medios señalan que los protocolos fueron bloqueados por una corte de apelaciones de San Francisco en los estados sureños de California y Arizona, manteniéndose en Nuevo México y Texas.
Douglas fue uno de los inscritos en ‘Quédate en México’, y el mismo día de su activación cruzó a San Diego. Al ser devuelto a Tijuana creyó fracasar en su viaje, pero permanecer quieto sería peor, pensó. Entonces, de golpe, le llegó el nombre de una de sus composiciones, trabajada con el grupo en el cual participa desde su arribo a la frontera, porque Douglas es pastor y es cantante. Junto al músico estadounidense Adam Elfers integra el proyecto El Puente. Los dos se hicieron amigos el 11 de diciembre de 2018 en el albergue El Barretal y cinco días después dieron allí su primer concierto. La canción de lanzamiento, ‘Juntos somos más’:
Yo me despierto y me levanto pensando que era un sueño,
cuando veo por los medios la caravana de hondureños.
Veo niños, mujeres, hombres y ancianos
dispuestos contra todo por el sueño americano.
La letra del tema alude a la experiencia del migrante de la caravana, y su nombre impulsó a Douglas a pensar un festival. De inmediato buscó ayuda. El evento debía ser antes del 19 de marzo. En esa fecha iría a una corte de San Diego, le daría seguimiento a su trámite y tal vez podría quedarse en condición de espera, o sería devuelto otra vez.
Por ello contactó a una amiga gringa, y junto a ella buscó las organizaciones y colectivos centrados en la defensa de los derechos humanos del migrante en Tijuana. Así se unieron Espacio migrante, Border Angels, Enclave Caracol, Ópera de la calle y el comedor comunitario Contra viento y marea. Hubo apoyo de grupos de haitianos, llegados a la ciudad en 2016 y 2017.
Douglas se convirtió en una figura mediática terminado el festival. Los periodistas locales querían entrevistarlo, reportear su petición de asilo. Participó en la realización del documental ‘La tierra que habitamos’, fundó el albergue El Puente, la Universidad de San Diego utilizó su poema ‘El último paso’ en una pieza audiovisual, y a finales de 2019 fue uno de los personajes del año de Baja California según el periódico InfoBaja. En nuestra charla mencionó uno de sus poemas más directos.
– Ese sí va a estar bien fuerte. Se llama ‘El migrante de la caravana’.
Tercera postal migrante
En el café Aether, Douglas me relató su experiencia migratoria y estadía en Tijuana. Lo contacté por Facebook tras su participación en el festival ‘Juntos somos más’. Quedamos en vernos el martes nueve de abril de 2019.
El café Aether se encuentra en el Pasaje Rodríguez, un corredor comercial para necesitados de cerveza artesanal, café orgánico, ropa de marcas locales o de segunda mano, cultura pop japonesa y librerías con precios bajos. El Pasaje conecta las avenidas Constitución y Revolución. Es un espacio cultural. Sus paredes son murales que ofrecen una idea de lo tijuanense y el norte mexicano, y los fines de semana una banda o cantante emergente musicalizan la visita de los tijuanenses.

Douglas llegó al café pasadas las ocho de la mañana, cuando apenas los locales del Pasaje estaban abriendo. Nos sentamos en una de las mesas del corredor. Pedimos dos tazas de café americano. Douglas, de 35 años y padre de tres hijos, tenía una barba prominente, similar a la de un rabino. vestía una gorra negra de Los Angeles Dodgers, un pantalón caqui y un buzo con capota. Parecía cargar pocas horas de sueño, sus ojos de mapache suponían la pesadez de la incertidumbre.
Luego de la entrevista iría de nuevo a San Diego a revisar su caso de asilo. Llevaba seis meses de vivir en Tijuana y ese día, quizá, tendría la respuesta esperada. Las noticias de sus abogados insinuaban la posibilidad de ser aceptado.
Antes de unirse a la caravana en 2018, este pastor y músico hondureño había logrado entrar a Estados Unidos en 2007. Era un joven de 24 años que emprendió un recorrido de 47 días. La ruta, del sur al norte mexicano, era trazada por el sistema de trenes cargueros conocido como ‘La bestia’.
Al término de la primera década del siglo XXI, el desplazamiento de migrantes a bordo de ‘La bestia’ se transformó en un fenómeno mediático y de redes. Las grandes empresas periodísticas enviaban a los reporteros más avezados. La encomienda: experimentar, describir y narrar las condiciones del migrante. Tal interés radicó en la situación de orden público en México a partir del anuncio de la ‘Guerra contra el narco’ del expresidente Felipe Calderón en 2006. Fue el surgimiento de una violencia evidente y directa en los estados del sur, de guerra entre carteles y el gobierno federal. El temor creció en los municipios alejados del centro del país. Los carteles se tomaron el poder de varias regiones y evidenciaron sus nexos con políticos y policías.

Esta travesía es un juego de dados sin segunda oportunidad. Hay registros periodísticos de varias detenciones del tren por parte de comandos de algún cartel. Los centroamericanos son obligados a bajar y pueden ser extorsionados, secuestrados, asesinados o desaparecidos. Pero muchos prefieren confrontar lo inesperado en vez de las detenciones del Instituto Nacional de Migración al tomar rutas mucho más “seguras”.
En su intento, Douglas se encaramó en los vagones de ‘La bestia’ en la ciudad de Arriaga, en Chiapas. Ya estaba a más de 200 kilómetros de distancia de Guatemala, y alcanzó la localidad rodeando ocho puestos migratorios. Debió salir de la carretera, penetrar la selva chiapaneca y evitar un encuentro directo con “pandilleros” o ladrones.
En Arriaga el tren salió en dirección al sur del estado de Veracruz, paró en los municipios de Coatzacoalcos y Tierra Blanca. En varias ocasiones Douglas saltó del tren para no ser secuestrado, extorsionado o detenido. En las huidas buscaba un escondite, permanecía un tiempo guarecido, y se movía de nuevo si el peligro pasaba. A continuación, se dirigía a otra estación y subía a otros vagones. En algún tramo tuvo la compañía de 25 personas. A veces predicaba junto a ellos, y cuando podía, cuando el tren se detenía, pedía alimento en los albergues cercanos.
En Tultitlán, Estado de México, muy cerca de la Ciudad de México y a más de mil kilómetros de Guatemala, Douglas encontró a Toño, un coterráneo suyo con ganas de viajar “pa’rriba” y un contacto bueno, “un man por ahí” cuyo trabajo era llevar gente a Estados Unidos, un coyote.
Quedaron en llamarlo.
La cuestión era de confianza, señaló Douglas, una confianza ciega, pues Toño no sabía cuánto cobraba el coyote. Y solo al pisar la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, en Tamaulipas, el noreste mexicano, Douglas se dio cuenta que Toño le conseguía “clientes” al coyote. El costo del servicio fue de dos mil dólares.
Pasar por Veracruz y Tamaulipas resultó riesgoso. El control del cartel de los Zetas en la zona implicó discreción, casi ser invisible. En agosto de 2010, tres años después del periplo de Douglas, un comando de este cartel asesinó a 72 migrantes en un rancho del municipio de San Fernando en Tamaulipas. Este tipo de noticias llenaron las agendas de los medios internacionales, y la culpa, según los discursos patrioteros, era de los migrantes, pues salen de sus países e ingresan donde no pueden.
En Nuevo Laredo, Douglas contempló la frontera norte de México por primera vez.
Debió hacer un trayecto de nueve horas junto al coyote, en la noche y la madrugada, hasta llegar a una población estadounidense. Primero se detuvieron en un parqueadero de camiones de carga. Allí tomaron un tren rumbo a San Antonio, Texas, donde una camioneta lo recogió y lo condujo a una casa de seguridad. Próxima parada, la ciudad de Austin, debió pagar lo restante del cruce. El siguiente destino fue Arlintong, y pasados dos meses un amigo le ofreció trabajo en una radio evangélica de La Florida. Se volvió el DJ del programa ‘Latino cristiano’, e impulsaba el reggaetón cristiano. Trabajaba en la emisora en las noches, ganaba 200 dólares semanales. En las tardes arreglaba techos. Sin embargo, regresó a Honduras en agosto de 2010.
No fue deportado, me aclaró. Él mismo pagó su boleto de avión. Quería ver a su hijo recién nacido.
– ¿Te arrepientes de haber vuelto? -le pregunté a Douglas, alguien que por segunda vez pretendía pisar Estados Unidos.
– No me arrepiento porque tengo mis hijos, hermano. Pero si me hubiera quedado, yo ya hubiera tenido papeles o algo.
Cuarta postal migrante
El 10 de noviembre de 2018 los primeros 85 integrantes de la caravana migrante arribaron a Tijuana.
Cuatro días después eran más de setecientos. Quienes no se instalaron en un albergue durmieron cerca al faro de la colonia Playas de Tijuana, en una explanada pegada a la frontera. Este es uno de los lugares romantizados al hablar de la relación México-Estados Unidos. Allí el muro se interna varios metros en el Océano Pacífico, y en sus columnas se pueden leer nombres, mensajes cercanos a una esperanza. También hay desasosiego: la bandera de la potencia mundial pintada con cruces en vez de estrellas, las inscripciones de conclusión inesperada: “aquí es donde rebotan los sueños”.

En la noche del 14 de noviembre algunos habitantes de Playas se acercaron al faro y agredieron a los migrantes. Según los inconformes, la caravana traía desorden y peligros a la colonia, por lo que debían ser reubicados. Pasados cuatro días trescientas personas se reunieron en la Avenida Paseo de los Héroes, en la glorieta Cuauhtémoc, y alzaron sus pancartas y voces. Pidieron leyes y deportación, cantaron el himno nacional mexicano y hablaron de una defensa de la “patria” ante los “invasores”. Incluso, antes de la protesta el entonces alcalde, Juan Manuel Gastélum, lanzó una frase en tono de burla: “los derechos humanos son para los humanos derechos”.
En ese momento una gran parte de los seis mil integrantes de la caravana ya había sido ubicada en el centro deportivo Benito Juárez, en la zona norte de la ciudad, cerca de la garita de San Ysidro.
– En Playas nos agarraron a pedradas, nos tiraban palos, nos gritaron que nos fuéramos de aquí. En Juárez ya la cosa medio cambió, pero no podíamos salir de dos cuadras porque nos agarraban y deportaban.
La imagen en el Benito Juárez parecía la de un grupo de desplazados sobreviviendo en un campamento mal improvisado tras un enfrentamiento bélico. La basura se acumulaba, la lluvia convertía el suelo en lodo y el número de enfermos aumentó por el cambio de clima y la mala alimentación. Era la temporada de heladas. El acceso al lugar lo custodiaban policías municipales, y en una de las calles aledañas se alzaba una oficina de control migratorio.
La estrategia de atravesar México en grandes grupos fue una manera de prevenir cualquier tipo de violencia e impunidad. Permitió resaltar los problemas internos de los países donde surgió cada movimiento. En su lado opuesto, fue un impulso de los discursos xenófobos y nacionalistas.
La migración amenazaba la “soberanía”.

Cuando Douglas ingresó a México con la caravana no se dirigió a Coatzacoalcos. En esta ocasión caminó hacia Marías Romero, en el estado de Oaxaca, y entró a Sayula, Veracruz. Antes de llegar a Tijuana descansó en distintos albergues ubicados en diferentes ciudades, albergues estatales para descansar y continuar. De esa experiencia me describió imágenes contrarias en sus interacciones con los mexicanos.
Primero dijo que muchos de ellos se aprovecharon de la caravana. Los migrantes no traían dinero y les cobraban hasta para ir al baño. Recordó tratos discriminatorios. Les decían “escoria”, “basura”, les lanzaban objetos. En Oaxaca un hombre los amenazó por ondear la bandera hondureña en su tierra.
Luego habló de los “mexicanos buenos”, quienes ofrecieron alimentos y otorgaron visas humanitarias y protección. Pero en Tijuana las ayudas gubernamentales desaparecieron poco a poco. los gobiernos municipal, estatal y federal jugaron la estrategia del cansancio. Empezaron a promover el retorno de los centroamericanos agotados ante una vida en un cambuche, expuestos a enfermedades, hambrientos, sedientos y atiborrados de basura.
A principios de diciembre de 2018 gran parte de los migrantes que dormían en el Benito Juárez fueron reubicados en la explanada de El Barretal, un espacio abierto de la colonia Mariano Matamoros donde se realizan eventos masivos. Una desventaja del cambio radicó en la lejanía con la frontera. Alcanzar la garita significaba hacer un trayecto de 20 kilómetros. Era un recorrido de más de cuarenta minutos en bus, era gastar 30 pesos diarios (4800 pesos colombianos) en los pasajes de ida y regreso.
Douglas me contó que la noche del 24 de diciembre alguien lanzó un gas lacrimógeno dentro de El Barretal, y que a pesar del trabajo de los colectivos recolectando comida, ropa, juguetes y productos de aseo, una bodega del lugar quedó sin abrir, la fecha de cierre del albergue, el 29 de enero de 2019. En los últimos días permanecían ochenta personas en aquel espacio de las seis mil que arribaron a Tijuana.
La caravana se dispersó.

La entrada a El Barretal era vigilada por militares y policías federales. Poco a poco el acceso a periodistas y voluntarios fue restringido y los migrantes portaban un carné de registro. Al interior del albergue se construía una cotidianidad. Había filas frente los baños de caseta, frente las zonas de distribución de comida; los jóvenes armaban picaditos de fútbol o montaban patineta, los niños corrían alrededor de las tiendas de campaña; los gringos, españoles y mexicanos con cámaras de video y micrófonos preguntaban sobra el viaje, el pasado, el futuro; los colectivos organizaban obras de teatro; alguien escuchaba música en su cambuche, una bandera de Honduras ondeaba desde una esquina.
Aunque poco a poco menguaban los ánimos y la vida en El Barretal se hizo difícil. Muchos decidieron retornar a sus lugares de origen. Otros trataron de acceder a Estados Unidos.
Una de las opciones era la de pasar el muro por una zanja posible de ampliar en la zona de Playas de Tijuana. En alguna ocasión observé a un grupo levantando una malla y escarbando en la arena de la playa. Si lo lograban corrían unos metros y se entregaban a la patrulla fronteriza. Así se sometían a un proceso de revisión del caso.
La mayoría de las veces la revisión terminaba en la deportación.

El domingo 25 de noviembre de 2018, antes de la reubicación en El Chaparral, un grupo de 500 migrantes realizó una marcha por las calles tijuanenses y se abrió paso entre los antimotines protectores de la garita de San Ysidro. Algunos participantes de la marcha saltaron el muro. Las imágenes replicadas en medios locales e internacionales mostraban una acción estimulada ante un rumor de apertura de la frontera y un golpe de desespero. El norte de la ciudad parecía una zona de guerra. Esa tarde escuché, mientras pasaba los puentes que atraviesan el canal del Río Tijuana, las detonaciones de las armas lanzando gases lacrimógenos. Eran los agentes de la patrulla fronteriza de Estados Unidos que replegaban a los migrantes desde su lado del muro.
Hay una fotografía del acontecimiento donde una mujer escapa de los gases corriendo por el canal. Lleva dos niñas descalzas sujetas de los brazos mientras busca un refugio.
Quinta postal migrante
– ¿Hubo grupos que incitaron la caravana? -le pregunté a Douglas el día de nuestra charla en el café Aether- ¿Eso es verdad?, porque todavía sigue el rumor…
– Eso es mentira -contestó. No me dejó terminar la frase – Mira, te voy a explicar.
Douglas me dijo que las primeras dos caravanas motivaron la constitución de las siguientes. Y el único apoyo lo recibieron de organismos, colectivos y movimientos sociales. Si alguien quería dirigir la caravana no lo permitían, me aseguró. Nada de “política”, nada de aguantarle la “casaca a nadie”. Pero al llegar a Tijuana algo cambió.
– Ahora sí se están armando grupos para impulsar las caravanas.
Uno de los grupos es Departamento 19, o D19, una alianza opositora al presidente de Honduras Juan Orlando Hernández, creada en Estados Unidos por hondureños, surgida dentro de la coyuntura dada tras el golpe de estado a Manuel Celaya en 2009. Según Douglas, D19 pretendía acrecentar la mala imagen del gobierno de Hernández promoviendo la migración. A través de Facebook difundía la supuesta consolidación de una caravana, esparcía el rumor y agrupaba a los interesados.
Otro grupo es Pueblo sin Fronteras, fundado en 2010 en Estados Unidos. Su misión, descrita en su perfil de Facebook, “es proveer albergue y seguridad a migrantes y refugiados en tránsito, acompañarlos en su camino y juntos exigir el respeto a nuestros derechos humanos.”
Esta organización tiene sedes en ciudades del norte y sur de México. Su líder, Irineo Mujica, ha sido arrestado en varias ocasiones por movilizar centroamericanos. La periodista María Verza dice que Pueblos sin fronteras es un antecedente de las caravanas, pues antes realizaba viacrucis cuya finalidad era evidenciar la violencia del crimen organizado contra quienes se desplazaban sin permisos oficiales.
Verza también menciona a Bartolo Fuentes, periodista y político hondureño que acompañó un viacrucis de abril de 2018 y participó en grupos de WhatssApp “donde se organizaban estrategias conjuntas de migración”. En varios medios señalaron a Fuentes como el organizador de la primera caravana, aquella emprendida en San Pedro Sula el 13 de octubre.
Esos intentos de políticos y activistas por promover y controlar las caravanas le preocupaba a Douglas.
– ¡Nosotros no somos ningún tipo de comercio, hermano! Acá hay dinero de por medio.
Dijo que llevar a una persona hasta al norte significaba ganar entre 500 y 800 pesos (desde 90 mil a 150 mil pesos colombianos). Habló de Alfonso Guerrero Ulloa, un hondureño que reunió alrededor de 250 migrantes en El Barretal, escribió una carta a Donald Trump y realizó una protesta a mediados de diciembre de 2018 en el consulado de Estados Unidos en Tijuana.
En la carta le pedía a Trump el “libre ingreso” de la caravana o darle a cada integrante 50 mil dólares para “retornar a nuestra patria”, además de extraditar a Juan Orlando Hernández.

Guerrero Ulloa tiene una petición cerrada en el sitio web change.org. En el mensaje, dirigido a Trump, exige el derecho de indemnización y retorno a Honduras tras treinta años de exilio, luego de las acusaciones en su contra por el atentado en el restaurante China Palace de la ciudad de Comayagua, en 1987. Los informes noticiosos retomaron esta petición e indicaron que Guerrero Ulloa no integraba las caravanas.
Días después de la marcha al consulado fue detenido en El Barretal a causa de un altercado con los migrantes.
En nuestro encuentro, Douglas lanzó una pregunta: “¿En el momento de la salida de la caravana masiva, hubo un interés, una esperanza de que sí se podía pasar a Estados Unidos?” La duda molestaba a las organizaciones enfocadas en planear grandes desplazamientos, a veces denominados de manera bíblica, éxodos. La duda en el fondo era qué ganaban con las travesías migratorias al conocer la situación en la frontera norte.
En una noche lluviosa de enero de 2019, tres meses antes de la entrevista con Douglas, hablé con Manuel Ayala, uno de los reporteros más activos en el cubrimiento de las caravanas.
Manuel llegó a Tijuana en 2016, a los treinta años y proveniente de Michoacán. Cuando tuvimos la oportunidad de charlar integraba el equipo periodístico del Semanario Zeta.
Manuel me recibió en una sala de las oficinas del Zeta destinada a la imagen del fundador del semanario, Jesús Blancornelas. En la década de los ochenta y noventa este medio sostuvo una serie de cubrimientos que denunciaban las operaciones y los crímenes del Cartel de la familia Arellano Félix.
Por esas notas, Blancornelas sufrió un atentado en 1997, donde murió su escolta.
– Muchas de las personas venían engañadas. -me aclaró Manuel al recordar el caos del 25 de noviembre de 2018 cerca a la garita de San Ysidro- No venían con información real de lo que sucedía acá. No sabían ni siquiera a qué venían, no sabían lo que iban a enfrentar acá. Muchos pensaron que por el hecho de decir que venían de pobreza extrema los iban a dejar pasar, y las peticiones de asilo no contemplan eso.
En uno de sus reportajes, Manuel expuso algunas quejas de los migrantes hacia ciertos líderes de Pueblos sin fronteras y otras organizaciones similares por generar expectativas que en Tijuana desaparecían. Los retornos asistidos se hicieron continuos, y la falta de certeza sobre el actuar de este tipo de colectivos se convirtió en un misterio aún por resolver.
– Los colegas debemos enfocarnos en ver qué hay detrás de todo eso. Bueno o malo. Saber quiénes son estas organizaciones. Si hay algo turbio detrás se tiene que exponer. Ojalá no sea el caso.
Para Douglas, la mediatización de la caravana estuvo en su punto de crisis, no en la razón de la migración. Y esa razón, dijo, fue la falta de empleo, el narcotráfico, la corrupción, las muertes de jóvenes y las amenazas de familias en Honduras o El Salvador. Si alguien tiene un negocio, una pandilla le cobra un impuesto de guerra. El gobierno de Hernández, recalcó Douglas, dejó migrar a los hondureños, pero solo aquellos señalados como pobres.
– Te das cuenta de que no le importamos. La gente sigue migrando, y eso quiere decir que nada ha cambiado en mi país. Todo está igual.
Última postal del migrante
El 16 de septiembre de 2019, tras once meses de espera, Douglas obtuvo el asilo en la corte de migración de San Diego. Los medios locales registraron el día que recibió la notificación junto a sus abogados. Salió de la corte y abrazó a Adam Elfers y otros músicos amigos.
En el perfil de Facebook de El Puente se publicó un mensaje de respaldo a los migrantes:
“Este no ha sido un viaje fácil. Es muy claro que hay muchos obstáculos en el proceso de asilo para desalentar o desautorizar a los migrantes. Sin el apoyo de tantas personas en el camino para necesidades básicas, apoyo emocional, apoyo financiero, apoyo médico, apoyo legal Douglas hubiera sido solo un hombre, respetuosamente llamando a la puerta de los Estados Unidos. Ayer tenía la fuerza de miles de personas detrás de él.”
Sin embargo, Douglas, hasta esa fecha, era el segundo centroamericano en ser aceptado de los inscritos en el programa ‘Quédate en México’. Cuando pasó a San Diego y entró en la corte iba acompañado de otros migrantes, pero únicamente él obtuvo la respuesta favorable. Una de las razones fue su labor durante su estancia en Tijuana. El festival ‘Juntos somos más’ y sus canciones sobre la caravana lo situaron en la agenda pública, y la construcción la Casa hogar El Puente le dio espacio a su nombre en los periódicos y cadenas televisivas estadounidenses.

Ubicada en la colonia Amparo Sánchez, en las periferias de ciudad, a unos 27 kilómetros de la frontera, la Casa hogar El Puente aloja a los migrantes con peticiones de asilo. Junto a otros integrantes de la caravana, Douglas adecuó una vivienda a medio caer, que sus dueños cedieron por cinco años, y levantó el refugio.
Aunque la aprobación también se debió al apoyo jurídico. Luego de ser regresado a Tijuana mientras su proceso iniciaba, abogados defensores de derechos humanos de Estados Unidos contactaron a Douglas. En una reunión con otros migrantes le explicaron que el programa violaba las leyes migratorias, pues un extranjero no podía ser devuelto a un país aparte del suyo. Entonces iban a demandar.
Douglas aceptó dar su testimonio para fortalecer la demanda, y tuvo un respaldo en la corte. Fue la abogada Lisa Knox, del Centro Legal de la Raza, la encargada de representarlo. El objetivo de esta agencia es brindar atención legal bilingüe a comunidades latinas en California.
El día que hablamos en Tijuana, Douglas tenía cita con Lisa en una corte de San Diego.
Antes de despedirnos, ese martes de abril de 2019, le pregunté por un tatuaje que tiene en el pie derecho. Me señaló los nombres de sus tres hijos, el puente de Tecún Umán, la figura del migrante, los pasos de la ruta. Faltaba tatuar un par de imágenes: dos cruces, el símbolo de los muertos, y “las lágrimas del llanto de los niños”.
Nos dijimos adiós en las afueras del Pasaje Rodríguez. Douglas emprendió camino por la avenida Constitución, rumbo a la frontera.
Link para escuchar la canción ‘Juntos somos más’: https://www.thebridgeelpuente.com/new-page-97

Instrucciones para soportar el miedo
De ver pasar |
Lea sin parpadear a Florence Thomas con las manos hundidas en una palangana rebosante de agua tibia y tómese una infusión con tomillo y manzanilla. Respire hondo y aprenda de memoria esto que ella escribe: “para lograr resistir a este covid-19 nos toca reaprender a estar solos. Solos, solas de verdad”. Y declame, a eso de las nueve de la noche, bebiendo una cerveza en lata, bien fría, fija su mirada incierta en un horizonte sin luna, aquellos versos de Darío Jaramillo: “primero y siempre está tu soledad/ y luego nada/ y después, si ha de llegar, está el amor”.
Si usted es de los pocos que aún vive en pareja, aproveche el confinamiento para meditar en su frágil condición social. Si es de los que vive en permanente crisis por cosas tan pírricas como los celos, la furia, la intolerancia, acuda a las revelaciones de Piglia: “El matrimonio es una institucion criminal (…) pensada para que con sus lazos se ahorque uno de los cónyuges. Ese es el sentido de la sentencia: Hasta que la muerte nos separe”. Si lo suyo es la armonía cotidiana, esa aparente felicidad que suele manosear en su discurso de autoayuda el insoportable excura Linero, agárrese de esta certeza de Javier Marías: “estar junto a alguien consiste en buena medida en pensar en voz alta, esto es, en pensarlo todo dos veces en lugar de una, una con el pensamiento y la otra con el relato, el matrimonio es una institución narrativa”, cuyo epicentro es la almohada.
En un sentido literal, lávese con frecuencia las manos. Y en lo posible, lávele las manos con jabón de tierra a sus amigos, a sus colegas de trabajo, a la mujer del prójimo. No se requiere de estadísticas de salubridad pública para comprobar que la especie humana es, por naturaleza ancestral, mugrienta. Si aún tiene duda de esta evidencia, instale una cámara de video en un baño público. En un sentido estrictamente simbólico, sígase lavándose las manos hasta sangrar. Lo de la pandemia no es culpa suya, ni usted la propagó, ni usted estaba de visita en Wuhan y se hizo el chistoso en una piñata de abrazos, ni hace parte de un monstruoso plan conspiratorio, ideado por los seguidores italianos de la Orden de los Templarios de Verona, para menguar una especie incrédula y soberbia, débil a los resfriados.
Prohíbase por estos días de descarnado aburrimiento, de ácido nihilismo la lectura de las obras de Fernando Vallejo. Tome sana distancia de El desbarrancadero y Memorias de un hijueputa. Abrir esos libros, leer en voz alta lo que el narrador esputa en la página 38 y lo que otro, el mismo expele en la 205, es exponerse a una pandemia retórica y panfletaria, a lo Vargas Vila, con tinte costumbrista. Es como si se cargara de tigre, es como si sucumbiera a la curiosidad de militar en las huestes del Centro Democrático. Absténgase, además, de visitar a Fernando Vallejo en su casa de Titiribí o Cañas Gordas. Entrar en contacto con él es tan arriesgado como contraer el coronavirus en una procesión de Semana santa. Para estos días de rabia por la especie humana y de abandono preventivo de las mascotas, Vallejo y su alma en pena podría ser un arma letal, acaso porque le daría brillantes ideas para acabar con sus vecinos a punta de cantaleta.
Si usted es de los que paga las facturas de la luz, de la televisión por cable, del servicio móvil cuando ya lo irrita la repugnante y gigantesca tijera grabada en sus recibos, impóngase el deber de pagar esas obligaciones mundanas un día antes y no un día después del desastre. Una cosa es vivir en pareja, lavarse las manos y lavárselas a los demás, vivir en soledad como un champiñón y abstenerse de leer a un escritor reaccionario. Pero otra muy distinta es vivir en casa sin internet, sin saber qué está pasando con los murciélagos en el sur de China; qué acontece en las calles de Madrid a las 7 de la tarde y cerca del palacio de la realeza; qué dijo el Papa Francisco frente a los supuestos vaticinios sobre la pandemia de Massimo, el “mendigo misterioso”, en la Plaza de San Pedro. Usted podrá tener mucho miedo, sobre todo a las 9:45 de una noche sin estrellas y nadie lo puede negar. Pero esa emoción será pasajera. Netflix le enseñará cómo sentirla, cómo hacerla parte de la suscripción y cómo traducirla en pausa activa.
ÚLTIMA PUBLICACIÓN DEL AUTOR
Edición especial del mes por Quimbaya Studio: Mujeres cotidianas
Por, Quimbaya Studio |
El tema está inspirado en un escena común que refleja la cotidianidad de nuestra cultura y en particular la mujer en diferentes arquetipos, allí juntos tratando de transmitir la calidez y tranquilidad de las actividades cotidianas en un barrio popular que podría ser la esquina de nuestra cuadra.
Los invitamos a seguirnos en Instagram, búscanos como @quimbayastudio.
Colores, sensaciones y sonidos para componer una sinfonía del bosque
Especial Día Internacional de los Bosques |
Las variedades del bosque suelen ser como las del viento, diversas en tonalidades y figuras, en sensaciones visuales y audibles, delicadas o recias al tacto, aunque ese roce solo consista en la contemplación de una silueta distante, por lejanía o por elevación.
Las apariencias de la materia se agrupan en los bosques o las selvas, dando lugar a una estética que puede leerse de maneras diferentes. Una posibilidad es la observación a la distancia, en donde el conjunto gana igualdad y continuidad, y entonces se puede tener una cierta sensación del todo, como un atisbo a las intenciones de Dios. Otro modo de compenetrarse con este conglomerado de especies diversas que componen los bosques es adentrarse en ellos, penetrarlos, ojalá delicadamente para recrearse en una suerte de seducción mutua.
Cada espesura tiene su atractivo, alzándose, soberana y definitiva, por encima de nuestra humanidad e imponiéndonos sus lógicas, ya sea en la observación ensimismada o cuando estamos simplemente abandonados al imperio de su comparecencia, adentrados en el enigma de su ser impenetrable.
Entonces, nos sobreviene la sorpresa del encuentro: un ave, un fruto, una flor, presencias que se entremezclan con el tupido follaje, que rompen con su luz la monotonía del color uniforme y pesado que deriva de la concentración de masas de diversos contornos y tamaños.
Nuestros bosques son húmedos, estamos en el trópico. Exhalan vapores, aromas, gotean, escurren.
Y la delicia de estos pequeños descubrimientos nos aporta bienestar. Las resonancias en la plenitud del bosque son mágicas, allí se entremezclan los susurros de los soplos que arriban y estallan al contacto de cada hoja o tallo; el escurrir del agua por diversos rincones, el revolotear de aves e insectos, los cantos de las hadas extraviadas, el brillo de los cocuyos cuando entra la oscuridad más plena, si es que tenemos el arrojo de permanecer en sus adentros hasta que la noche lo arropa con su manto negro.
Porque es bien evidente que el monte cambia, y el entorno pleno de claridad y suaves cadencias del día, se transforma en sombras proyectadas sobre miedos profundos que nos habitan, ruidos que salen de las fauces de animales extraños, ya sean reales o imaginados, y la eventualidad de poder deslizarse en cualquier instante, de perder el equilibrio, de ir a parar al fondo del universo sin poder asirse de ninguna rama que preste auxilio en el momento de nuestro hipotético pero temido descenso a los infiernos.
Por eso los bosques de noche se aprecian mejor en los rumores que las brisas crean cuando arriban a su superficie y las mecen, ecos que nos llegan cuando estamos silenciosos y cobijados por la seguridad del hogar. A quien sepa y quiera escuchar, el bosque puede hablarle. Descifrar sus lenguajes aporta una suerte de iniciación en un mundo primero, de sonidos iniciales que remiten a un estado intermedio entre el animal y el hombre.
Tal vez plena de estas ideas antes enunciadas, me encontraba en días pasados recorriendo la vía que de Salento conduce a Toche, lo que se denomina el antiguo Camino Nacional. Por esa vereda se llega a un paraje en donde se puede apreciar un conjunto tupido de palmas de cera.
Situada a la distancia precisa entre la observación y el arrojo, vinieron a poblar mi mente pequeñas abstracciones, una suerte de visiones para las que, el secreto, es quedarse mirando detenidamente el grupo hasta que éste pierde su especificidad y se vuelve un encadenamiento de formas, una sola figura integral.
Así, pude ver cómo llovía fuertemente sobre las palmeras, aunque no estaba cayendo ninguna gota. Fue una forma de experiencia mística, una revelación. Y las descargas se proyectaban verticales, como un trazo de plumilla hecho por una mano habilidosa. Chocando violentamente contra la reunión de estas plantas, incluso parecían llegar a desplazarlas.
Luego, me vino a la mente la idea de hacer sobresalir los frutos rojos, en un ejercicio que podría asimilarse a encenderlos a ellos y apagar a los demás componentes del paisaje, y dejarse llevar por su periodicidad que se torna en una especie de armonía, de nota musical que se va repitiendo sobre la partitura del tendido verde.
Y entonces, una melodía fue surgiendo, y esos seres vegetales cobraron movimiento, llegando a representar, ante mis ojos, una danza.
Luego quise concentrarme solo en los penachos erguidos que coronan los copos de las especies más prominentes. Al mirarlos en su altura, destacada a intervalos constantes sobre el follaje, arribé, en esa especie de delirio consciente, a descifrar la cadencia de su alternancia sobre la superficie. Y su rítmica objetividad, combinada con la distribución aleatoria que empezaba a constatar en el tipo de observación que estaba realizando, me remetía a una cierta matriz esencial, un compendio del origen de la vida, de su sutil y frágil existencia, y, al tiempo, de la fortaleza en la que se asienta toda esperanza humana.
Este ejercicio, lo sospecho, puede repetirse con cualquier zona boscosa. La contemplación de la sucesión de las hojas amplias y blancas que pueblan el verdor de los bosques subtropicales, por ejemplo, puede ser un método adicional para prefigurarse nuevas conformaciones, de abrirse a la recepción de distintos mensajes.
Así, apelando a la imaginación, podemos hacernos conscientes de la vitalidad frágil de los bosques, de su imprescindible presencia en la vida terrestre, y apreciar otras dimensiones de las arboledas que nos rodean.
#lacebraenimagenes
De Santa Rosa a Pereira pasando por La Florida
Séctor La Carbonera por el camino que lleva a Toche-Tolima, detrás del Valle del Cocora
Parque Arauco comunica las condiciones de operación del Parque La Colina en Bogotá durante simulacro decretado por el gobierno local
Comunicado Parque Arauco |
Bogotá, 20 de marzo de 2020. En línea con las medidas adoptadas por el gobierno para prevenir el contagio del coronavirus encaminadas a velar por el bienestar de la población en general, Parque Arauco se permite informar:
A partir de las 11:59 pm del jueves 19 de marzo hasta las 11:59 pm del lunes 23 de marzo, cerraremos las instalaciones de Parque La Colina en Bogotá, y se consideran las siguientes excepciones:
- De acuerdo con los lineamientos establecidos por el gobierno, la droguería Cruz Verde ubicada dentro de Parque La Colina seguirá operando, al igual que algunos servicios bancarios y financieros.
- Algunos operadores de la plazoleta de comidas seguirán operando, atendiendo únicamente pedidos para llevar o realizados a través de plataformas tecnológicas dedicadas a la entrega a domicilio u otros servicios de domicilios.
- De acuerdo a lo establecido recordamos que solo una persona del núcleo familiar podrá desplazarse para tal efecto.
El horario establecido para el Parque La Colina para las excepciones mencionadas anteriormente será de 12:00 pm a 8:00 pm.
Invitamos a toda la ciudadanía a acatar los lineamientos que ha establecido el gobierno.
Reiteramos a los ciudadanos la importancia de seguir de forma estricta las recomendaciones de autocuidado emitidas por el gobierno.
En la medida que las disposiciones establecidas por el gobierno realicen modificaciones, Parque Arauco en Colombia realizará los cambios correspondientes encaminados a apoyar los lineamientos gubernamentales.
Cordialmente,
Diego Bermúdez
Gerente General Parque Arauco división Colombia
Parque Arauco comunica las condiciones de operación del Parque Arboleda en Pereira durante simulacro decretado por el gobierno local
Comunicado Parque Arauco |
Bogotá, 20 de marzo de 2020. En línea con las medidas adoptadas por el gobierno para prevenir el contagio del coronavirus encaminadas a velar por el bienestar de la población en general, Parque Arauco se permite informar:
A partir de las 11:59 pm del viernes 20 de marzo hasta las 11:59 pm del lunes 23 de marzo, cerraremos las instalaciones de Parque Arboleda en Pereira, y se consideran las siguientes excepciones:
- De acuerdo con los lineamientos establecidos por el gobierno, supermercados y droguerías ubicadas dentro de Parque Arboleda seguirán operando, al igual que algunos servicios bancarios y financieros.
- Algunos operadores de la plazoleta de comidas seguirán operando, atendiendo únicamente pedidos para llevar o realizados a través de plataformas tecnológicas dedicadas a la entrega a domicilio u otros servicios de domicilios.
- De acuerdo a lo establecido recordamos que solo una persona del núcleo familiar podrá desplazarse para tal efecto.
En relación al horario establecido para Parque Arboleda que considera las excepciones mencionadas anteriormente, y el cual había sido comunicado previamente, se realiza un cambio y el nuevo horario será de 7:00 am a 8:00 pm.
Invitamos a toda la ciudadanía a acatar los lineamientos que ha establecido el gobierno.
Reiteramos a los ciudadanos la importancia de seguir de forma estricta las recomendaciones de autocuidado emitidas por el gobierno.
En la medida que las disposiciones establecidas por el gobierno realicen modificaciones, Parque Arauco en Colombia realizará los cambios correspondientes encaminados a apoyar los lineamientos gubernamentales.
Cordialmente,
Diego Bermúdez
Gerente General Parque Arauco división Colombia